11 días de viaje a Irán por libre

Nuestro viaje a Irán por libre comenzaba aquel día. Por delante 11 días en los que nuestra ruta nos llevaría a algunos de los lugares más importantes de Irán para el turismo. Los preparativos previos para viajar a Irán como preparar el visado o arreglarnos para conseguir una tarjeta de crédito válida en el país ya estaban hechos y solo quedaba lanzarnos a conocerlo. Visitaríamos primero Teherán, la capital de Irán, una gran ciudad repleta de lugares de interés y a la que volveríamos para la vuelta. Y durante los 11 días que duraría nuestro viaje a Irán, ciudades como Yadz,  Shiraz, Isfahan, Abyaneh y Qom, una ruta que habíamos diseñado a nuestro gusto para recorrer lo mejor del país. Nuestro visado estaba listo, el seguro de viaje preparado, ya teníamos nuestra tarjeta y nuestro guía y conductor nos aguardaba para emprender el recorrido. Irán, ¡allá vamos!

11 días de viaje por Irán:

 
Recorrido de viaje a Iran en 11 días

DIAS 1 Y 2: TEHERÁN

Teherán es una megaciudad (cerca de 15 millones de habitantes) caótica que no tiene un especial encanto, pero es la puerta de entrada a Irán. Cruzar una calle allí es un deporte de riesgo, el tráfico es demencial. No respetan los pasos de cebra. Nos recordaba a Hanoi en Vietnam con la diferencia que allí era un mar de motos lo que se te venía encima y aquí son coches y motos los que inundan las calles. Vemos casi imposible para un turista moverte con coche de alquiler en este país.

Pese a todo, tiene, como toda gran ciudad, puntos de interés y muchas zonas que visitar. Nos alojamos en el hotel Howeyzeh, un 4 estrellas de bastante calidad con un muy buen desayuno y bien localizado (si se puede decir eso en una ciudad tan enorme). Pagamos 60 euros la noche y es, de largo, el hotel más caro que hemos tenido en Irán.

Torre Azadi o puerta de entrada a Teherán

Museo Nacional de Irán. Bastante raquítico para el legado histórico que tienen, pero como pasa en muchos otros sitios, esquilmado por otros países.

La inmensa mayoría de museos o sitios que hay que visitar en Irán valen entre 200 y 300,000 riales (1,5-2 euros).

Palacio Golestán. (patrimonio de la humanidad). Residencia real hasta principios del siglo XX, recargado y con reminiscencias europeas. Merece la pena visitarlo.

Museo Nacional de Joyas: situado en el bunker de un banco, tiene joyas de incalculable valor de las dinastías previas a la revolución islámica. Ha sido el único lugar donde hemos hecho una mínima cola para entrar; se deja en una taquilla, móviles, cámaras y mochilas y hay  estrictas medidas de seguridad.

Torre Azadi o puerta de entrada a Teherán: de gran belleza arquitectónica, realizada por el Sha de Persia a principios de los 70 para conmemorar el 2500 aniversario del impero Persa. Se puede subir, visitar por dentro y merece la pena.

Decidimos, dado que está a las afueras de la ciudad, ir en metro (0,1 euros el billete) y nos llevamos la sorpresa de comprobar que hombres y mujeres viajan separados en los vagones. En los andenes hay una zona específica de espera para mujeres, señalizada y vigilada, donde no puede entrar ningún hombre. Las turistas pueden subir a los vagones de hombres sin ningún problema, es más en cuanto ven entrar a una, le ceden el asiento. Pero no vimos a ninguna mujer iraní en los vagones de hombres.

Mausoleo del Ayatollah Jomeini. Lugar donde se encuentran enterrados los restos del líder de la revolución iraní que derrocó al Sha de Persia. Las mujeres precisan “chaddor” para entrar (te lo dan a la entrada). Es una enorme mezquita moderna, de mármol, con un lujo tremendo. Creo que si el Ayatollah levantara la cabeza no estaría muy contento con el dinero gastado en su mausoleo. Es un lugar fuera de los circuitos turísticos (de hecho no vimos a ninguno durante nuestra visita), pero merece la pena visitarlo. Como en todos los lugares que hemos estado, está repleto de turistas locales, familias, amigos, cenando o charlando, tumbados en típicas alfombras persas, dando un toque pintoresco a la escena.

Puente de la Naturaleza o Tabiat. Es un puente peatonal iluminado por la noche, con mucho ambiente festivo a su alrededor. Está en la zona norte (la zona rica) de la ciudad, y es curioso cómo cambia el clima allí. Al estar a mayor altura, se está más fresco y el aire es más puro que en la zona baja de la ciudad, más calurosa y contaminada.

