Aunque dos días en Venecia parecen pocos y la ciudad de los canales siempre ofrece buenas razones para alargar la estancia, buscamos en aquellas 48 horas la manera de visitar lo mejor de Venecia sin dejar ni un solo rincón por visitar.
Aquí va nuestra bitácora de aquella escapada de dos días en Venecia.
La escapada de dos días en Venecia
Aeropuerto-Venecia en bus express de ATVO
A la salida de la terminal de llegadas del Aeroporto A. Canova, frente a la puerta, a pocos metros, se encuentran las paradas de autobús. Subimos al ATVO que conecta directamente el aeropuerto de Treviso con la estación de Piazzale Roma en Venecia. Salidas cada 30 minutos. Solo hace una parada, antes de llegar a Venecia, en Mestre, y tarda unos 55 minutos.
Nosotros habíamos comprado el billete, con horario abierto, en la web de ATVO. También se puede comprar en el cajero automático ATVO que se encuentra en la zona de recogida de equipajes o en las taquillas ATVO en la zona de llegadas, a la derecha, abierta desde las 7.30h hasta las 22.30h. El precio es 10€ por trayecto y persona (40€, dos personas). Algo más caro, aunque más cómodo, que la otra opción combinada de bus de línea + tren, que como mucho puede salir por 26,80€ en total para dos personas.
Aeropuerto-Venecia combinando bus de línea y tren
A la salida del aeropuerto, a la derecha, a unos 50 metros está la estación de autobús Aeroporto A. Canova desde donde se puede subir a los buses 101, 102 o 103 (Treviso Autostazione) 6 min (3 paradas,) o al, algo más lento, 6 (Fs De Gasperi) 15 min (11 paradas) hasta la parada Fs De Gasperi (1,50€ si lo compras por adelantado, o 3,00€ si lo adquieres en el autobús) que está a 2 minutos a pie de la Estación de Treviso Centrale. Piazale Duca D’Aosta, 31100 Treviso. Desde aquí puedes subir al tren REG Regionale, o el RV hasta Estación de Venecia Santa Lucia (billete 3,70€). Justo frente a la salida de la estación de tren se encuentra el canal y el muelle con la parada Ferrovia “E” .Aquí puedes subir al “vaporetto” 1 (Lido) con paradas a lo largo del gran canal.
Aeropuerto-Venecia con Barzi Bus
Hay una segunda opción de bus: Barzi bus, también más barata que la de ATVO. Unos 18,00€ ida/vuelta por persona. Tiene dos inconvenientes. La frecuencia de salida (1h 30m, incluso más) y que te deja en Venezia Tronchetto donde solo tienes la opción de subir al Vaporetto 2, con menos paradas y que, quizá, te deje más lejos de tu alojamiento. Es importante este dato porque, aunque las distancias no son largas, si puede ser complicado caminar con una maleta por Venecia con las calles atestadas de gente.
Si no quieres o no tienes ganas de buscar cualquiera de estas opciones, podrías contratar tu transporte privado en Venecia con Civitatis. Siempre es una opción interesante > Aquí tienes las opciones. |
El mapa con nuestras visitas en dos días en Venecia
Los billetes para el vaporetto en Venecia
Nosotros llegamos con el bus ATVO a la Piazzale Roma. Enfrente, a la izquierda, está el muelle con varias paradas identificadas con letras desde la “A” a la “H” subimos en P.le Roma “C” (no confundir con P.le Roma “G” que es en el que bajamos en el trayecto de regreso) y subimos al “vaporetto” 1 (Lido) 38 min (13 paradas) hasta S. Maria del Giglio. Es el vaporetto con más paradas a ambos lados del Gran Canal (dato importante). También es el que más tiempo necesita para hacer su recorrido. Pero merece la pena. Hasta se hace corto…

Hay puntos de venta autorizados y máquinas expendedoras en la Piazzale Roma y a lo largo del Gran canal, pero nosotros nos descargamos la aplicación AVM Venezia y, hecho el registro con tarjeta de crédito, compramos desde la aplicación los billetes que necesitábamos. En nuestro caso eran 4. Dos de ida y dos de vuelta. 7,5€ por billete.
