Escapada a Viena. Dos días en la capital austríaca

Cuando de montar una escapada de viaje se trata, siempre hay un buen grupo de amigos dispuestos a enrolarse. Este fue el caso de aquel fin de semana en Viena, una ciudad de aquellas que visitar siempre merece la pena. Y es que dos días de escapada a Viena, pueden hacer recargar las pilas de cualquiera.

Salíamos un miércoles de Febrero con previsión de frío y tal vez lluvia y nieve, pero con las ganas que supone viajar con amigos a una ciudad europea: Buenas visitas, seguro que buenas cervezas y muchas risas. Para las últimas 36 horas de viaje, tomaríamos el tren a Bratislava, a poco más de una hora y disfrutaríamos de todos los atractivos de Bratislava en un día que nos quedaba.

Además aquella escapada de cuatro días a Viena y Bratislava salió por menos de 250 euros. ¿Cómo? Os lo contamos todo en la infografía con nuestro presupuesto, pero vayamos al diario…

La escapada de dos días en Viena

El alojamiento en Viena

Como siempre, la ubicación de tu alojamiento puede marcar el éxito del viaje. Elegir bien el lugar donde dormir es fundamental, ya no tanto por la calidad del local, con cumplir unos estándares básicos puede ser suficiente, como por el lugar donde se encuentre. Y si de buscar alojamientos en booking se trata, nada como nuestros “rastreators” favoritos, Carmen y Jaume, capaces de devorar páginas y páginas del famoso buscador en busca de la mejor opción.

Para nosotros esta vez fue algo más sencilla, Jaume nos había adelantado el trabajo y hacía pocos meses que había encontrado el mejor alojamiento de Viena y, por supuesto, no se había equivocado.

El Wombat’s City Hostel Naschmarkt cumple a rajatabla todo lo que tiene que tener un buen alojamiento. Primero, la ubicación, en el barrio de Ringstrasse, centro puro y duro de Viena. Segundo, buenas instalaciones como corresponde a los alojamientos de la cadena y que ya conocimos en Londres. Tercero, las posibilidades y precio: unos 20 € por persona y noche en cuádruple con baño y 75 € por una habitación doble. Y por último, un ambiente envidiable, como tantas veces subimos la media de edad del Hostel pero reconoceréis que rodearse de gente joven siempre es agradable.

No nos cansamos de recomendar un buen Hostel como la mejor opción de alojamiento en Europa. En el precio no se incluye el desayuno pero por 4.9 € el concepto “all you can eat” te dejará claro el primer día de porque hay que pagarlos.

Cómo llegar a Viena por poco dinero

El vuelo a Viena, operado por Ryanair aunque compartido con LaudaMotion, una compañía que hasta entonces no conocíamos, salía desde Valencia. Por unos 60 euros nos hicimos con el trayecto de ida y vuelta poco más de un mes antes. Es lo que tiene volar en invierno al norte y centro de Europa.

Solo 30 € en el parking de larga estancia del aeropuerto de Valencia desde el que llegas caminando a la terminal por 5 días de aparcamiento y un avión nuevo a estrenar hacían presagiar la perfecta escapada a Viena. Una opción que puede llegar a salir más económica pero que no exploramos dado el buen precio de nuestro vuelo, puede ser volar a Bratislava, ciudad perfectamente conectada con Viena y a tan solo una hora en tren o bus de Viena. Ahí lo dejamos…

En invierno no es difícil encontrar un vuelo económico para volar a Viena. Los mejores precios con las compañías lowcost se agotan rápidamente > Haz click Aquí y echa un vistazo a los precios en Skyscanner

El recorrido y las visitas de dos días en Viena

Miércoles Vuelo de ida y tarde libre para pasear por el centro de Viena.

Jueves Tour rápido por el casco histórico de Viena por la mañana con acercamiento a los principales edificios de Viena. Cata de cervezas en locales tradicionales por la tarde.

Viernes Viena con tranquilidad. Desayuno en Sacher, visita de la biblioteca nacional, las salas y estancias de Hofburg y el interior de la Ópera. Además por la tarde el museo de Historia del Arte para unos y el palacio Schönbrunn para otros.

