¡Descubre los lugares que no puedes perderte en Cantabria en 5 días! Esta región del norte de España está llena de tesoros ocultos y paisajes impresionantes que te dejarán sin aliento. Ya sea que te encante la naturaleza, la historia o la gastronomía, Cantabria lo tiene todo. En este artículo, te guiaremos a través de un itinerario de 5 días para que puedas aprovechar al máximo tu visita a esta tierra mágica.
Aunque solo disponíamos de nuestra autocaravana de cinco días para Cantabria, estábamos dispuestos a sacarle todo lo mejor. Todavía con ganas de montaña nos quedaríamos unos días en Potes, uno de los pueblo más bonitos de España. Más adelante el plan era seguir por la costa cántabra hacia Santander. En el camino las paradas obligatorias para conocer lugares tan fascinantes como Comillas o Santillana del Mar.
Asturias es sin lugar a dudas un paraíso. Recorrer tanto la costa como el interior y la costa de Asturias en autocaravana había sido todo un acierto, pero tocaba explorar su vecina, Cantabria. El tiempo había acompañado y los pueblos más bonitos de la costa asturiana nos habían mostrado su mejor versión. Además, y a pesar de estar bien entrados en Septiembre, pudimos recorrer los Picos de Europa en Asturias sin problema incluso tuvimos un día inmejorable para hacer la ruta del Cares en una jornada memorable.
Los imprescindibles de Cantabria en cinco días
Día 11. Potes y el valle del Liébana
Nos encontrábamos en Cantabria desde hacía pocas horas y casi sin habernos dado ni cuenta. Aquella mañana la dedicaríamos íntegramente a pasear por la bonita población de Potes. Tan bonita que Potes había sido elegida este malogrado 2020 como capital española del turismo rural. Cambiamos el lugar de aparcamiento y nos desplazamos hasta “el del centro”, en pleno casco antiguo donde anoche no quisimos arriesgarnos a pernoctar. No somos los únicos pues vemos que más de una caravana ha pasado allí la noche y el lugar es inmejorable. Bueno, aparcamos y nos disponemos a visitar Potes.
Cada vez entendemos mejor lo de la pernoctación con la caravana y según en que lugares. La verdad es que respetando el lugar y no “acampando” no hemos tenido problema hasta este momento.
Visitar Potes en un día
Insertada en el valle de Liébana, Potes goza de una ubicación que sin duda ayuda a que se cuele año tras año, en la lista de esos pueblos más bonitos de España. La conocida como ciudad de los puentes creció en torno al río Quiviesa desde el medievo. Y son muchos los atractivos que ha ido sumando a lo largo de su historia. Su condición de capital del valle y parada imprescindible en el camino Lebaniego también ha ayudado a su crecimiento e importancia.
El río divide el pueblo en los dos barrios más tradicionales y que merecen incluirse en el paseo: El barrio de la Solana (especialmente ornamentado con flores y macetas en sus bonitas fachadas) y el barrio del Sol.
Algunos de los edificios más emblemáticos y que visitamos en el día que pasamos en Potes son:
> Iglesia de San Vicente del siglo XV, aunque en su construcción se han ido añadiendo elementos de diversas épocas y en cuyo interior podemos disfrutar de algunos de los grandes tesoros de arte litúrgico de Potes. Llaman la atención los altares y retablos principales. Al lado, la oficina de información en la que nos atienden amablemente. Merece la pena parar y hacerse con algunos de los folletos y mapas del valle.
> Torre del Infantado, ahora ayuntamiento, también sala de exposiciones y en tiempos incluso cárcel. La entrada cuesta 3 €. Alrededor de su patio interior donde se encuentran distintas exposiciones, se accede a las seis plantas de la torre lo que permite tener vistas de la ciudad desde lo alto. Entre las exposiciones actuales, una buena colección de facsímiles y textos de Beato de Liébana del siglo VIII (los Comentarios del Apocalipsis de San Juan).
> El Convento de San Raimundo de 1603, construido en el siglo XVII por el fraile Frai Toribio Vélez. Hoy solo se conserva la portada de acceso y él claustro.
> Recorriendo la calle San Marcial y la calle Obispo podremos ver la torre de Calseco, la torre de Linares y las viejas casas con sus blasones. Me atrevería a decir que cualquiera de las fachadas de esas calles merecen la pena para una fotografía.
