Un cambio de ritmo es lo que exigía el viaje y decidimos volver a aquellos slow travel que tanto nos gustan. No teníamos prisa por emprender de nuevo la ruta a Palermo así que “perdimos en tiempo” viajando entre los pueblos del sureste siciliano. Nuestros próximos días de viaje en coche por Sicilia los dedicaríamos a la visita de lo mejor del barroco siciliano en el Valle de Noto: La bonita ciudad de Noto donde pasaríamos una noche para después dirigirnos a Ragusa visitando en el camino Scicli y Modica, sin lugar a dudas algunas de las ciudades más espectaculares de Sicilia.
La región de Valle de Noto de Sicilia, fue incluida en 2002 entre los patrimonios de la UNESCO por sus espléndidas ciudades barrocas. Las ocho ciudades barrocas del valle –Caltagirone, Militello Val di Catania, Catania, Modica, Noto, Palazzolo, Ragusa y Scicli– existían ya en época medieval, pero se reconstruyeron tras el terremoto de 1693 según el modelo estilístico predominante, el barroco. La arquitectura, la planificación urbana y la decoración de los palacios e iglesias constituyen un ejemplo de los últimos periodos de florecimiento del Barroco en Europa.
Lo mejor del barroco siciliano en el Valle de Noto
Fontane Bianchi, las playas al sur de Siracusa
Para el mediodía salíamos de nuestro hotel en Siracusa, la última de las ciudades del este de Sicilia, junto a Taormina y Catania, que tanto nos habían gustado.
A 17 km de Siracusa siguiendo la carretera de la costa, llegamos a Fontane Bianchi, una de las playas más bonitas de Sicilia. Conseguir aparcar el coche en un parking nos costó 3 €. Muy cerca del lugar y a unos 100 metros de la playa, La Capannina da Gino, una especie de merendero plagado de gente del pueblo. Evidentemente paramos a comer. Fritura con gambas, calamares y pescado, mejillones y una ensalada capresse por 44 € los dos con sus correspondientes cervezas. Más que razonable.
La playa en este tramo merece mucho la pena. Bajamos por una calle desde el merendero que no hacía presagiar lo que venía. Bonita muy bonita, contando con que es privada y que hay que pagar por el baño (17 € dos hamacas y sombrilla). Entramos en el conocido hotel Lido Fontane Bianchi. Hamacas, restaurante, terraza frente al mar… Nosotros no estábamos en esa tesitura y con el café (1 €) y el rato disfrutando de las vistas salimos de allí. Con el estómago lleno y café en la playa, tomamos los 18 km que nos quedan hasta Noto, la que dicen más bonita de las ciudades barrocas de Sicilia.
Desde luego no se puede negar que el alojamiento que teníamos reservado en Noto, el Dédalo B&B, estuviera céntrico. Llegamos sin problema con el coche y pudimos aparcar en la misma puerta. Y sabéis que es slow travel… ¡siesta!
Alojamiento en el centro de Noto
Salimos al atardecer el primer día aprovechando la buena luz que quedó a las seis. Un primer contacto con los edificios que se suceden uno tras otro da buena cuenta de que no se equivocan en las opiniones: Noto es una de las ciudades más bonitas de Sicilia. Pero la visita la dejaremos para el día siguiente.
De momento y “para no juntarnos con la cena” nos lanzamos a por una granitta, el clásico granizado que desayunan, meriendan y cenan los sicilianos y donde mejor lo hacen: en el Caffe Costanzo. El clásico, el de mandorla, la rica almendra de la zona. Solo tres euros y la delicia hecha helado.
Para la cena la elección se complica. Multitud de restaurantes y todos decorados con gusto y con atractivas cartas como reclamo. La mujer del Dédalo nos recomienda dos que tienen un aspecto estupendo y con comida clásica siciliana: Restaurante Bedda Matri y Restaurante Dammuso. Creemos que son buenas recomendaciones pero a pesar de todo, callejeamos y caemos con un spritz tan agusto que terminamos cenando en Picnic, frente al palacio Nicolaci di Villadorata. Paninis, bruschetas y piadinas a buen precio y muy sabrosas. Mañana toca visitar lo mejor de la ciudad de Noto.
