Después de cuatro días en Terceira volábamos a Sao Miguel. Con los seis días en Sao Miguel completábamos nuestro viaje de 10 días a las Azores y muy bien debía estar la mayor de las islas a la que nos dirigíamos para superar Terceira. Definitivamente, Terceira nos había enamorado.
No hay duda que en un viaje de seis días a Azores, Sao Miguel gana por goleada pero si disponéis de más días no dudéis en explorar alguna de las islas más pequeñas.
El vuelo de tan solo 30 minutos nos llevó desde Terceira a Punta Delgada, la capital de Sao Miguel y de las Azores, donde nos esperaba nuestro coche de alquiler. Pasaríamos dos noches en Furnas, al este de la isla y a priori la zona de termas y naturaleza más exuberante y prometedora y otras cuatro noches en Ponta Delgada desde donde abordar el norte y el oeste. Aquí comenzaba nuestro Road Trip por la isla de Sao Miguel, seis días de viaje en Sao Miguel en las que recorreríamos todos los extremos de la capital de Azores.
Si quieres saber cómo organizamos nuestro viaje haz click en: Cómo organizar un viaje a Azores por libre |
Seis días en Sao Miguel de Azores
Abandonamos el My Angra Boutique Hostel de Terceira con pena. Estuvimos súper a gusto y no nos cansaríamos de recomendarlo como la mejor opción de alojamiento en Terceira. En unos 30 minutos estábamos en el aeropuerto de Lajes con el depósito lleno y devolviendo el coche en Goldcar sin problemas. Check in en SATA y dispuestos para volar hacia Sao Miguel.
Alojamiento en Terceira
La isla de Sao Miguel de Azores
Como digo, la mayor de las nueve islas que forman el archipiélago y con el atractivo seudónimo de “la isla verde”. Además es la que cuenta con la ciudad capital de la región portuguesa de Azores: Punta Delgada, principal destino de la mayoría de vuelos tanto internacionales como nacionales desde Portugal. La isla con sus 65 km de largo y 16 de ancho tiene argumentos suficientes para ser considerada uno de los mejores destinos turísticos de Portugal hoy día.
El paisaje volcánico da un aspecto montañoso a la isla de Sao Miguel a pesar de no contar con grandes altitudes. Ese mismo origen volcánico ha hecho que se encuentre tapizada casi por completo de una vegetación de intenso color verde. Y la misma razón ha dotado al interior de lagos de bellos colores, lagos formados en los antiguos cráteres, algunos de los cuales mantienen cierta actividad y añaden el atractivo de numerosos enclaves donde disfrutar de un baño termal. No parecen pocas razones para la visita, ¿no creéis?
Sobre las once y media de la mañana aterrizábamos en el aeropuerto Juan Pablo II de Ponta Delgada, en Sao Miguel. En septiembre eran cuatro los vuelos de conexión diarios entre las islas de Terceira y Sao Miguel y el horario de las 10:45 que elegimos para volar desde Terceira nos vino de perlas para no tener que madrugar.
Al poco recibíamos el coche reservado en Sixt, un Renault Captur. Como os contábamos en nuestro post sobre cómo organizar un viaje a Azores por libre, la mejor manera de recorrer la isla es en vehículo de alquiler. Sobre 345 € con seguro a todo riesgo (incluidas ruedas y cristales) y franquicia de cero. El cálculo era sencillo, sin sorpresas, andaba en unos 60 € al día por un coche grande para cinco personas. Hay opciones y compañías más baratas como la archiconocida en la isla Ihla Verde, pero preferimos ir a una compañía internacional.
De inmediato poníamos rumbo al este de la isla, hacia Furnas, el lugar que elegimos para nuestras dos primeras noches en Sao Miguel. Los 50 kilómetros de distancia entre Punta Delgada y Furnas los recorrimos por la carretera del sur, la que venía recomendada como una de las carreteras panorámicas más bonitas de Sao Miguel. Furnas nos aguardaba.
Antes de llegar y emocionados por lo bonito del camino, un breve paseo hasta el mirador de la laguna de Furnas y la capilla de Nuestra Señora das Vitórias. La entrada al recinto cuesta 3 € e incluye la visita de los jardines de José do Canto un apasionado por la botánica que dedicó gran parte de su vida al cuidado de este vergel.
Llegamos justo a la hora de comer y sin reserva (si queréis hacerlo en el famoso rte. Tony’s mejor reservar) y encontramos el rte. Banhos Férreos. Una carta con carnes y con gente de la zona. Acabo siendo un plato combinado con ternera, huevo frito y patatas y lo más destacable fueron las patatas. 20 € cada uno parece mucho si lo comparamos con los precios de Terceira. Nada destacable y poco recomendable.
El alojamiento en Furnas
No era difícil encontrar buena oferta en Furnas. Nos decantamos por pasar aquellas dos primeras noches en Furnas, en Victoria Guesthouse: una especie de Bed and Breakfast (sin breakfast) por el que pagamos 290 € para cinco personas, 2 noches (29 € pp y noche). Teníamos tres habitaciones dobles, una de ellas con baño compartido (la diferencia es escasa en precio: 45 € por noche en habitación doble con baño compartido y 50 € por noche en doble con baño). Era lo que quedaba disponible cuando hicimos la reserva. Habitaciones amplias, aparentemente con restauración reciente y buena limpieza. Salón y cocina junto a una sala de estar, tal vez pequeña cuando se junten todos los huéspedes. A escasos metros, el restaurante Tony’s ese donde todo el mundo quiere probar el plato típico de la zona: el cocido de Furnas.