> La torre del Orejon de la Lama del siglo XV
> Y bajar al paseo fluvial, un kilómetro y medio de recorrido junto al río y bajo los puentes comenzando por el puente de San Cayetano.
Comemos en Casa Cayo, recomendación de Sonia y Juanjo. Se trata de uno de los restaurantes clásicos de Potes, junto al río, donde probar el cocido lebaniego. De postre hay que probar el canónigo, un soufflé de huevo sobre base de natillas igual de clásico en el valle. Con un buen vino pagamos 36 € por persona. Después de comer y aprovechando una tregua de la lluvia salimos a explorar alguno de los rincones de los alrededores de Potes.
Sitios que visitar en los alrededores de Potes
> El Monasterio de Santo Toribio de Liébana, custodia del Lignun Crucis, el que dicen es el trozo más grande de la Cruz de Cristo. Abren entre las 10 y las 13 horas y entre las 16 y las 19 horas. Ese día no tuvimos suerte, la visita de Revilla (al que vimos en Potes) para entregar unos premios allí mismo, hizo que estuviera cerrada todo el día.
> El mirador de la ermita de San Miguel es el lugar donde tendrás la mejor vista del valle del Liébana con los Picos de Europa de fondo. Este no pudieron cerrarlo y solo hay que subir 1 km desde el monasterio. Esa mañana cayó la primera nieve sobre los picos y mejoró, si cabe, la vista.
> El pueblo de Mogrovejo, uno de los más bonitos de Cantabria según dicen y que figura como tal en la lista desde el 2017. Tal vez algo tendrá que ver el que por aquí se filmará la trilogía de Heidi, pero la verdad es que el pueblo es de cuento y está tremendamente bien cuidado. Bajo una torre medieval y con los picos de fondo, el plató perfecto.
> El teleférico de Fuente Dé que pudimos ver ayer y la cueva del Soplao, aunque no tenemos cuerpo de cuevas (hay que ver la manía que le hemos cogido a meternos bajo tierra después de visitar las minas de Potosí…).
De vuelta hacia el norte, la misma carretera por la que llegamos a Potes:
> El desfiladero de la Hermida. Es el mayor en longitud de España con unos 20 kilómetros de paredes verticales de hasta 600 metros de altura y como digo, por el mismo discurre la carretera de acceso a Potes y el río Deva. Nos llamó mucho la atención la importancia que deben tener los desprendimientos en la zona dado el despliegue de elementos encargados de minimizar sus riesgos.
> Iglesia de Santa María de Lebeña. Un templo mozárabe de siglo X. Mañana pararemos a visitarla.
> El Balneario de la Hermida con aguas termales a más de 60 grados.
Atardece y nuestra mejor opción es pasar la noche en Potes. Hoy será en el parking del centro junto a la iglesia de San Vicente. Perfecto lugar para pernoctar y ¿por qué no?, salir a tomar algo por Potes. ¡Bares no le faltan!
Día 12. Potes-San Vicente de la Barquera-Comillas-Santillana del Mar (82 km)
El verano parece que ha llegado a su fin en el norte… Como digo dimos por buenos nuestros 10 días en Asturias y decidimos seguir camino buscando la costa Cantábrica. De nuevo en la N 621 en sentido norte. Esta vez atravesamos el famoso desfiladero de la Hermida con luz de día. La carretera se estrecha de tal manera que cuesta pensar que pasaremos con la autocaravana. Suerte que no hay mucho tráfico. Paramos esta vez en la iglesia de Santa María de Lebeña. Merece la pena el desvío de poco más de un kilómetro desde la nacional.
La Iglesia de Santa María de Lebeña
Aunque gran parte de su patrimonio se encuentra ahora en el monasterio de Santo Toribio de Liébana, el interior de la pequeña iglesia muestra un retablo muy interesante. La entrada cuesta dos euros y coincidió en nuestro caso con la explicación de la señora que hacia las veces de “taquillera”. No están permitidas las fotos en el interior.
La iglesia prerománica de estilo mozárabe data del siglo X. Los arcos de herradura cerrados como en las mezquitas marcan el estilo. Los primeros pilares compuestos aparecen en esta iglesia, pilares que fueron utilizados más tarde en catedrales. De planta griega, personalmente su simetría me sorprende y me gusta.
