Diario de viaje de una semana en Egipto en pandemia

Diario de viaje a EgiptoEmprender un viaje a Egipto es un sueño para cualquier viajero pero viajar a Egipto tras meses de confinamiento y con la pandemia por coronavirus todavía amenazando era casi un milagro. Pero la realidad es que finalmente no fue tan complicado. Con la ayuda de Janur Travel conseguimos el viaje de una semana Egipto que quisimos y a un buen precio. Lo mejor de todo, además de que viajamos seguros en todo momento, es que la mayoría de visitas las hicimos prácticamente solos, algo impensable en Egipto. Ya os contamos cómo organizar un viaje a Egipto en pandemia, ahora os vamos a contar como lo vivimos. Nuestro diario de viaje de una semana recorriendo lo mejor de Egipto en un fantástico crucero. ¡Ahí va!

Si quieres conocer todos los detalles de cómo organizar este viaje Cómo organizar un viaje a Egipto

Diario de viaje de una semana en Egipto en pandemia

 
Viajar a Egipto en pandemis
Recorrido de una semana por Egipto: El Cairo y cuatro noche de crucero por el Nilo

Día 1 de viaje. Vuelos España-Estambul-El Cairo

El primer día de viaje transcurrió entre vuelo y vuelo. Turkish nos robó unas cinco horas hasta Estambul y otras dos hasta El Cairo, a lo que sumábamos el trayecto hasta Madrid y una frenética hora de escala en el macro aeropuerto turco. Los trámites de ingreso en Egipto fueron rápidos, nuestro enlace, Osama, aguardaba con las pegatinas del visado, no hubo problemas con nuestras PCRs (os recordamos que hay que llevarlas impresas en inglés o árabe) y tuvimos que rellenar dos formularios en el avión antes de aterrizar: el de inmigración y el de salud.

Entre unas cosas y otras llegábamos a la cama del magnífico hotel Sheraton, en el centro de la ciudad a las 4 de la madrugada…

Requisitos para viajar a Egipto en pandemia

Día 2 de viaje. Necrópolis de Guiza

Salíamos prácticamente al poco de acostarnos hacia la primera de nuestras visitas, las pirámides más famosas de todo Egipto, en la provincia de Guiza. La mencionada provincia es una de las tres que configuran la ciudad de El Cairo, que con más de 20 millones de personas es la mayor ciudad de África. La necrópolis está a unos 20 km de el centro aunque el tiempo para llegar dependerá mucho del tráfico. Allí se presentó Houssein, nuestro guía a partir de aquí.

Las pirámides y la esfinge de Guiza

La entrada cuesta 10 €. En nuestro caso está incluida en el tour. La necrópolis de Guiza es la mayor del país. En 1959 el conjunto fue declarado patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Si bien la necrópolis cuenta con 11 pirámides, las más importantes son las de Keops, Kefren y Micerinos.

La mayor de las pirámides, la pirámide del faraón Keops se mantiene imponente varios siglos después de su construcción. Las rocas de los segmentos inferiores, de hasta ocho toneladas, soportan los sucesivos niveles hasta llegar a las más elevadas que pesan entre dos o tres toneladas. Se calcula que una rampa de unos 1600 m de altura debió servir a los antiguos egipcios para elevar las enormes moles de granito para culminarla.

Keops fue el primero de los faraones que decidió este emplazamiento para su complejo funerario. En el interior se han encontrado tres cámaras aunque Houssein nos explica que es muy probable que todavía existan lugares sin explorar en su interior. Entre sus perfectas proporciones llama la atención los pasadizos a modo de agujeros, abiertos por los saqueadores que durante siglos esquilmaron los tesoros del templo.

Visitamos el interior de una de las pequeñas pirámides que se encuentran tras la de Keops. Bajar a la sala del faraón de las mayores no va incluido en el precio y sirve para deshacerse de cualquier miedo que puedas tener de tintes agorafóbicos. Esta más pequeña corresponde probablemente a la esposa o a uno de los hijos de Keops y la cámara funeraria es muy accesible sin esfuerzo.

El recorrido sigue junto a la pirámide de Kefren, mejor conservada que su vecina. Parece algo mayor por su localización en un montículo más elevado. Aún así, sus 143.5 metros la convierten en la segunda mayor del país. El revestimiento de piedra caliza todavía se conserva en la cima. Al igual que el resto, la pirámide de Kefren fue saqueada. Nos comenta Houssein que pese a sus creencias musulmanas, muy alejadas de las leyendas de brujas y espíritus, los bandidos mantenían la gruta abierta unos días antes de entrar para así dejar la salida de estos espíritus sin molestarles.

Subimos a una pequeña meseta en el bus desde donde se obtienen las mejores fotos del complejo y las tres pirámides principales.