Antigua embajada USA en Teherán. Convertida ahora en una especie de museo del espionaje. Fue asaltada por los estudiantes universitarios de la revolución iraní y secuestrados sus ocupantes durante 444 días, dando lugar al inicio de las malas relaciones existentes con los americanos.  Para nosotros tenía valor histórico, ya que, aunque éramos pequeños recordábamos los hechos acaecidos en aquellas fechas.

Museo de los mártires.  Lo encontramos de casualidad, ya que se encuentra muy cerca de la antigua embajada USA, en la acera de enfrente. Durante los años 80 Irán sufrió una atroz guerra contra Irak, que dejó en el país cerca de unos 1,5 millones de muertos. A la entrada de cualquier pueblo o ciudad vamos a encontrar fotos de soldados fallecidos en actos de combates, considerados mártires por defender a su patria. En algunos lugares pequeños encontramos hasta decenas de estos mártires, la mayoría jovencísimos. La verdad es que impresiona. Es una constante en cualquier pueblo o ciudad iraní.

Gran Bazar de Teherán:  Con miles de pequeñas tiendas. No le encontramos especial encanto. Hay otros bazares como el de Isfahan que son más atractivos.

Torre Milad: una de las torres de telecomunicaciones más altas del mundo. Se nos quedó en el tintero, ya que la dejamos para la vuelta y se nos hizo tarde. El aeropuerto mandaba. Debe tener unas vistas impresionantes dada su altura.

DIAS 3 Y 4: YAZD

Al salir de la capital el caos circulatorio desaparece, buenas autopistas de 3 carriles nos llevan hacia Yazd (aunque hay tramos con clara falta de mantenimiento). Todo nuestro circuito lo haremos por autopistas bien señalizadas, con buenas aéreas de servicio y con gasolina a ¡¡ 8 céntimos el litro¡¡

Nos ha sorprendido gratamente las infraestructuras del país. En este momento hasta nos animaríamos a coger un coche de alquiler y aventurarnos por las carreteras iraníes (esta sensación desaparece en cuanto entras en cualquier ciudad importante, el caos circulatorio es total y damos gracias a Masoud por llevarnos sanos y salvos a nuestros hoteles).

De camino a Yazd paramos en Kashan donde visitamos:

-Casa Borujerdi. Preciosa. Del siglo XIX. De familias acaudaladas de la ciudad.

Complejo Fin (jardines y baños). Patrimonio de la Humanidad. No son unos jardines especialmente bonitos, si bien es verdad, que tienen un buen manantial de agua que brota de la montaña, lo que le da mucho valor en estas tierras semidesérticas.

En Yazd nos alojamos en el Hotel Fazeli, un modesto hotel de 3 estrellas, pero muy bien situado, en pleno casco antiguo, con una preciosa terraza con buenas vistas a la Mezquita Azul. Nos perdemos nada más llegar por las callejuelas hasta encontrar un restaurante donde cenamos en una terraza con preciosas vistas por poco más de 500.000 riales cada uno (no llega a 4 euros por cabeza).

La mezquita Jameh (mezquita azul por su iluminación) es mucho más bonita por la noche y quizás la imagen de la ciudad junto con la plaza Amir Chaqmaq, otro de sus puntos neurálgicos, también mucho más bonita de noche que de día.

Plaza Amir Chaqmaq

Yazd es patrimonio de la humanidad, con gran ambiente nocturno y donde se puede callejear sin problemas al igual que en todas las ciudades iraníes.

Al día siguiente visitamos las Torres del Silencio, en las afueras de la ciudad, antiguos edificios funerarios de la religión zoroástrica que han sido utilizados hasta hace 60-70 años (allí dejaban a sus muertos para que los buitres hicieran su papel y una vez que sólo había huesos, eran arrojados a un enorme pozo).

Posteriormente fuimos al templo de fuego de Yazd (Atashkadech), lugar de culto para el zoroastrismo, donde la llama de fuego sigue ardiendo ininterrumpidamente desde hace unos 1500 años. En Irán quedan aproximadamente unos 70000 seguidores de Zarathustra. Para algunos es considerada la primera religión monoteísta de la Humanidad.

Los jardines de Dowlat Abad (patrimonio de la Humanidad) no son especialmente bonitos, pero sí merece la pena visitarlos, ya que allí se encuentra la Torre del Viento más alta del mundo. Yazd está llena de estas construcciones, que captan el aire en su parte superior y lo enfrían en su descenso de forma natural. Es una forma “ecológica” de conseguir aire acondicionado. Nosotros lo visitamos en pleno de centro del día, con calor, y es verdaderamente curioso cómo, al ponerte en su parte inferior notas bajar un airecito rico, mucho más fresco que el que tienes alrededor.

Al anochecer visitamos la Mezquita Azul y callejeamos por el barrio Fahadan hasta terminar fumando una “shisha” en una de las múltiples terrazas del centro histórico, con unas vistas maravillosas.

