Por fin el grupo completo habíamos comenzado nuestro viaje por Perú. Las horas de espera previos a su aterrizaje en el país habían sido angustiosos. El clima había decidido jugarnos una mala pasada y lo peor, meteorológicamente hablando, estaba pasando por el país. Pero nuestro recorrido por Perú no había hecho más que empezar y tras nuestra estancia y visita de Arequipa, nos disponíamos a emprender una ruta de dos días por el Cañón del Colca, el que dicen más profundo del planeta…
Este es el resumen de los artículos que le dedicaremos a Perú contando con todo detalle las escalas de nuestro viaje con mochila por Perú y las mejores recomendaciones e información para no dejarse nada:
- El cruce de fronteras Bolivia-Perú y la ciudad de Arequipa
- Dos días en Chivay y el cañón del Colca
- El paso por Puno y el lago Titicaca
- Cuatro días en Cusco, el ombligo del mundo
- Aguas calientes y Machu Picchu
- Iquitos, la capital del Amazonas peruano
- Tres días en el Amazonas
- Lima, la gastronómica capital de Perú
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COLCA, EL PROFUNDO CAÑÓN DONDE VIVEN LOS CÓNDORES
Viernes, 17 de marzo de 2017. Arequipa-Chivay. Cañón del Colca
Conseguimos con Juan Carlos, el propietario del hostel de La Casa del Sillar, el tour privado para nosotros. Finalmente y echando cuentas, ahorraremos unos buenos euros, ventajas de ser un grupo. Contratamos una furgoneta para los ocho con la que realizaremos todo el recorrido, dormiremos en Chivay y nos llevará a Puno al día siguiente. Sin duda, Juan Carlos, de constante semblante serio, nos ha ayudado en todo lo que ha podido y ha compensado con creces los necesarios arreglos del alojamiento, y los inconvenientes que causaron las lluvias en nuestra estancia.
Salíamos a las ocho de la mañana. La van era amplia, para 15 personas, con lo que el grupo iba cómodo. Para el mediodía nos habíamos hecho con bocadillos, de modo que aprovecharíamos más el día. Amanece soleado por fin, y salimos con toda la ilusión para los dos días de recorrido por el cañón del Colca.
Tour del Cañón del Colca
La región de Arequipa, conocida como la tierra de los cañones, cuenta con alguno de los más profundos del planeta, como el de Patahuasi o el Colca, nombre que le viene del inca “granero”, dos veces más profundo que el Colorado, si bien la pugna de números entre los que quieren ostentar el récord de profundidad, sigue sin resolverse. En el caso del Colca, los 60 km de ancho y 3200 metros de profundidad en tramos y hasta 4160 en su cota más profunda. Recientes estudios demostraron que el nacimiento del Amazonas se encuentra en esta zona.
En la población del valle se distinguen dos antiguos colectivos de población: coyaguas y cabanas, que antiguamente practicaban la deformidad del cráneo para distinguirse, pero que en la actualidad usan sombreros de distintas morfologías para ello, menos mal que han optado por cambiar su modo.
Al poco de salir del centro de Arequipa, hacemos una primera parada en un mirador. Si ayer no conseguimos ninguna buena vista por culpa de las nubes, hoy el cielo se abre para mostrarnos la inmensidad de los tres volcanes que rodean Arequipa: el Misti, el Pichu Pichu y el Chachani. Colosos dormidos bajo un manto de nieve.
Más adelante una nueva parada donde nos hacemos con agua y unos caramelos de coca en previsión de lo que viene. Parece que todos los tours hacen las mismas paradas y nos vamos tropezando bien temprano con otros grupos de turistas.
Nuestro camino hacia el cañón nos lleva primero hasta la Reserva de Salinas y Aguada Blanca. Son sobre las diez de la mañana cuando entramos al área protegida. Marzo, el mes en que estamos haciendo nuestro recorrido, ofrece un paisaje verde lleno de vida en todo el valle.
La protección que se ofrece sobre el parque nacional permite la observación de vicuñas, llamas, guanacos, alpacas, flamencos… con facilidad y bastantes próximos. Tal es así, pues la laguna de Salinas a 4300 metros de altitud, conforma una gran superficie de agua salada que sirve de refugio en el recorrido de numerosas aves acuáticas andinas, incluidas las poblaciones de los mencionados flamencos, pero que en la estación seca se convierte en un salar.