Visitar la necrópolis de Guiza en tiempos de pandemia
La alegría de viajar de nuevo. Pirámides de Guiza

Desde aquí y de nuevo en bus y muchas fotos después, llegamos a la famosa Esfinge de Guiza. La estructura se conserva sorprendentemente bien  aunque el paso del tiempo ha ido dejando mella y su nariz o la barba han desaparecido por completo. Con sus 57 metros de longitud y sus 8 de altura es una de las fotos más codiciadas del complejo y que conseguimos prácticamente sólos. Todo en el yacimiento es de proporciones “faraónicas”. Elucubrar sobre cómo consiguieron transportar las enormes moles de granito o mármol desde los yacimientos es todo un ejercicio de imaginación.

Unas tres horas y media de visita y una actividad del viaje, programada en el itinerario, que aunque no nos mataba aceptamos: la visita del museo del Papiro. En realidad una tienda donde tras la explicación del proceso comienzan las ofertas. Había que pasar por allí supongo. Sea como fuere ninguno decidió comprar y en una media hora estábamos fuera.

Comemos en Cleopatra Tasty House. Un restaurante frente a las pirámides al que accedemos que nos lleve el guía. Plagado de turistas ofrece menús tipo buffet por 10 € por persona, servicio y bebidas aparte. Una cuenta en la que suben hasta los 18 € por persona sumando esos conceptos que no acabas de entender… Nunca han terminado de agradarnos estas cosas.

Son las tres de la tarde y enfilamos el camino hacia el aeropuerto. Tenemos el vuelo hacia Asuán a las 18:20 pero con el tráfico de El Cairo no es fácil acertar en los tiempos. Por delante, aproximadamente, una hora y media de vuelo.

En el Nilo operan 186 cruceros en temporada alta. No son más de 10 los que vemos a nuestra llegada a la animada ciudad de Asuán. Esto de la pandemia está pasando una factura muy gorda al turismo, del que recordamos viven muchos egipcios. El nuestro, el Chateau LaFayette, uno de los ofrecidos en la opción C de viaje con Janur Travel y que nos habían confirmado hace unos días. Un fabuloso buque por el que navegaríamos por el Nilo rumbo a Luxor. Pero aquello no sería esa noche…

Los cruceros de el Nilo en tiempos de pandemia
Nuestro Chateau Lafayette, el mejor crucero por el Nilo

Día 3 de viaje. Crucero por el Nilo: Isla de Philae y visita al pueblo nubio

Que manía con madrugar tienen en este país, aunque la idea más bien viene dada de que puedas evitar las horas centrales del día en tus visitas. La cuestión es que a las siete en pie, a las siete y treinta el desayuno y a las ocho en marcha.

Asuán es famosa por sus canteras de granito, casi todos los obeliscos egipcios salieron de aquí, por el fabuloso templo de Philae, por ser el lugar donde habitan los nubios, los más aguerridos pobladores del antiguo Egipto y, por supuesto, por ser el lugar donde se emplazó la famosa presa que forma el lago Nasser, concluida en 1970.

El templo de la diosa Isis, Philae

Nuestra primera visita del día nos lleva al templo de Philae, la joya del Nilo, de donde salió el culto a la diosa Isis. Para llegar a la isla donde se encuentra actualmente hay que tomar un bote en un recorrido de unos 15 minutos. Y digo actualmente porque el presidente Nasser ordenó trasladar el templo junto otros como el famoso Abu Simbel para construir la presa de Asuán. La isla original donde se encontraba era la isla de Philae, que significa el fin.

El templo comienza como el resto de templos egipcios en una gran plaza que se abre al complejo. La sala columnada es la que da acceso al santuario. Y si impresionante es por fuera, mucho más lo es por dentro, en las paredes de sus estancias. Los bajo relieves, finamente tallados y en un perfecto estado de conservación son toda una lección de historia. Gran parte del resto de edificios son de la época romana como el kiosko de Trajano cuyas mejores vistas se obtienen desde el barco.

Sobre una hora y media y estábamos de regreso en la barca. De vuelta tenemos un buen rato en el barco antes de seguir con las actividades programadas. Aprovecharemos la piscina del barco.

Visitando el templo de Philae en tiempos de pandemia
La visita del Templo de Philae en Egipto, el templo de Isis

El paseo en faluca y la excursión a un pueblo nubio en Asuán

Sobre las dos y después de comer salimos. El paseo en faluca está incluido en el precio de nuestro viaje, no así la excursión al pueblo nubio. Son 40 € y salimos desconfiando de haber acertado. La primera media hora es un paseo en una faluca en la que Houssein nos cuenta algunas de las tradiciones de los nubios: sus bodas, sus fiestas, pinceladas de sus comidas o de su historia. Los nubios que nos acompañan y hacen las veces de marineros simulan “improvisar” un baile y cantos típicos de su pueblo. También aprovechan para sacar un tenderete de souvenirs a la venta.

Después cambiamos de bote en medio del Nilo y subimos a otra barcaza, “tuneada” para la ocasión de la manera más peculiar que puedas imaginar, para tomar un té mientras navegamos río arriba. Dicen que el té nubio es el mejor de todo Egipto. Seguimos navegando alrededor de la población y bordeamos la isla Kichener que fue residencia del gobernador general de Sudán y la convirtió en un gran jardín botánico.