Sábado Viena-Bratislava en tren. Llegada por la mañana y visita de la ciudad.

Domingo Bratislava por la mañana, retorno directo al aeropuerto de Viena en bus y vuelo de vuelta.

Cómo llegar del aeropuerto de Viena al centro de la ciudad

Poco más allá del mediodía aterrizábamos en el aeropuerto vienés. El moderno aeropuerto de Viena se encuentra ubicado a unos 20 km al sureste de la capital y cuenta con cuatro terminales. Son varias las opciones de transporte hasta la ciudad, bus, tren o taxi, distintos precios y tiempos aunque todos con amplia disponibilidad. En función de dónde hayas elegido tu alojamiento puede ser más conveniente uno u otro medio de transporte.

> Autobús. La línea VAL 2 es la mejor opción si has buscado alojamiento cerca de Stephanplatz. 8 € tienen la culpa de que llegues a Viena en bus. Para un alojamiento en otros barrios tendrás que combinar el billete con metro.

CAT. City Airport Train. La mejor opción

> Tren. El City Airport Train (CAT) es un tren rápido que une el aeropuerto con Wien Mitte. Las dos principales estaciones de tren de Viena son Wien Hauptbahnhof y Wien Mitte, la primera algo más alejada del centro. Una vez en cualquiera de ellas y dependiendo del alojamiento elegido es probable que también tengas que combinar el recorrido con el metro. Existen muchas opciones de alojamiento en Innere Stadt, el centro histórico, delimitado por el Ringstrasse que circunvala en barrio, y al que se accede caminando desde la estación de Wien Mitte. El CAT tiene frecuencias de salida cada 30 minutos y el recorrido desde el aeropuerto con la única parada final en esta estación cuesta 12 € (21 € con el trayecto de Ida y vuelta). Hacerse con los billetes no puede ser más fácil y en la terminal de salidas, junto a las cintas de recogida de equipaje, varias máquinas expendedoras te lo facilitan. Tan solo 16 minutos y estarás en el centro. La franja de horario en funcionamiento es amplia, entre las 5:30 o 6 de la mañana y las 23 o 23:30 de la noche dependiendo del sentido de tu viaje. Existe algún otra opción más económica para llegar en tren desde el aeropuerto, como la línea S-Bahn S7 que tan solo cuesta 4.2 € aunque algo más lenta. ¿Que son 25 minutos en un viaje?. Con este último llegarás a Wien Floridsdorf Bahnhof, a partir de ahí, metro… La franja horaria en la que opera es muy similar al CAT.

> Taxi. La opción cara y cómoda como siempre. La carrera saldrá por unos 25-35 euros pero viajando en grupo tal vez merece la pena. Nosotros, 10 viajeros ávidos por lanzarnos aquella misma mañana a conocer la ciudad, optamos por contratar los taxis a través de Booking. Y es que una vez reservadas las habitaciones en el Wombat’s, booking nos ofreció esta posibilidad. Una van para 8 y un coche pequeño para 2 por algo menos de 90 €. Con 9 € por persona, recogida en la puerta de salidas del aeropuerto y llegada al Hostel…

Nada como aterrizar en Viena con amigos

El transporte en Viena

El billete sencillo de transporte cuesta 2.40 € y permite transbordo en todos los medios, bus, metro y tranvía, durante una hora desde el momento de “tickar” el mismo. Se adquiere en cualquiera de las paradas y estaciones y las máquinas expendedoras facilitan la compra en español. Se puede pagar con tarjeta o efectivo. El tiempo comienza a partir de su validación.

Otra opción es adquirir un bono. Existen para uno, dos o tres días. Por 8 € merece la pena hacerse con uno de estos billetes para 24 horas. Si lo necesitas para dos días, 14 € y para tres días, 17 €. En el momento de su validación cuentas con ese tiempo para disfrutar de todo el transporte en la capital. Y no olvides validarlo, las multas no son ninguna broma por aquí…

Como moverse en Viena

Los imprescindibles de Viena

Un free tour el primer día que nos situó en la ciudad de Viena y otro día más para visitar los principales edificios que queríamos ver fueron suficientes para conocer lo mejor de Viena en dos días. Si bien es verdad que la primera tarde de nuestra llegada disfrutamos de un paseo más sosegado y nos hicimos una idea de la magnitud de Viena, en las siguientes 48 horas tuvimos tiempo de disfrutar de la enorme belleza arquitectónica de la capital.

