Orient Express III: Plovdiv, Estambul, Bucarest y Brasov

Una nueva semana recorriendo Europa en tren, siguiendo aquella ruta que trazó el Orient Express. Pero nuestro viaje solo se parecía a este en el recorrido. El presupuesto que habíamos marcado para recorrer las mejores ciudades de Europa estaba ajustado y se alejaba del lujo que movía hoy día el mítico tren. Aquel día abandonábamos Sofía, pero no dejábamos Bulgaria y seguíamos adelante para hacer una parada en Plovdiv. La tercera semana llegábamos a Turquía antes de emprender el retorno hacia el oeste, visitaríamos los mejores atractivos de Estámbul, una noche en Plovdiv, además de dos escalas imprescindibles y dos objetivos en un recorrido en tren por Europa: conocer lo mejor de Bucarest y la ciudad de Brasov, visitando sus castillos y los alrededores; Bran y Rasnov. Todavía muchos kilómetros en tren por delante y todavía muchas bonitas y animadas ciudades que visitar en el este de Europa.

Un resumen con los seis artículos dedicados al Orient Express Low Cost o como también se le podría llamar Interrail Hight Glam:

El índice de las escalas de la tercera semana cruzando Europa en tren

17/09/2018 SOFIA-PLOVDIV-ESTAMBUL

Los del hostel nos han reservado un taxi para ir a la estación de tren. Nuestro tren con destino Plovdiv sale a las 8.28h por lo que a las 7:30h ya estamos preparados, aunque la estación esté a 10 minutos como máximo… pero hoy es el primer día de escuela y puede ser que el tráfico se colapse.

El tren sale a la hora prevista. Los billetes compramos en la estación por 3.95€… pero por equivocación nos hemos subido en primera y la revisora nos suma un recargo de 3 Levas (5€ aproximadamente). Se trata de un tren muy viejo y sin calefacción, vamos todo el camino helados, hemos tenido que sacar los abrigos de la mochila.

Al llegar a Plovdiv nos vamos directamente a nuestro alojamiento Plovdiv Bike Hostel. Tocamos el timbre, pero hay alguien en el patio que no se levanta a abrirnos. ¡Está desayunando y solo nos hace un gesto con la mano, parece que quiere decirnos que toquemos el timbre! Lo hacemos y aparece una mujer vestida de riguroso negro y que, después de los que intuimos muchos ensayos, dice “González”. Subimos al “hostel” por llamarlo de alguna manera… es un piso, con una habitación,,. una mini cocina y baño… soviético, viejo, destartalado… pero eso si: limpio. En realidad no vamos a dormir aquí. Solo lo queremos para descansar y tomar una ducha antes de nuestro tren con destino a Estambul de las 23:45h. El alojamiento lo contratamos a través de booking por 8€ cada uno (lo que equivale a una taquilla en la estación, pero con posibilidad de ducha y de estar recogidos hasta que salga el tren). Constantine, el propietario, ha dejado una carta escrita en inglés excusándose por no poder estar con nosotros y que vendrá más tarde para vernos. Le pagamos a la mujer y nos vamos a visitar la ciudad.

Lo mejor de Plovdiv

Emprendemos la ruta. Hoy vamos a conocer Plovdiv. Una parada que en principio no teníamos en cuenta pero que fue cogiendo forma conforme fuimos recibiendo información, leyendo y viendo videos.

Tomamos un café y un saladito en un kiosko de cerca de la estación y vamos a información, de la estación de tren, para saber desde donde sale nuestro tren de esta noche (En Plovdiv hay dos estaciones y hay que tenerlo en cuenta).

Según la clasificación del diario británico “Telegraph” Plovdiv ocupa el sexto puesto entre las ciudades más antiguas de el mundo porque fue fundada en 4000 aC. La primera posición en la clasificación la ocupa Jericó (9000 aC) seguida de Biblos (5000 aC), Damasco y Alepo que son del 4300aC y Susa (4200aC).

Por Plovdiv han pasado tracios, macedonios, romanos, bizantinos, otomanos… y actualmente es la 2ª ciudad más importante de Bulgaria en la que viven turcos, armenios, gitanos, hebreos… y es por todo eso que este 2019 Plovdiv es la Capital Europea de la Cultura.

Dicen de Plovdiv que es la ciudad de las 7 colinas, como Roma, pero nosotros en el mapa e in situ, solo contamos 6. Y los romanos la llamaban Trimontum… Cada uno que la llame como quiera.

Lo más espectacular de la ciudad de Plovdiv está en el Casco Antiguo y zona centro. Lo ideal es pasearse por sus calles y perderse e ir encontrando restos arqueológicos y cientos de monumentos históricos.

Nosotros, que nos encontrábamos mal porque nos habíamos resfriado y estábamos estornudando y sonándonos la nariz constantmente… Iniciamos la visita por el Parque del Zar Simeon; un parque en medio de la ciudad, lleno de fuentes y agradable para un paseo… pero nosotros no andábamos buscando eso.

Llegamos a la plaza central que nos encontramos medio levantada y lo primero que viene a nuestra cabeza es “Como no corráis no vais a llegar al 2019 para la capitalidad europea”. En la misma plaza a la derecha está el Foro de los Filipopol que está a medio excavar y al que se puede pasar a pisar las piedras milenarias… Tenemos que reconocer que nos asustamos un poco y dudábamos del valor de la visita…. ¡Pero no nos adelantemos!