El retablo data del siglo XVIII y muestra la virgen dando pecho al niño, la “Virgen de la Buena Leche”. En 1993 fue robada aunque se recuperó en 2001 en Alicante. Bajo el retablo una gran piedra tallada que se descubrió en los 70 bajo la tarima de madera sobre la que se celebraban las misas. Representa símbolos celtas cántabros y se supone añadida más tarde.
Con el objeto de atraer a los peregrinos, el conde de Lebeña quiso traer las reliquias de Santo Toribio del monasterio. No tuvo éxito en la empresa… Se conservan eso si, un tejo y un olivo que plantó el conde en honor a su esposa. El tejo cayó tras un temporal pero se consiguió replantar un esqueje, ahora protegido. Más de 1000 años los contemplan. El campanario anexo es del siglo XIX y trata de copiar el estilo del templo.
Sin haberlo previsto, la parada se convirtió en un imprescindible de nuestro paso por Potes.
Seguimos hacia la costa. Arriba nos encontraremos con tres de nuestros mejores viajefilos: Rosana, Pablo y Pedro que se unirán en nuestra ruta cántabra.
Para el mediodía llegamos a San Vicente de la Barquera. El día es desapacible y no encontramos sitio donde podes aparcar. No es fácil encontrar un hueco para nuestro tanque. Es sábado y no hay manera así que dejamos San Vicente para otra ocasión… Seguimos hasta Comillas, a tan solo 15 km donde comeremos. Aquí si, conseguí aparcar junto al cementerio.
Imposible reservar en el Rte. La Aldea donde pretendimos hacerlo por teléfono, ¡no lo cogen a partir de las 12 por trabajo!. Pero nos presentamos y a pesar de que el tiempo no acompaña conseguimos mesa en la terraza. El cocido montañés, la caldereta de pulpo, las alubias con almejas, las zamburiñas… ¡bufff! Aún así… nos feriamos un postre. Lo que vienen siendo gumias. La cuenta 30 € por persona.
Tras comer y con la idea de bajar todo aquello, nos lanzamos a aprovechar la tarde para un paseo por Comillas.
Una tarde para visitar lo mejor de Comillas
La que fue la cuna de famosos marqueses debe gran parte de su belleza y desarrollo arquitectónico al primer marqués de Comillas que tras emigrar a Cuba y desposarse con la hija de un acaudalado catalán, convirtió la villa en un lugar privilegiado para los amantes del modernismo urbano. Personajes de la talla de Gaudí dejaron aquí su impronta, huella que hoy es emblema e insignia de la ciudad. Entre otros lugares de la bonita ciudad de Comillas visitamos:
> El Capricho de Gaudí. Muy cerca del restaurante la Aldea donde comimos. Gaudí diseñó este edificio para el concuñado del primer marqués de Comillas. En el diseño el artista incorpora hierro, ladrillos amarillos y rojizos, cerámica vidriada y con todo ello rompe reglas y alcanza un estilo surrealista. Es una de las tres únicas construcciones de Gaudí fuera de Cataluña. La entrada cuesta 5 €.
> Siguiendo la cuesta, el Palacio de Sobrellano. El palacio de Sobrellano fue la residencia de verano de los Marqueses de Comillas y la capilla-Panteón junto al mismo fue construida antes. El conjunto arquitectónico en estilo neogótico fue diseñado por algunos de los mejores arquitectos catalanes de finales del XIX. Visitarlo cuesta 3 €. El marqués murió cinco años antes de que se concluyera. Gran parte del mobiliario es igualmente diseño de Antonio Gaudí.
> Enfrente el imponente edificio de la Universidad Pontificia de Comillas. La misma puerta de entrada al recinto ya es una maravilla.
> Desde aquí nos dirigimos al Cementerio de Comillas situado sobre las viejas ruinas góticas que constituyen el inicio del pueblo. Llama la atención la escultura del Ángel Exterminador que vigila toda la ciudad.
> El Mirador de Santa Lucía con espectaculares vistas de la playa y el puerto de Comillas. Desde allí justo detrás, se puede ver la llamativa Casa del Duque, escenario de alguna que otra película de miedo.
> Puerta de los Pájaros o Puerta del Moro
> ¡Y no olvidéis el casco antiguo de Comillas! Justo aquí acabó nuestro recorrido en la plaza de la Constitución con la iglesia de San Cristóbal o el ayuntamiento de 1780 entre otros atractivos. Además la Fuente de los Tres Caños, ¡que de cosas tiene Comillas!