Seguro que quedaron cosas interesantes por visitar, hace un tiempo que defendemos el slow travel como mejor opción de viaje, Viena seguirá aquí mucho tiempo…

Aquí va un resumen de lo mejor de Viena, aquello que no te puedes perder en tu escapada a Viena y que podrás visitar tranquilamente en dos días.

1 La biblioteca Nacional de Austria

La Biblioteca Nacional. Abierta entre las 10 y las 18 horas, cuesta 7 €, con audio guía 10 €. Para un grupo mayor de 10 personas cuesta 6 € pp. Situada en el complejo del palacio Hofburg y con una colección de más de ocho millones de documentos es una de las más bonitas bibliotecas del mundo. Códices, papiros, incubables… y entre otros la mayor colección existente escrita en esperanto. Destaca la gran sala construida en 1723 con más de 200000 antiguos libros.

Cuenta con toda la fastuosidad del barroco de la época y luce un enorme fresco que corona la cúpula central. Carlos VI, quien encargó su construcción, se encuentra representado en una estatua bajo la misma. Los globos terráqueos que se exponen son una auténtica tentación a la vista de cualquier viajero.

Biblioteca Nacional de Viena

2 El Palacio Hofburg

La joya de la corona de los Habsburgo, residencia de los emperadores y monarcas de la dinastía durante 600 años. El enorme complejo residencial construido por la dinastía de emperadores austríacos abarca 2.600 estancias, repartidas en 18 alas. Conocido asimismo como residencia de invierno, dado que el lugar de veraneo preferido por la familia imperial fue el palacio de Schönbrunn. Actualmente reside el presidente de la república.

Visitar los apartamentos imperiales de Sisi junto al museo de la emperatriz y la colección de plata, cuesta 13.90 € aunque hay tickets combinados para el palacio Schönbrunn y las salas imperiales por 29.90 €. El audio guía se incluye con la entrada y tiene una duración para la visita completa de 115 minutos.

La primera parte te transporta al fasto con que vivían los Habsburgo mostrando la inmensa colección de ajuar en plata, cerámica y cristal de los monarcas y la corte de 5000 personas que frecuentaban el palacio. El impresionante servicio Grand Vermeil con 4500 piezas permitía servir a 140 comensales. La plata dorada al fuego de los orfebres franceses pesa en su conjunto una tonelada. En la última sala los cuencos y bandejas de plata maciza con el sello real, la cerámica y porcelanas se reservaban para las sopas y los postres. Hasta el pliegue de las servilletas se cuidaba al extremo, el conocido como pliegue imperial se reservaba para visitas de estado, y todavía hoy día es un secreto la manera de terminarla. El mayor conjunto es el centro de mesa milanés que se expone más adelante. La riqueza en el detalle de las tallas en oro resulta apabullante. El recorrido sigue con más y más enseres que dan idea del modo de vida en la época de estos señores. Una hora viendo vajillas puede ser demasiado…

Desde aquí, se pasa al museo de Sisi. La malograda emperatriz Isabel no fue siempre querida por la población. Su trágica muerte fue la que llevó su historia a un plano inventado más terrenal y agradable. Mundialmente acabó siendo admirada tras el salto al cine de su vida. Pero la emperatriz en realidad tuvo una vida desgraciada. En 1853 se planeó el matrimonio con su primo Francisco José que se enamoró de la joven. La atención que desencadenó con la boda real fue el comienzo de la turbulenta vida de Sisi. La renuncia a su vida personal que supuso el ascenso en la corte de Viena la convirtió en una persona rara y escurridiza. Las expectativas que suponían su cargo la superaron por completo. Insomnio, anorexia y tos crónica fueron sus males más visibles. La muerte de alguno de sus hijos la sumió en una profunda depresión y modificó por completo el carácter afable de aquella niña bávara. Rebelde, culta y demasiado avanzada para su tiempo terminó siendo asesinada en 1898 por un anarquista italiano en Ginebra. Tras el museo se pueden visitar los apartamentos y estancias imperiales.

