Nuestras primeras horas en Emiratos Árabes con niños no podían haber empezado mejor. La visita de Dubai con las niñas nos había regalado buenas sorpresas. Era nuestra segunda visita a Emiratos.
Tras descansar y desayunar rico, partimos a descubrir Abu Dhabi. Un taxi nos dejó en el Hotel Emirates Palace, que la otra vez encontré cerrado por hallarse en él alguna personalidad. Lo que se dice un lujo asiático. Halls enormes, lámparas llenas de cristales brillantes, máquinas expendedoras de oro, columnas con capiteles de oro, suelos de mármol, limpieza escrupolosa, brillo exquisito, turistas curiosos, huéspedes de gran caché, hombres de negocios, una de las mejores pianistas del mundo dando ambiente con sus dedos y las teclas del piano. Verdaderamente una turistada digna de hacer el verlo por dentro además de por fuera.
Al salir, paseamos un rato viendo el skyline de Abu Dhabi hasta llegar a la Corniche, donde teníamos idea de alquilar algún vehículo a pedales. Lo mismo que en Dubai, debido al horario de verano sólo encontramos abierto uno (los demás a partir de las 4pm en este momento de la temporada). Así que sin opción para elegir, alquilamos una especie de “cars” a pedales. Uno de 4 y otro de uno. Nos divertimos un rato dándole a los pedales hasta llegar a la Gate 3, donde paramos a tomar un refresco y reponer fuerzas. Las niñas se asomaron a la playa, pero a pesar de ir preparados con los macutos para las aventuras posteriores (que incluían bañador), no se bañaron por una marabunta de medusas.
La playa de la Corniche se divide en gates, habiendo así playas familiares, de mujeres y para todos los públicos. En frente de su costa, nos encontramos la isla de Lulu, una isla artificial anti-sunami, que tiene como objetivo frenar la entrada del agua en caso de maremoto. Secundariamente hace que el agua de la playa sea mansa, sin apenas oleaje y cálida, y algunos dicen que algo más sucia a pesar de su color azul pálido paradisíaca. Estas playas son gratuitas.
Tras devolver los cacharros, nos dirigimos a toda prisa al Central Market para comer algo antes de que llegase la hora de embarcarnos a la aventura del desierto. El Central Market, de Norman Foster, es un cubo muy bonito de madera y formas geométricas en su interior, que aloja un mercado. Comimos en el Shakespeare, un café-restaurant muy original, totalmente romántico (no de amor, sino de la época romántica, aunque mi hermana lo veía más Barroco) lleno de lámparas, estampados rosa pálido y fotos antiguas. ¡Precioso! Un lunch para 5, 194 aed.
NOCHE EN EL DESIERTO DE ABU DHABI
Una de las cosas más atractivas para las niñas era lo de la noche en el desierto. De todas las modalidades en que se podía hacer, mi hermana, que lo preparó todo, eligió con una empresa. Ella va con los amigos y la tienda de campaña, pero si queríamos camellos, jeep, etc… era mejor (más completo y seguro) con una compañía. Y dejándose guiar por compañeros que ya lo habían hecho, contactó con Arabian Nights
Nos recogió un autobús en un punto de encuentro a las 3 pm. Te llaman cuando aún quedan casi 10 minutos para la hora concretada, a ver por dónde estás. Tras un viaje de una hora aproximadamente, a la entrada del desierto, nos esperaban unos jeeps. Nosotros cinco nos metimos en uno con un chófer. Y tras adentrarnos aún más por una pista (el chófer nos explicó que es una pista natural hecha por el viento que barre la arena, por lo que no siempre es el mismo camino), paramos en punto determinado. Era para deshinchar las ruedas, porque iba a comenzar la aventura por las dunas. ¡Menos mal que había tomado la biodramina en el autobús! ¡Vaya con las dunitas! De arriba abajo, giros de 180º, saltos, y casi vuelcos. El coche casi vertical. ¡Qué mareo! Iba atrás del todo y ni biodramina ni nada. ¡Uff! ¡Qué horror! Y al mismo tiempo, qué emoción. Taquicardia y sudor. Náusea y agarrotamiento de las manos agarrándose. Realmente se necesita destreza al volante. Y entrenamiento, y valentía. Una aventura que disfrutamos mucho, a pesar de mi mareo…
Por fin llegamos al hotel. ¡Qué pasada! En forma de fuerte en medio de las dunas, en su interior podías elegir habitación en forma de jaima, choza de paja o adobe (cada habitación una construcción). Se distribuían en barrios según el material y cada barrio con las habitaciones en círculos. Nosotros tuvimos una de barro. Por fuera preciosa y sobria, por dentro una pasada. Más bonita aún, limpia y nueva. Genial. Chapó. Dejamos los bártulos rápidamente porque se podía hacer paseo en camello y sandsurfing, pero no quedaban muchas horas de luz.
