Nuestro viaje a Borneo había comenzado la noche anterior. Habíamos aterrizado en la capital de Sarawak y esa misma mañana nos disponíamos a visitar Kuching. Por delante teníamos 3 semanas para visitar Borneo, 21 días para conocer la Malasia insular que no desaprovecharíamos. Algo más adaptados al horario después de nuestra escala en Kuala Lumpur, estábamos deseando ver amanecer para empezar nuestro recorrido de Borneo por libre.
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Lunes, 4 de Septiembre de 2017. Kuching, la ciudad de los gatos.
El norte de Borneo, está dividido en dos regiones malayas: Sarawak y Sabah. Habíamos dividido nuestras más de dos semanas prácticamente por igual entre ambas y habíamos invertido parte del presupuesto en la reserva de vuelos para movernos. La verdad, es que comprando con tiempo los trayectos necesarios, rondaban los 20-30 euros por billete, con múltiples posibilidades de conexión. Lo único malo y a lo que nos estábamos acostumbrando por los numerosos mails de los últimos días, era que la principal compañía que opera en esta zona, Malaysia Airlines, acostumbra a frecuentes cambios en los horarios de sus vuelos. Un auténtico galimatías cuadrar las estancias si andas con poco tiempo. Por suerte, en nuestro caso teníamos cierto margen para modificar los tiempos.
Amanecíamos pues en Kuching, la conocida como ciudad de los gatos, del malayo “kucing”. La curiosa coincidencia ha sido explotada por la ciudad de hecho. También cuenta “la otra guía” que es “un caleidoscopio de cultura y gastronomía”, veríamos… Para nosotros, sobre todo, un lugar perfecto desde donde alcanzar vecinos lugares naturales de interés. De todos modos no íbamos a renunciar a visitar la ciudad y eso fue lo que hicimos este primer día en Borneo.
Durante gran parte de la noche diluvió y todavía, a primera hora de la mañana, caía una fina lluvia. Esto no eran buenos presagios desde luego. Estamos en el antiguo barrio chino y los soportales bajo nuestro hostel están llenos de tiendas de artesanía, las conocidas shophouses. En un corto paseo llegamos al The Granary, un moderno y cuidado restaurante con precios altos pero en el que decidimos desayunar. Compartimos un sándwich, dos ricos zumos naturales y dos cafés por 15 €. Probablemente el gusto y la inversión extranjera han hecho su aparición hace años y eso se nota en los locales. Tratamos de organizar el día en Kuching, teniendo en cuenta que el clima resulta amenazante.
La curiosa historia de la ciudad y de la región entera ha dado para generar una ciudad de lo más variada en cuanto a arquitectura se refiere. Templos chinos, budistas, mezquitas y alguna iglesia cristiana se mezclan en la callejuelas. Las guerras entre las poblaciones vecinas, chinos, malayos, hindúes y tribus locales terminaron por aupar al poder a los Brooke, tres generaciones de ingleses que se erigieron en rajas y dotaron a la ciudad de un aspecto más colonial. Los rajas blancos fueron llamados. Así pues, son varios los edificios históricos, casi todos ellos del siglo XIX, visitables en su mayoría en la orilla sur del río.
Frente al Granary y de vuelta en dirección al río el Templo Hong San Si de 1840. Labrado en piedra, los trabajados dragones del edificio son una verdadera obra de arte. Lo visitamos en su interior en el momento de la oración de algunos fieles sin ningún tipo de restricciones.
Enfilamos la calle paralela al río, la calle Carpenter, protegidos de la lluvia por los soportales. Más adelante el Templo Hin Ho Bio, Templo de la reina del cielo. Está situado en la terraza de un edificio y para acceder hay que cruzar una asociación, no se muy bien de qué, que parece más bien un bar. Desmerece, después de haber visitado el anterior.
Seguimos bajo la lluvia hasta el Templo de Hiang Thian Siang. También bonito. El final de la calle lleva a la comercial Jalan India que desemboca a la izquierda en la Plaza de la Independencia. En las cercanías, algunos de los edificios antiguos que todavía se conservan, hoy museos, hoteles y sedes del gobierno. La calle está cubierta y repleta de tiendas, básicamente textiles. Saliendo de la calle, una pequeña plazuela frente al río y la primera de las estatuas dedicadas a los gatos con que nos tropezamos. El mercado al aire libre, del otro lado, está cerrado hoy lunes.
