¡Qué emocionante es viajar por el mundo! Nosotros tuvimos la suerte de disfrutar de un mes recorriendo Ecuador, visitando sus principales ciudades y maravillándonos con su naturaleza. Y aunque nuestro viaje tocaba a su fin, aún nos esperaban grandes aventuras. Nos dispusimos a visitar Otavalo y los alrededores, y no podíamos estar más emocionados por los próximos dos días explorando todo lo que este lugar tenía para ofrecer. Después, nos espera Colombia, nuestro siguiente destino para seguir descubriendo las maravillas de Sudamérica. Este viaje sin duda ha sido un recuerdo imborrable, y no podemos esperar para seguir explorando y descubriendo todo lo que el mundo tiene para ofrecer.
Otavalo y los alrededores
Alojamiento en Otavalo
Hotel Flying Donkey
Un mes de viaje a Ecuador: Escalas y artículos
El teleférico al Pichincha en Quito
Sin prisa por llegar a Otavalo donde pasaremos todo el domingo, aprovechamos la mañana de hoy para subir al teleférico antes de abandonar la ciudad de Quito. Para llegar, tomamos un taxi en el hostal (la distancia hacia la estación es más que considerable). Nos habían dicho en información y turismo que comenzaba a operar a las ocho de la mañana, y allí nos dirigimos. Subiremos a 3947 metros y la temperatura, que en la ciudad es más que agradable, baja de promedio a los seis grados. El teleférico sube hacia el Pichincha y es el punto de partida para ascender a su cima. Para nosotros hoy no es el día de más volcanes, no sea que nos enganchemos…
A medida que subes, visto como se va empequeñeciendo la ciudad, resulta impresionante como el hormigón y el ladrillo se han hecho dueños de gran parte del paisaje, que aún así resulta minúscula comparándolo con las montañas que lo envuelven. Y arriba, tenemos suerte con las nubes, las vistas resultan espectaculares. El Cotopaxi, por supuesto, seguía escondido. Para los que lleguen justos, una curiosa máquina, dispensa oxígeno de sabores, siete minutos por 3 dólares. A elegir: melón, fresa, vainilla…
Cómo llegar desde Quito a Otavalo
Bajamos de nuevo al centro. Antes de embarcarnos en el bus a Otavalo, comemos algo en la plaza Grande. En uno de los varios locales que hay bajo la catedral, probamos el “sanduche de pernil”. Una especie de filete de jamón asado que se sirve frío y que es otro de los clásicos bocadillos de la capital. Un café en el local de la esquina de la catedral, Ktedral, más que recomendable con una tienda de souvenirs muy especial, y rumbo al hostal. Sólo queda recoger la mochila y dejar Quito.
Sin duda Quito merece estar entre la lista de las ciudades coloniales más bonitas de América. Nos ha gustado mucho su enorme casco antiguo, perfectamente conservado. Seguramente no es descabellado elevarla al primer puesto de esa lista. Y es que no tan sólo sus iglesias, conventos y monasterios, sino que cualquiera de sus calles y plazas contaba con casonas de siglos de construcción y adecuado estado de conservación. Una gozada emprender cualquier paseo. Pero a pesar de esta belleza, nos ha defraudado mucho su ambiente nocturno, descuidado por falta de vigilancia tal vez, y que hace que, a pesar de los atractivos lugares para cenar y tomar algo, muy pronto te veas obligado a volver a tu alojamiento. Un problema que creo que deberían solucionar: abrir la ciudad por la noche sería todo un acierto.
El bus entre Quito y Otavalo
Sobre la una de la tarde, y rumbo a la estación norte, la terminal terrestre de Carcelén, desde donde salen los buses a Otavalo. Un taxi para llegar, puede llevar aproximadamente una hora en un día con tráfico. Una vez en la estación de buses, la alta frecuencia de salidas hizo que no tuviéramos problema para hacernos con el billete y salir de inmediato.
El trayecto es bastante cómodo, con unas vistas impresionantes todo el camino y por una carretera que parece recién estrenada. Hasta el momento la verdad es que estábamos muy sorprendidos, para bien, con las infraestructuras del país.
