Hoy era el día en que embarcábamos en nuestro flamante crucero lastminute en Galápagos. Llevábamos dos fabulosos días en las Islas Galápagos pero no teníamos ni idea de lo que nos esperaba por delante. Viajar a islas Galápagos por nuestra cuenta se había convertido en una suerte de aventura desde el primer momento, una aventura que no había hecho sino comenzar. Habiendo visitado gran parte de la parte más accesible de la isla de San Cristóbal, a partir de ahí empezábamos a explorar los lugares más alejados. Comenzaban nuestros días de navegación por el archipiélago de Galápagos en busca de los mejores lugares donde desembarcar.

La isla de La Española. Lo mejor de un crucero en Galápagos

Quisimos compartir de vuelta toda la información que conseguimos y no fue poca de aquella experiencia en las Galápagos. Un montón de recomendaciones a modo de diario de bitácora que os dejamos en estos enlaces.

La navegación entre San Cristóbal y La Española

A las doce del mediodía embarcábamos y no es imaginable la tensión que teníamos, peleándonos con el reloj para que esas pocas horas de la mañana pasaran a toda velocidad. Nos dedicamos a pasear el puerto arriba y abajo. La imagen de lobos marinos invadiéndolo todo era todavía sorprendente a nuestros ojos y ver, por ejemplo, como habían tomado un bote amarrado como propio y formaban una peculiar tripulación, hizo que los minutos transcurrieran un poco más rápido. Las coloridas zayapas adultas, esos cangrejos enormes, se empeñaban en hacerles imposible la vida.

En nuestras cabezas rondaba la posibilidad de que nos hubieran engañado… Edgar, de la agencia de Santa Cruz, era parco en palabras en sus correos y tampoco demasiado expresivo en las dos conversaciones vía skype que tuvimos, entrecortándose la voz a cada momento. Con las comprobaciones que pudimos hacer, habíamos hecho el depósito y recibido un “vouncher” que daba risa y miedo a la vez. Tras ello, un correo confirmando que al mediodía alguien tendría un cartel con nuestros nombres en el muelle y poco más… Para colmo, la página de la agencia, no se cargaba desde que hicimos la trasferencia. ¡Como para no andar mosqueados! Con ello sin parar de dar vueltas, nosotros tratábamos de ver los nombres de los dos o tres barcos amarrados a lo lejos, sin éxito.

Poco antes de las doce, mochila en ristre, en el puerto y una media hora que como diría un buen amigo: “Que por nadie pase…” ¡allí nos esperaban! Final de unas buenas horas angustiosas y principio de un viaje en el paraíso. Y vaya paraíso, un crucero en todas condiciones. Primero una charla básica sobre horarios, lugares de comida, instalaciones… y antes de comer, nos llevan a nuestras habitaciones. ¡Vaya habitaciones! Súper lujo, y mucho más después de casi dos meses abaratando en alojamiento.

La comida, buffet, con platos de pollo y pescado deliciosos, definitivamente nos podremos acostumbrar pronto a esto. El resto de pasajeros, un grupo de suizos que vienen de hacer otro crucero de diez días por Isabela, más mayores, y una pareja joven, Rai y Carl, con la que congeniaremos. Contrataron el crucero hace también 24 horas con una oferta de último minuto conseguida en Santa Cruz. Viven en Nueva York, un muchacho maltés y una chica malaya, con menos de 30 años.

La Galapaguera de Cerro Colorado

Tras la comida, bajamos a tierra de nuevo para tomar un bus hasta el Cerro Colorado, la conocida Galapaguera o Centro de crianza de tortugas terrestres David Rodríguez. Se trata de un centro dedicado a la cría de tortugas que funciona desde 2002. El camino hacia la misma, unos 40 minutos. Emprendemos un sendero a lo largo de lo cual se ven varias plantas nativas y aves, pero donde la auténtica estrella del centro es la tortuga de Galápagos, la que da nombre al archipiélago. Primero vemos varios enormes especímenes. Algunas llegan a los 200 años y presentan caparazones de hasta 250 kg, los mayores herbívoros terrestres de sangre fría del planeta.