Si tienes tiempo y vas a visitar Murano, Burano y Torcello interesa el bono: diario, 21€, 2 días, 30€, o 3 días, 40€.
Hay que validar el billete antes de subir al vaporetto, como en cualquier transporte. Y tiene una validez (el billete sencillo) de 75 min. El bono por días, comienza su cuenta atrás en el momento de validarlo.
Si optas por la aplicación, el billete no se activa en las maquinas que hay a la entrada de las paradas, sino que has de hacerlo directamente en la misma aplicación. Tiene la ventaja de que puedes validarlo exactamente en el mismo instante en que subes al Vaporetto y que sabes el tiempo restante de validez en todo momento. Así que, si subes a más de uno en esos 75 minutos, te ahorras algo de dinero. Pero hay que tener claro que has de estar fuera del vaporetto antes de que expiren los 75 minutos. Te arriesgas a una sanción. En los dos trayectos que hicimos nosotros nadie nos pidió los billetes, pero…
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El alojamiento en Venecia para dos noches
Desde la parada de S. Maria del Giglio caminamos unos 180 m, cruzando la Calle larga XXII Marzo, a la derecha, para llegar, a nuestro alojamiento Ca’ Pedrocchi (Calle Pedrocchi, 2257, 30124 Venezia), alrededor de las 13.50 h. 187,00 € por dos noches en habitación doble. Muy céntrico, a pocos metros de la Plaza San Marco, pero a pesar de eso muy silencioso. Amplia habitación, y muy limpio, aunque un tercero sin ascensor.
El “Check in” se alarga porque Alvise se explaya dándonos consejos y explicaciones sobre Venecia, los venecianos, los chinos comprando restaurantes italianos, y el sentido de la vida. Gran conversador, de agradecer, pero estábamos muertos de hambre y salimos con los dientes afilados.
Una buena opción de alojamiento en Venecia, el hotel Ca´Pedrocchi. Muy cerca de la Plaza San Marcos, con una amplia habitación y a buen precio > Haz click aquí y echa un vistazo al hotel |
Por recomendación de Alvise, vamos al Ristorante Al Theatro, junto al teatro la Fenice, a espaldas de nuestro alojamiento -no más de 100 metros- a comer algo rápido. Dos refrescos, 4 ½ tramezzini (medios sándwich) de atún con olivas; ensaladilla de gambas con jamón cocido; tomate, mozzarella y anchoas; y el ultimo de rúcula, salami y brie. Riquísimos. Tal y como nos recomendó nuestro “casero”, pedimos en barra, pagamos, y después nos sentamos con nuestro pedido dentro del local. Se está más fresco que en la terraza, y es más barato: 13,80€.
La piazza San Marco de Venecia
Cargadas las pilas volvemos dirección la Calle larga XXII Marzo, y después de unos 200 metros, llegamos a la Piazza San Marco, centro neurálgico de la ciudad, en torno a la que se agrupa la Basílica de San Marco y el Palacio Ducal, además de otros muchos edificios con empaque.
Destacan en la plaza la Torre dell’orologio, una torre renacentista, casi de fantasía, con una campana en el balcón superior en la que dos “moros” de bronce tocan cada hora.
Justo en el centro de la plaza se encuentra el Campanile. (Med abr-oct: 08:30-21:00h. 10,00€). Campanario con 98 metros de altura, el original siglo XVI, se derrumbó completamente en 1902 y fue reconstruido siguiendo el diseño del original. Vistas de la ciudad y la laguna bien pagadas. Las Columnas de San Marco frente al muelle, construidas en granito en el XII. Aquí se celebraban las ejecuciones públicas. Si, se tomaban como una celebración.
