La mejor ruta por el norte de Cerdeña. Las visitas imprescindibles

Dispuestos a terminar los últimos días de viaje con la mejor ruta por el norte de Cerdeña, o más bien noroeste sardo, dejamos el sur, y partimos, carretera y manta, con la ilusión de encontrar las mejores y más famosas playas de Cerdeña. Dejamos el norte turístico, aunque reducido a Alghero y alrededores,  para el final de este road trip por Cerdeña. El sur de la isla de Cerdeña nos había gustado mucho a pesar del calor, y de la poca suerte con las playas. Tocaba una gran despedida, explorando la parte más conocida y bonita de Cerdeña, aunque si bien teníamos dudas. De lo que no había duda es de que exploraríamos Cerdeña en primavera otro año.

La mejor ruta por el norte de Cerdeña

La ruta de 10 días de Sonia en Cerdeña, con niñas, no tan niñas…

Octavo día: Tharros y Alghero

El área Archeologica di Tharros

La ruta por el norte de Cerdeña nos llevaba aquel octavo día de viaje por la isla a decubrir alguno de los sitios más interesantes de la misma.

El Area Archeologica di Tharros es de nuevo una ciudad en ruinas, fenicia en su origen. Son restos que nos dan información sobre esta civilización, aunque a lo largo del tiempo, fue cambiando de ocupantes y fines. Similar a la de Nora en tamaño y duración de la visita, pero digamos que ésta es “menos modernizada”, o más cutre.

Está situada en la península de Sinis, cercana a la aldea de San Giovanni, municipio de Cabras, en la provincia de Oristano. Data de los siglos IX y VIII a.C. Aunque el verdadero origen de este asentamiento es nurágico, como lo confirman los nuraghe de la zona. Además, del entramado urbano fenicio poco queda. Por el contrario, del periodo púnico, que va del siglo VI  al III a.C., hay numerosas tumbas y estructuras de la ordenación viaria. Las columnas dóricas de uno de los templos cartagineses, son una clara muestra de los restos. Del posterior periodo romano se conservan mejores vestigios, como los de edificios de termas, cisternas, templos, y parte del foso y fortificaciones defensivas. Después de la caída del imperio, fueron las comunidades cristianas quienes mantuvieron la vida de Tharros, siempre atentos a las invasiones sarracenas y de piratas berberiscos, que finalmente obligaron a abandonar la ciudad y refugiarse en el interior. Muchos de los edificios fueron saqueados y  sirvieron de material para levantar otros en la ciudad de Oristano durante la Edad Media. Y desde entonces a nuestros días, los restos de esta historia es lo que hoy visitamos.

Igual que en Nora, la visita guiada tiene horario (inglés–italiano), pero suspenden al medio día (entre las 13h-15.30h), como en todas partes, por el calor. Que es justo cuando nosotros llegamos… Sin embargo las alternativas aquí son menores: un plano plastificado que hay que devolver tras la visita, con pocas explicaciones, y los paneles informativos, que ni si quiera están en todos los puntos de parada. Así que, recomiendo fehacientemente visita guiada.

Ahora, a pesar del calor de justicia que hace y el sol abrasador que achicharra, el enclave es espectacular, como Nora, al borde del mar. Y la visita, con imaginación, merece la pena.

El área Archeologica di Tharros en la ruta por el norte de Cerdeña
El área Archeologica di Tharros

Al lado del centro, se sitúa la Torre española de San Juan de Sinis, en lo más alto de una colina, permitiendo una visión grandiosa del mar, el extremo del cabo, la playa y la ciudad arqueológica. Tampoco se puede visitar por dentro a medio día (cierran a las 13h). El precio es por separado, pero se puede sacar entrada conjunta, así como para el museo en Cabras, donde se puede disfrutar de los famosos gigantes nuragis.

