Mi cuarto Peru

Para mí hablar de Perú es muy complicado porque irremediablemente mezclo sentimientos con vivencias y experiencias, amigos y  hermanos, además de la aventura del turismo. Viví allí un año inolvidable, el 2000. Y luego he vuelto tres veces más. Ahora os voy a contar mi último viaje, en mayo 2013. Por ello puede que no sea del todo objetiva. Así,  como pueda, voy a hablar de mi visita a Lima, Trujillo, y cómo no, Cuzco y Machu Pichu en tiempo record, ¡8 días!

 Lo mejor de PERÚ

Para empezar, decir lo que ha cambiado Perú en estos últimos nueve años que yo no lo disfrutaba, pues mi último viaje había sido en julio-agosto 2004. El país está creciendo. Ya hay muchas cosas nuevas, y más que se está construyendo: centros comerciales, carreteras, vías rápidas, edificios, semáforos (yo no los conocía en Perú),  etc… Está precioso, la verdad. Evidentemente, con este crecimiento, boom de trabajo y bienestar, están la subida de salarios y, lo que afecta al turista, los precios. Está muuucho más caro de lo que mi memoria alcanza. En las provincias se nota algo menos. Pero en Lima y, sobre todo Cuzco y todo lo que rodea a Machu Pichu, es sangrante.

Si te dejas guiar bien y conoces gente allí, puedes encontrar sitios baratos, a los que nadie entraría de motu proprio, la verdad.  Nosotros hemos comido en un garito muy cutre en Lima por 9 soles el menú (1 euro=3.20 soles peruanos más o menos; siempre depende de dónde cambies, como en todos los países. Y también como en casi todos los sitios lo más barato es en las casas de cambio que hay a montones en los centros turísticos de cualquier ciudad). Pero en cuanto te metes a un restaurante medio qué, los precios son exactamente igual que si estuvieras comiendo en España.

A pesar de estos cambios, los buenos y los no tan buenos, Perú es un país fascinante, enorme y variado. Como ellos dicen, con sierra, selva y costa. Con una gastronomía amplísima, variada y bien rica (no dejar de probar: ají de gallina, papas a la huancaína, papas rellenas, ceviche, cuy, causa (por ejemplo, la trujillana, hay muchas), anticuchos (pinchos morunos de corazón), tamal, humita, canchita, mazamorra (dulce), mamei (fruta), manjarblanco (como dulce de leche), chicha morada (como zumo dulce de maíz), chicha (bebida alcohólica), picarones, cachanga, frijoles, sopas y arroces, empanaditas, pisco souer Cóctel hecho con pisco, bebida destilada), algarrobina (cóctel hecho con algarrobas) y un largo etc…

Su moneda es el sol peruano,  en este momento con un cambio  3.2 soles un euro.

Nunca he tenido un problema en Perú a pesar de desoir las advertencias de los peruanos en muchas ocasiones.

En esta ocasión sólo voy a hablar de mis últimos tres destinos. Dejaré el resto del país para otra ocasión.

Que ver en LIMA

Lima es un desierto. Allí no hay agua, ni llueve. La cogen de los valles que la rodea. De manera que “todo lo que se ve, ha sido puesto por la mano del hombre”, como no se cansa de decirme mi mamá Vicky.  Con lo cual es más valorable aún ver sus medianas con césped y florecillas, árboles en avenidas y otra serie de adornos, digamos de “riego”.

Plaza de Armas de Lima

El Centro está muy limpio y vigilado, aunque no se pueden evitar los carteristas y los tirones, por lo que hay que llevar cuidado. Una cosa que siempre me ha llamado la atención en Perú, es que no hay zonas malas. Sino calles: “esa calle es peligrosa”, giras la esquina y el peligro se ha ido, ¿eh?. Pero da gusto pasear.

Por supuesto, además de la zona centro, el barrio de Miraflores es precioso. Es un barrio residencial y tranquilo y que también es paseable, paralelo a la costa. Con el Larco Mar, un centro comercial muy moderno (aunque de los antiguos, que yo ya lo conocía), lleno de tiendas, restaurantes y cines. El barrio es muy recomendable para quedarse en algún hotel. Además tiene una serie de “mercados”, todos juntos unos de otros, con toda la artesanía que quieras encontrar, de todo el país, y bastante bien de precio (a veces es más rentable comprar los souvenirs aquí que en los sitios de origen). Desde luego mejor comprar recuerdos aquí que en Cuzco.