La basílica de San Marco
Presidiendo la plaza la Basílica di San Marco. (med abr-oct: 09:30-17:00h lu-sá; 14:00-17:00h do y festivos.3,00€; 6,00 €). La entrada no es gratis, aunque lo indique así en las guías de viaje. Se paga 3 € por la entrada, con unas colas interminables, a pleno sol. Además si se quiere ver el Pala d’oro y Loggia dei Cavalli y el Museo, hay que añadir 3,00 € y 5,00 € respectivamente.
Existe la posibilidad de comprar una entrada de 6,00€ para la visita en una franja de 30 minutos, en la que puedes adelantarte, o retrasarte, 5 minutos al horario concertado para evitar las largas colas de la entrada normal que cuesta 3,00€ > Entrada Basílica San Marco. Es recomendable hacerlo de esta forma si tienes poco tiempo.
También hay que tener cuidado con la indumentaria. Si las bermudas o falda son cortas, o se va con tirantes, no te dejaran entrar. Después de aguantar una cola de casi una hora, no es plato de buen gusto tener que ir a comprar un pañuelo a un quiosco, estratégica y sospechosamente, situado frente a la entrada de la basílica.
Esta majestuosa basílica bizantina se alza en la Piazza San Marco. Era una exhibición del poder de la Republica veneciana y lugar de descanso de los restos de san Marco. La cúpula central tiene mosaicos del siglo XIII. Aunque se inició su construcción en 829 se incendió y la basílica y sus cinco cúpulas son del siglo XI.
El palazzo Ducale
A un costado de la Basílica se encuentra el Palazzo Ducale. (Abr-oct: 08:30-19:00h todos los días; hasta las 23:00h vi y sá. 26,00€, incluye entrada al museo Correr).
Compramos las entradas anticipadas en > Palazzo Ducale. tienes que indicar en el momento de la compra el horario, de los disponibles, en el que quieres hacer la visita. Es una combinación fascinante de diversos estilos arquitectónicos bizantinos, góticos y renacentistas. Residencia de los Dux que gobernaban la República desde 697 hasta 1797. Sus dos impresionantes fachadas simétricas están mirando a la piazzeta y al muelle del gran canal. La Sala del Senato, la Scala d’Oro, Sala del Maggior Consiglio, Estancias del Dux, Ponte dei Sospiri, Sala dello Scudo, dan por bien amortizados los 26,00€ que cuesta entrar.
El museo Correr
El Museo Correr se encuentra también en la plaza de San Marco, en el extremo opuesto de la Basílica. Al entrar al museo, el empleado me dice algo en inglés sobre mi mochila. Me pareció entender que quería que me la pusiera colgada en la parte delantera. La descuelgo y me la pongo delante y me dirijo hacia la entrada. De nuevo, en inglés, me dice algo ininteligible. Le respondo “non capisco”, a ver si cambia de idioma. Pero vuelve a decirme algo en inglés. Pilar, con aire de suficiencia poliglota, me dice que lo que quiere es que la lleve en la mano. Admirado, obedezco y hago un nuevo intento por entrar al museo. “Matteo” me corta el paso otra vez señalando de nuevo la mochila. El tipo está enfadado, y yo comienzo a estarlo también. En un tono bastante alto le pregunto “¿Parla italiano?” Lacónicamente responde “si”. Señala la mochila y dice “al guardaroba”.
El museo tiene una colección de armas, mapas, objetos antiguos, galeras a escala (naves con remos) de la republica de Venecia. Reflejan la historia y la vida cotidiana de esta república marítima a lo largo de los siglos. También obras de Antonio Canova, el que da nombre al aeropuerto de Treviso, principal escultor de la época (finales del XVIII, principios del XIX). Pinturas de Veneziano y de la familia Bellini.