Tras montar en unos camellos limpios y elegantemente adornados (“igual” que los de Marrakech llenos de moscas…), y de llenarnos de arena con el divertido sandsurfing, casi ya a oscuras, nos bañamos en la piscina, que, aunque parezca mentira, tenía el agua helada.
Y después de la ducha, cena buffet con dos actuaciones: un canta-autor local y danza del vientre. Tienes posibilidad de fuego y shisha (que se paga aparte, no incluido en el precio) después de la cena. Igualmente se puede consumir alcohol.
Y por la mañana, tras desayuno (super completo) y tatuajes de henna, tiempo libre. No hay quien haga sandsurfing con el calor, así que, piscina. A las doce, vuelta al jeep para el autobús.
Pensamos que quizá, para ser perfecto, debían empezar antes (recogida a la una por ejemplo), para poder aprovechar más la tarde que es cuando la temperatura te permite disfrutar de las actividades. Y si acaso volver antes…
Este pack, unos 2250 aed.
Se puede ir sólo a cenar (sin dormir) y con vehículo propio. Puedes además alquilar bicis de desierto, una ruta a camello larga, quads.
MANGLARES Y KAYAKS. YAS BEACH
Y tras esta super-aventura, desde el punto de encuentro, nos cogimos un taxi a Yas Island (donde se encuentran el circuito, el Ferrari World y Yas Waterworld). La Yas Beach es una playa de pago. Te dan toallas, tienes unas camas con doseles que le dan sombra a modo de tumbonas. Baños con duchas y una señora que los limpia todo el día. Todo en blanco y azul, haciendo juego con el mar turquesa. Una pasada. Parece que de repente eres millonaria. Nosotros no tuvimos que pagar porque lo del kayac estaba allí, luego con el pago de la actividad, te dejan pasar a la playa.
Así que tras un super baño relajante, nadar hasta una plataforma en la que te puedes tumbar (y en teoría no tirarte desde ella…) y comer algo (en el restaurante que tienen, que por cierto FATAL. Con un servicio pésimo, estuvimos casi una hora esperando la comida), nos dirigimos al extremo de la playa, donde se encuentra el chiringuito de los kayak.
Noukhada Adventure Company. 705 aed 3 adultos y 2 niños. Un kayak para adulto y niño y otro, dos adultos y un niño. Y el guía filipino super simpático. ¡Nueva aventura! Un paseo precioso remando por los manglares entre vegetación. Estuvimos un buen rato escuchando las explicaciones del filipino sobre los manglares, la fauna y la flora que albergan, remando entre los arbolillos y arañándonos con sus ramas, pues es difícil pasar perfectamente entre ellos. Nos llevó a ver los flamencos y a una isla en la que desembarcamos para descansar y hacernos unas fotillos. Llegamos de vuelta casi de noche, agotados, pero felices. Una experiencia preciosa. El único pero es que no te dejan llevar nada que no se pueda mojar, incluida la cámara, claro. Mi hermana se llevó el móvil en una carcasa de esas anti-agua y gracias a ello tenemos unas pocas fotos de ese momento tan bonito.