Llegamos al Odeón Romano que, aunque está en plena restauración nos demuestra el esplendor de la ciudad en el S I dC. Conseguimos hacer fotos colándonos a través de una vaya.

Lo mejor de la antigua ciudad de Plovdiv

Entramos en la plaza del Ayuntamiento que tiene un aire centroeuropeo y está rodeada de fuentes y de niños que han empezado el colegio. Hay ambientillo en las terrazas y bares.

Paseamos por la Calle Knyaz Aleksandar, la calle de comercio peatonal de la ciudad, y “sin querer” llegamos a el Estadio Romano donde alucinamos por su belleza, su restauración, su buen gusto en la integración en la ciudad… y justo encima la Mezquita Dzhumaya que fue la primera de Bulgaria y todavía hoy está en uso (la visita está permitida siguiendo las normas propias del templo).

Nos adentramos en la Ciudad Vieja llena de casa nobles que han sido rehabilitadas y lucen perfectas (El Museo de etnografía -está cerrado-, Casa de Atanas Krastev, Dimitar Kirov…) mientras caminas en busca de la imagen más conocida de Plovdiv; el Anfiteatro Romano que fue construido por Trajano en el S II dC y que tras estar escondido en la montaña fue descubierto en 1972 tras un mes de lluvias que hicieron que se corrieran las tierras. Tenía cabida para 6000-30000 espectadores según las fuentes que se consulten. Actualmente se sigue utilizando como lugar de espectáculos y presentaciones, cabe decir que los focos y escenarios lo “afean” en su sublime belleza. Desde la parte superior se ve perfectamente y puedes ahorrarte los 5 eurillos que cuesta la entrada.

Vale la pena entrar a las Iglesias de Sveta Bogodonitsa y Sveta Marina… pero sin lugar a duda no os saltéis Sveta Konstantin y Elena. Un paseo, aunque cuesta arriba, muy agradable a pesar de nuestro resfriado.

Bajamos hasta la moderna y bohemia zona de Kapona para comer. Buscando, buscando acabamos en un restaurante turco de la calle Jelezarska 13 llamado SOFRA en el que nos sirven; hummus, kebab, pollo con verduras por menos de 10€ los dos y riquísimo. (Al escribir el post descubrimos que es el restaurante número 2 de 290 de Plovdiv)

Intentamos ir hasta el Museo Arqueológico… pero al ser lunes está cerrado (en caso de que os pase como a nosotros acercaos igualmente a ver la fachada y la plaza que hay delante).

Ante el imprevisto cambiamos de opción y vamos hasta los Mosaicos Romanos de Trakart y a la Pequeña Basílica… dos atracciones que no dejaríamos escapar.

Estamos reventados y cada vez nos encontramos más mal. Camino del hostel nos encontramos actuaciones folklóricas por la calle… pero el cansancio nos puede.

Al llegar al hostel viene el propietario y quiere practicar su inglés con nosotros… un ratillo de conversación y nos duchamos antes de salir para la estación. Un rato de espera en la casi solitaria estación y con un pelín de frío hasta que salga nuestro tren a las 23:45h. En Sofía compramos un compartimento doble para nosotros… podremos descansar hasta nuestra llegada a Estambul.

El viaje es cómodo y lo pasamos durmiendo… excepto en las zonas fronterizas de Svilengrado (Bulgaria) y Kapikule (Turquía). En el primero se suben los policías al tren y te sellan el pasaporte, pero en la segunda parada tienes que bajar del tren, cerrar tu compartimento y hacer cola en la ventanilla para que te sellen el pasaporte y comprueben que llevas el visado de entrada a Turquía.

El visado es fácil de conseguir a través de internet en eTurkeyvisas ,el sitio oficial de la República de Turquía para solicitarlo, a pesar de indicar que necesitas impreso el documento no te lo requieren en ningún momento (pero yo no voy a ser el listo que diga que no lo llevéis).

18/09/2018 ESTAMBUL

A las 8h estamos entrando a la estación, en construcción, de Halkali. Un bus, incluido en el precio, nos lleva hasta la céntrica estación de Sirkeci a donde llegamos sobre las 9:40h.

En Sirkeci sacamos dinero, compramos los billetes de tren de Estambul a Bucarest para pasado mañana (59€) y, emocionados, nos vamos a tomar un café turco a la Cafetería Orient Express de la Estación. Un momento que tenemos en nuestras retinas porque el restaurante está lleno de recuerdos de el mítico tren que motiva nuestro viaje.

Salimos a la puerta a buscar un taxi… pero el alojamiento está tan cerca que nadie quiere llevarnos y tenemos que ir a pie. Más de un quilómetro esquivando gente por el puente Galata hasta la empinada calle de nuestro Hotel el Bankerhan Hotel Galata que nos costó 72.45€ la habitación doble con baño. Esto, junto con una nota de 10, fue lo que le pusimos en booking: “En principio elegimos este alojamiento por su inmejorable ubicación, lo que llegó después fue una delicia. Personal atento y profesional. Como nuestro tren salía por la tarde nos dejaron hacer el last checkout…. fueron súper amables. Instalaciones cuidadas con esmero y a la última. Desayuno delicioso y abundante. Situado en una calle a la que se accede por la escalera Galata, con galerías de arte y un par de tiendas de antiguo en las que sirven té, refrescaos y dulces… sin tráfico y a las faldas De la Torre Galata. Sin lugar a duda repetiríamos”. No hace falta decir que lo recomendamos 100%.

