Tras una semana recorriendo Cuba en coche, volvíamos para quedarnos unos días en La Habana, buscar una casa particular donde alojarnos en la capital y quedarnos los cuatro días que nos quedaban disfrutando de La Habana. Veníamos cansados y contentos a la vez de visitar el Valle de Viñales donde pudimos disfrutar del Parque Nacional en una excursión a caballo y de la adictiva población de Viñales, habíamos recorrido la distancia en coche hasta Cienfuegos, atravesado en Parque Nacional de Topes de Collantes y visitados los principales atractivos de Trinidad y Sancti Spiritus… Unos días para visitar La Habana sería el colofón perfecto de nuestro viaje por Cuba.
Día 7. Sábado 14 de Mayo. Sancti Spiritus-La Habana (400 km, 4 horas y media)
Habíamos dejado el plato fuerte para el final, La Habana. Al mediodía dejábamos el coche de alquiler y tocaba salir temprano. La ruta marcada nos llevaría por la autopista atravesando Santa Clara, ciudad icónica de la revolución donde descansan los restos del Che, pero que no teníamos tiempo de visitar. Al poco de tomar la autovía, conocida aquí como “carretera central” nos sorprende que han dejado abandonar uno de los sentidos de la misma y solo permanece abierto al tráfico el que viene de La Habana, con tres carriles que comparten todos los vehículos, en ambos sentidos. Esto lo convierte en peligroso, pues se trata de utilizar a 100 km/h el carril central únicamente para los adelantamientos… A unos 100 km de nuestra salida y llegando a Santa Clara, un área de servicio donde repostamos, esperamos que por última vez, y tomamos un café. Más adelante en el Parador km 132, dos sándwiches, bebida y cafés por 8 CUCs. Sobre las 12 del mediodía, la hora prevista, devolvíamos el coche en el Cubacar de Miramar, 1200 km después y sin incidencias. Recogido el depósito de 150 CUCs y desde aquí, un taxi (10 CUCs negociados) y a La Habana vieja, todavía quedaba buscar el alojamiento para las tres noches que nos quedaban en Cuba.
La Habana, declarada Patrimonio mundial de la Unesco en 1982, se encuentra en proceso continuo de restauración y la gran obra acometida por el historiador Eusebio Leal ha recibido un importante impulso según reconocen los propios cubanos. A pesar de este trabajo de restauración, todavía son muchos los edificios y calles en semi ruinas lo que le confiere un aspecto decadente que tardará muchos años en superar. El que es el conjunto colonial más grande de Latinoamérica, va cobrando de nuevo su esplendor perdido tras tres siglos de abandono.
Con tres barrios bien diferenciados, nos disponíamos en los siguientes tres días a explorar cada uno de sus rincones. Por un lado el casco antiguo, la Habana vieja, la parte en la que se trata de recuperar tanto los edificios importantes como los menos significativos volviendo a darle el aspecto vibrante de siglos pasados. A su lado, Centro Habana y El Prado, que creció extramuros y con aire aristócrata venido a menos. Y más allá Vedado y la famosa Plaza de la Revolución, lugar en el que han habitado a modo de barrio residencial las principales familias de la ciudad. Con las ganas de recorrerlo todo, llegábamos a eso de la una a Habana Vieja.
Le pedimos al taxi que nos deje en el Parque Cristo, una parte de Habana vieja donde Maps.me localiza varias casas particulares y está en medio de todo. Para organizarnos, en la calle Lamparilla paramos en un bar del mismo nombre y nos feriamos unas cervezas y unas tapas. ¡Y vaya tapas! Acabamos con unas costillas adobadas que son una delicia. Todo un acierto el local de la calle Lamparillas en el 361. Y los muchachos que lo llevan, atentos y simpáticos.
