Visitar Grecia, cuna de nuestra cultura, siempre es un placer estético, cultural, gastronómico y social porque sus gentes son amables y guardan en su interior el poso de tantas y tantas civilizaciones que han estado asentadas en su territorio. Este viaje se planteó con un grupo y con el interés de conocer algo más del interior de este país.
Viajamos con ryanair desde Valencia hasta Bérgamo y de allí a Tesalónica, aunque también se podría combinar desde Alicante. Entrando en la web de Aena se pueden visualizar los precios de parking y autobuses urbanos e interurbanos para llegar a ambos aeropuertos desde Murcia. La vuelta la hicimos con salida desde Atenas dirección Bérgamo. Si se opta por estos viajes, y en algún trayecto la escala es larga, consideramos muy aconsejable una visita a la ciudad de Bérgamo, se encuentra a no más de media hora del aeropuerto y mantiene un centro histórico bonito y cuidado.
En este viaje puedo contar poco de traslados desde aeropuertos griegos a las ciudades porque estaba organizado y por tanto nos llevaban de un sitio a otro en autobús. Aún así, toda la zona es muy turística, por lo que hay buenas combinaciones de transporte, los taxis no son caros y se puede pactar el precio, las carreteras son buenas en general, existen algunas autopistas en el itinerario que hemos realizado (cuyo precio puede rondar los 9 cada 100km) , los carteles de las carreteras se pueden entender y los precios del combustible es similar al de España, pero no nos ha parecido que había demasiadas gasolineras en las carreteras.
Grecia es un país muy mediterráneo, ocupado durante siglos por el Imperio Otomano y fundado en 1830 como el que ahora conocemos. Está dividido en varias regiones y situada en el extremo de la Península Balcánica con un territorio continental en sus dos terceras partes e insular en un tercio, con miles de islas en el Egeo y Jónico, las mayoría deshabitadas.
En cuánto a gastronomía es muy rica y variada, emplean mucho las verduras, el yogur, los pescados y cuentan también con buenas carnes, que sirven con generosos cortes, especialmente el cordero. Utilizan y tienen además muy a gala que son grandes y buenos productores de aceite de oliva. En todas las ciudades por donde hemos pasado ha sido muy fácil encontrar restaurantes con comida tradicional e internacional. Los precios no han subido en ningún caso de los 19€. Es necesario saber que las raciones son abundantes y que es mejor quedarse corto pidiendo y luego pedir más porque suele sobrar. Ponen siempre el agua en la mesa, que no la cobran. Y en ocasiones también el postre (sobre todo un tipo de bizcocho borracho) e incluso el Raki, una especie de orujo o aguardiente.
En cuanto a las cervezas hay de varias marcas pero en general son buenas. Las sirven tanto de grifo como en botellas, que fácilmente son de 330 o 500 ml. y cuestan alrededor de 3€. Con respecto al vino son muy productores y consumidores. Aunque tienen carta de vinos en muchos restaurantes lo más frecuentes es que lo ofrezcan por copas, medio kilo (sí, eso, no litro, hablan de kilo) o un kilo y lo sirvan en jarritas como vino a granel, con valor aproximado de 8 a 12€ respectivamente, puede ser blanco o tinto. En general el tinto es suave, clarete de color y agradable de tomar. Entre sus platos destaca el tzatzikí (crema de yogur con ajo y pepino), jtipití (crema de queso feta y pimientos), ambas para untar, la ensalada griega, mousaka (una especie de lasaña estando la pasta sustituida por berenjenas), dolmades (hoja de parra o col que envuelve una mezcla con arroz. Yo prefiero la de parra).