La ciudad de Otavalo
San Luis de Otavalo conocida como “capital intercultural de Ecuador”. La ciudad se encuentra a 2550 metros y funciona a un ritmo más tranquilo que la capital, según hemos leído. Localizada a los pies del volcán Imnabura, ofrece buenas rutas muy cerca de la población. Gran parte del turismo llega para visitar el tradicional mercado otavaleño de artesanías, máxime los sábados, incluso en excursiones de un día desde Quito. Pero nosotros queríamos dedicarle algo más de tiempo y aprovechar para conocer la Cascada de Peguche.
El alojamiento en Otavalo
Para las cuatro de la tarde llegábamos a la terminal terrestre de Otavalo. Nuestro hostal, el Hostal Flying Donkey, estaba en el centro, como la mayoría, cerca de la plaza de los Ponchos, a unos cinco minutos de donde nos deja el bus. Y mientras caminamos hacia allí, una de las primeras cosas que nos damos cuenta: no eres un hombre de Otavalo si no llevas coleta, suelta o con una trenza.
Check in, y en la calle. El mercado los sábados abarca algunas calles más allá de la plaza del Poncho, así que daremos una vuelta por el mismo. Una delicia de nuevo para la cámara, esta vez sobre todo por las señoras y sus vestimentas, intuimos que de distintas poblaciones, pero sin acabar de conocer las diferencias. E igualmente tentación y delicia para las compras de artesanía. La explosión de color en la ropa y los textiles es realmente atrayente. Un buen paseo mientras atardece y los vendedores andan ya recogiendo sus puestos. De nuevo sorprendidos por la extrema amabilidad y educación de la gente de Ecuador.
Pero además de los puestos ambulantes, otras muchas tiendas con bonitas artesanías. Paramos, por ejemplo, en La Tierra, un lugar donde trabajan todo tipo de artículos en cuero. Terminamos por enamorarnos de mil cosas: sandalias, bolsos, cinturones, carteras… Es una pena que los precios y el espacio de la mochila no den para todo.
Pues tarde y noche entre puesto y puesto…
TIPs VIAJÉFILOS para conocer Otavalo
Para el bolsillo
- Taxi casco histórico-teleférico Quito: 5.60 $.
- Teleférico Quito: 8.50 $ ida y vuelta.
- Hostal Flying Donkey. Habitación doble con baño compartido y desayuno incluido por 25 $. Nos quedamos dos noches.
- Sándwiches de pernil y jugo en las Delicias de la plaza Grande: 4 $
- Café espresso en Café Ktedral: 1.95 $, de los mejores probados en la capital.
- Taxi centro-estación del norte: 8 $.
- Bus Quito-Otavalo: 2.70 $.
- Café & Bakery la Cosecha. En la misma plaza, están recogiendo muchos puestos y paramos a tomar un zumo. Fantástica decoració Su precio 3 $ por jugo. Abajo, Cava Caran, un local con cerveza artesana.
- Corte de pelo en Otavalo: 3.50 $.
- Mi Otavalito. Viendo el nombre es fácil pensar que está especializado en comida local. Las camareras vestidas con ropa tradicional, “mega” amables y música andina en directo. Cena para dos: 22 $. Muy recomendable. Carmen calificó la trucha de espectacular.
Tiempos y distancias
- Duración del viaje en teleférico: 18 minutos. En total nos llenó una hora. En un día de fiesta puedes encontrar colas, son muchos los quiteños que suben a los miradores.
- Taxi hasta la estación terrestre del norte, un sábado sin demasiado tráfico: 40 minutos.
- Tiempo en bus entre Quito y Otavalo: 2 horas.
Información útil
- El horario del teleférico de Quito es: de martes a jueves de 9 a 20 horas, de viernes a lunes de 8 a 20 horas. Aunque en la cuidad haga calor, subid alguna prenda de abrigo.