Un buen rato después nos ponemos en marcha a la búsqueda de alojamiento. Es Sábado y las casas coloniales que más nos gustan y que vamos viendo por Lamparilla, Amargura y Brasil están llenas. Los precios andan entre 35 y 40 CUCs. En algunas se empeñan en enseñarnos otras de familiares y amigos y evidentemente no tan atractivas. Seguimos paseo hacia Plaza Vieja y nos van asaltando, somos presa fácil con la mochila al hombro. Pero con la determinación de que no hay prisa por encontrar el mejor sitio para las siguientes tres noches, llegamos hasta el Hostal La Gárgola, en calle Cuba, de reciente rehabilitación (Noviembre de 2015). Muy bonita, con varias habitaciones perfectamente equipadas y por 40 CUCs. Nos gusta y no nos da opción al regateo. Así que pagamos dos noches y veremos qué hacer con la tercera. Por 50 CUCs dejamos pagado el desayuno buffet para los dos.
Y un rato de descanso, salimos a dar una vuelta sin ruta fija, visitando al atardecer las cuatro plazas que hay que conocer en La Habana, Plaza Vieja, Plaza de Armas, Plaza de San Francisco y Plaza de la Catedral, un buen momento para las fotos… Terminamos de nuevo en calle Obispo y como el primer día, con un mojito esta vez (6 CUCs por dos), en el Bar Lluvia de Oro. El siguiente antes de la cena, en La Bodeguita del Medio (5 CUCs cada uno), tal vez no el mejor dicen ellos, pero si el original, aunque se le olvidó la patente…
Para la cena, cual turistas que es lo que somos queramos o no, caemos en el Callejón del Chorro, junto a la catedral donde nos cazaron cada vez que pasamos esta tarde. Se juntan al menos 3 locales sin llegar a conocer que mesa pertenece a cada cual. Uno, de los que sonaba recientemente en un artículo del país, Doña Eutimia, donde dice hay que probar los fríjoles. Bueno, pues en este, Rte R.Orozco, la langosta y el pescado a la plancha por 12 CUCs cada plato, y nos cayó simpático el muchacho. Eso sí, al final son 30 por los dos, que si las tasas, que si el servicio… Si no quieres cenar ahí, no pases a la hora de cenar cerca, ¡que manera de vender!
Todavía con ánimo para un último envite de “ofertas” echamos a callejear y tirar unas fotos, caminando por O’Reilly damos con un local con terraza muy animada frente a la casa de Victor Hugo. Su nombre El de Enfrente (8.80 CUCs, dos muy buenos mojitos)
Extenuados, no sé si más por la presión de los “desinteresados voluntarios” o por el madrugón y el viaje, o pudiera ser por los mojitos… nos vamos a la cama.
Día 8. Domingo 15 de Mayo.
La Habana: Plaza de la Revolución y Vedado. El Prado y Capitolio.
Tras el buen desayuno servido en el hostal, tomamos un taxi a la Plaza de la Revolución. Nuestra idea para la mañana, visitar esta zona más alejada que incluye la Plaza, la necrópolis de Colon y dar un paseo por el barrio de Vedado hasta el hotel Nacional. Nos ponemos en marcha a las 10 de la mañana. Pagamos por el taxi tras negociar 5 CUCs, pinta que se puede pagar menos.
Nuestra primera parada en la famosa Plaza de la Revolución, lugar de los famosos mítines de Fidel. Destaca el monumento central en honor a José Marti de 109 metros de altura, con la enorme estatua de mármol tallada allí mismo, y las dos figuras en bronce sobre las fachadas de los edificios, con las siluetas de Camilo Cienfuegos (“vas bien Fidel”) y Che Guevara (“hasta la victoria siempre”). Lugar donde la foto es imprescindible. Los edificios circundantes como el Teatro Nacional no tienen ningún valor desde el punto de vista arquitectónico en mi modesta opinión.
Desde aquí emprendemos en camino a pie de unos 20 minutos hasta la Necrópolis de Colon, el famoso cementerio de La Habana. Alrededor de 2 millones de tumbas con más de 150 años y numerosas estatuas y panteones que abarcan una ecléctica mezcla de estilos. Algunos mausoleos famosos como el dedicado a los ocho estudiantes de medicina fusilados en 1871, el sepulcro de La Milagrosa, que veneran las mujeres embarazadas y visitan sin darle jamás la espalda o el imponente monumento dedicado a los bomberos.