Tras una ducha, relax y dejar la ropa para que nos la laven (¡¡¡errorrrr!!! porque nos la estropearon) nos vamos a darnos una vuelta por el barrio.

Lo mejor de Estambul

Bueno, no hemos dicho que ya hemos estado tres veces en Estambul con lo que no queremos hacer muchas visitas y nuestro estado de salud no nos lo recomienda. Teníamos pendientes dos visitas en la ciudad: al Palacio Topkapi y una ruta a pie por la ciudad para llegar a la Iglesia de San Salvador en Chora, pero de momento las dejamos para mañana.

Visitamos el Barrio de Beyoglu que está situado en el lado sur del Cuerno de Oro y se llega, como hemos explicado antes, desde Eminönü (dónde se toman los barcos). Se trata de la parte más moderna de Estambul y está formada por dos antiguas ciudades Galata y Pera. Su centro es la Plaza Taksim y su calle principal la Istiklal Cadessi.

No hay que perderse el Puente Galata lleno de pescadores y de gente que vende material para pescar. Se puede pasar por arriba, y ver los pescadores, o por abajo y ver una infinidad de bares y restaurantes a los que voceadores te invitan a entrar.

La Torre Galata (1348) se construyó como protección de la ciudad de Gálata. La entrada para ver las impresionantes vista desde arriba es de 10 liras turcas… casi tan impresionantes como la cola que hay que hacer para subir. Sin lugar a duda la imagen más bonita es durante la noche cuando la iluminan.

Seguimos subiendo por la calle Sair Ziya hasta encontrarnos con al Calle Istikalal (Calle de la Independencia) la avenida principal de Pera. La calle está llena de consulados y embajadas (Grecia, Holanda, Suecia) que con sus tanques en la puerta asustan un poco pero no dejan de ser seguras. Está llena de negocios, de puestos locales y de edificios de interés como la Iglesia de San Antonio, la Iglesia de Santa María Draperis y el mítico y “orientexpresano” Hotel Pera. Lo recorre el tranvía de la nostalgia que a nosotros no nos hace mucha gracia y en el que la gente intenta subirse de manera gratuita.

Decidimos comer en Armada en el 231/B de Istiklal. Un lugar totalmente recomendable, con locales que salían de sus puestos de trabajo para comer, un servicio y una pulcritud impecable. Es un estilo self-service en el que pagas al final (eso si, no sirven alcohol… pero lo más importante es que no lo echamos en falta): Berenjenas rellenas, pasta, puré, champiñones… por menos de 10€ los dos. Un lugar totalmente recomendable y con comida típicamente turca… aunque el escaparate parezca que quiere atraer a los turistas, no es así.

Disfrutando de los mejores paseos por Estambul

Subimos hasta la impresionante Plaza Taksin, que ha cambiado visiblemente desde nuestra última visita porque están construyendo una gran mezquita. Buscando información encontramos esto de planetaestambul.wordpress.com

En los últimos años, el gobierno islamista turco ha llenado de alminares el perfil de Estambul, en un afán por construir grandes mezquitas que no tiene parangón en la historia del país y solo comparable en magnitud a lo levantado durante los años posteriores a la conquista otomana de la ciudad.

El último proyecto aprobado y que se materializará en los próximos años será la Nueva Mezquita de Taksim, una vieja ambición del gobierno de Estambul; un majestuoso edificio que ha sido reconfigurado en innumerables ocasiones y cuyo diseño ha evolucionado desde una mezquita desbordante en lo arquitectónico y abierta a otros cultos no islámicos, a otra con influencias de estilo Art Decó, pero más clásica en su concepción y con mayor impacto visual en el entorno.

El objetivo del proyecto no es solo dar servicio a la comunidad islámica que vive en la zona, sino controlar a través de la religión una plaza como la de Taksim, cargada de gran simbolismo republicano y de lucha por los derechos sociales, la cual, además, durante muchos años sirvió como puerta de entrada a una de las principales áreas de residencia de las minorías cristianas.

La mezquita competirá en altura (30 metros) con las cercanas iglesias de Aya Triada y Surp Hocvhan Vosgeperan y tendrá capacidad para alojar a 2600 fieles en oración. La misma se construirá en la parte trasera de la galería de arte Taksim-Maksem, en un solar anteriormente utilizado por la policía para alojar material propio.

No sabemos como la nueva mezquita se integrará en la identidad abierta y cosmopolita de Taksim, pero es evidente que la misma va a cambiar para siempre el perfil y el ambiente sonoro del que es considerado el verdadero corazón de Estambul.”

A partir de estas dos calles y plazas… hay que perderse… no queda otra. A no ser que contratéis a un guía o os hagáis amigos de un estambuliota.

Nosotros optamos por ir a una barbería… un placer que nos gusta hacer cuando estamos de viaje. Los turcos, marroquíes, libaneses… tienen fama de cortar muy bien la barba… y bueno pues no lo hicieron mal del todo e incluso nos lavaron los oídos. Pasamos un rato divertido cuidándonos e intentando hacernos entender con los jovencitos barberos.

Seguimos paseando por las callejuelas paralelas, o no, entre los barrios de Gálata y Pera. Tomando un té aquí u café allá.