De nuevo en casa y duchados, salimos a cenar en un asiático de un mini centro comercial en frente del apartamento de mi hermana, el Boutik Mall. Un paseíllo para sacar dinero y cotillear un supermercado y la zona “No Muslims”, cerrada con puertas automáticas dentro del supermercado. Un viaje con Antonio sin entrar a un súper a cotillear, no es un viaje.
MEZQUITA DE SHEIKH ZAYED. ABU DHABI
De nuevo empaquetar maletas, esta vez ya con todo, pues tras la mañana en Abu Dhabi partimos ya a Dubai para regresar a España. Nuevamente Ahmed nos manda a un familiar con el que contratamos el transporte a la mezquita, luego a Yas Island, que queremos cotillear el circuito y Dubai.
La gran mezquita de Abu Dhabi es una pasada. Es impresionantemente bella. Blanca y pura, imponente con sus 82 bóvedas. El primer presidente de los Emiratos, Zayed ibn Sultán Al Nahayan, “our father” como ya expliqué en el anterior viaje, inició el proyecto en 1998. Dicen que la diseñó él mismo (asesorado de un equipo, claro), pero no la vio terminada, pues murió en 2004 y la mezquita se inauguró en 2007. La idea que tenía es usar materiales de todo el mundo y en su decoración hacer guiños también a todos países del mundo para que gente de cualquier rincón se sintiese bienvenido en ella. Está construida en una elevación artificial del terreno para que se pueda ver bien desde las entradas a la ciudad. Utiliza para su decoración piedras raras y semipreciosas. Tiene en su interior 10 lámparas gigantes de oro y cobre con cristales alemanes de swarovski. La alfombra que cubre el suelo dicen ser la mayor del mundo, iraní. Construida a mano en exclusiva por 1200 mujeres, de mano más pequeña para que los nudos fueses más finos, tiene 5627m2.Y todo ello integrado en un conjunto maravilloso y realmente bello.
La entrada es gratuita. Sólo que exigen normas de decoro. Los hombres que no vayan con pantalón largo tienen que cubrirse con una kandora que te prestan (limpia y cuando la devuelves la dejas en un cesto para lavar, es decir de uso único). Y todas las mujeres han de cubrirse enteras, incluida la cabeza con una abaya. Yo creo que no te permiten llevar tu pañuelo y tus faldas largas porque siempre nos dejamos algo al aire disimuladamente, así que se aseguran de que todo esté cubierto con la abaya. Las niñas pueden entrar en tirantes (como iban mis hijas). La primera vez pagamos una fianza que luego nos devolvieron. Esta vez no, pero pidieron un carné de conducir, rechazando previamente el carné emiratí (?).
A determinadas horas (a las 11 am lo hicimos nosotros) tienes visitas guiadas gratis en inglés. Te dan unos cascos para escuchar bien, pudiendo regular el volumen a tu gusto. Merece la pena enterarse y escuchar lo que te explican y además así tienes la posibilidad de hacer preguntas. La otra vez la vimos por la tarde, al anochecer y fue también un espectáculo grandioso.
Devueltas las abayas, nos pusimos en camino a Yas Island.
EL CIRCUITO FERRARI WORLD DE ABU DHABI
El circuito de Yas Marina está integrado con el Hotel Yas Viceroy y una lengua de agua que entra desde la marina o puerto deportivo (por supuesto artificial, claro).
El hotel es una pasada, moderno con forma de T y una cubierta como una especie de coraza como de cristal que lo hace curioso por lo menos. Por dentro es un moderno hotel de lujo con varios restaurantes. Las dos partes perpendiculares están unidas por un puente cubierto que pasa justo por encima de la pista del circuito. También se puede ver éste, además de desde la grada y los sitios VIP, claro, desde barcos, pues ese brazo de agua da lugar a embarcaderos para barcos de diferentes tamaños de eslora.