Enfilamos la salida principal hacia la calle 23 donde un paseo por el barrio de Vedado nos llevará hasta el Hotel Nacional. Al poco del cruce de la 23 con la 12, una exposición permanente de carteles de cine del Instituto de Arte Cubano e Industria Cinematográficos, gratuita y en la que merece la pena entrar. La amplia avenida se encuentra flanqueada por elegantes chalets, unos en ruinas junto a otros en perfecto estado de restauración. Hacemos una parada para un café en un bonito restaurante iraní que nos tropezamos en la misma calle. Adelante la famosa heladería Copelia y sus famosas colas, parece que lo de hacer colas es un mal común para los cubanos.Terminamos finalmente en el imponente edificio art déco del Hotel Nacional de Cuba. Entramos y en la terraza del hotel frente a la bahía, nos tomamos una merecida cerveza pagando 3 CUCs por cada una, eso sí.
Para la hora de comer pensamos en alguno de los restaurantes de el Prado que hemos buscado en las guías. Al salir del Nacional, tomamos un Cocotaxi, con la premisa de que lleva “contador”. A los pocos cientos de metros, veo como el tipo, con un botón va subiendo la cantidad a toda velocidad… Le exijo que pare y le solicito al cachondo conductor que me deje darle al botoncito. Insiste en que es el arranque… Llevamos menos de 1 km y 8 CUCs de cuenta. Después de una breve discusión le digo que le pagaré 5 y que ya puede estar contento de que no llame a al policía. Esta palabra mágica, acaba por convencerlo de que los cinco que cobrará es buen negocio, mucho de hecho.
En el Paseo del Prado, los edificios de ambos lados son increíbles. Sacados de un terremoto 100 años atrás dan para cientos de fotos. Subimos a un restaurante situado en la Asociación de casas asturianas, en el tercer piso, desde donde las vistas del paseo son espectaculares. Los precios de la carta son abusivos, así que pedimos unas cervezas y unos entrantes para pasar el trago. El tartar de bonito y el carpaccio de pulpo y pescado, buenas y copiosas entradas por 23 CUCs con las dos Cristal. El sitio está bien pero es caro de…
De nuevo abajo en el Prado. El café lo echamos en la animada terraza en ese momento del Hotel Inglaterra, el más antiguo de Cuba y aprovechamos su wifi para un rato de conexión. La luz de la tarde está quedando perfecta para seguir tirando fotos camino del Capitolio. En el mismo Parque Central, junto al hotel, la calle San Rafael o boulevar, antigua y estrecha calle peatonal famosa por sus tiendas y junto a ella, el Gran Teatro de La Habana. El imponente Capitolio inaugurado en 1929, se construyó imitando el de Washington pero de mayor altura, su cúpula se alza hasta los 92 metros. Sigue actualmente una concienzuda restauración para albergar de nuevo la sede del gobierno. Entre alguna de las curiosas historias que esconde el robo del diamante bajo la cúpula que fue devuelto tiempo después o que cuenta con la estatua más alta del mundo bajo techo, la estatua de la republica, de 17 metros y 49 toneladas.
Damos la vuelta al enorme edificio del Capitolio sorprendidos por la mezcla entre edificios cayéndose a pedazos frente al mismo. En la parte de atrás de la plaza, la antigua fábrica de tabacos de Partagás. Y de nuevo, girando sobre el Capitolio y adentrándonos en Habana vieja, primero en la Plaza del Cristo y la iglesia de igual nombre. Atardece y toda la gente anda en la calle. De vuelta al hostal por calle Obispo. Es Domingo y tanto la oficina de cambio y la oficina de ETECSA están abiertas hasta las seis. Descansaremos un rato.
