Cochabamba, la tierra de la eterna primavera

Si andas buscando un buen destino en Sudamérica para recorrer por libre con tu mochila, sin duda, Bolivia es ese lugar. Un país plagado de gente amable y que te ofrece rincones espectaculares. Nosotros ya llevábamos visitadas dos de las más atractivas ciudades: primero disfrutamos durante 3 días de la ciudad de Sucre, la capital constitucional de Bolivia; y en segundo lugar nos maravillamos con la visita de Potosí, una ciudad tan cargada de historia que es imposible comprender el devenir de América y Europa entera, sin conocerla. Nuestro ruta por libre en Bolivia seguía hacia el norte, y nuestra siguiente escala era Cochabamba, una animada ciudad, que ya tenía la suerte de conocer y que quería volver a sentir.

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Miércoles, 8 de marzo de 2017. Potosí-Cochabamba

Volábamos hacia Cochabamba desde Potosí a las 8:35. El vuelo, con Boliviana de Aviación, nos ahorraba un considerable tiempo y en 30 minutos aterrizaríamos en la tierra de la eterna primavera. Abandonábamos así esa misma mañana la bella ciudad de Potosí. En tan sólo diez minutos nuestro taxi nos llevó al pequeño aeropuerto de la ciudad, y cuando digo pequeño, sé lo que digo. Pagamos la tasa aeroportuaria tras facturar el equipaje y esperamos, simplemente. Recuerdo una sala desangelada en la que tomamos un café negro como única opción y pagamos, por cierto, a precio de Starbucks.

Cochabamba, seguramente no es el destino elegido por muchos viajeros en su recorrido por Bolivia, pero para mí tenía un sabor especial. Y es que hace ya muchos años, tuve la suerte de trabajar durante un tiempo con comunidades quechuas en estas fabulosas cumbres, en las Lagunas de Larati y Sapanani y, os aseguro, que aquello fue una de las experiencias más maravillosas que recuerdo. Era pues, para mí, una visita imprescindible. Volver a descansar en algún rincón de la Plaza de Armas, probar una rica comida local en las cercanías de la misma y pasear de nuevo por el Mercado de la Cancha de Cochabamba, era casi una obsesión desde que pusimos en marcha el reloj de este “Mordisco a Sudamérica”.

Por otro lado, la mayoría de turistas emprenden desde aquí la fabulosa visita de El Salar de Uyuni, uno de esos sitios que creo firmemente es uno de los más bonitos del mundo, pero nosotros tuvimos la suerte de hacer el circuito hace unos años. Así que nuestra corta estancia estaría íntegramente dedicada a disfrutar Cocha.

El vuelo nos llevó hasta Cochabamba en media hora como digo, tiempo en el que les dio tiempo a dispensarnos un zumo y unas galletas. Vaya ritmo llevaban estas azafatas… Entre controlar a los bolivianos y sus móviles y las instrucciones para el despegue, repartir el snack y recoger, andaban como locas dentro del avión. Bajábamos en altitud; aún así, son 2600 metros que aguantar. En el aeropuerto, un taxi nos llevó al hostel, situado cerca de la plaza 14 de Septiembre. Hacía pocos días que habíamos reservado nuestro alojamiento, el Running Chaski Hostel, priorizando su perfecta ubicación como casi siempre.

Las diez de la mañana, sólo el día de hoy para darle la vuelta a la ciudad, así que nos lanzamos de inmediato a ello. La habitación no está preparada y tomaremos un café para hacer tiempo. Y el mejor sitio de Cocha, el Café París, en una esquina de la 14 de Septiembre. Volvemos para el check in al mediodía y definitivamente el hostel es un acierto. Limpio, nuevo y en muy buenas condiciones. Aprovecharemos para la colada.

