Nuestro viaje en Sicilia comenzaba con una semana de ruta por el norte que incluía las famosas islas Eolias. Pero, ¿Qué ver en el norte de Sicilia?. La costa norte de la isla está repleta de lugares interesantes pero ya se sabe, en un viaje el tiempo es limitado.
Nosotros primero visitaríamos Palermo y los alrededores: la catedral de Monreale, pernoctando el segundo día en la bellísima población de Cefalú y visitando las bonitas poblaciones de Caccamo y Castelbuono el día siguiente. La ruta por el norte de la isla seguía en paralelo a la costa hasta Milazzo donde tomar un ferry a Lípari, base para explorar el pequeño archipiélago de las Eolias en dos días y tres noches.
Así teníamos prevista nuestra primera semana de road trip en Sicilia. Pero como digo, nuestro viaje comenzaba en Palermo, la caótica y tan atractiva capital siciliana.
Qué ver en el norte de Sicilia: La mejor ruta y visitas
Lo mejor de Palermo en un solo día
Palermo nació a partir del viejo puerto fenicio del norte de Sicilia. La ciudad prosperó primero con los romanos y más tarde de modo exponencial con la ocupación árabe, llegando a competir en esplendor con ciudades como El Cairo o Córdoba.
Merced a su privilegiada ubicación, los normandos eligieron Palermo como capital y volvió a alcanzar fama mundial con sus construcciones en la época del barroco siciliano. La grave destrucción sufrida en los bombarderos de la Segunda Guerra Mundial se ha tratado de paliar en una polémica restauración que continúa a día de hoy.
Con cerca de un millón de habitantes, ocupa la quinta plaza entre las ciudades más pobladas de Italia. Llegamos un sábado por la noche, conseguimos no sin esfuerzo aparcar y hacer el check in en el Serafino (un alojamiento que habíamos elegido en el centro de la ciudad). De inmediato nos lanzamos a la calle. Las animadas plazas y la decadencia de sus callejones y edificios nos recordó enseguida a la bella Nápoles…
El Serafino B&B se encontraba en medio de todo esto.
El alojamiento en Palermo
Los imprescindibles de la visita a Palermo
Qué ver en la ciudad de Palermo en un día
Imprescindibles en Palermo
Para el mediodía cayó el diluvio… Aún así tuvimos la tregua suficiente para visitar los principales edificios de Palermo:
–El palacio de los Normandos, árabe en su origen pero donde la corte normanda asentó su gobierno de la isla en el siglo XII. Ejemplo del sincretismo arquitectónico del occidente y el oriente se encuentra construido como digo sobre el antiguo edificio árabe y en su interior se fusionan elementos islámicos, latinos y bizantinos.Tras su abandono por la corte española, su actual aspecto se debe a las sucesivas reformas acometidas en el XVI y XVII. Hoy día alberga la Asamblea Regional de Sicilia. La entrada cuesta 12 €. Incluyendo el Palacio Real y los jardines 17 €. El horario, entre las 8:15 y las 17:40 entre semana y hasta las 13 horas los domingos, si bien la capilla palatina se abría a las 11:30.
Del palacio se pueden visitar los apartamentos reales abiertos al patio porticado. Una de las estancias, la sala Hércules, reúne la Asamblea Regional Siciliana, el parlamento más antiguo de Italia y uno de los más antiguos de Europa. El resto se encuentran bellamente decoradas con pinturas de la época, destacando la sala de Ruggero y los mosaicos que la engalanan. También se puede contratar un tour guiado para conocer toda la historia de el Palacio de los Normandos.
–La Capilla Palatina, la obra maestra de la arquitectura normanda cuyas paredes se encuentran repletas de bellísimos mosaicos bizantinos con escenas de la Biblia. El complejo se incluye en el Palacio Real de los normandos. Las dos naves laterales de la capilla se hallan delimitadas por columnas de granito y tres ábsides. El techo de madera conserva las pinturas a la témpera propias del antiguo estilo árabe y el Pantocrátor que domina la cúpula es una maravilla más de los muchos mosaicos que cubren prácticamente en su totalidad los muros del interior.