Hacemos alguna corta parada para fotografiar junto a la carretera y con el Misti como escenario al fondo, pequeñas manadas de vicuñas con el macho atento a nuestros movimientos. Las vicuñas junto con los escurridizos guanacos, son los miembros salvajes de la familia de camélidos andinos.
Con el fin de evitar el “soroche” (mal de altura), paramos en Patahuasi para un mate de coca. Pedimos el “Triple”, una combinación de coca, chachacoma y muña. Patahuasi no es más que un pequeño grupo de cuatro o cinco casas, y un puñado de gente dedicada en esta hora de la mañana por completo a vender a los turistas que pasamos: mates, ropa de alpaca…
De nuevo en marcha y un poco más allá, pasamos un buen rato echando fotos a un grupo de alpacas y vicuñas, que de vez en cuando nos amenazan y hacen correr.
Subimos hasta los 4910 metros en el paso de Patapampa y a pesar de nuestra supuesta aclimatación, se notaba la falta de oxígeno en nuestro jadear. Sobre una plataforma, el mirador de los Andes nos muestra hasta ocho volcanes en una inmensa extensión frente a nosotros. Son las doce del mediodía y disfrutamos de las fotos y las compras de las simpáticas señoras, coyaguas y cabanas, que distinguimos, como dijimos, por sus sombreros.
Salimos del parque nacional y comenzamos el descenso de 1200 metros hacia el valle, hasta llegar a la una de la tarde a Chivay (3651 metros), donde pernoctaremos. Desde arriba destacan las coloridas terrazas de cultivo entre los verdes y los amarillos. Al llegar al pueblo, en la carretera, un puesto policial controla la entrada y en este momento se paga el acceso al Cañón.
Tras comer y el check in en el Sumac Wasy, (donde si dormimos por 7 €, podéis imaginar…), emprendemos a las tres de la tarde una ruta a pie hasta el pueblo vecino de Coporaque. Desde la Plaza de Armas seguimos cruzando la misma, hasta la intersección que lleva a las Lagunas Termales de La Calera. En lugar de este camino, se toma el opuesto. Junto a este punto hay un mirador. Se continúa pues, en dirección al río y cruzando el conocido como Puente del Inca. Una ligera cuesta va llevándonos suavemente, pero a pesar de ello, supone un sobre esfuerzo para nosotros. De un lado dejamos un profundo barranco por donde discurre un embravecido río, lleno de caudal tras las lluvias de esto días.
Seguimos aproximadamente una hora por la carretera, pero la ansiada senda no la encontramos o no existe, así que damos la vuelta por el mismo camino que llegamos. De nuevo en el cruce, esta vez pensamos en dirigimos hacia las Termas, una zona donde concluyen todos los tours y que prometen un baño termal a 38 grados. Desde este cruce son tres kilómetros. Pero empieza a atardecer y la opción de baño está desestimada, así que volvemos hacia el pueblo. A esta altitud no se puede hacer demasiado esfuerzo, eso es más que evidente.
Volvemos al centro por un paseo en el que unas coloridas esculturas representan personajes de los bailes tradicionales del Colca en todas las etapas históricas. El camino te lleva al mercado, en el ayer se mezclan las tiendas de artesanía. Tras ello y con todo el cansancio del planeta, nos metemos en el restaurante Bar Q’anka donde probaremos la cerveza artesanal de coca del valle (Melkim Coca Golden). Sin duda todo un acierto, la cerveza, el local, las vistas…
Descansados ya como estamos, continuamos nuestro paseo. Y si te gustaron las coloridas esculturas del paseo, no dejes de perderte el interior de la iglesia, toda una fiesta de colores pastel en sus retablos, unido a peculiares imágenes de santos y vírgenes. Peculiares al menos para nosotros.
Un ratito en el hostel, cortito, y a las 19 horas salimos a cenar a un restaurante, por indicación del señor Juan, nuestro conductor. Nos tememos que será turístico, con “chow” como él dice, y aunque no nos guste, le haremos la gracia. El local se llama Tusuy Wasi y aunque ciertamente para gringos, comimos bien y aguantamos estoicamente el espectáculo.
