¡Y a la quinta va la vencida! en 2008 disfrutamos una semana en Hong Kong, en 2009 cinco días en Shanghai, en 2011 una semana en Beijing, en 2016 todo el norte de China siguiendo la ruta de la Seda, aunque la logística quiso que partiéramos más allá de Xi’an y… ¡todavía no habíamos pisado Xi’an!. Pero, bueno, siempre hay que pensar en volver y así fue.
Este año nuestro recorrido por China camino de Tíbet, lo habíamos programado para disfrutar de dos días en Xi’an, 48 horas para ver la ciudad y sus famosos guerreros de terracota. Aquí os dejamos todos los secretos de la ciudad y que es lo que no puedes perderte en Xi´an. Por entonces todavía no sabíamos que viajar a China se convertiría en una obsesión para nosotros.
Los primeros dos días en Pekín
La llegada y nuestro primer día en Xi´an
Aquella mañana abandonábamos Shanghai después de nuestros dos primeros días de viaje por China disfrutando de la ciudad. Nuestro vuelo entre Shanghai y Xi’an con China Eastern (111 €) salía a las 8:20 de la mañana lo cual suponía un buen madrugón desde el Blue Mountain hostel, nuestro alojamiento las dos últimas noches en Shanghai. Podíamos haber elegido el tren, unas ocho horas en la famosa línea rápida china, pero nuestra experiencia con los trenes de la ruta de la Seda, nos decía que no era fácil hacerse con los tickets y preferimos comprar el vuelo hacía un par de meses.
La línea 2 de metro de Shanghai, que enlazaba Pudong y Hongqiao, el segundo de los aeropuertos de Shanghai, comenzaba a operar a las 5:30. Así que madrugamos y a las 6 de la mañana ya estábamos en la estación de East Nanjing Road, a escasos 10 minutos de nuestro hostel. El billete hasta el aeropuerto Hongqiao de Shanghai sólo costó 5 yuanes y desde luego era lo más fiable y rápido para ir a Hongqiao. Unos 35 minutos de recorrido y llegamos a la terminal 2, desde donde salíamos.
El aeropuerto de Hongqiao de Shanghai
Hongqiao tiene dos terminales, la línea 2 llega hasta la terminal 2 y la línea 10 lleva a ambas terminales. Hay una tercera parada hasta la Hongqiao terminal Station, la enorme estación de trenes de Shanghai. Una vez en la mega terminal, todo es enorme y moderno aquí, hay que subir desde la estación de metro a la tercera planta donde se encuentran las salidas. Sea como fuere, llegamos con la hora y media que pretendíamos al mostrador de facturación (nunca se sabe con los controles de seguridad en China). Bueno, mostrador…. En el moderno y gran aeropuerto de Hongqiao, una máquina expedirá tu tarjeta y tu mismo realizarás la facturación. Un nuevo control de pasaportes y ¡rumbo a Xi’an!
Recorrido y visitas en Xi´an
- Primer día: Tras el check in y la comida dedicamos la tarde a las Torres de la Campana y el Tambor junto al barrio musulmán y la Gran Mezquita.
- Segundo día: Mañana para las pagodas del Gran Ganso y Pequeño Ganso. Tarde para la visita de los guerreros de Terracota.
La ciudad de Xi’an
La que fuera muchos siglos capital del antiguo imperio chino, conocida como Chang’an, cayó en el olvido con el paso de los años hasta que, en la década de los 80, una coincidencia quiso ponerla de nuevo en el mapa, esta vez en el mapa de los turistas. Y es que durante las excavaciones de una nueva avenida de abastecimiento de agua para la ciudad, los ingenieros tropezaron con lo que después ha sido uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del siglo XX: los guerreros de terracota de Xi’an.
Realmente a unos 30 km de la ciudad, fue este hallazgo y su conservación, el que de nuevo situó, como digo, Xi’an en el mapa convirtiéndose a finales del siglo XX y principios del XXI en un atrayente destino para los viajeros de todo el mundo.
