ALREDEDORES DE AVIGNON
Al día siguiente comenzamos con la zona de los alrededores de Avignon, visitando Carpentras (100 Km de Aix) y su famoso mercado, situado en el centro de la ciudad, en todas las calles del casco histórico, y como siempre con artesanos locales (manualidades, quesos, vinos, aceitunas, salchichones….) y otras muchas cosas. Solemos pasar por la Oficina de Turismo para coger el plano local. No nos gustó demasiado porque su Catedral no es ninguna joya, tiene en uno de sus laterales lo que queda de un Arco Romano con galos encadenados. Café en Le Siècle, en la Plaza de la Catedral. Ciudad poco interesante a nuestro parecer, incluido su mercado.
A 28 Km nos encontramos con Vaison-La-Romaine que, como siempre, debemos dejar coche en parking al aire libre, pero de pago, cerca de la Oficina de Turismo y de los restos romanos. Los restos romanos estaban cerrados hasta las 14h y aprovechamos para comer en un lugar cercano, en Le Bar a Thym, 18 av. du Général de Gaulle en el que es muy sencillo charlar con su propietario, Michel, y en donde los platos son buenos y abundantes y de precio razonable. Visita a las ruinas romanas de Puymin (5€/adulto), con el teatro antiguo restaurado todavía en uso, el museo con mosaicos y estatuas romanas y ruinas romanas de La Villasse. Paseando por la ciudad se debe cruzar el puente romano para visitar la ciudad medieval y subir hasta el castillo del siglo XII, subida que puede resultar dura pero que merece la pena la panorámica desde el. A la vuelta visita a la catedral del siglo XII, con bonito claustro. En los puntos más elevados de los pueblos de esta zona se puede ver a lo lejos la inmensidad del Mont Ventoux (cerca de los 2000 mts de altura).
A 24 Km llegamos a Beaumes-de-Venise, famoso por sus Domaines o Bodegas, sobre todo su vino moscatel blanco, muy agradable de tomar. Sería bueno llegar antes de las 18h que es cuando cierran sus bodegas. Desde aquí regresamos a Aix en Provenze (105 Km).
A día siguiente continuamos los alrededores de Avignon con la visita a Carrières de Lumières en Les Baux-de-Provence. Se trata de Canteras de luz, antiguas canteras cerradas en su techo cuyas paredes hacen de múltiples pantallas en las que se proyectan audiovisuales. Los audiovisuales actuales están dedicados a Chagall y a Alicia en el País de las Maravillas. Es una experiencia, con entrada de 18€/persona, y en la que había mucha gente, posiblemente porque era sábado. Posteriormente visitamos el pueblo, Les Baux, calles estrechas, empedradas, con múltiples galerías de arte y tiendas muy bonitas. También es destacable la iglesia de Saint Vincent, con bonitas vidrieras y la subida al castillo, con buenas vistas y actuaciones que recrean el mundo medieval y máquinas de guerra medievales. Interesante para ir con niños. Esta vez comimos en una crêperie: Le jardín des Delices, en rue du Trencat, es un lugar pequeño y con decoración muy provenzal y con una sidra Normanda muy buena.
A 10 km nos encontramos con las ruinas romanas de Glanum (7’50€/adulto), en los alrededores de Saint-Rémy-de-Provence. Es una ciudad romana muy bien conservada, en la que se puede ver bien su traza y la estructura de sus termas, foro, templo, viviendas, fuentes, pozo,…. Una pequeña ascensión a una colina permite apreciar toda la ciudad desde lo alto. Es impresionante. Antes de entrar en las ruinas, al lado del parking, en este caso gratuito, encontramos una linterna y un arco romano bastante bien conservados.
Desde aquí a Saint-Rémy, es precisa la parada en Monastère St-Paul, psiquiátrico donde estuvo internado Van Gogh. Cierra a las 16’30h en esta época, aunque en verano es más tarde. No pudimos verlo al cerrar tan temprano pero sí estuvimos en los alrededores. Lugar tranquilo sí parece, desde luego.
