Os traemos la lista con las 8 mejores visitas de Dominicana. Y es que un viaje a República Dominicana no puede incluir solo la costa y sus famosos resorts. En nuestra opinión, lejos de ser lo mejor de República Dominicana, la estancia de una semana en Punta Cana se aleja mucho de los grandes atractivos que el país ofrece.
Tras nuestras dos semanas viajando por Dominicana en coche y a nuestro aire descubrimos una isla que nada tiene que ver con el turismo de pulserita y todo incluido. Si buscas como organizar tu viaje a República a tu aire haz click aquí y accederás a toda la información que tenemos. Sólo una recomendación: no lleves mucho equipaje, no te hará falta en el paraíso dominicano, pero ni se te ocurra olvidar tu bikini o bañador, un protector solar y unas buenas gafas de sol. Vas a encontrar muy buenos precios y alojamientos.
Si viajas a República Dominicana y te pierdes estas maravillas, no has estado en Dominicana.
Las ocho mejores visitas de República Dominicana

1. La costa de Bayahibe entre Punta Cana y Santo Domingo
La archiconocida isla Saona es la excursión clásica pero si quieres ahorrar los dólares que cuesta la navegación hasta la misma y buscas una buena playa, sobra con cualquiera de las que ocupan la costa de la Romana.
Nosotros caímos en playa Dominicus y fue el primer contacto con esas playas caribeñas cuya imagen tienes en la cabeza: arena blanca, aguas azul turquesa, cocoteros y cerveza fría. Allí están todas esas cosas juntas. Y siguiendo camino hacia Santo Domingo algunas playas más auténticas y donde los capitalinos acuden los fines de semana como la Caleta donde tendrás que ir preparado para escuchar reageton a todo trapo.
2. El casco antiguo de Santo Domingo
Visitar la que fue la primera catedral primada de América y los restos de la antigua ciudad española en los alrededores de las calles Conde y de las Damas es retroceder 500 años en la historia del mundo y si bien no es la ciudad mejor conservada de América, si tiene rincones francamente interesantes.
Todavía en pie la fortaleza Ozama que defendió la ciudad de los ataques piratas o el Alcázar de Colon donde muchos de los primeros conquistadores como Cortés, Velázquez o Balboa mantuvieron sus reuniones antes de emprender sus expediciones hacia el continente.
3. Las playas de la costa norte de Samaná: Playa Bonita y playa Cosón
Y nos quedamos con estas dos porque nos gustaron especialmente. La primera presente en todas las listas de “las mejores playas del mundo” y con un restaurante, el Mosquito, donde se puede disfrutar de una buena comida y una incomparable velada. La segunda, donde tuvimos la suerte de alquilar una fantástica villa privada durante cinco fabulosos días.
Sin lugar a dudas, la península de Samaná atesora algunos de los más bonitos y auténticos rincones de República, alejados del turismo de masas de la costa este en Punta Cana.
4. El parque nacional de los Haitises
Cruzar la bahía de Samaná en unos 30 minutos de navegación para alcanzar este parque nacional es otro de los imprescindibles de un viaje a Dominicana.
Navegar entre los manglares o explorar las viejas cuevas de la cultura taína son algunos de sus atractivos. El avistamiento de aves o la gran migración de ballenas jorobadas que se produce de enero a marzo cuando más de 6000 de estos mamíferos acuden a su cita, son otros de los mayores espectáculos naturales que brinda la isla.
5. Cabarete y la surfera costa atlántica
Y en concreto la playa de el Caleton en el camino. Un paraíso resguardado de las olas donde se puede comer en una improvisada mesa sobre la arena de la playa en la misma orilla. El menú, como no, a base de buen pescado recién traído a tu elección y las frías Presidentes.
Toda la costa que sigue cuenta con playas abiertas y el oleaje adecuado para practicar surf o simplemente disfrutar de mágicos atardeceres. Una parte de la costa tal vez más sosegada que el animado Caribe en el sur, imprescindible para quienes buscan ese turismo de rastas y reagge.
6. Jarabacoa y el rafting en el Yankee del norte
El interior de la isla tiene el epicentro en esta población donde además de disfrutar de la oferta en deportes de aventura se puede saborear rica gastronomía dominicana en algunos de los cuidados restaurantes de la población.
Nosotros nos lanzamos a descender los rápidos del Yaque del norte, un rafting nivel tres en el que disfrutamos de este divertido deporte. Además la zona cuenta con bastantes rutas que emprender a pie, algunas de las cuales te llevan hasta los más famosos saltos de agua del país como Baiguate o Jimenoa.
7. Barahona y las playas de los alrededores
De nuevo en el sur y de nuevo en el Caribe pero sin la masificación de las playas de la Romana, al otro lado de Santo Domingo. En este oeste costero se respira tranquilidad y las playas aunque más abiertas y tal vez más peligrosas, son ideales para sentarse a ver el transcurrir de la vida de los pescadores locales que no dudarán en ofrecerte el rico producto arrebatado al mar. Playas con nombres como la de San Rafael, la playa de El Quemaito, la playa de Los Patos o playa Baoruco, todas de arenas blancas y aguas cristalinas.
8. La bahía de las Águilas
l último reducto de naturaleza virgen de la isla y gracias a Dios protegido. Una fina lengua de arena blanca a la que se accede en barcas tras llegar al parque nacional de Jaragua, reserva de la biosfera y a tan solo 10 km de la frontera con Haití. Dormir allí solo es posible en tiendas de campaña probablemente bien dotadas pero a precios prohibitivos.
Y hasta ahí lo que más nos sorprendió de la isla, para nosotros lo mejor de República Dominicana. como decimos, uno de esos lugares cuya explotada bandera turística de lujos y abusos en los resorts de playa, hace que muchos viajeros huyan de la visita y sin embargo atesora algunos de los rincones más interesantes del Caribe.
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