Longsheng y los arrozales en el sur de China

Las terrazas de arroz de Longhsheng

Nuestro viaje por el gigante asiático llegaba casi a su fin pero todavía nos quedaba una de las partes más deseadas de nuestra aventura: disfrutar de Longsheng y los arrozales en el sur de China. Con esto y nuestro paso por las montañas kársticas de Yangshuo, terminábamos nuestras tres semanas de viaje a China. Habiendo disfrutado algo más de una semana en el norte del país entre Pekín y Xi’an y cinco días en Yunnan solo quedaba poner rumbo a la provincia de Guangxi, famosa por sus montañas kársticas y sus terrazas de arrozales antes de nuestra escala final: dos días en Hong Kong. Éramos conscientes de que la temporada tal vez no sería la mejor época para visitar los campos de arroz de los alrededores de Guilin pero quisimos probar suerte.

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Longsheng, paseando entre arrozales

Cómo llegar a Longsheng, los arrozales del sur de China

Nosotros volábamos desde Kunming, la capital de Yunnan, donde habíamos hecho una escala técnica a regañadientes. No había manera de enlazar desde Lijiang, más al norte y el único vuelo diario que une Kunming y Guilin salía a las 23 horas. Eso supuso llegar hasta la ciudad de Guilin más allá de la medianoche. Bastante más. Ciudades como Pekín o Shanghai tienen más opciones seguro.

El alojamiento que teníamos reservado en Guilin se ofreció a recogernos y nos pareció buena oferta. 120 yuanes (16 €) nos costó llegar desde el aeropuerto a nuestro alojamiento. A la hora que llegábamos mejor no ponerse a buscar.

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El alojamiento en Guilin, la puerta de entrada a los arrozales del sur de China

Aunque no era nuestro destino final, quisimos aquella noche de llegada dormir en Guilin. Los tres días de los que disponíamos los pasaríamos entre el norte de Guilin, concretamente en Longsheng y el sur de la provincia, en Yangshuo, donde descansar un par de días. ¡Menuda pintaza!. En Guilin elegimos el Guilin Beyond Villa Guillin (42 €-1n). No pasará a nuestra lista de alojamientos de ensueño. La dueña se mostró desconfiada desde el primer momento y bastante “intensa” en el tema del pago.

Desde el alojamiento nos ayudaron a montar un día en las terrazas de Longsheng, teníamos claro que lo haríamos por nuestra cuenta tratando de huir de los grupos que a buen seguro llenarían la zona. Era temporada baja pero eso en China no es garantía de nada. Casi a las dos de la madrugada nos metíamos en la cama. ¿En qué pensamos cuando organizamos un viaje? Menuda paliza de día.

Longsheng, los arrozales al norte de Guilin

En Longshen hay tres zonas donde disfrutar de los paisajes de arrozales: Longji que está prácticamente pegada con Ping’an y Jingken (o Dazhai village) algo más al oeste y sin comunicación por carretera con la anterior. Lo habitual es elegir entre Ping’an o Dazhai. Ping’an está algo más cerca y es la que más público atrae. Dazhai está algo más alejada aunque también recibe bastante turismo. Si se dispone de tiempo, en unas 4-6 horas se puede hacer un trekking entre ambas zonas y visitar las dos.

Cuándo visitar las terrazas de Longsheng

El paisaje de las terrazas como podéis entender cambia de estación en estación. Llegamos terminando el invierno (donde probablemente la estampa de los arrozales es menos vistosa aunque como ventaja tendrán muy poco turista) y entrando en primavera. En la primavera los campos se inundan de agua dando la clásica imagen de espejos que se suceden en las distintas alturas de los arrozales. Es realmente muy fotogénico en un buen día soleado. En verano el arroz madura antes de la recolección y ofrece una fotografía en un verde “fluor”, también muy vistoso para tomar fotos. Cuanto llega el otoño, justo en época de recolecta se torna más amarillo y los campos se llenan de agricultores. Así que, ¿qué más da que temporada elegir?. Con un buen día, todas las estaciones tienen su encanto.