La visita de lo mejor de la ciudad de Noto
Pues como decía, una de las más bellas ciudades de Sicilia según todos los foros e igualmente donde dicen que se comen los mejores helados del país. Desde luego y visto el plano con el que nos hicimos en el B&B no se puede negar que el casco histórico no estuviera lleno de iglesias y palacios. Más de 50 iglesias, 15 grandes palacios y numerosos edificios señoriales de antiguos aristócratas la han dado a conocer como el “jardín de piedra”.
Es difícil seguir un orden o nombrar todos los edificios del área protegida. El recorrido puede empezar cruzando la Porta Reale o Porta Ferdinandea que nos llevará directamente a Corso Vittorio Emanuele, la calle más importante de Noto. La mayoría de Iglesias abrieron a las 10 aquella mañana de lunes y casi todas eran gratis. Algunos de los que más nos gustaron aunque en el camino tropezamos con decenas de lugares dignos de foto:
–La catedral de San Nicolás elevada de modo magistral sobre una enorme escalinata en tres tramos en 1776. Tras una tormenta la cúpula se derrumbó en 1996 pero la restauración y reciente reapertura ha hecho que parezca recién construida. El interior no es especialmente bonito salvo por sus grandes dimensiones.
–Iglesia de San Carlo al Corso con importantes frescos en el interior y desde donde se puede acceder a la cúpula para disfrutar de las vistas de la ciudad. Subir costó dos euros sólo. La fachada incorpora los tres niveles clásico: dórico, jónico y corintio. Subir es imprescindible si llegas a Noto.
–La iglesia de San Domenico o el teatro Vittorio Emanuel al frente, ambos edificios alrededor de la plaza 16 de Mayo muy animada por la noche. Las muestras de estuco tallado en el interior merecen la visita de la iglesia.
–Los palacios Nicolai, recientemente restaurado y convertido en biblioteca y espacio municipal y Landolina junto a la catedral. Otros como el palacio Astuto justo tras la catedral, el palacio Trigona donde la forja de sus balcones y el trabajo en las ménsulas que los sostienen alcanza todo el esplendor del barroco.
–El palacio Ducezio de bellas columnas frente a la escalinata de la catedral, hoy día alberga el edificio del ayuntamiento. Merece la pena pasear por la zona de noche con la iluminación de la plaza y ambos edificios. Entramos por dos euros para ver la sala de los Espejos donde la ilusión óptica viene en los trampantojos del techo, pinturas que realmente parecen relieves. Por un euro más se puede visitar en teatro en el otro extremo de la calle Vittorio Emanuel.
–El convento de San Salvador donde se enviaban como monjas a las hijas de los nobles o la cercana iglesia de San Francisco, de nuevo en lo alto de una elevada escalinata barroca. Más entrada corso V. Enmanuel, la iglesia de Santa Clara del mismo arquitecto que San Domenico. En esta también se puede subir a la terraza para obtener vistas panorámicas o visitar el lugar de clausura.
Hecha la visita y disfrutada la ciudad, no podemos estar más de acuerdo en que es una de las más bonitas de Sicilia, ponemos camino a Módica. Solo 37 km para llegar y tal vez hacer la visita para comer allí mismo. Pero en la ruta y a solo 11 km de Módica se cruza Scicli y no podemos resistir entrar a visitarlo. Un nuevo patrimonio de la Humanidad que visitar en El Valle de Noto.
La parada y visita de Scicli y Módica
En Scicli nos dirigimos de inmediato al centro. La entrada a través de un barranco que se abre en la montaña esconde detrás la gran población. De nuevo una ciudad representativa del mejor barroco siciliano del Valle de Noto y rica en arquitectura de los siglos XVIII y XIX.