LO MEJOR DE TESALÓNICA
Como ya dijimos, llegamos al aeropuerto de Tesalónica, situada en la región de Macedonia, la segunda ciudad del país, capital del norte de Grecia, fundada por Filippo II con el nombre de su mujer y lugar de nacimiento de Mustafa K. Atatürk (primer presidente de la actual Turquía). La región de Macedonia es de donde surgió el Primer Imperio griego que fue invadiendo hacia el mar el resto del territorio, y está limitada por el Mar Egeo con el golfo Termaico, que significa “caluroso”. Ha estado habitada por una población multiétnica (sefardíes, judíos, turcos, etc) por lo que durante la II Guerra Mundial sufrió mucho en la ocupación nazi. Actualmente cuenta con alrededor de un millón de habitantes, es una ciudad universitaria y con muchos comercios de moda. Tiene una parte antigua amurallada, bastante bien conservada, en la que existe una fortaleza/castillo, el Hectapirgion, desde donde se puede ver una vista panorámica de la ciudad. Entre los lugares a ver en ella se encuentra la Catedral de San Demetrio (con la cripta en donde está enterrado) paleocristiana del siglo IV y en donde hubo mosaicos que desaparecieron, un Hamman pegado a esta catedral, el Arco Galerio Máximo situado en una plaza muy céntrica y junto a él la Rotonda (Iglesia de San Jorge pero fue el panteón de Galerio). También, junto al mar se encuentra la Torre Blanca que en su tiempo fue cárcel. Esta zona está llena de bares y cafeterías, tiene un buen paseo al borde del mar y una gran estatua ecuestre de Alejando Magno. En esta zona se sitúa también la bonita y concurrida Plaza Aristóteles y la calle del mismo nombre.
Todas las zonas mencionadas son muy buenas para quedarse alojados por su cercanía al mar, a las zonas más concurridas y a los monumentos.
En la ciudad existe un museo con piezas de la época helenística y también bizantino e iglesias bizantinas como la Santa Sofía, San Pantaleón (siglo XIII) y la Ahiropíitos.
Nosotros tampoco fuimos porque siempre hay que escoger pero a una hora más o menos está la península de Chalkidiki, lugar muy turístico y donde se encuentra el famoso Monte Athos con muchos monasterios católicos y ortodoxos situados en las cimas de las montañas.
Es una ciudad de mar en donde se puede comer bien con pescaditos, calamares, marisco. Existe en ella un pastel de queso, “bugácha”, que puede ser dulce o salado y vendido típicamente en esta zona.
LO MEJOR DE KALAMBACA
Desde Tesalónica salimos por autovía hacia la región de Tesalia, siguiendo la dirección paralela del Monte Olimpo (pico de casi 3000 mts y lugar donde residían los dioses según la mitología griega) que mantiene una buena proporción de nieve aún en esta época del año hasta llegar a la ciudad de Kalambaca en donde se encuentra Meteora con sus monasterios edificados en las altas piedras. Camino de Kalambaca se pasa por las antiguas ciudades imperiales de la época macedonia, Vergina y Pella, en donde se encontraron tumbas reales con enormes tesoros de oro. Nosotros no la visitamos porque nos dijeron que todo está destruido, aunque sí es posible que se puedan apreciar las excavaciones según he leído. En esta zona y en el monte Olimpos se han encontrado las piezas más antiguas, del 6º milenio a.C.
Es curioso ver a las orillas de las carreteras pequeños altarcitos o iglesitas, algunas con flores o con fotografías en su interior, que tienen un valor simbólico, como de llamada de atención de lo que realmente es importante en la vida, o como lugar funerario cuando tienen una fotografía de alguna persona en su interior. Por lo que hemos visto, consideramos que son bastante religiosos en general, tienen muchas iglesias ortodoxas, de tamaño más bien pequeño, sus misas son de 2’5 horas, son muy ritualistas y mantienen la tradición en muchos actos tal y como se refleja en los evangelios. Acudimos en época de Pascua, que es una semana después que la católica, y en lo que corresponde a su jueves y viernes santo parece que es cuando sacan una crucifijo a la puerta de la iglesia, le ponen flores y hacen pequeñas procesiones sólo con el. En las iglesias son muy raras las imágenes ya que lo frecuente y normal son los iconos y los frescos. Las iglesias siempre constan de tres partes, las dos primeras a las que se puede acceder todo el mundo, y las tercera en la que solo puede entrar el oficiante. La primera está dedicada a la “catequesis” y por tanto los frescos suelen representar vidas de mártires, resurrección, juicio final,…En la central o segunda parte suele estar representada la vida de Jesucristo y santos y su base tiene forma de cruz.