Más adelante tomamos tierra en otra isla donde nos invitan a llevarnos un poco de arena del desierto (no entendemos la invitación) aunque al menos disfrutamos haciendo un reportaje completo a un grupo de camellos preparados para el paseo junto al río. No accedemos a la oferta…

El paseo en faluca por el Nilo
El paseo navegando por el Nilo

Solo nos queda un baño en el Nilo allí mismo antes de llegar al colorido pueblo nubio. Nos enseñan una casa donde nos preparan algo de tomar: un té y un “pan de sol” con un queso imposible. Nos tatuamos con henna y damos una vuelta por las tiendas. En general, una experiencia demasiado turística y cero auténtica para nuestro gusto pero en la que echamos un buen rato de risas. Teniendo la tarde sin programar no fue una tan mala opción. En total tres horas de paseo. De los mejores momentos, la vuelta con la luz del atardecer en el río.

La excursión a un pueblo nubio en Asuán
La excursión a un pueblo nubio en Asuán

El paseo en calesa por Asuán

Con la tarde echada y apunto de anochecer, salimos para dar una vuelta por Asuán. Los ratos que hemos cruzado la ciudad con el bus nos ha parecido súper animada. Siguiendo los consejos de Houssein, nuestro guía, decidimos pagar 15 € por el paseo en calesa, la tradicional forma en que se mueven los egipcios por la ciudad. Houssein nos habla de lo importante que es para mantener a familias completas de los propietarios de estos viejos animales y accedemos a regañadientes.

Una hora por la ciudad, incluyendo alguna de sus calles más humildes donde los críos se lanzan en busca del saludo y de ser posible, alguna moneda. Tras esta primera hora, parada en una tienda de especies, Karfor Market. Deliciosa para la vista y para el olfato. Hicimos acopio de azafrán, de sándalo, de pimienta… y de no sé cuantas cosas más.

Después un zumo natural de mango en un local en la calle, no sabíamos que este fruto en el país era tan bueno, y vuelta al barco. Dos horas. Justitos para la cena. A la mañana siguiente tocaba… ¡madrugar!

Día 4 de viaje. Crucero por el Nilo: Complejo de Abu Simbel y templo de Kom Ombo

El complejo de Abu Simbel es uno de esos lugares del mundo por el que merece la pena levantarse a las tres de la mañana. Totalmente. Y así fue. Recorrer los 280 km que separan Asuan de Abu Simbel lleva unas tres horas y media y exige ese horario.

El complejo de Abu Simbel

Salíamos poco después de las cuatro y media de modo que a las ocho llegábamos al recinto. El recorrido se hace vigilado (como nos dijo Houssein, aquí la mitad de la población vigila a la otra mitad) y tuvimos suerte de formar parte de un pequeño convoy que facilitó el camino. El bus que había elegido Janur Travel para el grupo parecía recién estrenado por nosotros.

El poderoso Ramsés II mando construir a orillas del lago Nasser los dos templos que conforman Abu Simbel. El mayor de ellos, excavado en la roca arenisca de la montaña alcanza los 65 metros de profundidad. Los colosos que presiden la fachada representan al faraón en distintas etapas de su vida. El templo menor está dedicado a su esposa Nefertari.

En el interior de Abu Simbel no es posible tomar fotos con la cámara sino se pagan 15 €. Tal vez no merezca la pena porque si se puede fotografiar con el móvil sin necesidad de pagar. El templo narra en sus relieves numerosas hazañas de Ramsés II y las estatuas del faraón se suceden en las cámaras. Los tintes minerales se conservan a pesar del paso del tiempo. En la entrada las ocho estatuas de Ramsés dan la bienvenida.

La visita del complejo de Abu Simbel en tiempos de pandemia
Abu Simbel solo para nosotros. El gran templo de Ramses II

Junto con Philae y otros templos tuvo que ser trasladado en 1960 antes de la inundación de la zona con la construcción de la presa. Se fragmentó en 285 grandes bloques para trasladarlo hasta aquí, unos 200 metros más arriba de su emplazamiento original. En 1979 se incluyó en los patrimonios mundiales de la Humanidad. Aprovechamos dos magnificas horas en las que nos hicimos cientos de fotos. Tenemos una suerte enorme y se nota mucho la escasa afluencia de turistas a estas alturas de la temporada.

Para las 10:30 termina nuestro tiempo en Abu Simbel. Toca deshacer el camino hecho para llegar hasta esta maravilla. El madrugón y el esfuerzo merecen la pena. Sobre las dos, justo para la comida, llegamos al barco. Unos minutos más tarde zarpa, esta vez sí, para navegar por el río Nilo en dirección norte.

