Visitar Ibiza en otoño tiene un atractivo especial y una fundamental ventaja: visitarás los mejores rincones de la isla sin demasiada gente. Y si la escapada a Ibiza, por corta que sea, es con buenos amigos, en una villa de lujo que no se puede pagar en verano y sin planes ni horarios que cumplir… nada puede fallar. ¡Y así fue!.
Venimos a contaros los tres días que pasamos en la isla de Ibiza este mismo otoño y queremos desvelaros tres secretos, tres recomendaciones que nos traemos en esta ocasión, aunque si nos seguís en redes ya son: secretos a voces…
Ibiza en otoño. La escapada fuera de temporada
El primero de nuestros secretos: Una villa de lujo en Ibiza
Pues ya está desvelado, si viajáis a Ibiza en otoño, podréis acceder a alojamientos que económicamente resultan difíciles de alcanzar en plena temporada. Y es que la isla, plagada de turistas en verano, aunque tiene una oferta amplia y variada de alojamientos, resulta cara en los meses de Julio y Agosto. Al menos en lo que alojamiento se refiere.
Además, si viajas en verano a Ibiza, prepárate a hacer tu reserva con muchos meses de antelación. Ya escribimos sobre las diferentes zonas donde aconsejábamos el alojamiento en Ibiza, pero no está exento de dificultad encontrar un buen precio en temporada alta.
Nosotros, viajando en octubre, tuvimos la suerte de disfrutar de una villa de lujo en Santa Eulària des Rius, un alojamiento con piscina privada al que no es fácil acceder si no vas con unos buenos ahorros en agosto. No cabe duda, si quieres un buen alojamiento en Ibiza para pasarlo con amigos o en familia: Villa S´Argamassa es lo que buscas.
Las villas se encuentran a pocos metros de la cala de Es Cana, una de las más bonitas de la isla. Santa Eulalia, a unos 30 minutos en coche desde el aeropuerto de Ibiza es una localidad bastante alejada del turismo de masas de otras zonas más colapsadas de la isla y las villas de S´Argamassa son ideales para una escapada.
Las villas se encuentran agrupadas a espaldas de la recepción, una bonita estancia donde puede pedir el desayuno e incluso solicitar que te lo sirvan en la villa. Se trata de un conjunto pequeño de chalets que mantienen la arquitectura tradicional ibicenca increíblemente bien cuidados en el detalle.
Varias habitaciones, suficientes para ocho personas. Dos baños, uno por planta, una cocina completamente equipada con lavavajillas e incluso cafetera de cápsulas, una terraza deliciosa para pasar el rato y una piscina privada que te atrapa de manera irresistible. Su precio en otoño: 2000 € para seis personas por tres noches en el paraíso. Incluye la asistencia en las habitaciones y la limpieza diaria, toallas, amenities y demás. Increíble.
Alojamiento en Ibiza, Villa S´Argamassa
El segundo secreto para visitar Ibiza en otoño: contrata un free tour en Dalt Vila
Personalmente ya conocía la ciudad y optamos por elegir un free tour para volver a recorrerla de la mano de un guía. Nos gustan los free tours, ya lo sabéis si nos seguís. Como siempre decimos: poco más de dos horas te sitúan en una ciudad y siempre te aportan algún detalle, alguna anécdota, que no viene en las guías.
Si no conocéis la ciudad de Dalt Vila, no dudéis en visitarla, es una gozada y un paseo por la historia del Mediterráneo.
Dalt Vila, 2400 años, una de las ciudades más antiguas del Mediterráneo occidental.
El free tour en Dalt Vila comienza en el barrio de la Marina, en los Andenes, del siglo XIX. Aquí comenzó la fiesta hippie de los 70-80. El “peluts” de entonces. Una estatua recuerda a un individuo de la época con una peque. La escultura, basada en un famoso cartel de Pacha, se ha convertido en una de las fotos más codiciadas de los visitantes de Ibiza.
Más adelante, saltamos cientos de años atrás, donde un monolito recuerda la época de los corsarios que defendían la ciudad ciudad por un precio, la famosa “patente de corso”. Hasta 140 buques se llegaron a ocupar de esta tarea en 1740 con los Borbones.
Nos adentramos entre las primeras callejuelas de casas blancas hacia el interior de la vieja ciudad, Dalt Vila. Todavía más atrás, en el siglo VII a.C los fenicios fundan la ciudad y levantan las primeras murallas. En un día navegando a vela enlazaban con el norte de África, en medio día a la península y en tan solo tres días de navegación a las columnas de Hércules. La gran cantidad de sal de la isla, el gran conservante de la historia antigua, atrajo a todas las civilizaciones.
En 1580 llegamos a la puerta del Mar y las grandes murallas abaluartadas. Más de dos kilómetros que todavía se conservan. Los baluartes permitían el fuego cruzado para la defensa y con el ángulo de las mismas y su contramuralla, las mantenía en pie. Felipe II mando construir esta defensa. En la puerta el escudo de armas del emperador. Entramos en Dalt Vila.
