Menorca, la segunda isla en tamaño de las Baleares, aunque resultaría muy difícil ordenarlas por su atractivo. Cuando se organiza un viaje a la isla lo más complicado es marcarse el recorrido para verlo todo. Aquí os dejamos como lo hicimos nosotros y como fue nuestra ruta de una semana en Menorca.
Tal vez os suene a un destino más familiar y menos masificado pero nada más lejos de la realidad. Con amigos, en familia, en pareja o solo… parece que Menorca es el destino de moda todos los años.
La ruta de una semana en Menorca
Para nosotros era nuestra primera vez en Menorca. Curioso que después de recorrer medio mundo todavía teníamos que tropezar con la insidiosa pregunta de “ah, ¿qué todavía no habéis estado?”. Pero si, por fin íbamos a conocerla. Además nuestro viaje a Menorca sería muy especial, una ruta de una semana en Menorca con amigos de esos “de toda la vida”.
Y la mejor manera de hacerlo especial, sería buscando una opción especial de alojamiento en Menorca y así lo hicimos. Una villa privada en Cala Galdana.
Las villas privadas para alojarse en Menorca
Encontramos unos tres meses antes justo lo que buscábamos: una villa privada para los ocho con piscina privada y unas instalaciones de auténtico lujo en Cala Galdana. Las gestiona Prinshotel, una cadena hotelera de las islas.
Al precio hay que añadir la tasa turística de la isla: 2.2 € por persona y noche.
Uno de los aciertos añadidos al alojamiento en Cala Galdana es la relativa cercanía a todas las calas más conocidas y que seguro que visitas: cala Macarella, cala Macarelleta, cala Mitjana o Turqueta… están en un radio de cinco kilómetros.
Y puestos a recomendar, a unos 250 metros de la villa, el rte. los Murcianos. Correctísimos, buena comida, buenos precios e incluso para llevar. Ni se os ocurra bajar un poco más allá a las pizzerías que se acercan a la cala, ¡estos muchachos hacen unas pizzas tremendas! Y para un buen homenaje en casa le encargáis unas paellas y lo bordáis. Nosotros nos llevamos una de verduras y otra de magra (ambas muy murcianas) que quitaban el sentido. Chapeau por los muchachos de este restaurante.
El alojamiento en una villa privada en Menorca
Las visitas y la ruta de una semana en Menorca
Teníamos toda la info que necesitábamos y prácticamente con el diario de Rafa y sus “cuatro días en Menorca” o el de Pedro y su “Menorca con niños” íbamos más que sobrados. A ello sumamos decenas de recomendaciones de cuantos habían estado por allí hacía poco. Mucha y buena información y consejos para organizar una ruta de una semana en Menorca.
A lo que vamos. Llegar a Menorca no pudo resultar más fácil para nosotros. Encontrar vuelo desde Alicante a Menorca con Vueling o desde Valencia con Ryanair o Volotea es sencillo, sencillo pero también cansado. Y es que las compañías se empeñaron en adelantar los vuelos y finalmente aterrizábamos sobre las siete de la mañana en la isla. Vamos, ¡que levantamos la persiana! Sea como sea, las ocho de la mañana y dispuestos para nuestro primer desayuno en aquella semana en Menorca.
Recomendaciones para organizar un viaje a Menorca. Antes de salir
Para nosotros Menorca es muy distinta de sus vecinas. El póker de ases balear tiene muchas particularidades en sus territorios y aunque hermanas se notan esas diferencias.
Para empezar, Menorca es una isla aparentemente pequeña, mayor que Ibiza pero con una sola carretera principal que la cruza y de la que salen secundarias a sus calas y pueblos. Los tiempos se alargan siempre. Tened en cuenta también que sus mejores calas no siempre son tan accesibles en vehículo como en Ibiza y contad siempre con un paseo hasta llegar a la mayoría. Por supuesto no os descuidéis y salid temprano…
Ahí van tres recomendaciones consecuencia de ello, recomendaciones que tenéis que tener en cuenta antes de salir:
> Hacerse con una pequeña nevera portátil. Habrá más de un trekking que plantearse, más de una playa a la que llegar andando y no todas cuentan con el ansiado chiringuito. Así que no está de más comprar una neverita donde mantener un par de botellas de agua para el trayecto o, ¿por qué no?, una cervecita fría con la que premiarse al llegar.