Kalambaca es una ciudad pequeña, volcada con el turismo ya que es la puerta de entrada a Meteora. Prácticamente es una gran calle con hoteles, comercios turísticos, restaurantes y bares, abiertos hasta las 23h-24h. Nosotros estuvimos en el Hotel Antoniadis, bastante discreto y con el desayuno incluido tipo buffet que sí estaba bien. Un restaurante que presenta buffet y menú a buen precio es Bakxo en la subida a los monasterios, aunque existen otros muchos.
LO MEJOR DE METEORA
Meteora significa “suspendido” y así es como parecen estar los monasterios en las cimas de unas enormes rocas graníticas y que está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1988. Previamente los monjes vivían como ascetas en las cuevas de estas rocas para poco a poco constituirse en comunidad y decidir su construcción mediante redes y cuerdas. Hubo hasta 24 monasterios de los que quedan sólo 6 ya que fueron destruidos por los alemanes en la 2ª Guerra Mundial. Algunos son grandes (San Nicolás, Varlaam, San Esteban y Gran Meteoro) y otros pequeños (Santa Bárbara y la Santísima Trinidad), pero su estructura es muy semejante con una zona de acceso, una iglesia y una zona de refectorio y celdas a las que no se puede acceder. Unos días permiten las visitas de unos y otros de otros, pero lo normal es visitar uno grande y otro pequeño (3€ cada entrada). Sólo el de Santa Bárbara está habitado por monjas desde los años 60. En el de San Nicolás pudimos apreciar cómo estaban realizando unas reformas y subían los materiales en un canastillo, y también la polea antigua que se uso en tiempos remotos. Realmente los paisajes de esta zona son espectaculares y en ningún momento dejamos de ver las grandes cordilleras nevadas (Monte Pindo con picos de casi 3000 mts que me parece constituyen el final de los Alpes Dináricos que recorren toda la península balcánica). En esta zona el dulce típico es el lukum o lukumi, semejante a las delicias turcas hecho con gelatina de frutas.
LO MEJOR DE TERMÓPILAS
Así nos acompaña de nuevo la carretera, un paisaje montañoso con grandes valles y montañas hasta llegar en unas 2h de viaje por carretera bidireccional hasta Termópilas, ya en la región de la Grecia central, pasando por Trikala, pequeña ciudad aún de Tesalia, aunque la ciudad más importante de la zona es Lamía con 200.000 habitantes.
En la zona supuesta, puesto que no se sabe exactamente el lugar, donde se desarrolló en el 480 aC la batalla, solo se puede observar un monumento dedicado a Leónidas, el rey espartano que luchó con sus hombres hasta la muerte frente a los persas. Se plantearon esta batalla como un sacrificio para que mientras tanto los demás preparan la defensa de su patria, y así fue. Los espartanos vivían como parejas que debían defenderse a muerte en la batalla. De ahí su fortaleza y dureza en los combates. Los griegos defienden que es una de las batallas que cambió la historia de la Humanidad, ya que detuvo el avance del mundo persa hacia occidente.
LO MEJOR DE DELFOS
La siguiente etapa de nuestro viaje es Delfos. El viaje hasta allí, también por carretera es una bonita zona, muy montañosa y con grandes vegas y valles, con la cordillera nevada que nos acompaña siempre y con un terreno con mucho olivar y en ocasiones cascadas de agua. Delfos fue una ciudad dedicada al dios Apolo, dios de la palabra y la música. Es una pequeña ciudad, también muy turística, con abundantes bares, restaurantes, hoteles (nos hospedamos en el Hotel Dephi Palace, discreto, con unas vistas muy bonitas si la habitación da hacia el Egeo) y comercios que se mantienen abiertos hasta cerca de medianoche. Realmente el paisaje en la ciudad es espectacular, con montañas impresionantes con miradores y en ocasiones se puede ver el Mar Jónico.