Cruzada la plaza de Vila y subiendo a la derecha, el Museo de Arte Contemporáneo (gratuito como el resto de museos en la ciudad). Bajo el suelo de cristal, una cisterna fenicia, un retrete romano y un enterramiento musulmán nos dan idea de la importancia histórica del enclave que visitamos. Además las obras del movimiento cultural Ibiza 59, un interesante grupo que triunfo en aquellos primeros años de nuestra historia más moderna.
Adelante una de las fotos clásicas de Ibiza con el campanario de la catedral. Caminamos por el camino de ronda siguiendo los baluartes renacentistas. De lado, algunas de las torres medievales. Abajo, la plaza del Parque, un buen lugar donde comen los ibicencos.
Siguiendo por la muralla, la plaza del Sol, algo más turística pero donde también se puede hacer una refrescante parada. Desde el baluarte de San Pedro el tour sigue por ronda Calvi cruzando el portal Nuevo hasta el baluarte de Sant Jaume. Se llega al Cavaller de Sant Lluc desde donde disfrutar de buenas vistas. Más arriba, las vistas de la necrópolis púnica, con enterramientos de hasta tres épocas diferentes.
En las murallas se puede ver la planta de las alcaparras, la maldición de la muralla, que creciendo sobre la argamasa que une la piedra, destruye la fortificación.
Los musulmanes mantuvieron la ciudad desde 912 al 1235. Los pocos restos de sus murallas que se mantienen se ven antes de llegar al baluarte de Sant Jaume.
La calle de la Conquista, el lugar por donde entraron las tropas cristianas, lleva al convento de San Cristóbal en la parte media de Dalt Vila. El callejón que sale te dirige hasta la Catedral.
En este callejón, las capilla de San Ciriaco, la casa Colom, el museo Puget, pintor contemporáneo de Sorolla, el antiguo ayuntamiento de Ibiza hasta los Borbones y el museo Madina Yabisa.
Definitivamente llegamos a la Catedral de Santa María de las Nieves y el museo Diocesano en el interior, gratuito como todos los anteriores. En el museo, la custodia más antigua de toda España.
En la plaza de la Catedral, l’Almudaina, el palacio Episcopal, la Universidad (ahora museo Arqueológico) y la Curia, todos los estamentos de la sociedad medieval representados.
Desde aquí algunos de los mejores miradores. Descendemos por el polvorín y salimos por la más pequeña de las puertas de la ciudad: El Soto Fosc. Aquí, como os contamos en el post de nuestros cinco días en Ibiza un pequeño aparcamiento gratuito desde donde se puede emprender la visita de Dalt Vila.
Ya bajo las murallas, el convento de los Dominicos y el actual ayuntamiento en plaza de España.
Desde el baluarte de Santa Lucía bajamos al puerto, nuestro punto de partida. Dos horas muy agradables con Carlos, de Fora Vila, como el mismo nos cuenta.
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El tercer secreto: los postres de Ibiza
Volvíamos a comer en Pou d’ es Lleó al norte de Santa Eulalia, en San Carlos. Probamos de nuevo su plato estrella y, personalmente opino, que el más rico de la gastronomía ibicenca: el bullit de peix. Si vais a la Ibiza, no lo penséis y reservad mesa para probar este manjar. Pero queríamos desvelaros un tercer secreto de Ibiza, sus postres. Hablaremos en concreto de los tres que probamos en el restaurante. Seguro que hay muchos más postres tradicionales pero en concreto aquí preparar tres deliciosas bombas calóricas que merecen reservar un hueco tras la comida.
En primer lugar, el Flaó. Una tarta de queso que se prepara en toda la isla y que clásicamente acompaña al menú del día de Todos los Santos. Lo peculiar de esta tarta ibicenca puede ser su aroma a menta y hierbabuena mezclado con anís, pero la verdad es que es totalmente irresistible. Se preparar con requesón o queso fresco según leímos y para nosotros es uno de los grandes tesoros de Ibiza.
El segundo, la Greixonera. Un postre que tradicionalmente se prepara con las ensaimadas que se ha endurecido en los días previos en una cazuela de barro. Precisamente de este recipiente es de donde recibe el nombre. De su elaboración resulta una especie de pudin delicioso perfecto para terminar una comida en cualquiera de las Pitiusas.
Por último, la Crema Catalana, una crema suave que casi por seguro no será originaria de Ibiza pero que aquí la preparan como en pocos sitios la hemos probado y queríamos que apareciera en la lista. El sabor a canela y limón y la capa quemada de su superficie resultan irresistibles.
Y para acabar y antes de salir a tratar de reposar esta comida, por favor, probad sus famosas hierbas ibicencas. El licor más famoso de Ibiza y que seguramente merece un artículo en exclusiva…
¿Os gustaron nuestros tres secretos de la isla? Nosotros todavía relamiéndonos, te leemos en los comentarios.
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