Ciudad de Cochabamba

El centro de la ciudad se sitúa entre las avenidas Ayacucho, Heroínas, San Martín y Aroma, conformando una cuadrícula por la que moverse entre los principales atractivos. En el centro, la plaza 14 de Septiembre que además representa el centro geográfico de Bolivia. Y para pasear, el paseo de El Prado. Sencillo, ¿no? Pues allá vamos…

A pocos metros de hostel, se encuentra el convento y museo de Santa Teresa, de 1790 (horarios de visita 14:30, 15:30 y 16:30) que solo acepta visitas guiadas de unos 40 minutos. Lo encontramos en restauración, así que decidimos dejarlo para después si nos daba tiempo.

En la plaza Colón, el templo del Hospicio. Desde aquí se puede tomar el famoso paseo del Prado o dirigirse hacia el barrio de la Recoleta, más moderno. Nosotros seguimos adelante por la calle 25 de Mayo, donde están las iglesias de Santa Clara de 1648, primero, y San Francisco después. Pero ambas las encontramos cerradas y continuamos.

Girando a la derecha por calle Sucre salimos de nuevo a la 14 de Septiembre, a la altura de la catedral Metropolitana. A medida que paseamos, voy recordando lugares. La ciudad ha cambiado mucho en diez años, pero las cholitas que venden zumo recién exprimido en cada esquina, permanecen en sus puestos, en todas las calles.

Un calor de órdago, el mayor de los reclamos de Cochabamba, nos obliga a sentarnos a comer. Eso, y que tenemos ya un hambre considerable. En un lateral de la catedral, Sucremanta, un restaurante lleno de gente local y que alardea en la carta de “recetas de la abuela”. Probamos el famoso chorizo y la fritanga. Ojito con meterle el diente a un trocito de ají, camuflado en los sabrosos platos. En palabras de Carmen, amante de la comida picante: “nunca he comido nada tan picante“, mientras lloraba.

Antes de seguir, nos tomamos un café justo al lado, en el Café Bar Espresso, uno de esos sitios que siempre se recuerdan por un buen café.

Salimos con el estómago todavía lleno y ardiendo, confiados en que el calor ha bajado, y nos dirigimos por la calle Esteban Arze, hacia La Cancha, el mayor mercado al aire libre de Bolivia, y dicen, de Sudamérica. Como única precaución, siendo de día, tener pendientes los bolsillos. Los robos, de producirse, son al descuido. En el hostel, nos dicen que hay una parte dedicada a la venta de artesanía “al por mayor”, y probablemente con muy buenos precios. El área que abarca es enorme, pero la zona central, en torno a calle Punata, es lo que buscamos.

Y vaya si es grande, plagado de todo tipo de cosas y de gente, mucha gente. Sin problemas, nunca dejes que se vaya la luz del día antes de salir y siempre atento a tus bolsillos como escribo. Sin duda, de nuevo, una delicia para la cámara.

Desde aquí decidimos tomar un taxi hasta el teleférico que sube al Cristo de la Concordia. Son unos 20 minutos caminando, pero como digo, el calor aprieta.

El chasco viene al llegar al pie. El teleférico está cerrado por labores de mantenimiento. Los taxistas piden 20 Bolivianos por subir al cerro, cosa que no nos ha advertido el que nos trajo y que ha salido a toda velocidad al dejarnos. Pero no nos apetece pagar la estafa, así que, pensando y sabiendo que las vistas de la ciudad no son lo mejor del planeta, emprendemos regreso a pie por Heroínas. Arriba queda, la que dicen es la mayor estatua de Cristo del mundo con 34.2 metros, por delante del famoso Cristo del Corcovado de Río.

Siguiendo Heroínas, giramos a la derecha por avenida Quendo hacia el moderno barrio de Recoletas. Entramos en un centro comercial, de nuevo huyendo del calor. Sin duda Cochabamba ha cambiado mucho, mucho más moderno que cuando lo dejé hace unos 12 años. Cruzado el río, lo más interesante, el templo de la Recoleta, francamente hortera, y el palacio Portales Simón Patiño, el que fue en los cuarenta el hombre más rico del mundo, gracias a las explotaciones mineras.