La entrada al área arqueológica cuesta 9€ y permite la visita al museo y a las ruinas. El Museo no es especialmente grande pero tiene auténticas joyas como el Auriga, el Ombligo del mundo, la esfinge, el toro, los jóvenes de Argos, etc. está presentado de manera bastante didáctica y resulta francamente interesante. Existe una maqueta de la reconstrucción de las ruinas en donde se parecían bien los Tesoros (pequeñas construcciones por peticiones o por agradecimientos en donde se depositaban las dádivas al dios), el templo de Apolo con el Oráculo en su parte anterior, el lugar donde estaba situada la Esfinge y el Ombligo del Mundo, el teatro, el Estadio y el Tollo o templo circular. Recorrer las ruinas en esta época, sin excesivo calor y con el impresionante paisaje, a los pies del Monte Parnaso (lugar de inspiración de poetas en la antigüedad), los olores y las flores de la primavera mediterránea constituyen un auténtico placer. Desde luego esta visita merece al menos un día, para disfrutarla. La pena es que somos muchos turistas los que queremos estar allí, por eso es bueno no verlo de forma apresurada.
Al salir de Delfos en dirección a Atenas, pasamos por un pequeño y bonito pueblo, en la falda del Monte Parnaso que es una estación de esquí, una de las más importantes y caras de Grecia. En esta carretera se pasa muy cerca de la ciudad de Tebas, ya sólo una ciudad moderna de la que no quedan restos de su pasado histórico. La carretera es buena y atraviesa campos importantes de cultivo agrícola. En esta vía también se pasa muy cerca de la ciudad de Maratón. Desde esta ciudad hasta Atenas hay unos 42 Km, recorrido que hizo Filípides para anunciar la derrota de los persas en la antigüedad.
A una hora antes de llegar a Atenas nos encontramos con la entrada a la península del Peloponeso.
Existía el istmo de Corinto y se excavó manualmente el canal que se lleva su nombre a finales del siglo XIX (6 kms de largo y 26 de ancho), una auténtica gesta ya que se hizo a golpe de zapa, de forma que se comunica el Mr Egeo con el Mar Jónico, lo que permite a las embarcaciones no dar la vuelta a todo el Pelonoponeso. Es una imagen bonita y que perfectamente también se aprecia desde el aire, y con el valor de la forma de realizarlo en aquellos años.
LO MEJOR DE EPIDAURO
Desde aquí, pues, nos adentramos en el Peloponeso, siguiendo una carretera muy bonita con muchos olivares y que va bordeando el Egeo y en la que se pueden apreciar desde lejos las casas de Salamina, llegamos a Epidauro, zona arqueológica aún en excavación pero con un teatro muy bien conservado y un museo excepcional. En estas ruinas está el Santuario de Asklepio, dios de la medicina. Este santuario del que existe una reconstrucción, tenía forma circular con un pórtico en el que se depositaban los enfermos, que luego podían ser pasados a habitaciones individuales dispuestas de manera circular también. En principio, parece que todo se desarrollaba de una manera un poco teatral ya que dependiendo de lo que soñaban los sacerdotes, los pacientes depositados en el pórtico sanaban o no. Se realizaban cirugías, trepanaciones incluso, tenían un vivero de serpientes de las que se extraía el veneno para preparar fármacos (de ahí que siempre la medicina tenga en sus símbolos la serpiente). En el museo se pueden observar los materiales quirúrgicos y las pequeñas vasijas de barro en las que se hacían los fármacos. También en el museo se encuentra un capitel corintio muy bien conservado. Todo esto y otras muchas imágenes, se pueden contemplar en el Museo, cuya entrada vale 7€, válida también para las ruinas. El teatro es impresionante, del 300 aC, enorme con capacidad para 15000 espectadores y que dicen tiene la mejor acústica de todos los teatros de la antigüedad. La verdad es que en absoluto silencio, desde la parte más alta oímos romper una astilla de madera. Es utilizado en verano para realizar representaciones de comedias y tragedias griegas. Debe ser un bonito espectáculo.