Volvimos al hotel para prepararnos para cenar y ya tenían nuestra ropa limpia y seca… bueno… ya no era nuestra ropa… era la de alguien con 30 cm menos de altura y 30 kg menos de peso. Casi el 75% de nuestra ropa no nos la podíamos volver a poner con lo que teníamos que buscar un plan.

Salimos a cenar medio riendo y medio llorando. No íbamos a reclamar nada al hotel. Habían sido muy amables y les habíamos metido mucha prisa para que la lavaran.

Cenamos en Galata Kitchen un local en el que te pides la comida en el mostrador eligiendo los metzes, el plato principal… y te los sirven en la mesa, con bebida no alcohólica, por 12€. Le dijimos al cocinero que nos pusiera un poco de cada aperitivo para que lo probáramos todo… y sin lugar a duda fue un acierto total. Lo recomendamos.

Nos vamos a la cama… muy cansado.

19/09/2018 ESTAMBUL (20/09/2018 ESTAMBUL-BUCAREST)

El alojamiento nos proporciona un desayuno de muy alta calidad por 5€ por persona, por lo que pasamos de salir a buscar un lugar para desayunar.

Hablamos con los recepcionistas que nos permiten hacer el checkout más tarde de las 17h… y con la tranquilidad de no tener que hacer la maleta a toda prisa y de pasarnos el día tirados por Estambul no vamos a dar un paseo.

Con lo que nos ocurrió con la ropa nos vemos en la obligación de ir a buscar algunos básicos de vestir para seguir nuestro viaje con lo que tenemos que desechar la idea de ir a Topkapi o Chora… Lo dejaremos para la próxima visita a Estambul.

Antes de empezar las compras nos tomamos un café, mejor dicho, probablemente el mejor café de Estambul en Kitabevi Café al principio de la calle.

Paseando volvemos a subir hasta la calle Istikalal y nos pasamos por todas las tiendas buscando camisetas, algún pantalón, calcetines y calzoncillos. Los precios de la ropa en Turquía son muy bajos en comparación con España.

Un café en la terraza de la librería Mephisto Bookstore and Café para escapar del bullicio de la calle y de las compras.

Nos tomamos un té con dulces en un lugar muy recomendable Hafiz Mustafa 1864 hay varios en diferentes zonas de la ciudad y, aunque el precio sea caro, nos lo podemos permitir. Aunque a nosotros no nos gustan las delicias turcas nos tomamos baklava y otros dulces de nombre impronunciable pero que nos parecen exquisitos… y que nos quitan el hambre.

Antes de volver al hotel para ducharnos y empaquetar la maleta vamos a buscar algo de comida para nuestro recorrido de tren, el más largo de todo el viaje, de esta noche: agua, galletas, patatas…

Tras el Checkout un último té y una limonada en el lugar más bohemio de Estambul y justo al lado de nuestro alojamiento el OT Café: una cafetería, tetería, tienda de segunda mano y de arte… Si os alojáis en el mismo hotel o os cae de paso no dudéis en ir.

A las 18:00h nos viene a buscar un taxi para llevarnos a la Estación de Tren de Sirkaci, que es de donde sale el bus, incluido en el precio del tren, que nos lleva a la Estación de Halkali. Ayer compramos un billete en compartimento de cuatro y decidimos pasar por la taquilla para convertirlo en compartimento de 2 porque seguimos tosiendo y estornudando mucho y no queremos darle el viaje a nadie. El señor que vende los billetes nos dice que el tren no tiene compartimentos de 2 y yo le propongo comprarle el compartimento de 4 entero… a lo que él, después de mirar el ordenador responde “No se preocupe, nadie se va a subir en su compartimento en todo el trayecto”. Contentos por la comodidad sin pagar de más nos vamos al Restaurante Orient Express de la Estación Sirkeci para tomarnos una merienda: Calabaza confitada y bizcocho turco con café turco por 7€ (50Liras turcas)… Un placer de los grandes y con baño gratuito porque el de la estación hay que pagarlo.

El bus sale a las 20:30h de la puerta lateral de la Estación de Sirkeci y llega, a pesar del intenso y caótico tráfico de la ciudad, a Halkali 10 minutos antes de la salida del tren.

Nuestro vagón es el único que va a Bucarest. El resto del tren se dirige a Sofía y en algún momento lo despegarán.

El trayecto en tren nocturno entre Estambul y Bucarest

Nos colocan a nosotros dos en un compartimento de 4 y el revisor dice que vamos a ir solos todo el camino nos trae las sábanas, agua, zumo y unas galletas. Así que a las 21:40h en punto salimos de Estambul y cenamos. Nos hacemos la cama y nos echamos a dormir. El tren va haciendo las siguientes paradas:

  • Kapikule: Frontera Turca. Donde hay que bajar del tren para sellar los pasaportes de salida.
  • Svilingrado: Frontera Bulgara. La policía nos recoge los pasaportes, se los lleva y a los 30 minutos los devuelve. A pesar de ser ciudadanos europeos nos piden el pasaporte.
  • Stera Zagora: Lugar en el que se separa el tren; los de Sofía se van para un lado y los de Bucarest para otro. No nos enteramos porque estamos dormidos.

Se hace de día y el tren recorre montes y ríos con un recorrido turtuoso que sabemos, porque lo hemos leído, es fruto de la corrupción en el momento de construir el recorrido del tren. Nos entretenemos en mirar el recorrido en mapmee y vemos como hacemos movimientos circulares e incluso como pasamos dos veces por el mismo sitio y vías distintas a pesar de tener túneles y puentes.