El aparcamiento, también con máquina de ORA (aunque aquí la elección mínima son dos horas, y sólo se puede usar con monedas, no tarjeta. No necesitas la matrícula del coche), está un poco más abajo del centro, y es compartido con los que van a la playa. Nosotros teníamos el plan ya hecho y debíamos seguir a Alghero, pero si tú lo estás elaborando, recomiendo la visita a Tharros a horarios en que se pueda hacer guiada, y después aprovechar el aparcamiento y al bajar andando (el centro arqueológico está en un alto, al que se accede a pie desde el parking) a la playa. Esta playa es de las de las fotos. Un agua calmada y de toda la gama de azules que puedas imaginar: desde el casi blanco transparente de arena, hasta el oscuro casi negro, como la película. Una maravilla. De las paradisiacas, sí señor.

Así que, sintiéndolo mucho, seguimos camino hasta Cabras para comer. Quería yo llegar a ese pueblo porque había leído cosas interesantes de él. Pero finalmente sólo podemos comer en un restaurante antes de seguir a Alghero: nos quedan casi dos horas de camino aún.

-Dicen que en el restaurante que hay en el centro arqueológico de Tharros, se come bien…

Qué ver en la ciudad de Alghero

Cuando llegamos y tomamos posesión de nuestra habitación en el B&B, reservado desde Booking y previamente pagado, nos duchamos y salimos ansiosos a descubrir la maravilla de ciudad que es Alghero.

Alghero formaba parte de la Corona de Aragón en el siglo XII; hecho histórico que convirtió este pueblo pesquero en una de las fortalezas medievales más importantes de la isla y que la dotó de una muralla. Siendo Barcelona el puerto de la corona, se explica la influencia catalana en esta ciudad. Además del sentimiento que muestran los alghereses a los barceloneses. No en vano es llamada la Barceloneta Sarda.

Nosotros tenemos suerte y el B&B está cerca del centro. En nada estamos callejeando sus encantadoras travesías, y la muralla, viendo un atardecer espectacular. ¡Menuda puesta de sol! Paseamos por el puerto, cenamos en uno sitio de comida rápida y disfrutamos de un rico helado.

Había leído varios recorridos, llevando apuntado uno que diseñé aunando todos, para no perdernos nada. Pero al llegar al centro, entiendo que lo importante es dejarse llevar por el entramado de calles y recorrerlas todas al libre albedrío. Y así ir descubriendo los rincones que sorprenden por su belleza. Así que no os preocupéis por un trazado fijo.

La ciudad de Alghero, imprescindible en la ruta por el norte de Cerdeña
La ciudad de Alghero

Tal como vaticinó Alberto, en el norte encontramos muchos más turistas, de los que muuuuchos son españoles. No agobia, pero sí se ve ya mucho más movimiento en menos espacio de lo que vimos en Cagliari. ¡Y eso que también tenía ambientillo! La verdad es que son las dos ciudades muy muy bonitas. Alghero en menor escala, más pequeña.

Cosas que ver el Alghero:

  • El bastión y las torres defensivas de la muralla que bordean la ciudad, como la torre Sulis, Sant´Elmo, Torre de Porta Terra (o de los judíos), la de San Giovanni, o la torre della Polverera.
  • Las iglesias intramuros, empezando por la Catedral de Santa María y su campanario, San Michele o San Francesco.
  • La calle Humberto, una de las más auténticas. En ella podrás contemplar la Casa Doria (en el número 11), que destaca por su estilo renacentista y sus hermosas ventanas góticas del siglo XVI. Más adelante se encuentra el Palacio Curia, uno de los más bonitos de Alghero. Y la iglesia de la Misericordia.
  • El puerto, con sus restaurantes y terrazas.
  • Cerca está el Yacimiento Anghelu Ruju, necrópolis más extensa e importante de la prehistoria en la Cerdeña septentrional.

Playas cercanas a Alghero:

  • María Pía en Alghero.
  • Cala Dragunara, en el parque de Porto Conde.
  • La playa delle Bombarde, después de la de Lazzareto.
  • La Pelosa en Stintino.
  • Playa della Speranza (en Poglina), a 8 km al sur de Alghero, hacia Bosa.

