Tenemos mucho que celebrar ¿Cómo lo hacemos? Con Ryanair. Hartos de contar las olas de calor que estábamos sufriendo en Murcia ese julio, escogimos visitar Oslo por dos razones: sus tentadores 20ºC y los 100 euros que costaba el billete. No nos importaba que sea uno de los países más caros de Europa. Nuestros amigos nos habían regalado la Oslo Pass, una llave que nos permitía hacernos con lo mejor de Oslo en los días que estaríamos.
La tarjeta nos abría las puertas de los principales museos y nos permitía usar el transporte público durante tres días. Incluso teníamos derecho a un mini crucero por el fiordo e importantes descuentos en restaurantes.
Qué visitar en Oslo. Los imprescindibles de la capital
El vuelo y el transporte desde el aeropuerto en Oslo
Salimos en tren desde Murcia a Madrid a las 9:36h. Nos encanta Madrid y la perspectiva de comer allí y dar un paseo antes de irnos al aeropuerto, mejora el viaje. Nuestro vuelo salió con retraso a las 21h y llegamos a las doce de la noche al aeropuerto de Rygge. Allí tomamos un bus a Oslo por 180 coronas (unos 22.50 euros). A la una de la madrugada se puso en camino para llegar a la Estación Central a las 2h.
Nos extrañó que hubiera tanta gente en la calle a esa hora, pero nos vino bien porque así pudimos preguntar y encontrar nuestro hotel sin problemas.
El alojamiento en el centro de Oslo
Nos alojamos en el Hostel Citybox. Está en la calle Prinsens, en pleno centro de Oslo y a unos cinco minutos de la Estación Central. Cuatro noches a 2.880 coronas (330 euros) un dormitorio para dos con baño. Unos 82.5 euros la noche, que para los precios que tienen los hoteles de Noruega está fenomenal. La búsqueda la hicimos a través de booking.com
Al llegar al Citybox debes meter el número de tu reserva en una especie de cajero, en donde tienes la opción de realizar la operación en español. Una vez registrados, la máquina expide tu llave magnética. Con ella puedes abrir las puertas del hotel, subir y bajar del ascensor y entrar a tu dormitorio. Nos gustó mucho el Hostel Citybox. Es céntrico, limpio y moderno.
Las visitas del centro de Oslo
Salimos a la calle y nos tomamos 2 cafés (46 coronas, aproximadamente 6 €). Nos dirigimos a activar nuestras Oslo pass en el Oslo Visitor Center junto al Gran Hotel, cerca de la Oslo Central Station.
Entramos en la catedral, espectacular en su sencillez, destacan su púlpito barroco y el altar con la representación de la última cena. Durante nuestra visita, un coro de unos 30 jóvenes ensayaban sus cantos. ¡Qué suerte poder escucharlos!. Emocionante.
Durante el viaje estoy leyendo “El Guepardo”, de Jo Nesbo. Por puro azar tropezamos con el hotel Bristol, fundamental en la trama. Me siento un personaje más de su novela.
Llegamos al Ayuntamiento. Está abierto y podemos visitar el vestíbulo. Nos gustan sus pinturas murales que hablan de la guerra y de la lucha del pueblo noruego para reconstruirse. Las vistas del fiordo desde las ventanas del Ayuntamiento son espectaculares.
En el Palacio Real, accesible y austero en lo alto de la colina, vimos el cambio de la guardia.
Con nuestra Oslo Pass subimos a un tranvía que nos lleva al parque Vigeland. Una visita recomendable para los amantes de la escultura.
Como nuestro presupuesto es muy ajustado compramos la comida en supermercados. Salmón, arándanos, frambuesas y queso por unos 10€.
Por la tarde fuimos al jardín botánico atravesando el barrio musulmán con su mezquita y las calles repletas de tiendas y restaurantes indios. Nuestros pies nos llevan al cementerio en donde están enterrados Munch e Ibsen. Llegamos atravesando la calle de las casas de madera.
El cementerio es bellísimo. Nosotros solemos visitar todos los cementerios de las ciudades a las que viajamos. Es importante saber no sólo como vive, sino también cómo muere la gente.
Recorremos los parques que como múltiples islas aparecen por todo Oslo.
Acabamos entrando al Palacio de la Ópera. Su restaurante es un lugar espléndido en donde tomarse un café frente al fiordo. Un lugar perfecto para despedir el día.