Para el atardecer ponemos rumbo y en 20 minutos estamos en Santillana del Mar. Parece que la tormenta huye hacia el este. En pleno centro encontramos un enorme parking público donde se puede aparcar por 10 € y además está permitido pernoctar. Si sales antes de las 10 AM puede que te salga más barato, pero nosotros aparcamos con la idea de visitar la población por la mañana sin ninguna prisa. Ojo con la zona baja del parking donde avisan de que es zona inundable en caso de lluvias.
El tiempo de prepararse y ¡aprovechar la noche de sábado en Santillana! Unas tapas en el Rte. El Castillo: quesos del Cantábrico, rabas y tomates con sus cervezas y vinos por 12 € cada uno. No es que el ambiente de Santillana fuera una barbaridad pero nos sirvió para unas risas.
Día 13. Santillana del Mar-Suances-Santander (45 km)
Amanecer en un lugar tan bonito como este es difícil de explicar. Santillana, la ciudad de las tres mentiras dicen: no es santa, ni es llana, ni tiene mar… pero sin lugar a dudas una de las poblaciones más bonitas de Cantabria y uno de sus patrimonios medievales mejor conservados.
Qué ver en Santillana del Mar
> Entramos desde el parking y tras hacernos con información en la oficina de turismo de la Villa, iniciamos el recorrido por la calle de Carrera. El adoquinado de todas las calles de Santillana todavía se conserva. Comenzamos a ver las señoriales casas de piedra con sus balcones de forja y madera identificadas con los blasones y escudos familiares esculpidos.
> Alcanzamos de inmediato la plaza Mayor, la misma donde tapeamos anoche. Destacan las torres góticas de la plaza, la torre del Merino, construida en el siglo XIV y sede del merino, el representante del rey siendo Santillana capital de Asturias en 1209. A un lado la torre de Don Borja del siglo XV. Don Borja Barreda fue titular del mayorazgo en 1844. De nuevo casas señoriales como las casas Águila y la Parra, también góticas y del siglo XVI (habitualmente salas de exposiciones) o la casa del Cura, adornada siempre con flores como habíamos leído. En uno de los laterales el parador nacional Gil Blas asentado sobre la casa de los Barreda Bracho. En la misma plaza el ayuntamiento construido en el siglo XVIII. El conjunto de la plaza es toda una lección de la historia del norte de España.
> Más y más calles empedradas que recorrer como Hornos, Racial e Infante.
> Colegiata de Santa Juliana del Mar del siglo XII, aunque levantada sobre el antiguo monasterio del siglo IX. El mejor legado del románico de Cantabria. Destaca su fachada, el retablo del altar mayor de 1505, el órgano y coro de 1660 y el claustro. Tras el coro una enorme pila bautismal completa la fantástica estancia de proporciones y belleza sin igual. La entrada a la iglesia y el claustro cuesta 3 €. Es imprescindible visitar el interior de la iglesia del que no se permiten fotos.
> El palacio de los Velarde del siglo XVI construido en estilo renacentista.
> Convento de San Ildefonso donde ingresaron algunas doncellas de las principales familias y grandes linajes de la región.
¡Casi nada nos gustó la pequeña población de Santillana!. Un conjunto arquitectónico que nos merendamos en un par de horas y que visitamos prácticamente solos aquella mañana de domingo.
Y ojalá hubiéramos podido visitar las cuevas de Altamira, la conocida capilla Sixtina del rupestre. ¡14500 años de sus pinturas!. Por suerte para la humanidad muy restringida en sus visitas y con una lista de espera de varios años tras la reserva…
Al mediodía enfilamos camino a Santander pero en la ruta nos detendremos en Suances. Suances a tan solo 8 km parece que es un municipio bastante restrictivo con las caravanas. Cerca de la playa y junto al puerto encontramos un parking público donde al parecer cobran cinco euros por aparcarlas, 10 si quieres pernoctar. La realidad es que no había nadie en la caseta y aparcamos sin tener que pagar.
Suances nos parece un sitio muy de veraneo con un puñado de bonitas playas y buenos lugares donde comer junto al mar. Elegimos al azar uno de los restaurantes, La Dársena. Está lleno y eso es garantía de buena comida. Vieiras, zamburiñas, salpicones, bocartes (boquerones), maganos (calamares) en su tinta… y con ¡un vermouth de Solera local!. Si llegáis con fuerzas probar las torrijas con natillas y helado de turrón. 27 € por persona bien pagados.