Nuestra habitación estaba en la planta baja y daba justo a la carretera por lo que las pocas horas que estuvimos durante el día en la habitación sufrimos el sonido del tráfico. No es excesivo pero tampoco agradable. El segundo de los “peros”, no incluye desayuno. No es un problema importante hacerse con lo necesario en alguno de los súper de la población.
Alojamiento en Furnas, Sao Miguel
Una vez hecho el check in salimos a conocer los alrededores de la población de Furnas.
Día 1. La población de Furnas y las termas de los alrededores. Caldeiras
La que debió de ser antaño una población aislada del interior de la isla de San Miguel se ha convertido en los últimos años en el epicentro del turismo en la región este de la isla. La razón, sobre todo, el entorno: los picos, los cráteres y la frondosa vegetación que lo rodean y que convierten sus rutas de trekking en algunas de las mejores de Azores. Pero si famosa es la zona por el senderismo no lo es menos por sus numerosos lugares aptos para el baño termal.
La población entera parece volcada al turismo en la actualidad y son numerosos los alojamientos y casas de huéspedes que encontramos por todas sus calles. Aquella primera tarde aprovechamos para practicar el termalismo, como digo deporte nacional en la zona.
El baño en las termas de Terra Nostra
Los jardines botánicos de Terra Nostra son uno de los baños termales clásicos de Furnas. Situados en el centro de la pequeña población abren entre las 10:30 y las 16:30 y su precio es de 8 €. Aunque es tarde cuando llegamos, decidimos entrar. Si bien el ingreso tiene límite de horario hasta las 16:30, se puede estar en el recinto hasta más tarde.
La humedad y las características volcánicas del terreno han convertido estos jardines en una auténtica selva tropical, un precioso jardín botánico y merece la pena el paseo. Salpicados de rincón en rincón pozas de agua sulfurosas a buena temperatura para el baño.
Los vestuarios estaban cerrados por culpa de la pandemia pero improvisamos para ponernos el bañador. El baño en el gran estanque de la entrada es fantástico, una pena que lo encontramos con mucha gente. Al menos controlan el aforo, eso quiere decir que tendrás a lo mejor que esperar un poco para meterte en el agua. Hay una zona conocida como jacuzzi pero no tuvimos la paciencia de aguantar la cola.
Después de este baño ferroso vuelta a casa. Ojo con elegir un bañador de tonos claros o uno al que le tengas mucho apego…
Una ducha, quitarse todos los restos del baño (todos los que pudimos) y bajamos hasta las Caldeiras, un paseo al otro lado del pueblo. ¡Impresionante como brota el agua hirviendo de la tierra! La verdad es que atardeciendo y con la poca luz que quedaba aquella tarde le daba un aspecto muy especial.
Para cenar nos apañamos en una plaza cercana, en el Restaurante Espinha.Come, de los pocos que vimos abiertos en lunes. Comimos bien y pagamos 10 € por persona. Ojo con cenar o tratar de hacerlo más allá de las nueve. La oferta en Furnas no es mucha y después de esa hora puede complicarse.
Día 2. Ruta do Sanguinho. Los miradores de la costa noreste y el cozido de Furnas
Una mañana más nos disponíamos a emprender una de las rutas de senderismo en Azores. Habíamos disfrutado mucho de los caminos en Terceira y Sao Miguel tenía muchas más opciones. Lo más difícil fue decidir cuál hacer. Como digo, Sao Miguel, mayor en extensión que Terceira, contaba con más senderos que recorrer y rivalizaban en belleza entre ellos. Algunas de las rutas de trekking más populares de Sao Miguel por lo que leímos:
- PRC29 SMI Caldeiras es Ribeira Grande – Salto do Cabrito
- PRC02 SMI Praia – Lagoa do Fogo
- PRC03 SMI Vista do Rei – Sete Cidades
- PRC09 SMI Sanguinho
- PRC06 SMI Lagoa das Furnas
- PRC04 SMI Mata do Canario – Sete Cidades
- PRC07 SMI Pico do Vara
- PRC37 SMI Ruta del Agua – Ventana del Infierno
Buscando una ruta circular y con alguna diferencia que nos atrajera, decidimos la PRC09 SMI Sanguinho que terminaba en un par de saltos de agua.
Para desayunar la Cafetería Gloria Moniz, buen café, bollería y un tipo muy simpático.
Ruta de senderismo PRC09 SMI Sanguinho
La ruta comenzaba en Outeiro, al sur de la isla. A las nueve salíamos del apartamento. Solo 22 km desde Furnas en dirección a Provoçao y una carretera junto al mar con vistas de impresión. Tanto este pueblo como Faial da Terra, más adelante, dan para un buen puñado de fotos. Desde el punto de salida parten dos rutas que combinaremos en nuestro recorrido: la ruta do Sanguinho y la ruta do Faial.