3 La Ópera de Viena

Otro de los emblemas de la ciudad si bien su construcción no estuvo exenta de polémica. Y es que tal fue el rechazo que supuso el encargo de su edificación y la propuesta en estilo renacentista del arquitecto encargado que este terminó por suicidarse poco antes de terminarla. Su sucesor en el encargo murió igualmente lo que sumió la historia del edificio, todavía más si cabe, en el ostracismo. Los tours para la visita en español se llevan a cabo a las 13, las 14 y las 15 horas. La entrada cuesta 9 €. Fue destruida prácticamente por completo durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial si bien se reconstruyó siguiendo los planos originales. Hoy día se ha convertido en una de las más afamadas del mundo tras su reapertura en 1955. Inaugurada en 1869 con una obra de Mozart el actual recinto cuenta con espacio para 2800 personas. 1700 butacas y un buen montón de localidades para disfrutar de las funciones de pie. Estas son las únicas con precios más populares, entre 3 y 4 euros, para así facilitar el acceso a gente más joven. La visita completa lleva en torno a una hora. El foso acepta un máximo de 98 músicos y la altura del mismo se adapta mecánicamente en función de este número y la acústica que se pretende.

4 El Palacio Schönbrunn

El famoso palacio de verano de los Habsburgo que pretendía rivalizar con Versalles si bien el proyecto inicial solo fue construido en parte. Los jardines y el enorme edificio dan, probablemente, para unas buenas horas de visita. La mejor manera de llegar el metro, unos 15 minutos desde la Ópera.

5 La catedral de San Esteban

Construida sobre una antigua capilla y con remodelaciones y añadidos posteriores que han culminado en el actual edificio, una de las más imponentes catedrales europeas. El llamativo colorido de los ladrillos del tejado junto a las grandes torres góticas dotan al conjunto de una estampa inconfundible en el centro de la ciudad. Se puede subir a ambas torres, en ascensor a la torre norte, más pequeña y a pie en caso de la sur, de una altura considerable.

6 La mansión Albertina

Museo desde 1801 con el objeto de exponer la magnífica colección de arte atesorada por el duque Alberto de Sachsen durante años. Desde da Vinci a Warhol una inabarcable cantidad de obras de todas las épocas.

7 El Barrio de los Museos: museo de Arte contemporáneo, museo de Historia Natural y museo de Historia del Arte

Aunque sea solamente acercarse para ver los edificios en su exterior y la escultura central del jardín en honor a la emperatriz María Teresa, ya merece la pena el paseo. Nosotros optamos por visitar el de Historia del Arte, 16 € por persona (5 € la audio guía). ¿Cómo poder resumir todo lo que atesora el museo? Mejor no intentarlo. Rubens, Velázquez, Durero, Van Dyck Caravaggio o Tiziano, entre otros, son algunos de los autores de las principales obras expuestas. De todos modos, la sola visita del interior del edificio ya merece la pena. Y si andáis con ganas de un café, la cafetería del museo en la primera planta es increíble.

8 Otros lugares imprescindibles en Viena

Se quedaron en el tintero el Ayuntamiento, al que nos acercamos para verlo de noche y vimos como disfrutan los austríacos de las pistas de patinaje que se colocan delante del mismo o el palacio Belvedere que tal vez merezca la visita en primavera para disfrutar de sus famosos jardines si bien es cierto que la colección de Klimt del interior es un reclamo por si mismo.

