La escapada de cuatro días en Menorca la teníamos programada para Abril, en Semana Santa, pero el Tsunami que provocó la Covid-19 hizo que nuestros planes se fueran al traste. Ryanair canceló el vuelo antes de que lo hiciéramos nosotros.
Al menos el alojamiento en S’Algar, PortBlue Hotel San Luis, al sur de la isla, que habíamos reservado como “no reembolsable” a través de Booking, no puso ningún problema para cancelar la reserva. Ryanair si que los puso para devolver el dinero. Así que, como realmente nos apetecía mucho ir, cambiamos los vuelos con el bono que nos ofrecieron para Julio.
Finalmente nuestra escapada a Menorca salía adelante y darían para muchos buenos ratos. Os dejamos los que creemos son los lugares imprescindibles que ver en Menorca en 4 días.
Qué ver y hacer en 4 días en Menorca
Nuestra ruta de 4 días en Menorca
Día 1: El vuelo de ida, la recogida del coche de alquiler, el alojamiento y la comida en Fornells. Atardecer en Faro de Cavalleria
Día 2: La visita de Ciudadela y la comida en la ciudad. Paseo por la tarde en Ferreries y baño en Cala Galdana. Tarde para la visita de Es Mercadal, Alaior y Sant Climent. Visita de lo mejor de Mahón y el poblado tayolítico de Torelló.
Día 3: Cala Pregonda, el baño en cala Tirant y la comida en Fornells. Tarde de descanso en el arenal de Son Saura
Día 4: Mañana de compras en Mahón antes de volver.
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El alojamiento en Menorca
En esta ocasión reservamos el alojamiento. también con Booking, al norte de la Isla, en la zona de Son Parc, Apartamentos Las Pérgolas. 185,56€ por tres noches (a lo que hay que sumar el suplemento turístico de 2,20€ por persona y noche).
El cambio no era porque nos gustase más, o fuese más barato, que lo era. Sencillamente no había plazas en nuestra primera elección. Y como nos íbamos a mover con coche de alquiler, y las distancias son relativamente cortas, no iba a suponer un gran problema.
Pero de nuevo hubo cambios, me llamaron el día anterior a la llegada para decirme que Las Pérgolas no lo iban a abrir por falta de clientes y que me cambiaban este alojamiento por el Hotel apartamentos Beach Club, también en Son Parc.
Pero en este caso estaban en primera linea de la playa de Arenal de Son Saura. La verdad es que no me hizo mucha gracia porque los comentarios de los usuarios en la pagina eran tirando a “flojitos”, siendo generosos. Pareciera que íbamos a dar un salto en el tiempo a “Torremolinos 1973”.
Alquilar un coche para recorrer Menorca
El coche lo reservamos a través de Rentalcars con Record Go. En teoría era un “Ford ka o similar”. Luego fue un Fiat 500L 63,04 € por los tres días, a lo que añadimos el seguro “full protection insurance”, otros 53,22€, que es como un seguro a todo riesgo en el que, en el caso eventual de un siniestro no cubierto por la póliza incluida en el contrato de alquiler, te reembolsan el dinero que tienes que adelantar al Rent a Car. En resumen, el coste total del coche 116,26€.
Alquiler de coche en Menorca
Todo lo que hay que saber para alquilar un coche en Menorca
En teoría el coche no lo recogíamos en el mismo aeropuerto de Mahón. Había un bus de cortesía que salía desde la parte izquierda del aparcamiento que hay justo al salir del aeropuerto localizado como “punto de encuentro”, que nos debería de haber llevado al polígono Poima, Fase IV, donde nos esperaría el coche.
Pero justo cuando nos dirigíamos a la zona del bus nos abordó una chica con una blusa roja con el logo “Record Go” (no os hagáis ilusiones) que nos preguntó si teníamos alquilado un coche. Nos dijo que por el tema del covid había muy poco movimiento en el aparcamiento del aeropuerto y que los tenían allí mismo.
