Hasta ahora y aunque no terminéis de creerlo lleváis gran parte del recorrido hecho. Nuestra cajita (la cámara…) recordad tiene un agujero (el diafragma…) y modificando su diámetro (apertura del diafragma…) y el tiempo (velocidad de obturación o tiempo de exposición…) que lo tenemos abierto, hemos sido capaces de conseguir fotos aún con muy poca luz o al revés, con demasiada. Pero ¿y que pasa cuando la luz es tan poca que ya no tenemos más posibilidad de abrir el orificio (poner una f más pequeña) y el tiempo que necesitamos es tanto que nos obliga a utilizar un trípode?.
Imaginaros que entráis a tirar las típicas fotos en el interior de una iglesia con su tenue iluminación y llegáis hasta una f 5.6 que es la máxima que os permite vuestro objetivo, y para conseguir algo razonable tenéis que llegar a tiempos de exposición de dos segundos… Aquí es donde tenemos el tercero y último de nuestros aliados, la sensibilidad o ISO.
ISO: La sensibilidad de la película
Acordaros que en nuestra cajita la pared del fondo recoge toda la luz que le hemos dejado pasar y “pinta” nuestra foto. La sensibilidad es la capacidad que tiene esa pared del fondo, la película en las antiguas cámaras de rollo, el sensor en las digitales, de captar la luz. De modo que a mayor ISO, mayor sensibilidad y mayor cantidad de luz es capaz de captar. Pero hay un problema, cuanto más elevado sea el valor ISO más ruido (ese granulado que os sale en algunas fotos con poca luz) provocará en nuestra fotografía, ya no será tan estética ni tendrá tanta calidad, ya que la fotografía quedará granulada, dándole un aspecto antiestético. Resumiendo, a menor sensibilidad mayor calidad de imagen y a mayor sensibilidad peor calidad de imagen. Esto en cierto modo es opinable, hay fotos con ruido que tienen su que…
Así que, cuanta mayor sensibilidad (ISOs altas) pongamos en nuestra cámara menor tiempo de exposición necesitará a iguales condiciones de luz y de apertura de diafragma. Dicho de otra manera: Vemos que para una toma con una apertura constante según aumentamos la sensibilidad, la velocidad de obturación disminuye de manera proporcional, es decir, al hacer nuestro sensor “más sensible” necesitamos menos tiempo para captar la luz disponible.
Esa sensibilidad ISO, viene dada por un número 50, 100, 200, 400, 800, 1600, 3200, 6400… y es el tercero de los números en los que ya os tenéis que fijar cuando reviséis vuestras fotos. La mayoría de veces os aconsejo que lo tengáis en modo automático (la cámara andará eligiendo ISOs en la calle de 100-200) pero cuando vayáis a entrar en la iglesia que decíamos, cambiarlo a modo manual y “exigirle” una ISO mayor, veréis como os permite disminuir el tiempo de exposición. Eso sí, ¿cuál es la sensibilidad que debo elegir al hacer una foto? Eso dependerá siempre de la cantidad de luz que haya, pero siempre trata de elegir la menor sensibilidad posible, y así obtendrás mayor calidad.
Utiliza sensibilidades altas para condiciones muy bajas de luz.
Como norma aproximada para usar la ISO:
– En fotografías al aire libre con bastante luz, utilizar una ISO 100, proporciona la máxima definición. También la podéis usar en fotografía nocturna pero con tiempos de exposición muy largos (es decir cosas que no se muevan… como una farola por ejemplo)
– En condiciones intermedias de luz una ISO 200, punto medio entre la definición que obtendremos y la velocidad que necesitaremos
– Para cuando tengamos mala luz, como en el caso de interiores, utilizar un mínimo de 400 ISO. A partir de ahí cuanto la cosa esté muy oscura, sabiendo siempre que perdemos calidad cada paso ISO que subimos.
Una característica importante y en la que a priori no nos fijamos a la hora de comprar nuestra cámara (a pesar de que si viene determinado en las características de la misma), es que cada cámara, normalmente dependiendo de su calidad, será capaz de trabajar mejor o peor a pesar de “forzarles” a ISOs muy altas. Quiere decir que una “buena cámara” será capaz de tirar fotos con ISOs altas (1600, 3200 o incluso 6400) sin que nos salga mucho ruido (mucho grano). Así que en las especificaciones de nuestra cámara nos viene determinado hasta que ISOs podemos llegar (50, 100, 200, 400, 800, 1600, 3200…) y en los foros nos suele hablar del ruido, que ya sabemos aumenta según subimos ese valor de sensibilidad y cuanto podemos “forzar” ese valor sin llegar a notar mucho ese granulado.
La correcta exposición en fotografía
Para encontrar la exposición correcta en una fotografía, es decir, que capte realmente la luz del motivo que estamos viendo tal y como lo estamos viendo, ya sabemos que contamos con la ayuda de la apertura del diafragma (la f), la velocidad de obturación (el tiempo) y la sensibilidad de nuestro sensor (la ISO) y para encontrar el equilibrio entre las tres, la cámara también dispone del exposímetro o fotómetro.
Son tres factores que se compensan entre sí, si alteramos uno de ellos los demás también se verán afectados. Así, la fotografía o toma puede estar expuesta, subexpuesta o sobrexpuesta:
- Expuesta: Cuando nuestra cámara capta la luz existente correctamente.
- Sobrexpuesta: Cuando ha captado mucha luz y por tanto la toma queda clara.
- Subexpuesta: Cuando ha captado menos luz y por tanto la toma queda oscura.
La exposición es pues una combinación de la apertura de diafragma, el tiempo de exposición y la sensibilidad del sensor. Si alteramos uno de estos tres, esto afectará a los demás parámetros. La cantidad de luz (a no ser que usemos un flash o focos) no varía, entonces:
- Si aumentamos la apertura de diagrama y queremos que la foto salga expuesta igual tendremos que reducir el tiempo de exposición o la sensibilidad. Con palabras llanas, al abrir el diafragma entra más luz al sensor, por tanto tendremos que reducir el tiempo que la luz está alcanzando el sensor o la sensibilidad de éste.
- Si aumentamos el tiempo de exposición, para captar la misma cantidad de luz reduciremos la apertura de diafragma o la sensibilidad. Con palabras llanas, al aumentar el tiempo de exposición la luz está alcanzando más tiempo el sensor, entonces tendremos que dejar pasar menos luz o bien bajar la sensibilidad del sensor.
- Si aumentamos la sensibilidad, reduciremos la apertura de diafragma o el tiempo de exposición. Una vez más, con palabras llanas, si el sensor es capaz de captar más luz porque es más sensible a ésta, tendremos que dejar pasar menos luz o dejar que pase durante menos tiempo.
Y ahora, antes de salir a la calle… ¡probar con la niña plasta de las coletas del siguiente enlace! Probar distintas aperturas y distintas velocidades, congelar la imagen con velocidades pequeñas, darle un efecto difuminado con tiempos largos… Si subís la ISO a tope veréis de lo que hablamos cuando hablamos de grano… A jugar se ha dicho
Fijaros que podéis seleccionar el modo de disparo: A (prioridad de Apertura) S (prioridad de Tiempo) o Manual (manejamos los dos parámetros) Y según vayamos cambiando nuestros parámetros el exposímetro, nos dice si tenemos que subir o bajar alguno de ellos para conseguir la correcta exposición (“dejar la flechita en medio, Ahí está el secreto”)
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