El restaurante Panchita está muy bien. Un sitio como los que estamos acostumbrados aquí, con comida local muy rica. Eso sí, precios como un restaurante medio español.

No puedo dejar a Barranco. Otro barrio frente al mar, bohemio, lleno de garitos para comer y “tomar” (es decir, beber alcohol), puestecillos de hippies con artesanías, con el puente de los suspiros de madera. Encantador ver la puesta del sol tras un par de pisco souers por allí. Que le pregunten a Sabina, que es su barrio de referencia…

En un día nos cepillamos Lima rápidamente.

Tengo un buen y antiguo amigo peruano Konrad que se dedica al turismo mayorista pero que para este viaje me ha dado grandes consejos.

En Lima encontramos las casa familiar repletita de amigos que acudían todos a la boda, que fue la excusa de nuestro viaje, así que tuvimos que pasar alguna noche en hoteles de tres estrellas en Miraflores. Todos recomendados por Konrad y con precios apañados por él, puesto que al ser hoteles con los que trabaja normalmente, nos consiguió alguna rebaja. Uno, el Hotel  Ferré, en Diego Ferré 235, por 270 soles la noche y el otro, el Hotel Los Girasoles, por 257.4 soles (99 dólares), (Ernesto Diez Canseco 696). Ambos prácticos, limpios. Con desayunos de mediocre calidad. Caros para mi gusto (¿qué te puede costar una noche en un NH aquí, que es un hotel estupendo?) para lo que ofrecen, pero precios rebajados por ser nosotros y es lo que hay.

Desde el aeropuerto los taxis recomendados son los que se encuentran nada más salir (antes de los familiares), los Green. Pero para moverte por allí o para ir al aeropuerto a la vuelta, muy seguros y serios son los taxis Corona (795-8970; reservas@taxicorona.com).

CUZCO-AGUAS CALIENTES-MACHU PICHU

CUZCO

Konrad me recomendó llevar ya los billetes comprados desde España a través de las diferentes páginas web. Así para el viaje a Cuzco una de las mejores compañías con mejores precios era StarPerú, con lo que así lo hicimos. Otra opción es Peruvianairlines. Elegí viajar a una hora prudencial, las 9.10 de la mañana, para así llegar más o menos temprano a la capital inca y aprovechar el día. En Perú luce el sol de 6 a 6. Claro que con lo que no conté es con que Callao, donde se encuentra el aeropuerto, está a una hora en coche de Lima, más la hora que tienes que estar antes, etc, etc… al final madrugón igual…

El billete de avión nos costó 181.21 euros por persona, ida y vuelta.

En Cuzco nos recogió un chófer, Juan Caros, que trabaja con el hotel donde nos quedamos la noche siguiente, que a su vez trabaja con mi amigo. Por 10 soles nos acercó al centro y se quedó con nuestros macutos hasta las 6 de la tarde en que nos recogía para llevarnos a Ollantaytambo, de donde parte el tren a Aguas Calientes, el pueblo base de Machu Pichu.

Echamos el día paseando y recorriendo calles. Decidimos no entrar en ningún sitio, pues al disponer de tan poco tiempo, preferimos callejear. Con una guía, con la que todo viajero debe partir, te orientas fenomenal para visitar cualquier sitio, por lo que no me voy a meter en eso. Sólo deciros que no os olvideís de pasar por el barrio de San Blas, precioso.

Mis amigos limeños nos insistieron en un restaurante muy bueno para el que además, había que reservar de antemano. Nosotros tuvimos suerte y pudimos sentarnos a comer sobre la marcha. El Cicciolina es un restuarante precioso, elegante, donde darse un gran homenaje, y desde luego un buen sitio para probar los famosos cuys de la sierra peruana; un híbrido entre rata-conejo, que es típico servir así espatarrao con su larga cola, tipo los cochinillos en Segovia. Ahora, es muuuuy caro. Con deciros que una copita de vino argentino  cuesta el equivalente a 8 euros… Quien desee hacerse o hacer a otro un regalo, está en la calle Triunfo 393. Sino te importa pagar, muy recomendable.