Explorando la península de Bygdoy en Oslo
Ha llovido toda la noche, para un murciano escuchar ese sonido mientras duermes, es un regalo. Esta mañana nos despertaron los lamentos de las gaviotas. Creemos que tienen un problema de identidad, te las encuentras por los parques alimentándose de pequeños coleópteros, creo que piensan que son gallináceas.
El día amanece gris y frío, una bendición. En Murcia están con la quinta ola de calor. Ya en la calle fuimos hasta el Ayuntamiento, allí nos subimos al ferry que no llevó a Bygdoy. Muy agradable navegar por el fiordo. Nos bajamos en Dronngen. Aquí visitamos el Norsk Folkemuseum. Es un conjunto de casas típicas noruegas y el recorrido es muy relajante, ya que están en mitad de un bosque. Puedes entrar en las casas, percibir el olor a madera y la calidez del entorno.
De todos los museos el que más interés nos despertaba era el Vikingskipshust. Aquí se muestran barcos del siglo IX que fueron utilizados como túmulos funerarios.
El museo Kon-Tiki fue un oásis. Ya muy cansados nos sentamos en los cómodos sillones que hay en el museo a contemplar las embarcaciones con las que Thor Heyerdahl realizó sus expediciones. La luz del museo es ténue, dorada y confiere a los barcos un toque mágico, un lugar perfecto para descansar y soñar.
El horario de los museos en verano es muy ajustado, unos abren a las 10, otros a las 11 y por la tarde cierran también muy pronto, a las 4 o a las 5. Así que no te dá tiempo en toda una mañana a ver todo lo que deseas. Volvimos a nuestro barrio en el bus 30 Nydalen.
Nos dirigimos al Museo Munch que estaba a punto de cerrar. Llegamos a tiempo y con la suerte de que la exposición actual se mostraba junto a obras de Van gogh. Muy interesante verlos juntos.
Por la tarde noche acabamos en la calle Torggata en donde encontramos una travesía de bares muy animados. Algo muy sorprendente porque los noruegos no lo parecen. Acabamos el día tomando unas cervezas en “The Cathedral” en Karl Johans Gate.
La Galería nacional de Oslo
Visitamos la Galería Nacional, y allí descubrí a dos pintores que me gustaron mucho, Harald Sohlberg y Christian Krohg. La Galería Nacional es pequeña y la visita no es agotadora. Después nos dirigimos a la fortaleza. Un lugar muy recomendable para pasear.
Ya hemos comentado que nos encantan las novelas de Jo Nesbo. Me hacía mucha ilusión visitar Holmenkollen. está a 30 minutos de Oslo en metro. En éste impresionante salto de esquí el comisario Harry Hole lucha por su vida enfrentándose a uno de los asesinos más terribles de Noruega. Puedes subir a lo alto de la estructura y visitar un museo del esquí.
En el recinto se pueden practicar deportes como tiro al blanco, esquí sobre tierra, etc.
La vuelta…
Regresamos, se acabó nuestro viaje. Nos dirigimos a la estación de autobuses y tomamos el autobús al Aeropuerto de Rigge a las 12:45, nuestro avión sale a las 16 horas. Oslo nos ha dado mucho más de lo que esperábamos. Estamos agradecidos.
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6 comentarios en “Qué visitar en Oslo en cuatro días. Lo que necesitas saber”
Como paisana tuya, aunque tarragonense de nacimiento, tengobque decirte que me ha gustado mucho con la gracia que has relatado tu estancia en Oslo. Es un destino que nos atrae mucho y a donde vamos a ir en nuestras próximas vacaciones de Junio….muy bien dedcrito por tu parte!
Estamos terminando de montar un nuevo post sobre Oslo después de visitar la ciudad en Marzo. Espero poder tenerlo colgado en los siguientes 15 ó 20 días
Me molan tus fotos!!! Y me gusta mucho tu relato de Oslo…Aunque, sinceramente, no te veo ahí, con esa cara de coreana que tienes… Je je!
Gracias por contarlo
Como me gusta leerte-. Eres grande Pura!!!!!!!!!! parece que he estado allí contigo.
Pd: como me gustan los vikingos, ijijijijij
Da gusto leerte: breve y concisa. Al grano. Genial! Porque Oslo es un destino que Antonio tiene en su agenda para hacerlo con niñas…
Besos
Me encantan tus relatos de viaje, nada como leerte para viajar a todos los lugares del planeta. Y si es acompañándote mucho mejor. Gracias Pura por compartir tus experiencias en nuestra red que ya es mucho más tuya!