Los free tours de Viena

Para el primer día completo y habiendo recorrido parte del centro histórico la tarde de nuestra llegada aunque sin un sentido claro, optamos por contratar un par de tours que nos parecieron interesantes. Una ruta de este tipo siempre merece la pena para estancias cortas y te ayuda a situarte en la ciudad. Además siempre aportan anécdotas e historias que nunca sabrás hasta qué punto están sacados de la chistera del guía, pero entretienen la visita. Contáctanos unos días antes con Kennet de Guruwalks, un muchacho que ofrecía un par de tours en español. Por la mañana un tour privado a las 11:30 para el grupo. Por 10 € cada uno salíamos sin más gente y evitábamos el tour gratuito con propina de las 9:30, temprano para nosotros. Tras este, enlazaríamos con la comida y nos dejábamos la tarde con Kennet para conocer alguna de las más tradicionales cervecerías de Viena. Otros 10 € costaba este recorrido por la tarde, cervezas aparte. Kennet se vendía como experto cervecero y nos gustó la idea.

Tour rápido de mañana por las principales visitas del centro de Viena (2 horas)

A las 11:30 nos poníamos en marcha desde la estación de Karlsplatz. Allí nos aguardaba Kennet.

La primera visita, la archiconocida Ópera de Viena. Edificada durante el reinado de Francisco José I como la mayoría de los edificios que se conservan hoy día en Viena. Terminado en 1863 acabó con el suicidio del arquitecto ante el rechazo de la población en su arquitectura como os dije. Con 1700 asientos todavía recibe hoy día alguno de los conciertos más importantes del mundo.

Al frente el hotel Sacher y justo abajo la cafetería donde degustar la famosa tarta Sacher. Tal fue el éxito del joven pastelero que terminó construyendo el más lujoso hotel de Viena.

Siguiendo la fachada principal de la Ópera, el bulevar de Ringstrasse que se asienta sobre la antigua muralla destruida por el emperador. Al poco de comenzar a pasear por la amplia avenida, la estatua de Goethe y tras la misma el enorme recinto que compone el complejo del palacio de Hofburg. En el jardín, varias estatuas de los mandatarios y frente a la imponente fachada del palacio, la estatua conmemorativa de Mozart. El palacio es hoy sede de la Biblioteca Nacional. A un lado el invernadero del palacio. En el momento actual se puede visitar el mariposario.

Saliendo del recinto, la mansión Albertina, hoy museo. El duque Albert comenzó a exhibir su colección privada, colección que terminó por convertirse en una de las más importantes de artistas clásicos como Rubens, Picasso, Monet o más contemporáneos como Warhol. Junto al mismo la iglesia Agustina donde se casó Napoleón con la emperatriz Maria Luisa de Austria. En la plaza frente al museo, el monumento contra el fascismo y la guerra. Tres elementos que muestran alegóricamente los desastres de las guerras.

Monumento contra el fascismo y la guerra de Viena

Callejeamos unos metros hasta la iglesia de los Capuchinos con la cripta imperial donde se encuentran los restos de más de 150 monarcas austríacos como Sisi o el propio Francisco José. Seguimos por la calle Carintia una vía plagada de comercios y tiendas de recuerdos. Probablemente la más animada de las calles vienesas que además desemboca en la catedral de San Esteban, nuestra siguiente visita.

Antes paramos en la mansión Equitable construida sobre una antigua plaza que albergaba el antiguo árbol de los clavos de hierro que los viajeros clavaban antes de emprender su aventura. El centro neurálgico de la capital se abre a la suntuosa catedral de Viena.

La catedral comenzó como una pequeña parroquia en 1132. Progresivamente se construyó en los distintos siglos añadiéndose las distintas estructuras que la conforman. La torre sur resulta la más alta y aunque su vecina torre norte pretendió alcanzar la misma altura no se consiguió edificar hasta los mismos metros por asentarse sobre un terreno más inestable. En la torre norte se encuentra la tercera campana más grande de Europa que solo suena en año nuevo. La fachada llama la atención por contener algunas de las lápidas que fueron retiradas del cementerio contiguo.

En la plaza y hoy día en el subsuelo, la capilla de María Magdalena que puede ser visitada entrando en la boca de metro adyacente. Retrocedemos hacia el bulevar conocido como el Foso. Algunas de las fachadas y edificios más llamativos de Viena. En el centro del paseo peatonal destacan dos estructuras: la fuente del duque Leopoldo V y la columna de la Peste erigida tras la finalización de la epidemia.