Nos solicitó la tarjeta (de crédito) para bloquear los 1.100,00€ de franquicia que no cubría el seguro del contrato de alquiler. En resumen este es el importe que tendría que pagar en caso de un siniestro no cubierto por la póliza básica y que me seria reembolsado por el “full protection insurance”.
También te cobran 68,90€ por el combustible en caso de que no les devuelvas el coche con el deposito lleno. Así que, atentos a devolverlo hasta arriba de gasolina. Después la chica me explico que ellos también tenían un seguro a todo riesgo de verdad, no como el de “pastel” que yo he explicado mas arriba, y más barato que el que yo había contratado… en fin… estoy hecho un “cuñao”.
Después de revisar el coche, y hacerle mis propias fotos, a los pequeños rascones que tenía en puerta y para golpes (la chica también lo reflejó en el “anexo de información verificación de daños”) nos montamos en el coche alrededor de las 17:00 h, y en menos de 30 minutos llegamos al apartamento.
No voy a enumerar las carreteras, porque la verdad es que con el Google maps llegas perfectamente. Lo malo del Apartamento es que había muy pocas plazas para aparcar, y no tenía la opción de reservar o pagar por ella. Había una pequeña cantidad de plazas “reservadas para clientes”, pero el primero que llegará, era suya. No nos supuso problema porque por el Covid los apartamentos no estaban al completo. Pero en condiciones normales y temporada alta, es un dato a tener en cuenta.
Día 1. Fornells y el atardecer en el Faro de Cavalleria
Alrededor de las 18:00 h, una vez completado el check in, entramos en el apartamento. Había un poco de olor a pintura, que desapareció una vez ventilado, pero era muy amplio, de una sola habitación, enorme, antiguo pero reformado, mobiliario nuevo, aire acondicionado, y cocina completamente equipada.
Una gran terraza con vistas a la playa del Arenal son Saura. El único vestigio “vintage” era el baño, igualito que el de mi abuela, pero todo muy limpio y en perfecto estado. Agradable sorpresa, visto lo visto por algunos comentarios en Booking.
Teníamos ganas de salir a ver los alrededores, pero el reloj del estomago rugía como un león y nos pedía algo de comer. Bajamos al bar de los apartamentos, situado justo antes del acceso por pasarelas a la playa, para ver si podíamos tomar algo, aunque fueran unos bocatas.
Personal del bar con acento del sur, amable, atento y eficiente. Se echa de menos por otros lares. Ya tenían la cocina abierta para las cenas (benditos guiris), así que pedimos unos mejillones a la marinera, huevos rotos con jamón, unos calamares y un par de cervezas. Aceptables los huevos rotos con jamón, buenos los calamares y riquísimos los mejillones. Le saque brillo a las conchas (argentino, no te rías). 20,50 €.
Tras el avituallamiento, nos vamos a Fornells, a unos 13 km al norte de Son Parc, 15 minutos en coche. Un coqueto pueblo marinero en una magnifica bahía. Pilar se lo apuntó para ir a comer uno de los días en alguno de los restaurantes cercanos al paseo. Cuando vi el precio de la caldereta pensé “a ver si se le olvida”.
El atardecer en Faro de Cavalleria
Después de un paseo por el bonito puerto pesquero nos dirigimos al Faro de Cavalleria para ver la puesta de sol, 15 km al norte de Fornells, 25 minutos en coche. Decir que solo los trayectos en coche son una bonita experiencia.
Además de que no hay autovías en Menorca, en cuanto sales de las nacionales marcadas como Me (seguida de un número), incluso también en estas, el trayecto en si, ya es una agradable experiencia.
Carreteras sinuosas por un terreno irregular, sin llegar a ser de montaña, casi siempre franqueadas por paredes de piedra seca de aproximadamente un metro y pico para proteger cultivos y arboles de la fuerza del viento de tramontana que condiciona todo el paisaje de la zona norte de la isla.