Cuestión de moverse. Haremos noche en Santander. Abandonamos la caravana por un par de días y elegimos un apartamento en el centro de Santander para dormir las dos siguientes noches. Compartiendo entre los cinco, el apartamento nos sale a 18 € por persona y noche. Céntrico, muy céntrico.
Nuestro apartamento en el centro de Santander
La autocaravana la ponemos a punto con vaciado de aguas negras y grises en un aparcamiento gratuito preparado por el ayuntamiento muy cerca del Sardinero. Muy bien por el consistorio que ha dotado la zona junto al río de lugar para los químicos, para rellenar agua potable y todo junto a una gran zona ajardinada. La autocaravana queda allí junto a otros vehículos que pernoctarán.
Nos subimos al coche de Rosana, Pablo y Pedro para irnos al centro de la ciudad. Tras aparcar el coche en el mercado de Santander y muy cerca del ayuntamiento, el apartamento queda solo a unos 250 metros andando. El parking cuesta 10 € por 24 horas con la P-App. El alojamiento es un apartamento de lujo junto a la plaza Porticada de Santander. Cuenta con dos habitaciones con dos camas cada una y un sofá cama en el salón. Cocina equipada. Solo un pero: un solo baño…
Una vez instalados salimos un rato a pasear por la noche santanderina. Un buen sitio y muy cerca: el Mercado Municipal del Este…
Día 14. Santander
24 horas y descansados con todo el día por delante para conocer Santander. La primera visita para unos, no para todos. Pero Santander tiene suficiente atractivo para volver una y otra vez. La ciudad se abre a la bahía de Santander, el mayor estuario del cantábrico y la única orientado hacia el sur.
Augusto fundó a finales del siglo I a. C. la antigua ciudad y de este modesto emplazamiento hermano surgió la villa foral de San Emeterio en 1187. La bahía conserva su morfología hasta el siglo XVIII en que el tamaño disminuye notablemente debido a las ampliaciones del puerto ejecutadas en el XIX y el XX.
Nuestro alojamiento en pleno centro nos facilitó mucho el itinerario y estando como estábamos, a pocos metros de la oficina de turismo (en el mercado del Este), fue el primer lugar al que acudimos.
Que visitar en Santander en un día
Arrancamos el paseo desde la Plaza porticada en dirección hacia el palacio de la Magdalena.
> Los jardines de Pereda y el centro Botín. El mejor lugar para el paseo son los jardines de Pereda y la primera estructura con la que nos tropezamos es el centro Botín al que subiremos. Todos los museos de la ciudad incluidas las exposiciones del centro cierran los lunes pero se puede subir al edificio para contemplar el paseo desde arriba. Al frente el edificio del banco de Santander preside la bahía. José María Pereda fue un famoso novelista y político cántabro y en los jardines se puede ver una escultura en su honor. Algo más adelante la famosa grúa de piedra un emblema del pasado y presente marinero y portuario de la ciudad. Y siguiendo el palacete del Embarcadero.
> Junto a este palacete, en un kiosco venden los tickets para los paseos en barco por la bahía, las conocidas excursiones marítimas “Los Reginas”. Dura 45 minutos y hacen escalas al frente en Pedreña y Somo, al otro lado de la bahía. El precio 5.10 € ida y vuelta
> Siguiendo el paseo de Pereda el monumento a los Raqueros y esas esculturas en hierro de jóvenes saltando al mar que representan a los rateros de la época, muchachos que se tiraban al agua por unas monedas y asaltaban a los incautos que paseaban por el puerto. Hoy se ha convertido en una de las fotografías más solicitadas de la ciudad.
> Avanzamos unos metros y llegamos a Puerto Chico, el lugar donde los santanderinos amarran embarcaciones de recreo. Aquí termina el paseo y aquí se han construido una serie de edificios que personalmente no terminan de gustarnos: el de la Real Federación española de vela, el del palacio de Festivales y el curioso planetario a un lado.
> Subimos paralelos a la avenida Reina Victoria encontrando la primera de las playas de Santander, la playa de los Peligros en dirección a la península de la Magdalena. En este punto abandonamos el paseo del mar y subimos a la avenida.
