Siempre es buena elección pasar un fin de semana en el sur de España. Andalucía ofrece mucho mucho sol, incluso en invierno, que invita a pasear y conocer sus espléndidas ciudades, y disfrutar de la rica gastronomía y los encantos que nos brinda. Y un finde sorpresa, es un regalo ideal para los amantes de las escapadas!!
Nuestro finde comienza un viernes al salir del trabajo, desde Murcia en coche, tras unas 4 horas con la calma llegamos, al Hotel Macia Alfaros Cordoba, reservado desde Hotelclub (acumulas el 7% en puntos de descuento para tu siguiente reserva), relativamente céntrico, a un paseo de unos 10 minutos de la mezquita, al lado del Ayuntamiento y el Templo Romano. Tras hacer el check-in dimos un paseo de reconocimiento, llegamos hasta la plaza de la Corredera, y subimos por una de las callejuelas, hasta que llegamos a la Taberna La Cazuela de Espartero donde degustamos deliciosa gastronomía cordobesa. Seguimos con nuestro paseo y encontramos, de casualidad (y encantados) el Jazz café, música en directo (imposible resistirnos), una par de cervecitas y a dormir pronto.
Nos levantamos relativamente temprano, tras 9 horicas de sueño, desayuno en una de las cafeterías cercanas al hotel y a iniciar nuestra ruta turística. Justo en uno de los laterales de la mezquita está la Oficina de Turismo (por cierto la chica no nos ayudó mucho), cogimos un mapa y nos dirigimos, al Alcázar de los Reyes Católicos, con sus impresionantes jardines y fuentes, y en el centro las esculturas de los Reyes Católicos y Cristóbal Colón. Pasamos la mitad de la mañana paseando por allí, disfrutando del solecito que nos regala Córdoba esta mañana.
El precio de la entrada es de 4€ por persona (2€ para estudiantes, con acreditación) aunque luego vimos en los kioskos que hay ofertas, si compras la entrada del Alcázar, con la de los baños del Alcázar Califal salía algo más barato.
Después paseamos por la orilla del río Guadalquivir hasta el puente romano, y lo atravesamos hasta la torre de la Calahorra, a la que no entramos porque vale 4,5€ y nos parece algo caro para lo que es.
Ya media mañana, decidimos paradita en la Posada de Vallina, justo entre la mezquita y el río, terraza al sol (en pleno Febrero, sí, qué gustazo), para continuar organizando nuestra ruta. Continuamos callejeando por las laberínticas calles de la judería, y sus balcones engalanados con geranios, cuyas gentes se encargan bien de cuidar. Nos perdemos por la judería y llegamos al zoco de los artesanos, donde plateros y de más exhiben sus productos (algo caros, pero precioso todo), en una plaza con dos alturas. Un poquito más delante del zoco nos encontramos con la Sinagoga, o lo que queda de ella.
Otra terracita nos llama, y toca pararse, un par de cañas con tapas, esta vez en la plaza Seneca en la “Sociedad de Plateros”, que en la misma terraza tienen una barbacoa para hacerte la carne a la brasa. Continuamos nuestra ruta, y paramos en la plaza de Julio Romero de Torres, donde está la casa donde vivió el pintor, y probamos el salmorejo cordobés, delicioso.
Nos dejamos la visita a la mezquita para mediodía, para evitar la avalancha de turistas. La entrada se compra en el patio dentro del recinto, y cuesta 8€ por persona, algo caro, en nuestra opinión, pero sitio imprescindible para visitar. Nada más entrar, impresiona lo enorme que es, toda repleta de arcos. Cada zona de la mezquita es de una época diferente y, aunque no lo parece, cada zona tiene su estilo arquitectónico reflejado en los arcos, que a simple vista parecen todos iguales. También llama mucho la atención la mezcla de estilos, ya que en mitad de la mezquita (que ahora es catedral) se construyó un altar católico, respetando el resto de la arquitectura árabe, todo un ejemplo de tolerancia. Unas cuantas (bastantes) foticos dentro de la mezquita y continuamos recorriendo las callejuelas de esta ciudad, que parece haberse quedado anclada en el tiempo. Al comprar la entrada ofrecen también servicio de guía, no sabemos el precio porque no lo contratamos.
Una vuelta por las tiendas, y un ratito de descanso en el hotel. De camino paramos en los baños Árabes para reservar. Una buena alternativa para un sábado por la noche.
Cenamos en un restaurante de los de los alrededores de la mezquita, Pepe de la Judería, nos encanta la decoración, la amabilidad del camarero, y lo delicioso de la comida!! Incluso nos traen el postre personalizado. Después nos dirigimos a los Baños Árabes, (hay que reservar previamente, ya que sobre todo en fin de semana hay bastante gente). Nosotros decidimos reservar a las 11, para estar más tranquilos, y la verdad es que fue un gustazo de relax. Tiene 4 piscinas: una de agua helada, otra tibia y otra muy caliente, y la cuarta es de agua salada, pero muy salada, por lo que flotas. También hay un baño turco y la posibilidad de masaje, que por supuesto nos dimos. Además te invitan a un té y puedes estar disfrutando de las piscinas todo el tiempo que desees por 15 euros por persona, más 10 euros por el masaje de 15 minutos. No hay que perdérselo. Después de esto, con el relax en el cuerpo, una cerveza en el Jazz café y casi durmiendo ya, regresamos al Hotel.
A la mañana siguiente desayunamos en la plaza de la Corredera, al solecico, y tras dejar el hotel nos dirigimos hacia Medina Azahara a unos 8 Km de Córdoba, declarado Bien de Interés cultural. Construida por el Califa Abderraman III, ciudad en su época de esplendor capital del califato, ahora sólo quedan las ruinas. La entrada es gratuita para los ciudadanos de la Unión Europea, enseñando el DNI, sólo hay que pagar el autobús que te lleva desde el museo hasta Medina Azahara propiamente dicha. En el museo nos exponen una película documental con reconstrucción de la vida de la ciudad. Visita imprescindible y perfecta para cerrar nuestro finde de escapada cordobés.
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2 comentarios en “Fin de semana en Córdoba”
Cuantos recuerdos y cuantas ganas de repetir…
Muchas gracias Isa por tus recomendaciones! Ya le he dado a me mola! Además tus fotos chulísimas!