Se salpican los prados para ganado vacuno con zonas de bosque mediterráneo, otras con encinas. Dando a veces la impresión de estar en la campiña inglesa (sin hayas), en otras, las más expuestas al viento, casi parece páramo de matorral inclinado , y otras la típica Devesa de Pinos, como la que rodea la Albufera de Valencia.
Al lado del faro, a la izquierda, hay un pequeño aparcamiento donde dejar el coche. Cuando llegamos, todavía faltaba bastante tiempo para la puesta de sol y no había mucha gente. Aunque no estaba anocheciendo no dejaba de ser una vista espectacular.
Al lado del faro había un chiringuito con una terraza en la que había un cartel que anunciaba “Pomada” 6 €. Deduje, “inteligentemente”, que no se trataba de una crema para el cuerpo, e intuí que era como una limonada de manzana (Poma=manzana) quizá un poco cara, la verdad. Más tarde averigüé que se trataba de un combinado de Ginebra Xoriguer (de Mahón) con limonada. En fin, un Ginebra con limón de toda la vida, o un “Gin lemon” para que los que fueron a colegio de pago.
Unos minutos antes de la puesta hicimos unas fotos desde el acantilado y desde el antiguo polvorín que había estado ubicado al lado del Faro, y decidimos irnos a la Playa de Cavalleria, que habíamos dejado a nuestra izquierda unos km antes de llegar al Faro.
Había una zona amplia para aparcar poco concurrida. En este momento los mosquitos comenzaron a ser ya un problema, picaban incluso a través de la camiseta, como si no hubiese un mañana. Así que un consejo, no olvidéis el repelente, sobre todo al atardecer.
Una vez aparcamos el coche bajamos por un camino y a continuación una pasarela de madera nos conduce a un lugar mágico, una playa casi vacía, mas bien una cala, con un agua mansa que reflejaba el rojo anaranjado del sol escondiéndose en la linea del horizonte. Un momento impagable. Bueno si, pague con unas cuantas ronchas provocadas por esos rabiosos mosquitos, pero mereció la pena. Nos arrepentimos de no habernos llevado algo para cenar allí, además del repelente de insectos, claro.
Después regresamos para cenar en el bar de los Apartamentos, pero claro, si a las 18:00h ya nos estaban dando algo, a las 22:00 h la cocina estaba más que cerrada. Solo algo frío, para engañar al estomago, y unas bebidas. Pronto a dormir que había que madrugar al día siguiente.
Día 2. Ciutadella, Ferreries, cala Galdana, es Mercadal, Alaior, Sant Climent, Mahón y Torelló
Desayunamos en el apartamento con unas ensaimadas que compramos en el súper que había al lado de recepción. Resultaron ser las mejores que comimos en nuestra estancia en Menorca. Con una textura tierna, pero firme y un leve sabor avainillado, que solo se deshacía al morder. Lo que quiero decir es que no “se hacían bola” como sucede con algunas industriales.
A una hora prudente, muy temprano, salimos hacia Ciutadella de Menorca, para todos una dde las visitas imprescindibles en Menorca. 40 km hacia el oeste, unos 35/40 minutos.
Nuestra intención era comenzar en Ciudadela, para luego ir de Oeste a Este por el centro de la isla, pasando por Ferreries, Es Migjorn Gran, Es Mercadel, Alaior, poblado talayotico de Talati dalt, Sant Climent, San Lluis y acabar en Mahón. Luego, sobre la marcha, se pareció un poco a esto, pero poco….
A pesar de no haber autovías, y la velocidad máxima en las carreteras principales estar limitada a 90 km/h, la gente no suele ir a mas de 80 km/h. El poco tránsito que encontramos hizo que los trayectos se hicieran cortos. Así que llegamos bastante pronto a Ciutadella.
La visita de Ciutadella en una mañana
Había aparcamiento gratuito en el Cementerio viejo, a unos 10 minutos caminando del centro, pero intentamos llegar lo mas cerca posible del casco antiguo y cuando nos dimos cuenta ya estábamos en la Plaza del Born, donde está el Ayuntamiento de Ciutadella. Tenía plazas libres en la zona azul, así que dejamos el coche 2,20€ 2 horas.