–La catedral de Nuestra Señora de la Asunción, varias veces reconstruida incluso de basílica paleocristiana a mezquita árabe. La entrada simple a la basílica, el tesoro y el abside, 5 €. Visitar únicamente la catedral como nosotros hicimos es gratis. Abren los domingos entre las 10 y las 18 horas. Durante el XVIII se acometió la mayor de sus modificaciones con el ensanchamiento de la nave principal que añadió la cúpula central. Estás grandes dimensiones es lo único destacado del interior, si excluimos las tumbas normandas. Realmente es mucho más bonita en su exterior.
-En la plaza Bellini, muy cerca de nuestro hostal, las iglesias medievales de Santa Caterina, Santa Maria dell’ Ammiraglio (2€) y San Cataldo (2.5 €). En una de las esquinas, la oficina de información y turismo donde hacerse con algún mapa. Muy cerca, la Fontana della Vergogna, cuyo nombre le viene dado de las esculturas desnudas que la conforman. Tanto de noche como de día merece la pena pasar por la plaza.
–La iglesia del Gesu, de entrada gratuita. La austera fachada puede engañarnos pero sin duda merece la pena entrar y disfrutar de la barroca decoración interior. En las robustas columnas cubiertas de coloridos mármoles no existe un hueco donde meter un angelote más. Los frescos del techo son otra de las grandes obras del barroco siciliano.
–Mercado Ballaró por el que cruzamos camino de la capilla Palatina desde nuestro alojamiento. Colorido y animado como todos los mercados. El rastro que lo completa es ese lugar donde puedes encontrar, literalmente, cualquier cosa. Lo montan todos los días, los domingos hasta las 13 horas. En el recorrido, la iglesia del Carmen y más arriba San Francesco Saverio.

-La plaza de Quattro Canti, intersección de vía Corso Vittorio y vía Maqueda, las dos calles más importantes de Palermo. La foto imprescindible de Palermo es la que se toma, si se puede evitar la cantidad de turistas, en esta plaza. Las cuatro esquinas de forma cóncava se encuentran decoradas con elementos de las órdenes arquitectónicas: dórica, jónica y corintia, superpuestas y con esculturas de los patrones de los distritos que separaba. Del siglo XIX y construida bajo la época de dominación española cuenta con muchos motivos que así recuerdan la corona de España.
–San Domenico, con su clásica fachada barroca custodiada por dos torres, igualmente reformada a lo largo de los siglos. Su planta de cruz latina da paso a las tumbas de ilustres ciudadanos del siglo XIX decoradas con mármoles policromados y piedras preciosas en ocasiones.
–El teatro Massimo, uno de los más elegantes espacios de la lírica europea y que visitamos al atardecer en su exterior. Desde luego en fin de semana es el lugar de reunión de muchos habitantes de la capital.
Y seguir callejeando, hacia el puerto para encontrarse con auténticas joyas arquitectónicas como la iglesia de Santa María La Nuova, la Piazza Olivella y tantas otras…
Dónde comer en Palermo
Lo complicado fue cenar el primer día. Eran más allá de la una de la noche cuando lo intentamos y aunque era sábado y la capital estaba a reventar, no lo conseguimos. Eso si, para hacerse con unas birras no hubo problemas y en los alrededores del hostal había decenas de bares y cientos de personas en ello. Ten en cuenta que los lunes cierran muchos locales.
En cualquier puesto de la calle hay que probar las arancinas, una mega croqueta con arroz, pan rallado y distintos rellenos al gusto. Aunque dicen que fueron inventadas en Messina, se pueden catar en casi cualquier lugar de Sicilia, cada una con sus peculiaridades. En torno a 2.5 € te quedas bien a gusto para seguir.
Tomar un mal café es muy difícil en toda Italia y Palermo es otro de esos lugares donde acertarás casi seguro en cualquier lugar. Justo bajo nuestro hostal teníamos un bonito local donde los probamos. El local se llama Balata y pone, como corresponde, muy buenos cafés.
Con la lluvia persiguiéndonos y el apetito desenfrenado, entramos el primer día en la Antica Birreria Peroni de Vittorio Enmanuel, cerca del hostal. Con aspecto de franquicia pero buena carta de comida tradicional siciliana. Con el aperitivo (caponata y olivas con anchoas) y los clásicos platos de pasta (a la sarde o con vongoles y frutti di mare) nos hinchamos por 100 €, cerveza incluida. Platos enormes, aunque no sabemos si el mejor lugar para elegir.