El sendero comienza siguiendo el curso del río con un suave desnivel. El día está nublado. La humedad es elevada y hace que el camino se atragante de vez en cuando.
En un momento cruzamos un pequeño puente sobre el río, abandonamos el camino que discurre junto al cauce, y comienza la ascensión. Aquí el atragantamiento aumenta pero es llevadero. Nos desviamos hasta el salto do Prego, 600 m tienen la culpa de alcanzarlo. Desde el punto de salida aproximadamente 2 km son los que hay que recorrer hasta aquí. La cascada arrastra un buen caudal. Se puede tomar un camino hasta donde nace o tomar la senda hasta su caída y tomar un refrescante baño. Merece la pena llegar y desde luego no exige un esfuerzo importante.
Toca ascender de nuevo y se puede tomar en la bifurcación el camino hasta el salto do Cagarrao, 1.6 km. La ida y la vuelta supondrá más de dos horas adicionales por la misma ruta. Nosotros, después del baño preferimos volver.
Enlazamos para la vuelta con la ruta hacia Faial da Terra. Quedan 1.7 km hasta el punto de partida. Cruzamos Sanguinho un pueblo rural semi abandonado que al parecer están tratando de recuperar. Entre los años 50 y 60 la población emigró casi por completo hacia Canadá y Estados Unidos quedando completamente abandonado unos años más tarde.
En total, sumando el desvío al salto la ruta lleva poco menos de 4 km. De nuevo al igual que en Terceira una ruta perfectamente señalizada. Nos llevó tres horas con la parada para el baño.
La costa noreste de Sao Miguel y sus miradores
La vuelta en el coche la tomamos por las carreteras que iban hacia el noreste de la isla. Una primera parada en un bonito mirador desde donde se ve el pueblo de Aguas Retorta junto al mar. Más adelante otro mirador asomado al mar, el de Ponta de la Madrugada. De nuevo vistas de los elevados acantilados del noreste. El tercero de los miradores, el de Ponta da Sossego, uno de los más espectaculares. En todos ellos encontramos chiringuitos en la sombra y lugares donde parar incluso aseos públicos muy bien cuidados. Cada poco tramo de carretera los operarios de la isla se encargan del cuidado de los arcenes de la misma. Un auténtico despliegue de “jardineros” que mantienen la belleza del recorrido.
Para la hora de comer ya estamos en Furnas. Esta vez si, tenemos reserva en el Tony’s.
El cozido das Furnas del que todo el mundo habla
El secreto de su preparación es aprovechar el calor de las calderas volcánicas donde se cocina. A primera hora cada restaurante baja sus ollas al lugar. Se introducen en los agujeros preparados para tal efecto y se tapan con tierra caliente. Entre seis y siete horas más tarde se sacan. Una cocina a fuego lento. Dicen que este método de cocción en la tierra le añade un sabor especial al cocido. Sobre las 12:15 se puede ir al lugar para ver cómo son extraídos los cocidos.
Los ingredientes muy parecidos al cocido madrileño aunque para los más doctos saber que se sirve con arroz y sin garbanzos. Las carnes: gallina, ternera y cerdo junto morcilla y chorizo, las verduras: col, zanahoria, patatas y batatas. Se sirve sin caldo y en un solo vuelco a diferencia del de Madrid. Muy bueno, pero mucho ojo con las raciones que pedís ¡si queréis seguir caminando!. Salimos rodando y sólo por 20 € por persona.
Para la tarde, visita de las Termas de Doña Velha. ¡Toca relax!
Termas de Doña Velha o Dona Beija
Junto a las de Terra Nostra que visitamos ayer, otra de las termas imprescindibles en Furnas. A diferencia de las anteriores el paisaje que las rodea es más salvaje. Además no tienen un horario tan ajustado y puedes permanecer en el baño hasta el anochecer. Abren a las 10 de la mañana y cierran a las 11 de la noche. El precio: 6 € (4 € para menores de 6 años).
Y vaya si son imprescindibles, al menos así nos lo parecieron. Mucho más agrestes y bonitas. La temperatura del agua 39 grados y cinco pozas en las que retozar. Las medidas COVId hicieron que tuviéramos que esperar un rato para entrar pero mereció la pena. Habíamos visto alguna foto con muchísima gente en días “normales” y la verdad que todo un acierto limitar aforo.
Un par de horas fueron suficientes para terminar con la tensión por los suelos y optamos por acabar la tarde con un cocktail en la terraza del hotel Terra Nostra. ¡Que buen día! La noche dio para una pizza en Tres Bicas Pub, lo poco que encontramos abierto sobre las nueve de la noche (10 € cada uno).
Día 3. Mirador del Pico do Ferro. Lago do Congro. Vilafranca do Campo
Salimos tarde. Un cambio de vuelos y una lluvia torrencial nos han retrasado la salida. Pero bueno, nada como desayunar con tranquilidad. Primera parada al mirador del Pico do Ferro. Las vistas deben ser de impresión con el lago de Furnas y la población mucho más abajo pero no tuvimos suerte aquella mañana y las nubes tomaron por completo el horizonte impidiendo la más mínima visibilidad.