En el Ayuntamiento está la oficina de turismo donde nos dieron un plano grande de esta pequeña ciudad. En perpendicular a la plaza frente a la fachada del Ayuntamiento, al otro lado de la plaza, esta la Calle Major del Born, como eje principal de todos los puntos de interés de la ciudad.
Palacios, la mayoría construidos por la aristocracia local durante la ocupación inglesa del Siglo XVIII, e iglesias a un lado y otro de la mima. Los mas interesantes Casa del Compte de Torre Saura, Can Salor y la Casa Olivar este ultimo enfrente de La Basílica de Santa maría.
A pesar del valor arquitectónico que puedan tener, en mi opinión, lo mejor es el ambiente en la calle y sobre todo la Plaça de la Llibertat, caminando desde la Basílica y girando a la derecha unos metros más adelante, donde está el Mercado del pescado, construido en el XIX con una modesta estructura metálica diáfana, pero con mucho encanto.
Free tour en Ciudadela
Justo enfrente están los puestos de carne y verduras, con productos típicos de la isla. A solo unos metros esta la plaza está Ca Na Riera, en la Placeta de Francesc Neto, donde hicimos una parada para sentarnos en su terraza y tomar un bocadillo de lomo, queso de Mahón y tomate y unas cervezas bien frías. Un modesto bocata que con los ingredientes de calidad y recién hechos se convierte, a mi entender, en un manjar. Después compramos unos productos locales y regresamos a por el coche.
El paseo por Ferreries y Cala Galdana
Nos dirigimos al centro de la isla, Ferreries, a 19 km de Ciutadella. unos 20 minutos. Una localidad tranquila, de casas blancas, casi desérticas a la hora que llegamos cerca del mediodía.
Un paseo por el lado de la minúscula sombra de sus silenciosas calles buscando la zona alta del pueblo, cerca de la iglesia, muertos de calor, nos hace cambiar de planes para irnos hacia el sur, Cala Galdana, a 8 km de Ferreries, 9 minutos en coche.
Daba la sensación de que toda la gente que estaba en la isla había decidido ir a Cala Galdana ese día y hora. Fue el único momento de nuestra estancia en la isla que tuvimos serios problemas para aparcar por la cantidad de vehículos que había.
La gente del la zona dice que sería la más impresionante de todas las calas (en realidad es una ensenada) de Menorca, si no fuese por la explotación turística a la que está sometida incluyendo construcción de hoteles arrasando zonas de bosque casi a pie de playa. Siendo cierto esto último, el espectáculo visual no dejaba de ser impactante. Realmente espectacular.
De haber tenido más tiempo en Cala Galdana es fácil hacerse con un barco para alquilar y hacer un recorrido por la costa de Menorca. Una experiencia fascinante.
Es Mercadal, Alaior y Sant Climent, el centro de Menorca
Después de refrescarnos continuamos la ruta hacia el centro de la isla, Es Mercadal, a 15 km de Cala Galdana, 13 minutos de conducción, casi el centro geográfico de Menorca, junto al Monte Toro (358 m) que es la cota más alta de la isla.
Otro pueblo de casas de un blanco inmaculado, perfectamente encaladas. Al igual que Ferreries, y después Alaior, la impresión es que todo está recién pintado, como un domingo de boda.
Visitamos la Iglesia de San Martí y dejamos el Aljibe, depósito de agua construido por el gobernador británico Kane, para después de comer.
No elegimos donde comer, nos sentamos en Ca’an Bep, Plaça de la Constituciò y comimos de picoteo, por sugerencia del camarero pedimos tapas, en teoría más pequeñas, y no raciones, para poder probar mas cosas. Para ser tapas eran bastante abundantes. Caracoles con Centollo. No me van. Ensaladilla rusa, casi tan buena como saben hacerla como nadie en Murcia. Albóndigas en salsa, diminutas pero muchas y excelentes. Croquetas de caldereta de marisco, una autentica explosión de sabores, si pasáis por allí, ¡pedidlas! Pilar llevaba la cuenta de las que comimos cada uno por si acaso yo me comía alguna de mas. Y por último unos buñuelos de bacalao con salsa de ajo negro, de muy buen sabor, calidad de ingredientes, pero quizá algo duras al morder y un par de Estrella Galicia para cada uno. Total 29,60€.