Para el spritz de la tarde y quedarse en la zona para cenar no es mala idea acercarse a las calles que unen la Piazza Bellini, donde se encuentra en teatro Massimo, con la Piazza Olivella. Muy animadas y con numerosas trattorias. Conseguimos sin buscar demasiado, el famoso cocktail italiano por 3 €. Para un aperitivo es perfecto Il Siciliano. Con 10 € en la happy hour incluye la bebida y un buen plato de tapas para compartir. Después de aquello no pudimos cenar… De vuelta por Corso Maqueda 100% recomendable entrar en un callejón que se abre a una antigua galería comercial donde encontraremos Mak Mixology. Cocktails clásicos y música en directo. No menos de 8 € pero vale la pena pagarlos. Y a pesar del atracón calórico, antes de acostarse hay que pasar por Quattro Canti y probar los canoli de la Pasticceria Costa. ¡Brutales!
Las visitas en los alrededores de Palermo
La cripta de los Capuchinos
A solo 3 km del centro de Palermo. La entrada cuesta 3 € y se mantiene abierta entre las 9 y las 13 horas por la mañana y las 15 y las 18 horas por la tarde. No se permite hacer fotos. Es posible hacer una visita guiada de las catacumbas y la cripta de los capuchinos para los más interesados en su historia.
Los primeros embalsamamientos datan de 1599 y en los siglos sucesivos fueron miles los muertos que aquí se fueron depositando. Esqueletos y cuerpos momificados en muchos casos yacen con sus mejores galas. La cripta separa los cadáveres por sexo, por categoría social y por profesiones. Personajes ilustres descansan en el mausoleo y si bien el lugar inicialmente estaba destinado únicamente a mantener los cuerpos de los frailes, en los siguientes siglos fueron muchos los ciudadanos que lo solicitaron. El dinero que suponía el proceso de embalsamamiento, tras secado de meses en celdas especiales y un tratamiento posterior con vinagre entre otras sustancias, no permitía este resultados a todos los solicitantes. Tras ello los finados eran vestidos con las ropas que previamente habían solicitado en sus testamentos. A pesar de permanecer cerradas durante un par de siglos por expresa prohibición gubernamental, en el siglo XX acogió nuevos cuerpos, entre ellos el de una niña de tan solo dos años con excelente estado de conservación hoy día. La visita resulta curiosa, como poco…
La catedral de Monreale
La catedral de Monreale se encuentra a unos 10 km al sur de la capital y es uno de los lugares imprescindibles qué visitar en una ruta hacia el norte de Sicilia.
Hay un parking público a los pies de la catedral (2 € por dos horas de estancia) y aunque habíamos leído la noche anterior la posibilidad de reservar la entrada, optamos por presentarnos sin la misma. Sobre las 10:30 nos presentábamos en la puerta. No tuvimos problema para hacernos con la entrada, 10 € (7 € reducida). El horario de apertura entre las 8:30 y 12:15 y de 15 a 18. Los domingos abre de 8 a 9:30 y después a las tres de la tarde. Se exige llevar tapados los hombros y las piernas.
Desde Palermo se puede contratar un tour privado para visitar la Catedral de Monreale. Si no disponéis de coche, es una de las mejores excursiones de toda Sicilia.
La obra culmen de la arquitectura árabe-normanda se levantó en 1772 por orden de Guillermo II y en tan sólo 10 años de construcción. Mundialmente famosa por los mosaicos dorados interiores con escenas del Viejo y el Nuevo Testamento. No se puede venir a Sicilia sin visitarla. Junto al recinto se encuentra el monasterio benedictino en el que destaca el claustro sostenido sobre 228 columnas de mármol. Tremendamente trabajado y muy fotogénico.
La entrada permite subir a los tejados del templo desde donde se disfruta de bonitas vistas de la población de Monreale y de la bahía de Palermo por completo. Algo menos de dos horas, café incluido, nos llevó la visita de todo el complejo. Desde aquí poníamos rumbo al este, hacia Cefalú. En el camino visitaríamos Solunto, más bien lo intentaríamos… y Caccamo y su castillo normando.