La parada más larga la hacen en Gorna Orjahovitza donde el tren para dos horas para esperar a un convoy que va a unirse. El revisor nos da permiso para bajarnos del tren e ir al bar de la estación.

Tras la larga parada el tren vuelve a parar el Ruse donde sube la policía búlgara a recoger los pasaportes y devolverlos en 15-20 minutos… y por fin emprendemos la marcha… pero solo hasta pasar el Río Danubio que es la frontera natural entre Bulgaria y Rumanía que llegamos a Giurgiu y donde ahora la policía rumana nos pide los pasaportes.

Tras dos horas desesperantes, la línea recta serían 40 Km, llegamos a las 19 horas a la Gara Du Nord de Bucarest.

Cambiamos el dinero búlgaro y buscamos infructuosamente un cajero. Para que no se nos haga muy tarde decidimos coger un taxi. Seguimos las indicaciones de los bloggers y optamos por uno que cobre a 1’99 Lei el Km. Negociamos con el taxista unos 40 Lei por el recorrido para llegar hasta el Hostel… pero al llegar nos coge un billete de 50 Lei de la mano y dice “está bien… no tenemos ganas de pelea, estamos muy cansados y pasamos de él.

Nos alojamos en el Book-a-Rest un hostel en habitación doble dos camas con baño privado exterior por 18€ pp la noche. El sitio está bien… el único inconveniente es que hay que pagar en cash… y no tenemos suficiente. El recepcionista no nos pone ningún problema y dice que paguemos mañana.

Cenamos justo al lado del Hostel en Casa Cu Nuci cervezas de ½ litro por 5 Lei y pizzas por 18 Lei. A pesar del buen precio… y de que se está a gusto. Los bostezos no nos dejan mantener una conversación coherente y decidimos irnos a dormir.

21/09/2018 BUCAREST

Tras despertarnos vamos a un cajero a sacar dinero 1000 Lei (210 €)de momento. Pagamos los 292 Lei (61.59€) del hostel, que nos quedaron pendientes ayer, y tras hacernos con un mapa nos vamos en transporte público hasta la Gara du Nord. Compramos la tarjeta MULTIPLU de transporte que nos sirve para 24 horas por 9.2 Lei.

El troley que nos lleva, desde cerca del alojamiento, es el 85 y tarda unos 30 minutos en llegar a la estación donde vamos directos a comprar los siguientes billetes:

  • Bucarest-Brasov por 97.2 Lei (20.5€) los dos billetes. Aunque en un principio la cajera nos asusta diciendo que no había billetes… pero era para el día de hoy. Lo compramos en la taquilla de trenes nacionales.
  • Brasov-Budapest por 178 Lei (37.54€) los dos. Nos explica que es una oferta y que no tiene derecho a cambio ni reembolso. Lo compramos en la taquilla de trenes internacionales.

Durante la compra, un hombre se pega a nosotros con la intención de que le demos un propina por la traducción… que no nos hace falta.

Desayunamos en CAFÉ POLEN 4 Lei el café y 3 Lei el dulce típico de Rumanía que se llama gogosi (donut sin agujero relleno de chocolate y mermelada).

Volvemos a tomar el Troley 85 y nos bajamos en Plaza Universidad donde nos tomamos un segundo café en Second Cup, esta vez por 8 Lei el café y 5 Lei la botellita de agua. Sentados y relajados planeamos la visita a la ciudad.

Todo lo que hemos oído o leído de Bucarest es malo o muy malo y la gente la considera una ciudad de paso… pero vamos a hacernos nuestra propia idea.

Lo mejor de Bucarest

Bucarest es la capital de Rumanía, ha sido un potente motor económico y se ha convertido en una auténtica atracción turística. En los últimos años han aumentado sus actividades culturales y hay muchos eventos artísticos y destaca por su gastronomía.

Tuvo un crecimiento al mismo tiempo que Viena, Varasovia y Madrid ó París con multitud de estilos arquitectónicos como; Art Noveau, Neogótico, Neoclásico, Ecléctico y modernismo rumano… vemos muchos edificios de esos estilos, pero sin arreglar, algunos hasta en estado de ruina y no podemos dejar de pensar que esta ciudad, restaurada, sería espectacular. Lo que tampoco podemos olvidar es cuantos de ellos se derribaron para hacer Parlamento.

Nuestra visita empieza en la Plaza de la Universidad, aquí es donde se produjeron muchos de los episodios violentos de 1989. En la plaza podemos ver el Edificio de la Universidad (1856). Hacia el sur vamos hasta la Iglesia Ortodoxa de Sfândul Nicolae ó Iglesia de los estudiantes donde van los estudiantes para aprobar los exámenes. Tiene unas cúpulas en forma de cebolla dorada y unos mosaicos exteriores que nos encantan. También nos llama la atención un lugar para poner velas; unas para los vivos y otras para los muertos… cada zona para unos.

Decidimos ir por la Calle Principal (Bulevar Ion C Bratia nu) esquivando el centro histórico para verlo después. Dejamos a nuestra izquierda la Iglesia Coltea y el impresionante Hospital Coltea… pero lo que más nos gusta es la impresionante sede de la Unión de Arquitectos con una estructura de metal sobre un edificio antiguo; muy buen gusto.

Bajamos hasta los grandes Almacenes UNIREA que en su día, con su arquitectura brutalista, eran preciosos pero hoy están “ensuciados” por carteles de H&M, Bershka o Zara.