Estábamos mas para una siesta, que para volver a subir al coche. El Aljibe del gobernador Kane, quedará para mejor ocasión.
Reiniciamos la marcha camino de Alaior, a 11 km al Sureste, unos 15 minutos de coche. Una breve visita. Al igual que los pueblos anteriores, las casas blancas cubren la subida a la plaza donde está la Iglesia de Santa Eulalia.
Después caminamos hacia el Carrer des Forns, pero no pudimos entrar al Pati de Sa lluna, un claustro que pertenecía a un convento franciscano. Visitamos por fuera la Iglesia de Sant Dídac, y sin demora buscamos de nuevo el vehículo para irnos a Mahón.
Hicimos una parada en Sant Climent, un pequeño pueblo, pero que tenia el Casino de Sant Climent, del que nos habían hablado muy bien de sus tapas y raciones de comida menorquina. Estaba cerrado, por lo que seguimos hacia Mahón.
La visita de lo mejor de Mahón
Mahón, a unos 5 km de Sant Climent, dirección noreste, 8 minutos en coche. Aquí aparcar en el centro es mas complicado, solo un poco, que en Ciutadella.
Nos fuimos directamente a un aparcamiento municipal al aire libre, a 300 metros del centro, Sa Sinia des Cuc, en la calle Cami des Castells, con cientos de plazas, muchas gratis, las marcadas con linea blanca, pero otras de pago, marcadas de azul. Es como el parquímetro de la calle, paro mucho más barato. El precio por hora era 0,40 €/hora.
Free tour en Mahón
Saliendo del aparcamiento por la Calle Cami des Castell, en el sentido del transito rodado, se llega en apenas 5 minutos a la Plaça Espanya, enseguida se ve el Mercado de Pescado, donde además de terrazas para tomar algo, se pueden degustar los frutos del mar que se venden en los puestos que están al lado.
En la otra parte de la plaza la Esglesia de Nostra Senyora del Carme, y pegado a ella el Mercat des Claustre, donde se venden productos frescos y hay puestos de artesanía y cerámica. Los precios de embutidos y quesos más baratos que los que yo compré en Ciutadella.
Caminando siempre buscando la calles hacia arriba, la Esglesia de Santa María, al lado del Ayuntamiento de Mahón, en la Plaza de la constitución.
En la calle perpendicular al Ayuntamiento tomamos la Calle de Sant Roc, siempre subiendo, para llegar al Bastió de Sant Roc, que es la única puerta que queda en pie de la muralla de Mahón (S, XIV).
Después, bajando por la Calle del Bastió pasamos por el Teatro Principal de Maó, el más antiguo de los teatros de Opera de España. Data de 1829. Está edificado sobre la muralla destruida de la ciudad.
Seguimos la calle que en un giro a la izquierda cambia de nombre a costa d’En Deia, y en un nuevo giro, esta vez a la derecha, pasa a llamarse de la Infanta.
Enseguida, a la izquierda la Calle Anunciva y donde se encuentra Ca n’Oliver, una gran mansión del XVIII, de estilo neoclásico, que en la actualidad acoge el Museo Hernández Sanz-Hernández Mora. De visita ineludible, aunque solo sea por la majestuosa escalinata de la entrada ( la salida del museo) y el techo de la misma, con todo mi respeto para los señores Hernández y Hernández.
Eran ya las casi las 19:00 h, cuando volvíamos al aparcamiento e ir a la fortaleza de la Mola. Sabía que solo estaba abierta por las mañanas, pero quería verla lo mas cerca posible.