En dos minutos se llega a Saint-Rémy-de-Provence, en el que como siempre es preciso dejar coche en parking de pago tipo ORA. Es un pueblo con mucho encanto, sin cuestas, con calles estrechas y bonitas, palacetes y comercios caros. En general es una ciudad cara y con comercios gourmande (gourmet). Así, podemos ver queserías increíbles como la situada en la Place Joseph Hilarie, en donde también se encuentra la Chocolatería Michel Marshall, con un chocolate a la taza (5’90€ la taza) y unos dulces buenísimos (6.50€ la pieza), aunque para nosotros dejo bastante que desear el servicio, pero lo cobran como exquisito. En cambio sí nos encantó en el Boulevard Victor Hugo, la Chocolatería Joël Durand, presentación excelente, y Le Petit Duc, patisserie con biscuits salados y dulces y con recetas desde el siglo XIII hasta nuestra época. Una presentación muy elegante y unos biscuits muy buenos. En la Rote d’Eyragues se encuentra la Casa natal de Nostradamus, con una placa en la puerta que lo recuerda. Creo que no tiene el mayor interés la visita de su interior. Volvimos a Aix con una distancia de 75 Km.
Para continuar con los alrededores de Avignon, nos quedaba otro día por la zona, que comenzó con la visita a Orange (103 km). Lo primero, acudir al magnífico Teatro Romano (9’50€) con el escenario muy bien conservado y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Es espectacular y deben serlo las óperas y representaciones que en el se continúan realizando. En el interior se pueden ver audiovisuales con conciertos de rock y óperas celebradas en el Teatro. Con la misma entrada no hay que perderse el museo, con bonitos mosaicos y restos encontrados en el Teatro, que solo ocupa la planta baja de este museo. Las plantas superiores están dedicadas a pintura, sobe todo de pintores locales algunos muy interesantes como Albert de Belleroche. También en Orange podemos ver un Arco del Triunfo, con sus galos encadenados. La Catedral no merece la pena, pero sí un paseo por su casco antiguo.
A pocos kms nos encontramos con Châteauneuf-du-Pape, pueblecito con encanto con mucha tradición vitivinícola, ya que era donde el Papa de Avignon construyó un castillo, del que se mantienen sus ruinas, y sembró todos los alrededores de viñedos para suministro de su corte. En esta localidad, aunque hay blancos y rosados, priman los tintos, empleando mezcla de muchas variedades de uva, aunque siempre llevan garnacha y muy frecuentemente syrah. Hay varios lugares o Domaine para hacer catas, como Le Pére Caboche, en la Rue Joseph Ducos en la que también se encuentra el Restaurante Maisouneta con menú a 15€ y trato muy amable. Se puede hacer la subida a las ruinas del castillo, con bonita panorámica, y visitar el Museo del Vino, en Avenue Pierre de Luxemburg, de entrada gratuita y en el que se pueden realizar catas y compras de vinos de la zona y de Côte de Rhône en general.
Desde aquí nos dirigimos hacia el Pont-du-Gard, un impresionante acueducto romano, otro Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, enorme, con 49 metros de alto y 275 de largo que discurre sobre el rio Gard. El coche se deja en un parking exterior y por cada coche cobran 18€ para todo el día, ya que se puede estar por allí paseando, comiendo e incluso se permite el baño bajo responsabilidad de cada cual. Es un espacio muy bonito. En este momento, al no haber mucha gente, era tranquilo y con un paseo magnífico.
Al terminar esta visita nos dirigimos a Avignon para hacer una visita rápida por su centro. Es una ciudad que merece un paseo más lento, recorrer detenidamente su Place de Palais, en donde se encuentra el Palais des Papes (también Patrimonio de la UNESCO), la Catedral de Notre Dame, el Pont Saint Bénezét sobre un inmenso Ródano y otras cosas además de pasear por sus callejas. Por esto, decíamos que quizá se podía hacer varias noches en Avignon y conocer la ciudad y sus alrededores para, posteriormente, tomar alojamiento en otra ciudad. De esta forma los trayectos serán más cortos y se aprovecharía mejor el tiempo.