A pesar del descubrimiento, Xi’an es mucho más que los guerreros. La antigua capital del imperio Shaanxi y punto de inicio de la ruta de la Seda, fue una de las mayores ciudades del mundo antiguo y como tal, luce algunas estructuras de gran importancia y belleza que bien merecen la visita. Cuna de la cultura china y de la dinastía han, conserva todavía hoy día la mayor muralla de China, entre otros. A todo ello se une el atractivo gastronómico del barrio musulmán.
Como llegar a la ciudad de Xi’an desde el aeropuerto de Xianjang
Dos horas y media de vuelo entre las dos ciudades nos dan una idea de las proporciones gigantescas del país. Son algo más de las 11 de la mañana cuando por fin aterrizamos en Xi’an. Los compañeros de viaje, chinos en su mayoría, lejos de conversar en un prudente tono de voz, gritan para ello, carraspean sus gargantas sin descanso tratando de arrancar todo cuanto pueda entorpecer lo más mínimo su respiración y sorben sin tregua las sopas que nos sirven; vamos, un compendio de ciudadanía, decoro y respeto… Seguro que todos no son iguales, hablamos de más de mil millones de individuos, pero no es difícil tropezarse con estos…
Tras bajar del avión y recoger el equipaje nos disponemos a llegar a la ciudad. Antes tratamos de hacernos con la guía que recomiendan en “la otra guía”: Traffic and tourism Map, traducida al inglés y con horarios y visitas que hacer (12 yuanes, 1.5 €). Una pena, no hay manera de encontrar información de donde comprarla y a la gente que le preguntamos le suena “a chino”.
Para recorrer los 45 km que separan el aeropuerto de Xi’an del centro de la ciudad, leemos que lo mejor es tomar la línea 1 de bus, que llega hasta la torre de la Campana. Este bus, supuestamente, opera entre las 5:30 de la mañana y las 8 de la tarde con una frecuencia de 20-30 minutos. El recorrido es de aproximadamente de una hora y su precio 25 yuanes. Segundo fiasco, no existe o no lo encontramos.
En el mostrador de los buses, la única persona que aparentemente nos entiende, nos ofrece un transfer compartido por 50 yuanes cada uno hasta el hostel. Teniendo en cuenta que un taxi costará unos 180 (eso nos dice) y el hotel nos cobraba 150, nos parece al final la mejor opción. Todo huele “raro”. Nos tocó esperar poco rato para salir y al final nos llevó un muchacho con corbata y un carrazo junto con otra pareja. No acabamos de pillar el concepto…
El otro bus que si existe y que vimos al día siguiente, enlaza desde el aeropuerto hasta el Hotel Xi’an a unos 1000 metros de la muralla en su puerta sur. Esa puede ser una opción si después no te importa caminar al casco histórico.
Al final llegamos al hostel en 50 minutos desde que salimos del aeropuerto. Nos alojábamos en el Xi’ an Xiangzimen Youth Hostel. 60 € por dos noches en habitación doble con baño. Localizado en el interior de la ciudad amurallada, junto a la puerta sur y por lo tanto, muy cerca del barrio musulmán y muchas de las visitas del casco antiguo. El hostel, en una casa tradicional con habitaciones amplias y frente a un patio interior necesitaría una reforma pero desde luego no se le puede negar el encanto. Lo único que si es exigible y le falta: una buena limpieza…
Salimos a comer. Justo tras el hostel, la calle Defuxiang Street, plagada de bares más occidentales, cervecerías y restaurantes y un sitio donde seguro caeremos esta noche.
Pero ahora preferimos algo de comida local, así que nos acercamos a la torre del Tambor. Entramos en un restaurante al azar, imposible transcribir el nombre. Sirven cerveza y el muchacho muy amable, nos explica los platos como puede. Dumplings de carne y gamba, noodels fritos con pollo y un par de cervezas. O eso creemos que pedimos… El ambiente nos recuerda mucho a Lanzhou o Dunhuang. Llevamos un rato alucinando y contentos con la elección, cuando nos damos cuenta que hemos elegido el recomendado en “la otra guía”, el nombre: Hairong, con 70 años de antigüedad y especializado en las empanadillas que resultan estar riquísimas. Pagamos 85 yuanes (10 € por los dos) y comimos como reyes.