Estaba al otro lado de la bocana del Puerto, por le que tardamos mas de 15 minutos en llegar con el coche. El acceso de vehículos estaba cerrado bastante antes de llega a la mola, por lo que tuve que conformarme con una foto con zoom, mucho zoom. Pilar miraba el reloj de vez en en cuando y dejaba caer “pero mañana vamos a las calas, no?”
El poblado tayolítico de Torelló
De vuelta “al norte” me confundo, porque no estoy atento al Google Maps, y me paso la salida para ir por la Me-7 a Son Parc, en eso vemos un cartel de “Poblado talayotico de Torelló” y tomamos el desvió para visitarlo.
Enseguida me arrepiento porque la carretera (un camino), muy virada, y con paredes bastante altas de piedra seca a ambos lados, cada vez se estrecha más y a penas hay espacio para un coche. Pienso en voz alta “como nos crucemos con otro”, a lo que “pepito grillo Pilar” responde “a estas horas por aquí no pasa nadie”. Fue nuestra sentencia, no a la ida, pero si a la vuelta. Llego a la puerta, y dejo el coche cruzado en la misma, por si pasa alguien por el camino no obstaculizarlo.
La entrada al Talayot tenia una puerta de madera, sin cierre, porque al otro lado mismo, que casualidad, hay una explotación ganadera. Por lo que siempre está abierta.
No hemos bajado del coche y ya tenía otro detrás que quería entrar a la granja. Hago como puedo la maniobra para que pase, a punto de golpear el coche con alguna de las paredes de piedra. Salimos y hago unas fotos deprisa y corriendo para quitar el coche lo antes posible de la entrada y marcharnos. Supongo que ahí de normal no irá nunca nadie, porque si no, no entiendo el acceso y que no hubiese donde aparcar el coche.
Pero he ahí que a Pilar, imbuida por el espíritu de Lara Croft, le apetece ver mas de cerca el “mojón” de piedras. Subir, otear el horizonte con la mano por visera, bordearlo, saltar de una piedra a otra, mirarlo y volver a mirarlo etc… Creo que se está vengando de mi por la “no visita a las calas”.
Me quiero ir ya, de los nervios, no paran de pasar coches, parecía la M30, afortunadamente todos van en la dirección que tenemos que tomar para salir. Cuando por fin baja, nos subimos al coche, estoy mas rígido que el Talayot. Frenazo al salir porque viene un coche, y los dichosos muros no ayudan con la visibilidad. Salgo detrás de él. Menos mal, no abro camino en el rally. Siempre dicen que es mejor. El coche de delante va un poco deprisa, pero intento seguirlo porque, desconozco el motivo, me daba la sensación que si nos cruzábamos con alguien “mal de muchos, consuelo de tontos”. Efectivamente nos cruzamos con uno, dos, hasta tres coches, a los que podemos esquivar, no sin dificultad, a centímetros de los muros de piedras. Se acerca la parte mas estrecha, pienso que no voy a tener tan mala suerte de que venga otro más. La tengo, el que llevaba delante se me había escapado, y el coche que aparece enfrente y el mío se quedan parados a unos metros el uno del otro. Cruce de miradas. Duelo al sol. ¿Quien da marcha atrás entre curvas estrechas y sin visibilidad?. Mi rival se siente vencedor. Percibe mi congoja y da marcha atrás sonriendo.
Volvemos, ahora si, hacia el Norte, eran pasadas las 20:15 h, y nos dirigimos, antes de regresar a Son Parc para dormir, a Arenal d’es Castell, 21 km y 25 minutos, con la intención de cenar allí porque sabía que era una de las zonas mas turísticas con bastantes restaurantes.
Cuando llegamos no había nadie, y los restaurantes estaban todos cerrados. Al menos apreciamos una espectacular playa de forma casi circular, sobre explotada, pero hermosa. El gesto de Pilar se iba torciendo. Cuando llegáramos al apartamento ya no harían cenas, y nos iba a tocar cenar, por segunda día, otra vez fiambre. Efectivamente, cuando llegamos al apartamento eran las 21:45 h, y de cena nada.