El templo de Kom Ombo

Sobre las 17 horas llegamos al templo de Kom Ombo, en la ciudad del mismo nombre. Dedicado a los dioses Horus, el dios halcón, y Sobek, el dios cocodrilo se encuentra en la orilla oriental del Nilo y atracamos frente a él, tras unas tres horas de navegación. De la era de los Tolomeos fue ampliado en la época romana. Se sitúa sobre la pequeña colina del mismo nombre, que significa “colina de oro”. También es la manera en la que se refieren los egipcios a “hacer el amor”.

Una de las curiosidades del templo es que es el único en Egipto con dos templos simétricos, con dos accesos, dos patios, dos santuarios… uno para cada uno de los dioses a los que rinde culto. Las estancias de ambos templos se hayan comunicadas entre si.

En el interior, en sus paredes y en sus imponentes columnas se combina el alto y el bajo relieve. Dos técnicas tan diferentes como difíciles. De nuevo la historia de los faraones y los dioses sobre la piedra, imágenes de su coronación y su vida. En la parte trasera relieves en los que se ve Imhotep, el famoso genio y médico egipcio que terminó siendo Dios y sus instrumentos quirúrgicos de hace 4000 años, tan vigentes hoy día. Imhotep es el primer científico conocido de toda la historia alcanzando tal renombre que se le consideró el Dios de la Medicina. Destacó en muchas materias y fue quien emprendió la construcción de la mastaba de Zóser, la pirámide escalonada de Saqqara, considerada la primera de todas las pirámides.

En el lateral del templo el “nilometro” mejor conservado de Egipto y que servía para conocer las crecidas del río y así la posibilidad de buenas o malas cosechas. Para terminar, el museo del cocodrilo donde hay varios grandes especímenes embalsamados.

La visita del templo de Kom Ombo al atardecer
La visita del templo de Kom Ombo al atardecer. El único dedicado a dos deidades

En el mercadillo que hay a la salida se puede regatear por algunas de las mejores chilavas de Egipto según nos cuenta Houssein, pero es tan agotador que saltamos las tiendas como quien huye del diablo. Tú verás donde te metes…

Las siete de la tarde y zarpamos de nuevo. Desde el barco todavía disfrutamos del maravilloso templo iluminado. Atracaremos más adelante para pernoctar. Esa noche tuvimos un cocktail de bienvenida y una cena espectacular. Chapeau por los cocineros.

Día 5 de viaje. Crucero por el Nilo: Templo de Edfu y la visita del templo de Luxor

¡Hoy toque de pito a las 5:30!. Quien dijo que es un placer viajar… Habíamos atracado a unos 30 minutos de Kom Ombo. Una hora antes de la hora fijada para despertar, otra llamada, la de la oración, nos había puesto sobre aviso. Así que entre unas y otras cosas, la noche no había sido especialmente “placentera”.

A las seis, la hora fijada, aguardaban las calesas de caballos para llevarnos al templo de Edfu. Solo unos 10 minutos de paseo. De nuevo queremos entender, con lo difícil que es para nosotros, el modo de vida de esta población y su relación con los animales. Muy alejada de la cultura y avances en derechos del mundo occidental. Nos cuesta rehuir del ofrecimiento.

Llegamos, como digo, de inmediato. Tuvimos que esperar unos minutos a que abriera y fue el primer lugar de los que llevábamos visitados donde se formó una cola considerable. La distancia de seguridad brilló por su ausencia…

El templo de Edfu

El templo de Edfu se construyó tras la conquista de Egipto por Alejandro Magno por los ptolomeos que aunque griegos, imitaron las tradiciones y arquitectura del antiguo Egipto. Está dedicado al Dios Horus y con una longitud de 137 metros y 36 de altura es uno de los más grandes y mejor conservados del país. La puerta de entrada es descomunal en tamaño.

El patio interior recuerda a los templos grecorromanos aunque solo coinciden en el tiempo. Más adelante se suceden las salas, los bajorrelieves y de nuevo la historia de los dioses y los faraones. El buen estado de conservación se debe a que estuvo largo tiempo enterrado bajo la arena y los edificios que sobre ella se construyeron. Los cristianos lo ocuparon durante siglos.

El templo de Edfu, la visita en pandemia
El Templo de Edfu, uno de los mejor conservados de Egipto

Una hora más o menos para la visita y salimos de vuelta. Parece broma pero son las ocho y ya tenemos “el día echado”. Queda desayunar y dejarse llevar navegando por el Nilo hasta Luxor. Sobre las once atravesamos la primera de las esclusas. El espectáculo de los egipcios vendiéndonos sus productos desde las barcas y lanzándolos al crucero para que comprobemos las calidades se convierte en un momento divertidísimo.

Comida y sobremesa tranquila, por fin. Aprovechamos la piscina y las tumbonas del barco en este tramo del Nilo, un momentazo el de la navegación por el río. Dio hasta para siesta y gracias a los consejos de Houssein, optamos por la visita de Luxor al atardecer. La mayoría de los grupos sale a la una. Esta actividad está planteada para mañana junto a los colosos, el templo de Hathepsut, al valle de los Reyes y Karnak, pero así sería menos apretado.