Para el resto de la tarde y después del madrugón, paseamos por los alrededores. Las torres del Tambor y de la Campana, la mezquita y el barrio musulmán… todo muy cerca y en un muy agradable paseo. Recordemos “slow Travel”, a ver si nos sale…
Pues no, no nos salió.
Volvimos al hostel a descansar un rato y terminar de darnos cuenta de que realmente acumulaba bastante roña. Para cenar y tomar algo bajamos hasta Defuxiang Street. No se puede negar que los locales están animados, todos con música en directo, me temo que con cantantes desafinados, y bastante gente. Elegimos uno cualquiera, que nos da buena impresión, el Rhythm Music. La Tsingtao a 35 yuanes.
Solo falló una cosa en la calle Defuxiang, bueno dos, si contamos con las penosas voces de los grupos que cantaban en directo en los locales, ¡los cazaturistas! que apostados a la puerta de los locales se empeñaban en empujarte adentro.
Tras unas cervezas y una buena cena en lo más parecido a un alemán de la zona, salchichas y patatas en el Rte De Fu Lou, nos retiramos (por cierto, aquí a 20 yuanes la Tsingtao y mucho más tranquilo). Mañana tocaba madrugar…
Todos los secretos y curiosidades para visitar Xi’an en un día, al final del post.
El segundo día en Xi´an
Lo de madrugar no tuvo éxito y finalmente salíamos a las 9 de la mañana del hostel, mucho más tarde de lo previsto, pero mucho más descansados. Utilizamos la mañana para visitar parte de la muralla, en la puerta sur y los templos del gran y pequeño ganso, extramuros y también en dirección sur.
El templo del Pequeño Ganso es accesible en un paseo de un kilómetro desde la puerta sur, para llegar al del Gran Ganso se puede tomar el bus 610. Llegar al primero a nosotros nos costó un poco más. Después de ir buscando un atajo finalmente terminamos en un barrio humilde sin ninguna salida. Deshicimos lo andado y ya está… Tras la visita, y habiéndonos perdido y gastado más energías y tiempo de la debida, tratamos de coger un taxi hasta la del Gran Ganso, pero era realmente difícil. Al final tuvimos la suerte de ver pasar el bus 610 y conseguimos subirnos, he de decir que parándolo en medio de la vía. El trayecto nos costó 2 yuanes a cada uno.
Visitamos el templo, comimos algo allí mismo y sobre la una salimos hacia el yacimiento de los guerreros, pensando que por la tarde estaría menos concurrido. En los alrededores del templo hay infinidad de opciones de comida, junto a las grandes cadenas de comida rápida, otros de comida más tradicional. Nosotros entramos en el Westhouse, hamburguesas, pizzas y sándwiches y acertamos.
Cómo llegar al yacimiento de los guerreros desde Xi´an
Para hoy, nuestro último día en Xi’an teníamos claro que visitaríamos el yacimiento de los guerreros de terracota. El objetivo estaba claro como digo, lo complicado era cómo hacerlo. Las elevadas tarifas y los fiascos de las excursiones organizadas hacía que quedara descartado desde el primer momento. Teníamos la férrea convicción de hacerlo por libre. La complicación venía del hecho de que la información disponible no lo dejaba nada claro. La mejor de las opciones era llegar a la estación de trenes y desde aquí ir hasta el yacimiento en transporte público, a una hora de viaje. Para ello, solo había que sortear a todos los que previsiblemente tratarían de engañarnos en el camino. Fácil ¿no?.
Salimos de comer y tomamos un taxi en la pagoda del Gran Ganso hasta la estación de trenes de Xi’an situada al noreste de la ciudad. La bajada de bandera cuesta 8.5 yuanes, el trayecto completo, unos 20 minutos, 20 yuanes. No hubo que negociar el trayecto ni la puesta en marcha del taxímetro. Los buses que nos servían: el 306 (algo más grande y 7 yuanes), el 914 y el 915 (minibuses por 10 yuanes). Y la realidad final es que fue bastante sencillo llegar y subir al primero que salía. Más o menos cada 4 minutos los van llenando y salen. No sufrimos presión ninguna y no hicimos cola. Perfecto.