RUTA HACIA LA COSTA ESTE
Entendiendo que teníamos una idea de Luberon y alrededores de Avignon hicimos una ruta más larga hacia la costa este, hacia Saint-Paul de Vence, un pueblo repleto de galerías de arte en sus estrechas callejas de aspecto medieval que ascienden hasta donde se encuentra la Iglesia (entrada gratuita) con la Capilla de los Penitentes Blancos, decorada con mosaicos, acuarelas y esculturas por el artista belga Follon. Te venden la entrada de ésta última junto a la visita de un pequeño museo teatralizado con muñecos que es muy feo. Visita totalmente prescindible. Recorriendo el pueblo se avista, en el exterior de la muralla y mirando al mar un pequeño cementerio en donde se encuentra la tumba de Chagall, con sus piedras sobre el mármol. Desde aquí caminando (también se puede hacer parte en coche) y con una importante subida de un km más o menos se encuentra la Fundación Maeght, edificio muy moderno e interesante arquitectónicamente, con fondos fijos de Giacometti, Picasso, entre otros y esculturas en los jardines. En este momento nos encontramos con una exposición temporal de Christo. La comida la realizamos en la Brasserie La Terrase sur Saint Paul. Rápidos, económicos, amables y con unas pizzas estupendísimas.
Nuestra siguiente visita fue a Vence. Tiene un parking justo debajo de una plaza céntrica, La Place de Grand Jardin en donde se pueden tomar buenos helados en Le Gouter Vencois, como el de lavanda y violeta, típicos de la zona. Se pueden recorrer sus callecitas medievales y llegar hasta la plaza donde se encuentra su Catedral en la que destaca un mosaico de Moisés de Matisse. No se puede abandonar Vence sin visitar la Capilla del Rosario, en las afueras, decorada por Matisse, sus vidrieras y hasta las casullas de los sacedortes. La entrada cuesta 6€/adulto.
Desde aquí no quisimos dejar de visitar Grasse, capital mundial del perfume y ciudad hermanada con Murcia. Como tal ciudad no nos gustó demasiado, lo poco que vimos. Es una ciudad en una colina y con una zona de grandes aparcamientos en pisos que es la opción mejor para dejar el coche. Posee un Museo del Perfume al que es preciso llegar una hora mínimo antes del cierre, así que no pudimos pasar y sí lo hicimos a las Perfumeries Fragonard, familia perfumista desde 1926, de entrada gratuita, con una primera parte con vitrinas que muestran los útiles de fabricación y venta de perfumes desde sus comienzos, una visita guiada para explicar la fabricación de los perfumes, una demostración de características olfativas de distintos perfumes y una tienda espectacular! En la que evidentemente se pueden comprar perfumes, colonias, agua de perfumes, jabones, etc. Muchos precios para elegir y muchísimos aromas a frutas, flores,…. Terminas con la pituitaria….que debe descansar, cosa harto difícil en Provenza porque siempre vas oliendo bien por las calles, sobre todo en las muy comerciales.