Navegando por el Nilo en tiempos de pandemia
La navegación por el Nilo regala momentazos

La visita del templo de Luxor

Luxor, la ciudad de los palacios. Un yacimiento vivo en el que cada día se descubren nuevos tesoros del antiguo Egipto. Hace poco más de cinco años se encontraron 600 nuevas tumbas en una nueva excavación, por poner un ejemplo.

Visitamos el templo de Luxor al atardecer, en el mejor momento por la temperatura y por la luz. La entrada al templo está presidido por un gran obelisco de una pieza de 26 metros de altura y 265 toneladas de peso. Ramsés II ordenó su traslado hasta aquí desde las canteras de Asuán. Existía otro junto a este pero fue “regalado” a Francia y es el que se encuentra en la plaza de la Concordia de Paris. Tras esta imponente pieza, seis grandes estatuas del faraón. Por detrás, la avenida de las esfinges que llegaba hasta Karnak.

Una vez dentro, el enorme patio interior y una fila de 18 enormes columnas llevan al templo de Amenothep III. De nuevo grandes columnas pero más trabajadas y menos voluminosas que las de Ramsés II. En esta ocasión tienen forma de flor de loto cerrada. En el interior y al final se encontraba el santuario de Alejandro Magno. El sol se pone y la luz queda perfecta para las fotos. Y poco después empiezan a iluminarse los edificios. Un espectáculo.

El ambiente del Templo de Luxor en Egipto en pandemia
El ambiente al atardecer en el Templo de Luxor, la ciudad de los palacios

Espectáculo es el que nos aguardaba en el barco y a pesar de que nos hubiera gustado muchísimo dar un paseo por la ciudad, el programa marcaba un espectáculo de danza del vientre en el crucero. No había manera de evitarlo y punto.

Cenamos, como siempre esta semana, excelentemente y acabamos nuestra última noche en el Nilo en la terraza del barco con una buena Sakara frente a la montaña iluminada del Valle de los Reyes.

Día 6 de viaje. Crucero por el Nilo. Orilla occidental: el valle de los Reyes, los colosos de Memnon y templo de Hatshepsut. Complejo de Karnak por la tarde

Salimos sobre las ocho después del desayuno y hacer el check out hacia la orilla occidental del Nilo en Luxor, la orilla de los muertos. En el barco nos dejan un par de habitaciones para poder dejar las maletas. Volveremos para la comida y antes de visitar Karnak por la tarde.

Visitando en valle de los Reyes

Comenzamos por el valle de los Reyes. Hay un total de 63 tumbas aunque solo 23 son tumbas reales. El resto son de nobles y allegados. Una de las más conocidas es la de Tutankamon pero que Houssein no nos recomienda la visita por ser una tumba inacabada y poco vistosa. En realidad no fue uno de los grandes faraones de Egipto y al morir con solo 18 años, nunca llegó a acabarse su tumba. Visitaremos otras tres. No se permite entrar con las cámaras si no es pagando pero si se pueden hacer fotos con el móvil tanto dentro como fuera de las tumbas.

La montaña de piedra caliza y fácil de excavar se encuentra horadada con las tumbas y sus tesoros. Hasta 200 metros de profundidad en el caso de la tumba de Seti I. Este lugar se eligió al comprobar que las pirámides eran localizadas fácilmente por los saqueadores y eran expoliadas en pocos años. En el caso del valle, para la excavación de las tumbas, eran pocos los trabajadores necesarios. La localización del mismo se mantenía en secreto y se empleaba gente mayor que moriría aquí sin poder revelar la localización de las tumbas y los tesoros.

Una vez pasado el control subimos en unos trenecitos para adentrarnos en el valle.

Visítanos primero la tumba de Ramsés IX uno de los nietos de Ramsés II. La buena conservación de los frescos se debe al uso de tintes minerales que se recubrieron de clara de huevo. Houssein nos explicó el procedimiento del embalsamado de los faraones por parte del Anubis, el especialista con máscara de chacal que se encargaba. Al parecer hay algunos de los pasos y productos que todavía no se conocen. El escribir al respecto estaba prohibido.

Visitando las tumbas de el Valle de los Reyes
Visitando las tumbas de el Valle de los Reyes

Visitamos después la tumba de Ramsés III realmente impresionante en sus paredes y la de Merenptah con 86 escalones para llegar y con cuyas galerías laterales intentó engañar a los saqueadores. Al final se conserva una réplica de la tumba y el original en granito que cubría el sarcófago y la momia. En total fueron unas dos horas de disfrute total.

De nuevo en el bus y camino del templo de Hatshepsut. Antes, una parada en una tienda de alabastro del valle. Uno de los descendientes de los que trabajaron con Cárter en las excavaciones de las tumbas de Tutankamon. O eso nos dijeron…

Templo de Hatshepsut, Djeser-Djeseru o Santo de los Santos

Pocos minutos de camino con el bus y llegamos. El templo se encuentra excavado en la montaña, en la roca de un acantilado, el Deir el Bahari (el Convento del Norte). Hatshepsut fue una de las dos mujeres que consiguió reinar en Egipto y lo hizo durante 20 años. Para ello convenció a los sacerdotes de que su madre la tuvo con el dios Amón Ra. Fue asesinada por el único hijo varón que tuvo su marido con otra mujer y que terminó siendo el nuevo faraón.

