Eran ya muchos los días que llevábamos recorriendo Perú. Unas dos semanas en Perú era lo que teníamos previsto y nos habíamos dejado casi para el final, uno de los mejores bocados: viajar a Iquitos y disfrutar de unos días en la Amazonia de Perú. Habíamos decidido un par de meses atrás volar a Iquitos y desde aquí llegar hasta lo más alejado que podíamos del Amazonas. Viajar a Iquitos desde Cusco y elegir el mejor lodge en el Amazonas de Perú, el Amazon Muyuna Lodge, no fue tarea fácil pero salió redondo, aquí os contamos como lo hicimos…
Este es el resumen de los artículos que le dedicaremos a Perú contando con todo detalle las escalas de nuestro viaje con mochila por Perú y las mejores recomendaciones e información para no dejarse nada:
- El cruce de fronteras Bolivia-Perú y la ciudad de Arequipa
- Dos días en Chivay y el cañón del Colca
- El paso por Puno y el lago Titicaca
- Cuatro días en Cusco, el ombligo del mundo
- Aguas calientes y Machu Picchu
- Iquitos, la capital del Amazonas peruano
- Tres días en el Amazonas
- Lima, la gastronómica capital de Perú
Domingo, 26 de Marzo de 2017. Cusco-Lima-Iquitos
Otro de esos días de transporte que pueden hacerse pesado, al menos esta vez cambiábamos de medio, y en lugar de las fatigosas carreteras, eran dos los vuelos que tendrían la culpa. Por delante, una de las grandes apuestas del viaje, visitar la Amazonía peruana, era lo que teníamos a tiro. El primero de los vuelos, hasta Lima salía a las siete y media de la mañana, ideal para enlazar con el vuelo a Iquitos y poder pasar la tarde y noche en la ciudad más grande del mundo sin acceso por carretera, antes de entrar en el área amazónica.
Para llegar al aeropuerto de Cusco con el tiempo suficiente, nos aconsejan en el Hostel, salir a ¡las cinco y media de la mañana! y así lo hicimos. En el aeropuerto algo de tensión-emoción, el país como consecuencia de las lluvias es un caos y parece que iremos con retraso. Peligra nuestro enlace con Iquitos, pero poco podemos hacer, más que esperar. Finalmente con una hora de retraso salimos de Cusco. Parece que llegaremos al siguiente. Y efectivamente lo hicimos, a las 11:30 volábamos a Iquitos, toda una suerte entre retrasos, cancelaciones y demás.
Sobre las 14 horas llegábamos a Iquitos. Durante el vuelo una muchacha de Iquitos nos recomienda los que serán nuestros próximos objetivos para la comida y la cena. Haríamos noche en el Bora Hotel (no valoréis la opción de alojaros aquí por mil razones), poco tiempo para explorar la pequeña pero tan distinta ciudad de lo visto hasta ahora en Perú. Aprovecharíamos para organizar una pequeña mochila con lo necesario para los dos días siguientes en la selva amazónica, aconsejados por nuestro alojamiento, y visitar la ciudad, al menos lo mínimo si se llega hasta aquí.
Al día siguiente nos recogerían y transportarían en bote hasta el Amazon Muyuna Lodge, el alojamiento elegido, de los muchos de la zona. Esta elección fue una de las más consensuadas. En principio había que buscar un sitio lo suficientemente alejado de la ciudad como para no notar la interferencia de “la civilización” y sentirse realmente en la selva. Además un lugar comprometido con el medio ambiente y que no ofertará los tours clásicos, demasiado parecidos a un zoo en casos. Y, aunque las condiciones del alojamiento nunca eran un problema o prioridad, al menos que fuera digno… Pues esto era lo que reunía Muyuna y así lo decían todos los foros. No era barato pero merecíamos un pequeño lujo después de tantos días abaratando en albergues.
Ciudad de Iquitos
De misión jesuítica en su origen a emporio del caucho en el siglo XIX, tiempo en el que creció desmesuradamente, tanto en población como en desigualdad. Numerosas son las denuncias de la época, referidas a la explotación de indígenas y el diezmo que sufrió su población maltratada por el cultivo del material. Con la merma del negocio del caucho, la ciudad sufrió años de declive para volver a prosperar con el descubrimiento de petróleo y el turismo en los últimos tiempos, aunque aquellos años “de vino y rosas” para unos pocos son difícilmente recuperables.
Como digo, llegábamos a la hora de comer y a ello nos queríamos lanzar al poco de nuestro aterrizaje. Teóricamente nos esperaban en el aeropuerto en transporte desde el hotel. Pero a los diez minutos de esperar en salidas, nos dimos cuenta de que nadie vendría. En esos diez minutos fuimos acosados por multitud de taxistas y “moto-taxistas” que se afanaban en ofrecernos sus servicios. Las tarifas estaban marcadas en el aeropuerto y no era lo que nos preocupaba. Lo difícil era a quien decirle que sí. Finalmente optamos por los divertidos, para nosotros, moto taxis. Y los siguientes 20 minutos hasta el hotel fueron una risa de carrera. Lo primero de lo que te das cuenta es de que este es el medio de transporte por excelencia en Iquitos.