Para la noche queremos ir a La Casa de la Música de Habana Centro. Hemos conocido un músico esta tarde que toca allá esta noche y nos dió buen rollo. Un tipo que había tocado percusión con Sabina aquí en Habana ¡no es para menos! No intento vendernos nada ni convencernos, solo charlamos, tal vez por eso lo acabamos creyendo. Hay otra casa de la música en Miramar que rivaliza con la de Habana Centro, pero parece que esta tiene mejores espectáculos…
Salimos a cenar primero por Habana vieja. En el restaurante O’Reilly 304 no hay manera, el sitio está tope. Llegamos hasta la siguiente esquina, en calle Obispo, al restaurante Europa. Muy buenos precios, como dice el camarero, los más baratos de toda la famosa calle Obispo. Las generosas raciones de pollo con su habitual guarnición, puré y arroz, además de postre, por 20 CUCs los dos. El pero, de la aparentemente extensa carta faltan la mitad de los platos, según el camarero, consecuencia de tanto éxito.
Así pues, salimos caminando por Obispo rumbo a Habana Centro. Una vez llegamos al Hotel Inglaterra, unas cuatro cuadras más y girando a la derecha. No más de 15 minutos andando. Hasta las once no abren, así que pedimos unos mojitos en el bar de allí mismo (5 CUCs cada uno). La entrada 10 CUCs, “Leonel Limonta y su azúcar negra”. Un gran escenario, 3 barras, pista de baile y camarer@s con pajarita y chaleco, buena pinta tiene. Lo malo, es que al poco nos damos cuenta del putiferio que hay montado, literal… Aguantamos, pero ¡no empieza! Decidimos un buen rato después darnos por engañados y volver. Vaya estafa, la Casa de la Música de La Habana, un puticlub en toda regla. La vuelta en bici taxi por 5 CUCs. Estafados y a dormir….
Día 9. Lunes 16 de Mayo.
La Habana vieja, Malecon de la Habana y fortalezas del Morro y La Cabaña
Decidimos pasar la noche que nos queda en el mismo hostal. No quisimos adelantar las tres noches pero esta muy bien tanto la habitación como el desayuno, así que le digo a Guillermo que nos quedaremos otra noche.
Salimos hoy para volver a andar por las calles de Habana vieja, tal vez esta vez con más orden en la visita, aunque es una mera escusa para disfrutar de sus calles de nuevo. Valga de antemano saber que los lunes cierran varios de los museos y edificios históricos.
Plaza de la Catedral de la Habana
La primera de las cuatro plazas con las que nos tropezamos tras salir del hotel, es la de la catedral. Presidida por la Catedral de San Cristóbal y cuya construcción llevo más tiempo del previsto, pues iniciada por los Jesuitas, quedó paralizada tras la expulsión de los mismos por parte de la corona española del territorio. A partir de aquí fueron los franciscanos los que terminaron el santuario. En 1796 se supone fueron trasladados aquí los restos de Colon, adquiriendo su actual nombre. La fachada del barroco cubano destaca por sus dos torres asimétricas. La entrada gratuita, da acceso al interior perfectamente conservado. Pudimos también subir a la torre por 1 CUC, con vistas de la bonita plaza y en los arriesgados niveles superiores de parte de la bahía y la ciudad antigua.
En un lateral de la plaza, el Palacio del Conde Lombillo y el Palacio de los Marqueses de Arcos, de bonitas fachadas porticadas. Accedemos al patio interior del primero. Al frente de la catedral, el museo de arte colonial, un edificio de arquitectura civil colonial de bella factura. Y en el lateral restante, el Palacio de los Marqueses de Aguas Claras con un restaurante y animada terraza actualmente. Saliendo de la plaza por la calle Empedrado, la Bodeguita del Medio, temprano para nosotros…
Plaza de Armas de la Habana
Nosotros seguimos por la calle Mercaderes, que desemboca en la Plaza de Armas y en uno de los más bonitos edificios de La Habana, el Palacio de los Capitanes Generales. Un fabuloso patio interior presidido por dos palmeras reales y una estatua de Colón se puede visitar, pero no será hoy, cierra los Lunes…
Junto a él, el Palacio del Segundo Cabo que si se puede visitar y más adelante el Castillo de la Real Fuerza, la construcción militar más antigua de la ciudad, también cerrada los lunes. La torre vigía y símbolo de la villa, y del Ron Havana, la Giraldilla, se alza en la estructura. Frente al palacio, dos edificios singulares, el Templete, lugar donde cuentan se fundó la cuidad tras celebrarse la primera misa bajo una ceiba y el Hotel Santa Isabel.
