Budapest es una ciudad fascinante formada por la unión de tres ciudades históricas: Buda,la colina distinguible al otro lado del Danubio; Pest,la parte más joven con 350 años menos que Buda y donde a buen seguro os alojaréis y Obuda, la vieja Buda, fundada por los romanos aunque hoy día carece de interés para los turistas. Como podéis imaginar hay muchas cosas qué ver en Budapest.
El primer consejo si queréis organizar vuestra visita a Budapest en tres días es tener en cuenta esta distribución para aprovechar al máximo la luz y capturar las mejores fotografías. Buda se encuentra en la orilla oeste del Danubio y Pest en la costa este. ¿Imagináis esos atardeceres?
Los mejor de Budapest. Qué ver en la ciudad
1. El Parlamento. El primero de los lugares qué ver en Budapest
Precio: 6000 HUF (15 €) con audio guía en español. Visita 45 minutos.
Ya os dijimos en nuestro artículo de cómo organizar una escapada a Budapest que reservamos la visita del interior en la página oficial pocos días antes. En temporada alta es aconsejable hacerlo con tiempo. A pesar de recibir los tickets listos en el Wallet, es necesario llevarlos impresos y en la cola de entrada nos enviaron al mostrador para imprimirlos.
La visita comienza en la cuarta planta a la que se llega a través de una sinuosa escalera, la escalera dorada. Solicitándolo se puede subir en ascensor.
La escalera de Honor y la historia del Parlamento húngaro
En primer lugar se visita la conocida como escalera de Honor que divide el enorme edificio, en dos partes perfectamente simétricas: la cámara Alta y la cámara Baja del parlamento húngaro. Ambas cámaras son exactamente iguales, bendita simetría de los arquitectos de la época.
Nos hablan de los años de opulencia del país a finales del XIX y como, a pesar de ser el segundo mayor parlamento del mundo (imaginad las proporciones), su construcción llevó tan solo 17 años. 1000 personas al día trabajaron sin descanso para levantarlo y lo hicieron solo con materiales y artesanos húngaros. Esto supuso una gran inyección económica al país. El busto del diseñador del edificio se encuentra a la izquierda de la escalinata donde recibimos todas estas explicaciones.
La sala de la Cúpula, el lugar más impresionante del Parlamento
El recorrido sigue hasta la sala de la Cúpula, el lugar donde se encuentra la Sagrada Corona. Se trata del conjunto real más antiguo de Europa conservado íntegramente, de finales del siglo XI. Incluye el cetro, el orbe, la espada y la Sagrada Corona. Una de las primeras cosas que llama la atención de la corona es que la cruz que la engalana está ligeramente inclinada. No se sabe a ciencia cierta el porqué. La sala de la Cúpula es la única sala donde no se pueden hacer fotos.
La impresionante estancia se encuentra sostenida por 16 columnas en cada una de las cuales se alojan esculturas de los más insignes monarcas del imperio. Entre ellas destaca la de San Esteban, el primero de los Reyes fundadores de Hungría. Sorprenden las dimensiones de la sala, y es difícil entender que tan solo se trata de un falso techo por encima del cual se abre un enorme espacio vacío hasta la magnífica cúpula exterior.
La cúpula se eleva en el exterior 96 metros de altura recordando el año 896, año en que las siete tribus magiares se establecieron aquí fundando Hungría. Parece un número mágico que se repetirá muchas veces en la visita a Budapest.
La Cámara Alta y el pasillo de acceso
La siguiente estancia, un amplio pasillo antes de la cámara Alta, servía de lugar de reunión para los diputados antes de las sesiones. Se encuentra tapizada por la alfombra hecha a mano más grande de Europa y las figuras que adornan las paredes representan en este caso todos los oficios. El material para esculpirlas es el pirogranito, un compuesto muy maleable y colorido de invención húngara. Otra de esas particularidades que aprendemos en la visita y que tanto nos gusta saber.
La visita termina en la sala de la cámara Alta que sirve todavía para las sesiones del gobierno. Actualmente el régimen húngaro funciona con una sola cámara.
