Probablemente la cerveza en cuestión no tiene nada de especial, una lager británica de baja graduación famosa sobre todo por esponsorizar numerosos eventos deportivos, pero desde luego el momento y el lugar merecen la pena el recuerdo. Acabábamos de llegar a Liverpool, la bonita ciudad británica a la que dedicaremos una entrada, y desde el mismo momento en que bajamos del avión, sabíamos que una visita emocionante iba a ser The Cavern Club. Y es que aquí fue donde, nada más y nada menos, se gestó la historia de los Beatles.
Lo que antaño fue un refugio antibombas, pasó en la década de los 60 a ser un garito que se atestaba todos los días para escuchar lo último en bandas británicas. Fue en 1961 cuando aquellos cuatro muchachos tras volver de tocar hasta ocho horas diarias en locales de Hamburgo, debutaron en The Cavern. Hasta 292 sesiones protagonizaron en el aquel subterráneo local y a partir de entonces pasó a ser tal vez el local de música más mítico de la historia. Asfixiante, escondido y hasta fóbico en su entrada, pero desde luego la sensación que allí respiramos cuando alcanzamos el pequeño escenario, fue para mi indescriptible.
Tal vez no conozcáis a nadie que deteste la música del cuarteto de Liverpool, puede que conozcáis a algún verdadero fanático de los mismos, pero desde luego, dudo que nadie pueda haberse mantenido ajeno a sus canciones. En los diez años de sociedad produjeron una cantidad de música increíble, por número y por calidad, y asociaciones como la que la suerte quiso en aquellos años, serán difíciles de repetirse. Mc Cartney conoció a Lennon mientras este tocaba en su pequeño grupo de barrio, improvisando las letras que no conocía, compartían barrio obrero y a menudo paseaban por Penny Lane. Harrison era amigo de Paul y con él entró en la banda, después de convencer a John con tan solo tocar los acordes de una canción mientras iban en el bus. Ringo se incorporó más tarde y completó la mayor banda de música de la historia.
El grupo fue rechazado por numerosas discográficas de la época en sus inicios y fue Bryan Epstein el que finalmente pagó la cuenta de 200 libras en la tienda de música que les fiaba los instrumentos y los catapultó a la fama. Lograron cifras de récord todavía imbatidas hoy día, colocaron sus canciones copando todas las listas de éxitos en una década y se separaron todavía en la cima. Son muchas las leyendas, las historias, las fábulas que se cuentan sobre la mítica banda de Liverpool, tal vez sólo invenciones, pero desde luego el sonido de sus canciones en The Cavern nos llenó ese día de emoción y Carling fue la elegida, simplemente por ser la más barata de las pintas del local…
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1 comentario en “Una Carling en The Cavern Club de Liverpool”
Seguro que volveré, Liverpool me parece ideal para organizar una escapada con amigos…bonita ciudad, con buena cerveza y mejor música.