El hotel, ciertamente decepcionante en el servicio. No acudieron a por nosotros como dije, alguna habitación sin preparar y en general un trato regular. Em definitiva, nada recomendable. Salimos pues a comer. Y nos lanzamos a la Plaza de Armas, al Ari’s que aunque la “otra guía” lo califique de gringolandia mientras lo recomienda, también nos lo recomendó la muchacha del avión. Y nos gusta el ambiente, con mucha gente local y una atención estupenda. Probamos el paiche, típico pescado de la zona, servido a la loretana, con yuca y plátano macho frito. La carta es digna de ser estudiada como hicimos, con batidos de proteínas, creatina, guaranas… con promesas de energizantes y vigorizantes por doquier. Buenos platos.
Salimos a aprovechar la tarde que estaremos en Iquitos. Sin duda, y como habíamos leído, algunos edificios del siglo XIX que todavía dan muestra de los años de opulencia durante el negocio del caucho. Algunos, hoy día emblemáticos, como la Casa de Hierro, diseñada por Eiffel y que trajeron desde Europa para ser montada en este sitio. También famosas algunas casonas con ricos azulejos portugueses de la época y que, en general, hoy se muestran bastante deterioradas alrededor de la Plaza de Armas.
Bajamos desde aquí al malecón Tarapacá, el paseo que discurre junto a la ribera del río, de unos tonos verdes peculiares a estas horas de la tarde. Nos sorprende primero un vapor varado junto al paseo. Es Domingo y la zona está llena de vida. Paramos para un café en el mismo recorrido junto a la ribera, en Delirium Tremens Amazon Bistro. De los mejores cafés que hemos probado en Perú.
Seguimos por el malecón en dirección al Barrio de Belen, aquel sitio donde quedaron relegados los antiguos trabajadores pobres que no se enriquecieron en la época dorada. Actualmente un barrio de chabolas construidas del lado del río y que en la temporada seca se convierte en un barrizal. El enfrentamiento, por este motivo, está servido y los planes de desalojo de toda él área están sobre la mesa. El mercado y el barrio tienen una pinta normal, pobre pero normal, pero nuestros prejuicios hacen que la poca luz que queda nos inviten a no adentrarnos. La realidad es que la gente nos saluda y sonríe, pero no podemos evitar emprender el camino de vuelta al centro y nuestra zona “segura”. Nos quedamos con ganas de pasear por el Mercado. Tal vez mañana antes de ir hacia la selva.
Andamos hasta la Plaza 28 de Julio, otro de esos sitios “de Domingo”. Un policía, serenazgos les llaman, que vigila la zona, nos invita a visitar en una de las esquinas, el que fue el primer tren que llegó a Iquitos por el caucho. Y si curiosos y fotogénicos resultan los moto taxis, no lo son menos los coloridos buses, todos ellos sin cristales en sus ventanas, suponemos que una forma económica de mantener buena temperatura en el viaje.
De vuelta a la Plaza de Armas y esta vez unos buenos jugos en Yellow Texas y dejar la tarde pasar.
Por la noche y después de una “agradable” conversación con el gerente del hotel (no hay agua caliente entre más cosas), salimos al malecón a cenar. He de decir que sorprendidos gratamente por el ambiente, finalmente nos sentamos en el famoso Fitzcarraldo, sin mucha hambre pero en la animada terraza vemos pasar el día a día iquitino.
Con ello, nos vamos a dormir. Mañana rumbo al Amazonas. Si te gustó, nuestros consejos, después de las fotos…
TIPs VIAJÉFILOS
Para el bolsillo
- Taxi ida al aeropuerto: 20 soles (6 €)
- Vuelo ida, Cuzco-Lima. Star Perú: 77 € Tras un problema de horario, lo anulamos y reservamos con LCP Perú, a igual precio
- Vuelo ida y vuelta, Lima-Iquitos. Peruvian: 190 €
- Moto taxi aeropuerto-centro: 10 soles para tres personas, en taxi para cuatro personas por 20 soles
- Alojamiento en Iquitos. Bora Hotel : 30 € la habitación doble. Mejor elegir cualquier otro, la oferta sino amplia, permite escoger algo mejor. Mala atención y excusas constantes sin solución de los problemas que se plantearon en nuestra estancia.
- Comida Ari’s Rte en Plaza de Armas: 12 € por persona con cerveza. Más que recomendable.
- Cena en Fitzcarraldo a base de sándwiches: 22 soles (6 €). Caro, aunque en el escaso meollo turístico de Iquitos.
Tiempos y distancias
- Taxi centro Cusco-aeropuerto: 15 minutos de madrugada con buen tráfico
- Moto taxi al centro desde el aeropuerto: 20 minutos
Información útil
- Sin haber explotado mucho más allá de Iquitos y con un objetivo claro, pasar un par de días en la selva amazónica, creemos que una vez hecha la inversión de vuelo hasta aquí, merece la pena quedarse algún día más en los alrededores de la ciudad. Hay pequeñas poblaciones cercanas que verdaderamente merecen visitarlas.
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2 comentarios en “Iquitos o como llegar al Amazonas en Perú”
Me gustaría volver a Iquitos para explorar mejor la cuidad… aunque visitamos lo más destacado, creo que vale la pena quedarse unos días en la ciudad, y conocer también los alrededores cercanos. Gracias por recordarlo.
Me encanta. Es como estar allí.