AGUAS CALIENTES

Ollanta está a una hora y media larga de Cuzco en coche. Con tiempo, lo ideal es visitar Cuzco un día y el Valle Sagrado otro, acabando ese día en Ollantaytambo para coger el tren, pues tiene también unas ruinas impresionantes, visitables. Nosotros tuvimos que ir adrede hasta allí. Perurail es una de las dos compañías que hacen este viaje y según Konrad la recomendable (la otra, Inca Rail). El tren varía de precios según horario, época del año y tipo de tren. A nosotros nos costó 52 $/persona la ida y 56$ la vuelta. Tarda entre 2-3 horas, con un traqueteo primitivo. Lo que queda atrás, que yo sí lo he vivido, es el encanto de mezclarse con los locales (si ibas en segunda clase y no en primera), con toda la actividad que ello conlleva, que le daba una vidilla especial: niños, animales, vendedores de comida y de otros mil artilugios, serranitos, olores, etc… Además antes esos trenes salían de Cuzco (ahora sólo de Ollantaytambo) muuuy tempranito para llegar a Aguas Calientes a coger los primeros autobuses. En fin, decidieron separar a los turistas, cobrarles mucho más, y regalarles una canchita para el trayecto (una especie de kikos pero blanditos, buenísimos).

El único, pero grave error que he cometido en este viaje fue no llevar nada reservado previamente para dormir en Aguas Calientes. Es un pueblo básico que nace con el turismo a Machu Pichu. Por ello está plagado de hoteles y restaurantes. Una oficina de turismo, una comisaría de policía y un centro de salud. La vía del tren recorre el pueblo. Y lo que también ha cambiado es que bajarte te bajas en el mismo sitio, en el final de la vía y en medio del pueblo. Pero para coger el tren te obligan a ir a una super estación nueva, atravesando un gigantesco mercado de regalos típicos. Para mí ese cambio hasta casi insultante, fue nuevo.

Como decía no reservé nada porque hay miles y miles de lugares para elegir, pero no conté con que llegábamos a las doce de la noche, agotados (iniciamos el día a las 6 am en Lima) y con el macuto a la espalda, además de que desde la vía del tren todo es cuesta arriba… Entramos a ver varios de esos que por la calle te ofertan, auténticas pocilgas. Saqué mi guía, que me ha acompañado desde mi primer viaje, del año 1999. Nos pusimos a buscar lo que allí se definía como “medio” y tras algún fracaso por estar cerrado (temporada baja???), fuimos a parar al cutre-lux Hostal Presidente en la avenida Imperio de los Incas, es decir la calle de la vía del tren. Por el módico precio de 76 euros (197 soles) la noche dormimos en una habitación (doble, claro) cochambrosa con alfombra asquerosa, baño repugnante con cucaracha incluida y bicho bajo la almohada. ¡Menos mal que fueron sólo una horitas! Sólo se salvó el desayuno y el hall del hotel…

Además el tontaina de recepción no tenía ni idea de la información que le pedí sobre Machu Pichu. Antes se podía comprar las entradas arriba, ahora no. Para entrar tienes tres opciones: el Camino del Inca (que hay dos versiones: una de cuatro y otra de dos días), los autobuses que empiezan a subir a las 7 de la mañana; y los escalones andando… Si optas por esto, la hazaña completa es partir a las 4.30-5.00 de la mañana para llegar allí con el sol saliendo y ver el amanecer arriba, con Machu Pichu desierto, salvo el resto de los piraos que han hecho lo mismo; pero nada que ver con las masas de gentes de después. Además otra ventaja es que cuando empiezan a llegar esos ríos de gente, tú te puedes dedicar a subir el WaynaPichu u, otra novedad, la montaña de Machu Pichu. Ahora os doy detalles.

MACHU PICHU

Nosotros no teníamos las entradas adquiridas, por lo que decidimos madrugar sólo lo estrictamente necesario porque la oficina de turismo abre a las 5.30 para iniciar la venta de tickets. Todos los hoteles a esas horas ya dan desayunos. La chica fue la que me descubrió lo de la nueva montaña. Ambas tienen un cupo al día de público, y se cierra la entrada a las 11 de la mañana. Pero subir a WaynaPichu se ha hecho tan popular, que con esas restricciones, ya sólo queda reservar y comprar la entrada con antelación si quieres subir. Así que, y dado que yo ya la conocía optamos por la nueva. La montaña de Machu Pichu está justo enfrente del Wayna, dándote una visión opuesta a la que estás acostumbrado por las fotos. Es mucho más alta que ésta, pero con escalones más fáciles, pues el Wayna tine partes muy escarpadas y con cierta dificultad que no todo el mundo supera (los que tienen vértigo lo pasan mal).

El módico precio de la entrada a Machu Pichu con la montaña, para extranjeros no andinos, asciende a 142 soles que vienen a ser unos 50 euros/persona. Sin la montaña, 128 soles. Igualito que la Alhambra que sale lo mismo para un granaíno que pa un no comunitario…

La verdad es que es una pasada, y no tanto la belleza en sí de las ruinas, sino el lugar maravilloso en el que se encuentran. ¡Sólo imaginar cómo subían hasta allí, cansa!

