Desde Amberes abandonábamos Bélgica y entrábamos en Holanda. Nuestros días de cervezas y turisteo en Bruselas y Amberes no podían haber ido mejor… Habíamos trazado una ruta por Holanda en tren que incluía las ciudades de Rotterdam, Texel y, por supuesto, Amsterdam para terminar. Teníamos buena información sobre qué ver en Holanda en una semana y nuestro objetivo era visitar estas ciudades moviéndonos en tren.
La ruta por Holanda en tren
El viaje entre Amberes y Rotterdam en tren
Tras el check-in desayunamos en una cafetería muy cerca del hotel “The Queen of Waffles“, café y un delicioso gofre con nata, y paseamos hasta la estación. Hoy es lunes y se ve movimiento en la ciudad, a pesar de que la gente se habrá levantado con la resaca de ayer… Por Amberes pasa en 80% de los diamantes del mundo, además de ser capital de la moda en Bélgica, por lo que sus calles parecen, en algunas ocasiones, desfiles de modelos.
Llegamos de nuevo a la alucinante estación de tren, y compramos los billetes a Rotterdam, o al menos, eso pensábamos nosotros, ya que le preguntamos al señor de la ventanilla, y nos vende unos billetes a Holanda, así en general, y en el tren que nos montamos para en Rosendaal, donde hay que hacer un transbordo y coger desde ahí el tren a Rotterdam. De esto nadie nos había dicho nada y somos varios los que no nos hemos enterado de la historia. La cosa es que al final, preguntando, cogemos un tren que va a nuestro destino. El Intercity va directo sin transbordo (creemos).
Una vez en Rotterdam, nada más bajarnos del tren, impresiona. La estación es grande, amplia y tiene mucho movimiento de gente.
El alojamiento en Rotterdam
Esta ciudad no tiene nada que ver con las que hemos estado hasta ahora. Se nota que es menos turística y eso nos gusta. El hotel que reservamos está en el centro, a un paseo de 10 minutos andando desde la estación, el Easyhotel. La chica de recepción nos da un mapa, y nos dice sitios que visitar, donde comer… Una ducha rápida y nos echamos a la calle.
Alojamiento en Rotterdam
Comemos algo rápido en un loca en la calle Witte de Withstraat que está en la paralela a la nuestra, y está llena de bares, restaurantes con terrazas, y mucho movimiento de gente local, nada de turistas. Están preparándose para el partido de Holanda de esta tarde. Tras la comida, iniciamos la ruta cruzando el Erasmusburg, el puente blanco icono de la ciudad. Desde el inicio del puente se puede admirar el fotogénico skyline del otro lado, ¡para no parar de tirar fotos!
La ruta por los principales atractivos de Rotterdam
Una vez cruzado el puente, llegamos a la zona donde está el antiguo edificio de la Holland America, desde donde partían los barcos que hacían ruta entre Holanda y America, y en cuya terraza hay multitud de hamacas para tomar algo disfrutando del sol. Bordeando el puerto, llegamos a un paseo con varios restaurantes de cocina moderna. Para volver al otro lado del río, cruzamos por el Willemsburg, hermano pequeño del Erasmusburg, el puente rojo.
Al cruzar el puente, nos topamos con uno de los edificios que todavía continúan en pie tras los bombardeos que sufrió la ciudad en la II Guerra Mundial. El barrio donde está situado es muy animado, pues un poco más adelante se encuentran un par de edificios pintorescos, uno que asemeja a lápices, y cerca está la catedral de Rotterdam, en cuya puerta está la estatua de bronce de Erasmo Desiderio de Rotterdam. Justo al lado de la catedral, hay una calle peatonal donde los martes y los jueves hay un mercado donde se puede comprar y comer fruta, pescado y de todo.
Entramos a una biblioteca situada en esa misma calle peatonal, una biblioteca muy moderna, donde había gente viendo el fútbol (en silencio), otros jugando a un ajedrez gigante, y otros, simplemente leyendo en las butacas. Además, tiene una cafetería cojonuda con una terraza donde, al atardecer, da el solete y se está de lujo.
Un free tour en Rotterdam
Parada obligada en el hotel para reponer fuerzas. Ducha, y de nuevo a la calle. Decidimos ir hacia Chinatown, donde hay una mezcla importante de culturas de diversos países. Aquí se puede degustar comida de todo el mundo, sin problemas. Eso sí, hay que tener algo de vista, pues algunas calles pueden ser un poco inquietantes si se visitan de noche.
Nos decantamos por un Tailandés. Muy buena cocina y barato. Y buena cerveza Thai.