Nuestro alojamiento en Alghero: B&B Algher Rose

Nuestro B&B, Algher Rose, está en una calle fea, con una entrada fea de un edificio de pocos pisos. Eso sí, muy cerca de todo el meollo de la ciudad, pero en un barrio tranquilo. La casa es funcional y muy nueva (al menos nuestra habitación) y está limpia. Los 4 dormimos en el mismo cuarto, que es muy amplio, y aún hay una cama más. Paolo nos recibe muy amablemente, es íntegramente simpatía, y nos pone todo tipo de facilidades. Veremos mañana el desayuno y la esperada limpieza de la habitación, que tanto nos ha decepcionado en el 5 Stelle.

Sobre Cabras

De Cabras he leído mucho preparando el viaje, aunque al final sólo paramos a comer. Para empezar el museo, que pensé que a lo mejor llegábamos a verlo (pero lo abren a las 16h, pues cierra a medio día). Es el Museo Cívico Giovanni Marongiu. Los objetos expuestos han sido obtenidos de lugares históricos, desde la villa prenurágica de Cuccuru es Arrio, pasando por los Gigantes de Monte Prama, hasta la antigua ciudad fenicia-romana de Tharros.

Los Gigantes, son esculturas de formas antropomorfas de más de dos metros de altura, esculpidas en piedra arenisca. Fueron encontradas en lo que resultó ser una necrópolis nurágica, que tras los estudios científicos, parece que se trata de un lugar de culto a los héroes. Las esculturas muestran frentes prominentes, ojos de gran tamaño y una nariz estilizada pero pronunciada. Representan arqueros, guerreros y luchadores con túnicas cortas, largas trenzas o coletas a los lados de la cabeza y protecciones en el pecho, piernas y en los brazos, y en el caso de los arqueros, portan arcos y yelmos con dos cuernos. Las estatuas de los luchadores sin embargo tienen una especie de gorro y el torso desnudo, con un escudo sobre la cabeza. Por último los guerreros sostienen un escudo redondo ornamentado profusamente.

Del castillo medieval de Casa del Reino o Mar’e Pontis poco queda. Fue utilizado como “cantera” de la iglesia de Santa María de la Asunción, ubicada sobre las bases del mismo. Para su construcción, también se utilizaron piedras de las fortificaciones nurágicas que rodeaban la localidad.

La plaza del Lago (piazza del Stagno), a los pies del mismo, es una explanada donde parece que se reúnen los lugareños al caer la tarde y donde es posible tomarse algo en las terrazas que la bordean. También se puede dar un paseo bordeando la laguna. Ahora, en todos los blogs leídos, no se casan de advertir de la presencia de mosquitos, recomendando con ahínco el uso de repelente.

En el cabo de San Marcos, donde se encuentra Tharros, podemos pasear para ver el faro y la torre Vechcia, además disfrutar de sus playas: la caleta del Faro y la playa de San Marcos, que he leído descritas como “vírgenes”.

A continuación está la playa de San Giovanni de Sinis, también de las recomendadas.

Más al norte, en la zona de Marina Protegida de la Península de Sinis-Isola di Mal di Ventre, podemos hacer actividades como pesca y buceo. La isla alberga tortugas y cetáceos.

Y todavía más al norte, es famosa la playa de Is Arrutas

Noveno día: La Grotta di Neptuno y la playa di Lazzaretto

La Grotta di Neptuno

No se puede pasar por Alghero sin visitar la Cueva de Neptuno. No hay blog sobre la isla que se resista a hablar de ella. Se trata de la típica cueva de estalactitas, estalagmitas y columnas, que el agua dulce junto con la roca calcárea y el paso del tiempo, ha ido modelando a una velocidad de 1 cm /300 años aproximadamente, durante más de 10 millones de años. Así que, calculad. La verdad es que como otras muchas, es una auténtica maravilla, y un placer explorar. Ésta en concreto, es una cueva muy grande, de una sola cavidad, a nivel del mar, recorrida por numerosos pasillos desde donde se pueden apreciar sus lagos y las diferentes formaciones rocosas, incluida una columna de hasta 12 metros de alto. La gran masa de curiosos hace que la duración de la visita sea más o menos rápida, por un camino en el que se va por la izquierda y se vuelve por la derecha, en un recorrido circular. Pero como el paso va lento, da tiempo a deleitarse con ella y a tomar las fotos que quieras, que están permitidas, incluso con flash.