Una vez adquiridas las entradas iniciamos los escalones que nos llevarían a Machu Pichu (2630m) (alredeor de una hora, según tu forma física, claro) desde Aguas Calientes (2040m). Y luego la paliza de la montaña, que recomiendo con insistencia, pues tanto a la subida, como en la cima (3080m), las vistas son alucinantes. Nota: también bajamos hasta Aguas Calientes andando, calculad…

El tren de vuelta lo cogimos a las 18.45h. Da tiempo de sobra a hacerlo todo con esos madrugones. Incluso hubiera merecido la pena cogerlo antes y no llegar luego tan tarde, pues tuvimos que hacer algo de tiempo (fácil si te interesan las compras).

CUZCO

De vuelta a la capital del Tahuantinsuyo (imperio inca), nos recogió de nuevo Juan Carlos en Ollanta, y de nuevo por 60 soles nos llevó a Cuzco. Nos alojamos en el Hostal Marani. Situado en la calle Carmen Alto 194, en el la parte alta del barrio de San Blas, no estuvo mal. La habitación limpia, así como el baño. Todas, alrededor de un patio agradable, a la vez que puede ser ruidoso también (recordamos que a las seis de la mañana, con el amanecer, se inicia la vida, y más la de los turistas). A pesar de estar en otoño en el país, las zonas altas de la sierra llevan las estaciones como las nuestras, así que estábamos en un inicio de primavera, aún fría, por lo que tuvimos que “contratar”, además, calefacción (un radiador), pues hacía bastante frío. El hotel lo reservamos a través de mi amigo Konrad, por lo que nos hicieron precio especial, quedando en 124 soles la noche, más los 20 que costó el radiador. El desayuno fue algo flojillo.

A pesar del cansancio, salimos a cenar y nos metimos en el primer garito que encontramos, todo un descubrimiento, digno de mención. En la misma calle, pero en el 133, un restaurancillo completamente local, y muy poco turístico, vamos totalmente auténtico: Restaurante Pizzería Quinua. La quinua es un cereal que se come y que en este restaurante usan para casi todo. Muy atentos y serviciales, amables y simpáticos, les faltó ponernos una alfombra roja… Con un estilo muy ecologista (cuando le pedí una tarjeta pensando en mi entrada de viajéfilos, me elaboraron una en una hoja seca de laurel sobre la marcha; su propia marca), comimos platos exquisitos a base de quinua y a un precio de risa. De todas formas recomendado.

TRUJILLO

Aún hay que pasar por Lima para viajar por Perú, así que el día siguiente lo empleamos en volver a la capital  (avión) y pasar el rato con los amigos (volvimos a cenar en un sitio buenísimo, pero de “barrio” como diríamos en España, en Surco, y los mismo precios también españoles…).  Decidimos viajar a Trujillo en bus nocturno para así aprovechar más nuestro escaso tiempo. Hay varias compañías. Yo siempre lo había hecho en ITTSA, con muy buenos resultados (recomendado), pero Konrad no la había usado mucho, así que nos recomendó las más conocidas por él,  Oltursa, que fue la que elegimos, o Cruz del Sur. Unos 180 soles por barba la ida y vuelta. No deja de ser una paliza, pues sales a las 23h y llegas a las 9 am. Los asientos se tumban 160º (aunque hay categorías superiores que se inclinan más), pero no deja de ser un sillón, y además, como siempre, a las seis es de día, sube la azafata, abre las cortinas, reparte unos sándwiches y se acabó el dormir…

Trujillo es maravilloso. En Trujillo hemos estado tres días, algo más tranquilos que en el resto del viaje. Paseando despacio por sus calles, visitando sus casonas señoriales, comiendo y disfrutando con la familia, vida social y relax. Trujillo es tranquilo, es otro ritmo, por algo es provincia. Ahora refieren que es la tercera ciudad más violenta y peligrosa de Perú, pero yo me he sentido igual de a gusto por sus calles que siempre. Se refieren a lo que llaman los “pueblos jóvenes”, barrios pobres que nacieron alrededor de la ciudad, que han crecido bastante y se han llenado de mafias que pelean entre ellas. Hay miles de compañías de taxis, pero nos recomendaron una muy “segura”,  los taxis sonrisas. Nosotros, la verdad hemos cogido de todo… Nunca he tenido un problema en Perú.

