Nuestro periplo por Laos seguía rumbo al Norte. Otra de las escalas más deseadas, Van Vieng, una pequeña población de la que habíamos oído y leído de todo. Llegar desde Vientiane no fue difícil, elegir un alojamiento en Vang Vieng algo más complicado, dada la enorme oferta que existe. Aquí os dejamos algunas pistas de como y donde elegir una guesthouse en Vang Vieng. A partir de ahí, alquilar una moto y recorrer los maravillosos paisajes que dibujan sus montañas…
A las 9:30 AM salíamos desde nuestro guesthouse en Vientiane donde nos recogieron en tuk tuk junto con otros guiris. El bus hasta Vang Vieng, sale muy cerca del centro por lo que nos sorprendió en corto trayecto recorrido. El día antes habíamos comprado en billete por 5 euros cada uno. Recorrer los 160 km hasta nuestro próximo destino llevaba unas 4 horas. Puntualmente emprendimos la ruta a las diez de la mañana. Existe la posibilidad de tomar otro bus a las 2 de la tarde.
Lo mejor de VANG VIENG
Antaño colonia francesa, después base militar estadounidense en la guerra de Vietnam y actual foco de turismo mochilero, Vang Vieng ha sido tradicionalmente una población acostumbrada al cambio. La que hace unos diez años fue descubierta por los turistas como una pequeña villa enclavada entre arrozales y bellas formaciones rocosas, paraíso de espeleólogos, pasó en poco tiempo a ser la capital del desfase en el sudeste para jóvenes mochileros.
El gran reclamo que supuso la invención del tubbing, que no es otra cosa que “navegar” con una rueda de neumático por el río, combinado con la oferta de bares y alcohol en la orilla para sobrellevar la navegación, terminaron por ahogar de éxito la población. Y nunca mejor dicho lo de ahogar, se calcula unos 23 turistas muertos en 2012 como consecuencia de tan malograda mezcla. A ello se unió una permisividad elevada a la máxima potencia y en según que garitos la oferta de sopa a base de opio y batidos de hongos mágicos, terminó en este desastre.
En los últimos años, al parecer, la situación trata de cambiarse. Los atractivos alrededores de la ciudad, están poniéndose en valor, y poco a poco, restringiéndose las reglas de aquellas macro fiestas de alcohol y drogas en el gran río. Valgan como ejemplos algunas de las rarezas leídas en otros foros, como que en el primer kilómetro de recorrido en neumático, la parada y aprovisionamiento en cualquiera de los bares podía ser gratis, pintándose en el cuerpo el vale para el siguiente local. O que una “extraña” moda pudo llegar a ser el vomitar lo ingerido para que un colega unos metros más abajo lo bebiera mezclado con las propias aguas del río…
Por fortuna, como digo, el pueblo se va orientando cada vez más a la explotación de otras actividades más recomendables.
El alojamiento en Vang Vieng
La oferta de alojamiento que la guía por excelencia cifraba en 1700 camas en 2007, debe haberse triplicado cuanto poco, y solo llegar te das cuenta de que cualquier bajo, que dé a la calle cuenta con una guesthouse, un bar o una tienda con casi de todo. Eso hace que la variedad de precios y la competencia juegue a favor del turista. Para todos los gustos y bolsillos, como siempre, incluso un resort de reciente construcción aunque precios desorbitados para este país.
Elegimos huyendo un poco del centro, por si acaso… el Vilayvong Guesthouse, algo apartado pero con unos bungalows tranquilos y muy decentes que conseguimos para las dos siguientes noches por 10 euros cada una, tras algo de regateo… Tras dos noches, tratamos de buscar alguna alternativa, pero en general no encontramos precios razonablemente buenos para lo que nos ofrecían comparativamente. Así que tras nuevas negociaciones conseguimos quitar ¡50 céntimos! por noche y nos quedamos cuatro más. Así que seis noches fueron en total las que nos quedamos enganchados a aquella pequeña población de cuevas, tubbing y atardeceres, del 20 al 26 de Marzo del 2014.