Enfrente y al otro lado de la plaza, el edificio del Palacio de Justicia, actualmente en restauración y que quedó segundo en el concurso que se convocó para elegir al arquitecto que levantaría el parlamento.
Los mejores free tours de Budapest
2. La escultura de los zapatos
Una sucesión de zapatos en bronce, 70 pares en concreto, en la orilla del Danubio que recuerda a las víctimas del genocidio nazi que eran empujados al río para morir.
En grupos de 10, 15 ó 20, a familias completas se les despojaba de los zapatos, de la ropa y una vez atados con alambre de espinos eran empujados al río. Antes, y para asegurarse de que morirían, mataban de un tiro en la cabeza a los dos judíos de los extremos. Estos arrastraban al resto que así no tenían ninguna posibilidad en las aguas heladas del rio. La fotografía y la visita es imprescindible en Budapest, la sensación, sobrecogedora.
3. La plaza de la Libertad de Budapest
El lugar donde se encuentra el monumento levantado en honor al ejército soviético que conquistó la ciudad en 1945. Para ello prácticamente toda la ciudad fue destruida con los bombardeos soviéticos. Con las primeras elecciones, tras la guerra Mundial, los comunistas entraron en el Ministerio del Interior y con tan sólo tres años se hicieron con el gobierno. Durante 40 años gobernaron el país. Como consecuencia la población húngara se manifiesta mayoritariamente anticomunista hoy día.
Junto con la estatua de la Libertad en Buda, este es el único monumento de la etapa soviética que queda en la ciudad. El resto de esculturas, estatuas y motivos comunistas se trasladaron al Mementos Park, muy lejos del centro de Budapest.
En la plaza y para recordar el sentimiento anticomunista del actual pueblo húngaro, una escultura del presidente norteamericano, Ronald Reagan, un ferviente anticomunista. Muy cerca la embajada de los Estados Unidos.
Del otro lado de la plaza una interesante escultura. La figura de un águila negra representa el nazismo, debajo un San Gabriel despistado, símbolo del pueblo húngaro. A ambos lados, varias columnas griegas, símbolo de la democracia, alegóricamente rotas. Aunque parezca lo contrario, lleva pocos años levantado y ha pretendido limpiar la imagen de los húngaros, aliados de los nazis, que fueron quienes realmente acabaron con la población judía del país. Una cadena de espinas con fotografías y objetos de aquellos asesinados recuerda la historia y el intento de retorcerla del actual gobierno.
4. La basílica de San Esteban
Entrada 2300 HUF (6 €). Si se incluye la subida a la cúpula y el tesoro se pagarán 6000 HUF (15 €). Abren de 9 a 17:45 hasta los sábados y a partir de las 13 horas los domingos. La entrada se compra en un edificio en un lateral tras la previsible cola u online si quieres evitar colas (no funcionaba cuando lo visitamos). Sin lugar a dudas otro de los lugares que ver en Budapest y no os podéis saltar.
La basílica se levantó tras la inundación del Danubio de 1838, año en que se desbordó alcanzando los 13 metros de altura. En el lugar donde actualmente se encuentra la basílica, sobre un pequeño montículo, encontró la salvación mucha gente. En 1851 se mandó su construcción que no terminaría hasta 1905.
San Esteban es el patrón del país y el primer rey del país, además de ser quien convirtió al cristianismo a la nación húngara. Para ello acabó con la tercera parte de la población y así consiguió el favor del Papa. Una estatua a tamaño natural del santo en mármol de Carrara ocupa el altar mayor. Sobre el mismo en Arcángel San Gabriel con la corona en la mano. El conjunto resulta impresionante.
Cerca, el relicario con la mano momificada del santo, la santa diestra. Después de vagar por media Europa, en 1945 fue recuperada por Hungría. Ya podéis imaginar la importancia del lugar para el pueblo húngaro.