A una hora de Epidauro se encuentra Micenas, carretera bonita, de doble dirección, con cultivos de cítricos y olivos.
LO MEJOR DE MICENAS
Micenas fue descubierta por Schliemann a finales del XIX, constituye una acrópolis donde vivió Agamenón. Son construcciones de los años 1400 aC y que mantienen en bastante buen estado las murallas de la acrópolis y dos necrópolis, una intra y otra extramuros. Curiosamente, la intramuros describe, vista desde arriba, la forma de una omega. La entrada a la ciudad se realiza por la Puerta de las Leonas, magníficos bloques de granito que no se explican como pudieron ser transportados y cortados en la antigüedad y que recuerdan de alguna manera a los nuraguis de Cerdeña, como arquitectura ciclópea (ya que para explicar su construcción se dice que fue realizada por los cíclopes, seres mitológicos de un solo ojo y muy fuertes). En la necrópolis extramuros está la Tumba de Atreo con iguales características en cuanto a los bloques enormes graníticos, con una piedra en el dintel de toneladas de peso y realizada en el 1400 aC. El tesoro encontrado en ella se expone en el Museo Arqueológico de Atenas. Consta de una cúpula de unos 14 metros una habitación lateral de las que se desconoce su significado.
En esta zona, existe una serie de restaurantes y comercios de souvenirs. No estuvo mal, según relación calidad precio el llamado Ifigenia.
LO MEJOR DE ATENAS
La última etapa de este viaje es Atenas, en donde nos hospedamos en el Hotel Radison Park, con un desayuno buffet magnífico y relativamente bien situado. Atenas tiene metro y muchas líneas de autobuses y los taxis son baratos, siempre y cuando se ajuste con antelación porque muchos de ellos, aunque llevan taxímetro no lo ponen. Quizá lo mejor sería que lo accionaran. La zona mejor para hospedarse entiendo que es la zona más cercana a la Plaka, plaza Sintagma, Monastiraki y Omonia. Esto permite estar cerca de las zonas de más ambiente y tener relativamente cerca todos los monumentos, museos, etc.. Es una capital muy bulliciosa, con mucho ambiente en las zonas de Plaka y Monastiraki hasta altas horas de la noche (el control de ruidos desde los bares creo que deja mucho que desear en esta zona, pero no debe vivir mucha gente) y en la zona de Exarchia, que es más estudiantil.
Si la dividimos por zonas, cerca de Omonia, entre la avenida Akadimas y Panepistimiou se encuentran los edificios denominados la Trilogia: la Academiá, el Rectorado y la Biblioteca, de aspecto neoclásico. Esta zona es muy bonita, una de las zonas comerciales para los atenienses. También aquí se encuentra el pórtico del Libro, edificio que alberga múltiples editoriales y en donde se realizan actividades referidas a los libros y lectura. Relativamente cerca, pero entre las avenidas Stadiou y Eolou se encuentra el Museo de la Ciudad de Atenas, que fue el antiguo Parlamento griego, y que guarda la historia de la ciudad. Siguiendo por Stadiou se desemboca en la Plaza Sintagma, muy concurrida y lugar de grandes manifestaciones, en donde se encuentra el actual Parlamento de Grecia y antiguo Palacio Real. Es muy turístico observar cada hora el cambio de guardia de militares ataviados con un traje muy típico (cuya faldita lleva 400 pliegues, uno por cada año de la dominación otomana de Grecia) y con unos movimientos más de ballet que aspecto militar. Es una zona llena de embajadas y magníficos hoteles. El Parlamento está rodeado por el Parque Nacional con 7 Km2 y justo en la calle inmediatamente posterior, Irodou Atokou se encuentra la residencia oficial del Presidente, que fue la vivienda última de los Reyes. Esta calle desemboca en el Estadio Panatinaicos, construido en el 4º siglo aC y donde se celebraron los primeros Juegos Olímpicos de la Era Contemporánea en 1896, para lo que fue reconstruido, y donde terminó la Maratón de Atenas del 2000. A continuación, en un bonito espacio verde se encuentra el Arco de Adriano y el Templo de Zeus Olímpico (del que restan una serie de columnas con capitales coríntios). Esta zona da entrada a la calle donde se encuentra el Museo de la Acrópolis y la Puerta de Dionisos de la Acrópolis.