Las terrazas de arroz de Longsheng
Las terrazas de arroz de Longsheng, un imprescindible de China

Nuestra ruta de los arrozales del sur de China

Nosotros salíamos en transporte privado a las nueve de la mañana desde Guilin. Durante toda la noche llovió y se acompañó de abundante aparato eléctrico. Hasta última hora tuvimos dudas pero la previsión era que pararía a las 11 de la mañana. Justo las dos horas que teníamos de camino. Se puede ir en bus público pero nos ofrecieron un conductor en el hotel y terminamos por aceptarlo después de negociar el precio. Por 600 yuanes (80 €) nos llevaba y traía después de pasar el día en los arrozales. Nos dejaría directamente en la estación para tomar el tren a Yangshuo. Nos estamos aburguesando, lo reconocemos…

La entrada al área de los arrozales

Noventa minutos después llegábamos al lugar donde controlan la entrada y hay que pagar. Serán campos de arroz, pero no te vas a librar de aportar tu “granito” de arena. Pagamos 80 yuanes cada uno (10 €). Desde aquí queda una media hora hasta Ping’an.

En el camino Huangluo, el pueblo donde las mujeres hacen una demostración de cómo enrollan su larga cabellera en un moño. Y es que en la tenía Yao, solo de cortan el pelo con la mayoría de edad y a partir de ahí puede llegar a alcanzar los dos metros de longitud. No nos apetece demasiado la turistada de ver peinarse a estas señoras y le dijimos al chofer que siguiera hacia los arrozales.

Como escribimos, nuestro día amaneció nublado. La bruma cubría el horizonte. Al menos la lluvia había cesado hacia un rato.

Ping´an, la mayor población en las terrazas de Longsheng
Ping´an, la mayor población en las terrazas de Longsheng

Las terrazas de arroz de Longji. Las terrazas de “la Espalda del Dragón”

Las terrazas, elevadas a una altura media aproximada de 800-1000 metros sobre el nivel del mar, fueron construidas por las minorías Zhuang y Yao hace unos 800 años y se fueron ampliando más allá hasta la dinastía Qing tan solo hace un siglo. Es difícil imaginar el esfuerzo que debió suponer modelar la montaña de esta manera para conseguir el espacio donde plantar el arroz.

Ping´an, las terraza y sus miradores

Sobre las 11 estamos en el parking que da entrada a la zona de Ping’an. Aquí se puede tomar un pequeño bus o llegar andando a la población. Por 30 yuanes (4 €) tienes la ida, por 50 yuanes (6 €) la ida y la vuelta. La carretera hasta aquí es preciosa. El cochecito eléctrico nos deja en el primero de los miradores; “Los nueve dragones y los cinco tigres”. Seguimos alucinando con los nombres que le ponen a los lugares. Y todavía a alucinamos más en cuanto nos asomamos al mirador.

Los caminos que conducen a los principales lugares están bien señalizados e incluso hay pequeños senderos que descienden hacia las terrazas. No os imagináis la suerte que estuvimos aquel día en la que prácticamente no había turistas. Además de disfrutar de las terrazas, los caminos discurren entre un frondoso bosque de pinos donde las rocas están encargadas de musgo y vegetación verdes infinitos.

Las Siete estrellas acompañan a la luna

Caminamos sobre las terrazas hasta llegar al segundo de los miradores de este área, el mirador de “las Siete estrellas acompañan a la luna”. Si el nombre es un espectáculo el camino no lo es menos y las vistas son impresionantes. Son unos 2 km y una media hora. No debes perderte este tramo. Tan solos estamos que hasta los puestos en el camino están abandonados.

Comer en Ping’an, el arroz en caña de bambú

Deshacemos un pequeño trozo del camino y decidimos bajar hasta Ping’an. No son más de diez minutos llegar al pueblo. El pueblo parece abandonado. Hay hoteles tiendas, pero casi todos los reconocimientos están cerrados.

En el centro encontramos un par de restaurantes abiertos (Ming Ge Tang) y nos sentamos a probar el tradicional arroz que se sirve en el bambú. El clásico es el Cured Balboa Tube Rice. El arroz se cuece en agua dentro del bambú. Una vez la caña está negra el arroz está cocido. Por nueve euros probamos este más tradicional otro con pollo y añadimos unas cervezas en la comida.

Subimos rapidísimo. La luz ha cambiado y mejorado, si cabe, el paisaje. Son las 15 horas cuando volvemos hacia Guilin. Han sido cuatro fabulosas horas entre los arrozales del sur de China que quedarán como una de las mejores jornadas de este viaje. Gustosamente de haber tenido tiempo le hubiéramos dedicado una noche a Longsheng para emprender algún trekking más largo. No pudo ser. ¡Poníamos rumbo a Yangshuo!

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Imagen de Jose Luis Bauset
Jose Luis Bauset
Soy Jose Luis, más conocido como Bau. Aquí compartimos nuestras experiencias viajando. Viajefilos es nuestro blog de viajes, donde todos aquellos adictos a viajar pueden buscar inspiración.

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