Día 3. Cala Pregonda, Cala Tirant, Fornells y la playa de Son Saura
Cómo llegar hasta Cala Pregonda
Es difícil elegir entre todas las calas de Menorca y mucho menos saber cual es la mejor. Partimos por la mañana, no muy temprano, casi las 10:00 h. con destino a la Cala Pregonda, 19 km al oeste de Son Parc, media hora de coche. Para llegar a las calas que no tienen acceso rodado ya no os podéis fiar tanto del Google Maps, de hecho a nosotros nos indicaba que siguiéramos recto cuando llegamos a un desvío a la derecha, hacia el Cami de Bennimel-là, donde nos pareció ver un minúsculo cartel que indicaba Cala Pregonda.
Me detuve para asegurarme de si era por ahí. A pesar de que el pequeño cartel indicaba que por ese camino se llegaba a Cala Pregonda, los que nos fiamos de San Google, como es mi caso, dudamos. En ese instante venían un par de coches en sentido opuesto al nuestro hacia Cala Pregonda, y nos preguntaron por la Cala. Al comentarle que íbamos en esa sentido, al mismo lugar, nos dijeron que al final de esa carretera no había ningún acceso a Cala Pregonda. Así que tomamos el desvío a la derecha por el camino de Bennimel-là, sin hacer caso de las indicaciones del Maps.
Era mas bien una pista forestal, pero muy muy ancha, sin problemas para llegar, pero si a marcha lenta al ser como de cantos rodados. El pobre Fiat saltaba como un pony salvaje. Al final del camino, unos ? minutos, había una zona de aparcamiento. En realidad a ambos lados del camino se aparcaba en batería. La anchura del mismo lo permitía.
Después se baja andando unos 5 minutos y se llega a una pasarela de madera para pasar el Torrent de s’Alairó dejando la Caletta de Benimel-là a la derecha y se sigue caminando unos 20/25 minutos por el Cami de Cavalls, pasando por la Paya de Bennimel-là antes de llegar a Cala Pregonda.
Cala Pregonda tiene forma de Herradura, con no mas de 200 metros, y salpicada por islotes. No tiene un paisaje verde, ni frondoso, pero el azul turquesa del agua, la arena fina color albero y las rocas casi rojas, crean una atmósfera de colores muy llamativo y diferente al resto de calas del sur de la isla.
Si a esto le sumas la tranquilidad por un acceso no demasiado cómodo, y la poca gente que había en la isla (y los que había estaban en Cala Galdana), el cóctel que resulta es sobresaliente. Nos bañamos, tomamos el sol y Pilar hizo snorkel. De vez en cuando asomaba la cabeza, y como un niño hacia gestos para indicar el tamaño de los peces que podía ver, sobre todo, en la zona mas cercanas a las rocas.
El baño en Cala Tirant
Nos cambiamos la ropa mojada, y camino de Cala Tirant, a 11 km al este de Pregonda, 20 minutos, como de vuelta a Son Parc. Al montar en el coche y volver por el camino de Bennimel-là comprobamos que hay muchos coches aparcadas a ambos lados. Por lo que me da la impresión que en temporada alta, para estar tranquilos en la Cala, se tendrá que madrugar mucho y marcharse temprano.
Para llegar a Cala Tirant se puede hacer por los dos extremos de la Cala. El de la Cala como tal, por el Cami Cala Tirant, nosotros llegamos por este pero a pesar de no haber muchos coches no había prácticamente donde dejarlo, por lo que retrocedimos lo andado y entramos por las Playas de Fornells. Aparcamos sin problema detrás del Carema Club resort.
La Cala y la playa estaban muy bien, pero veníamos de un sobresaliente y el notable nos supo a poco. A esto había que añadir la invasión de Posidonia que había en las orillas, que son fundamentales para mantener el ecosistema, pero que aquí parecía descontrolado.