Fue descubierta en torno al año1500 por un grupo de pescadores de Alghero. Y dicen que antiguamente, vivía allí una gran colonia de focas marinas.

La Grotta di Neptuno

El acceso tiene dos opciones: puedes llegar a través del agua en un barco que se puede tomar desde varios lugares, como el mismo Alghero, o ya en Capo Caccia donde se encuentra la gruta (antes de llegar al parking, por la carreta de montaña que conduce hasta ella casi en su tramo final, nosotros vimos una desviación que ponía “a la gruta en barco”, aunque no podemos asegurar que funcione). Los mismos barcos te recogen después de vuelta.

Y la opción por tierra, escogida por mí (me mareo terriblemente en el mar), es la siguiente: llegas en coche siguiendo las indicaciones hasta un muy muy pequeño parking gratuito en una pequeña plaza (es lo único que hay; no existe la opción gran aparcamiento de pago como en las playas). Hay un bar si necesitas aprovisionarte de agua o si necesitas un baño. Pero un camarero muy “simpático” (…) nos explicó que éste era sólo para clientes… Y además, aviso, no hay otra posibilidad de aseos… Debido al tamaño de esta placita, hay coches aparcados en la cuneta de la carretera hasta muy abajo… No sé si hasta aquí llegan los policías con las papeletas, pero menos mal que tuvimos la suerte de ver cómo se iba un coche en la redonda y nos metimos inmediatamente en su hueco, porque con la multa que llevábamos ya, no nos apetecía arriesgarnos a acumular más. Y aquí que claramente están mal aparcados e invadiendo la calzada…

En fin. Desde esta misma plaza se inician unas “escaleritas” (….) que arrancan el camino de descenso hasta la gruta, que se encuentra excavada en la pared del acantilado, a nivel del mar… Los documentos hablan de 600 escalones, pero nosotros contamos más… Ninguno coincidimos exactamente en el número total, pues cuando llegas, oyes a los demás turistas que lo hacen detrás de ti decir el resultado de sus cuentas en voz alta (los niños sobre todo, claro), y siempre era distinto. Pero desde luego, en lo que sí coincidimos, es que todos sumamos más de 600…

Y al final de esta bajada “light”, la entrada. Los tickets se compran justo allí, a la mismísima entrada de la gruta; 13 e los adultos y 7 los niños. En el interior de la cueva se está fresquito al inicio, porque luego te acostumbras y también hace calor… Pero no os digo luego a la subida de esos más de 600 escalones…Toda una aventura que merece la pena y además, para la visita a la gruta se incluye todo (escalones, contar, fresco/ sudor…), no sólo las estalactitas.

El horario de visita es de 09:00- 19:00. Para los visitantes que decidan llegar desde Alghero, es importante saber que el último barco sale a las 17:00 horas.

La playa di Lazzaretto

Nuestro simpático y hablador casero Paolo (por cierto, encantados con nuestro B&B Algher Rose: al lado del centro pero apartado del follón, desayuno servido por él, totalmente generoso y variado; muy muy completo), nos recomienda una playa cercana a la gruta, desde luego poco concurrida, Cala Tramariglio. Paramos a comer en el restaurante la Nuvola, a la izquierda de la carretera, justo a la altura de la playa (que queda a la derecha). Pasamos algo de calor en la terraza (resulta que luego tienen un hermoso comedor dentro con aire acondicionado…). Pero el restaurante no está mal. Después de comer, nos asomamos a ver la playa. En el mismo lado de la carretera está la Casa Gioiosa, sede del Parco di Porto Conte. El parque (donde nos encontramos) es un espacio natural protegido de la provincia de Sassari. Y en la casa, cuartel general del mismo, puedes visitar un jardín botánico, una muestra de arte, un pequeño parque temático sobre El Principito y alguna otra cosa más. Paolo nos dio un folleto explicativo sobre la casa Gioiosa en el que ponía que abría de 10-18h, pero nosotros la encontramos cerrada. Aún así, quizá tenga interés para los más pequeños, no sé, pues no era nuestro objetivo.