La vuelta, del lado del paseo junto al río, ofrece las vistas en la orilla norte, del Astana, palacio construido por Brooke a su esposa Margarita. De este lado, la construcción de una nueva mezquita. Deshaciendo el camino por el Water Front, la conocida como Torre Cuadrada de 1879 que protegía la ciudad de ataques piratas que nunca se produjeron y delante el monumento a Brooke de 1924. La torre terminó con distintos usos como salón de baile o cárcel. En Las cuatro esquinas del monumento a Charles Brooke, relieves con figuras de las cuatro etnias de la región: dayak, malayos, chinos y orang ulu, apaciguados bajo el mandato del raja blanco.
La plazoleta del monumento lleva al patio interior de los antiguos juzgados, el complejo del Tribunal, de 1871 y que sirvió largos años como sede del gobierno de Sarawak. Hoy día alberga la oficina de turismo y a algún lujoso restaurante. Hacemos una parada en un atractivo bar, el Kopek, donde echamos un merecido refresco. Desde que paró la lluvia, hace unas dos horas, la humedad es sofocante. Una lata de Coca Cola cuesta tan solo 6 RM, poco más de un euro.
Saltamos hacia la Merdeka Square, la bendecida Plaza de la Independencia. En una esquina un moderno centro comercial, con las mismas tiendas y cadenas de alimentación de todos los centros comerciales… Arranca de nueva una intensa lluvia que nos empuja a resguardarnos en su interior. Otra de las esquinas está ocupada por la Catedral de Santo Tomás, otra prueba de la convivencia religiosa de los ciudadanos malayos. Moderna y enorme, poco más que añadirle.
Todavía chispeando, bordeamos el jardín de la catedral y buscamos sitio donde comer. Varios de los que buscamos están cerrados y no entendemos el porque. Caemos en el Granary, si antes llegamos tarde a la hora del desayuno (hasta las 10), ahora llegamos tarde a la hora de comer (hasta las 14), pero algo nos ofrecen. No tenemos muchas opciones de buscar con la que cae ahora, definitivamente nos quedamos. Por la tarde y con el primer rayo de sol de todo el día, nos dirigimos hacia el otro extremo de la ciudad, la zona más moderna. En el camino, otro bonito templo chino que visítanos, el Tua Pek Kong. Llegamos hasta el UTC, el enorme edificio que alberga la oficina de turismo. Como casi todo hoy está cerrado, ¡es festivo!. Por fin empezamos a entenderlo.
Volvemos hacia el hostel por la ribera del río. El sol ha salido por fin y la zona parece otra. Se puede optar por cruzar a la orilla norte en barca y continuar con alguna visita como el fuerte Margarita o el Astana, pero desistimos de ello. Un puente que une ambas orillas se está terminando. Con esto tenemos la ciudad prácticamente visitada. No es la octava maravilla pero merece la pena desde nuestro punto de vista. Una mezcolanza cultural a la que los vamos acostumbrando en Malasia.
Por delante: mañana salida hacia el Parque Nacional de Bako donde pernoctaremos. De vuelta a Kuching pretendemos emprender la visita del centro de orangutanes de Semenggoh y, tal vez, el más alejado Parque Nacional de Gunung Gading, dependerá del clima como casi siempre en este país.
Atardece en Kuching y el paseo se llena de puestos y gente que sale tras la lluvia. El ambiente se prolonga hasta las cenas y sin muchos los lugares donde poder cenar junto a la orilla del río. Dedicamos lo que queda del día a perder las horas…
Cenamos en el propio paseo, en un restaurante muy agradable, Rte. James Brooke. La cuenta 22 €. Totalmente recomendable.
Mañana dormiríamos en Bako. ¿Conseguiríamos ver los famosos monos narigudos? ¿De verdad, son tan agresivos los macacos del parque? Ganas no nos faltaban de descubrirlo…
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3 comentarios en “Kuching, la ciudad de los gatos”
buenisima el articulo!
nosotros estams aca en Kuala lumpur y luego ns vamos a penang un mes y estabamos viendo si kuching estaba bueno para estar un mes mas. Se puede estar un mes ahi tranquilo? Nosotros trabajamos por internet asi que no es que estamos todo el tiempo recorriendo. Vendimos todo y nos fuimos a recorrer el mundo jah! Si quieren pueden revisar nuestra web aca wanderlancers.com 😀
un abrazo!
camilo
Muchas gracias por tu comentario. Kuching nos pareció una muy tranquila ciudad donde, como dices, se puede quedar uno una buena temporada. Sin duda una elección más dentro de las bonitas ciudades asiáticas donde pasar los días. ¡Veo que escogisteis una muy buena opción! Me alegro de que os vaya fenomenal. Mucha suerte. ¡Nos vemos en las redes!
Ciudad peculiar donde acabamos pasando más días de los estimados en un principio, con buena comida, buen ambiente en sus calles y buen café.