La ciudad es también muy famosa en los últimos años por ser el lugar donde el comisario Montalbano pelea contra los malos. Le damos un buen paseo, sin un rumbo claro. Tal vez sea más difícil orientarse que en las calles de Noto pero igualmente los edificios de interés se suceden unos a otros. Vemos muy poco turismo, no suele estar incluida en los circuitos clásicos que atraviesan el valle de Noto desde Ragusa hacia Siracusa con el tiempo justo para Módica y Noto.
Nosotros le dedicamos finalmente un buen par de horas. Buscamos alrededor del canal un lugar donde comer. Vemos varias osterías y restaurantes con muy buen aspecto. La intuición de Carmen nos empuja a un local llamado Ummara. La carta a base de platos sicilianos. Como siempre, no se equivoca. Los platos están riquísimos e incluyendo un buen postre, milhojas de ricota, pagamos 40 € los dos.
Paseamos por Santa Maria la Nuova, por el palacio Beneventano, por el convento de los Carmelitas o por la iglesia del Carmen. Antes de volver al coche nos echamos unas fotos como hacen los pocos italianos que a estas horas pasan por allí en la fachada de la antigua farmacia que al parecer sale varias veces en la serie del policía e incluso en la comisaría donde están rodados los capítulos.
Salimos para visitar Módica. Famosa por el chocolate granulado, chocolate que al parecer todavía elaboran al modo de los antiguos aztecas pero igualmente de famosa por su casco histórico y la arquitectura barroca de sus edificios como sus vecinas.
En los 10 km que nos separan, improvisamos una parada en la serpenteante carretera que nos aleja de Scicli y que la deja al fondo sobre el valle. Merece la pena el riesgo para la foto. De fondo el mar y la nueva ciudad levantada tras el terremoto, al frente colgado sobre la montaña, San Bartolomé.
Llegamos a Módica a la hora justa de un buen café y probar el famoso chocolate. De todos modos y con la suerte de cara encontramos un aparcamiento gratuito muy cerca de la catedral, así que sacamos tiempo para visitarla. La catedral de San Pedro se encuentra en corso Umberto I. Flanqueada por esculturas de los apóstoles en tamaño natural se encuentra de nuevo en lo alto de una gran escalinata como las vecinas catedrales de las ciudades barrocas que vamos visitando. La encontramos abierta así que aprovechamos para entrar. No hay que perdérsela. Sin lugar a dudas el altar mayor es uno de los que más nos ha gustado hasta aquí.
La localización de Módica, en un promontorio rocoso, le valió a la ciudad su importancia en la época medieval y renacentista. Hoy ese enclave elevado la convierte en un lugar tan codiciado como cansado para los turistas. Comenzamos lanzados por la luz de la tarde a subir las calles de la fatigosa ciudad de Módica.
Cada rincón tiene una buena foto. Llegar arriba, a la Módica alta, tiene como premio, además de las vistas, la catedral de San Jorge. Igualmente espectacular que la anterior, nos llamó mucho la atención el gran órgano de madera blanca en un lateral, así como el retablo y el coro del altar mayor. Aunque nosotros entramos por un lado, el frente se alza tras una escalinata de 250 peldaños. Salimos y volvemos a asomarnos esta vez a la fachada principal. ¡Increíble! Dicen que la obra maestra de Rosario Gagliardi al que se le atribuyen varias iglesias de la época.
Descendemos de nuevo. Es cierto que el mayor tamaño de la ciudad dificulta la visita respecto a las más recogidas ciudades de Noto o Scicli. Los edificios se encuentran algo más dispersos pero la referencia de los dos duomos, alto y bajo, ayuda bastante a orientarse. Fue Pedro I de Aragón quien la elevó a capital de la región y facilitó más su expansión. La acaudalada familia Chiaramonte hizo el resto.
Muy cerca de San Pedro aunque difícil de encontrar, se encuentra la pequeña entrada de la Iglesia rupestre de San Nicolà Inferiore, con frescos bizantinos del siglo XII. Entrar nos costó 2.5 €. Las pinturas abarcan distintos siglos unas sobre otra, hasta el siglo XIV. Estas últimas están más visibles. Nos parece que merece la pena entrar a visitarla.