Terminando la calle, la iglesia De San Pedro reconstruida en estilo barroco. El interior resulta imprescindible en una visita a Viena. Los frescos, la cúpula, las esculturas y el antiguo órgano en un pequeño y atiborrado recinto como corresponde a esta época, son de muy bella factura.

Siguiendo por las callejuelas traseras y donde se puede hacer una parada en alguno de los tradicionales restaurantes que irás encontrando, la plaza de los Judíos, donde comienza el barrio de los judíos de Viena. En el centro se homenajea a Lessing quien trató de incorporar y proteger la cultura y la población judía. Del otro lado de la plaza, el monumento al holocausto, el cubo que representa la biblioteca sin nombre.

Muy cerca, la pequeña plaza donde se fundó la primera colonia Romana en el año 15 d.c, el fuerte de Vindobona, “ciudad Blanca”. Deshacemos parte de la dirección emprendida, cruzamos de nuevo el bulevar del foso y llegamos hasta la plaza de San Miguel con la iglesia de igual nombre y la puerta principal del palacio Hofburg. En el centro de la plaza las ruinas romanas del viejo asentamiento romano. La fachada del palacio está adornada por cuatro esculturas de Hércules. En el interior, ya en el patio del palacio, la Escuela de Equitación Española de 1536, la más antigua del mundo.

Hacia el patio las estancias y edificios que conforman el palacio de los Habsburgo, como las habitaciones de la famosa emperatriz Sisi. Desde aquí se accede a la cámara de los Tesoros y la capilla de los niños cantores de Viena. Atrás y para terminar la plaza de los Héroes. Desde aquí se puede llegar al Ayuntamiento de Viena. Cruzamos Ringstrasse y caemos de lleno al conocido como barrio de los Museos: el museo Leopoldo de Arte Moderno, el museo de Historia Natural y el museo de la Historia del Arte.

Con esto, algo más de dos horas más tarde, terminamos el tour con Kennet y nos dirigimos a comer y beber cerveza… Primero la cervecería Salm Bräu, con pinta de ser toda una institución en la ciudad. Más tarde la cervecería 7 Stern Bräu, algo más alejada pero que quedaba cerca de nuestro hostel. Lo pasamos bien con Kennet, tal vez podría incluir algún local más en el tour cervecero…

Qué y dónde comer en Viena

No conocíamos realmente la afición por la comida de los austríacos y la verdad es que pudimos corroborar en nuestros días de estancia en Viena que para ellos la gastronomía es importante y todo un sello de identidad nacional. De hecho, tienen fama de glotones y carnes y embutidos son seña de identidad para el país.

Schnitzel. Si no te has comido un schnitzel no has estado en Viena. No sé si la frase estaba registrada o no pero es una verdad verdadera. Todas las cartas y menús alardean de tener el schnitzel más auténticamente austriaco. Viene a ser un filete de cerdo o ternera empanado y servido con su guarnición, típicamente ensalada de patatas.

Schnitzel, el más clásico plato de Viena

Goulash vienés. Para entendernos una ternera en salsa pero servida en grandes porciones y una pasta con la que combinarla.

Goulash vienés

Tafelspitz. Carne de ternera cocida al estilo vienés. Suele emplearse la parte trasera de la ternera y cercana a la cola. El nombre le viene del corte de carne dado a la ternera que se emplea en la elaboración del plato. Dicen que los carniceros son tan expertos en preparar estos cortes que incluso le dan un nombre a cada uno de los músculos.

Cordón Blue. Este ya os suena más, seguro. Pero aquí es otro de los platos nacionales y siempre una buena opción de llenar la panza. Un filete de cerdo con jamón York y queso, igualmente empanado.

Codillo. Lo probamos en la cervecería de Salm Bräu y puedo asegurar que es uno de los mejores platos que catamos. Una cocción exquisita con un punto final de fritura que convierte su corteza en una gelatina crujiente… Impresionante.

Las salchichas, la blanca, la vienesa… un plato con el que nunca equivocarse en Austria. Recomendable sería llevar estudiada cuál es tu favorita, la carta puede ser extensa y lo más difícil será elegir.

