Viaje por Rumania: Moldavia (2ª parte)

Postal-Ricon-MoldaviaEl recorrido por lo menor de MOLDAVIA

En la región de Moldavia se encuentra uno de los puntos estrella del viaje a Rumania: los monasterios pintados de Bucovina. Erigidos, con fines defensivos, cuando se cernía la amenaza de los invasores turcos, durante el mandato de Stefan cel Mare y su hijo Petru Rares entre los siglos XV y XVI, por lo tanto, están rodeados por murallas de piedra, o madera en algún caso, emplazándose una iglesia en su centro. Dentro de ellos se educaba y entretenía a los soldados y campesinos que eran incapaces de entender la liturgia eslava, por lo que en las paredes, tanto interiores como exteriores, se pintaron conocidas historias bíblicas de la forma más gráfica posible.

Estos monasterios ortodoxos, están orientados hacia el este, cumpliendo la creencia tradicional según la cual la luz de Dios brilla en la imagen del sol naciente. El muro norte suele ser el que en peor estado se encuentran las pinturas exteriores, debido al castigo sufrido por las inclemencias del tiempo, hallándose el resto de los muros en un increíblemente buen estado.

Moldavia

Todos cobran entrada, que cuesta 5 lei por persona y 10 más si se quiere hacer fotos, lo cual está permitido en toda la zona excepto en el interior de las iglesias. Estas están divididas en 5 cámaras: el pórtico (pridvar), la cámara de los mártires (pronaos), cámara sepulcral, nártex (naos) y el altar. A veces la cámara sepulcral se une a la pronaos (como en Voronet), existiendo cuatro cámaras y en ocasiones el pórtico no existe, por lo que solo hay tres cámaras. El altar está protegido de la vista general por un iconostasio, es decir, una mampara bellamente tallada y dorada que lo separa del nártex. Las cúpulas están hechas al estilo moldavo, un complejo sistema de doble bóveda, y decoradas con pinturas de Cristo y la Virgen a tamaño superior al natural, que miran hacia lo fieles (hacia abajo). Estos monasterios fueron clausurados a finales de 1700 tras la ocupación austriaca y no fue hasta el año 1990 cuando se recuperó la actividad en el interior.

En la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO se encuentran recogidos los Monasterios de Voronet, Humor, Moldovita, Sucevita, Arbore, Probota y las iglesias de la Santa Cruz de Patrauti y de San Jorge de Suceava .La visita de los más famosos (los cinco primeros) se puede realizar en un solo día pero es recomendable dormir dos noches por la zona. Un buen lugar para la primera noche, si se llega a Moldavia desde Maramures, es Gura Humuruloi, y la segunda noche en Suceava. Si por el contrario se el acceso se realiza desde el sur de Moldavia, yo invertiría el lugar donde dormir, primero en Suceava y luego en Gura Humuroloi. Nosotros solo disponíamos de una sola noche en la zona, y elegimos dormir en Suceava, pero llegamos tan justos de tiempo que no pudimos visitarla, con lo que hicimos un par de horas más de coche tontamente.

Mapa de la región de Moldavia

El recorrido lo comenzamos por Gura Humuroloi, para poder visitar los monasterios más interesantes en primer lugar y dependiendo de la hora seguir visitando los más normalitos. El primero al que entramos fue el de Humor, tras seguir durante 6 km el cártel verde indicador que se encuentra en el centro de Gura Humuroloi. Este monasterio fundado en 1530 siguiendo los consejos del príncipe Petru Rares, está rodeado de murallas construidas parcialmente en madera, y posee una torre de vigía de tres pisos a la que se puede subir, aunque las vistas del pueblo no son ninguna maravilla. En las paredes de la Iglesia de la Asunción de la Virgen, los frescos exteriores, que datan del 1535, predomina el color rojo. Durante la visita estaban restaurando parte del interior, por lo que la pronaos estaba llena de andamios, pero menos mal que en el resto ya habían terminado.

Regresamos a Guru Humuroloi, dirección oeste, hacia Maramures, donde se encuentra el cartel indicador del monasterio de Voronet, que se encuentra a unos 4 km del desvío. Hay un parking para aparcar por 2 lei, y tras 5 minutos caminando se llega a la puerta del recinto monacal. En este monasterio predomina el color azul, llamado azul de Voronet, encontrándose los frescos de la Iglesia de San Jorge en un muy buen estado de conservación.