Cambiamos de plan y gracias a las webcams que hay instaladas por toda la isla comprobamos que en la costa oeste en los alrededores de Ponta delgada parece que está más despejado. Hacia allí nos dirigimos.
Lagoa do Congro
En el camino, la Lagoa do Congro poco antes de Vilafranca do Campo. Se trata de un cráter volcánico de aproximadamente 1.5 km de perímetro al que se llega a través de una senda cubierta de un bosque de verde infinito. El verdadero premio está al final donde se disfruta de las tonalidades verde esmeralda de las aguas que inundan la laguna. Al menos así debe ser en un día despejado.
Nosotros bajamos chispeando los 20 minutos de descenso hasta la orilla pero poco a poco la fina lluvia paso a ser un auténtico torrente. La subida, 30 minutos, tiempo que fue suficiente para llegar calados al punto de partida… Nos mereció la pena, imagino que en un día soleado debe ser precioso en tonalidades.
Vilafranca do Campo
Bajamos por la carretera hasta Vilafranca. La que fuera antigua capital de la isla hoy es una próspera ciudad turística. Frente a la costa a tan solo 1 kilómetro destacan un par de islotes. Se trata de un viejo cráter colapsado y que en la actualidad aloja un estanque en su interior de 150 metros de diámetro hacia donde parten excursiones desde la población. Desde 1983 se protege como reserva natural del archipiélago. Aquí el sol luce con fuerza. No hay duda que el clima cambia de lado a lado de la isla prácticamente a un tiempo. Aprovechamos para secar la ropa allí mismo con unas impresionantes vistas del cráter.
En 1522 un terremoto destruyó casi por completo la ciudad y tuvo que ser reconstruida. La visita del pequeño casco histórico merece la pena. Las fachadas completamente encaladas reflejan los rayos de luz de la mañana. En la plaza principal los edificios construidos en negra roca volcánica contrastan en las esquinas con el enlucido blanco de sus fachadas principales. Destaca en el conjunto arquitectónico la iglesia de San Miguel cuyo exterior nos pareció menos lúcido que otras pero cuyo interior ha de ser visitado sobre todo por el fantástico altar mayor dedicado a San Miguel Arcángel.
Tras comer y un pequeño paseo por la ciudad seguimos al oeste por la costa sur. Prácticamente de inmediato, la localidad de Caloura, un pueblo que se ha convertido en parada obligatoria en un road trip por Sao Miguel.
Con poco tiempo antes de nuestro check in en Ponta Delgada y queriendo subir al mirador de Sete Cidades antes de que se vaya la luz, seguimos. Aprovechamos cuatro de los principales miradores a las dos lagunas más conocidas de Azores antes de tomar camino a nuestro alojamiento. La imagen desde allí parece robada al mejor de los paisajistas suizos.
El alojamiento en Ponta Delgada
Reservamos en Booking el Atlantic Home Azores: 120 € la primera noche para cinco personas (24 € pp) y 324 € para cuatro personas las tres noches restantes (27 € pp la noche). Los días antes de nuestra llegada han sido bastante persistentes en cuanto a intercambio de mensajes y Whatsapps. Los datos personales, la confirmación de la hora de entrada… todo ello encaminado a optimizar el check in pero que nos agobia y no acaba de gustarnos. El alojamiento es en realidad un apartamento compartido en un edificio frente al puerto de Ponta Delgada y entendemos que no cuentan con recepción, de ahí la insistencia.
Estamos en un piso 20, probablemente el edificio más alto de Ponta Delgada. El apartamento está súper chulo, muy bien acondicionado y aunque no ofrecen desayuno si puedes preparar café (cuentan con filtros, café y cápsulas) y tiene cocina bien preparada. Cada habitación tiene además un pequeño balcón, en nuestro caso asomado al casco antiguo y con muy bonitas vistas.
El alojamiento en Ponta Delgada, Sao Miguel
Tarde libre. Hay quien descanso, quien aprovecho para la colada y quien se dio un baño disfrutando del atardecer en Mosteiros… Para la noche, reserva en el restaurante A Tasca, esa taberna de la que todo el mundo comenta maravillas en sus diarios de Ponta Delgada. Está tras nuestro apartamento así que no tuvimos que caminar mucho. Aunque el paseo nocturno merece la pena, se nota su capitalidad y algo más de ambiente en sus terrazas. Aquella primera noche nos sorprendieron para bien los locales del casco antiguo. En el restaurante, mucha gente como preveíamos, aunque el establecimiento es muy grande. Buenos petiscos (aperitivos) y especialidad en atún y pulpo que fue lo que pedimos. 23 € por persona, no fue mucho para lo comido y bebido.
¡La noche no dio para más! Rosana volaría temprano de vuelta.
Día 4. Norte de Sao Miguel. Capelas y Ribeira Grande. Parque natural de Caldeira Velha y alrededores
Os imagináis pasar la noche en el piso 20 de un edificio en medio del Atlántico, precisamente en el lugar donde descansa el anticiclón más famoso del planeta y que justo esa misma noche decida adquirir protagonismo y desate un tormentazo con rayos y truenos descomunales… pues esa fue nuestra primera noche en el apartamento, el sueño de cualquier meteorólogo. Os aseguro que por aquí los truenos son nivel pro.