DÍAS 5 Y 6:  SHIRAZ

Otra vez carretera con buenas autopistas hacia Shiraz. De camino paramos en Pasargada (Patrimonio de la Humanidad), que fue la primera capital del Imperio Persa y donde se encuentran la tumba de Ciro el Grande, figura emblemática para los persas. Tomado un té, se nos acerca una familia de iraníes con 4 hijos que quiere hacerse una foto con nosotros. (justo antes de la entrada del monumento hay una tetería a mano izquierda, al aire libre, con un maravilloso té hecho con leña)

Pasargada, donde se encuentra la tumba de Ciro el Grande

Posteriormente visitamos Persépolis y su Necrópolis, que se encuentran separadas por pocos kilómetros, quizás una de las visitas más importantes en Irán por su significación histórica. En la Necrópolis vemos 4 tumbas excavadas en la pared realmente impactantes (pertenecientes a Dario I, Jerjes I, Artejerjes I y Dario II). Nos recuerdan a Petra, aunque la ciudad nabatea fue bastante posterior a la persa.

La ciudad de Persépolis fue arrasada por Alejandro Magno cuando gobernaba Dario III (330 AC); sobre una enorme plataforma de piedra y dominando todo el valle quedan los restos de la que fuera en su momento ciudad más importante del mundo, con columnas de más de 30 metros de altura.

En Shiraz donde llegamos casi de noche, nos alojamos en el Hotel Arg, un 3 estrellas moderno y amplio a 10 minutos andando de la Ciudadela.

Ciudadela de Shiraz

Visitamos la Mezquita Nasir-Ol-Molk (mezquita rosa), mejor visitarla por la mañana, que es cuando los rayos del sol atraviesan sus vidrieras y le dan el color característico por el que recibe su nombre.

El complejo Vakil (bazar, mezquita y baños). La mezquita tiene un especial encanto por la noche con su iluminación.

La Ciudadela de Karim Khan; se puede visitar por dentro, donde hay un bonito jardín. Fue utilizada como cárcel en los tiempos del Sha de Persia. Más bonita está al anochecer con sus cuatro torreones iluminados y el ambiente nocturno que la rodea.

Jardín de Eram (Patrimonio de la Humanidad). De los 3 jardines Patrimonio de la Humanidad que hemos visitado el que más no ha gustado y el más bonito a nuestro entender.

Mausoleo de Shah Cheraq. Merece la pena visitarlo, tanto dese el punto de vista arquitectónico como cultural. Lugar de culto religioso para los iraníes. Los hombres entran por una puerta y las mujeres por otra, todas con el obligatorio “chaddor”. Una vez dentro un propio guía religioso del mausoleo (en inglés) te acompaña y te va dando explicaciones durante todo el recorrido – aunque uno vaya con su propio guía, es obligatorio el guía religioso-. Una de las visitas imperdibles en Shiraz.

Mausoleo de Shah Cheraq

Finalmente visitamos la tumba del poeta Hafez, el más vanagloriado de Irán. Repleta de turistas locales, pero donde somos los únicos “guiris”. Justo en frente de la entrada, cruzando la calle, tomamos un té con canela y azafrán que quizás sea el mejor que hemos probado en Irán.

DÍAS 7, 8 Y 9. ISFAHÁN

A nosotros ha sido la ciudad que más nos ha gustado de nuestro circuito en Irán. El viaje en sí merece la pena sólo por Isfahan. Tiene gran encanto, con grandes avenidas y muchas zonas verdes con arbolado. Por supuesto su famosa Plaza Imam (dicen que es la segunda plaza más grande del mundo tras Tianammen) es el centro neurálgico de Isfahán. Nosotros nos alojamos en el barrio armenio en un hotel boutique (Keshish Traditional House), de gran encanto y pobre desayuno, pero bastante alejado del centro. Aquí cuanto más cercano a la plaza mejor. La ciudad es enorme y el tráfico caótico como en todos los sitios. El río que la atraviesa (Zayandeh) llevaba bastante agua este año (normalmente en agosto está seco, pero esa primavera había llovido bastante) y le daba un encanto extra.

Mercado de Isfahan

Llegamos una tarde anocheciendo, era jueves (el viernes es festivo, como nuestro domingo) y la ribera del río estaba abarrotada de gente, miles y miles de personas, en grandes grupos, estaban cenando, hablando, fumando shishas, tocando instrumentos o cantando en un ambiente increíble. La imagen de su puente más famoso (Si-o-se-pol o de los 33 ojos) iluminado y reflejado sobres las aguas del río es preciosa. El siguiente puente (Khaju) separado unos 500 metros, es muy bonito también y merece la pena visitarlo.