Tras la visita a este monasterio, emprendimos camino dirección Campulung Moldovenesc, y a unos 20 km, hay que coger un desvió a mano derecha que nos lleva a la Iglesia de la Anunciación en el monasterio de Moldovita. Fundado en 1532 por el principe Petru Rares, está formado por un recinto cuadrangular fortificado con torres y una iglesia en el centro pintada con predominancia del color amarillo. En el muro sur de la iglesia se ve una representación de la defensa de Constantinopla en el año 626 contra los persas mientras que en el pórtico esta representado el Juicio Final.

Moldovita

Desandamos hasta encontrar el cártel verde que nos indica el camino a la iglesia de la Resurrección en el monasterio de Sucevita. Tras recorrer una serpenteante carretera que atraviesa el puerto de montaña, se llega a este monasterio, el más grande y quizás el más bello de todos. La iglesia construida en 1583, conserva frescos en todas las paredes excepto en la occidental, y según la leyenda, el artista se murió tras caerse del andamio cuando intentaba pintarla y nadie se atrevió a finalizarla. En ella predomina el color rojo y el verde. En este monasterio, a las 16:00 horas comenzaron a rezar las monjas que lo habitaban por lo que nos quedamos un rato presenciando los rezos ortodoxos.

Sucevita

Por último nos dirigimos hacia el pueblo de Arbore, donde se encuentra la Iglesia de la decapitación de San Juan Bautista. Fundado en 1503 los frescos del exterior se encuentran bastante mal conservados y el interior la naos estaba llena de andamios ya que estaban restaurándolo. Por el contrario se podían hacer fotos en el interior de la iglesia, porque al contrario que el resto no parecía un verdadero monasterio con monjas dedicándose a la vida monacal.

El resto de monasterios ya no nos dio tiempo a visitarlos, ni los que forman parte de la lista de patrimonio de la Unesco ni los recomendados por la LonelyP (el monasterio de Putna y el de Dragormina), pero simplemente porque habíamos reservado hotel en la ciudad de Iasi, que se encontraba a casi cuatro horas de coche desde Arbore.

Llegamos al Hotel Moldova, nuestro alojamiento en Iasi, a las 21:30. Hotel muy bien situado, con habitación con vistas al Palacio de Cultura y justo al final de la calle que están haciendo peatonal, B-dul Stefan del Mare, donde se concentran la mayoría de los puntos de interés. Nos salió por 40 euros reservándolo por Booking. Elegimos dormir en esta ciudad tras leer la LonelyP: la segunda ciudad más grande de Rumania, que fue capital de Rumania en 1859 y durante la Primera Guerra Mundial, donde se creó la primera universidad del país, etc. En realidad es una ciudad caótica, o por lo menos lo que nos pareció, con un montón de calles en obras (acondicionando la ciudad para el turismo) que complica mucho la entrada y salida de ella en coche propio. La visita no estuvo mal, pero quizás no justifica el desvió que hay que hacer para poder visitarla, sobre todo si no se dispone de mucho tiempo. Al igual que Maramures fue un viaje al pasado rural, Iasi podría compararse como un viaje al pasado comunista.

Tranvías circulando por las calles, los hoteles más importantes son bloques cuadrados poco agradables de ver, mucha religiosidad, ausencia de grandes franquicias en los edificios del centro, aunque si te alejas muy poco de lo que se considera centro hay un par de pedazos centros comerciales con las típicas franquicias y terrazas en plan chillout que auguran una rápida transición al capitalismo que estamos acostumbrados en nuestra zona. Creo que será cuestión de tiempo. Como llegamos tan tarde, casi nos quedamos sin cenar, y entre lo cansados que estamos tras la paliza en coche, cenamos un kebab en la propia habitación.