Y luego, bordeando al circuito y siguiendo el límite del agua, por una especie de paseo marítimo, se llega a la marina. A pesar del sol abrasador merece la pena hacerlo porque los barcos atracados en el puerto son de caerte para atrás. Seguramente los de la familia real, no la española, sino la emiratí… Metros y metros. Y si encima te imaginas cómo debe ser el interior para ir acorde con lo de fuera…
Los martes a partir de las 4 pm se abre al público y se llena de gente corriendo y en bici, que, además, se puede alquilar allí. 5 km de deporte.
En fin, que tras unos bocatas que llevábamos y unas bebidas en los barecillos del puerto, rumbo a Dubai de nuevo.
DUBAI MALL, BURJ KHALIFA
Lo primero como siempre, llegar al hotel a dejar el equipaje. Otro fantástico apartahotel de superlux para nosotros humildes mortales. El Dusit Residence. Éste está situado en una zona muy chula de Dubai, Dubai Marina. Una zona moderna de edificios altos y canales, que le dan un aspecto muy agradable. Se pueden recorrer amablemente sus paseos marítimos. Y cuentas con actividades en el agua como kayac o paseo en barco. Y toda la orilla está repleta de sitios con terracitas para comer o tomar algo. Muy chulo; me gustó esa zona que no conocía.
Este apartahotel fue más caro, la zona es más cara. Sin desayuno, 1438 aed.
También tiene una estación de metro muy cerca, Dubai Marina. Así que sin perder tiempo, dejamos todo y nos pusimos rumbo a la estación Burj Dubai/Dubai Mall. Esta estación tiene un poco de mala follá, pues desde que te bajas y sales del metro hasta que llegas al Dubai Mall, un centro comercial enorme por el que se accede al Burj Khalifa, hay pasillos kilométricos de túneles y túneles (están en alto y ves la calle, pero no dejan de ser largos…).
Por fin entramos en el centro comercial. Muy grande. Con zonas con tiendas exclusivas (Tiffanys y demás), y zonas más normales. Cines, restaurantes y todos los servicios de un gran centro. Realmente grande. Y que además celebraba esos días la Duabi Fashion Week. Muy gracioso porque había desfiles y todos los escaparates de tiendas de moda tenían modelos de verdad (carne y hueso) con disc jokeys pinchando. Y encima jueves, víspera de su festivo. Había un ambientazo bravo.
Pues una vez ubicados nosotros y localizada la entrada al Burj Khalifa, top of the world, el edificio más alto del mundo, nos encaminamos hacia él. Mi hermana había sacado entradas con antelación por internet (945 aed tres adultos, dos niños). Al hacerlo eliges una hora y te dan la cita. Pensó en las 5 pm para la organización del viaje (que nos diese tiempo a llegar) y para poder ver el atardecer desde arriba. Uauhhhh. Pero parece que no nos salió demasiado bien. Jueves, ya he dicho que es como nuestro viernes aquí, estaba aquello a reventar. A pesar de tener todos nuestras entradas previamente sacadas y nuestra cita y de no haber lugar para colarse ni improvisar, nos costó muchísimo subir por la cantidad de gente que había. Una pena porque llegamos ya casi caída la noche y aunque también es espectacular, pero no se aprecia lo que se ve cuando es de día. O sea, que lo de verlo con la luz del sol, y luego éste escondiéndose y luego de noche, se quedó en verlo de noche… No deja de ser espectacular y vertiginoso, pero…
Una vez que salimos (pasando por la tienda de recuerdos, claro), nos dirigimos fuera, por la salida de las Dubai Fountains. Una especie de lago (artificial claro) con un sistema de caños para salida de agua. Cuando cae la noche (creo que a partir de las seis), cada 15 minutos encienden las fuentes y las bailan al son de la música, diferente cada vez, en un juego de luces y sonidos llenos de movimiento por el agua. 6600 luces de colores, y chorros de hasta 150 metros de alto (50 pisos). Una pasada. Lo ideal es sentarse en alguna terraza de las miles que hay a tomar algo y ver así el espectáculo varias veces durante la cena. Pero está todo a tope y más en jueves… Así que las vimos una vez de pie desde la orilla. Una pasada.
