Corea del Sur nos fascinó por muchísimos motivos, una cultura tan distinta de la nuestra que nos sorprendió tremendamente. Además de su rica historia, plasmada en tantos y tantos edificios y complejos arquitectónicos, de su cuidado respeto por la naturaleza y de su rica gastronomía, disfrutamos como nadie de acercarnos a esa, para nosotros, peculiar en ocasiones forma de vivir, vestir y manifestarse. Aquí va una mínimo resumen de las cosas que creo, nos llamaron la atención…
– ¡Las parejas de enamorados son tremendamente visibles! Nos sorprendió la cantidad de parejas que se ven y que en muchas ocasiones visten igual, literalmente, pantalón, camiseta y hasta las mismas zapatillas. Son empalagosos, no a la hora de demostrar su afecto en público, pero si con todo lo que pueda ser utilizado para recordar su amor… Me refiero a corazoncitos, cupidos, angelotes, etc… motivos que se empeñan en utilizar en los cientos de selfies que se echan al día. Habitualmente el varón lleva el bolso de la muchacha que a buen seguro ira cargado de productos de cosmética.
– Las mujeres coreanas deben de ser las que mas tiempo y dinero dedican al maquillaje. Cualquier sitio es bueno y pueden estar un buen rato acicalándose y haciéndose fotos para comprobar los resultados. Una vez terminan, empiezan de nuevo con los retoques… Pieles perfectas y sin arrugas, pelo súper cuidado y en general un culto a la belleza desmedido. Imposible conocer el numero de establecimientos específicamente dedicados a la cosmética, en estaciones de metro, centros comerciales, en la calle… por todos los lados existen tiendas especializadas. Algo así como “el paraíso de las mascarillas”
– Hay mucha gente mayor y con aspecto de muy, muy mayores. Las mujeres distinguibles por el cardado pelo y muchas de ellas con enormes viseras tuneadas que les protegen del sol. Llama la atención que hay muchos de estos ancianos trabajando, al igual que hemos visto en otros países asiáticos, estas viejas generaciones carecen de pensiones y hacen grandes inversiones en los estudios de sus hijos. Se respetan, como debe ser, en metros, buses y demás, con asientos reservados, asientos que de verdad, se les ceden.
– Locales sin baño. Es habitual que muchos de los bares no tengan aseo… De todos modos a la gran cantidad de baños públicos disponibles en los principales puntos de interés, hay que añadir los que existen en numerosos edificios, accesibles de modo gratuito. Basta con asomar a la entrada de muchos edificios e incluso subir una planta y será fácil encontrar un baño en perfectas condiciones. No dudéis en usarlo, es de uso público.
– Look trekking, sorprendente. Mucha gente y sobre todo, gente mayor, usa ropa de trekking de vistosos colores para sus paseos. Nada de no ir conjuntado, colores acordes en la mochila, las zapatillas y en la ropa, y todo de buenas firmas y calidad. Como consecuencia, tampoco es difícil encontrar una gran cantidad de tiendas dedicadas a este tipo de ropa.
– Existe una bebida, el Soju, que beben en todas las comidas. Se vende en envases de unos 300 ml, existen con distintos sabores frutales y lo comparten durante la comida, bebiéndolo a chupitos y mezclándose habitualmente con la cerveza. En casi todas las mesas es inevitable ver varias botellas. Es de media graduación y nos aseguraron no deja resaca…
– Selfies, esto parece bastante extendido pero en este país puede resultar exagerado. Imposible cruzar las hordas de coreanos y coreanas que practican este deporte nacional sin fastidiar alguna de tus tomas. Con y sin palo, con fondo o sin el, para retocarse o porque si… es algo enfermizo lo de las auto fotos para los simpáticos coreanos. Y no penséis que la graciosa posición de los dedos en forma de victoria sobre las mejillas es descuidada, la utilizan para tratar de estilizar la forma de su rostro, vamos, unos auténticos profesionales. Y por supuesto, una vez hecha se revisa de inmediato, se rechaza si se cree conveniente y ¡se repite cuantas veces sea necesario!
– ¡Las toallas de los alojamientos son mínimas! Muy pequeñas, imposible para conseguir secarse entero, tendrás que elegir una parte… En cualquier hostel te la facilitan al igual que jabón, champú e incluso acondicionador.
– Hay muchas, muchas cafeterías. En muchos países asiáticos, la mayoría, habíamos tenido dificultades para tomar un buen café expreso. En Corea esperábamos una situación similar y nada más lejos de la realidad. Hay cafeterías a cientos, en cada esquina, con buenas maquinas y excelente decoración y ambiente en muchos casos. Además, no tendrás ningún problema en encontrar un Starbucks cerca, un Coffee Bean o de cualquier otra cadena, muy presentes en las ciudades. Tito nos confirmó que son adictos al café y eso nos sorprendió y nos vino de lujo a la vez, también los somos…
– Beber y comer. Los coreanos tienen costumbre de beber bastante, soyu, cerveza, vino de arroz… pero habitualmente lo hacen siempre acompañado de algo de comer. De hecho puede resultar más caro tomar una cerveza en un lugar que ir a un restaurante y pedir algo de comer con la birra. Nosotros el día que salimos con May y Tito terminamos cenando un par de veces en locales distintos de Itaewon…
Sin duda, simpáticos, serviciales, respetuosos, cultos y seguro que, ¡tremendamente divertidos!
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