Para la noche dormiremos en Ragusa. Unas horas antes hemos comprobado la disponibilidad y hemos reservado el Bframe Cornicce Barrocca. Salimos de Módica sobre las seis de la tarde. Solo nos separan 13 km de nuestro destino. La carretera para llegar a Ibla Ragusa es preciosa, entrar en el pueblo algo más que complicado. El alojamiento se encuentra en la parte alta, junto al duomo. Las calles sin muy estrechas y hay que estar hábil para conducir hasta aquí. Para aparcar sin multa nos prestan un identificativo en el alojamiento. Entre las 20 y las 8 hay que dejarlo en el vehículo.
Alojamiento en Ragusa
Aparcamos equipaje, aparcamos el vehículo y salimos al aperitivo previo a la cena. Benditas rutinas de viaje. Y si mañana aprovecharemos para conocer lo mejor de la Ragusa histórica, está noche comenzamos a conocer lo mejor de la gastronomía en sus locales. En muy poco espacio y bajando de la plaza del Duomo, los hay por doquier y con un aspecto tremendo… Para no modificar esa rutina, un spritz, esta vez de amara, la naranja amarga de Ragusa. Creo que realmente podríamos acostumbrarnos a esta vida. El lugar donde lo preparan muy bueno: la Enoteca Il Barocco.
La cena y por casualidad, huyendo de pizzas y pastas, la Salumeria Barocca donde alardean de quesos y productos típicos sicilianos. Una buena tabla variada, el tomate seco, la caponata y un par de copas de vino de Ragusa (mejorable…) por 35 €. Con ello y un paseo hasta nuestra habitación, nos fuimos a descansar.
Y tanto nos gustó Ragusa, que al amanecer, decidimos quedarnos una noche más. Hablamos con el muchacho y conseguimos la habitación por 50 €. No conozco ningún sitio del mundo donde no se pueda negociar… Por delante todo el día para conocer la ciudad.
Qué ver en Ragusa, una isla dentro de la isla
Una “isla dentro de la isla” es como la denominan los sicilianos por muchas de sus particularidades. Con dos zonas perfectamente diferentes, Ibla la parte antigua y más abajo la parte nueva; Ragusa atesora lo mejor de aquel barroco tardío que floreció tras el terremoto de 1693.
La Ragusa moderna, capital de la región, fue reconstruida siguiendo el patrón de cuadrícula de las grandes urbes. La antigua, remodelada al más puro estilo barroco del valle de Noto permaneció encaramada a la colina. Nuestro recorrido comenzó en el palacio La Rocca junto al alojamiento donde se encuentra la oficina de información y turismo. Decepcionante, la info que nos facilitaron y ninguna es lo mismo. Pertrechados con nuestras guías salimos a conocer Ragusa. Nueve Iglesias principales y siete palacios eran el principal objetivo aquel día completo en Ragusa.
–La Catedral de San Jorge, levantada sobre los cimientos de San Nicolás. En uno de los extremos de la plaza del Duomo y levantada en el XVIII. Destaca desde toda la ciudad la cúpula neoclásica y desde la misma plaza, su gran fachada barroca elevada en tres niveles progresivamente más estrechos. En su interior hay que parar a disfrutar de sus vidrieras que representan la vida de San Jorge y que coronan cada una de las grandes pinturas de los laterales.
-Bajando la calle que sigue, Corso 25 de Abril, la iglesia de San Giuseppe en la plaza Pola donde anoche disfrutamos de sus locales. La cúpula está decorada con el fresco Gloria di San Benedetto de 1793. La entrada en esta igual que en la catedral es gratuita. Desde aquí merece la pena seguir Corso 25 de Abril e ir disfrutando de los edificios a ambos lados como los restos en ruinas de la Iglesia normanda Santa Maria la Nova o la iglesia de San Tomás. La calle acaba en los jardines Ibleos donde también podemos disfrutar de algunas vistas iglesias: San Giacomo, San Vicente o la iglesia de los Capuchinos en cuyo interior se puede ver el tríptico de Pietro Novelli con l’Assunta, S. Agata y S. Agnese. A su derecha el pórtico de la antigua iglesia de San Giorgio Vecchio que hoy está también en ruinas.