La plaza en sí es ahora una librería al aire libre con venta de viejos libros y antigüedades de todo tipo.
Plaza de San Francisco de la Habana
Continuamos camino por la histórica calle Oficios con la Casa de los Árabes, que albergó la primera escuela primaria de la ciudad y actualmente es la única mezquita de Cuba, inaugurada en 2015. Poco antes de entrar a la plaza, a la derecha, la calle de la Obra Pía con un famoso edificio colonial del mismo nombre, donde el antiguo morador dotaba a cinco huérfanas al año para que contrajeran matrimonio o ingresaran en un convento. Y ya en la plaza, en el centro, la fuente de los Leones inspirada en la de la Alhambra. Dos edificios destacan en la plaza, la lonja de comercio y la basílica Menor de San Francisco de Asís. La entrada 2 CUCs.
Antes de llegar a Plaza vieja, sacamos dinero en un banco de una esquina en la misma. Ayer intentamos un cajero y no fue posible, desconocemos el motivo. En la oficina de cambio nos dijeron que cobran 3 CUCs por cada 100 que solicites a cargo con la tarjeta, pero la cola de la CADECA de plaza San Francisco es enorme. Aquí en el banco hacemos igual operación, precisas pasaporte, con una comisión de 4 dólares por cada 100.
Plaza Vieja de la Habana
La cuarta destacable de la Habana vieja de reciente restauración. Los edificios históricos que la circundan datan de cuatro siglos distintos, destacando la Casa del Conde Jaruco. Nos colamos con permiso en el patio interior. En la esquina misma, paramos para una cerveza en La Factoría, el más animado ahora mismo, con música en directo. Además de tiradores con cerveza fría, tienen una carta bastante económica para hacer un stop. Las dos jarras de cerveza y una tabla de jamón, chorizo y queso por 8.75 CUCs.
Salimos por calle Cuba de la plaza y visitamos tres iglesias que se suceden en la cercanía de la misma calle: el convento de Santa Clara, la iglesia del Espíritu Santo y la iglesia de Nuestra Señora de la Merced, aunque lo mejor de llegar son las calles que conducen a ellas.
Volvemos en paralelo al paseo del puerto. Y entramos en calle Comercio en busca de algún sitio donde comer. Nos sirve un local de bocadillos (cuidado porque el concepto tampoco es el que esperáis) Café Habana. Dos sándwiches, unas patatas fritas y dos limonadas por 11 CUCs
Para el café, el Hotel Ambos Mundos, donde Hemingway vivió mucho tiempo en la quinta planta y ¡además tiene wifi! Un par de buenos cafés y descanso por 2 CUCs cada uno. Subimos a la terraza del restaurante en la sexta planta, no se paga pero tampoco nos volvieron locos las vistas.
Definitivamente no hemos dejado muchos rincones de la bella Habana por explorar, así que hacemos el tiempo suficiente para ver el atardecer entre el Malecón y las fortalezas del Castillo del Morro y San Carlos de la Cabaña.
Para llegar a los fuertes del otro lado de la bahía que protegían la ciudad, tomamos un taxi que nos cruza por el túnel que lleva a las mismas. Su precio 5 CUCs. Sobre las 17 horas estamos ya viendo La Habana al frente. La función defensiva de la enorme fortificación del Morro se vió en entredicho tras la conquista por asedio de la ciudad por parte de los ingleses que atacaron la misma por tierra en 1762. Esto provocó tras la recuperación de la villa por parte de los españoles, a cambio de Florida, que se construyera la Cabaña, convirtiendo la Habana en todo un bastión contra los ataques de piratas y países no tan amigos.