Spatzle. Una montaña de pasta, queso y huevos gratinados con posibilidad de añadir ingredientes: cebolla, gorgonzola, salmón…

Y los dulces. Y es que a la más conocida tarta Sacher, un bizcochazo de chocolate (que me perdonen los más puristas) se añaden otros dulces riquísimos como el Apfelstrudel, con su masa finísima y crujiente, un relleno muy jugoso y aromático de manzana, pasas y especias, y, opcionalmente, la sabrosa salsa caliente de vainilla con nata montada. El Kaiserschmarrn, una masa similar a la de los gofres, que se trocea y se sirve mezclado con pasas, azúcar glasé, compota de frutas o mermelada, nata, fruta fresca…

Café Sacher, ¿quién se ha resistido)

Y todo esto ¿donde lo probamos?

Pues como nos conocemos… mucho ojo con los horarios si de verdad queréis comer y mucho más difícil cenar. Son estrictos y más allá de las diez de la noche se os fastidiará el plan y acabareis con un sándwich en cualquier súper. Además lo de llegar en masa, entiéndase grupo grande, y sin reserva, tampoco es que les haga una ilusión desmesurada.

En el mercado Naschmarkt, un buen montón de restaurantes, bares y cafeterías alineadas tal vez con precios y sabores para todos los gustos. Asiáticos, italianos y desde luego, clásicos de gastronomía austriaca se suceden. Además puestos de especias, de frutos secos, encurtidos y quesos por doquier. Además productos más o menos curiosos como galletas y bebidas derivados del cañamo o cajitas con gusanos, grillos y otros insectos para comer. Pasearlo siempre es entretenido.

Bier and Bierli. Un bonito local poco más allá del mercado. Con una colección de 20000 chapas y latas de cerveza, es difícil saber si una de las más numerosas pero desde luego impresiona. Un cartel reza “no beer, no life”, con eso es fácil hacerse una idea. Comida austriaca junto otras especialidades internacionales. 25 € pp con cerveza. Probablemente el que más nos gustó de cuantos probamos.

Der Hannes. Si dice TripAdvisor que ocupa el número 56 de más de 3000 restaurantes algo tendrá. Para nosotros, lo primero que nos empujó a probarlo fue la proximidad al Hostel. El fiasco en nuestra primera intentona al tratar de reservar mesa, fue que a las nueve cerraba la cocina. El lugar es coqueto y acogedor así que lo intentaríamos de nuevo otro día. Y desde luego que la parroquia que lo frecuenta hacía presagiar que no te equivocas. La carta no es muy amplia pero adecuada. Sin embargo no merece tanta publicidad.

Bitzinger. Un puesto en la calle donde comer rápido y barato. A los pies del palacio Albertina y en una de las esquinas de la Ópera, la habitual cola para pedir da una idea de que es una buena opción. Por 4 euros, te harás con una buena salchicha típicamente vienesa. Lo más difícil, decidir cuál. Dos grandes perritos, patatas y cerveza por 20 €.

Bitzinger, Viena, Bueno, bonito y barato

Amico da Grado. Un italiano cerca del Wombat’s en el que nos hicieron el favor de servirnos cena a las 10 de la noche. La comida merece la pena y la amabilidad de los amigos que lo llevan y cocinan ¡mucho más!. Eso si, hazte con un traductor de alemán para aclararte con estos simpáticos señores…

Cervecería Salm Bräu con una larguísima tradición de producción de cervezas y sobre un antiguo edificio declarado monumento nacional. Convento en 1717 y más tarde establos del Palacio de Belvedere, la empresa abrió el restaurante en 1994. Ofrece una amplia variedad de cervezas: las tradicionales pils creadas hace más de 150 años en la región de Pilsen, la Märzen de Viena, la rubia, la de trigo y una negra. Por recomendación de Kennet pedimos para acompañar codillo de cerdo, el que nos dijo mejor de Viena. Las cervezas, a 4.30 € la pinta.

Cervecería 7 Stern Bräu. Algo más lejos pero también con producción propia. También una pilsener, una negra aunque más suave que las irlandesas, una märzen, una pale ale al estilo de las ipas inglesas y una con cáñamo como particular entre otras. Los precios de las pintas, al igual que en la anterior, sobre 4.30 € la pinta.