Al día siguiente disponíamos de unas 3-4 horas para visitar el centro de la ciudad. Comenzamos visitando el exterior del Palacio de Cultura (el interior no se puede visitar), donde se encuentra al Museo Etnográfico, el de Arte, el de Historia y el de Ciencia y Tecnología. Justo delante de este palacio que fue construido a principios del siglo XX, sobre las ruinas de la antigua corte de los príncipes, se encuentra la estatua ecuestre de Esteban el Grande de 1883 y la Iglesia Real de San Nicolás (Biserica Sfantul Nicolae Domnesc), restaurada en 1677 y 1884. Subimos por la calle peatonal hasta la plaza Unirii, donde se encuentra la bellísima (por lo menos el exterior) Iglesia de los Tres Jerarcas (Biserica Sfintilor TreiIerarhi). Se considera una obra de orfebrería en piedra tallada, que en su origen, en 1639, estaba recubierta de oro, plata y lapislázuli. A su lado está la Catedral Metropolitana de Moldavia, la mayor catedral ortodoxa de Rumania, concurrido lugar de culto para poder ver el cuerpo de la idolatrada santa Parascheva, patrona de la catedral y de Moldavia, aunque su exterior es poco fotográfico. El interior gana, pero como estaban realizando un oficio religioso no pudimos visitarla a nuestras anchas. Continuamos por el boulevard, pasando por delante del parque central (pequeño parque sin pintores ni dibujantes callejeros a primera hora de la mañana) y del Teatro Nacional para llegar a la plaza Unirii, donde en teoría están los mejores hoteles de Iasi.

Después nos dedicamos a callejear, mezclándonos con la gente (en esta ciudad encontramos muy pocos turistas) de camino a un par de monasterios que se encuentran en pleno centro. El primero fue el de Golia, fortificado con una torre de 30 metros que se alza en la entrada y rosaledas que rodean una iglesia del siglo XVII, con vivos frescos bizantinos en sus paredes. La entrada es gratis, como en todas las iglesias y monasterios de Iasi, y se puede hacer fotos en su interior. El callejeo nos hizo pasar por delante de la iglesia Armenia, el monasterio de Baboi (poco interesante) y ya regresar al hotel, comprar comida y ropa en el centro comercial y largarnos de esta ciudad. Nos esperaba un duro día de coche para salir de Moldavia y llegar a Targu Mures.

Tras dos horas y media de coche hicimos dos paradas para descansar y visitar dos monasterios más: el de Agapia y el de Varatec. Ambos bien señalizados y muy próximos, son centros religiosos activos, donde residen una importante comunidad de monjas. El de Agapia din Vale es bastante grande, situado al final del pueblo (hay otro más escondido) y aunque fue construido en 1644 los edificios principales son modernos y de escaso interés arquitectónico. El interior de la iglesia, como siempre, esta ricamente ornamentado y decorado, y no paran de entrar fieles devotos que muestran su religiosidad. A las tres de la tarde comenzó el rezó de lo que podría ser el rosario para los cristianos católicos, donde dos o tres monjas recitan pasajes de varios libros que tienen colocados sobre atriles giratorios.

Agapia

A 15 minutos de coche encontramos el Monasterio de Varatec, fundado en 1785 y donde lo más peculiar es que en su jardín se encuentra la tumba de Verónica Micle, poetisa y gran amor de Mihail Eminescu (el poeta rumano por excelencia). El interior de la iglesia también estaba profusamente decorado, y como en el anterior, estaban realizando sus rezos diarios.

Tras estas dos breves paradas pusimos rumbo al “maravilloso” cañón de Bicaz y el Lacu Rosu. A su favor diré que íbamos con prisa y un poco cansados de carretera nacional pesada, pero el cañón no vale mucho; salvo una zona llamada “el cuello del infierno” (Gatul Iadului) donde casi no hay sitio para una carretera que circula prácticamente debajo de peñascos. El resto no deja de ser una carretera de montaña, serpenteante y con unas altas paredes rocosas a los lados. De hecho me gusto más la continuación de esta carretera, cuando desciendes el puerto de montaña tras pasar el Lacu Rosu. Este lago, lleno de tocones de árboles muertos que asoman de sus turbias aguas, tampoco me pareció ninguna maravilla, aunque quizás si dispones de tiempo se merece una noche en la zona y realizar alguna caminata por ella para poder disfrutarla mejor, pero como aun nos quedaban unas 4 horas de coche hasta llegar a nuestro hotel le dedicamos una breve parada de media hora. Por fin llegamos al Hotel Continental Tirgu Mures en el centro de Targu Mures a las 22:00 justo para acostarnos tras haber cenado en un bar de carretera en Reghin…

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