Scala Contarini del Bovolo
Salimos de la plaza por la calle dei Fabbri y cruzando el ponte dei Dai, continuando por la calle San Marco, y casi arrastrados por una auténtica romería de gente, después de unos 5 minutos, llegamos a el Scala Contarini del Bovolo. (10:00-18:00 h. se cobra entrada). Precioso palacio del XV con una llamativa escalinata de caracol exterior. Le realza estar en una diminuta plaza. Una pena la marabunta de teutones de cabellera gris, cardado y con reflejos azules. Van todos a la misma peluquería.
Regresamos a la plaza de San Marco. Sabía que era bastante caro, pero me apetecía tomar un Spritz en una de las terrazas de sus cafeterías. Pilar miró los precios que, sumados al tremendo calor, 38º, hizo que ya me apeteciera menos. Callejeamos por los alrededores de la plaza, en el espectacular barrio de Castello, intentando alejarnos un poco de los atracos a mano armada que se estaban perpetrando en la Plaza San Marco .
En el Ristorante Planet Pub, en un callejón (Calle Casselleria) alejado de los monumentos, nos sentamos en la terraza. Estaba lleno de esa extraña gente que son los venecianos. Pedimos “due spritz aperol, per favore” y un tal Hugo nos responde que si queremos el aperol normal o el “Hugo Spritz”. Caemos en la trampa y digo “va bene, il Hugo spritz”. Me explicó todo lo que llevaba, y no entendí nada.
Cuando se marchó le digo a Pilar: “4€ ni de coña”. Desde la pequeña terraza vemos como lo prepara. Además del prosecco y ese terrible liquido anaranjado, le añade un chorro de todo lo que tiene a mano en la barra. Perdí la cuenta cuando ya había puesto un poco de, al menos, 7 u 8 botellas distintas. Estaba espantoso, era un auténtico “tumbabarcos” discotequero de los años 80. Cuando habíamos bebido un tercio del copón, el alcohol ya no se agarraba a la garganta, nos pareció menos espantoso, y estábamos más animados. Cuando llegamos a la mitad, esa extraña gente que son los venecianos, nos parecieron muy simpáticos y agradables. Y nos reíamos por todo. Cuando nos lo acabamos, la cuenta de 33,00€ por dos Spritz no nos pareció ni cara.
Salimos haciendo “eses” y gritando “atenzzione”, como los venecianos cabreados, y buscamos un lugar para cenar dando un paseo por la Riva Degli Schiavoni, en paralelo al Canal di San Marco. Evitando acercarnos mucho al canal, por si acaso.
Un bonito atardecer con San Giorgio Maggiore al otro lado del canal. Me pareció que había hecho un “fotón” del languidecer de la tarde en Venecia. Al día siguiente me pareció una foto. Sin más.
Llegamos a la Via Giuseppe Garibaldi. Avenida amplia con muchos locales para cenar o tomar una copa. Nos sentamos en el Ristorante da Giulio. En el menú speciale, por 19,90€ se podía pedir dos platos por persona. Pilar se pidió, muy original, spaguetti alla carbonara y frittura mista. Yo elegí spaguetti alle cozze (mejillones) y Scaloppine al limón. Dos Moretti, 6€ cada una, además del servicio “copperto”, 2€ más por persona. En total 55,80€.
Seguíamos bajo el efecto del “tumbabarcos spritz”, y nos pareció todo buenísimo. El trato del camarero excelente, o eso creo, y nuestros vecinos de mesa a la derecha, franceses, y a la izquierda, creo que indios, muy interesados en nuestra conversación, también muy agradables. Regresamos al alojamiento dando un paseo y cruzamos de nuevo por la Plaza de San Marco, con la esperanza de poder hacer alguna foto con pocos turistas. Una quimera.
Día dos en Venecia: Los paseos imprescindibles por Venecia
Madrugamos y nos vamos a desayunar a nuestra apuesta segura, Ristorante al Theatro. Pedimos “due caffe con latte”, que no se si está bien dicho, pero lo entendieron. Dos Cruasán con “crema di nocciole” y un “cicchetti” (tapa) a modo de mini bocata con salami. 10,30€. Orgulloso de haber hecho el pedido en italiano, la camarera me lo confirma en inglés. Debió de ser tan llamativa mi decepción, que volvió a decírmelo sonriente, esta vez en italiano.