Para las 14:30 estábamos en el famoso yacimiento de los guerreros de terracota de Xi’an, un auténtico sueño para cualquier viajero. Desde el parking queda un kilómetro y medio hasta la entrada, distancia que aunque se puede hacer andando, optamos por un carrito que nos la ahorro, por 5 yuanes. Por delante unas tres horas para recorrerlo antes del cierre a las 17:30. Lo de “encontrar menos gente” que durante la mañana, no lo tenemos claro, aquí debe haber gente siempre…
TIP viajefilo: Y si finalmente no quieres buscarte la vida en esta aventura y prefieres que te recojan en el hotel y te lleven, aquí están las mejores opciones y precios del mercado, incluso en un tour privado para ti. Puede ser interesante en temporada alta para irte con la reserva hecha. Como ves, no hay tanta diferencia… Get Your Guide: Tours guerreros de Terracota. Por menos de 30 euros tienes tu entrada y el transporte desde el Hotel. ¡Además de otras muchas opciones!
La verdad es que a pesar de haber bastantes turistas, no hicimos ninguna cola para comprar los tickets o acceder y las vallas que hay montadas hacen presagiar que se aglutinarán muchas más personas. En las fosas, la cosa cambiaba y es que no era fácil encontrar un hueco donde disfrutar de los guerreros. Mucho cuidado con las ordas guiadas de turistas chinos, no tenemos claro si los pobres guerreros eran tan agresivos… Cuando terminamos el recorrido, unas dos horas más tarde y sobre las 16:30, ya empezaban a haber muchos menos turistas. Al final del post os dejamos más información del recinto y como visitarlo.
Para las 17:30 y un café después, emprendíamos la vuelta y sobre las 19 horas estaríamos subiendo a la muralla para disfrutar de la puesta de sol en Xi’an. La verdad es que llegamos muy justos y tan cansados que dejamos la puesta para otra ocasión. Otros 15 km marcaba la máquina que decía lo andado…
No hubo manera de que un taxista nos llevara hasta la puerta sur, así que un tuk tuk que se acercó y negoció, acabó por llevarnos (30 yuanes). Como siempre, una buena y divertida experiencia. Vuelta al hostel, ducha y un rato de ocio.
Salimos sobre las 10 de la noche a cenar, no es un problema salir tarde, casi todos los locales siguen abiertos y sirven comida. Nos acercamos, a unos 500 metros del hostel y al este de la puerta sur a la calle que discurre paralela a la muralla. Muchos bares donde puedes tomar copas pero no encontramos comida que nos apetezca. Tomamos una cerveza (Nanmenstation, 50 yuanes por la cerveza) y cambiamos de dirección. Y finalmente, a pocos metros del hostel, comemos unos sabrosos pinchos, unas alitas, unas patatas… todo a la barbacoa y muy sabroso (15 € los dos). Incluimos unos “noseque” chicken bones, que nunca supimos a que parte del esqueleto del pollo correspondían. ¡Definitivamente Xi’an tiene muchas posibilidades!
Nos marchamos con muy buen sabor de boca, la ciudad tiene muchos atractivos, buenos sitios donde salir y buena gastronomía, tal vez nos faltó mucho más que probar. Pasear por la muralla, callejear más tiempo por el atractivo barrio musulmán, visitar la tumba del emperador Jingdi de la dinastía Han… Probablemente Xi’an merecía al menos un día más. Pero mañana salíamos hacia Xining, el Tíbet cada vez estaba más cerca.
Visita de la ciudad de Xi’an en un día
Si bien el destino puede merecer más tiempo, un día dedicado íntegramente a la antigua capital puede ser suficiente para empaparse de la grandiosidad que supuso la unificación del imperio en este lugar. Habrá que dedicarle otro día a la visita de los guerreros evidentemente. Y es que la dinastía Qing mantuvo aquí la capital del unificado imperio chino hasta el siglo X. Fueron siglos de esplendor en los que la ciudad llegó a compararse en magnitudes y belleza con la antigua Roma. Tras su declive con el traslado hacia el oeste de la corte, un fatídico terremoto en 1556, donde se calcula que más de 800.000 personas perdieron la vida, la ciudad perdió definitivamente lo poco que quedaba de su supremacía.
