La última de nuestras etapas antes de volver a Entebbe donde acababa nuestro viaje por Uganda. El día acabaría en el lago Mburo donde disfrutar tal vez de algún otro game drive, pero de camino visitaríamos el lago Bunyonyi. Llevábamos ya casi dos semanas de viaje por Uganda y tal vez el cansancio de los kilómetros por duras carreteras en malas condiciones en muchos casos, hacía ya mella en nuestro cuerpo, pero no queríamos desaprovechar los días que quedaban.
La ruta entre Ruhija y los lagos Bunyonyi y Mburo (240 km)
Salíamos a las 8 de la mañana. Los muchachos del hostel necesitan un buen curso para mejorar en su trabajo pero son tan simpáticos y el lugar es tan especial que se les perdona. Acabarán siendo el mejor lugar de la zona. Nuestra primera parada de vuelta a Entebbe, el lago Bunyonyi camino de la ciudad de Kabale a 52 km, donde hacernos con algunos chelines y cargar depósitos.
La carretera que cruza Bwindi está en buen estado y resulta un camino rodeado de montañas y valles espectaculares donde la bruma de la mañana se agazapa en la selva. El lugar, paisajísticamente hablando, es el más bonito de Uganda sin lugar a dudas.
El corazón se nos va rompiendo a trozos mientras seguimos cruzando el país, al ver los niños cargados con azadas camino de su trabajo y sus madres con los más pequeños a la espalda. En algunas canteras con las que tropezamos más abajo, niños de menos de cinco años trabajan con mazas rompiendo en fragmentos más pequeños las rocas arrancadas a las pendientes. En este trayecto terminamos con toda la ropa que traíamos, la vuelta sería con menos peso, al menos en la mochila…
La carretera en cuanto abandonas el parque nacional se convierte en una ruta bien asfaltada. Y eso quiere decir, más pueblos y aparentemente mejor desarrollo. Hacemos una parada en uno de los mercados más coloridos de cuantos hemos visto. De nuevo resulta imposible pasar desaparecidos.
Unos pocos kilómetros antes de Kabale, giramos hacia la izquierda en dirección al Bunyonyi.
El lago Bunyonyi, el lugar de los pequeños pájaros
Con sus 25 km de extensión serpenteando de norte a sur y sus vistosas islas y colinas a modo de terrazas circundantes, el lago se ha convertido en destino favorito para mochileros y hippies. Es de los pocos lugares te permite el baño al no haber animales peligrosos y han proliferado los servicios turísticos.
Inicialmente quisimos hacer noche aquí, pero sin saber a qué hora acabaríamos el trekking de los gorilas el día antes, era arriesgado. Una vez vivido, tal vez no sea descabellado llegar a Bunyonyi tras el día de trekking en Bwindi que acabará sobre las dos habitualmente.
En unas dos horas llegábamos al lago. Paramos en uno de los resorts junto al lago. Sin duda hubiera sido bien sitio de descanso. Un refresco y un hilo de wifi más tarde, seguimos hacia Kabale.
Kabale es un gran ciudad. Con 50000 habitantes, cuenta con servicios de todo tipo. Fundada a principios del siglo XX por los ingleses, mantuvo durante tiempo la hegemonía de la zona. Junto a una Shell, aprovechamos de nuevo un cajero de Stanbinc Bank. En un lateral del banco, el supermercado Royal, ofrece posibilidad de cambiar dólares y euros a buen precio.
Es mediodía y definitivamente ponemos camino al lago Mburo.
El parque nacional del lago Mburo
El más pequeño del país y el más cercano a la capital. En realidad una zona protegida que comprende cinco lagos, el mayor de los cuales es el lago Mburo. Tanto al amanecer como al atardecer se puede emprender algún game drive y eso es lo que pretendíamos. Para muchos, es un sitio de paso al carecer de depredadores y donde no se puede disfrutar de los cincos grandes, pero la presencia de cebras, entre otros, que no habíamos visto en a Murchinson o en Queen Elisabeth, para nosotros fue suficiente razón para esta escala antes de volver a Entebbe.
Desde la carretera principal, un desvío recorre los 12 km hasta donde dormíamos esa noche. Llegamos al Eagle’s Nest, nuestro alojamiento en el lago Mburo a las tres de la tarde. La carretera de subida es una verdadera locura. Ya sabemos porque eligieron ese nombre. Llovía en ese momento…
Arriba, las preguntas habituales: que vamos a cenar, a desayunar… y la lluvia aquí arriba parece no querer llegar. Distribuimos las tiendas, colgadas de la montaña con vistas al lago, y salimos hacia el área protegida en busca de animales.