A la playa se llega pasando por la casa y dejándola atrás, caminando por una corta pista (que también sirve de parking de Gioiosa) y girando a la izquierda al llegar al mar, bajo una sombrita de pinos, donde unos pocos espabilados dormían la siesta en tumbonas ¡qué listos! Y ahí está. Una sola familia disfrutando de las cañas de pescar y unas canoas en esta tranquila cala. El agua limpia, cerca del puerto que se ve desde la playa. Arena marrón, roquitas a los lados de la cala. Todo ello lo marca como ideal, y lo era, pero la playa que andamos buscando en nuestro viaje y que aún no hemos disfrutado, es la paradisíaca de las fotos, de agua y arena blancas. La caribeña. Así que, a pesar de ser sábado y saber que todos los turistas están repartidos entre las más nombradas (la Pelosa, María Pía, Cala Dragunara, entre donde estamos y la gruta), decidimos probar suerte en la de Lazareto, no muy lejos.

Encontramos el parking de pago de playa Lazareto. Esta vez privado porque hay una señorita normal, que no es policía local: 1 hora, 1 euro y así sucesivamente sumando horas y euros. También puedes elegir directamente medio día, 4 euros. El parking está a pie de playa: una calita de arena clara, aguas verdes, colapsada de gente. No es la que buscamos. Como hasta ahora, una playa muy buena (quitando la gente, claro), pero de las mil que tenemos en España. Aun así pasamos un rato estupendo disfrutando del baño y observando a la multitud…

Cuando llegamos a casa vemos que la habitación está sin hacer. No nos queda claro aún si es cosa de Italia o de la modalidad B&B, que no habíamos usado hasta ahora… El caso es que aún así, nos merece la pena…

Tras la ducha vamos hacia el centro y en uno de los muchos restaurantes de enfrente del paseo marítimo del puerto, cenamos. A la vuelta heladito en una heladería que vimos ayer al volver a casa (por un camino diferente que al ir), que tenía precios mucho mejores que en el centro. ¡Ése es el helado de chocolate que a mí me gusta! Vaya acierto. Ésa va a ser nuestra heladería de referencia…

Décimo día: Bosa y cala de Compoltitu

La población de Bosa

Bueno, ¡qué pasada! Bosa es precioso. Una ciudad de colorines que crece hacia arriba de una colina, hacia su castillo (¿o será al revés?). La única población de Cerdeña que tiene río, el Temo, casi justo en su desembocadura al mar. Es una ciudad pequeñita, cómoda para callejear (si no te importan las cuestas), que se recorre fácilmente en poco tiempo. Y se completa la visita con la subida y la bajada del castillo de Malaespina, porque nos permite seguir recorriendo el laberinto de sus calles y seguir disfrutando de sus casas de colorines llenas de plantas en las puertas y ventanas. Esta visita a la fortaleza merece la pena sólo por las vistas, pues al estar en alto, tienes una panorámica bestial de la ciudad abajo, del río, su desembocadura en el mar, y de los montes entre los que se pierde en su recorrido desde el interior. Pero castillo como tal, no hay.

La ciudad de Bosa

La entrada son 4 e, y 3 los niños. El recinto cuenta con un patio sin asfaltar en su interior y la iglesia de Nostra Signora di Regnos Altos. Ésta presenta unos frescos parcialmente visibles, románicos, muy bellos. La muralla y las 7 torres, algunas mejor conservadas y restauradas que otras, por las que se realiza el recorrido sobre una pasarela en alto, apoyada en el muro, para disfrutar de las vistas, circunvalan todo el espacio. No hay nada más. Incluido (o sin incluir, según se mire), un baño, cosa que me parece muy mal, ya que estas pagando una entrada a un sitio oficial por una visita. Lo mínimo es ofrecer un aseo.