Resulta impresionante verlas moverse a pocos metros de ti. Sin lugar a dudas un ser fascinante de la prehistoria y que, nos dice el guía, solo vive ya, aquí y en Sheychelles. Para su preservación, en el centro se recolectan e incuban los huevos. Tras el nacimiento se mantienen hasta los tres años en cautividad para después, desde los tres a los cinco años, ser introducidas en corrales que simulan su ambiente natural, siendo alimentadas estos años, para ser devueltas después definitivamente a su hábitat natural.

Proyectos similares funciona en cuatro de las otras islas del archipiélago tratando de recuperar y mantener las distintas especies de galápagos que perduran. En la isla, donde antaño llegaron a vivir 100.000 tortugas, ahora solo se consiguen criar en libertad en la parte norte, la conocida como galapaguera natural. Su gran resistencia, que permite que se mantengan hasta un año sin comer ni beber, las convirtió en carne fresca que transportar en las bodegas de los barcos durante siglos. En la actualidad se recuperan unos 200 huevos por año en San Cristóbal, calculando una supervivencia del 99% tras su puesta en libertad, tal vez se consiga mantener esta especie.

De vuelta, nos dan una hora de tiempo libre ¡para conocer San Cristóbal! Nosotros lo dedicaremos a un rato de navegación en la red. Nos amenazan con no tener acceso lo que queda de semana…

Ya en el barco, sobre las seis de la tarde. Nos reciben con una limonada y unos panes salados con queso. Esta es otra manera de viajar, me temo que mejor y de la que tendremos que olvidarnos en una semana. ¡Pero mientras dure! Javier, el naturalista que llevaremos el resto de crucero, nos cita a las 6:30 para darnos el planing del día de mañana, audiovisual incluido. La tripulación, incluido el capitán, nos da un cocktail de bienvenida. Una charla sobre seguridad a bordo y a cenar. Camarones, carne a la pimienta, verduras y de postre… ¡fresas con nata! Volvemos a la habitación, han vuelto a entrar y preparar las camas para dormir. Un rato para charlar y a soñar, si es que no lo estamos haciendo ya…

Durante la noche, navegaríamos hacia La Española.

TIPs VIAJEFILOS

Para el bolsillo

  • Desayuno para dos en Patagonia Café Bar: 8 $. Uno de los más baratos que puede haber junto al muelle.
  • Crucero Sea Star Journey, 6 días y 5 noches. Recorrido “Sur”: 1550 $ por persona. Para hacerse una idea de lo difícil que es acertar con esto y la paciencia y riesgo que hay que asumir al hacerlo, decir que este mismo crucero se ofrece habitualmente en la red por algo más de 3000 $. Esa misma mañana cuando habíamos pagado el crucero, nos llegó un correo de otra compañía con la que había contactado, ofreciéndome el mismo por 2350 $… Quedaban 24 horas para que zarpara. Durante el viaje supimos de algún pasajero que había pagado 5000 $ por persona, con el vuelo desde Guayaquil.

Lo mejor de la Española y la ruta hasta isla Floreana

La primera parte de la noche fue un lujo, como todo el barco. Amarrados todavía en el puerto de San Cristóbal se balanceaba mejorando, todavía más, el sueño. Lo malo vino más tarde, al estrépito de la leva de anclas se sumó el ruido del motor y de inmediato, el balanceo comenzó a exagerarse. Hasta que terminamos por acostumbrarnos fue un mal rato.

Plan para hoy: A las 6:45 desayuno. Por la mañana llegaremos a Punta Suárez. Tendremos un trekking tranquilo de unos 2 km que pretendemos en unas 2.5 ó 3 horas. Iguanas, lobos marinos, albatros, piqueros… Por la tarde después de unos 45 minutos de navegación y comer, desembarcamos en la bahía de Gardner en La Española, una playa perfecta donde relajarse por la mañana (esto pone el programa, aunque no se muy bien de que me tenía que relajar). Esnorquel durante un tiempo aproximado de 1.5 horas.

Isla Española

La más meridional de las islas y, en palabras de Javier, una de las que más nos gustaría. Habíamos navegado unas 5 horas durante la noche hasta llegar. La espectacularidad de la isla, viene además de por sus paisajes, por ser la única en la que se puede encontrar una colonia de albatros de las Galápagos.