- Los buses a Otavalo salen cada 10 minutos desde la estación del Norte de Quito, la Terminal Terrestre de Carcelé En realidad salen cada vez que están llenos, lo cual es muy pronto. Comienzan a las 4:40, hasta las 21:30 horas. El que nos tocó era de la Cooperativa de Transporte Los Lagos, bastante cómodo, si bien lo normal es comprar el siguiente que sale. Todas las compañías venden sus billetes en la misma ventanilla.
Las principales visitas en Otavalo y alrededores
Habíamos leído que Otavalo era un sitio tranquilo, y desde luego que lo era. Tras nuestras últimas noches en Quito, teniendo que encerrarnos a las nueve de la noche, Otavalo había sido como una liberación la noche anterior. Así que, definitivamente, Otavalo nos gustaba, combinando buena comida, buen ambiente, artesanías y un entorno paisajístico que nos disponíamos a visitar.
Saliendo del hostal, a unas dos cuadras, la plaza de Otavalo y la iglesia del Jordán donde están celebrando misa, y a juzgar por la cantidad de gente, está todo el pueblo. Las mujeres, de domingo, con sus blusas blancas bordadas en bellos colores y multitud de collares dorados abrazando sus cuellos. Una tela envuelve las piernas a modo de falda hasta los tobillos. Los varones de blanco impoluto con pantalones livianos y un poncho azul sobre los hombros.
Los alrededores de Otavalo: La cascada de Peguche
Ya en el mercado y ya desayunados, optamos por tomar un taxi hasta las cascadas de Peguche. A tan sólo 3 km de Otavalo, preferimos hacer la vuelta caminando. A una altitud de unos 1821 metros, la temperatura media es de 12 grados. El salto cuenta con hasta 30 metros de altura, aunque más arriba hay más cataratas.
Con un significado fuertemente religioso, durante el festival de Inti Raymi en junio, los hombres acuden para realizar baños purificadores. Dentro de la cosmovisión andina está considerado como uno de los centros energéticos más importantes.
Cómo llegar a la cascada de Peguche
Para llegar caminando desde el pueblo, se debe avanzar paralelo a la red ferroviaria, que ahora sólo funciona como atracción turística, y en un punto tomar la orilla del río hasta encontrarlas. Ese punto es donde las vías hacen una curva hacia la izquierda y enfrente ves una casa amarilla. Parece mentira, pero habiéndolo explicado así de sencillo, es difícil perderte.
El taxi nos deja en la entrada a las cascadas donde no te faltarán tiendas de artesanía. A un kilómetro en dirección contraria, el pueblo de Peguche, famoso por su producción textil artesana. Antes de acceder al sendero, el Inti Watana, el calendario solar. La entrada al complejo de cascadas, aunque gratis, exige el registro, si bien estaba entrando gente a espuertas que no lo hacía. Desde la zona de registro, unos 10 minutos de camino en un bosque de eucalipto que llena de agradable fragancia el ambiente. Hay una zona de picnic y camping, además de algunas pequeñas cabañas de madera donde puedes pernoctar. Era domingo y fue difícil encontrar un hueco para una buena foto. Parece que es destino habitual de domingueros.
Subiendo a un mirador señalizado, se llega a lo alto de la cascada y una gruta por donde fluye el agua de la caída. El lugar es conocido como el Socavón de la Purificación. Bajando, una cabaña de madera a la que llaman Museo Inca y desde donde se puede acceder a un túnel subterráneo, lugar sagrado de meditación para los incas. No entramos, pero enfrente nos tomamos una bebida en uno de los chiringuitos. El lugar, fresco a estas horas, es sin duda un buen sitio para pasear un par de horas desde Otavalo. Bajamos al río, cruzamos un pequeño puente de madera y llegamos a una especie de poza artificial, donde la gente está tomando un baño. Justo antes de salir, un corto paseo nos llevó al puente colgante el Platanillo.
Mediodía y emprendemos la vuelta a pie. Unos 40 minutos en un paseo paralelo a las vías. Con el día nublado y la hora de comer, renunciamos a subir al mirador del Lechero, desde donde se puede admirar la población.