Las poblaciones del norte de Sicilia de camino a Cefalú
La visita de la población de Solunto
De camino a Cefalú paramos en primer lugar en Solunto a unos 28 km desde Monreale dirigiéndonos de nuevo hacia la costa, para visitar las ruinas del enclave. De origen fenicio aunque los restos que mantiene datan de la época romana en el siglo II a.c. Fiasco, estaban cerradas y parece que llevaban mucho tiempo así. ¿O nos equivocamos?. He de decir a nuestro favor que la señalización es pésima.
Seguimos hacia el este para llegar a Caccamo, a 33 km.
La parada en Caccamo y el Castillo normando
Tanto la población como el castillo aparecen en las guías como parada interesante. Pero lo primero aconsejable es no entrar en el pueblo con el coche, las estrechas y empinadas calles no lo hacen aconsejable y ¡menos con lluvia!. Llegamos justo a la hora de comer y optando siendo lunes y con muchos de los locales cerrados por La Spiga D’Oro, uno de los pocos abiertos y con buenas críticas. Muy buena pasta y antipasti, con unos canolos desestructurados de postre, cerveza y café por 75 € (19 € pp).
Recorrer la ciudad exige hacerlo a pie como digo y el día no acompaña en ningún momento. Son varias las iglesias que recomiendan pero no dejó de llover en ningún momento. Lo que sí pudimos visitar el antiguo castillo normando del siglo XI, uno de los mayores de Europa y desde luego en una localización difícilmente conquistable. Abre para la visita todos los días, incluido Domingos, de 9 a 13 y de 15 a 19 horas. El ticket cuesta 4 €. Verdaderamente la visita del interior no merece la pena salvo por las vistas. Una serie de malogradas exposiciones de mobiliario y arte contemporáneo local mal elegido…
Por delante 42 km hasta Cefalú.
El paseo por la ciudad medieval de Cefalú
Para llegar hay que pagar el peaje de la autopista a unos 20 km de la ciudad (90 céntimos). Llegábamos al atardecer y si bien la vista desde la carretera es impresionante, la lluvia y la luz no eran las mejores. Aún así nos lanzamos de inmediato a hacer el check in en el Ma&Mi for You B&B y bajamos a la ciudad.
El alojamiento en Cefalú
Si bien la ciudad actual creció en torno a la antigua catedral normanda construida en el siglo XII por el omnipresente en la isla Rogelio II, las antiguas murallas se edificaron en la etapa greco-romana mientras que los árabes también dejaron su impronta hasta el siglo XI. La invasión moderna corre a cargo de los turistas que han convertido la antigua ciudad medieval en escala imprescindible en la ruta del norte siciliano.
El duomo se encuentra a los pies de la inmensa roca que protege la ciudad de este lado. El corso Ruggero que marcaba el límite de la ciudad medieval es hoy la vía principal. Iglesias barrocas y elegantes palacios se suceden a ambos lados. Desde el viejo puerto se obtienen las mejores vistas del casco antiguo. Todavía se conserva la Porta de Pescara, una de las cuatro con que contaba la ciudad en el XVII y en la que es difícil conseguir la foto sin compañía.
Tampoco te puedes perder el Monasterio de Santa Caterina, ahora ayuntamiento, la fachada del Palacio Episcopal así como el palacio Piraino, el Bastión del cabo Marchiafava, el lavadero público medieval y el ventanal del Osterio Magno. Gran parte se quedaría en nuestro caso para mañana. De momento tocaba después de las fotos de rigor del atardecer (tuvimos suerte con la lluvia y nos dio tregua a esa hora) un spritz en alguna de las muchas terrazas de Cefalú.
La oferta gastronómica de Cefalú es muy grande y muchas opciones es igual a decir más dificultad en la elección. Por recomendación de Paz, que ya nos había ayudado en nuestra escapada a Lanzarote (a ver para cuando te animas a compartir por aquí tan buenas recomendaciones…), elegimos el Bastione & Costanza, un antiguo bastión junto al mar con carta amplia y muy bien restaurado. Una selección de productos locales como el tartas de atún o los mejillones, pizzas cocinadas con alimentos ecológicos y alejados de las clásicas que aparecen en todas las cartas y un buen vino blanco recolectado para la casa. Cenamos los cuatro por 75 €.
Nos fuimos a dormir más que satisfechos.