Por primera vez en Trujillo he recurrido a una agencia para visitar los alrededores. En la plaza de armas hay miles. De hecho, nosotros contratamos una, la más barata, Chan Chan tours, en Jirón Independencia en la plaza de armas, por 40 soles los dos el día entero (transporte, y guía, las entradas aparte).

En Trujillo cambiamos de tercio completamente. En Cuzco los españoles malos engañaron y robaron a Atahualpa su oro, acabaron con el glorioso Imperio Inca. En Trujillo estaban establecidas la cultura Moche primero y después la Chimú, conquistada y sodomizada por los incas. Por ello los españoles son vistos como los salvadores que acabaron con el yugo al que estaban sometidos.

De la cultura Mochica, en el Valle de Moche, se visita la Huaca (templo) del Sol y de la Luna con un precioso museo que han hecho nuevo (10 soles la entrada sin el museo, con éste creo recordar que eran 13).

Tras ello te dejan en el centro de Trujillo una hora para comer (libre) y se reanuda el tour para iniciarnos en la cultura Chimú. Hay muchas teorías de cómo una cultura sustituyó a la otra. El caso es que la chimú es posterior, alcanzando una gran extensión que hoy ocupa parte de la ciudad de Trujillo y que era la primitiva  y original Chan Chan;  y cuya capital con su palacio principal, es lo que actualmente se entiende al decir Chan Chan. La entrada, con visita al museo son 10 soles y también incluye la Huaca del Arcoiris. El tour finaliza en una visita de 30 minutos a Huanchaco, pero nosotros teníamos en la cabeza dedicarle una mañana entera, así que al día siguiente repetimos.

Huanchaco es la costa de Trujillo. Es un pueblito pescador con una bonita ermita en lo alto, su pequeño mercado, el barrio pecador de casitas bajas. La playa, que se llena en época estival, los caballitos de totora (barquitas de totora (caña) en la que los pescadores salen montados a horcajadas remando). Además es un destino fijo para surferos y hippies de todas nacionalidades que se afincan allí, algunos además, vendiendo artesanía. Huanchaco tienr un muelle precioso, reconstruido hace unos años, a raíz de lo cual cobran 0.50 soles por persona para entrar. Está lleno de pescadores de los que no usan caña sino sólo hilo (no entiendo mucho de pesca, no sé si es “potera”). Y es muy agradable. Además es imprescindible probar allí los picarones y la cachanga (especie de churros y torta frita). Antiguamente los varios puestecillos donde se vendían con un mercado artesanal estaban en el centro neurálgico, frente almuelle. Ahora lo han trasladado a las afueras. Y tras una larga caminata puedes enciontrarte con tres cuartos de los puestos cerrados, como nos ocurrió a nosotros. ¿Quién tendría la feliz idea de sacarlo del centro?

Para ir a Huanchaco puedes coger un taxi, y más económico los autobuses o combis (furgonetillas) públicas que salen de la Av. España o la Industrial a la altura del estadio de Mansiche.

Nota: si el mes de viaje es febrero, no puedes perderte los carnavales de Huanchaco con su gran cabalgata y desfile de disfraces. Como costumbre tienen la de mojar a todo el que se asoma por allí (febrero=verano).

En Trujillo no puedo remendaros más cosas porque comimos y dormimos en casa de familia. Sí recuerdo de otra época el Canana para la noche (unas chelitas  (=cervezas) y bailar. Y las Tinajas.

Otros datos deTrujillo: la Universidad Nacional de Trujillo tiene rodeando todo su reciento un mosaico kilométrcio muy curioso y bonito. La facultad de medicina, fuera de este campus, junto a mi hospi, Hospital regiona Docente de Trujillo es también bonita de ver.

Otras huacas chimús son la de la Esmeralda. Y un poco más alejado, en el valle de Chicama, la del Brujo.

Trujillo es la capital de la eterna primavera, por lo que en esa época el Festival de la Primavera es curioso de ver. Además un baile típico de Perú, y en el que Trujillo es máximo exponente, sobre todo en la norteña, es la marinera. Por ello el Festival de Marinera a finales de Enero es algo muy interesante y bonito. Típico también trujillano son los caballos de paso, que si tenéis oportunidad, no debéis perderos.

Tras estos tres días maravillosos en buena compañía, regresamos a Lima en el bus nocturno. Llegamos justo el día de la boda, lo que había motivado nuestro viaje. Y tras una buena comida en familia el día de la resaca, ¡vuelta a España!