La entrada al actual Museo de la Acrópolis, inaugurado en 2009, cuesta 5€. Es un edificio magnífico, perfecta y didácticamente distribuido desde la época arcaica hasta la helenística todo lo encontrado en la Acrópolis y que no fue expoliado por ingleses o destruido a lo largo de los años. En la entrada se muestran los restos encontrados durante su construcción. En la 1ª planta se muestra los restos del frontón de Hidra (prePartenón), múltiples koré o figuras femeninas y kuroi o masculinas (una de ellas, denominada Moscóforo representa un hombre con un cabritillo en los hombros, semejante a la conocida por los cristianos como El Buen Pastor). También en esta planta se pueden ver las Cariátides auténticas del Templo de Erecteión, imponentes columnas con forma de mujer. En la última planta, situada frente a la Acrópolis y desde la que se la divisa perfectamente, simula el Partenón y sus frontones y metopas. Está claramente establecido lo que es original y lo que es una reproducción. Es realmente muy bonita la forma cómo han resuelto mostrarnos el monumento planteandolo en paralelo y a la misma escala.
Entrar a la Acrópolis cuesta 7 € y se puede hacer por la puerta frente a este museo, la de Dionisos o por la de Adriano que lleva directamente al barrio de la Plaka. Entrar por la de Dionisos te lleva directamente al Paseo de los Peripatéticos y viendo el Teatro de Dioniso (dicen que el más antiguo del mundo) y el Odeón de Herodes, lugar donde se celebran conciertos durante los meses de verano. Al final de este camino nos encontramos con los Propileos (3 Pórticos), en donde queda a la derecha un templo pequeño que es el Templo de la Victoria Aptera (sin alas) y a la izquierda la columna de Atenea Parthenos. Atravesando los Propileos llegamos al Parthenón, templo dedicado a la diosa Atenea y de forma perenne con andamios en su parte anterior actualmente. Un poco más alejado a la izquierda vemos el Templo del Erecteión, bastante mejor conservado y cerca de éste, pero por fuera de la Muralla que rodea la Acrópolis se encuentra el Templo de Poseidón (porque en la lucha por quién se quedaba como dios de la ciudad fue ganado por Atenea).
La vista de la ciudad desde la Acrópolis es francamente bonita, divisando sus ruinas y espacios verdes. Es una ciudad muy extensa ya que cuenta con pocos edificios modernos en altura, al menos en lo que se divisa desde el centro. Desde los Propileos, mirando a la ciudad se puede ver la roca del Areópago, ahora mismo llena de turistas, pero que en la antigüedad constituía una zona para impartir justicia y lugar desde el que predicaba San Pablo. También se puede ver el Templo de Hefesto, muy bien conservado y las Ágoras.
Salir de la Acrópolis por la Puerta de Adriano nos lleva como ya he mencionado, directamente al barrio de Plaka y es un auténtico placer recorrer sus callejuelas llenas de bares y de ambiente, tanto para comer y cenar como tomar copas o café. Muchos de ellos tienen azoteas que, dependiendo de la hora y la estación del año, permite estar en ellas y ver la ciudad y la Acrópolis de día o de noche muy bien iluminada. En la zona de la calle Lysiou hay muchos, de buen precio y con comida griega buena y barata. Entre ellos está la Taverna Platanos en la calle Diogenes que nos gustó especialmente, además de tener una terraza muy bonita. Otro lugar donde se come bien es Hermion y con suerte con música en directo, igual que en Bairaktari, situado en una placita relativamente cerca del Ágora Romana y cerca del cruce entre las calles Ermou y Eolou. Estas dos calles son también muy bulliciosas, con mucho ambiente. En Ermou hay una pequeña iglesia en el centro, en donde ofician y con frescos muy interesantes.