Hard Rock Café, sin ser un clásico vienés, se ha convertido en un clásico en nuestros viajes. Conseguimos nuestras camisetas y salimos por los alrededores. Hay varias cervecerías cerca. Probamos en Vulcania. Por cierto, en la mayoría permiten fumar.

Go! Wien. The Taste of Vienna. No tenemos claro si será una cadena, pero fue una opción un viernes noche y para 12 personas. Los austríacos no llevan bien los grupos grandes que se presentan “de repente”. El caso que aquí nos dieron de cenar y muy bien. Buenas cremas de primero, platos principales con las habituales carnes bien preparadas en Austria y sus correspondientes cervezas por 25 € cada uno.

Y cafés y más cafés

Tomar café y disfrutar de los locales vieneses que lo ofrecen desde hace décadas, es casi una obligación en un viaje a Viena. Probamos algunos más seguro, pero los que nos sorprendieron por varios motivos:

Aida, callejeando a espaldas de la catedral. En realidad se trata de una cadena local, puede que veas alguno más en la ciudad. Un sitio bizarro porque vintage sería moderno donde se sirve café hace 105 años. Allí el café está muy bueno y solo levantan la voz los españoles… No pidáis chocolate, es malo y te meterán 5 eurazos por una taza.

Do An, en la calle central del mercado Naschmarkt. Además de una agradable terraza si tienes la suerte de que el sol esté fuera, el café está francamente bueno y seguramente a uno de los mejores precios de por aquí.

Café Mozart, tras la Ópera. Con aspecto de estar ahí incluso antes que la ciudad. Ambiente muy elegante y un bonito local. No conseguimos entrar en las ocasiones que lo intentamos, siempre lleno.

Café Sacher, el clásico de los clásicos y donde probar el original dulce. Una porción de la famosa tarta costará 7 €. El lugar puede llegar a pensar que al salir te espera un carruaje. De esos sitios en los que hay que haber estado.

Café Coffee Day. Tal vez más moderno y sin el atractivo de esos clásicos pero buena ubicación y buen café son reclamos suficientes. Aún sin ser antiguo, el sitio es muy cómodo y merece la pena parar.

¿Queréis saber como pasamos los dos siguientes días en Bratislava?

Estación central de Viena

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Jose Luis Bauset
Soy Jose Luis, más conocido como Bau. Aquí compartimos nuestras experiencias viajando. Viajefilos es nuestro blog de viajes, donde todos aquellos adictos a viajar pueden buscar inspiración.

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5 comentarios en “Escapada a Viena. Dos días en la capital austríaca”

  1. Pues me parece que han sido dos días muy bien aprovechados en Viena. Buena y detallada información acerca de todo lo que necesitas para sacarle el máximo partido a esta bella ciudad. Solamente me ha faltado una cosa: asistir a una ópera en la Ópera de Viena. En la siguiente visita cae seguro.

  2. Fin de semana largo en una ciudad imperial. Palacetes, monumentos, jardines, parques y mucha cerveza!! Cultura y gastronomía aunados para disfrutar de una de las principales capitales europeas con amigos!!

  3. En Viena conviven en perfecto equilibrio una moderna ciudad europea y la antigua capital del Imperio Austro-húngaro. El conjunto de palacios y monumentos que componen el complejo de Hofburg son sencillamente magníficos, y aunque quizás precisamente por ello carecen del encanto de otros lugares, sin duda vale la pena visitarlos.

    A lo que se indica en este estupendo post simplemente añadiría un par de consejos, sin duda Schonbrunn será mejor visitarlo en otra época del año, porque en invierno sus espectaculares parterres son un inmenso erial lo que es una pena, y si se tiene tiempo y aunque un poco separada de las tradicionales rutas de los palacios, a nosotros nos llamó mucho la atención la pintoresca fachada de la Hundertwasserhaus (Kegelgasse 36-38).

  4. Una capital imprescindible y un destino a repetir cuando haga un poco menos de frío. Una ciudad monumental con gran oferta cultural y gastronómica. ¿Qué más se puede pedir?

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