De vuelta hacia abajo, como digo, seguimos perdiéndonos por sus calles. En la más turística, la avenida de Giovanni XXIII, hay un montón de restaurantes. Nosotros elegimos uno algo más alejado, en la avenida Alghero, continuación de la anterior. Aunque tras esperar casi una hora a que nos traigan la comida, dudamos del acierto (y no es por la gente que había, no). El coche lo hemos dejado a la sombra de la misma calle, algo más adelante. La verdad es que es una vía preciosa, ancha y más actual, llena de árboles que no dan cabida al sol. Y por suerte, al volver sigue a la sombra.

La cala de Compoltitu

La tarde la pasamos en una calita muy interesante. Arriesgándonos a la multa, como la otra vez, seguimos el paso a los italianos y aparcamos en la cuneta de la carretera. La verdad es que desde que salimos de Bosa, cada pocos km pasa lo mismo: los coches aparcados en el arcén anuncian la entrada a una cala…

La nuestra pilla en el km 7 aprox. Nuestro coche no pisa para nada la carretera donde lo aparcamos, pero veremos… Para llegar a la playa, se baja toda la colina a través de un camino labrado por el paso de los bañistas y algo de ayuda, pues algunas rocas tienen esculpidos escalones… El final del camino es una pequeña cala llena de gente y de suelo con escasa arena que se cuela entre las rocas. La entrada al mar sí es arena y el agua es transparente (aunque no del tipo foto del caribe). La playa es pequeña y está encajada en paredes rocosas y el monte detrás. Es un sitio lleno de encanto, y a medida que la gente se va yendo, la magia va aumentando (a pesar de que de vez en cuando todavía llegan pequeños grupos). Disfrutamos muchísimo del baño y la tarde entera. Así como del buceo, pues pudimos ver muchísimos peces distintos, incluídos unos mini, de color azul eléctrico, preciosos. Fue una gran despedida de Cerdeña. Una cala auténticamente especial.

La cala de Compoltitu

La noche la terminamos, después de cenar y antes de nuestro helado ya casi en casa, en una feria en la zona de paseo marítimo. Pasamos siempre por ahí, pero ésta, la última de todas las noches del viaje, no pudimos negarnos a que subiesen en algunas atracciones.

Otras playas de Bosa

Playa de Bosa Marina, la de la ciudad.

S´Abba Druche, más al norte.

Playa de Turas, más al sur.

Playa de Porto Alabe, más sur todavía. Playa de mar abierto, con más olas y corrientes.

Más sobre Cerdeña: Leído y escuchado

Del Suroeste de la isla

Villacidro

Dicen que es un pueblo no muy bonito, del interior, donde se come bien. Pero sobre todo, es de donde sale una ruta andando a unas maravillosas cascadas: Ruta Cascate de Piscina Irga, de aproximadamente 1 hora y 45 minutos. Para recorrerla tienes que ir hacia “Monte Mannu”, hasta el inicio de varias rutas. La 113 a la izquierda, más corta va a la Piscina Irga, y la 109 a la derecha, va a la Muru Mannu. Como estas excursiones no las hemos llegado a realizar, recomiendo buscar más información y más exacta, o al menos contrastar ésta. Lo que aquí digo puede servir como idea de expedición.

Iglesias

Pueblo minero del interior también, muy bonito. Ideal para una mariscada.

Además de sus iglesias, por las que recibe su nombre, debido a su pasado relacionado con la minería, el Museo de Arte Minero y el Museo de Maquinaria completan las visitas que hacer.