Antes de llegar a el cruce principal con el Bullevar DU Unirii vale la pena buscar entre los edificios la Iglesia de Los Santos Apóstoles (1636) que se salvó de la destrucción de Ciaucescu.

Seguimos a la derecha hacia el Bulevar Unirii (De la Unión) que tiene una fuente en representación de cada una de las regiones de Rumanía y que se estrena hoy. El Bulevar nos lleva hasta el Parlamento de Rumanía: Se trata de una de las creaciones de Ceaucescu (1984) y está todavía sin terminar. Tiene 330.000 m2, 12 plantas, 3100 habitaciones y costó 3300 millones de Euros.

Los enormes edificios de Bucarest

La calle está totalmente cortada porque hay un concierto para la inauguración de las fuentes… pero nosotros nos colamos. Para visitarlo hay que pedir cita con antelación y nosotros no lo hicimos con lo que nos tenemos que conformar con verlo por fuera. El Parlamento a pesar de lo megalomaníaco, de lo espantoso por todo lo que destruyó para construirlo… no es feo… y es muy grande.

Desandamos lo andado hasta la Catedral Patriarcal Rumana que está en un promontorio. Se considera el centro de la Iglesia Ortodoxa rumana. Aunque de la Iglesia de 1656-58 solo se conservan los frescos de Constantino y Elena (1665) el resto del edificio es impresionante y los frescos posteriores (1923) están perfectamente ejecutados provocándonos emociones. Nos llama muchísimo la atención la representación del infierno y los pecados capitales. Vale la pena pasarse un rato contemplándolos.

En el Interior, no se pueden hacer fotos, están los restos del Príncipe Serba Basarab que fue quien mandó construir la Iglesia.

Alrededor está el Palacio Episcopal y como está en un promontorio las vistas del Parlamento son muy buenas.

Tras ello nos adentramos en la Ciudad Vieja… aunque con la mala noticia de que la Corte Antigua (S XV) está cerrada por obras y la valla que la recubre está tapada con un toldo para que no se pueda ver nada de nada. No podemos ni ver la estatúa de Vlad Tepes (El empalador que inspiró a Drácula). Lo que si podemos visitar es la Iglesia De la Corte Antigua (1546) considerada la más anciana, de las que se conservan, de la ciudad. Sirvió durante los S. XVI y XVIII para la coronación de los Reyes Rumanos y todavía hoy hace funciones religiosas en la actual estructura que data de 1928.

Justo al lado está el albergue armenio para alojar comerciantes Hanul Iui Manuc que conserva la arquitectura de la época y se libro de la destrucción. Actualmente es un bar al que vale la pena pasar a ver.

De allí nos vamos a comer a Carru Cu Berre (El carro de las cervezas) un bar lleno de turistas (había incluso colas para entrar grupos) pero que tiene muchísimo encanto. Música rumana en directo, comida rumana e internacional buena y bien servida y precios más caros que la media pero asequibles. Se trata de una cervecería, elaboran su propia cerveza, con actividad ininterrumpida desde la Iª Guerra Mundial. El edificio es de estilo neogótico (1888) y fue diseñado por un austriaco. El interior, neobizantino, es espectacular. (Están inmersos en un proceso de restauración y ya han acabado la fachado con lo que en breve empezarán por el interior). Comemos:

  • Sopa Ciorbà de fesole, que te sirven en un recipiente de pan.
  • Sopa de legumbres y verdura.
  • Carne a la brasa para dos con: pollo, cerdo, salchichas de tres tipos y guarnición de patatas, pimientos y pepinillos en vinagre.
  • 4 cervezas de 400 ml

Por un total de 146 Lei (31€) los dos. Aunque el precio es un poco más caro que la media de Bucarest creemos que vale la pena ir… aunque sea a tomarse solo una cerveza. Si vais mucha gente os puede interesar reservar la mesa con antelación: El teléfono y el mail están en el hipervínculo de más arriba.

Al salir nos vamos a la Iglesia de Stavropoleos (1724) que para nosotros es una gran sorpresa porque es preciosa. Construida en estilo brancoveanu y dedicada a los arcángeles Gabriel y Miguel. Su nombre significa ciudad de la cruz. Las pinturas y el claustro son una maravilla y merece la pena escapar de las bulliciosas calles de alrededor, llenas de bares y pubs, para verla.

Al final de esa misma calle está el Palacio de Ahorros construido en neobarroco francés (1896-1900). No dejéis pasar la imagen de su cúpula reflejada en el edificio de enfrente.

Seguimos en dirección norte hasta el Pasaje Macca-Villacrosse que está lleno de sillas para tomar té y fumar sisha que impiden un paseo agradable y hace que no te apetezca tomar nada. El sitio, bien organizado, podría ser precioso. Al salir podremos ver el Antiguo edificio de la Policía que está en rehabilitación.

Nos tomamos un café, por 9 Lei, en una terraza en la intersección de la Calle Lipscani con Ion Ghica: un sofá en la sombra y en medio de la calle bien vale la pena.