Tras visitar el templo, hay que subir a la cúpula para disfrutar de las mejores vistas de este lado de Budapest. 96 metros de altura que se alcanzan en un ascensor. ¿Os suena ese número, el 96?. Son los mismos metros que mide la cúpula del Parlamento y representa la igualdad de iglesia y gobierno. Por ley no se puede levantar ningún edificio más alto en la capital.
Entre nosotros, el tesoro que se exhibe en la subida a la cúpula os lo podéis saltar…
5. La plaza de Elisabeth (Erzsébet Square)
Prácticamente el centro de la ciudad y desde donde llegar a todos los sitios. Sus iconos más distinguibles son la noria y la fuente del Danubio. Aquí arranca la avenida Andrassy que llega a la plaza de los Héroes y el parque de la ciudad. Desde aquí también se llega a la basílica de San Esteban hacia el norte o al puente de las Cadenas al oeste.
En una de las esquinas de la plaza encontramos la estación de metro de Deak Ferenc donde se cruzan las tres principales líneas y muy cerca la parada del bus 100E, que lleva al aeropuerto. Ya os contamos en nuestro primer post dedicado a la ciudad como utilizar el transporte público.
Seguro que os llama la atención un gran edificio en muy decadente estado de color amarillo en una esquina. Es el palacio Anker, una antigua compañía de seguros. Hoy está ocupado por bed & breakfast y pide a gritos una restauración que no tardará en llegar. Nos parece muy bonito.
6. La Gran Sinagoga de Budapest
Por recomendación de nuestro guía en el free tour que nos comentó que para ser la visita más cara de la ciudad tiene poco que ofrecer en la misma, no visitamos su interior. Los lugares más interesantes como el cementerio judío, se pueden contemplar desde el exterior sin necesidad de pagar.
La sinagoga es la mayor de Europa y una de las mayores del mundo después de la de Nueva York y otra de reciente construcción en Jerusalén. La sinagoga tiene un estilo con regustillo mudéjar porque su diseño fue encargado en el siglo XIX a un arquitecto que así lo decidió tras inspirarse en los edificios más famosos de Córdoba y Granada. Terminó por incorporar elementos de distintas tendencias arquitectónicas de la historia (rosetones y arcos de medio punto) y así acabó, con un estilo ecléctico muy difícil de catalogar.
El barrio judío de Budapest
Si estáis por aquí os recomendamos perderos por el barrio judío. Cualquier calle, cualquier plaza merece la pena. Es un lugar muy especial para disfrutar de la fotografía y por supuesto aprender más sobre la triste historia de esta ciudad y el gueto judío de que los nazis establecieron aquí.
Hasta 450.000 judíos del país fueron exterminados. Cerca del final de la guerra y cuando las conexiones con Auschwitz y otros campos se complicaron por el avance soviético, 200.000 de estos habitantes de la ciudad se abandonaron a su suerte en este gueto cerrado. Muchos fueron asesinados y arrojados al río, a otros se les obligó a caminar durante semanas hasta los campos de concentración austriacos. Con la llegada de los soviéticos, 100.000 personas todavía sobrevivían en el gueto judío de Budapest.
7. La Ópera nacional de Hungría
A las 13:30, las 15 y 16:30 salen los tours guiados. Al final de los mismos un pequeño concierto. 60 minutos en total. Cuesta 9000 HUF (22.5 €). Pero… nosotros llegamos tarde.
Construida con la intención de pugnar con la ópera de Viena a finales del XIX, todo el mundo dice que en esta ocasión no lo lograron, no como con el edificio del parlamento. La fachada exterior ya merece por sí solas visita.
8. La plaza de los Héroes
Construida para conmemorar el milenio de la fundación del imperio en 1896 (como muchos otros monumentos, edificios y servicios en la ciudad, la línea 1 del metro entre ellos). El monumento del milenio se encuentra flanqueado por los siete jefes de las siete tribus fundadoras a caballo.
9. La biblioteca Ervin Szabo
Un palacio del siglos XIX reconvertido en biblioteca publica. Se puede visitar comprando un ticket turista por 1900 HUF (5 €). La entrada se sitúa en un lateral. Abierta entre las 10 y las 20 horas entre semana. Los sábados hasta las 16 horas. Cierra el domingo.