> La península de la Magdalena fue el lugar elegido por Alfonso XIII para mandar a construir su residencia de verano a principios del siglo XX, el palacio de la Magdalena. La presencia del monarca hizo proliferar las casas señoriales y nobles y acaudalados por aquel entonces acudieron a edificar junto a las playas de el Sardinero. Antes de llegar dos bonitas playas la playa de la Magdalena y la playa de Bikini, bajo el acantilado por el que paseamos. Al otro lado de la península la pequeña playa de el Camello antes de la playa de el Sardinero dividida en dos sectores conocidos como la primera playa y la segunda playa. No parece demasiado original para una playa tan conocida… Subimos para visitar el palacio en su exterior. Vaya choza se montó el amigo. Enfrente además de unas buenas vistas de la costa cántabra, la pequeña isla de Mouro con el faro. Bajando las merecidas vistas de las playas de el Sardinero y en la primera de ellas, el gran casino de Santander.
Con la visita hecha del paseo Marítimo de Santander y la península de la Magdalena volvemos hacia el centro para visitar el casco histórico, más cerca de la hora de comer y así aprovechar para un buen tapeo en algunos de los muchos locales de este casco antiguo.
Dónde tapear en Santander
Nos vamos directamente a la calle Peña la Herbosa donde hay algunas de las mejores tabernas y vermuterías de Santander. Digo yo que la anchoa del Cantábrico también es un bien cultural de la ciudad. Las recomendaciones hay que reconocérselas al alojamiento, en cuanto hicimos la reserva, nos mandaron un listado de locales que resultó ser perfecto.
Las primeras caen en la Taberna Santoña. Anchoas 1/8, chorizo picante, unas gildas y unos buñuelos de bacalao. Repitiendo el increíble vermouth la Solera salimos a 8 € pp. Imposible deciros como estaba aquello. En la misma calle también nos han recomendado el Solórzano y La Gilda ¡pero cierran lunes!.
Pero será por sitios, nos acercamos a la bodega Cigaleña. El lugar es conocido como el museo del vino y las vitrinas exponen ¡Vega Sicilia de 100 años!. Nos metemos unos torreznos y unas croquetas. También bien regadas por 6 €. De aquí al bar Tívoli, el lugar donde probar las rabas. Pues las probamos… y las acompañamos con un salpicón y unos mejillones. Nada como pagar 10 € cada uno. Tal vez el más caro y el peor… Pero por resumir: 24 € por ponernos hasta arriba todo el día.
Para el café, frente al mercado del Este, Gallofa & Co.
Todavía con la tarde por delante visitamos algunas de las cosas más interesantes que visitar en el casco antiguo de Santander:
> El magnífico edificio del ayuntamiento, auténtico emblema de la ciudad. Detrás, el mercado de la Esperanza.
> La catedral, de estilo gótico predominantemente y construida entre finales del siglo XII y el XIV. Tuvo que ser restaurada tras el incendio que asoló el centro histórico de Santander en 1941. Dos días estuvo ardiendo la ciudad después de iniciarse el fuego en una pensión de la calle Cádiz. En el interior del templo se puede visitar la tumba del escritor e historiador Menéndez Pelayo. Abre ente las 10 y las 13 horas y las 16:30 y 19:30 por la tarde. La entrada cuesta 1 €. Antes merece la pela visitar la cripta bajo la catedral, la conocida como iglesia del Santísimo Cristo.
> La iglesia de los jesuitas del Sagrado Corazón, cuyo exterior no llama la atención pero que hay que visitar por dentro.
Y no dio para nada más y ¡nada menos!. Definitivamente Santander es una de esas ciudades en las que debe dar gusto vivir. Después de ocho horas pateándola tuvimos que ir a descansar un rato.
Día 15. Santander-Laredo-Santoña- Santander (100 km aprox). Santander-Lerma (200 km/ 3.5 horas)
Aunque el plan, si es que hay que planear algo viajando por Cantabria, era seguir camino del este siguiendo la costa y llegar a Castro Urdiales cambiamos parcialmente nuestro recorrido. Visitaríamos Santoña y Laredo por la mañana pero a partir de ahí emprenderíamos la vuelta por Burgos. Castro Urdiales y parte de La Rioja por donde pretendíamos volver estaba sufriendo el desastre de la Covid-19 y era mejor idea dejar la visita para otra ocasión. ¡Maldita pandemia!