Llegamos hasta la puerta más cercana al Eagle’s, la Sanga, a unos 10 minutos. Pagamos los 40 $ de acceso al parque nacional por persona. A ello se añaden 30000 chelines por vehículo. Aunque solo nos quedan dos horas antes de que atardezca, es la mejor de las horas para conseguir echar alguna foto. Además, mañana por la mañana tendremos una segunda oportunidad de entrar al amanecer y antes de emprender la vuelta a Entebbe.
Con la entrada al parque nos facilitan un mapa con las rutas a seguir y las distintas especies que podemos avistar según las zonas que cruzamos. Al poco vemos impalas y antílopes de los que nos cuesta identificar. Y de inmediato, ¡las primeras cebras que vemos en Uganda!. Me temo que esto fue solo un espejismo. Siguiendo los caminos marcados en el mapa y las indicaciones existentes, es fácil de recorrer. En unos 30 minutos llegamos hasta el lago, pero la vegetación que lo rodea nos impidió verlo desde este punto.
Avistar animales resultó más difícil aquí. Lo mejor, un grupo de cebras junto al camino cuando ya salíamos del parque. Tal vez hay menos número o tal vez la vegetación es más densa, pero lo cierto es que los pocos que vimos estaban más alejados y con pocas opciones para buenas fotos. En general algo decepcionante el parque nacional del Mburo, si bien las expectativas no eran altas y veníamos de visitar las auténticas joyas de la corona ugandesa.
Tal vez, la escala es necesaria por el tiempo de vuelta hacia Kampala y así partir la ruta desde Bwindi en dos jornadas, pero se pueden ahorrar los 40 $ del parque nacional del lago Mburo.
Para las siete y media, justo cuando nos quedábamos sin luz natural, estábamos de vuelta en el alojamiento. Le habíamos dedicado más de dos horas a los caminos del parque. De inmediato la cena y a dormir por última vez en este viaje en una de las tiendas de safari bajo un enorme manto de estrellas…
TIPs viajefilos
–Eagle’s Nest. Del mismo tipo y perteneciente a la misma cadena que el Bush de Queen Elisabeth o el Enjojo de Ishasha, dormiríamos en tienda. Doble con baño compartido y desayuno incluido. Colgado, como dice la guía, sobre una montaña que permite privilegiadas vistas del lago. Como todos los anteriores ofrece menús de cena y comida, que no tienes más remedio que sumar a tu presupuesto. Por 15 $ fue más que suficiente y realmente bueno. Se hace imposible buscar alternativas.
La vuelta desde el Lago Mburo a Entebbe (250 km)
Penúltimo día para todo el grupo. Amanecemos en el lago Mburo con todo el día por delante para llegar a Entebbe. Lo que creímos sería la más plácida de las noches, no fue tal. En el pequeño poblado a los pies de la montaña donde nos encontrábamos, hubo fiesta con grandes altavoces hasta más allá de las cinco. Su estridente música se mezcló con los sonidos de la noche en el Mburo, que creo firmemente, es el lago con más ranas y sapos de Uganda. Pero, a lo que íbamos…
El sol decidió justo salir sobre el horizonte en el momento del aseo: duchas, afeitado y demás que nos tocaba en un edificio común frente a este espectáculo natural que suponen los amaneceres. Sin lugar a dudas, un buen espectáculo.
Desayuno y a por los 250 km finales que quedaban hasta Entebbe. Previstas unas 4 horas y prevista una buena carretera hasta Kampala. Pero en Uganda, nada de todo eso puede preverse…
Aprovechamos nuestra ruta hacia el este para cruzar por el parque nacional, que ya tenemos pagado. Salimos sobre las 8:30 y al entrar al parque, por la puerta Sanga, una gran manada de cebras nos recibe. Seguimos hacia Nshara Gate a través del Impala y el Zebra tracks, con bastante suerte a estas horas de la mañana. Cebras, impalas, antílopes, monos… aunque se resisten las jirafas, a las que tenemos muchas ganas. En una hora recorremos los aproximadamente 20 km y salimos del Mburo.
A las afueras de parque, varios jóvenes pastores con las fotogénicas vacas Ankole de enormes cuernos.
En este tramo, ya a las afueras del parque, vemos numerosas cebras e impalas, lo que nos recuerda que a lo mejor no es ni siquiera necesario pagar los 40 $. Bajamos del coche varías veces y echamos una buena cantidad de fotos.
Desde ahí, ya solo quedaba volver camino de Entebbe…
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1 comentario en “Lago Mburo y lago Bunyonyi, Uganda”
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