En reglas generales hay tres o cuatro opciones de alojamiento: en el centro (en realidad dos calles a los sumo), donde ni hay tanto ruido ni es tan malo como lo pintaban (alrededor de 6 euros con ventilador y 10 euros con aire, en general los que exploramos estaban bastante bien), hacia la zona sur junto al río, bungalows y habitaciones tranquilas pero sin bajar los precios a pesar de estar algo más alejados y del otro lado del río con bungalows algo más baratos aunque en general peor aspecto.
En el centro, la variedad de restaurantes y bares es alta como digo, si bien abundan por doquier los tradicionales de comida laosiana. Junto al río unas poco cuidadas terrazas son el boom de los mochileros que pasan las horas viendo series americanas y tomando Beer Lao. Por el resto de la población comidas en torno a 3-5 euros con la cerveza.
La primera tarde al llegar y tras un corto paseo, el calor puede ser insoportable en esta época seca, el objetivo fue hacernos con un buen mapa de la zona. Los precios de tours y actividades organizadas nos parecieron una barbaridad, así que pensamos que la moto en alquiler y recorrer lo que nos apeteciera por nuestra cuenta sería mucho mejor.
Para hacerse una idea el medio día en kayak andaba por unos 30 dólares para dos personas, las rutas de trekking para visitar algunas cuevas en torno a 40 dólares y casi todo lo que se podía disfrutar, a precios similares. Una moto nos costó 4 euros para todo el día siguiente, no necesitan carnet internacional por supuesto y debes dejar el pasaporte como garantía.
Finalmente encontramos el mejor mapa que existe de la zona y lo compramos por 2 euros. Hablamos de Hobo Maps, un minucioso esquema de todas las cuevas, caminos, cascadas, poblaciones y puentes, con distancias reflejadas al milímetro. Indispensable para recorrer en moto los kilómetros de alrededor de la población sin perderse nada. Lo encontramos en una pequeña tienda, BKC Bookshop, frente a el Rte-cafetería Luang Prabang, pero más vale que preguntéis porque mucho interés en vender no es que tengan.
Enclavado en una llanura de arrozales, Van Vieng, se haya salpicada por fotogénicas formaciones rocosas, similares a las imponentes montañas de Bahía Halong o Tam Coc en Vientam. Esto hace que la zona ofrezca gran cantidad de grutas, cascadas y riachuelos de fácil acceso. Así pues, los siguientes días los dedicamos a, muy tranquilamente, visitar muchos de los atractivos de la zona.
Principales rutas en Vang Vieng:
– A unos 12 km hacia el Norte, siguiendo la ruta 13 en dirección a Luang Prabang, un conjunto de 3 grandes cuevas: Tham Hoy, Tham Loup y Tham Nam. En todas hay que pagar para poder entrar, 1 euro por persona y es necesario hacerse con un guía para la visita.
Para llegar a las mismas utilizamos a la ida un pequeño camino que salía de la carretera sobre el Km 166 hacia el oeste. A través del mismo cruzamos algún pequeño poblado y por un angosto sendero llegamos en primer lugar a otra cueva, Pha Tao. Con la entrada nos dieron la linterna pero la señora que se encargaba del cobro nos aseguró que no era necesario guía. Así que tras adentrarnos unas cuantas decenas de metros en la misma, dimos por terminada la visita…
Siguiendo hacia el norte por el mismo sendero llegamos a Tham Nam. Nos pareció espectacular, el acceso metido en un neumático a través de una pequeña apertura en la montaña, deslizándose por las aguas hacia el interior. Contratar al muchacho allí mismo nos costó 5 euros pero el trayecto de unos 40 minutos es fascinante. Como digo, montado en tu neumático, y sirviéndote de una cuerda vas recorriendo la gruta, si bien en tramos puedes hacerlo caminando e incluso reptando en algunos trozos. Una buena experiencia desde luego.
Muy cerca, el Templo y gruta del elefante, mucho más bonita en la lejanía, pues se trata de un aislado y gran montículo de piedra, en cuyo interior una pequeña gruta cuenta con una figura de Buda junto con una de las famosas huellas.
Emprendimos la vuelta tomando directamente la ruta 13 hacia el Sur, con lo que el circuito fue más o menos circular y muy agradable. Las otras dos mayores cuevas las dejamos para otro día.