¡Nos vamos a la cuna de la anchoa!
La visita de Laredo y Santoña
Aprovechamos el coche del grupo para hacer la excursión de ida y vuelta a las dos poblaciones. Dejábamos la caravana en Santander y de vuelta, tras la comida, comenzaríamos la vuelta a Alicante. Preferíamos hacerlo en un par de escalas.
En el camino no te puedes perder y no lo hicimos la foto del polémico faro de Ajo, ese que el artista cántabro Okuda pinto por encargo hace pocos meses y cuyo resultado no ha sido del gusto de todos. Peculiar cuanto poco y ya han tenido que cerrar el acceso al tráfico y han montado una pequeña tienda y un food track. No hay duda de que el reclamo turístico le esta funcionando…
Tras esta primera parada, nos dirigimos a Laredo. Visitamos el pequeño casco antiguo, construido en torno a la Iglesia gótica de santa María de la Asunción y las seis calles principales que dieron lugar a la población que servía de protección contra los ataques piratas: Rúa Mayor, Rúa San Marcial, Rúa Santa María, Rúa San Martín, Rúa de en Medio y Rúa Ruayusera. En cualquiera de ellas encuentras casas blasonadas y palacios de gran belleza.
El templo, construido en el siglo XIII se encuentra en la parte alta de Laredo. La entrada cuesta 1 €. No creo que nadie que llegue a Laredo deba perderse la visita. Además de sus magníficas proporciones la iglesia sorprende por los tesoros que nos aguardan en el interior. Los más destacables, el retablo del ábside de la nave de Belén del siglo XV, 49 figuras de delicada talla en roble que constituye uno de los conjuntos escultóricos flamencos más importantes de España. Las figuras talladas por un escultor de la escuela del pintor flamenco Roger Van der Weyden son de madera policromada. El retablo barroco que las incluye es de más tardía manufactura. Otro elemento destacable es la Capilla renacentista de los Escalante, de 1537 de planta rectangular con cúpula sobre pechinas. El suelo es de azulejos y tiene una verja de hierro forjado.
Desde aquí visitamos más abajo el convento de San Francisco del siglo XVI que desde luego sabe a poco después de visitar Santa María de la Asunción.
Y aunque la comunicación habitual entre Laredo y Santoña es cruzar la bahía por mar en pocos minutos optamos por hacerlo en coche, solo 16 km. De Santoña ¡nos interesaba básicamente la comida!. Dicho así… Pero bueno, de un paseo por el puerto de esta ciudad no se puede prescindir. Pueblo marinero donde los haya, solo añadir como dato curioso que Juan de la Cosa, aquel que dibujó el primer mapamundi que tanto nos gusta a los Viajefilos, ¡nació en Santoña!
Tapeamos en Don Vino pero la verdad que no acabamos contentos. Seguro que como tantas otras veces, las expectativas y la realidad no van siempre de la mano. Justo al lado anchoas Zubieta si nos sirvió para los regalos de la familia, será por productos del mar… Donde si que nos quedamos más contentos es en el Mesón Pachi. Una pequeña barra, un señor amable y una terraza con buen sol a esas horas.
Acabamos de comer y rumbo a Santander. Toca plantear la vuelta. Con 48 horas por delante ¡no hay prisa!
Elegimos y nos equivocamos la N 632 para tomar el camino de Burgos. Los primeros 140 km hasta cerca de la ciudad se atragantan un poco, sobre todo el pasar el puerto de El Escudo. Pero, de nuevo, con tranquilidad pasamos sin problemas. Unas tres horas y media más tarde, con 200 km recorridos, páramos para hacer noche en Lerma. En la plaza Mayor, frente al parador se puede aparcar y pernoctar. Es martes y mañana miércoles hay mercado… así que buscamos plan B en una calle cercana.
A solo 200 metros de la plaza. Salimos a cenar. ¡Pero que bonita en Lerma!
Día 16. Lerma-Almoradi (610 km/ 9 horas)
Con muchos kilómetros aunque todo el día por delante, lo mejor era ponerse en marcha temprano y después de un breve paseo por Lerma y un buen café, nos pusimos en marcha. Destino final: ¡Fin de vacaciones! Y de nuestras dos semanas en autocaravana recorriendo Asturias y Cantabria.
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