Continuando el recorrido por todas estas calles, repito que llenas de bares y comercios para turismo, se llega a la plaza donde está la Catedral, que en este momento está andamiada, y sin demasiado interés, pero justo al lado hay una pequeña iglesia bizantina con frescos preciosos y la típica distribución. Siguiendo la calle Pandrossou terminamos en la Plaza Monastiraki, centro muy bullicioso ya que en ella se encuentra una estación, en donde se encuentra la Biblioteca de Adriano, da entrada al Mercado de las Pulgas y por la calle Adrianou a las Ágoras Romana y Antigua. Esta ultima con el Templo de Hefesto y la Stoa de Attalos. La calle que bordea estos monumentos tiene mucho ambiente y está también llena de terrazas siendo otra zona muy bonita para comer o cenar con la visión de estos monumentos y la Acrópolis al fondo. También en esta zona es muy bonita la Torre de los Vientos, de planta octogonal y la mezquita Fethiye.
Desde la Plaza de Monastitaki, en dirección a la Plaza de Omonia, por la avenida de Atenas nos encontramos a la derecha con el Mercado Central. Durante el día esta calle está llena también de puestos. El Mercado Central es curioso de observar con muchísimos puestos de carne, de pescado y de frutos secos. En otra zona, enfrente se encuentra la fruta y verdura.
Una vez en Omonia, la calle 28 de octubre nos lleva directamente al Museo Arqueológico que no puede dejar de verse, ya que en el se encierran muchos de los tesoros encontrados en toda Grecia, como el tesoro de Atreo, las estatuas de Poseidon y Asklepio entre otras muchas esculturas, frescos, preciosas cerámicas, colecciones prehistóricas, bronces, joyas, etc. Una maravilla para los que les guste la historia y la belleza.
Por esta zona hay un restaurante muy agradable, en la avenida Alexandras en la plaza Argentinis Dimokratias (www.alexandra-restaurant.gr) en donde todo estaba muy bueno, el servicio excelente y sólo decir que la Ensalada de las Islas Cícladas son garbanzos solos en una salsita. Buenos, pero… un poco raros para cenar.
Para finalizar la estancia en Atenas, que no quiere decir ni muchísimo menos que deba ser al final, si no quizá todo lo contrario, nos debemos dirigir al Monte Licabeto. Para llegar, desde Sintagma se asciende por la calle Vassilissis Sofia y a la altura del Museo Benaki y del Museo de Arte Ciclada (recomendables si se tiene tiempo) se empieza a callejear en una ruta ascendente, muchas de ellas con escaleras, por Pindarou, Kleomenous hasta ver el rótulo que indica el teleférico que debe cogerse para ascender hasta lo alto del Monte. También todo este trayecto puede hacerse en taxi que paran en la puerta del teleférico (7€ viaje de ida y vuelta). Es bonito subir al final de la tarde y ver atardecer en él, pudiéndose divisar el Mar Egeo detrás de la Acrópolis y toda la extensión de la ciudad. En la cima hay una cafetería, un restaurante, Orizontes, que es caro y una iglesia, San Jorge.
Y para terminar, y para los amantes de los animales, Atenas está llena de perros sueltos que no abandonados. Según nos comentaron, y como también pasa en Turquía, estos animales son cuidados, vacunados y atendidos por el ayuntamiento. Es curiosos porque son animales grandes pero muy, muy tranquilos. Algunos plantearon que se les daría algún fármaco para mantenerlos tan amables, pero vimos comer a alguno y, la verdad, no parecían con problemas. Se dejan tocar y fotografiar tranquilamente. Contemplarlos así dice mucho y bueno acerca de un pueblo auténticamente civilizado.
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2 comentarios en “Paseo por Grecia en Primavera”
Otra cuenta pendiente… Y ahora con una guía viajefilos completa…
Besos
Impresionante Carmina! No te dejas ni huequecito por descubrir en tus viajes. Me encanta leerte y desde luego claváis las rutas para no perderse ni uno de los grandes atractivos de los sitios que visitáis. Muchas gracias por compartirlo.