No sé si habrá mejores cruasán en otros lugares. De lo que estoy seguro es que era el mejor que he comido en mi vida. Los café con leche da gusto ver como los preparan. En un vaso grande de tubo, calientan la leche, la espuman, y después hacen el café en taza para añadirlo al vaso de tubo. Sobresaliente. Cuando recogimos los vasos y platos para acercarlos a la barra nos despidieron con una sonrisa y un “gracias”.
El puente y el mercado de Rialto
Volvemos a callejear unos 800 metros según el mapa. En realidad bastante más porque te dejas llevar. Cada esquina, o puente, te incita a seguir adelante, hasta llegar al Ponte di Rialto pasando por Mercería San Salvadore.
El puente es uno de los símbolos de la ciudad. Realizado en piedra de Istria. Tiene 28 metros de largo y 8 de alto. Construido en 1588. La zona comercial de la ciudad se articula en torno a este puente. El Mercado de Rialto. (07:30-13:00h. lu-sá) está a 140 metros del puente del mismo nombre. Una gran variedad de frutas apiladas desafiando a la gravedad.
La plaza Campo San Giacomo dell’Orio
Caminamos 11 minutos por Campo de la Pescaria hasta la plaza Campo San Giacomo dell’Orio. Plaza apartada de itinerarios turísticos. A pesar de no estar rodeada de palacios de fachadas llamativas, el ambiente tranquilo con abundantes cafés y restaurantes te invitan a tomar un momento de relax. En esta misma plaza no nos perdimos la Chiesa di San Giacomo dall’Orio. (10:30-16:30h lu-sá. 3,00€) una iglesia poco común, fundada en el siglo IX, con un techo de madera que me dejó con la boca abierta. Columnas de granito y caliza negra traídas, alguna de ellas, de Oriente Próximo como botín de las Cruzadas. El comentario de Pilar: “parece una iglesia hecha de retales”.
La Basílica de Santa Maria dei Frari
Nos ponemos de nuevo en marcha y tras 6 minutos llegamos a la Basílica de Santa Maria dei Frari. (09:00-18:00h lu-sá; 13:00-18:00h do. 3,00€). Obra maestra del gótico veneciano. Oscura y enorme iglesia del siglo XV. Destacan en su interior obras de Tizziano y Bellini. Coincido con Pilar en que por fuera es muy fea. Ya dentro le hace la cruz diciendo “poca luz”. Pilar suele hacer pocos comentarios de los monumentos que visitamos, pero siempre acertados e irrefutables. Grande.
El Campo Santa Margherita y la Galeria de la Accademia
Cruzamos el “rio” de Ca’Foscari y después de 6 minutos llegamos a Campo Santa Margherita. Alegre y animada plaza del barrio de Dorsoduro. Llena de puestos, tiendas alternativas, cafés. En el extremo de Santa Margherita nos encontramos con Santa Maria dei Carmini, a la que no entramos porque Pilar me dice que el cupo de iglesias del viernes ya estaba completo. Que le dé una vuelta por fuera, pero ni una iglesia más.
Seguimos por C. Lunga S. Barnaba buscando el canal grande en dirección la Galeria de la Accademia. (08:15-19:15h todos los días, lunes hasta las 14:00h. 12,00€). Colección de obras maestras del arte veneciano bizantino, renacentista, barroco y rococó. Destacan las obras de Tintoretto y Tiziano. Aquí nos olvidamos la mochila en el guardarropa y cuando Pilar entró a retirarla de la taquilla, en lugar de salir por donde había entrado, se empeñó en salir entrando de nuevo a la exposición. Evidentemente el personal del museo le pidió las entradas que tenía yo fuera. Después de llamarme y acudir al rescate, me obligó a enseñarle de nuevo las entradas a la vigilante que, según Pilar, la miraban mal, para que vieran que no se estaba intentando colar.