Desde Cala Tirant estábamos a solo 3 km de Fornells, donde habíamos reservado para comer en el S’Algaret. Enfrente del puerto. Si come otra vez fiambre, Pilar me mata. Descartada la Caldereta de langosta, 90€, pedimos unas tapas más modestas. Calamares a la andaluza, perfectos. Croquetas de sobrasada, de sabor intenso, crujiente por fuera y cremosas por dentro, muy logradas. Lagrimas de pollo con salsa romescu, muy buenas. Y unas bravas lamentables (con lo fácil que es hacer unas bravas. Buena patata “agria”, freír solo patatas en ese aceite, pimentón de la vera y añadirle sal, alioli , aunque sea industrial, cuando ya no estén tan calientes para que no se convierta la salsa alioli en aceite de nuevo, y es un manjar sencillo y económico), un par de cervezas y refresco. 37 €.
Después dimos un paseo por el coqueto puerto de Fornells y tomamos unos dulces en una bollería regresamos al apartamento en Son Parc. No más de 20 minutos desde donde estábamos en el Puerto.
Dese la terraza del apartamento se veía la tranquila playa de Arenal de Son Saura. La teníamos justo enfrente del apartamento y no le habíamos prestado atención. Estaba solitaria, sin chiringuitos, ni tumbonas. Rodeada de dunas, alguna pasarela de madera y solo un par de escandalosas gaviotas como inquilinas ese día.
Decidimos que pasaríamos el resto de la tarde tranquilamente allí y que veríamos el atardecer comiendo unos bocatas de tortilla, unas papas y unas coca-colas. Ya estábamos preparados para los mosquitos, no nos iban a sorprender. No diré que el espectáculo fue como el que vimos desde la playa de Cavalleria la primera noche. Pero si que fue muy agradable y disfrutamos mucho la última noche en Menorca.
Día 4. Mahón de compras y vuelta
Nada de madrugar, y nos llevamos a nuestra playa unas ensaimadas del minimarket del apartamento, y unos cafés para aprovechar las ultimas horas en Menorca. Cuando se acercaba la hora de la salida del apartamento, las 12:00 h, regresamos, una ultima mirada desde la terraza, devolución de llaves en recepción, y como el vuelo de regreso a Valencia no salía hasta las 16:00 h, decidimos parar de nuevo en Mahón para hacer las compras de última hora.
Aparcamos otra vez en Sa Sinia des Cuc, caminamos unos minutos hasta el Mercat des Claustre, que ese día si tenía todos los puestos abiertos, y compramos diversos recuerdos, camisetas, embutidos y quesos.
Volvemos al aeropuerto, a menos de 8 km de Mahón, y lleno el depósito del coche en la gasolinera que hay pegada al aparcamiento del aeropuerto, para devolverlo tal y como me lo habían entregado.
Paré en la zona donde lo había recogido, pero esta vez no nos estaba esperando la chica de la blusa roja. Aguardamos unos minutos, y como nadie aparecía, llame al teléfono que había en el contrato, y la chica vino desde la gasolinera donde acababa de repostar.
Hacía un calor de justicia y era el primer día de obligatoriedad de mascarillas en espacios públicos abiertos en la comunidad de Baleares, por lo que se había refugiado allí a la espera de que fuésemos llegando los clientes. Datáfono en mano, revisa desperfectos (me acorde de la suerte en el Talayot), y procede al desbloqueo de los 1.100 €, comprueba el depósito, y nos devuelven los 68,90 € que se que habían cargado a la tarjeta. Un último cigarro y entramos al desierto, ese día, aeropuerto de Menorca a buscar la puerta de embarque.
La “pomada” que había comprado en Ciutadella se quedó en el congelador del apartamento. Lastima. Al final me fui sin probarla.
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1 comentario en “Qué ver en Menorca en 4 días. Los lugares imprescindibles de la isla”
Releyéndolo y todavía me río al pensar en ese ratito en el camino estrecho… pero veo que salisteis airosos! Gracias por la info compartida, seguro que muchos se los piensan dos veces antes de adentrarse ahí…