– Tham Hoy y Tham Loup decidimos visitarlas otra mañana. La primera destaca por las enormes estalactitas y estalagmitas de su interior. Nos aventuramos unos cuantos metros en el oscuro interior de la gruta pero la verdad es que no fuimos muy allá, no teníamos guía y no nos entusiasmaba la idea de ir solos. En la entrada de las segundas, un gran Buda te da la bienvenida. Un pasadizo serpenteante y resbaladizo te mete muy adentro de la montaña, nunca sabremos hasta donde, pues al igual que en la anterior, tras unas decenas de metros (que no pocos) dimos la vuelta.
El acceso para los dos, un euro, el abuelete de la entrada facilita una linterna con el ticket. Lo de hacernos con un guía allí no fue posible pero cobran unos 5 euros para dos personas sin no me equivoco.
– Otra mañana, tomamos a la altura del Km 155, en la misma ciudad de Van Vieng, una camino señalizado que conduce a las cataratas de Kaeng Nyui. Hasta las mismas en torno a 6 km de camino de pedregal como casi todos por aquí, pero que se pueden hacer prudentemente con la moto alquilada. Poco antes de la llegada, el euro de entrada, tras lo que se accede a un pequeño claro donde preparan comidas.
Para llegar a las cascadas un bonito paseo de un km con puentes y senderos que se adentran en la espesa vegetación. El salto estaba prácticamente seco en la época, pero el trayecto merece mucho la pena. Tras ello, seguimos por el mismo camino hacia el Norte, atravesando el pintoresco poblado de Ban Nakhe, desde donde se emprende un empinado descenso de nuevo hasta la 13. Preciosas instantáneas conduciendo entre las elevadas montañas totalmente cubiertas de vegetación. Imprescindible hacerse con el mapa de Hobo, una muy amortizada inversión.
– Una ruta que se puede aprovechar para unas horas de trekking es la que te lleva hacia el oeste, cruzando el río junto a la población. Una mañana en que había refrescado emprendimos este camino, armados como siempre con el útil mapa de Hobo. Tras cruzar nos dirigimos hacia los dos mayores montículos que se divisan desde Vang Vieng, justo enfrente. El camino entre arrozales (sin cultivar en esta época seca) te lleva hasta Lusi Cave, si bien decidimos continuar sin entrar.
Siguiendo en paralelo junto a la escarpada pared de la montaña, paraíso para escaladores dicho sea de paso, llegamos por un atractivo sendero hasta el camino que se desviaba hacia Khan Cave. Desde aquí emprendimos la vuelta por el lado sur del camino principal, en dirección hacia Diamond y Chang Caves, cruzando de nuevo el río por el Vang Vieng Resort y el vistoso puente anaranjado.
Muy recomendable si el calor no aprieta, un recorrido plagado de mariposas en el que disfrutar de la fotografía con las cumbres de las mayores rocas rodeándonos.
– Inevitable para una mañana o tarde (habitualmente la mayoría de agencias lo ofrecen a las 9 AM o 1 PM), el kayaking. Nosotros nos decantamos, sin saber muy bien porque, por Hana Tours o Amazing Tours. Tenía buen aspecto y nos convenció. Contratamos por 7 euros cada uno, medio día de Kayak por el río. La noche antes estuvo lloviendo abundantemente y no es que hiciera mucho calor por la mañana, a pesar de lo cual nos aventuramos.
Nos trasladaron unos 7 km río arriba por carretera y allí nos explicaron breves nociones de manejarse con el kayak y poco más. La profundidad del río en torno a 1 metro, con algunos rápidos divertidos, no se puede decir que lo hicieran muy peligroso pero si entretenido. Además extenuante, 3 horas remando en la mayoría de tramos hizo que llegáramos sobre la una totalmente agotados.
– Otra de las estrellas de la zona es el Blue Lagoon. Lo notaréis nada más llegar por la insistencia de los tuctukeros empeñados en llevaros hasta allí. El trayecto son unos 8 km hacia el Oeste tras cruzar el río. Aconsejable alquilar una moto, vimos muchos guiris agonizando con la bici pues el camino es durito y el calor suele apretar. Al llegar, otro euro de peaje y una pequeña charca… No esperéis un inmenso lago azul.
