Desde luego la escala en Irkustsk estaba siendo de las mejores etapas del Transiberiano. Después de ayer, en que visitamos la ciudad de Irkustsk en un día de cabo a rabo, valga la expresión, para hoy teníamos ya claro como emprender la visita del Lago Baikal. Aquí os cuento como lo hicimos y todo lo que ver en un día en el Lago Baikal… Un Asia de ida y vuelta que no paraba de hacer kilómetros.
Nuestro itinerario completo a bordo del Transiberiano en estos post:
- Moscú, nuestro punto de partida
- Kazán, la primera escala del Transiberiano
- Ekaterimburgo, la ciudad de los zares
- Novosibirsk, la capital de Siberia
- Irkutsk, donde terminaron los Diciembristas
- El lago Baikal, uno de los platos fuertes
- Ulan Ude, la ciudad de paso a Mongolia
- El cruce de fronteras hacia Mongolia
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Día 12. Viernes 9 de Septiembre. Irkutsk-Listvyanka. Lago Baikal
¡Uno de los platos fuertes del viaje! El lago Baikal, el mayor lago del mundo, nada más y nada menos que el 22% de las reservas de agua dulce del planeta. Con 25 millones de años, sus 636 km en su diámetro mayor, albergan más de 3500 especies, hasta 3/4 de las mismas, endémicas. Su profundidad máxima, de 1640 metros, también le han dado el honor de ser el más profundo del mundo… Y allí estábamos, a las 9 en punto, duchados, desayunados y preparados para salir a recorrer su extremo sur. Entre Enero y Mayo permanece helado, pero en esta época es navegable en gran parte de su extensión. Teníamos todo el día de hoy, mañana tomábamos nuestro último tramo de transiberiano, y nos resultaba imposible plantearnos llegar más arriba, como a la famosa isla de Olkhone, la mayor del lago. Pero el plan no pintaba mal.
Lago Baikal
Caminamos unos diez minutos desde el Baikal Story Hostel hasta el Mercado. Allí, y desde las siete de la mañana, parten los transportes terrestres hacia Listvyanka. Existen dos posibilidades: las pequeñas vans conocidas como mashrutka que salen cada 20 minutos desde el mercado central y el bus que parte cada 30 minutos o una hora desde la estación central de buses. En ambos casos se tarda una hora aproximadamente. La otra manera de acceder al lago era a través del Argana en barco, pero para la ida, partía a las 12:30 y era tarde para emprender la excursión. Este sería nuestro medio de vuelta al atardecer. De los 336 ríos que se unen en el lago, este, el Argana, es el único que fluye desde el mismo hacia el mar.
Poco más de las nueve y sale una de las furgos. Son muchas las que hacen el trayecto y no tenemos que esperar nada. Pagamos 120 rublos. La Baikal route que une ambas poblaciones, discurre entre un denso bosque de coníferas paralelo al río. El tipo que conduce parece que conoce la carretera y lo hace a toda velocidad, tal vez más de la aconsejable. Ascendemos hasta los 456 metros de altura a los que se encuentra el lago. En 50 minutos ya estábamos en uno de los embarcaderos principales de Listvyanka (unos 70 km). Una inmensa extensión de azul infinito ante nosotros, dicen que quien se baña en él, vivirá cien años…
Las mashrutka paran en este embarcadero cerca de donde varias empresas de turismo y cafeterías se aglutinan en el pequeño muelle junto a las embarcaciones que permanecerán varadas tantos meses en invierno.
Una pequeña oficina de turismo con una muchacha súper amable que habla español nos facilita un mapa y nos cuenta las distintas posibilidades y rutas en la zona.
Listvyanka
Desde aquí caminando unos 200 metros hacia el norte, el mercado, lugar donde probar el omul, el pescado ahumado del Baikal. Compramos cuatro golomianka, el más graso de los pescados (800 rublos) y cuatro omules, dos ahumados fríos y dos calientes (500 rublos). Además dos tapas de plov (40 rublos) y un par de panes (30 rublos). Lo regaremos con algunas cervezas, unas latas de litro de Baltika ( a 200 rublos). ¡Todo un aperitivazo en el Baikal!
Para comerlo hay bastantes chiringuitos en la orilla donde por 100 rublos te alquilan el local para una hora. ¡Y vaya si lo disfrutamos!