La mayoría de los sitios que hay que visitar están en torno a su famosa plaza. La Mezquita del Imam, en uno de sus extremos, la Mezquita Sheik Lotfollah, en un lateral, más pequeña, pero con más encanto, el palacio Ali Qapou, desde donde hay unas magníficas vistas de toda la plaza. En su última planta hay una preciosa sala de la música con impresionantes techos. La plaza está rodeada de cientos de tiendas donde los amantes de las compras pueden volverse locos. Del extremo opuesto a la mezquita del Imam sale el Bazar Qeysariyeh (patrimonio de la humanidad), es el que más nos ha gustado de los que hemos visitado en Irán, hay que atravesarlo para llegar a la Mezquita del Viernes.

Verdaderamente cuando la plaza tiene su máximo esplendor es al anochecer y cuando vives su magia. En el extremo opuesto a la Mezquita del Imam hay una terraza en alto que es imperdible. Puedes tomar un té, unos dulces típicos o el famoso helado de azafrán de Isfahán, viendo el atardecer y luego la vista nocturna. Es una de las imágenes que se quedarán en nuestra retina de este viaje.

Una de las tardes que mi mujer se dedicó a las compras, Masoud (que gentilmente acompañó a mi señora) me dejó en un lugar apartado, en las callejuelas cercanas a la plaza, dónde los lugareños van a fumar “shishas”. Otro de los momentos inolvidables del viaje.

El palacio Chehel Sotún (muy cerca de la plaza) y el palacio Hast Behesht también son altamente recomendables por su encanto.

El barrio armenio con la catedral de Vank a la cabeza (patrimonio de la Humanidad) es otro de los sectores de la ciudad para disfrutar. Allí pudimos ver el genocidio que sufrieron los armenios a manos de los turcos durante la primera guerra mundial.

Isfahán es una ciudad maravillosa, para patearla, para saborearla (sobres todo por la noche) y para estar en contacto con los lugareños.

Ciudad de Isfahan

DÍA 10. ABYANEH Y QOM.

De camino ya de vuelta a Teherán paramos en el turístico pueblecito de Abyaneh. Un remoto pueblo de montaña, muy fotogénico y de peculiar tono rojizo. Apenas vive gente allí, pero visten de una forma especial, con unos ropajes de colores muy vivos. A nosotros nos recordó los pueblos marroquíes del Atlas.

Una de las visitas culturalmente más impactantes es Qom y la visita al Mausoleo de Fátima (era la hermana del octavo Imam Reza). Es la segunda ciudad más religiosa de Irán y su mausoleo recibe unos 20 millones de visitantes al año, de los que poco más de 10.000 son turistas occidentales. Se nota el ambiente religioso de la ciudad por los cuatro costados, hay decenas de mezquitas, muchas mujeres visten el tradicional “chaddor” negro y hay cientos de estudiantes de teología por la ciudad.

Mausoleo de Fátima

Hicimos la visita con el correspondiente guía religioso del mausoleo y luego nos pasaron a una especie de sala de invitados, donde nos ofrecieron té y pastas y estuvimos debatiendo sobre cristianismo e islamismo (mi mujer conoce muy bien la historia religiosa católica) y fue francamente una velada especial. Según nos comentó el guía, Fátima se encontraba emparentada con San Pedro…

Se entra al mausoleo por la plaza de Astane, donde se percibe el intenso ambiente religioso de la ciudad.

Qom no está en las rutas turísticas (no nos cruzamos de hecho con ningún turista) pero merece la pena, más aún teniendo en cuanta su cercanía a Teherán (150 km).

DÍA 11. TEHERÁN Y VUELTA A CASA

El último día fue de compras de última hora, ya que teníamos pocas horas antes de regresar a casa, vía Estambul, como la ida, con Pegasus.

Nos despedimos de Irán, un país de gente amable, muy seguro y tranquilo (pese a lo que oímos en Occidente) de ciudades preciosas como Isfahán y culturalmente impactante, del que nos llevamos un grato recuerdo.

Nuestras fotos de la ruta por Irán

Teherán

Kashan

Yazd

Necrópolis

Persépolis

Shiraz

Pasargada

Isfahan

Abyaneh

Qom

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3 comentarios en “11 días de viaje a Irán por libre”

  1. Hola, estoy organizando para ir en agosto a Irán pero estoy un poco perdido con los transportes para ir de sitio a sitio. Cómo lo hicisteis vosotros?

    1. Buenos días. Soy José Luis, creador y administrador de vaijefilos. Veo que Carlos está despistado o no le llegó el correo pero me permito contestarte. Contrataron un guía con conductor con el que diseñaron las escalas que querían. Es la forma habitual de hacerlo. Precisamente ahora mismo los amigos de Con Botas y Mochila andan por allí y creo que han hecho algo parecido. En el siguiente enlace Carlos lo explica mejor https://viajefilos.com/viajar-a-iran-por-libre/ Gracias por tu comentario

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