Templo de Hatshepsut en pandemia
Templo de Hatshepsut, la mujer faraón

Para nuestro gusto pintaba algo restaurado en exceso, de hecho nos comenta Houssein que consecuencia de todas estas rencillas el templo fue destruido y vuelto a levantar en varias ocasiones. Estuvimos una hora y media pero fue suficiente. El calor aprieta en el valle.

De vuelta al barco para la comida hacemos una breve parada en los colosos de Memnon. Forman parte de los restos del templo de Amenotep III. El lugar donde se encuentran y las dimensiones de las estatuas merecen la pena los minutos de parada para la foto. Tendremos tiempo de comer y un brevísimo descanso antes de nuestra última visita en Luxor, el templo de Karnak, para coger nuestro vuelo da vuelta a El Cairo.

El templo de Karnak

En la construcción y posteriores ampliaciones de este templo de la antigua Tebas participaron hasta 24 faraones sucesivamente convirtiéndose así en uno de los mayores complejos religiosos del antiguo Egipto. Dos mil años se emplearon en su construcción aunque ahora queda un 20% del total. Está dedicado al Dios Amón si bien se rinde culto también a otras divinidades.

La entrada está presidida por una avenida custodiada por figuras de carneros, una de las formas animales del dios Amón Ra. A partir de aquí las dimensiones de las columnas, las estatuas, los patios y las estancias son sobrenaturales y sin duda los mayores espacios que hemos visto en el viaje.

La sala columnada es la mayor de Egipto con 134 grandes columnas. Aquí nos cuenta la leyenda de Men, el que después se convirtió en dios de la Fertilidad tras embarazar a gran parte de las mujeres cuando Ramsés II partió a la guerra. Delante el derruido templo de Hatshepsut, la capilla roja del faraón. Uno de los fragmentos de los obeliscos destruidos de la reina y que se encuentra en un lado muestra elementos peculiares de su vida, como el hecho de que tuvo que cortarse el pelo para parecer varón.

Complejo religioso de Karnak, el mayor centro de Egipto
Complejo religioso de Karnak, el mayor centro de Egipto

Junto al lago sagrado, el mayor lago artificial del país, una famosa escultura del escarabajo, otra forma animal del Dios y a la que hay que dar tres vueltas para que se cumpla el deseo pedido. ¿Pensáis que las dimos?

Después de este momentazo y envargados por la alegría que estaba suponiendo el volver a viajar, grabamos un vídeo promocional improvisado para Janur y Dunas Travel, nos lo piden y allá que nos lanzamos, tal cual suena. Un buen rato de risas y rumbo al aeropuerto, 15 minutos de distancia nada más. En el aeropuerto toca pasar unos controles “peculiares”, que si firma aquí, que si apúntate allá, que si te cacheo, que si abre la maleta… pero nada serio. Pasados todos ellos, ya estábamos en el área de embarque y esperando volar a El Cairo.

La PCR de vuelta a España

El vuelo sale a las 19:15 y esa misma tarde desde El Cairo nos confirman nuestra reserva para la PCR cerca del aeropuerto en una clínica autorizada del gobierno. Los amigos de Janur nos esperan al llegar al aeropuerto y nos llevaron a ello.

El precio de la prueba: 100 € o 1800 libras que podemos pagar con tarjeta yendo a la central de la clínica en Guiza. Para evitar llegar hasta allá, a una hora y media de viaje, optamos por hacerla en una clínica más pequeña a tan solo 15 minutos del aeropuerto (probablemente envían las muestras allí). Aquí deberemos pagar en efectivo, euros o libras. Tienen ya nuestros datos incluidos números de pasaportes, con lo que el protocolo a seguir es bastante rápido y ¡en unos 10 minutos salimos los 12!.

Solo queda cenar. Nos acompañan con el bus a un restaurante en el camino, un lugar de pizzas que está abierto y que reservó Osama. Dada la hora que era nos lo recomienda como una buena opción y la aceptamos. En la orilla del Nilo, junto a varios locales de ambiente “europeo” aunque algo desangelados. Son las 11 de la noche y es de suponer que la pandemia ha hundido alguno de estos negocios. Por cierto, nunca pensé que iba a pasar tanto frío en El Cairo. Lo peor fue que nos engañaran en el precio de la manera que lo hicieron. De los precios marcados en carta fueron prácticamente al doble y con las excusas más peregrinas. El local se llama Vintage Vibe y todavía no se que parte de culpa tenia Osama en esto.

De nuevo check in en el Sheraton Hotel de el centro.