Nos saltamos el acuario de focas que hay junto al mercado y volvemos hacia el embarcadero. Desde aquí andamos hasta Listvyanka. Aproximadamente unos dos kilómetros de un fantástico paseo junto al lago hasta llegar a la población. Subimos atravesando el pueblo para visitar la iglesia de San Nicolás. De camino paramos para un café en un gran hotel y restaurante con buenas vistas, el Krestovaya Pad. El pueblo plagado de casas de madera nos recuerda en cierto modo un paisaje alpino. La iglesia, de madera lacada en tonos naranjas parece de reciente construcción. No se permiten las fotos en el interior que resulta muy atractivo como todas las ortodoxas visitadas. Llama la atención en uno de los laterales, un mostrador en el que se venden reliquias religiosas, cosa la que también se repite en todos los templos.
De nuevo a la carretera y caminamos rumbo hacia el Argana. Buscamos el ascenso al teleférico que lleva a un mirador. Al menos otros cuatro kilómetros pero ya muy cerca de donde embarcaremos esta tarde, hay que pasar el muelle de hecho. Para el que cuente con más tiempo, pasamos muy cerca de este punto, por una guesthouse, Malyna, con un aspecto increíble frente al lago para pernoctar. La subida al funicular esta prácticamente en la embocadura del río. Todavía queda una dura cuesta de más de un kilómetro y algún tramo de escaleras. Las indicaciones brillan por su ausencia, al menos las que podríamos entender.
Exhaustos llegamos al lugar. Se trata en realidad de un telesilla. 300 rublos cuesta subir y bajar, lleva unos 15 minutos cada trayecto. Durante la subida los colores otoñales del bosque generan un cromatismo de una increíble variedad en su gama, difícil de captar con la cámara. Solo quedan unos metros hasta el mirador. La impresionante vista del lago cediendo sus aguas al Angara merece totalmente el esfuerzo.
Llegar de nuevo al embarcadero se lleva otros 30-45 minutos. A las seis y media sale el barco aunque es aconsejable llegar unos treinta minutos antes. Son las cinco y media y llegamos al sitio, colocado frente al Hotel Alaina. Todavía nos da tiempo de una birrilla en la pequeña cafetería del hotel.
Nos ofrecieron en la oficina de turismo una excursión en barco hacia el antiguo tren circumbaikal de más de 100 años y que atraviesa varios de los antiguos túneles. En las tres horas de tour incluye una hora en una de las playas, que permite el baño para los más atrevidos, y vuelta navegando por el lago. Su precio 2250 rublos, pero preferimos seguir paseando dado que volvíamos en barco por el río.
Total del día de visita al Baikal: 1140 rublos; 120 rublos la van de viaje a Listvyanka, unos 300 rublos el aperitivo de Omul en el lago, 300 el telesilla al mirador y 420 rublos la vuelta en barco. Habíamos visto tours de un día desde Irkutsk por 3500 por persona para dos y 2500 para cuatro. Por cierto, se nos pasó la comida…
Nos quedaba la hora de vuelta en el ferry hasta Irkutsk. Atardecía y lográbamos a malas penas vencer el sueño. Son las 19:30 y llegamos, poco después de ponerse el sol. Tomamos mal indicados un bus equivocado y acontece el primer incidente desagradable hasta el momento. Un borracho decide sin más darle un puñetazo a Jaume en la cabeza. La rápida reacción del grupo y de un muchacho ruso pone calma en el asunto y damos por zanjado el tema. Por suerte el golpe fue a la dura cabeza de Jau y ahí quedó el asunto. Nos llamó la atención la nula respuesta del conductor y de casi el autobús por completo. El caso es que bajamos en otra parada y esta vez sí, tomamos el 80 hasta la Plaza Kirova.
Andamos caninos de hambre y llegamos muy cerca del hostel a The Grill, un sitio situado en un sótano con buena carta de carnes a la barbacoa. Nos comemos la mejor hamburguesa probada hasta entonces en Rusia. Buen local, unos chavales que hablan inglés, ponen buena música, una wifi que vuela, buena comida y por poco dinero. En total unos 10 euros cada uno. Los muchachos nos recomendaron tras un rato charlando con ellos, un hostel al lado mismo que intuíamos era de ellos, el Rolling Stones, cuestión de explorarlo.
Con esto y poco más damos por bueno el día, no retiramos al Baikal Story Hostel, mañana tocará madrugar…