Además, para conocer las minas reales, se pueden hacer visitas guiadas a la fascinante Monteponi una de las instalaciones mineras más importantes de Italia, en Nebida, a través de pozos, túneles, muelles y casas de mineros. Arqueología industrial. Para visitar Monteponi debes obtener el permiso de la Sociedad de Minería Iglesiente (en el centro Campo Pisano) o ponerte en contacto con el Eje de los Mineros (tel. 491416).

El canal de Nebida, es una cala de muros de piedra y mar azul, rocas y arena gruesa.

Ingurtosu

Otro pueblo minero, interior, deshabitado en la actualidad, para visitar.

Buggerru

Pueblo al que es difícil llegar, minero, muy bonito. Además tiene playas.

Gruta de San Giovanni

Una gruta alargada por cuyo interior, una galería sinuosa y tortuosa, discurre una carretera. En invierno, por la entrada del norte hay un torrente superficial que va paralelo a la carretera. También cerca de la zona norte, hay estanques de estalagmitas. La carretera asfaltada que la recorre conduce al valle de Oridda.

Del interior y centro-este de Cerdeña

Nuoro y Orgosolo 

Buenos sitios del interior para comer cochinillo. Nuoro tiene un casco antiguo que pasear: casas de piedra, soportales, calles, plazuelas, iglesias, cafés, terrazas…. En Nuoro está el Museo de la Vida y de las Tradiciones Populares Sardas. Además de Ortobene, el monte de los nuoreses, “el alma muerta”, patrimonio natural.

Orgosolo parece ser el San Sperate famoso de la isla, así que debe ser una pasada. Un pueblo-museo, que no creo que decepcione.

Del interior y centro-oeste de la isla

Santu Lussurgiu

Pueblo medieval, que dicen es muy bonito, y además, muy poco visitado. Lleno de manantiales, hay un itinerario, el de las Siete Fuentes, que recomiendan: agua fresca y natural en un recorrido que te lleva por diferentes puntos del pueblo y el bosque.

Del centro de Cerdeña

Burgos

Con su castillo del siglo XII y el barrio del mismo, con estrechas calles típicamente medievales, casas de ladrillos con techo de doble faldón.

Conclusiones y recomendaciones para viajar a Cerdeña

Paciencia, paz y amor con la conducción. No te alteres cuando te adelanten y venga uno de frente al mismo tiempo. Si lo haces, no vas a disfrutar tus días por la isla.

Cerdeña es ideal para época primaveral u otoño: puedes disfrutar aún de sus playas, pero el calor no te impedirá hacerlo también del resto de la isla: interior, excursiones, arqueología…Olvídate del verano, que además de eso, de un calor sofocante, hay mucha gente y precios muy elevados en algunas zonas.

Recordad que la isla es muy grande y las distancias muy muy largas. Así que al diseñar vuestro viaje, centraos en zonas y explotadlas. O fuera de temporada alta, podéis hacer rutas circulares, pero no olvidéis el tiempo que pasaréis en la carretera.

Cerdeña tiene muy buenas playas, pero como España tiene las suyas. Existen algunas maravillosas, paradisíacas, las que salen en todas las fotos de la red, pero hay que elegir bien cuáles visitar informándose minuciosamente, y qué día hacerlo.

Si necesitas para tu visita a Cerdeña un guía para rutas naturales, sin duda, debes contactar con Giovanni Pischedda. (+39 320 481 65 28. sardegna360gradi.com. sardegna360gradi@gmail.com). Fue estupendo dejarse enseñar y llevar por él.

Y para rutas a caballo, si estás por la zona (hay más posibilidades en otros lugares), también sin duda, si lo que buscas es aventura, Andrea Locci y su Centro Ippico Merreddus a Cuaddu es la mejor opción que existe. (Tripadvisor y facebook (Centro Ippico Merreddus a Cuaddu), o Instagram (@sardegna_a_cavallo); tlf: 0039 349 5061577/ 0039 340 3438201. escursionacavallosardegna.com).

Y de nuevo agradecer a Alberto el tiempo que ha dedicado a nuestro viaje, que sabemos que no le sobra…

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