Qué very hacer en Cefalú y sus alrededores
Experiencias en Cefalú
La catedral de Cefalú
Por la mañana al día siguiente aprovechamos, a pesar de la persistente amenaza de lluvia, para dar un nuevo paseo por la ciudad. Vistamos la catedral de Cefalú entre otros. Los horarios de apertura y cierre son entre las 10 y las 13 de enero a diciembre y abriendo de 14 a 18 los meses de marzo a octubre. Para agosto y septiembre se mantiene abierta entre las 17:30 y las 21:30 además del mismo horario por la mañana. El precio por el recorrido completo 8 € (torre, pantocrator, basílica, tesoro y claustro). Los mosaicos bizantinos del pantocrator en el ábside central son de unos 20 o 30 años antes que los de Monreale lo que los convierte en los más antiguos de Sicilia. Las 16 columnas que sostienen el templo son originales del templo de Diana en lo alto de la roca.
Subimos en primer lugar a la Torre. Se sube a la torre norte bajando por la Sur. Son las 10 de la mañana y somos los primeros en subir. Merecen la pena las vistas. Después se accede al Pantocrator de la catedral, el tesoro y al final el claustro.
Bajamos hacia el mar. Arrancando desde el bastión hay un recorrido junto al mar, entre escarpadas rocas, más que recomendable. Caminamos un rato más por las calles hasta la playa antes de emprender camino.
Al mediodía saldríamos para Castelbuono.
Castelbuono, en el corazón de las Madonías
Aunque nuestro destino final para el día era Lipari decidimos aprovechar el día para hacer alguna ruta cercana a Cefalú. Una de las mejores visitas es el pueblo de Castelbuono, en el parque nacional de las Madonías. Solo 25 km de distancia pero un rato en tiempo para llegar, ya que se encuentra en plena zona montañosa. Al final no fueron más de 30 minutos y la carretera no fue tan mala. Al pie del castillo hay un parking.
El pueblo es famoso por su aspecto medieval, su entorno natural y su rica gastronomía según leemos en todos los foros. Suficientes razones. Trataríamos de probar entre otros, el mannetto, el famoso pastel de maná hecho con la savia del fresno…
El atractivo principal reside en el Castillo Ventimiglia, residencia señorial de finales del siglo XVI. Tras su finalización, el marqués Giovanni I de Ventimiglia trasladó hasta aquí la corte del Marquesado desde Geraci, tradicional lugar de residencia de su familia.
El pueblo comenzó a crecer a su alrededor y aunque inicialmente lo separaba un jardín del castillo terminó por abrazarlo. De aquel jardín todavía queda la Fuente de la Venere Ciprigna o la iglesia más importante y antigua de Castelbuono, la Madrice Vecchia. También destacan el Convento de San Francesco, en cuyo interior se encuentra hoy el Museo Naturalístico Francesco Minà, y la Iglesia de San Francesco, mausoleo de la familia Ventimiglia. La vía de Santa Ana une el castillo con la población. La santa, cuyas reliquias (el cráneo es la estrella) custodiaba la familia, es la patrona de Castelbuono.
Después de un buen paseo por empinadas calles habíamos abierto el apetito y nos dirigimos al restaurante A Rua Fera muy recomendado en guías. ¡Cierra los martes! Y era martes. Así que buscamos alternativa. Caímos en un callejón y entramos en Mangalarruni, aunque no nos gusta seguir la “otra guía” a pies juntitas, nos fiamos. Las pastas y platos, muchos de ellos con hongos y setas de temporada. Pedimos los spaghetti cacio, pepe e funghi di bosco e tartufo. Terminamos con buenos postres caseros (no saltárselos). El local es muy bonito y no nos equivocamos en la elección. ¡Exquisito!. Con cerveza, vino y café: 35 € por persona.
Antes de salir, un café en la plaza, en cafetería Naselli (1.30 €). El señor del tiempo se había esquivado de todas todas y lucía un espléndido sol. Atardecer y rumbo a Milazzo para embarcar hacia las Eolias (135 km). Un largo tramo entre Cefalú y Milazzo discurre por la autopista de peaje E90. Finalmente pagamos 6.80 € y el trayecto nos llevó menos de una hora y media. Un 10 para las autoestradas sicilianas.
¡Rumbo a las islas Eolias!
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