> Recordar llevar un calzado cómodo para las rutas. Está muy bien el no olvidar el modelito fashion para la noche o las menorquinas para un rato de paseo por Binibeca pero si no queréis volver rotos después de andar por el Camí de Cavalls entre cala y cala, llevad calzado cerrado o unas sandalias de trekking.
>Reservar, reservar y reservar. La caldereta de langosta para comer un día en Fornells, la cena en el restaurante de moda para disfrutar del atardecer, el lugar donde tomar una copa… si se pudiera, hasta el hueco en la mejor cala. Es imposible plantearse cualquiera de las “cosas molonas” en la isla de Menorca sin una reserva previa.
El alquiler de un coche en Menorca
El alquiler de coche en Menorca
El recorrido de una semana en Menorca
Día 1. El vuelo de ida y la puesta al día
Día 2. Calas de Macarella y Macarelleta por la mañana. Tarde en Binibeca
El antiguo Camí de Cavalls circunvala la isla y alrededor de sus 185 km se suceden los accesos a las calas más conocidas de Menorca. Se conoce de su existencia desde hace muchos siglos y siempre fue aprovechado por los habitantes de la isla, por su estratégico trazado tanto para la vigilancia de la misma como para el transporte y comercio.
Dos de las mejores calas y también de las más famosas son Macarella y Macarelleta. La ruta desde cala Galdana hasta estas calas es de tan solo unos 3 km y si bien el camino está preparado para caminar sin demasiado problema conviene llevar calzado cerrado o una sandalias de trekking. 45 minutos a ritmo lento por un sendero de monte, aunque los últimos tramos de bajada hasta Macarella están facilitados por una escalera de madera.
Desde aquí, todavía un kilómetro algo más complicado y quince minutos hasta Macarelleta. Eran sobre las nueve y media cuando llegamos y ya comenzaba a estar complicado encontrar un hueco. Aún así lo conseguimos. Una hora más tarde, seguía entrando gente, el sol apretaba y era el mejor momento para volver.
Al fondo de Macarelleta, un kilómetro más cómodo que el anterior camino y 20 minutos te llevarán hasta Macarella. También se puede volver nadando entre ambas calas.
En Macarella, esta vez si, un buen chiringuito, más bien restaurante, Susy. En Macarelleta, nada de nada.
La sobremesa y la tarde de nuevo para disfrutar en la villa. Por la noche paseo por Binibeca y cena, previa reserva hace unas semanas, en el restaurante Bambú.
La noche en Binibeca
Binibeca fue en su día un pequeño pueblo de pescadores. Hoy sigue siendo ese pueblo que trata de sobrevivir al turismo. Elegantes casas de blancas fachadas y retorcidas curvas donde lo más difícil es encontrar la soledad en uno de sus callejones para conseguir la foto. Los habitantes, bronceados menorquines que parece que ahora dedican más tiempo al pádel surf que a la pesca, tratan de disimular normalidad en las portezuelas de sus casas mientras todos pasamos frente a ellas y… observamos.
Anochece y a la hora prevista llegamos al Bambú, uno de los restaurantes de Menorca que todo el mundo recomienda. Platos de comida fusión con tintes asiáticos en un bonito local abarrotado hasta la bandera. El pulpo, la ensalada, las bombas… y la hamburguesa, todo muy bueno. Tal vez no sea el más barato pero estamos en Menorca, frente al mar. Fueron 45 € por persona.