Día 7 de viaje. La visita de la ciudad de El Cairo por libre

Para nuestro último día queríamos volver a sentir esa sensación de libertad de viajar por libre. Ese “que te pasen cosas”, de imprevistos que recordar y aunque la jornada completa preparada por Janur Travel como opcional era tremendamente atractiva pensamos que conoceríamos El Cairo por nuestra cuenta y… ¿riesgo?

En absoluto, después de la experiencia y sobre todo siguiendo los consejos básicos de Houssein, nuestro guía durante todo el viaje, os aseguramos que no fue para nada difícil o peligroso.

El plan era salir sobre las nueve, visitar primero el museo de El Cairo, tomar el metro hasta el barrio Copto, volver al centro para comer y dejar para la tarde el bazar y el barrio islámico. Como nos dijo Houssein dejar esta visita para las seis de la tarde, entre la cuarta y la quinta oración, la haría más atractiva. Nos dio instrucciones sobre los taxis, el regateo, los lugares donde comer y donde no y algunos de los sitios que nos recomendaba como guía y como cairota. Inmejorable el servicio y la disponibilidad de Houssein. Además nos dejaba su número para cualquier problema.

La visita de El Cairo por libre

Nos ponemos en marcha a las nueve según lo previsto y después de un fantástico desayuno en el Sheraton. El hotel se encuentra junto al Nilo y muy cerca del puente que nos lleva al museo. En la isla central, en el barrio de Zamalek, destaca la torre de El Cairo, una moderna torre de telecomunicaciones. El tráfico es un caos. Hay que armarse de valor para cruzar una calzada.

Cruzamos el segundo de los puentes para llegar a la orilla occidental del Nilo y así a la zona centro de la ciudad. A espaldas del Ritz está el Museo de Arte Egipcio. A lo largo del presente año se terminará de trasladar a su nuevo emplazamiento. Allí ya aguardan las momias de los grandes faraones de Egipto sus tesoros.

Museo de El Cairo

El museo, sea o no en pandemia y sea la hora que sea, siempre se encuentra lleno de gente. Houssein nos había aconsejado llegar por la mañana sobre las 10. Parece que la mayoría de grupos acuden después de la comida. Aún así había muchísima gente en el recinto.

El precio de la entrada es de 200 libras, unos 11 €. Para poder hacer fotos tanto con el móvil como con la cámara hay que pagar 50 libras extras. La multa por hacer alguna fotografía sin este ticket es de 100 €. Parece que son bastante rígidos en este sentido. En la tumba de Tutankamon no se pueden hacer fotografías aún con el ticket.

La visita del Museo del Cairo en pandemia
La visita del Museo del Cairo. Una de las últimas oportunidades

En total 49 salas. Primero a la derecha a la sala de los sarcófagos. Dos estatuas: Amenhotep III y su esposa Tiyi nos dan la bienvenida.

Pasamos la sala de los sarcófagos de piedra y subimos a la primera planta donde está el tesoro de Tutankamon. Las sillas ceremoniales, las estatuas del faraón, objetos personales y la caja que contenía las ánforas con las vísceras de Tutankamon. Llegamos por fin a la sala de la máscara y joyas personales del joven faraón. Con 11 kg de oro macizo y piedras preciosas incrustadas se colocó sobre las vendas para que fuera reconocido. En la frente la serpiente y cobra protectora del alto y bajo Egipto. Impresionantes los dos grandes sarcófagos de oro y 110 kg cada uno bellamente tallados y con multitud de incrustaciones de piedras preciosas. En un lado las pequeños sarcófagos de sus vísceras y más y más expositores con joyas del rey.

Adelante los sarcófagos y momias de Thuya y Yuya, dos de las mejor conservadas. Los sarcófagos están recubiertos de oro en su exterior y plata por el interior.

Bajamos de nuevo en busca de la sala del Escriba (la monalisa de los egipcios). Los ojos hechos de cristal muestran incluso sus pupilas cuando se iluminan con una linterna. En la misma sala hay una estatua muy bonita del faraón Kefren sedentey una estatua de madera de un sacerdote. Antes de llegar hacemos alguna foto a otro de los imprescindibles del museo la paleta de Narmer, una inscripción que representa la unificación del alto y bajo Egipto dando lugar a la primera dinastía y a la imponente tríada de Micerinos, una de las esculturas más importantes de toda la cultura egipcia. Representa al faraón junto a la diosa Hathor y la divinidad del momo de Cinopolis.

Una hora y media fue suficiente para nosotros. Para los muy amantes seguro que nunca será suficiente. Vimos muchas de las piezas ya empaquetadas y camino del nuevo museo.

La visita del Barrio Copto de El Cairo

Mediodía y tomamos el metro hacia el barrio Copto. En la misma plaza Tahrir está la parada de Sadat. El ticket cuesta 5 libras y compramos los 24 que nos hacen falta al grupo para la ida y la vuelta. Tomaremos la línea 1 dirección Helwan. Son cuatro paradas hasta la estación de Mar Girgis.

El 9% de la población egipcia es cristiana copta y al sur de la ciudad se encuentran algunos de los edificios más emblemáticos. Todos los importantes se encuentran en un área fortificada y en la que la seguridad es más que evidente. Es el primer lugar de Egipto donde en ningún momento nos sentimos agobiados.