La verdad es que le han dado mucho bombo y no es más que una pequeña laguna donde se juntan todos los extranjeros a darse un chapuzón. La excusa un gran árbol sobre el que han colgado una escalera y permite un “jumping” para la foto a los amigos y un local con cerveza fría, imprescindible reclamo… Además se pueden visitar, como no, unas cuevas en el mismo recinto.
– Un par de cosas que finalmente no hicimos, pero parecen buenas opciones en la zona: Por supuesto el climbing, aunque para escalar las paredes verticales que por allí vimos no estábamos, si bien hay una oferta variada en este sentido. La otra es montar en globo, ofrecen hasta 3 vuelos diarios por 80 dólares (un precio razonable para lo visto en otros sitios). Las vistas deben ser impresionantes en un día despejado, así que cuestión de pensarlo.
Y al final se nos terminó el tiempo en Vang Vieng, una fabulosa semana que agotamos entre paseo y paseo. Salimos desde Vang Vieng para la capital en el bus de las 10 de la mañana, el de la tarde sale a las dos. El precio, 5 euros lo mismo que nos costó llegar hasta aquí. Cerca de cuatro horas de trayecto y vuelta al intenso calor de Vientiane.
Imprescindible para tu viaje a Vang Vieng:
– Hacerse con el mapa de Hobo Maps, alquilar una moto (4 euros al día hasta las ocho de la tarde y un euro de gasolina deberían ser suficientes) y hacer cualquiera de los recorridos que te sugiera el mapa. Son distancias más que razonables, con caminos aceptables con precaución y agradables para pasar un día.
– Apalancarse sobre las seis de la tarde en cualquier terraza junto al río. Nosotros disfrutamos varios atardeceres a cada cual más distinto, con bruma, despejado, con nubes… pero la silueta de las formaciones cársticas frente al río hicieron que merecieran la pena todos. Acompañarlo con un buen batido o birra según preferencias.
– Pelear los precios de los alojamientos, la regla de a más noches más barato, funciona. Encarece mucho el precio el tener vistas al atardecer, todos los que preguntamos tenían esto muy claro.
– Y si después de una semana no podéis arrancar… no os preocupéis, ¡es lo más normal del mundo!
Algunos sitios en los que nos gustó parar a tomar algo en Vang Vieng:
– La palma se la llevó Luang Prabang Bakery Bar. El mejor expreso de la pequeña ciudad y la bollería más razonable. También preparan comidas algo alejadas de la laosiana para un paréntesis.
– LA Restaurant donde tomamos algún batido a buen precio. Parece que lleva poco tiempo de apertura y el local aunque algo desangelado no está mal.
– Carys Irish Bar, un irlandés que encontramos animado por la noche donde poder ver un partido de la liga inglesa, tomar un sándwich y una buena cerveza. Con música en directo en ocasiones y como digo, buen ambiente casi siempre.
– Inthira, una cadena hotelera con un buen Resort junto al río cuyos precios no exploramos. Pero si ofrece buenos batidos al atardecer con buenas vistas de la puesta de sol.
– Un coreano frente a Hana Tours, de cuyo nombre no nos acordamos… De estos que te ponen la brasa en el centro y cocinas la carne a tu gusto. El secreto, ¡que por 7 euros no paran de servirte toda la carne que puedas comer! Lo reconoceréis porque siempre está lleno…
– Bamboo Tree. Amables y con buena cocina. El día que estuvimos nos pareció tenían la mejor wifi de toda la ciudad lo cual es de agradecer…
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4 comentarios en “Vang Vieng, las montañas de colores. Sur de Laos”
Hace unos días visitamos Vang Vieng (un día y medio). Nos gustó la Blue Lagoon, a pesar de estar bastante “turistizada#. Es una buena opción para los ciclistas con este calor. En lo que respecta al alojamiento, recomiendo no ir al Vilayvong Hotel. Mal servicio, totalmente negados. Además, nos dejamos una linterna y han decidido quedársela, a pesar que nos la podían devolver sin problema ni coste alguno.
Gracias por la aportación! Totalmente de acuerdo, la Blue lagoon no cumple la expectativas pero evidentemente es un sitio a los que acabaras yendo…
Creo que alquilar una moto y perderte… literalmente!
¿Y qué os guto más? ¿Las cuevas? ¿El trecking? El Rafting? ¿Volver a “casa” para ver los atardeceres?
Besos