El Campo San Maurizio y el teatro la Fenice
Recuperada la dignidad de Pilar, regresamos cruzando el Ponte dell’Accademia, de los años treinta del siglo pasado, que se construyó en madera porque iba a ser provisional. Por lo que parece, cien años después, va a ser definitivo.
Llegamos a la plaza de Campo Santo Stefano. A mitad de plaza giramos en dirección a Campo San Maurizio y nos dirigimos a la Chiesa di Santa Maria del Giglio. (10:30-16:30h lu-sá. 8,00€). Ejemplo del peculiar barroco veneciano. En su interior se encuentra la única obra de Rubens que hay en Venecia, una “virgen con niño”. No pude entrar porque el contingente de iglesias, concedido por Pilar, se había terminado hacía ya dos iglesias.
Casi al lado se encuentra el Teatro la Fenice. Modesto por fuera, pero absolutamente espectacular por dentro. El Estreno mundial de Rigoletto y la Traviatta de Verdi se produjo aquí. Como curiosidad, se incendió completamente hasta en tres ocasiones, y en otras tantas lo reconstruyeron replicando el original. La última en 2003. Es una visita muy recomendable. El horario de entrada varía en función de cuando tengan programadas las representaciones. 11,00€ con audio guía.
Habíamos vuelto a la casilla de salida, porque en la misma plaza que está el Teatro la Fenice, está el Ristorante al Theatro en el que habíamos desayunado, y en el que íbamos a comer otra vez. Una piadina con muchas cosas verdes para Pilar, y para mi otra con mucho fiambre y queso. Dos refrescos. 14,30€.
El sofocante calor en la calle, y el dolor en la planta de los pies, me obligaron a pedir una tregua a Pilar. Que sólo aceptaría si íbamos por la tarde a una librería con una góndola dentro llena de libros. En fin, no estaba yo para guerrear. Continuando por la Calle Larga XXII Marzo , en menos de dos minutos llegamos la calle Pedrocchi, donde se encuentra nuestro alojamiento Ca’Pedrocchi. Ducha y siesta reparadora.
La Librería Acqua Alta y el Campo S. Maria Nova
A las 18:00h Pilar “toca diana” y salimos volando en busca de la Librería Acqua Alta, C. Longa Santa Maria Formosa, en el precioso barrio de Castello. Quizá, con Cannaregio, fue la zona que más nos gustó. Llegamos en unos 10 minutos. Dentro no se podía respirar, me quedé fuera esperando. Pilar salió sonriente, casi eufórica, había comprado muchas cosas, pero ningún libro. Curioso, no?.
Seguimos callejeando por el barrio dirección norte. Nos sentamos en una terraza en Campo S. Maria Nova y esta vez recalcamos, ya con bastante soltura, y obviando que nos hablaban en inglés, que “vogliamo un Aperol Spritz”. Es cierto que más barato que el anterior, 5,50€, cada uno, y en un lugar precioso frente a un canal y la iglesia Santi Maria dei Miracoli pero a mí me sabía al Bitter kas de toda la vida, con poca chicha. No se produjo el milagro, estando al lado de la iglesia de ese nombre, que podría esperarse.
El barrio de Cannaregio
Seguimos caminando por el barrio de Cannaregio menos masificado, pero igual de hermoso que el resto. La Strada Nova es la arteria principal de la ciudad. Por la zona hay varias “ostaria” que es donde suelen tapear, o lo más parecido a tapear, que hacen los venecianos. No nos engañemos, no es que estén malos, pero los cicchetti (tapas) venecianos, por mucho que se empeñen, no son las tapas que os podéis tomar en San Sebastian, Logroño, Sevilla o Granada, por poner algún ejemplo. Es solo mi opinión, claro. Donde sí marcan diferencias es en los dulces y bollería. También en cómo se hace un buen café.