Punta Suárez. El desembarco en La Española

Sobre las siete y media bajábamos en los botes a tierra, desembarco seco, le llamaban. Unos cuantos lobos marinos nos reciben en el mismo punto donde tomamos tierra. Junto al faro que marca el pequeño cabo, varias iguanas marinas, los únicos lagartos de mar conocidos. Prácticamente negras con pintas rojo oscuro en el lomo debido a su alimentación. El color negro les permite mejor camuflaje sobre la roca volcánica a la vez que permite su más rápido aumento de temperatura al volver del mar. En cada isla su coloración varía. Su alimentación exclusivamente de algas marinas rojas añade parte de su tinte rojo.

La gran proliferación de la fauna se debe a que está es de las pocas islas en las que no se introdujeron otros competidores y depredadores con el tiempo, como ratas, cerdos, cabras, caballos, perros o gatos. No es difícil cruzarse con ellas y mucho más fácil dejarse llevar por la tentación de dispararles con las cámaras.

También en el sendero, las lagartijas de lava, una de las mucha suerte especies que existen en el archipiélago. El sendero labrado sobre rocas volcánicas aconseja calzado cerrado y la abundancia de mosquitos, embadurnarse en repelente. Vemos a pocos metros un elegante gavilán, el mayor de los depredadores de la isla. Solo unos 350 individuos en todas las islas por la dificultad orográfica para encontrar un lugar elevado donde vivir.

Y por fin, en el mismo camino y cuando llevamos un rato andando, un gran albatros que no se inmuta mientras caminamos a poco menos de un metro. Más adelante y junto a algunos tranquilos albatros nos sentamos frente a un acantilado donde vuelan algunos de sus enormes parientes que hacen pasadas muy cerca sobre nuestras cabezas. Este es el único punto donde las corrientes de aire les permiten levantar sus 4-5 kg de peso. Con sus hasta 2.4 metros de envergadura, es la segunda mayor ave del planeta por detrás del cóndor.

El albatros moteado vive en esta zona de Abril a Diciembre, única zona donde toma tierra y anida de todo el planeta. La otra parte del tiempo vive sobre el agua, nadando y alimentándose hasta cinco años seguidos en que vuelve para anidar. Durante este tiempo en el mar, pierde gran parte de la fuerza en sus patas para el aterrizaje en la isla, lo que convierte la maniobra en un espectáculo. Durante un tiempo no pueden prácticamente caminar en la isla merced a la atrofia en sus extremidades, momento en el que anidarán. El polluelo que nazca permanecerá durante seis meses junto a sus progenitores, para después ser abandonado a su suerte.

Para aterrizar eligen un área al norte donde de nuevo las corrientes les ayudan. Un nuevo acantilado donde las aguas tropiezan sobre la costa formando tremendos geysers que se precipitan hacia el cielo. Increíble. El vuelo de las enormes aves, de hasta dos negros de envergadura, es un espectáculo fascinante.

Seguimos hacia una colonia de piqueros de nazca, los mayores de los tres tipos de piqueros con muchos polluelos en estos momentos. Un buen rato de fotos más tarde, volvemos al faro donde hemos desembarcado y al barco. Son las 10:30 y tiempo para un descanso antes de la comida. Nos reciben con una toalla fresca, un jugo frío de moras y un aperitivo. Navegaremos unos 40 minutos hasta Bahía Gardner.

Comida, he de escribirlo, ensalada de pera verde con nueces, risotto con hongos, calamares y de postre unas peras dulces. Demasiado bueno, toda la mesa bromeamos acerca de los kilos que ganaremos. La handpresso hace furor entre nuestros compañeros de viaje.

Bahía Gardner. El lugar donde hacer esnorquel

Localizada al noreste de la isla, un pequeño islote junto a La Española al que llegamos para el baño sobre las tres de la tarde. Cerca de una hora de esnorquel. Al principio he de reconocer algo decepcionante hasta que aparecieron los divertidos leones marinos, unos jóvenes con ganas de juerga que bailaron entre nosotros. Sin duda uno de esos mágicos momentos.