En estas circunstancias no se puede decir que durmiéramos del tirón y dado que amaneciendo seguía lloviendo tampoco tuvimos prisa en movernos.
Cuando amainó arrancamos hacia el norte de la isla. Piscinas naturales y acantilados en poblaciones como Capelas, Calhetas o Rabo de Peixe.
Miradores de Capelas
Nuestra primera parada en los alrededores de Capelas, la población donde sus miradores se asoman a los acantilados tallados sobre la roca volcánica por las embestidas del océano. Uno de ellos, el mirador da Pedras Negras, ofrece vistas espectaculares. El segundo, el mirador da Vigía está algo más escondido dentro del pueblo. Y probablemente el más bonito de todos, el mirador do Pesqueiro donde la pared volcánica protege las casas de los pescadores en una pequeña bahía. Desde este último seguimos un camino con muy buenas vistas de la costa. El día es desapacible pero al menos ha dejado de llover y los nubarrones dan un bonito fondo a las fotos.
En la carretera, más pequeñas poblaciones de marineros, en general sin ningún o poco atractivo. Si merecen la pena la parada entre pueblos, con vistas de los acantilados y el océano en muchos casos.
Llegamos a Ribeira Grande al mediodía. Aprovechamos para visitar la iglesia de Nuestra Señora de la Estrella. La encontramos cerrada pero desde la plaza se obtienen buenas vistas de la ciudad y la bahía. Justo al lado un agradable jardín. Esta población si vale la pena la parada.
Parque natural de Caldeira Velha, salto do Cabrito y Lagoa do Fogo
En los alrededores de Ribeira Grande y desviándonos hacia el interior de la isla el parque natural de Caldeira Velha que forma parte de la reserva de la Biosfera de las Azores y donde accedemos para un paseo. Pagamos 3 €, están cerradas las pozas para el baño por culpa del maldito coronavirus. Abren de 10 a 17 horas actualmente.
A pesar de no poder bañarnos en las piscinas termales nos gusta mucho el sendero. Solo por disfrutar de la gran cantidad de helechos gigantes que crecen junto al arroyo ya está bien invertido el dinero de la entrada. Algunos de los senderos están cerrados. Vemos algunas de las pozas hirviendo y debidamente señalizadas como no aptas para el baño. Mejor no probar su temperatura. Al final del recorrido la famosa cascada de agua caliente.
El paseo no da para más de 30 minutos estando prohibido el baño.
Bajamos de nuevo hacia Ribeira Grande. La hora de la comida llega y hemos visto frente al mar el restaurante Alabote. El día ha cambiado por completo. Nos sentamos en la terraza del restaurante. Los surfistas hoy tienen un mal día. Este tramo de la costa es famoso por su oleaje y las buenas condiciones para practicar surf. Nosotros no estamos a esas y nos feriamos unos buenos platos de pescado. Raciones abundantes, el cherne es el plato estrella. Pagamos 24 € cada uno.
Después de comer cruzamos la isla de norte a sur y aprovechamos que la lluvia y las nubes han desaparecido por completo. De inmediato y antes de la Caldeira Velha tomamos el desvío al salto do Cabrito, una cascada de unos 40 metros que forma una poza donde bañarse. Llegamos prácticamente con el coche hasta la misma. La comida tardará en permitirnos caminar todavía un rato. Muy fácil como digo el acceder, el baño no nos convenció.
Muy cerca del PN de Caldeira Velha y formando parte del mismo ecosistema del volcán central de Sao Miguel, el lago do Fogo, otra de las calderas convertidas en laguna tras su inundación. En la carretera el mirador da Bela Vista. De nuevo dicen las guías “el mirador más bonito de Sao Miguel”, ¡nos gustaría saber cuál no lo es!. Allí hacemos nuestra siguiente parada de camino a la costa sur.
Y pocos kilómetros más adelante por fin el mirador de lago do Fogo. En este nos arriesgamos a decir que es el que mejores vistas ofrece. Suena arriesgado pero a las cinco de la tarde y con un día despejado es indescriptible el color del lago, las tonalidades verdes de las laderas del cráter y el mar fundiéndose con el cielo como fondo. Alucinamos allí arriba. Unos cientos de metros más arriba, el mirador da Barrosa, otra vista de la laguna volcánica casi mejor que la anterior.
Atardece y ponemos dirección a Ponta Delgada. Un día que comenzó muy gris acaba con uno de los cielos más azules que hemos visto en los días que llevamos en las islas.
Lo que quedó de tarde para organizar fotos, más coladas, cafés, escribir… esos placeres del viaje. Por la noche salimos a cenar. De nuevo nos sorprende y nos gusta el ambiente de las peatonales cercanas al hostel. Terminamos en Ta Gente Bar, un local muy chulo donde tomar una cerveza y cenar ligero. 15 € en el lugar más fashion de la capital.
Día 5. La mañana en Ponta Delgada. Tarde para la costa oeste de Sao Miguel y Ponta Ferraría
El día amanece totalmente despejado. ¡No hay quien se aclare en este archipiélago! Aprovechamos para visitar lo mejor del casco antiguo de Ponta Delgada.