Decidimos cenar en uno de estos “bares de tapas”. Osteria Ae forcoe, Castello 5377, Calle de le Bande. 1 cicchetti de Baccala Mantecato, 1 cicchetti Mozzarella Baccala, 1 polpette de tonno, 1polpete di carne. Pasta Fredda y Moscardini in Umido. Dos cervezas moretti grandes y una pequeña. 57,00€. Los cicchetti y los polpette (albóndiga) muy deficientes. Secos e insípidos. La Pasta muy buena, y los pulpitos con tomate, aprobado raspado. Encima Pilar, haciendo una demostración de su conocimiento de la terminología de los cefalópodos, decía, entristecida, que eran “pulpitos bebé”. Que veterinaria más “campechana”. No quiso casi ni probarlos y juró, igual que Escarlata, que “ni ella ni los suyos jamás volverían a comer pulpitos”. Experiencia regular para el precio que pagamos. Este era el que tenía mejor pinta de todos lo que vi por la zona.
Recientemente, Civitatis ha lanzado la opción de un Tour gastronómico por Venecia que tiene muy buena pinta. Te llevan por los mejores bacari (bares de tapas) de Venecia. No lo hemos probado pero… > Tour gastronómico por Venecia |
Lo bueno que tiene Venecia es que, da igual lo que hayas caminado, siempre estas cerca de tu alojamiento, a unos 14 minutos de C’a Pedrocchi. Antes de ir a dormir pasamos por enésima vez por la plaza de San Marco para intentar hacer alguna foto sin turistas. Misión imposible. Da igual la hora, siempre está a tope. Al menos a finales de Julio.
En una cafetería pedimos un helado, para llevar, más mini que los “pulpitos bebé”. Nos sentamos en la escalinata de los soportales de la plaza. No hacía ni dos minutos que había dejado mis posaderas en la escaleras cuando aparece a traición una pareja de policías, bajitos, vestidos con polo blanco, sin gorra, y con aspecto de vendedores de helados, gritando “stand up”, “stand up” “stand up”. La mayoría de los presentes se miraba los unos a otros con perplejidad y solo reaccionaban cuando los policías estaban a menos de un metro haciendo aspavientos con las manos. Después del helado “interruptus” regresamos al alojamiento.
Día tres en Venecia, el regreso
El sábado no madrugamos. Despertamos sin despertador, y sin prisas volvemos a nuestra “vieja confiable” en que se había convertido el Ristorante al Theatro. Repetimos el desayuno del día anterior. Echaré de menos, durante un tiempo, ese cruasán y ese café con leche como Dios manda. Dejamos la habitación a las 11:00h. Nos guardan el equipaje hasta que nos vayamos, y salimos a hacer las últimas compras en los alrededores de Castello.
Regresamos a por el equipaje a C’a Pedrocchi y caminamos 3 minutos hasta la parada del “vaporetto” S. Maria del Giglio. Subimos al 1 (P.le Roma) 39 min (13 paradas)
Hasta P.le Roma “G”. Justo enfrente tenemos la Piazzale Roma y la parada del bus ATVO (13:30h), en medio de la plaza, que nos dejará 55 minutos después en el aeropuerto de Treviso para tomar, de vuelta a Valencia, el Vuelo Ryanair Treviso (TSF) 17:20h – Valencia (VLC) 19:30 h. Por cierto, ni se os ocurra comer en la Pizzería que hay enfrente del aeropuerto. Mejor un bocata dentro de la terminal.
Repetiremos en Venecia porque es incomparable. Por mucho que a otras ciudades se les atribuya el calificativo de la Venecia del norte, del sur, arriba, abajo, al centro, “padentro” o del espirito Santo. Será ciudades con canales, pero no son Venecia. Y Pilar se ha quedado con el “run run” de no haber podido ir Murano, Burano y Torcello. Volveremos.
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