Día 3. Calas Mitjana y Mitjaneta. Tarde en Ciudadela
Cuando piensas en vacaciones, piensas en descansar. Las palabras como madrugar, agujetas o estrés no deben aparecen en tu vocabulario por unos días. En Menorca puede ser distinto. Aterrizas y de repente entras en una feroz vorágine de visitas, visitas de calas fundamentalmente. Y recorrer calas es cansado, y además hay que madrugar si quieres disfrutar de la playa, os lo aseguro. Aún yendo muy muy temprano, encontrarás mucha gente. La pregunta siempre es la misma: ¿a qué hora salieron todos estos?
Nosotros salimos sobre las nueve de la mañana aquel tercer día. Caminando desde Cala Galdana hay que recorrer unos 2 km y medio de nuevo por el Camí de Cavalls, en esta ocasión metido en pleno bosque Mediterráneo lo cual lo hace mucho más agradable que el el día de ayer. Desde la villa en que nos alojamos hay que añadir otros 2 km de bajada hasta Galdana. El esfuerzo merece, de nuevo, la pena.
Al menos merece la pena si llegas pronto y consigues un buen sitio. Más allá de las once tal vez no hace falta que lo intentes. Solo conseguirás un lugar si le echas mucha mucha cara… Poco antes del mediodía y con el aforo completo (que no controlado) comenzamos la fatigosa subida de vuelta.
Con la comida, el aprovechamiento de la piscina y la pertinente siesta cumplida, a media tarde nos acercamos para conocer Ciudadela, la que fue la primera capital de Menorca.
La visita de Ciudadela
Un casco histórico bien cuidado se abraza al puerto y contempla siglos de historia. Desde la fundación por los cartagineses hasta nuestros días son muchas las culturas que han dejado su impronta. Incluso todavía se nota el rastro de la dominación inglesa del XVIII. Es agradable para pasear y en la actualidad está completamente libre de tráfico. Entre los edificios históricos que se suceden y nos hablan de su pasado cabe destacar:
> La catedral de Ciudadela de Menorca, catedral de Santa María, asentada sobre la antigua mezquita musulmana se construyó entre los siglos XIII y XIV constituyendo uno de los elementos góticos más importantes de las islas. Ocupa el punto más alto de la ciudad y fue consagrado como catedral cinco siglos después de su construcción.
> La plaza del Borne y el monolito de 23 metros ubicado en el centro de la misma esa estructura fue levantada en 1875 en honor a aquellos que perdieron la vida tras el saqueo turco de 1558. Otros muchos de los menorquines apresados fueron llevados y vendidos como esclavos en Estambul. En uno de los laterales de la plaza y ocupando el antiguo edificio del gobernador militar de la isla se encuentra el actual ayuntamiento. Junto a esta plaza, la de la Explanada dedicada actos multitudinarios y que por la noche está llena de animados restaurantes
> Y el atractivo puerto de la ciudad custodiado por el imponente castillo de San Nicolás construido como elemento de defensa en el siglo XVIII. Para llegar al puerto merece la pena perderse por entre las cuidadas callejuelas del casco antiguo muchas de ellas atractivas fachadas porticadas repletas de tiendas.
Día 4. La navegación en velero
Unas semanas antes habíamos contactado con una empresa para organizar aquel día. El nombre y la página: Menorcaenvelero.com. Por 890 € contaríamos con un velero privado a las ocho y el capitán se comprometía a acercarnos algunas de las calas a las que sería imposible acceder de otra manera.
En el precio estaban incluidas ocho horas de navegación desde Mahón y un buffet completo con aperitivo, comida y bebidas durante todas las horas de navegación. El velero Antiga Meloussa fue el que dispusieron y no pudo ser mejor elección. Para las diez de la mañana zarpábamos en dirección al norte de Menorca.
Una hora después llegamos al lugar donde haremos parada: la isla de Colom frente al pueblo de Es Grau. Allí disfrutamos del baño, tomamos contacto y hacemos lo que podemos con las tablas de paddle surf y comemos. El aperitivo unos frutos secos y aceitunas. La comida, ensalada de arroz, cuscus y empanada. Todo con vino blanco mallorquín, cerveza y refresco. Tres buenas horas que dan para eso y muchas risas.