Para situarse en la ciudad hay que comenzar localizando la antigua muralla de la dinastía Ming de la que se conservan 14 kilómetros en la actualidad, de 12 imponentes metros de altura. Se puede hacer un tour recorriéndola por completo por encima, habitualmente en bicicleta, aunque existe la opción de alquilar el paseo en un carrito de golf. Las puertas cierran a las cinco y media sus accesos a la muralla, salvo la puerta sur que se mantiene abierta hasta las diez de la noche. En el interior de la muralla se encuentran algunos de los principales atractivos que se conservan hoy día, teniendo en cuenta que la vieja estructura amurallada, defendía un perímetro que alcanzaba unas siete veces la superficie del actual centro histórico de Xi’an.
Dentro de la muralla de Xi’an
Entre los edificios y lugares más emblemáticos cabe destacar para su visita en el interior de la muralla:
La torre del Tambor cuyo sonido marcaba la caída de la noche y resonaba cada hora durante la época de la dinastía Ming, cuando se construyó (año 1390). Actualmente hay una réplica del tambor, construido con una sola pieza de piel de vaca en 1996, instrumento que constituye el mayor tambor del mundo según el Guinnes… Además, otros tambores como los colocados para marcar las estaciones y que servían de ayuda a los agricultores y ganaderos del reino. En el interior del recinto, además de una exposición de muebles y objetos de la época, a determinadas horas realizan espectáculos. Se puede ascender a los dos niveles que la conforman.
El distrito Lianhu, tras la torre del Tambor, donde antiguamente se concentraban los edificios más importantes de los mercaderes de la ruta de la Seda. Todavía se conservan numerosos edificios en el barrio, prueba de su importancia. En el mismo conviven desde hace siglos todas las religiones. Y cruzar la calle es toda una aventura, con cientos de puestos de fruta, de carnes, zumos, dulces… todo un espectáculo en el que difícilmente te resistirás a disparar tu cámara. En un extremo, al comienzo de la calle principal, el antiguo mercado Xijang de la calle Hua Jue. Una especie de zoco cubierto en el que ahora mismo solo vemos, manufacturas chinas puras y duras… ¡Bienvenidos al maravilloso mundo del regateo! Al menos, se está fresco. Una de sus salidas lleva directamente a la gran Mezquita.
El barrio musulmán (Bei Yuan Men) y la gran mezquita. La comunidad hui, vive en este lugar desde hace siglos, probablemente antes de la llegada de los han. Callejuelas sobrecargadas de comercios: carnicerías, restaurantes y todo tipo de locales donde, junto con el ambiente que se respira, lo más llamativo es la población musulmana que allí reside: ellos con sus particulares sombreros redondeados y ellas con la cabeza cubierta.

Y en pleno corazón del distrito, la gran mezquita de Xi’an, del siglo VIII, mezcla de estilos islámico y chino en su construcción. El precio por visitarla es de 25 yuanes, abriéndose al público tan solo desde 1978. Una historia de 1720 años y múltiples reconstrucciones dan su actual aspecto, de hecho estaba parcialmente en obras cuando la visitamos. El complejo de 13000 metros cuadrados incluye varios edificios, bibliotecas y salas de lectura, hasta llegar a la gran sala de oración, la única a la que no se permite el acceso. La llamada a la oración se producía en esos momentos y muchos fieles acudían a la misma. Minaretes reconvertidos en pagodas, muros cargados de relieves con motivos florales y rematados con tejados de estilo chino y en general un sincretismo arquitectónico digno de ser conservado. Musulmán, Qing Zhen, en chino, significa el único, sin mancha.
La torre de la Campana del siglo XIV, intersección principal de la capital y cuyo sonido se escuchaba al alba. El precio de la entrada 30 yuanes individual y 50 combinado con la del Tambor. Confieso que no entramos, vista una, vistas todas y, desde nuestro punto de vista, lo bonito es verla desde fuera y en la distancia.
El templo Guangren es el único templo budista de la ciudad, en el extremo noroeste de la muralla y al que tampoco tuvimos tiempo de llegar.