Terminada la cena, otro paseo hasta la calle de los bares, muy cerca de nuestro hotel, donde los aficionados “orange” de la selección holandesa estaban disfrutando del partido del mundial, muy contentos ellos de la victoria de Brasil, pues los evitaban en octavos de final. En los bares había hasta gradas para ver el fútbol, y hasta una batucada. Se lo montan bien estos holandeses (a base de Heineken). Menudo festón tienen montado!
Más paseos por la ciudad de Rotterdam
Al día siguientes nos paseamos por el mercado de los martes. Habíamos leído que era el mercado más grande de Europa y, si bien es cierto que es bastante grande, no tiene nada que envidiar a los mercados españoles.
Tras almorzar unas patatillas fritas (descubrimos el auténtico secreto de cómo hacen las patatas fritas: el cortador de patatas. Algo increíble!!. Patatas naturales, nada de congelados), nos encaminamos hacia el parque, donde está el Euromast. Una especie de “Pirulí”, de unos 150 metros de altura, con unas vistas que prometían… ¡pero lo obviamos al ver el splashbus! Es un autobús que se tira al agua y hace un tour por el río, y al verlo nos pareció una buena opción, por lo que fuimos a preguntar precios.
Tour en autobús anfibio
Seguimos caminando en busca de un sitio para comer, y a pocos pasos de la torre gigante, en el parque, encontramos una especie de kiosco con mesitas en un jardín, donde nos zampamos una ensalada y un bocata, con unas cervezas, a buen precio. Hay también un minigolf :). Al lado de donde comemos hay un túnel que pasa por debajo del agua para peatones y bicicletas, y te lleva hasta el otro lado.
Continuamos la ruta por Wieland donde paramos en un banco a disfrutar de las vistas de los edificios de enfrente y el Erasmusburg. Una tanda de fotos y seguimos el paseo por la orilla del río, donde vemos que hay un waterbus para ir a Rijnland y sus molinos a las 4 de la tarde, que es cuando sale el último 🙁 oooooooohhhh. Para quitarnos la espinita, y navegar por el Mosa (río de Rotterdam) hacemos el tour de Spido, que recorre los muelles industriales, por 11,25€ por persona, 1 hora y cuarto de travesía. La verdad que una vez hecho merece la pena. Es impresionante lo grande que es el puerto de Rotterdam.
Después del tour un ratito de descanso en el Hotel, y cena en Hargic (también por la zona de Witte de Withstraat), deliciosas las costillas con salsa de miel y probamos queso holandés. En este local a veces también hacen conciertos. Mañana partimos hacia el mar del norte, las islas Frisias!
El camino de Rotterdam hasta la isla de Texel
De camino a la estación de tren, descubrimos la iglesia de Pauluskerk, que parece Dark Vader, y echamos un último vistazo a esta ciudad, a la que probablemente volveremos algún día.
La isla de Texel en el archipiélago de las Frisias
Nuestra. Siguiente parada es la isla de Texel, un paraíso natural situado al norte de los Países Bajos, en el archipiélago de las islas Frisias. Un kitkat de naturaleza y relax en nuestro viaje. En la guía dicen poquita cosa sobre ella, y buscamos por internet, y encontramos no mucha información, pero interesante, acerca de actividades en la naturaleza, senderismo, rutas en bici…
Compramos los tickets para Den Helder, que es el pueblo desde donde se coge el Ferry para poder llegar a la isla (es la única manera). Desde Rotterdam no hay trenes directos hasta Den Helder, hay que hacer transbordo en Amsterdam Sloterdijkt, y el señor que nos vende los tickets nos lo explica y además nos da un papel con los horarios y andenes desde donde salen los trenes. (40,5€ los 2)
Unas 2 horitas después, transbordo incluido llegamos a Den Helder. El trayecto se hace entretenido, ya que además del paisaje que es precioso, en todos los trenes de los Países Bajos puedes disfrutar gratuitamente de WiFi. ¡Bravo por ellos!
Nada más bajarnos del tren nos encontramos con la mini-estación de autobuses, y compramos un ticket para el autobús que lleva hasta el puerto de ferrys (el bus numero 33) y es un bono para poder coger bus en la isla de Texel durante todo el día. Sale un bus cada hora.
Pensamos que en esta época aún no habría mucha gente en la isla, ya que es un destino muy popular. En verano por las playas, pero el bus hasta el Ferry va a reventar de gente, y cuando. Llegamos al barco, mucha más! Se compra el ticket allí mismo y la vuelta se puede usar cuando quieras a la hora que quieras. El paseo dura unos 20 minutos, y es toda una atracción en sí, las vistas son alucinantes.
El alojamiento en la isla de Texel
Al llegar a Texel, y bajarnos del Ferry cogemos el. Bus número 28 que nos lleva a De Koog, el pueblo donde tenemos el alojamiento, el Hotel Friends Texel, 90€ 2 noches, lo reservamos a través de Booking. El autobús nos deja casi casi en la puerta, y entramos en la cafetería-recepción del mini Hotel, donde conocemos a Peter, el agradable propietario.