Llegamos a las 17:15 a la puerta del Morro, pero a pesar de que cierran a las seis no nos dejan empezar la visita. La entrada son 6 CUCs.
Abandonamos pues el castillo y nos dirigimos al otro bastión, la Cabaña, este cierra a las once. Andando no lleva más de quince minutos. Al llegar también tenemos problemas para entrar… Nos dicen que tenemos que esperar a las seis. Ante la cara de asombro y cabreo de los pocos turistas que acabamos de llegar, la muchacha nos deja entrar evitando así pagar los 6 CUCs. No hay mal que por bien no venga. Esta fortaleza si es verdaderamente enorme y la cantidad de edificios y cañones conservados dan una idea de la importancia de La Habana para el reino español de la época. Todos los atardeceres a las 21 horas un cañonazo advertía a la población del cierre de las puertas de la ciudad y del puerto mediante una gran cadena que impedía el acceso a partir de esa hora. Esta ceremonia se sigue celebrando hoy día a la misma hora, aunque no nos quedamos a verla. No tuvimos mucha suerte ese día con la luz, estaba nublado y a ratos chispeaba, así que después de un buen rato paseando e imaginando lo que tuvo que haber sido aquello en tiempos, emprendimos la vuelta a ciudad vieja.
Un desvencijado taxi nos lleva de nuevo a Habana vieja, otros 5 CUCs tienen la culpa. Le pedimos que nos deje en el Floridita, habrá que probar el daiquiri… ¡Hay que ver cómo se lo montaba el Ernesto! Eso sí, los cobran a 6 CUCs. De aquí por Obispo una nueva parada en el Bosque Bologna, una animada terraza, como no, con buena música en directo (mojito a 4 CUCs). Más tarde una buena Cristal en una terraza de un precioso edificio colonial de la plaza vieja, Azúcar Lounge and Bar (3 CUCs la birra, confesar que probamos un buen plato de jamón por 7 CUCs, el dueño es español) espectacular dijo Carmen. Cena, en la misma plaza, Rte La Vitrola, con unas brochetas de marisco, su cerveza y su café por 20 CUCs los dos. Y así, tarde-noche abandonada al abandono… Merece la pena una velada así en Cuba.
Día 10. Martes 17 de Mayo. La Habana-Madrid-Alicante
Tras la noche anterior en la que nos dimos cuenta de que Plaza Vieja sea probablemente la mejor opción de alojamiento, animada, céntrica y al menos con dos hostales que nos cautivaron, Hostal Azotea y Hostal Muralla, tocaba nuestro último día en La Habana. Nuestro vuelo, a las 23 horas nos permitía aprovechar el día completo. Compras, algunos últimos paseos y la visita de algunos edificios que ayer no pudimos hacer.
En primer lugar nos dirigimos al Palacio de los Capitanes Generales (3 CUCs la entrada básica sin guía y restringida). Solo el patio interior merece la pena lo pagado. Dos grandes palmeras reales en el patio rodeado de anchas columnas y arcos de medio punto y ocupado por la estatua de Colón y densa vegetación tropical en su alrededor. El lugar, cargado de historia, ha sido durante muchos siglos sede de gobiernos, de ayuntamientos, cártel y testigo de alguno de los más importantes acontecimientos como la firma de la independencia de Cuba. En las distintas salas de exposiciones, numerosos objetos de lo que decir ser la hegemonía española en América, trajes y armas militares, tallas y estatuas en mármol y bronce y parte de la historia de la independencia de la isla.
Sin salir de la plaza de Armas, entramos a visitar el Castillo de la Real Fuerza y la famosa torre vigía conocida como la Giraldilla. La entrada 3 CUCs. En el interior una completa colección de maquetas de navíos de la época colonial e instrumentos navales.
Volvemos a Plaza Vieja donde paramos a comer de nuevo en el Rte. La Vitrola. Algunos paseos más, algunas fotos más… ¡Desde luego que La Habana engancha!