Emprendemos a eso de las 15:30 la vuelta. Antes una nueva parada en Cap Negre, una pequeña playa sin acceso por tierra. Todavía quedaba un baño más y brindar con cava antes de la vuelta. Stev, el capitán se presta durante todo el camino a modificar el itinerario y los tiempos. Evidentemente nos dejamos llevar por su criterio.
Desembarco a la hora prevista, las seis de la tarde y una pomada para refrescarse justo frente al amarre. El local, Paput y menudas pomadas preparan: la famosa ginebra menorquina Xoriguer con limón granizado. Vuelta a “Cala Piscina” y tarde-noche libre.
Las mejores opciones para un paseo en barco en la costa de Menorca
Día 5. El interior de la isla de Menorca: Es Mercadal y Toro. La caldereta en Fornells. Atardecer en Cap de Cavalleria
Después de los madrugones previos, este era el primer día en que no sería necesario levantarse tan pronto y el día lo tomaríamos más pausado. Solo dos objetivos claros: llegar a las 15:30 a Fornells donde teníamos reservada mesa para probar la famosa caldereta de langosta y estar al atardecer en el cabo de Cavalleria, ese sitio y ese momento que no debes perderte en un viaje a Menorca. Así que sobre las once y con un desayuno pausado salimos.
Nuestra primera parada, el monte Toro, la cota más alta de Menorca. Con sus 358 msm permite las vistas de toda la isla. Un pequeño santuario del siglo XVIII y un bar es todo lo que encontramos allí arriba pero subir no supone un esfuerzo (hasta la cumbre se accede en vehículo) y merece la pena. Tan solo son 30 minutos desde cala Galdana y unas curvas más que sumar al cuerpo.
Unas fotos y de nuevo descenso. Esta vez hacia Es Mercadal, un pueblo que parece que encalan todas las mañanas y donde uno de los reclamos que más nos atrae es el horno y confitería Cas Sucrer. Ojo, abstenerse aquellos que tengan problemas o manías con el azúcar… pero ciertamente ¡menudas ensaimadas!
Mas cerca de la hora prevista y rumbo a Fornells, la que dicen es capital gastronómica de Menorca. Hacemos tiempo con una cerve en el puerto y a la hora convenida: Rte. Es Cranc. La carta comienza diciendo: “Más de 40 años cocinando la mejor langosta de Menorca”. Y fue un buen reclamo para reservarlo.
Conscientes de los precios y el aparente tamaño de las raciones, lo mejor era probar. A partir de ahí lo que probamos: Los chipirones rebozados pudieran venir de cualquier lugar, las croquetas desconocidas en su origen (confío que no fueran congeladas) y las albóndigas de pulpo (buscando el pulpo nos quedamos) como aperitivos (ninguno de todos estos platos merece ninguna mención especial, ni en sabor ni en presentación).
Además nos recomendaron unos arroces con langosta como plato principal (buena langosta y poco arroz). El precio 60 € cada uno. Pedimos lo que nos aconsejaron y de hecho habíamos calculado unos 80 € por persona. Un engaño en mi opinión. Que me perdonen pero llegué con poca hambre (después de un aperitivo antes de llegar) y salí con hambre (después de las expectativas que despertaban las semanas con la reserva hecha y las recomendaciones de los camareros).
Buen producto pero muy escaso y un deseo no disimulado de engordar una cuenta que no lo merece. En breve habrá gente que lo hará mejor (o al menos igual puesto que la langosta es el producto estrella de la zona y no desmerece) y no será tarde. Ese día, desaparecerá vuestra buena estrella…
El mal sabor de boca no nos impide, ni mucho menos, seguir disfrutando de la isla. Tal cual salimos, emprendemos un paseo paralelos a la bahía y hasta la torre vigía de la población. Acercándonos cada vez más al ocaso, decidimos tomar el camino en la furgo hasta el cabo de Caballería.