Lo mejor de Ponta Delgada
El gran paseo junto al puerto de la avenida del Infante Enrique custodia a sus espaldas el casco histórico de Ponta Delgada. En 1450 se fundó esta pequeña población de pescadores aunque no fue hasta décadas más tarde cuando prosperó convirtiéndose en capital del archipiélago de las Azores. Fruto de todas estas siglos de esplendor alberga un interesante centro antiguo, multitud de edificios construidos fundamentalmente entre los siglos XVII y XVIII. Los que visitamos y nos parecieron más interesantes fueron:
> Las puertas de la ciudad de Ponta Delgada. El icono que representa a la ciudad. Los tres arcos que todavía de conservan de la vieja muralla que protegía la urbe. Enfrente la plaza de Gonzalo Velho Cabral y el puerto. A un lado merece la pena asomarse al edificio del ayuntamiento. A partir de aquí todos los suelos de este centro histórico se encuentran empedrados con bonitos motivos.
> La iglesia parroquial de San Sebastián o iglesia Matriz. Sin dudarlo la más bonita del archipiélago. La fachada principal combina en los tres pórticos el blanco y negro, todo por supuesto piedra volcánica. Paramos a desayunar en la misma plaza, en el Café Central.
> La iglesia del Colegio y el Museo de arte sacro Carlos Machado. No entramos pero por la fachada vale la pena acercarse.
> En la parte alta de la ciudad, el Palacio de Santa Ana y el palacio de José do Canto. Antes de entrar a los jardines, la ermita de Santa Ana. El ingreso a los jardines botánicos de José do Canto cuesta 4 €
> El museo Carlos Machado y Núcleo de Santo André, ambos cerrados.
> La iglesia de Nuestra Madre De Dios situada en un alto y la más antigua de Ponta Delgada. Construida en 1567 fue destruida a principios del siglo XX con el argumento de ser perjudicial para la defensa de la ciudad. Años más tarde sería reconstruida.
> El mercado de Graça. Y es que nos gustan los mercados locales y teníamos que ir a verlo. Frutas, muchas frutas, sobre todo piñas; flores, muchas flores… y colores, muchísimos.
> La iglesia de San José a la que se llega por una bonita calle peatonal con varias terrazas, la rua Dr. Gil Mont’ Alverne antigua rua Direita. Peculiar por su disposición desde la entrada, puesto que a un lado se encuentra la capilla ricamente ornamentada con pan de oro. Las paredes del templo se encuentran cubiertas por los clásicos azulejos portugueses.
> El convento y la capilla de Nuestra Señora de la Esperanza, en la misma plaza que la anterior.
> El fuerte de Sao Bras, hacia el mar junto al convento. Hoy es el museo militar de las Azores, abierto entre las 10 y las 18 horas. Entrada 3 € (que nos ahorramos…)
> La iglesia De San Pedro, la teníamos justo al lado de nuestro pisazo y cada mañana la veíamos al despertar.
> El arte callejero de Ponta Delgada. Parece que incluso con un certamen anual en la ciudad. Francamente vimos poco o nada de ello.
Unas tres horas de visita a ritmo muy relajado. Nos da la impresión de una ciudad con muchas opciones. Muchos edificios están en plena restauración y el pequeño casco histórico cuenta poco a poco con interesantes hoteles y hostels además de una aceptable oferta de restaurantes.
Hacemos una breve parada para un buen aperitivo en el puerto, en el Restaurante Cais da Sardinha, bar food and sea. Rico y tranquilo. El tiempo justo para ponernos en marcha y salir a explorar la costa oeste.
La costa oeste de Sao Miguel
Si el clima acompaña, el lugar donde hay que ir a ver la puesta de sol. Paramos en el Lago do Canario, cinco minutos caminando desde la carretera. Para el mirador el paseo es de unos 15 minutos. Hay acceso con el coche, pero estaba cerrado y solo se podía llegar a pie.
Si de verdad buscas el premio gordo has de seguir el camino y tienes que llegar al mirador do Boca do Inferno, ¡solo 30 minutos de esfuerzo! Situado justo encima del lago Santiago con los otros dos, verde y azul como fondo.
Descendemos y cruzamos el estrecho puente que une los dos lagos más famosos de Azores. Desde aquí muy pocos kilómetros a Ponta Ferraría el lugar donde las aguas calientes de las calderas del oeste caen directamente al Atlántico. Imagina darte un baño caliente en el océano. Este es el sitio. Accesible con escaleras que lo facilitan y más o menos seguro si no sueltas las cuerdas que te ayudarán a aguantar los tirones de las olas. La mezcla de temperaturas, ideal para el chapuzón.
Para los menos arriesgados, si es que algo de arriesgado tiene la poza, junto al parking un bar y una piscina donde por 5 € puedes pasar el día. Más tranquilos si vais con peques.
Algo más al norte, Mosteiros, el pueblo donde los atardeceres son mágicos. Frente a la costa dos peñascos que mejoran las fotos.
Hora de volver. Es viernes y ¡aprovecharemos de nuevo la noche en Ponta Delgada! Cena en Calçada do Cais, el mismo día que reabrían el local. Y a pesar de tener reserva tuvimos que esperar… Comimos tarde y despacio pero bien: 18 € pp. Tal vez están “reiniciando” la actividad y es de entender.