Hay que subir a la cuarta planta. Es la que se visita. Las diferentes estancias, el comedor, el salón de baile, el salón de plata, el salón de oro… se han convertido en salas de estudio y lectura conservando el mobiliario palatino de antaño. No os perdáis este lugar en vuestra escapada a Budapest.
En los alrededores hay cafeterías muy agradables para un descanso.
10. La calle Vaci y Plaza Vorosmarty
Una calle comercial donde los restaurantes turísticos se suceden y las tiendas de souvenirs hacen su agosto. Discurre de norte a sur paralela al Danubio y en su extremo más septentrional hay que bajar a ver la estación de metro de la plaza Vorosmarty. Una escultura del célebre poeta húngaro preside el centro de la plaza.
Hacia el sur, no dejes de entrar en la iglesia de San Miguel, si no estás atento te perderás el magnífico interior del templo. Al final el famoso Mercado Central y para cruzar al extremo oeste del Danubio el fotogénico puente de la Libertad.
11. El Mercado Central de Budapest
El edificio en si merece la pena la visita, mejor por la mañana cuando los puestos de comida de la planta inferior bullen de actividad. Los puestos de salchichas y paprika destacan por su número y colorido.
En la planta superior seguro que encuentras el souvenir que andas buscando aunque en las tiendas de los alrededores igual consigues mejor precio. Al menos hay que subir para conseguir la mejor foto del pasillo central.
12. El puente de la Libertad
Sin lugar a dudas, uno de los más fotogénicos de la ciudad, muy probablemente gracias a su estructura de hierro pintada de verde. La guinda la ponen los tranvías amarillos que crucen de cuando en cuando y que seguro se convertirán en una de tus fotos favoritas del viaje.
Al lado oeste, el hotel y balneario Gellert.
13. La iglesia Central Parroquial de Nuestra Señora de Budapest
La entrada cuesta 3000 florines (7.5 €). Incluye la entrada a la iglesia, la cripta con las ruinas romanas originales y la subida a la cúpula.
Junto al puente Elisabeth. Es la más antigua de la ciudad y estuvo a punto de ser destruida para ampliar la construcción del puente. Tras el altar un fresco de la virgen de 1300, el único que se conserva.
Sinceramente, no tenemos claro que merezca la pena pagar por visitarla.
14. El puente de las Cadenas
El primero que se construyó en Budapest y si duda uno de los más bonitos de Budapest.
La leyenda del funeral habla de su construcción. Cuentan que en un invierno, uno de los habitantes más ricos de la ciudad quiso cruzar al otro lado del rio para visitar a su padre moribundo en Viena. El Danubio no se encontraba congelado para poder cruzarlo por encima y tampoco se podía salvar en barca por la presencia de hielo. Tuvo que esperar y como consecuencia, el adinerado no llegó a tiempo y su padre murió antes. Ni corto ni perezoso, para que no le volviera a ocurrir a nadie, financió la construcción del puente. ¡Será por dinero!. Eso sí, para el diseño y la construcción se fue a ingenieros británicos.
¿Y qué hay de la otra leyenda del puente de las Cadenas?. Solo os contaremos que hay que tratar de buscar la lengua de los leones…
15. El palacio Real o castillo de Buda
El palacio junto todo el barrio del castillo se encuentran incluidos en el patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. El complejo se encarama en una colina estrecha que se alarga un kilómetro y medio.
Para la visita se asciende a pie o con un funicular, el segundo más antiguo del mundo. Lo cierto es que tal vez no valga la pena pagar los 10 € y no supone un gran esfuerzo llegar a pie.
El castillo ofrece fantásticas vistas de Pest, en el conocido balcón de Saboya. Allí mismo la estatua ecuestre de Eugene de Saboya al que debe el nombre. Y es que aunque el viejo castillo fue remodelado en estilo renacentista por Matías I fue destruido por completo por este Saboya. Así pues, no esperéis ver un castillo aquí arriba. Y tampoco el elegante edificio barroco levantado más tarde, por Francisco José I, que también fue destruido completamente en los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial… Lo que hay, levantado por los soviéticos más tarde, es un poco “cartón piedra”.