Giramos y de nuevo estamos en la plaza Quintanilla. Esta vez tomamos la calle Salamanca hasta plaza Colón, ya muy cerca de nuestro alojamiento. La calle tiene algunas nuevas cafeterías con muy buen aspecto. Al final, en el cruce con El Prado, nos tomaremos un merecido helado en Globos

Volvemos para descansar un rato.

En los alrededores del hostel hemos visto varios locales con muy buena pinta para tomar una cerveza y pasar la tarde-noche, así que ésta será nuestra mejor opción… Justo enfrente, el Café Dalí, a reventar toda la tarde y con buena música. Nos estrenamos con una Taquiña, la rival cocha de la Paceña. Lo de las marcas de birra en Bolivia, como en casi todo el planeta, una religión. Por cierto, en los bares se sigue fumando…

Para la segunda, otro local muy adecuado para la cerveza, el Casablanca, en la calle 25 de Mayo y también muy cerca del hostel. Desde luego no se le puede negar a Cochabamba el título de la ciudad más ambientada de Bolivia. Así que entre una cosa y otra, se nos acabó haciendo tarde. No teníamos nada distinto que hacer, ¡benditas vacaciones!

TIPs VIAJÉFILOS

Para el bolsillo

  • Taxi Potosí-aeropuerto: 30 Bol (4 €).
  • Tasa aeropuerto Potosí: 11 Bol (1.5 €).
  • Un café de puchero en el aeropuerto de Potosí: ¡15 Bol! No merece la pena pagar por el mismo.
  • Vuelo Potosí-Cochabamba con Boliviana de Aviación: 51 €.
  • Taxi aeropuerto Cochabamba-centro: 30 Bol (5 €).
  • Alojamiento Running Chaski Hostel: 36 € (habitación doble sin desayuno). En habitación compartida: 10 €.
  • Café París, 2 buenos espresso: 13 Bol (2 €). Ambiente, decoración, localización, el sabor café… ni un solo pero.
  • Convento y Museo Santa Teresa: 10 Bol, 25 Bol por la cámara.
  • Comida restaurante Sucremanta para dos: 107 Bol (15 €). Un lugar plagado de gente de Cochabamba, tal vez no resulte barato para los precios en la ciudad, pero los platos están exquisitos.
  • Café Bar Espresso, dos cafés: 12 Bol (menos de dos euros). Otra cafetería donde se puede tomar un buen espresso.
  • Teleférico subida y bajada al Cristo: 10 Bol (1.5 €).
  • Tres bolas de helado en Globos (para 2): 29 Bol (4 €). El lugar donde todos los cochabambinos toman su helado.
  • Café Dalí, Taquiña de 1 litro: 28.50 Bol (4 €). Lugar con buen ambiente y buena música para la noche.
  • Casablanca, Taquiña de 1 litro: 26 Bol (casi esos 4 €). Tal vez algo más “pijo” que el anterior pero también muy ambientado.

Tiempos y distancias

  • Taxi del centro de Potosí al aeropuerto: 10-15 minuto
  • Vuelo Potosí-Cochabamba: 35 minutos. El trayecto en bus eran al menos 10 horas.
  • Taxi aeropuerto Cochabamba-centro: 10-15 minuto

Información útil

  • Hemos vuelto a tener problemas en algún cajero. El que no nos ha fallado con la tarjeta de ING, es el BNB, el Banco Nacional de Bolivia. El máximo que se puede retirar en cajero por operación son 1400 Bol (200 €) y de ahí han venido los problemas.
  • Tal vez, para los que lleguen hasta Cochabamba, una de las opciones más interesantes, dedicando entre dos y tres días a la zona, sea disfrutar del parque nacional de Torotoro. Muchas agencias ofrecen el tour desde la ciudad. Se trata de un área a 138 km de Cocha, montañosa con profundos cañones, valles y caídas de agua, siendo rica en fósiles, huellas de dinosaurios y restos prehistóricos.

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