Día 6. Mañana de compras en Ponta Delgada. Mirador de Iria, plantaciones de té de Gorreana y Pico do Ferro
Dedicamos aquella mañana a las compras en Ponta Delgada. Eso si antes hicimos nuestra tradicional parada de la mañana Café Central, frente a San Sebastiao, donde mucho ojo con pedir la tostada completa (es enorme), mejor compartir. Mención especial como en todo Portugal los pastéis de Belén y ese bocado final con el café que tanto nos gusta.
Y como no llevarte algún buen queso de las Azores o algunas latas de conserva. Para estas segundas el mejor lugar en la misma plaza de Sao Sebastiao, A Conserveira, un lugar donde las latas son arte. Y si buscas camisetas, imanes y algún que otro producto original y de bonita factura, en el centro comercial que hay bajo nuestros apartamentos encontrarás la tienda: Azore Lovers. Del resto de merchandising que encontramos en la ciudad, nada que destacar.
Al mediodía y “con todo hecho”, ponemos rumbo a la costa noreste, tal vez la pasamos demasiado rápido la primera vez y queremos intentar llegar con visibilidad al Pico do Ferro, el que mejores vistas ofrece del lago do Furnas.
La norte de Sao Miguel: Mirador de Iria, plantaciones de té de Gorreana y el Pico do Ferro
En el camino, una parada en el mirador de Santa Iria. Colocado en los alto de un acantilado en la bahía de Santa Iria, ofrece las espectaculares vistas de la Ponta do Cintrao al oeste y Ponta Formosa al este. Cruzamos unos kilómetros más adelante las famosas plantaciones de té de Gorreana, las más antiguas de Europa (de 1883) y actualmente las únicas que se mantienen en explotación en el viejo continente.
Se puede parar en la fábrica y cruzando la carretera hacer un recorrido entre las plantas de té. El sendero completo es de unos 3.4 km y no supone ningún esfuerzo. Como casi siempre en la isla, no defrauda.
Para comer, muy cerca de las plantaciones comeremos en Porto Formoso, en la casa de pasto O’Amaral. Un restaurante que encontramos navegando en redes y que sirve pescado del día. Nos dejamos aconsejar por la muchacha y nos sirvió una buena bandeja de pescados de la zona: Porco, lirio, pambo y bicuda. Con el postre, la bebida y el café: 21 € por persona. ¡Muy recomendable!
Después de comer e intuyendo, más bien esperando, que el pico do Ferro esté despejado nos dirigimos hacia allí. Cruzaremos de norte a sur la isla muy cerca del lago do Furnas con la idea de poder verlo desde arriba. Y esta vez si, ¡tuvimos suerte! Las vistas del lago y el cráter al completo merecieron la pena volver.
Cae la tarde y volvemos. Organizar las mochilas no será fácil después de la mañana de compras…
Para la cena reservamos en la Taberna Açor, otra taberna de la calle peatonal en la que cenamos ayer y que también teníamos en mente para alguna noche. Por 13 € salimos rodando… Todavía quedó tiempo para la última copa en Ponta Delgada y el sitio es Ta Gente. El tiempo en Azores se nos acababa.
Día 7. La vuelta. Las recomendaciones para pasar 6 días en Sao Miguel de azores
El momento que nunca creemos va a llegar en un viaje. Azores fue un destino improvisado, maravilloso y que nos deja el mejor de los sabores de boca: el del viajar (en los tiempos que corren).
> La mejor opción a pesar de que las distancias son cortas es repartir el número de noches entre dos localidades en la isla para explorarla al completo y ahorrar kilómetros de desplazamiento. Para nosotros estas dos poblaciones debieran ser Furnas y Ponta Delgada.
> En Furnas las opciones de alojamiento son múltiples y tal vez puedas encontrar algún apartamento chulo si viajas en grupo. Estarás en la costa este de la isla y podrás disfrutar todo el tiempo del mundo en sus termas, nada de volver corriendo a la capital. De este lado de la isla tienes lugares como el propio lago de Furnas, los tremendos miradores de la costa, poblaciones como Provoçao o Faial da Terra, trekkings entre cascadas como el de Sanguinho o el de la laguna do Congro. Y además podrás explorar las vistas desde el Pico do Ferro y comer el mejor cocido de toda la isla. No dejes de visitar la plantación de té de Gorreana, la más antigua de Europa.
> En Ponta Delgada el abanico de posibilidades de alojamiento es mayor y puedes encontrar hostels con buenísima relación calidad-precio. Además la cercanía del aeropuerto, solo 10 minutos, la hacen la ciudad ideal para la vuelta. Siendo la capital también podéis imaginar que tiene buenas opciones de restauración y una razonable oferta de ocio nocturno. Desde aquí la costa oeste está a tiro de piedra: los atardeceres en Mosteiros o el baño en las termas de Ferraria. Por supuesto podrás ir y volver cuantas veces quieras, y serán muchas, a Sete Cidades y emprender alguno de sus trekkings y miradores. Especial mención el de Boca do Inferno. También es el lugar desde donde adentrarse en la zona media de la isla: el lago do Fogo o el parque natural de Caldeira Velha. Cruzarla de lado a lado es fácil y puedes pasar de los acantilados del norte en Capelas y comer en Ribeira Grande al sur para cenar en Vilafranca do Campo o Caloura.