Además del castillo, todo el complejo fue destruido y en los últimos años se está intentando reconstruir. Así que básicamente se disfruta de muchos andamios. Hay terminados dos de los edificios: La casa del jefe del Estado y las oficinas del polémico primer Ministro. Las obras del resto, parece avanzan a buen ritmo, mientras sigan llegando los fondos europeos…
Hacia el norte, la antigua plaza del Mercado, donde se celebraba el mercado en el medievo y alrededor del cual se levantaban las casas de los más ricos, nobles y comerciantes. De nuevo, muchos edificios en reconstrucción y desde aquí a la plaza más famosa.
16. La iglesia de Matías
En la plaza de la Santísima Trinidad. En realidad la iglesia de Nuestra Señora de la Ascensión de Buda, aunque todo el mundo la conoce por la iglesia de Matías Corvino quien mandó construirla. Después fue mezquita con los otomanos, de nuevo iglesia de un estilo, de otro y tras muchas reconstrucciones, lo que queda hoy, de 1896. El capricho de un arquitecto que la echó al suelo e hizo lo que quiso incluido el bastión que viene después.
Buscad imágenes en Google de lo que fue aquella iglesia de Matías y lo que es actualmente. No es que sea fea pero desde luego nada tienen que ver con aquella original.
17. El Bastión de los Pescadores
Compuesto de siete torres que representan a las siete tribus magiares que llegaron para fundar el país. En el centro la estatua ecuestre de San Esteban. El nombre le viene dado del gremio encargado de defender la ciudad desde este punto y es el lugar perfecto para hacerse con la ansiada foto del parlamento iluminado de noche. También merece la pena durante el día y buscar un hueco en uno de sus arcos para traerte la foto ideal de tus tres días en Budapest. Los “instagramers” nos entenderán.
Ojo que si quieres subir al piso superior del bastión hay que pagar y esto si o si, ¡no vale la pena!
18. Los balnearios. Cuál elegir: Széchenyi o Gellert
Los romanos eligieron el lugar para un asentamiento merced a la abundancia de yacimientos de aguas termales de la zona. Así que baños termales los hay por toda la ciudad y lo difícil será cuáles elegir para la visita. No tenemos duda, uno de los días hay que regalarse ese momentazo.
Como nos recomendó nuestro guía nosotros nos decidimos por los Szécheny. Las razones son que el famoso balneario Gellert, el de los Danones, una joya del art noveau tal vez se quede pequeño para tanto turista y los baños Rudas, de la época otomana, que cumplen a rajatabla la tradición turca y mantienen los días de visita más restringidos con baños separados para hombres y mujeres.
19. El balneario Széchenyi
El balneario cuenta con varias piscinas cubiertas y otras al aire libre en un edificio inaugurado en 1913 en el conocido parque de la Ciudad.
Para llegar merece la pena subirse a la línea 1 de metro, aquella incluida como patrimonio de la Humanidad y contemplar sus estaciones en el camino. Hay que bajar en el parque de la ciudad, aunque la parada Hösök tere, algo que suena así como “Jose y Tere” por megafonía, te dejará en la plaza de los Héroes si quieres aprovechar el trayecto para visitarla.
Primer consejo: no olvides echar una toalla y unas chanclas. Son obligatorias en el balneario y pagarás un buen dinero por el alquiler si las olvidas. El gorro de baño solo será necesario para el baño en la piscina olímpica.
Reserva la entrada sin colas al balneario Széchenyi
Reservamos con antelación. Hay que recordar que los húngaros son muy aficionados a los balnearios y máxime siendo fin de semana cuando Budapest está plagado de turistas. Para el fin de semana y eligiendo una cabina privada, el precio por persona es de 38 €.