Al salir del metro, la iglesia colgante de Santa Maria, del siglo III, una de las más antiguas de Egipto y conocida como colgante por encontrarse encima de una de las puertas de Babilonia. El único lugar de pago el museo Copto pero que no nos recomendaron dada la escasa importancia de sus piezas. La iglesia tiene una peculiar mezcla de estilos y motivos religiosos. La pieza más importante es el púlpito de mármol del siglo XIII, con 13 columnas que representan a Jesús y los apóstoles; la negra, la de Judas y la gris, la de Tomás, por sus dudas.

La visita del barrio copto de El Cairo en Egipto por libre
La visita del barrio copto de El Cairo en Egipto

Seguimos camino hasta la iglesia de San Sergio también de las más antiguas. Al lado la iglesia de San Jorge y abajo el convento de San Jorge. Hay que bajar a un pasadizo para alcanzar San Sergio y San Baco, construida en la estancia donde se refugió durante tres meses la sagrada familia. Bajamos a la cripta donde se supone estuvo José, María y el niño escondidos.

Por uno de los callejones de la salida, la iglesia de Santa Bárbara y al lado la sinagoga de Ben Ezra o sinagoga de los palestinos, el lugar donde los locales creen que se encontró al pequeño Moises. Fundada en el siglo IX y uno de los edificios más bonito de todos. Destaca el techo de madera con incrustaciones de nácar. No dejen hacer fotos en su interior.

Muy cerca, la mezquita de Amr, fundada en el año 642 lo que la convierte en la más antigua de África. De camino una terraza estupenda, un bar y… ¡cerveza! Hacemos un click para refrescarnos y eso que el día sigue siendo fresquete para lo que temíamos. Al lado, el primer grupo de españoles que vemos en El Cairo, cuatro muchachos que trabajan aquí. Un buen rato que nos impidió llegar a visitar la mezquita…

Centro y el mercado de Khan El Khalili

Tomamos el metro de regreso al centro. Como queríamos, llegaremos a comer sobre las 15:30 o 16:00 al restaurante Felfela que nos han recomendado y donde ya no habrán grupos de turistas. La misma línea, la 1, ahora en dirección El Marg.

Los platos, clásicamente egipcios y a precios en torno a los 10 €. Nos recomendaron pedir el menú y evitar el ofrecimiento de platos para compartir al centro. Mucho mejor para conocer lo que pagaremos. Sirven cerveza, algo que no es tan sencillo en El Cairo. ¡Por 16 € salimos como reyes!

Próximo destino el bazar de Khan El Khalili, un buen paseo de casi una hora por lo más auténtico de El Cairo. Pasamos por las tiendas de los electrodomésticos, de los electricistas, de los carpinteros, de los textiles… y por fin el bazar. Con el pateo un merecido té en el Café de los Espejos, El Fishawi.

Damos un paseo por los alrededores y nos acercamos al archiconocido Jordi, ese local del que todos hablan y no tienes que regatear. Compramos las chorradas que necesitábamos como recuerdos y emprendemos la vuelta. Quisimos pasear un rato más por el barrio islámico pero se nos hizo tarde. Más motivos para volver…

Para llegar al hotel mejor un taxi. Lo negociamos por 60 libras (3 €). Toca organizarse para volver.

Bazar de Jan el Jalili de El Cairo
Bazar de Jan el Jalili de El Cairo

Día 8 de viaje: Vuelta

Nada más y nada menos que a las 5 de la mañana rumbo al aeropuerto. Empleamos tan solo unos 20 minutos a esas horas en llegar. Nuestra PCR negativa y el código QR en el móvil tras rellenar el formulario de salud del gobierno de España. El resto es ya poco emocionante para contarlo.

Fuimos muy afortunados de poder viajar en aquellos días. Egipto fue otro de esos destinos que posibilitaron el turismo muy pronto y adoptaron las medidas de seguridad necesarias. Un país con tantos siglos de historia documentada como pocos, fascinante en todos sus rincones. Muy bonito aunque maltratado por saqueadores y exploradores que se llevaron cuanto pudieron y aun así, no pudieron con todo. Egipto nos dejo un buen sabor de boca, gente amable y que sabe negociar como nadie y sobrevive gracias a ello. Confiamos en que si hemos llegado hasta aquí una vez, tengamos la oportunidad de repetir otros lugares.

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3 comentarios en “Diario de viaje de una semana en Egipto en pandemia”

  1. Un viaje a Egipto en 7 días que nos ha llevado a recorrer aunténticas maravillas que quedan en nuestras mentes y que recordamos siempre gracias a este diario y a sus fotos. Y vaya grupo gracioso que se formó!!!!!!! GRACIAS

  2. Tuve la suerte de poder compartir este viaje con Viajefilos, sin duda una experiencia inolvidable. ¡Muchas gracias por la gran organización y el increíble recorrido!

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