Decidimos dedicar un día completo a Arlés, otro Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, porque se lo merece, Un día resulta insuficiente si no se quiere ir corriendo todo el día, que es lo que hicimos. Compramos el Pass Liberté en la Oficina de Turismo, Boulevard des Lyces, que incluye por 11€ la visita a 4 monumentos, al Museo Reattu y a otro museo de la ciudad (Hay otro por 16€ que lo incluye todo pero depende del tiempo que se tenga para estar en la ciudad). También en la Oficina de Turismo por 1€ te venden una guía con 4 rutas turísticas, entre ellas la de Van Gogh y la monumental romana. Es una ciudad muy paseable y bonita para hacerlo, aunque se pueden alquilar bicicletas porque algunos monumentos se encuentran equidistantes, todo depende del tiempo que se tenga o se permanezca en la ciudad. Los miércoles también es día de mercado. El coche se puede quedar en los alrededores del casco histórico porque el interior es peatonal, por supuesto de pago, o meterlo en un parking que no son mucho más caros que la calle y te desentiendes de hora. Uno está situado en la misma calle de la Oficina de Turismo. Hay que decir que en Arlés no queda de Van Gohg nada más que una carta manuscrita en el Museo Reattu. Todo lo que hay de su ruta son afiches con sus cuadros en el lugar desde donde los pintó. Esa es lo que constituye la Ruta Van Gohg. Desde aquí nos dirigimos a la Place La Republique visitando la iglesia y el claustro de San Trófimo, muy bonitos. Nos tomamos un café en una terraza al lado del Café la Nuit, pintado por Van Gogh, que estaba cerrado, y fue nuestro primer punto de la ruta Van Gogh. Esta situado en una plazita muy bonita en la que da gusto estar sentado. Desde aquí fuimos a visitar el Teatro Romano y el Anfiteatro o Les Arenes, que están muy próximos. Este último es utilizado como plaza de toros, y es una pena, porque el interior queda totalmente desfigurado. Es muy bonito pasear por el pasillo exterior, pero el interior está totalmente tapado por gradas prefabricadas. Un destrozo para mi.
Desde aquí se llega fácil por la Bd. Emile Combes hasta el cruce con la Rue Emile Fassin y siguiendo un pequeño cauce nos encontramos con Alyscamps, necrópolis romana con sarcófagos que flanquean una avenida y en donde también se encuentra otro punto de Van Gogh. Otro punto, el del cuadro la Noche estrellada, se encuentra en la rivera del Ródano, paseo muy bonito, así como en una rotonda en la Avenida Stalingrado donde se pintó la Casa Amarilla que fue destruida en la 2ª Guerra Mundial aunque se mantiene su afiche. En la rivera del Ródano se encuentra el Museo Reattu, edificio del siglo XV con pintura provenzal actual, la carta manuscrita de Van Gohg a Gaugin y bocetos de Picasso. Lo mejor quizá el espacio. Muy cerca de éste se encuentran las Termas de Constantino, se lleva poco tiempo verlas y realmente se aprecia muy bien lo que fue su estructura, diseño y función. También cerca se encuentra la Fundación Van Gogh a la que no entramos porque no parecía demasiado atrayente y el único cuadro de Van Gogh que exhibe en este momento y del que otros artistas hacen aportaciones, referencias,….. no nos parecía el más interesante. En la Place Félix Rey se encuentra el Espace Van Gohg, antiguo hospital en donde fue atendido el pintor cuando se cortó la oreja. Es un edificio bonito con un patio claustral. Merece la pena verlo.
En la otra parte de la ciudad se encuentra el Museo Departamental Arles Antique, con bonitos mosaicos romanos, restos encontrados en las ruinas romanas, sarcófagos, restos de barcos que hacian transporte de aceite, vinos, etc. y sus muestras de ánforas. En esta zona existe otro de los puntos de la ruta Van Gohg, el de las esclusas, que no encontramos.
Un buen lugar para comer en Arlés es la Grande Brasserie Waux Hall en Bd. des Lices, antiguo casino con menús de 16’50€ muy bien preparado y como siempre amables. Otro lugar de descanso y con muy buenos helados, crepes y dulces es la Maison Soulier Glacier y Patisserie en la Place de la Republique.
No pudimos ver durante el día, este intenso día, el Pont de Langlois aux Lavandières, pintado por Van Gogh también y que se conserva bien. Está en los alrededores de Arlés a unos 4 Kms. Sería interesante no hacer como nosotros la visita nocturna sino de día.