> Aprovecha las tardes en Furnas para disfrutar de un baño termal. Tienes que visitar las dos termas más famosas y una tarde para cada una es un plan perfecto.
> El parque de Terra Nostra es en realidad un enorme jardín botánico. Dedica tiempo para recorrerlo. Enormes avenidas de palmeras inmensas, hortensias y orquídeas a cada paso y en general una vegetación exuberante que disfrutar antes del baño. Hay varios sitios donde puedes bañarte y al final, un buen mojito en la terraza del hotel redondeará tu experiencia.
> Las termas de Dona Beija son más salvajes y puedes disfrutarlas más tranquilamente. No cierran hasta la noche y no querrás salir de sus pozas y cascadas todas ellas con aguas ferruginosas a 29 grados. ¡Eso es relajarse!
> Si en tus planes entra el avistamiento de cetáceos (una de las mejores actividades que puedes hacer en Azores), ponte las pilas y busca la mejor opción con tiempo. Tal vez en temporada alta no te resulte tan fácil encontrar el tour adecuado.
> Prepara siempre una pequeña mochila con bañador, un chubasquero, los escarpines, una toalla y una muda seca. No hemos visto un lugar en el mundo donde cambie tan fácilmente el clima y las opciones de baño aparecen en cada rincón: unas termas, una laguna volcánica, unas cascadas en un trekking o una playa desierta. Nosotros optamos por llevar estos trastos en el coche y no hubo día en que no echáramos mano de ello. Recuerda que en nuestro post de “cómo organizar un viaje a Azores” tienes más información sobre los imprescindibles del viaje.
> No te dejes ni un mirador por ver en la isla. La mayoría son de fácil acceso incluso con el coche y están perfectamente señalizados. Los miradores más impresionantes de la isla de Sao Miguel en nuestra opinión son:
> Mirador do Pico do Ferro. Con espectaculares vistas del cráter de Furnas y la laguna. En días despejados se puede ver toda la costa este de la isla y alguno de sus vecinos islotes.
> Mirador Boca do Inferno. Exige una corta caminata de 15-20 minutos. De todos modos el propio camino en cualquier lugar de la isla es ya un espectáculo. El premio de este paseo: cuatro lagunas en el horizonte. Te asomarás a la laguna verde, la laguna azul, las más famosas de las islas Azores además de ver el lago Santiago y otro más pequeño a un lado.
> Mirador do Rei en Sete Cidades. En realidad todos los que rodean los lagos son de impresión. Este en concreto te ofrece la vista de los dos lagos desde aquel lugar elegido para un malogradles hotel de lujo que nunca funcionó. No sería por las vistas…
> El mirador do Ponta da Sossego en el oeste. La fotografía elegida para la guía de Anaya. Tuvieron buen ojo en la decisión.
> El mirador da Bela Vista con una visión completa del Lago do Fogo y el mar asomando entre las laderas del volcán al sur. Tienes un corto trekking desde aquí para poder disfrutar de distintas perspectivas del cráter.
> No os perdáis nuestro post “los mejores lugares donde comer en Azores”. Seguimos recomendaciones de otros blogs y buceamos entre muchos foros. Os aseguro que encontramos restaurantes locales donde de verdad nos sumergimos de lleno en la rica gastronomía de Azores y probamos platos deliciosos. ¿Pensabais que no se comía bien en un archipiélago como el de Azores? Estáis muy equivocados…
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6 comentarios en “Seis días en Sao Miguel de Azores. La visita imprescindible del archipiélago”
Muchas gracias por compartir vuestro viaje y experiencias. Estoy preparando un viaje para Septiembre y me resulta de mucha mucha ayuda.
Es de agradecer, un saludo.
Gracias a ti y a tu comentario. No hay nada que nos anime más que leer que nuestra experiencia sirve a otros a animarse con algunos destinos. Azores os va a gustar mucho! Ya nos contáis.
Hola Victor, yo tambien estoy mirando para septiembre, en concreto segunda semana mas o menos, lo que no encuentro es mucha gente o ninguna, ya vere, con la que ir, no se si te interesa compartir el viaje o ya tienes gente y no quieres meter mas, yo, aparte soy buceador y me gustaria, los dos ultimos dias o el ultimo hacer algun buceo en Santa Maria o entre las dos islas, con Sao Miguel, en el bajo de Ambrosio con mucha suerte tiburon ballena en migración, las mobulas son mas habituales, tiburon azul, pero creo que este mas en Faial, de todas formas la idea central es trekking, moderado por supuesto, ya me dices, gracias.
Nosotros también iremos a finales de septiembre
¿En qué época del año fuisteis a las Azores?
Gracias y un saludo.
Hola! Estuvimos en Septiembre. Es una zona muy lluviosa en general pero la verdad es que tuvimos suerte en bastantes de los días. Son unas islas muy verdes y muy chulas. Gracias por tu comentario.