Con toda la emoción desatada, volvemos al barco, el rato justo para prepararnos y volver a desembarcar, esta vez en una playa de la bahía. Antes nos esperan con un chocolate caliente y el jacuzzi preparado para los poco menos de 30 minutos hasta volver a fondear. Tendremos que compartir playa con una colonia de tranquilos lobos marinos, vaya diferencia de seres para compartir playa, me estaba acordando de Torrevieja… ¡Bienvenidos al paraíso!

Más de una hora y casi 500 fotos más en la tarjeta. Irresistible la presencia de los lobos sobre la arena blanca coralina. No más de 20 ó 30 personas y una cantidad mayor de lobos, entre grandes machos, hembras y otros más pequeños. La distancia para acercarse no debe superar los dos metros, rara vez se enfadan con nosotros. Tal vez algún macho si tratas de acercarte demasiado.

Algún piquero de patas azules, para nosotros tremendamente bonitos, pescaba en la orilla, ignorando igualmente nuestra presencia. Sus largos vuelos cerca del agua para zambullirse ante las presas resultaban igual de fascinantes que el resto del entorno. Un largo paseo, un corto baño y de nuevo al barco. Cenaremos en una hora, pero esta vez unas porciones de pizza y banana envuelta en un crep es las bienvenida. Tiempo para una ducha y Javier nos contará en qué consiste la jornada de mañana.

Tras ello la cena, no quisiera insistir, pero vaya calidad, y nos fuimos a dormir. Terminando la cena, por cierto, nos avisaron de que unos tiburones nos rodeaban… Salimos corriendo y la escena era increíble: al menos 20 tiburones de gran tamaño, bailaban alrededor del barco mientras esperaban los saltos de algún pez volador que llevarse a la boca, y lo conseguían. La velocidad de ambas especies en pos de su supervivencia resultaba sobrecogedora. Menudo espectáculo.

Solo llevábamos realmente unas 24 horas de crucero y no podíamos dejar de pensar en la suerte que habíamos tenido. Habíamos llegado a zonas más alejadas, donde también llegan excursiones diarias tal vez pero sin la prisa de la vuelta en nuestro caso. Habíamos visto los imponentes albatros a escasos metros, quizás menos de un metro, familias completas de lobos marinos en una maravillosa playa de arena blanca e incluso habíamos nadado a centímetros de algunos machos jóvenes, piqueros pescando, preciosas iguanas de tonos rojizos sobre la negra roca volcánica, tiburones cenando peces voladores… y todo ello, sin trampa ni cartón. Auténtica vida salvaje y esto, no había hecho más que empezar.

TIPs VIAJEFILOS

Para el bolsillo

  • Cerveza 330 ml nacional en el crucero: 4 $ más servicio e impuestos, unos 5 $. Nuestros compañeros neoyorquinos “lastminute” fueron más precavidos y beben vino que trajeron, de brik, en sus tazas de té.
  • El equipo de esnorquel estaba incluido en el precio del crucero. No así, el traje de neopreno por el que pagamos 30 $ de alquiler para toda la semana.

Tiempos y distancias

  • Excursión en Punta Suárez de Española: 3 horas
  • Esnorquel en Bahía Gardner: 1 hora
  • Tiempo en la playa de Bahía Gardner: 1 hora

Los artículos de viaje a Ecuador y las Galápagos de Viajéfilos

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9 comentarios en “Lo mejor de La Española en Galápagos. Un crucero al paraíso”

  1. Hola Jose Luis
    Muchas gracias por el post.
    Soy Iñaki de Fotografiando Viajes que además de profesión, compartimos forma de viajar.
    Bueno, a lo que voy, ¿sabes si también existe la posibilidad de tomar algún crucero last minute por Galapagos pero que incluya buceo?. No se si visteis alguna oferta de ese tipo cuando estuvisteis. Era por intentar hacer algunas inmersiones en Galapagos que en el mar también tiene tanta riqueza como en tierra.
    Un saludo

    1. Hola Iñaki! Nosotros nos embarcamos en el que se acomodo a nuestros días y recorrido. Nos salió redondo con un ahorro importante. Lo mejor es plantear al menos 10 días en Galápagos y tener el margen para ver cuáles van saliendo con plazas. En el nuestro tuvimos momentazos de esnorquel realmente únicos aunque no tenían la opción de buceo. No se si habrá más especiales para buceadores pero imagino que si. Ya te digo, alarga los días y así esperas al que te acomode. Suelen salir con plazas. Al menos cuando lo hicimos. Un riesgo que abarata muchísimo el precio.