El cabo de Caballería es el más antiguo de la isla y desde su puesta en funcionamiento en torno a 1850 ha evitado el naufragio de numerosos buques en la temida costa de tramuntana. Nosotros No tuvimos problema para “atracar” nuestra furgo en el pequeño aparcamiento que hay justo antes de llegar. Lo hicimos con mucho tiempo y eso también ayudó a que tuviéramos la suerte de encontrar una mesa en el bar que abre al pie del faro.
Solo quedaba tomarse una pomada mientras acudía todo el mundo a su cita del día con la puesta de sol más famosa de Menorca. A la hora prevista sucedió y con ello dimos por terminado aquel buen día en la isla.
Día 6. Viento y cambio de planes. Naveta des Tudons, Son Bou y cala Galdana
Cuando sopla viento norte como era aquella mañana, lo aconsejable es visitar alguna playa de la costa sur, las más famosas calas menorquinas. Elegimos acercarnos a cala Turqueta en primera instancia. Desde cala Galdana son cinco kilómetros de travesía andando por el Camí de Cavalls. En lugar de ello preferimos llegar en coche.
Te ganas un rodeo, pues casi siempre saldrás primero a la general, pero ahorras esfuerzo. Problema… el parking estaba lleno cuando llegamos a las 9:30. El plan B, Son Saura también tenía el parking lleno. Definitivamente lo del turismo calas en Menorca exige buenos madrugones.
Ya que estamos muy cerca, visitamos la Naveta des Tudons, el que dicen es el edificio más antiguo de Europa. Se trata de un edifico funerario construido en el año 1000 a.c y es el más antiguo de la cultura talayótica que habitó la isla. Si funerario utilizado para enterramientos colectivos. La entrada son dos euros si bien se puede visitar gratis los lunes. El pequeño parking se encuentra junto a la carretera y allí mismo hay una tienda donde venden los tickets de aquí unos 500 m de un sencillo camino.
Probamos después del paseo con la playa de Son Bou. Se trata de la playa más extensa de Menorca con 2.5 km de extensión y la única abierta al mar. Además, de las que nos gustan, con chiringuito (Rte. Ses Grulles, a pie de playa).
Vuelta a la hora de comer a nuestra “cala piscina”. Para comer nada como encargar dos paellas para llevar en el Rte. Los Murcianos (insisto, unos 300 metros desde nuestra villa). ¡Y vaya arroces!. Uno de verdura y otro con magra tremendos. Tarde de piscina y pomadas animada con la música de nuestro D.J preferido.
Para cenar en el restaurante Francesca, otro de los sitios más recomendados de cala Galdana. Una suerte llamar aquella misma tarde y encontrar sitio. Los langostinos tempurizados, las flautas de sobrasada y miel de soja, las croquetas de chipiron, los mexiterraneos, el sushi… muy rico todo. Pagamos 32 € cada uno, con sus vinos blanco y tinto. De los que si hay que probar.
Día 7. La vuelta tempranera para unos, más cala Galdana para otros
Buen temprano salió el vuelo de Valencia con casi todo el grupo. Demasiado tarde salía en de Alicante. Para nosotros dos quedaba el día por delante. Aprovechamos el tiempo en la villa hasta el check out a eso de las 11. Bajamos nuestro equipaje a nuestros ya amigos del mesón Murciano. Y dedicamos el esfuerzo a cala Galdana abandonados al duro vicio de perder el tiempo.
A las 10:20, 16:50 y 20:20 salían los buses hacia Mahon. Salen frente al hotel Cala Galdana y el billete se compra en el bus. El precio 4.40 € y el trayecto hasta la estación de autobuses en Mahón es de aproximadamente una hora. Nos servía el primero de la tarde y así lo hicimos. Solo quedó tiempo para un helado y un nuevo bus al aeropuerto para volver (5.50 €/ 15 minutos). Un gustazo de semana con amigos en Menorca del que nos llevamos el mejor de los sabores.
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