Tras la cena, sin demorar mucho la cama, salimos temprano a por ella. Mañana continuaba nuestro recorrido por el Colca, el cañón más profundo del planeta, ¿o no?
Durante el día de hoy atravesamos muy bellos paisajes y disfrutamos de fauna muy distinta a la que estamos acostumbrados nosotros, como las simpáticas vicuñas, alpacas y llamas. Llegamos a Chivay pensando que sería un punto de tránsito antes de acometer mañana el cañón, el verdadero objetivo del tour. Pero sin embargo, Chivay nos sorprendió para bien, una pequeña población que mantiene sus orgullosas raíces, acepta al turista sin complejos y aprovecha la riqueza natural que posee. Sin duda es todo un acierto incluir este pueblo en el recorrido, sea o no sea imprescindible.
TIPs VIAJÉFILOS
Para el bolsillo
- Transporte privado Cañón del Colca (2 días y 1 noche): 170 soles (50 €) por persona, con destino final Puno. Hay que tener en cuenta que todos los tours vuelven a Arequipa. En caso de querer hacer Chivay-Puno, se contrata con la compañía 4M. Su precio 45 $ por persona. Eso suponía un ahorro para nosotros, con este traslado incluido en el tour. Hay que pagar como parte del tour, las comidas y alojamiento del conductor.
- Triple mate en Patahuasi: 4 soles (algo más de un euro).
- Entrada al Parque Nacional Cañón del Colca: 70 Soles (20 €) cada uno.
- Entrada a las termas de la Calera: 15 soles (4 €).
- Alojamiento en habitación cuádruple con baño en el Hostal Sumac Wasi de Chivay: 7 € por persona.
- Cerveza de coca en Q’anka: 16 soles (4.5 €). Mucho más que recomendable. Se haber tenido tiempo, la carta que ofrece con platos típicos y carnes a la piedra, tiene muy buen aspecto. Además de los grandes ventanales disfrutarás del mercado.
- Menú cena con espectáculo: 25 soles (7 €). Ni acercarse. No nos levantamos a mitad de espectáculo una vez ya cenados por pura vergüenza, o ¿si lo hicimos?.
Tiempos y distancias
- Primera parte del tour: 6 horas, incluyendo desde la salida de Arequipa a la llegada al hostel de Chivay con las paradas realizadas de camino.
Información útil
- En las calles Santa Catalina y Jerusalén de Arequipa, se concentran la mayoría de agencias de viaje y habrá que comparar precios y opciones para los tours del Colca. En la Oficina de Turismo nos confirman lo que sabíamos respecto a los recorridos por el cañón del Colca: todos muy similares y cuyo precio ronda los 100-120 soles para los recorridos clásicos de dos días y una noche, con pernoctación en Chivay. La variación en el precio fundamentalmente depende del lugar donde se duerme, del grupo, mayor o menor, y del transporte. Hay que añadir 70 soles de entrada al parque nacional y 15 soles de la entrada clásica a las termas. Básicamente el tour sale a las 7 u 8 de la mañana hacia Chivay con parada en la Reserva Nacional de las Salinas y Aguada Blanca y el Paso de Patapampa. Al mediodía se come en Chivay, con opción por la tarde del baño termal. Tras pasar la noche en Chivay, el segundo día se madruga para acudir al Mirador De la Cruz del Cóndor y recorrer los pequeños pueblos con artesanías, hasta la vuelta a Arequipa o emprender camino a Puno, sobre las 13 horas.
- En Chivay, un cajero de Caja Arequipa. Con las tarjetas de débito, es uno de los que más dinero da en metálico: 700 soles que son aproximadamente 200 €.
Sábado, 18 de marzo de 2017. Chivay-Puno. Cañón del Colca
A las 6:30 nos ponemos en marcha. Recorreremos algunos pueblos del margen izquierdo del cañón, hasta llegar al mirador de la Cruz del Cóndor. Primera parada en Yanque, a tan sólo 7 km de Chivay y cuyo máximo atractivo es la plaza de Armas atiborraba a estas horas ya de puestos de souvenirs, y la bonita fachada de la iglesia de Nuestra Señora Concepción. Sin duda una propuesta turística poco atractiva a nuestros ojos, y que congrega en el mismo lugar y hora a toda la procesión de gringos camino del mirador.