  2. Estimado José Luis
    Siguiendo tus pasos, he cerrado hace una semana un crucero por galápagos con la agencia que mencionas y con Edgar. No recordaba cómo había llegado a esa agencia hasta que he dado con este blog de nuevo y he releído tu post. Te leí hace semanas y así fue como acabé contratándolo. El crucero es dentro de un mes y estoy en España. He realizado el ingreso por lo que es una verdadero fortuna y el miedo se ha apoderado de mí. Efectivamente, correos parcos y una sensación de estafa severa. No sé cómo sacarme de encima el miedo.
    Acabo de de aterrizar en tu blog y releo que vuestra sensación fue exactamente la misma. Sólo tengo tus palabras como alivio. Sigo temblando y estoy por ir a la embajada de Ecuador en España para saber si la agencia existe y si no me han tomado el pelo. He visto que estás activo estos días en este blog. Si eres tan amable, y aunque sé que no es de recibo, por favor, confírmame que Edgar existe y que mis vacaciones no son una estafa. Estoy atacada :(((
    Un saludo

    1. No te preocupes. Es verdad que los correos que me llegaron esas 24 horas antes fueron con cuentagotas, después de una cola enorme y hacer el ingreso en un banco de allí mismo. Pero a pesar de la tensión de los últimos minutos en el embarcadero, el súper yate apareció y la tripulación llevaba nuestros nombres y apellidos! Así fue y, desde luego, una de las experiencias más fascinantes de mi vida viajera!

      1. No sabes cómo te agradezvo tus palabras!!! El proceso de contratación ha sido muy “particular” y después de hacer el ingreso he leído el primer comentario de Google+ de su web y habla literalmente de una estafa similar.Los pelos de punta hasta que encontré tu blog y leí tu experiencia.
        Confiaré en ellos porque hasta dentro de un mes no sale mi barco. Tu media hora de nervios puedes trasladarla a tiempo de tortuga gigante de Galápagos.
        Gracias de nuevo!

  3. Hola! Si no es indiscreción preguntaros, ¿cuál es la agencia con la que finalmente contratasteis el crucero? Estamos planificando 9 días en Galápagos en octubre por libre y queremos tentar la suerte a ver si nos sale algún ofertón como el vuestro de último minuto al llegar.

    1. Hola. En nuestra opinión no debéis tener ningún problema en encontrar ofertas de último minuto. Cuando llegamos a la isla de Santa Cruz, alucinamos bastante con la cantidad de oficinas que se dedican a comercializar y publicitar sin tapujos los cruceros de último minuto y desde luego con precios mucho menores. Lo único que tienes que tener claro es la ruta que quieres hacer y seguro encuentras. Nosotros, estando en Quito un par de días antes de llegar a Galápagos, mandamos correos a algunas empresas que salieron en google. Nos contestaron bastantes (unos 3-4 días antes de la fecha que queríamos embarcar) con varias propuestas. La que más nos acomodó, en un crucero de lujo y que negociamos hasta el último día llegó desde Galapagos Paradise Dreams. Edgar Mora que fue la persona con la que mantuve los mails terminó por convencernos y lo cogimos. Pero si vuestro vuelo llega a Santa Cruz, yo tantearía por mail algunas de las empresas en esos días antes y lo contrataría al llegar, siempre que tengáis un margen de 48-72 horas para salir. Espero tener en breve preparados todos los post para subirlos. La opción barco puede parecer cara, pero el presupuesto diario en Galápagos haciéndolo por libre se dispara en alojamientos, transporte y excursiones una barbaridad. Sumado todo, creo que subirse a un crucero es la mejor opción. Fue una experiencia única.

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