No he mencionado que el viaje lo compramos a Iberia, directo desde Madrid (a mi juicio merece la pena pagar los 40 euros de diferencia cuando se trata de distancias largas y viajes cortos). Lo operó LAN, de la alianza One World, una compañía estupenda con unos aviones super cómodos. Nos salió por 745 euros cada uno.

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5 comentarios en “Mi cuarto Peru”

  1. Hello! De verdad espero que no os hayáis leído el ladrillazo que me ha salido, aunque os agradezco mucho los comentarios.

    Además de Arequipa, la encantadora y bonita Ciudad Blanca, “peleada” con el resto del Perú, y su peaso cañón del Colca, que como tú dices no tiene nada que envidiar a otros… Perú merece la pena por muchas más sitios (además de cosas…).

    Que yo conozca en primera persona: si viajáis al norte, Cajamarca es alucinanate, serranita serranita, pequeño Cuzco. Además allí podéis visitar las ventanillas de Otuzco (tumbas pre-incas), daros un baño en los Baños del Inca, o hacer una excursión para ver el acueducto de 9 km a ras del suelo, Cumbemayo.
    La selva. recordad que Perú es sierra, costa y selva. Iquitos, el centro neurálgico del turismo de selva. Y algo más discreto, el río Madre de Dios en el departamento del mismo nombre, más al sur que Iquitos (sureste del país), también selva amazónica. Se puede llegar a Puerto Maldonado desde donde te llevan a lodges en plena selva, con excursiones nocturnas y diurnas, etc…. Los puedes contratar en cualquier ciudad (yo lo hice en Cuzco).
    Con mucho más tiempo para perder por allí, sin nada de turismo por esas zonas, yo visité sola Tarapoto y Moyobamba (en pleno centro del norte). Probablemente única extranjera en ese momento allí, me cuidaron y trataron genial. Hice excursiones, dormí invitada en una chacra de una familia (como huerto en plena selva), en fin, una experiencia increíble.
    Para los montañeros, Huaraz, en plenos andes (ciudad y provincia del mismo nombre, en departamento de Ancash). También fui sola. Contraté una de las miles de compañías que hay allí para montañismo, y me hice un treking de 3-4 días a 5000 km de altura de fliparlo. Allí está el Huascarán de 6555ms de altura. Huaraz pertenece al Callejón de Huaylas, un valle formado por el recorrido del río Santa. Yungay es un pueblo que quedó sepultado por un alud que arratró un aluvión de barro. Más a llá del morbo (se llevo todo, incluido su población), hoy se visita porque sólo se ve el pico del techo de l aiglesia (yo no lo he visto).
    Al sur de Lima, Ica, para descansar unos días, un desierto de dunas en las que es típico el recorrido en jeep o el surf sobre arena (seguro que tiene un nombre (sandsurf?)). Además los hotelillos tienen piscina para relajarse.
    Muy famoso, aunque yo no lo he visto, las líneas de Nazca. Sobrevolando en avioneta latierra, se distinguen unos dibujos de figuras, geoglifos, trazados por esa cultura (nazca) y Patrimonio de la Humanidad.
    Perú es grande y hermoso, con una larga historia y muy rica y variada cultura, sólo que en esta entrada me ceñí a mi último viaje…

  2. Guau, Sonia!!! Leo tu relato y me doy más cuenta, si cabe, de que estoy demorando demasiado el viaje a Perú. A punto estuve hace algún tiempo y no salió, pero estoy segura de que tendré una nueva oportunidad.
    Gracias por contarlo como lo cuentas.

  3. Me ha fascinado “tu Perú”. Sinceramente alucino como se te abren los ojos cuando hablas de ese país… Y la verdad es que lo entiendo, posiblemente uno de los más bonitos de toda Suramérica y no es poco decir. Recuerdo aquel viaje muy especialmente y mi retina y mi cerebro han retenido todo este tiempo imágenes imborrables. Sin duda llegar a Machu Pichu y escalar al Wayna Pichu serán imborrables. Tal y como lo has vuelto a ver, seguro te ha dado mucha pena, aquel encanto de creer ser de los pocos afortunados que empezaban a pisar aquella tierra y conocer a sus gentes sin viciar por el turismo masivo… Pero sin dudarlo merece la pena la visita. Solo dos recomendaciones si me lo permites… Arequipa debe ser uno de los sitios obligados y tal vez mucho mejor incluso El fabuloso Cañón del Colca (me río yo del Colorado…). ¡Muchas gracias Sonia por compartir!

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