-Una vez callejeada la Ragusa Ibla, merece la pena caminar hasta la ciudad moderna, una media hora de descenso por la calle Torrenuova con pequeñas iglesias en el camino que no visitamos. Llegado a la plaza de la República toca de nuevo comenzar a subir. El objetivo Santa Maria de la Escala del siglo XV y las vistas de Ibla. Ubicada justo al final del tramo de 340 escalones que une Ibla con Ragusa de ahí su nombre. La subida es criminal. Tras el terremoto sólo se mantiene la entrada gótica original y el púlpito externo del campanario junto algunos frescos recientemente restaurados.
-Subimos ya en dirección a la ciudad de Ragusa por Corso Italia disfrutando de los palacios del XVIII y XIX que encontramos: el palacio Lupis, el palacio delle Poste y el palacio del Comune. Muy cerca los palacios Zacco y Bertini.
-La catedral de San Juan Bautista ya en la nueva Ragusa construida entre 1706 y 1760. Por delante una gran terraza porticada y lo más destacado la enorme torre del campanario y su amplia fachada barroca de tres portales, el central ornamentado con tres estatuas que representan la Immacolata, el Battista y S. Giovanni Evangelista. En su interior merece la pena recrearse en sus estucos.
Agotados, reventados, exhaustos… Visitar Ragusa caminando, no se me ocurre otra manera de poder hacerlo, es muy cansado. Un problema añadido ¡es la escasez de bares en la cuesta! Así que una vez hecha la visita de la catedral, buscamos acomodo para comer. Lo más cercano y recomendable: Da Luigi Trattori donde probaríamos la pasta clásica de la zona, raviolis rellenos de ricotta y ragú de cerdo. Con un vino blanco de la casa y postre por 45 €.
Todavía quedaba volver y en el estado que habíamos quedado tras la comida costaría más… Tarde tranquila con el tiempo para prepararse, bajar al aperitivo y cenar. De nuevo, rutina…
El spritz, el primero, lo tomamos atraídos por la buena iluminación de la catedral en la misma plaza del Duomo. El local se llama Al Borgo y por los 5 € que nos cuesta el cocktail nos ofrecen frutos secos, aceitunas y una especie de empanada local. Chapeau por ellos. El segundo donde ayer, el amara spritz nos gustó mucho. Con esta parte cubierta, seguimos para la cena. Carmen eligió el restaurante Camùri en la misma calle 25 de Abril. Nivel medio-alto, de estos con cocina abierta y donde te explican los platos al servirlos. Plantean menú de tierra por 45 € por persona y menú de mar por 60 €. Nosotros pedimos un tartar de atún, un pulpo y una parmigiana, para compartir todo, junto con un buen vino blanco siciliano y una selección de quesos sicilianos donde se les fue la mano de sal… La cuenta 75 €, ¡que esperábamos!
Mañana comenzábamos las últimas 48 horas en Sicilia de nuestro Road Trip y no conocíamos nuestro destino… Tal vez ¿la visita de los templos griegos de Agrigento y Selinunte?
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2 comentarios en “Lo mejor del barroco siciliano en el Valle de Noto: Noto, Módica y Ragusa”
Hola, muchas gracias por contarnos tan bonito viaje.
Voy con unas amigas a finales de agosto a Sicilia (volamos a Catania) y estaremos 5 días. ¿Qué ruta nos sugerís?
Muchas gracias
Con cinco días yo los dedicaría a la costa oeste donde aterrizáis. La verdad es que entre las poblaciones del valle de Noto y conocer Taormina, Siracusa y Catania tienes suficientes atractivos para no tener que llegar hasta el otro extremo de la isla y dejarlo para otro viaje. Es una de las zonas más espectaculares. Mínimo una noche en Catania, otra en Siracusa y un par para el Noto. Taormina es suficiente con la visita sin tener que pernoctar. Buen viaje! Recuerda que si enlazas desde Booking en viajefilos nos llevamos una pequeña comisión de tus reservas que no pagarás tu. Muchas gracias