Luego entramos de nuevo en el Dubai Mall para sentarnos a tomar algo de cenar. Y antes de regresar a los kilométricos túneles hacia el metro, pasamos a ver el acuario del centro comercial. Se puede visitar por dentro pagando entrada. Pero desde fuera se puede apreciar también, gracias a la lámina de ¿metacrilato? más grande del mundo. Peces de todas las formas y tamaños, incluidos tiburones y mantas.
La mañana siguiente la dedicamos a recoger y organizar tras el desayuno casero en nuestro gran apartamento (comprita en un super de barrio al lado del hotel la noche anterior). Y tras ello, aeropuerto, abrazos y besos y más abrazos.
Emirates nos premió con una vuelta si cabe más agradable que la ida para calmar nuestro espíritu.
RECORDATORIOS Y CONSEJOS PARA VIAJAR A ABU DHABI CON NIÑOS
–No hace falta visado para entrar. Ni libro de familia para viajar con niños (al menos si éstos van con los dos padres)
-Sí es necesario que el pasaporte caduque al menos seis meses después del viaje
-Y que no tengan ningún sello de Israel.
-Aunque los precios están bien establecidos (salvo en zocos, claro), cuando el dependiente es un filipino o pakistaní (siempre, pues los emiratíes sólo se dedican a los negocios si es que hacen algo), no hay que dejar que se salgan con la suya en algunos detalles. Ejem: en Yas Beach, que entramos sin pagar por lo de ir a hacer kayaks, ya pagados, la chica no nos quería dar toalla. Mi hermana le explicó que el no pagar allí no significaba no haber pagado antes, con lo que teníamos derecho a nuestra toalla. Al final nos la dio, claro. O en el hotel del primer día al hacer el check out nos quisieron cobrar la llamada al Telepizza. Les explicamos que nos habían comunicado con ellos desde cocina, que era donde nosotros habíamos llamado.
–Los taxis te dan el cambio redondeando a su favor. Está bien dejar algo de propina, pero no tiene que ser lo que ellos dicen siempre
–No hay problema por ponerse en bikini en la playa, llevar tirantes o faldas por encima de la rodilla. Salvo el del frío al entrar en cualquier sitio cubierto.
-Nosotros hemos llevado todo reservado previamente: hoteles, las arabian nights, kayaks, Burj Khalifa… Por lo menos en el Burj Khalifa es recomendable, si no, te puedes encontrar con que no hay hueco para el día o la hora que tú tenías previsto. Todo desde internet sin problema.
-No para el viajero, pero sí para el que recién llega y se va a quedar un tiempo, existe un libro de tickets que se compra y de duración anual, con el que luego tienes descuentos en casi todo: restaurantes, hoteles, playas, entradas…
Y por último de nuevo agradecer a mi madre el viaje y a mi hermana su paciencia, su diligencia y su generosidad en este viaje. Y después del mismo como parte de mi memoria para escribir este artículo. Sus quiero.
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1 comentario en “Abu Dhabi con niños”
Estimada: mi nombre es Martín y les escribo desde Argentina.
Hermoso relato el que has hecho, me ha encantado!
Te quería consultar tu opinión acerca de viajar a EAU con un niño de 3 1/2 años. En caso de viajar, mi hija mayor tendría casi 6 años; con ella no creo que existe problema, pero me preocupa que con el pequeño no pueda aprovechar todo lo que hay para hacer allí (por ejemplo, la excursión al desierto).
¿Me aconsejas esperar algunos años más?
Gracias!!