Tras el paseo nos volvemos al hostel a buscar la ropa sucia para llevarla a una coin laundry… google maps nos lleva a una lavandería en la que todas las lavadoras están ocupadas y decidimos irnos a ver las nuevas fuentes del Bulevar Unitii. Estando sentado contemplando el espectáculo de luz y agua un hombre nos da un flyer y nos invita a un concierto gratuito, en medio de la calle, del grupo “Lara What’s up”. Vamos hasta el río y el grupo está tocando en una superficie flotante sobre el agua. La gente se pasea en barca alrededor. Nos tomamos una cerveza viendo el concierto y decidimos volvernos al hostel. Nos compramos una botella de vino rumano (pinot noir), tomatitos, ensaladilla rusa y tras una ducha cenamos.

En el hostel hay música muy alta, son un grupo de estudiantes de la Escuela de Negocios de Ámsterdam que están haciendo un stage de 6 semanas en Bucarest porque parece ser que está considerada como la Sylicon Valley de Europa. Varios chavales hablan con nosotros explicándonos su experiencia y nosotros la nuestra. Rafi de padres neerlandeses pero que viven en Ibiza controla el español y es el que nos pone al día de todo. Nos presenta a uno de sus compañeros que es gay y quiere que lo acompañemos a locales de ambiente porque ninguno de sus compañeros quiere hacerlo… le explicamos, en nuestro limitado inglés, que nosotros no vamos a salir esa noche porque tenemos planes para mañana por la mañana temprano.

Cuando bajan un poco la música nos vamos a dormir.

22/09/2018 BUCAREST-BRASOV

Tomamos para desayunar los restos de la cena de anoche. Un café en el hostel y nos vamos a tomar el bus-troley 85. Antes de subirnos al bus se nos ocurre preguntar a la señora de la taquilla si nuestro ticket, que compramos ayer, es válido y tras comprobarlo nos dice que caducó a las 00h. Nos añade 4.2 Lei a nuestra tarjeta y al subir al bus ticamos dos veces por indicación de uno de los pasajeros. Unas paradas más allá suben los revisores y comprueban que lo tenemos todo en regla ¡que gente tan amable!

A las 9:00h estamos en la estación, nuestro tren sale a las 10:00h… el andén se empieza a llenar de gente y cuando nos subimos va a reventar con gente sentada en los pasillos y de pie. Nosotros como tenemos asiento vamos todo el camino sentados.

A las 12:12h tras ver paisajes paradisíacos de los Cárpatos, con ríos y montañas con altos árboles llegamos a Brasov.

Nada más salir de la estación compramos dos billetes de bus (5 Lei cada uno) en una máquina. Según google nuestro bus es el 51 pero se va delante de nuestros morros por lo que optamos por el 4, que parece que también nos puede llevar. Al subir al bus la gente nos dice que no sellemos el billete porque hoy es gratuito… total hemos perdido 10 Leis.

Llegamos a nuestro alojamiento el Drachenhaus donde tenemos contratada una habitación doble con baño a través de booking por 61€ por persona dos noches. No podemos hacer el checkin porque nuestra habitación no estará preparada hasta las 15h con lo que tenemos que dejar la maleta en la habitación habilitada para ello.

Lo mejor de Brasov

Brasov es la meca turística de Rumania porque es preciosa. Rodeada de altas montañas y llena de altos y verdes árboles y con una arquitectura que enamora… que en realidad es como Bucarest pero aquí se han gastado dinero en rehabilitar, restaurar, pintar, poner papeleras y bancos…

Lo primero que nos encontramos es la Plaza Sfatului (Plaza del Ayuntamiento) que se considera que es una de las plazas más bonitas de Rumanía. El edificio del Ayuntamiento (1420) está en el centro y tiene una torre llamada del Trompetista desde la que se tiraba a gente. Brasov es famosa por las sangrientas torturas y por ser una de las últimas ciudades en las que se quemaban brujas. El resto de la plaza está lleno de edificios preciosos con bajos que se han convertido en negocios de recuerdos o bares.

Nos vamos a la Iglesia Negra que es considerada la mayor Catedral Gótica entre Viena y Estambul, fue construida entre 1383 y 1480. Sensaciones… es gótica, ennegrecida por un incendio y sin nada más que añadir con lo que os podéis ahorrar los 10 Lei del billete completo o los 6 del billete de entrada a estudiantes.

Seguimos paseando por la bonita ciudad pasando por las puertas de Ecaterinei y Schei para atravesar la Muralla e ir a coger el telecabina que te lleva hasta la cumbre de Tampa (subida y bajada 18 Lei) donde están las gigantescas letras que se ven desde todos los puntos de la ciudad y que, a modo Hollywood, pone Brasov. Las vistas de la ciudad desde la cima son impresionantes… pero no nada imprescindible. En la montaña hay unos cuantos senderos para hacer treking y una enorme bandera de Rumanía.

Las vistas de la ciudad de Brasov

Seguimos pateando la ciudad tras, por fin, hacer el checkin.

Una merecida cervecita en Seven Pots por 7.5 Lei el ½ litro después de buscar infructuosamente un lugar para lavar la ropa.

Tras un pequeño descanso nos vamos hasta la Strada Sforii que mide 1.32x85m y que es muy fotogénica en su “estrechez”.

Al final de la calle Republicii encontramos el monumento a los muertos de la Revolución de 1989 (en Brasov murieron 69 personas).

Para cenar vamos a Terroirs Boutique Du Vin. Una botella de vino Corcova (79 Lei) con tabla de quesos artesanos con rúcula, aceitunas, uvas y ciruelas pasas, tostas con tomate… total 173 Lei o lo que es lo mismo 17€ por persona. El lugar es de nivel y sinceramente lo recomendamos muchísimo. Mención especial a los camareros por su profesionalidad y conocimiento del vino.