Seguimos, tras poco más de diez minutos de disfrutar del triste espectáculo, hacia el oeste. La densa niebla cubre todavía la base de las cimas que nos rodean, pero deja entrever que en su progresiva ascensión dejará un día despejado, o eso esperamos. Atravesamos fértiles tierras de cultivo, preparadas en centenarias terrazas y desde muchos siglos, pues, explotadas.
Nueva parada en el pueblo de Maca, famoso por lo beligerante de sus gentes. Juan, el chófer, nos dice que es el lugar más barato en el que comprar artesanía, pero habrá que darse prisa, porque el pueblo está deslizándose progresivamente… Así lo quiere el volcán vecino que permanece activo. Visitamos la iglesia de Santa Ana de Maca y a raíz de lo dicho, de nuevo “aprovechamos” los puestos de artesanía que la rodean.
Nos adentramos desde aquí hacia el cañón y los paisajes de verdes terrazas que han conquistado las pronunciadas vertientes. Espectaculares fotografías en las que hay que tratar de superar el vértigo que produce colocarse en el mejor punto para la toma. Pasamos por un último pueblo antes de llegar a la zona donde podemos avistar los cóndores, Pinchollo.
Y al fin, tras un control de pago de las entradas al parque, llegamos al mirador de la Cruz del Cóndor, en torno a una hora y media después de salir. Entre las 8 y las 10 de la mañana, en un día sin lluvia, se pueden avistar numerosas parejas de cóndores sobrevolando el cañón en este tramo, o eso leemos. El entorno incluye el nevado Mismi al frente, con sus 3000 metros de altitud y la profundidad de la quebrada, de hasta 1200 metros aquí.
Las nubes cubren el cañón y los senderos se encuentran llenos de turistas con sus cámaras preparadas pendientes de un rayo de sol que anime a las grandes aves a emprender el vuelo. Su enorme envergadura, de unos 3 metros, y su gran peso hace que aprovechen las corrientes de aire para sobrevolar el cañón y el que esté despejado es básico para que lo hagan. Nos mantenemos alrededor de una hora en nuestros puestos. Los minutos en los que parece que van a abrirse las nubes, la excitación crece, para venirse abajo al poco de nuevo, con el abrigo de las mismas. Poco a poco los turistas vas desapareciendo en buses y vans. Recuerdo el mismo lugar, hace 10 años, y cómo varias decenas de cóndores nos mostraron su elegante planear. Supongo que las condiciones, la masificación, el cambio climático… han terminado por convertir en toda una suerte el avistamiento de estas magníficas aves.
Tras la decepción que supone llegar hasta aquí y no poder disfrutar de este espectáculo, emprendemos la bajada, esta vez más pausada. El día, de todos modos, es soleado y permite buenas vistas del cañón. Descendiendo el valle y como para que no nos vayamos demasiado tristes, un cóndor sobrevuela nuestras cabezas. Tal vez debiéramos haber estado algunos minutos más en el mirador, nunca lo sabremos.
Juan anda con prisa por dejarnos en Puno, lugar donde dormiremos esta noche, y antes del mediodía estamos en Patahuasi de nuevo. Allí mismo nos prestan una mesa, en el lugar donde nos prepararon el triple mate a la ida, e improvisamos un picnic con la comida que nos queda. De nuevo en marcha.
Las dos de la tarde y paramos en el lago Lagunilllas, a 4444 metros y dentro todavía del parque nacional de Salinas y Aguada Blanca. La luz de la tarde es perfecta para las fotos. Él área, aunque menos visitada por los circuitos clásicos, ofrece paisajes que bien merecen la parada de camino a Puno. Sin duda, uno de esos sitios marcados como “de paso”, pero en el que seguro se puede hacer algún recorrido interesante.
Seguimos y cruzamos ciudades como Juliaca, la ciudad de los vientos, intuimos el porqué. Puno, nuestro destino, se acerca cada vez más.
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2 comentarios en “Viajar a Perú por libre II: Cañón del Colca”
Inolvidables vistas las del cañón del Colca. Aunque no tuvimos la suerte de ver a los cóndores bien, es un lugar que merece la pena totalmente. Las fotos son una maravilla, algunas de auténtico vértigo…Me imagino las tomas que podríamos hacer con un dron….
Un dron y el manejo que ahora empezamos a manejar… ¡Habrá que volver!