Salimos en taxi sobre las 19:30, unos 30 minutos hasta el aeropuerto. Nos trajo un muchacho súper competente en su Peugeot de más de 50 años (alexlauc@gmail.com Tlfno +5352585696). En la actualidad ya no es necesario pagar los 25 CUCs de tasa de salida del país que se pagaban hasta hace poco pero no conseguimos saber hasta aquí si seguía en vigor. Regreso sin problemas, el único problema es regresar…
Desde luego La Habana es una ciudad que engancha, con todos sus peros pero con un atractivo sin igual. Y buscando buscando, si de verdad quieres un contacto más cercano, nada como un buen paseo por la ciudad con un cubano, como dicen en esta página, aprende a vivir como un cubano más. Haz click aquí y reserva tu viaje privado por la Habana. Seguro que no te arrepientes. Por supuesto muchas más opciones como la visita al Cabaret Tropicana, uno de los espectáculos de cultura cubana más auténticos de La Habana o el tour con un coche clásico norteamericano por el Malecón…
RECOMENDACIONES FINALES PARA VIAJAR A CUBA
-Dormir en casas particulares. No tuvimos ningún problema en Mayo a pesar de no tener reservas previas. En los últimos años en las poblaciones más turísticas han florecido al olor del negocio y es brutal la cantidad de habitaciones disponibles en lugares como Viñales o Trinidad. Todas en las que estuvimos tenían agua caliente y papel higiénico, extremo este que tenía preocupado los foros que navegamos… Los hoteles son muy muy caros bajo la apariencia de las muchas estrellas que lucen, pero según los mismos cubanos, habitualmente están en pésimo estado y no ofrecen servicios adecuados.
-Alquilar un coche. Leyendo foros no teníamos claro si hacerlo tanto por precio como por seguridad, unido a la disponibilidad de gasolineras. Es cierto que sube el presupuesto, pero las carreteras están en buenas condiciones más o menos y la escasez de tráfico hace sencillo conducir. Ni que decir tiene que el disponer del propio vehículo abre todo un mundo de posibilidades para emprender la ruta. Imprescindible hacer la reserva, subimos a unos holandeses en Topes de Collantes que iban haciendo autostop y nos comentaron que a pesar de ser temporada baja les había sido imposible alquilar un coche en los días de viaje que llevaban y, al devolver el nuestro, asistimos a un chantaje en toda regla para llevárselo en ese mismo momento un cubano que andaba esperando en la compañía, parece que un buen rato ya…
-Conexión a internet. Si bien no parecía fácil al principio, pronto nos dimos cuenta de que en todas las poblaciones que pisamos había curiosamente un pequeño espacio en alguna plaza o calle en el que se agolpaban turistas y cubanos, móvil en mano. Con una tarjeta prepagada de ETECSA, que se puede adquirir en los locales de la compañía, por dos CUCs ofrece una hora de navegación a velocidad más que razonable. Así que solo hay que fijarse donde están estas curiosas aglomeraciones…
-Y paciencia, mucha paciencia…
Hacía 23 años de mi anterior visita, Cuba seguía siendo la misma, tal vez, solo tal vez, el que había cambiado era yo…
TE AYUDAMOS CON TU VIAJE A CUBA | |
---|---|
Encontrarás descuentos en algunos de estos enlaces y a nosotros nos llega una pequeña comisión por tus reservas | |
COMPARA AQUÍ el mejor vuelo | CONSIGUE AQUÍ el mejor seguro de viaje |
RESERVA AQUÍ el mejor hotel en Booking | ORGANIZA AQUÍ la mejor actividad |
¿Te ha gustado nuestro post? ¡Déjanos tu opinión o cuéntanos tu experiencia!
2 comentarios en “Viajar a Cuba por libre III: La Habana”
Excelente nota. Estuve recientemente, y me trae buenos recuerdos, aunados a nuevas experiencias que deberé vivir próximamente.
Gracias.
¡Muchas gracias por tu comentario! La Habana es uno de los lugares más fascinantes del mundo, sin duda