Alojamiento en Texel
Tras el check-in, nos da un mapa de la isla, y nos recomienda hacer una ruta en bicicleta hasta el faro, que pasa por todo el parque Natural de las dunas, que decidimos hacer mañana.
Este parque natural consta de 30 km de playa virgen y dunas, toda la parte noroeste de la isla, y el pueblo en el que nos alojamos está en pleno parque, justo en la mitad. Desde nuestro hotel llegamos a la playa andando en 5 minutos, hace un día de sol estupendo, así que dedicamos la tarde al relax y a pasar el rato caminando por la playa, tirar fotos de las fotogénicas casitas de playa e incluso nos mojamos los pies (el agua del Mar del Norte está bastaaante fría), y tomamos una deliciosa cerveza Texel en un kiosco en la playa. A la vuelta hacemos compra en el LIDL de justo enfrente de nuestra casa para la comida de mañana. Ducha y cena en uno de los locales de “la calle de los restaurantes”, todos tienen prácticamente lo mismo.
Explorando la isla de Texel en bicicleta
Nos levantamos medio temprano, preparamos la mochila con unos sandwiches y alquilamos unas bicis en la misma calle de nuestro hotel, el día entero hasta las 18:00, bicis con freno manual. El mapa que nos dio Peter contiene los carriles bici que hay por toda la isla, así que pasamos de comprar otro, son caros y no aportan nada nuevo, además están muy bien señalizados y hay gente en bici por todos lados, imposible perderse. Hasta el faro son 12 Km (Seguir las indicaciones Vuurtoren) y a por ello vamos!
Unos 10 minutos tras el inicio de nuestra ruta empieza a llover, seguimos un rato hasta que la lluvia resulta incómoda, y paramos en un bar donde han decidido parar unos cuantos a ver si afloja. Poco después sale el sol, así de repente, y se queda un estupendo día para disfrutar del increíble paisaje del parque de dunas que atraviesa el carril bici. Todo un placer de paseo.
En unas 2 horas tras alguna parada para agua beber agua y hacer fotillos, llegamos al faro. Desde la inmensa playa que hay al lado se pueden visualizar las islas que también forman parte de las Frisias. Allí mismo nos zampamos los bocatas que llevamos, y nos tumbamos un rato en la arena a disfrutar del momentazo.
Emprendemos la vuelta, con el solazo de día que se nos ha quedado, y hacemos parada en una especie de lago que también forman parte del parque natural, y donde mucha gente va a observar aves. Hay varias paradas señalizadas, y como vamos bien de tiempo, vamos parando para que la vuelta sea más leve.
Alucinante la ruta, los paisajes, la tranquilidad, el paseo en bici y el día que se ha quedado (lo último que esperábamos era el solazo después del diluvio).
Volvemos sobre las 6, dejamos la bici en el local de alquiler y vamos al hostel a darnos una ducha y reposar un rato, y decidimos que hoy cenaremos viendo la puesta de sol en uno de los kioscos de la playa, el Paal 19 half. Cerveza de la isla y una hamburguesa gigante para compartir en la terraza disfrutando del atardecer tras el día redondo de hoy.
Gran elección venir a la isla de Texel.
Nuestra escala final: Amsterdam
Cogemos el mismo autobús con el que llegamos a De Koog para llegar al puerto y coger el ferry de vuelta. Desde allí, el bus hasta la estación de tren y directos a Amsterdam, estación Central.
Nuestro alojamiento aquí fue el Cocomama Hostel, una casa grande, preciosa, con un jardín, reconvertida en hostel, el único alojamiento que reservamos con bastante antelación y aún así, unos 70€ por noche, en habitación doble con baño. La nuestra, la habitación Tulip.
Por Amsterdam, estos días fueron más relajados, dedicados al paseo, comida, cervecero y puro ocio…
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3 comentarios en “Ruta por Holanda en tren: Rotterdam, Texel y Amsterdam”
Muy buen post,muy completito y bonitas fotos,seguro que lo pasasteis genial y desde luego disfrutasteis de las vistas porque la verdad que son muy originales 🙂 Yo nunca e estado pero después de ver las fotos tampoco me importaría jajaja Besitos.
Gracias por el comentario!!! La verdad es que fue un recorrido muy variado, parte urbana y parte naturaleza… la isla de Texel fue el complemento perfecto, y acabar en Amsterdam una pasad!!!
Una fantástica ruta para ese veranito que se acerca. No conocía la posibilidad de visitar las islas holandesas pero tiene muy buena pinta! Gracias mil. Deseando leeros en el próximo