En el exterior de la muralla de Xi´an
Extramuros actualmente, la visita debe continuar. De nuevo antiguas construcciones que todavía hoy recuerdan el esplendor del imperio chino. Lo más destacable e imprescindible a la vez se encuentra al sur de la muralla:
La pagoda del Gran Ganso (Dayan Pagoda). A 4 km de la puerta sur es uno de los ejemplos de las pagodas tang y construida para custodiar los viejos sutras traídos de la India. Visitar el exterior cuesta 50 yuanes, su interior 40. Se puede llegar con el bus 610 desde la pagoda del Pequeño Ganso (2 yuanes) y tomando el bus 609 de la puerta sur o la línea 3 del metro aunque la entrada se encuentra en el extremo sur y el metro te dejará al norte.
De planta cuadrada, la estructura se terminó en el año 652. Aquí se tradujeron los famosos textos budistas todavía hoy utilizados. A ambos lados las pequeñas torres del Tambor y la Campana. Al frente los edificios que resguardan imágenes de Buda y los tradicionales guerreros. Rodeando la pagoda, al norte, se encuentra el recinto del templo de Da Ci’en, uno de los mayores de la antigua capital, hoy día una enorme explanada rodeada de tiendas y restaurantes que copian el estilo del antiguo lugar. En el centro un estanque de grandes proporciones donde periódicamente hay un espectáculo de agua. La visita del interior y exterior de la pagoda, los jardines y recintos adyacentes y dar una vuelta por los comercios exteriores bien puede llevar una mañana
La pagoda del Pequeño Ganso Salvaje (Xiaoyan Pagoda), más cercana a la puerta sur que la del Gran Ganso y a la que se puede llega caminando (un kilómetro aproximadamente desde dicha puerta), aunque también se puede llegar en metro, línea 2. La entrada cuesta 30 yuanes aunque nosotros decidimos pasear por los alrededores sin tener que pagar, cosa de la que nos costó convencer a los guardas. La pagoda se encuentra en un gran recinto junto al Museo de Xi’an. Una vez convencimos a la seguridad y pasamos el control, unos cuidados jardines llevan hasta el templo. Se pueden visitar varios edificios antiguos alrededor. Construida con 15 alturas en el 707 durante la dinastía Tang, parte de la estructura superior de la pagoda fue destruida por un terremoto. En 1965 fue reconstruida en parte con los materiales originales, pudiendo en la actualidad disfrutar de sus más de 43 metros de altura.
El ejército de los guerreros de Terracota
Para llegar, tomar uno cualquiera de los buses 306, 914 ó 915 en la estación de trenes del noreste de la ciudad. El precio del billete 7-10 yuanes según el bus elegido y la frecuencia cada 4-5 minutos, según se llenan. El trayecto hasta el mausoleo es de una hora (bajar en la última parada del bus). Desde el lugar donde se compra el ticket queda un kilómetro y medio hasta el yacimiento, distancia que se puede recorrer en vehículo por 5 yuanes. El recinto permanece abierto entre las 8:30 y las 17:30, hasta las 17 horas en invierno. El precio: 150 yuanes por persona, unos 20 euros.
La visita dura en torno a tres horas, lo que sumado a una hora de ida y otra de vuelta, quiere decir que utilizarás unas cinco horas en total. Allí mismo hay decenas de sitios para comer o tomar algo, incluidos los omnipresentes Mc Donalds o Starbucks. El souvenir freak pasa por llevarse un guerrero de terracota personalizado con tu propia cara…
Entre ocho y nueve mil figuras humanas y de objetos preparados para la batalla se han rescatado de la tierra desde su descubrimiento en 1974 y las excavaciones siguen hoy día. Al estilo de los antiguos faraones egipcios, los emperadores chinos se preparaban así para la muerte, llevando consigo este imponente ejército que les protegería tras fallecer.
El enterramiento encontrado corresponde al diseñado por el primer emperador, Qin Shi Huang, que unificó China, pensando, tal vez, que seguiría su reinado tras la muerte. Las esculturas, talladas en terracota en tamaño natural, tienen la particularidad de lucir semblantes distintos todas ellas (no hay dos guerreros iguales) e incluyen caballos y algunos carros de bronce listos para la batalla. Sin duda, uno de los más fascinantes yacimientos arqueológicos del siglo XX, declarado en 1987 patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
El tremendo ejército de terracota, está enterrado en tres fosos, entre 4 y 8 metros de profundidad.