El billete comprado online de vía rápida (fast track ticket) incluye acceso a todas las piscinas cubiertas y al aire libre, saunas y cabinas de vapor. Las termas abren a las siete entre semana y a las ocho los festivos y fines de semana. Cierran a las ocho de la tarde. El billete de la mañana es válido hasta las 11 a.m., mientras que el de la tarde es válido después de las 3 p.m. En ambos casos garantizan el acceso directo sin colas al comprar las entradas online.
Como funciona el balneario Széchenyi
Al llegar y con el código QR que recibes en el correo electrónico y que puedes descargar en PDF o al wallet, pasas por el mostrador y te darán una pulsera que debes llevar en todo el recorrido. Con la misma accedes por unos tornos y tras ser recibido te indicarán con un nuevo escaneado de la pulsera cuál es la cabina asignada. Puedes coger dos siendo una pareja, puesto que están pagadas, pero nosotros optamos por quedarnos solo una.
Una vez dentro ¡pues a disfrutar!. Imprescindible si vienes tres días a Budapest. Es bastante grande y con muchas opciones: saunas, baños a distintas temperaturas, las piscinas exteriores con jacuzzi y chorros varios. Y aunque grande os recomendamos ir temprano para evitar aglomeraciones que a buen seguro se producirán. En unas dos horas estábamos fuera, aunque entre hamacas y baño puedes echar todo el día.
Si quieres un café, un refresco o cualquier otra cosa, debes pagar con tarjeta. Hay una buena terraza soleada donde hacerlo.
¿Más opciones en el balneario Széchenyi? Pues hay una sesión “beerspa” de 45 minutos, no sabemos si en ese tiempo es barra libre y una spaparty para beber y bailar mientras te bañas entre las 21:30 y las 2 de la madrugada. Cuestión de tiempo y de sed…
20. El crucero por el Danubio, imprescindible en Budapest
Lo más recomendable y lo que todo el mundo busca: hacerlo entre las 20 (cuando los edificios a ambas orillas del Danubio se iluminan) y las 22:15 horas (poco después se apagarán). ¡Así que mejor reservar con tiempo!.
Hay muchas compañías y opciones. Con y sin cena, con copa de bienvenida o sin ella. No creemos que haya mucha diferencia entre unas y otras. La diferencia puede ir, en invierno, en que el barco vaya cubierto o no y que el área de espera y embarque también esté a cubierta o no. Es lo único que os recomendamos estudiar.
Finalmente nosotros reservamos el día antes uno que había disponible y sin darle muchas vueltas. Salía a las 20:30 y recorría el río durante una hora. Suficiente para disfrutar de todos los edificios iluminados. El precio 16 € (6000 HUF) que había que pagar en efectivo.
Probablemente es la atracción más importante de Budapest y que hay que reservar en temporada alta.
El crucero nocturno por el Danubio
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Dónde comer en Budapest
Os apuntamos los que probamos. He de decir que no acertamos esta vez y no repetiríamos ninguno de los dos. Simplemente nos vinieron a tiro según caminamos por la ciudad. Los lugares con más opciones para comer: el barrio judío y alrededor de la basílica de San Esteban. La calle Vaci nos pareció plagada de locales para cazar turistas.
Restaurante Gettó Gulyás
En el barrio judío a cinco minutos de la Gran Sinagoga. Pedimos como entrante un tartar, y para comer un estofado de ternera al vino tinto y un guiso de pollo con paprika y la clásica pasta húngara (galuska). Acompañadas de cerveza la cuenta fue de 45 €. No nos acabaron de gustar los platos que probamos.
Hoppá Bistró
Cerca de la catedral. Uno de los que sale en la guía Michelin en los últimos años. Quisimos probar algo de alta cocina húngara. Ofrecen un menú de tres platos con buena fama entre semana si bien se puede comer a la carta. Probamos la recomendada sopa de cebolla, el steak tartar, el foie y el pato. Con vino: 110 €. Pensamos que caro y por debajo de nuestras expectativas.