Dónde comer en el mercado central de Otavalo
Una inevitable vuelta a la plaza del Poncho y andamos hasta el mercado Central por la calle Abdon Calderón. Los tradicionales puestos de comidas desde hace poco se han juntado en este moderno edificio, pero sin perder el encanto en su interior. Con tan sólo cuatro meses de apertura, es muy recomendable acercarse a cualquiera de los tenderetes y dejarse llevar. Muchos exponen las cabezas de los cochinos asados, y ésa sería nuestra recomendación. Comemos en uno de los puestos, dos platos de cochinillo con toda la guarnición de verduras, choclo y ensalada. El plato se conoce como “hornado”. Como para hacer dieta una semana…
El Mirador del Lechero
Por delante, ahora sí, una tarde soleada, así que aprovechamos y en el mismo mercado tomamos un taxi hasta el mirador del Lechero, a 4.5 km de Otavalo. Junto a éste, se puede visitar el parque Cóndor. Durante la subida te ves rodeando de campos de maíz. Y llega un momento en que el taxista se pierde… Con todo y con ello, llegamos. Le pedimos al taxi que se espere. El hombre aprovecha para echar un vistazo, hacía tiempo que no subía, nos dice. Las vistas: los volcanes Imbabura y Cotacachi y la laguna de San Pablo a un lado, y el pueblo al otro. En medio, el árbol milenario venerado en la zona, y al que se rinde culto en muchas ocasiones.
Bajamos por el lado de la laguna hasta la plaza con la iglesia de San Luis, y de aquí al hostal. ¡Digo yo que nos hemos merecido un café! Frente al hostal, en Sisa.
Ya sólo quedaba un último paseo por Otavalo, y con ello, por Ecuador. Mañana cruzaremos la frontera con Colombia. Un nuevo país que morder. Ecuador se ha convertido en la estrella de nuestro menú. Un país pequeño, pero con una variedad enloquecedora que no terminarías de merendarte en muchos viajes. Nos hemos dejado cosas para una vuelta, pero el recorrido ha salido redondo. Acariciamos la costa del Pacífico y sus playas en Montañita, entendimos en parte la soledad de Guayaquil, disfrutamos como enanos de la Sierra Central, de Cuenca y esa avenida de los volcanes que nos regaló experiencias como las del río Pastaza en Baños, la laguna de Quilotoa o el volcán Cotopaxi. Nos fascinó Quito y su casco antiguo, el primero en nuestra lista de ciudades coloniales desde ese momento. Y, sin duda, todavía con nuestros pensamientos en las islas, nos enamoramos del archipiélago de Galápagos. Ni en nuestros mejores sueños lo habíamos planificado así. Viajar por libre puede parecer más duro tal vez, pero añade la sorpresa a tu viaje, esa salsa que condimenta a la perfección los viajes.
Seguros de que volveremos a este pequeño país para seguir mordiéndolo, saldremos por la mañana con la sonrisa más grande que imagináis. Contentos y llenos de buenos recuerdos.
TIPs VIAJÉFILOS
Para el bolsillo
- Desayunazo en la Cosecha: 16 $.
- Taxi a cascadas de Peguche: 2 $.
- Refresco en las cascadas: 1 $.
- Menú en el mercado: 2 $ por un contundente plato de cochinillo y guarnición completí Totalmente recomendable el disfrutar de una buena mesa compartida en el mercado de Otavalo.
- Taxi al mirador del Lechero: 4 $, cobró solo 2 $ por la bajada.
- Sisa, es un restaurante de los caros, clásico y moderno a la vez. Exhibe fotos de personalidades que han pasado por allí como la reina Sofía. Al local, en la tercera planta de un pequeño centro comercial, merece la pena pasar. Café espresso: 2 $.
Tiempos y distancias
- En unas dos horas puedes hacer desde Otavalo la visita de las cascadas de Peguche y estar de regreso en la localidad. La vuelta caminando lleva unos 40 minutos.
Información útil
- Para la visita a las cascadas es aconsejable llevar repelente contra los mosquitos. Vimos muchos puestos donde los vendían (repelente “Repelin”).
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