En la ciudad probamos dos buenas birras, probablemente las mejores cervezas de Bucarest: la Ursus Beer y la Bucur, Bere de Boulevard le llaman a esta segunda. Un país con larga tradición cervecera tiene buenos locales donde tomarla, no podía ser de otra manera. Y precisamente esto, los locales en los que tuvimos la suerte de probarlas, fue una de las mejores sorpresas de Bucarest. Menudos establecimientos chulos donde poder disfrutar de ese ratazo viajero que tanto nos gusta.
No es difícil acertar en cualquiera de los restaurantes y pubs, la decoración siempre está meticulosamente pensada y, he de decir, acertada. El Nomads, el Caru’ Cu Bere, en el pasaje de Macca-Villacrose… muchos lugares y cada cual más bonito que el anterior.
Pero por primera vez en un viaje, confieso que tal vez no fueron tan agradables aquellos momentos cervezefilos. Andábamos en plena segunda ola de la pandemia por la COVID-19. Muchos países ataban los últimos cabos para un toque de queda, algunos ya habían comenzado, la sombra de un nuevo confinamiento planeaba a diario en las noticias. Y las restricciones, como no, también habían llegado a Rumania. Tras meses de prohibiciones, hacía pocas semanas que habían abierto de nuevo sus locales.
Como digo, bares, pubs y restaurantes que pugnaban en buen gusto. Pero poco había durado aquella alegría y pocos días antes de nuestra escapada a Bucarest, de nuevo se habían restringido aforos, limitado horarios y únicamente se servía en las terrazas.
Tuvimos suerte de disfrutar de un par de calurosos días terminando octubre, buenas temperaturas que nos permitieron probar la Ursus o la Bucur al aire libre, pero el ambiente de Lipscani estaba muy alejado de sus buenos momentos. La música en directo, las calles llenas de gente, el interior de los bares… nada era lo mismo y en cada paseo, en cada momento en el que te detenías a pensar en ello, te asaltaba la tristeza y la duda.
Tal vez hubiera sido mejor quedarse en casa, probar estas cervezas en otra ocasión. Aquellos fueron momentos difíciles, un viaje del que volvimos con distinto sabor al que siempre traemos de vuelta, como digo, un sabor agridulce en las peores semanas y meses que podamos recordar como viajeros, como personas. Sea como fuere, aquellas cervezas en aquellos momentos tan duros, supieron a gloria al igual que la sensación que tuvimos de que cada vez estaba más cerca el poder viajar.
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