Dónde beber o tomar un café en Budapest
Si para comer no acertamos en nuestra escapada a Budapest, hemos de decir que para el cocktail o el café lo clavamos. En ninguno de estos fallamos.
Los Ruins Bars de Budapest
Aquellos locales que nacieron literalmente de edificios en ruinas, donados por el Ayuntamiento para su explotación. A partir de ahí todo vale. Cualquier elemento por extravagante que parezca sirve para la decoración. No queda ni un rincón vacío. Los graffitis en las paredes y puertas pelean por perpetuarse. Las habitaciones se suceden y acumulan mesas y sillas que nada tienen que ver entre sí. Toda una experiencia a la que hay que asomarse.
No hay que olvidar la historia que hay detrás de estos edificios. Familias completas de judíos de la capital fueron masacradas por los nazis y por las propias autoridades húngaras. Al terminar la Segunda Guerra Mundial pocos fueron los que volvieron a sus casas y gran parte del gheto judío fue cayendo por el abandono hasta quedar convertido en escombros.
Szimpla Bar
El primero en abrirse y en el que a buen seguro caerás algún día. Nosotros nos dimos una vuelta por la tarde, todavía de día, para poder echar unas fotos. De noche puede resultar complicado por la cantidad de gente que se junta. Es grande y laberíntico, entra sin miedo.
Mazel Tov
A priori uno más de los ruin bars pero cuando llegues te darás cuenta de que hace tiempo que dejó de serlo. La decoración interior está más que cuidada y ha perdido totalmente el concepto pero mola mucho. Merece la pena para una cena.
New York Café
De esos clásicos y caros que hay que ir a ver. Además nos pillaba muy cerca del hotel. Abierto en 1894 y catalogado en muchas ocasiones como el café más bonito del mundo. Como imagináis tomarse algo no sale precisamente barato pero merece la pena pagar para disfrutarlo.
Nuestro plan fue: Domingo antes de volar, ¿tomamos un brunch?. Eran las 10 de la mañana y la cola era considerable pero la soportamos. Finalmente no fueron más de 15 minutos. Ofrecen desayunos completos para dos personas. Elegimos el desayuno italiano con tostadas, zumo, café, ensalada de frutas y repostería por 60 € para los dos.
Café Gerbeaud
En la plaza Voromarty, tan vez el segundo de los más clásicos de Budapest y donde también se paga algo más. Abierto en 1858, pagarás 4 € por el café, no parece tanto.
Magvetö Café
Una pasada de local, plagado de jovenes conectados a sus portátiles. El café está tremendo, el ambiente increíble. No dudéis en localizarlo para un buen café en el barrio judío.
Panoramia
Pagarás 12 € por un aperol spritz pero tendrás las mejores vistas del parlamento al atardecer si no conseguiste sitio en el siguiente…
White Raven skybar & lounge
El rooftop del hotel Hilton y las mejores vistas del bastión de los Pescadores y de la ciudad de Pest al atardecer. Es necesario hacer reserva y aunque un cocktail no baja de los 15 € es toda una delicia.
Pastelería Ruszwurm
La más antigua del país y donde la curte imperial, la de Sisi, encargaba sus pasteles. Está cerca del bastión y merece la pena probar las milhojas. Podéis pensar que es carísima pero no es así. Eso sí, están cansados de turistas y no son lo más amable del mundo…
Punto Gelato
La calle que te lleva a la basílica. Probad en chimney con helado. Merece mucho la pena la combinación de ambos dulces. Nosotros lo probamos con el helado de vainilla y está riquísimo. El precio: 5 €.
No recuerdo el nombre…
Un barco atracado en el muelle número 4. Nos tomamos dos Aperol spritz al atardecer en la cubierta. El solete acompañaba. Pagamos 8.5 € cada uno. El sitio y nosotros lo merece.
Y hasta aquí lo que queríamos contaros acerca de los sitios que ver en Budapest y que no debierais perderos. Para nosotros la tercera vez en la ciudad y ¡seguro que no será la última! Budapest enamora. ¿Añadiriais algún otro rincón a esta lista?. Os leemos en los comentarios.
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