De Wikipedia: “El primer foso fue descubierto en 1974 de forma casual. En esa zona se habían encontrado ya algunos restos, a los que no se les había dado demasiada importancia, hasta que la noticia del hallazgo del nuevo foso llegó a oídos de un arqueólogo que inició la excavación.
El foso tiene una superficie de 200 metros por 50 y contiene más de 7500 guerreros, algunos de ellos aún por desenterrar. Las figuras son a tamaño natural: miden 1,80 metros de altura y están equipados con armaduras fabricadas también con terracota. La fosa se abrió al público en 1979.
Cada una de estas figuras tiene rasgos y características diferentes: bigotes, peinados, jóvenes, viejos, rasgos de etnias diferentes. Las cabezas y las manos se moldeaban aparte y luego se añadían a los cuerpos. Los uniformes reflejan también los rangos militares a los que pertenecen. Cada soldado llevaba un arma: arcos, lanzas, espadas, etc. Tras la caída de la dinastía Qin, los campesinos saquearon la tumba y robaron estas armas.
Las figuras son de colores vivos y brillantes, pero este color se pierde apenas a las cinco horas de exposición al aire, debido a la oxidación. Se está buscando una técnica que permita mantener los colores originales; por el momento, se ha pospuesto la excavación de nuevos guerreros. La segunda fosa abierta al público contiene 69 figuras y es conocida como “la fosa de los generales”. Se cree que representa al Estado Mayor del ejército. También son visibles las figuras de cuatro caballos.
La última fosa contiene unos 1000 guerreros, muchos de ellos sin restaurar. En 1980, se descubrieron dos carros de bronce pintados. Cada uno de estos carros está formado por más de 3000 piezas. Los cuatro caballos de cada carro están guiados por un conductor imperial. Según algunos estudios, el primero de estos carros serviría para allanar el camino del séquito del emperador, mientras que el segundo sería el carro en el que el monarca dormía. Los carros, a la mitad aproximada del tamaño real, tenían incrustaciones de plata y oro.
En 2009, se descubrieron más guerreros sin barba, lo que muestran que eran jóvenes. Se estima que de unos 17 años, lo que indica que por aquel entonces también se reclutaban menores en el ejército. O seguramente estos jóvenes de 17 años eran ingresados en el entrenamiento por ser hijos de generales y para que llegasen a grados militares, no ingresaban en el ejército hasta llegar a cumplir los 18 años de edad”
La visita es mejor realizarla comenzando en la fosa más pequeña, la numero tres, para seguir con la fosa número dos y dejar la uno para el final. La grandiosidad de este último lugar merece la pena dejarlo para terminar la visita con el mejor recuerdo.
A la mañana siguiente, el taxi reservado en el hostel nos llevó al aeropuerto en unos 50 minutos. Pagamos 150 yuanes la noche antes por la reserva (el taxímetro marcaba 120 cuando llegamos). En unos 15 minutos facturamos y pasamos el control de seguridad. Poníamos rumbo a Xining y el Tíbet…
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4 comentarios en “Que ver en Xi´an en dos días”
Bueno, lo del slow travel ya sé que no nos sale… Pero alucino con lo que pateamos y recorrimos en tan solo 48 horas en Xi´an. La ciudad creo que da como para 4 ó 5 días por lo menos, es muy agradable de visitar y tiene unos alrededores como para perderse otros 4 días más.
Para volver.
Chicos!
Os lo hemos dicho mil veces, pero nos súper encanta vuestro viaje a China y Tibet! Y sabiendo que pasa por Xian, más.
Ojalá podamos hacerlo pronto!!
Un besazo
Me alegro mucho que os guste. ¡En la próxima escala saltamos a Tíbet ya! Gracias
Me encantan los comentarios acerca de las costumbres chinas, tan alejadas de las europeas y que nos chocan tanto cuando estamos allí Los guerreros me fascinaron, y como estuve hace 24 años el “boom” turístico no existía todavía y los pude ver con una paz que hace que impresione más También estuve 2 días y me supo a poco, aunque al ser un viaje organizado aprovechas mucho el tiempo – cada uno tiene sus ventajas e inconvenientes-. Al leer tan detallado y estupendo relato dan ganas de volver!