Nos paseamos por el centro viendo el cartel de Brasov iluminado, donde hemos estado esta mañana, y nos volvemos pronto al hotel porque mañana tenemos excursión para descubrir toda la historia de Vlad Tepes o Drácula o Vlad el empalador…

23/09/2018 BRASOV-BRAN-RASNOV

Tras un estupendo desayuno en el hotel nos vamos a la plaza de correos a coger el bus para que nos lleve a la Autogara2 (No confundir con la Autogara1 o internacional). Compramos los billetes (4 Lei 2 viajes de 50 minutos) en el quiosco de la plaza y tomamos el bus 16, según la indicación de google maps. Al subir al bus descubrimos que hoy, también, el transporte público es gratuito (No entendemos nada ¿para que nos venden entonces el boleto?).

El 16 nos deja al otro lado de la carretera, justo enfrente de la Estación de Autobuses y al llegar vemos un bus con un cartel que reza “BRASOV, CRISTIAN, RASNOV, BRAN” nos subimos y compramos el tiket, por 8 Lei, al conductor.

Tras 50 minutos de recorrido el bus nos deja en pleno centro de Bran muy cerca de la subida del Castillo. El día está nublado y parece que va a llover.

Lo mejor de Bran

El pueblo de Bran está a ambos lados de la carretera por la que nos ha traído el bus y ésta está llena de bares, negocios y hoteles con poquito interés.

Aunque el Castillo de Bran no tiene nada que ver con Drácula ni con Vlad Tepes, tras la película de Hollywood se ha convertido en un referente de su figura a nivel mundial y todas las personas que visitan Transilvania quieren venir a verlo. Y es tanta la expectación que el pueblecito está llenísimo de gente.

La entrada al castillo, tras una cuesta pronunciada, cuesta 40 Lei (ó 25 si tienes el carné de estudiante).

El castillo es bonito, con las montañas de fondo y su estructura particular encima de un risco… a nosotros hay que reconocer que nos hace bastante ilusión de visitarlo. Fue construido en 1382 en una zona fronteriza con el imperio turco y los reyes rumanos lo habitaron hasta 1947, año en que abdicó el Rey Miguel I. Tras el comunismo, en 1999, fue devuelto a la familia real que quería cerrarlo para que se desvinculara su imagen a la de Drácula… pero la presión popular hizo que nunca se cerrara.

Lo dicho; una visita a un castillo con muebles de Europa Occidental que está muy bien conservado y que si no fuera por la promoción que le da Drácula probablemente no visitaría nadie.

El Camino de subida y bajada al castillo está lleno de tiendas de recuerdos y objetos de la zona. Nosotros nos compramos unos dientes de Drácula para hacernos unas fotos frikis y reírnos un rato.

Tras la visita un café en Galeria Bran malo, caro y con un 15% de servicio incluido.

Intentamos pasear por el pueblo, pero hay mucha gente y nada más interesante que ver con lo que decidimos tomar el bus para ir a Rasnov.

En la cola para subir al bus se nos acerca un hombre mayor a preguntarnos si hablamos español, al contestar que sí, nos dice que ese no es el mismo bus con el que ha venido esta mañana y que nos estamos equivocando. Preguntamos al conductor que confirma que la próxima parada es Rasnov. El hombre se sube con nosotros y nos cuenta que ha venido desde España en bus porque tiene fobia a volar, que tiene 71 años, que está jubilado pero que trabajó de celador en la maternidad de Alicante, que no habla inglés… y un sinfín de cosas más. Cuando llegamos a Rasnov nos bajamos del bus y nos dice que se viene con nosotros porque con el japonés que iba no se entiende.

Así que la visita a Rasnov la hacemos a tres.

Lo mejor de Rasnov

La principal atracción de la ciudad es la Fortaleza de Rasnov a la que se puede subir a pie (15 min según LP), en trenecito o en teleférico/ascensor (12Lei ida y vuelta y 8 Lei solo ida). El coste de la entrada es de 12 Lei adulto y 6 Lei Estudiante.

El castillo fue construido por los Caballeros de la Órden Teutónica como protección para la invasión de las invasiones tártaras y otomanas en 1335. Actualmente está un poco hecho polvo, pero vale la pena subir por las vistas que se aprecian y contemplar “las tripas” de su construcción. Un paseo por el castillo te puede llevar más de una hora y media.

Bajamos de nuevo hacia la carretera y volvemos a tomar el bus hasta la Autogara2 de Brasov y allí tomamos el primer bus que nos lleve al centro de la ciudad. Como anécdota he de decir que por la tarde si que había que validar el billete y que el señor de Alicante que nos acompañaba no tenía billete.

Nos paseamos por Brasov después de despedirnos de nuestro acompañante… y ¡¡¡nos damos cuenta de que no hemos comido!!!

Vamos a La Ceaun donde comemos:

  • Sopa de ternera con vegetales y pan de Transilvania (exquisito pan hecho con patata).
  • Albóndigas con salsa de champiñones.
  • Cerveza ½ litro

Por 7.8€ por persona y nos ha servido de comida-merienda-cena.

Nos volvemos al hotel para prepararnos para el viaje de mañana; ¡la maleta, bocatas, bebidas… y nos dedicamos a cuidarnos en nuestro baño sin compartir y en nuestra habitación de lujazo!

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Jaume García

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