LA PROVENZA ALPINA
No quisimos dejar nuestra visita a la Provenza sin ver algo de la parte alpina, La Provenza Alpina, por lo que decidimos coger la autovía en dirección a Grenoble hasta casi Menasque y desviarnos hacia Valensole para llegar a Gorges du Verdon. Es una de las zonas de cultivo de lavanda, en ella se encuentran destilerías como la Fábrica de l’Occitane, por ejemplo, por lo que en el camino hay enormes extensiones de campos cultivados de lavanda y muchas destilerías de Lavanda y Lavandin (este es un híbrido de la lavanda y con propiedades algo distintas a la lavanda) . Paramos en Lavandes Angelvin, junto a la carretera D6, poco antes de llegar a Valensole, donde compramos lavanda, aceites esenciales, jabones, etc.
Visita a Moustiers Sainte-Marie, donde hay que encontrar la estrella colgada entre las cumbres (una curiosidad un poco tonta) que según cuentan se encuentra allí desde hace cinco siglos porque la colgaron militares que volvieron sanos de las cruzadas. Visita a la oficina de turismo que se encuentra al lado de la Iglesia, fundamental para obtener mapas de la Route des Crêtes y del estado de las mismas. Hay muchos talleres de cerámica repartidos por el pueblo que es muy pequeño, como siempre de aspecto medieval y que casi todo está cerrado de noviembre a marzo. Es una cerámica pintada a mano y cara. La Iglesia es románica y bonita. Tienen una ermita en lo alto del monte, que se puede acceder por un camino desde el pueblo, pero por el largo recorrido que queríamos hacer y prácticamente todo por carreteras de montaña, no la vimos, aunque tenía buena pinta.
Seguimos la carretera que lleva a La Palud-sur-Verdon, carretera preciosa de montaña con vistas al Lac de Ste-Croix, en la que hay múltiples miradores. Palud es otro pueblecito pequeñísimo de montaña que da entrada a los recorridos de la Rute des Crêtes (enormes cañones o gargantas en la montaña sobre el río Verdon) y que están perfectamente explicados en la información de turismo. La comida en Joe Le Snacky estuvo muy bien, buenos precios, amables y todo muy rico, incluyendo las tartas. Aconsejo el Café Gourmande en el que junto a un café solo ponen una muestra de sus tartas y helado. Estupendo!!
Seguimos con la Rute des Crêtes. Hicimos el recorrido corto porque el largo estaba cerrado en este momento pero creemos que es suficiente, con paradas en miradores para ver las gargantas del Verdon y fotos hasta quedarnos sin batería. En esta época, los colores de las laderas de los montes, los buitres debajo de nosotros, todo era fotografiable aunque luego la fotografía no es igual que la impresión que ha dejado en nuestra retina lo visto. Es un lugar de hacer rafting, parapente, senderismo y otros muchos deportes de montaña en determinados meses del año. Para la vuelta regresamos por otro camino, llegando hasta Castellane, y cogimos la autovía hacia Aix a la altura de Les Mées, lo que nos permitió ver Rochers des Mées, hileras de pináculos rocosos, algunos de más de 100 metros de altura. Cuenta la leyenda que eran monjes que fueron convertidos en piedra como castigo por desear a las mujeres sarracenas (según la guía Lonely Planet). También por esta zona de la Provenza se encuentra la ciudad de Banon, en donde elaboran un cremoso queso envuelto en hojas de castaño. Lo tienen en tiendas e hipermercados, y merece la pena probarlo para los amantes del queso (unos 4’5€ la pieza). Por cierto, lo he visto mucho más caro en supermercados españoles.
Regresamos a casa con el regusto de haber realizado un viaje en el que todos nuestros sentidos han disfrutado a tope. El gusto (buenos vinos, quesos, dulces, panes, helados, …), la vista (pueblos con encanto, paisajes espectaculares, entornos muy bonitos,… ), el olfato (lavanda, hierbas provenzales, ciudades y lugares impregnados de maravillosos olores), el oído ( el silencio de los espacios naturales, la música que se podía escuchar en algunas iglesias, …. ) y el tacto (de piedras, árboles, humedad, plantas,…). También regresamos con la sensación de que es preciso volver, conocer toda la costa que no la hemos visto y hacer una estancia tranquila y relajada en alguno de los maravillosos pueblos del interior. Una gozada de viaje!!!.
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