Con todas las dudas que merecía el camino, emprendimos nuestra ruta hacia el Norte desde la ciudad de Sydney hasta Brisbane. Unos días atrás habíamos alquilado nuestra caravana y aprovechado para disfrutar dos buenos días en las Blue Mountains, así que desde aquí comenzamos la travesía hacia Brisbane en caravana, sin tener certeza en nuestras escalas ni en el tiempo que íbamos a emplear, lo cual hacía el plan más atractivo si cabe.
Decir que para el que guste de seguir alguna de nuestras recomendaciones, nos gusta tal vez más la montaña que la playa, por eso elegimos buena parte de la ruta entre Sydney y Brisbane por el interior, no nos viene mal una cerveza o un buen café casi siempre, gustamos de probar la noche en cualquier sitio por recóndito que parezca y aunque mochileros, para sufrir… ¡ya está la vida!
Viajar desde Sydney a Brisbane en caravana
El primer día y desde Blue Mountains como digo, hicimos noche en el Lago Mcquaire al que llegamos por la omnipresente autopista del Pacífico número 1. Unos 90 km desde Sydney aproximadamente para acceder a un enorme lago de agua salada muy difícil de abarcar turísticamente hablando. Paramos en un bonito sitio para caravanas, Manering Park, junto al lago. A pesar de llegar sobre las 19 horas, la recepción cierra a las 17 horas, nos abrieron la valla para hacer el check in al día siguiente.
Día 1.- Lago McQuarie – Newcastle – Gloucester (140 km)
Por la mañana nuestra primera parada sería en Koompahtoo Aboriginal Reserve, junto a la población de Morriset. Llegamos por recomendación de Tania y Raúl y para aquellos que lleguéis a Sydney y tengáis muchas ganas de ver canguros, al fin y al cabo es lo que toca en este país, este es un buen y curioso sitio. Bueno, pues son muchos los canguros que verás y podrás hincharte a fotografiar, y curioso porque en realidad el recinto es un enorme hospital psiquiátrico en el que viven estas manadas de canguros…
Si no tienes mucho tiempo en Sydney pero el suficiente para poder escaparte un par de días hacia el Norte, tal vez Morriset y la reserva Koompahtoo Aboriginal Reserve sea uno de los mejores sitios para disfrutar de los canguros en libertad y muy accesibles con niños. La zona es muy bonita y sin duda tus peques disfrutarán de estos simpáticos animales |
Desde aquí y con el calor asfixiante persiguiéndonos tomamos rumbo a Newcastle, la segunda ciudad en importancia de Nueva Gales del Sur. No nos llamaba la atención especialmente, la teníamos por bastante industrial por ser el mayor puerto de exportación de carbón del mundo como habíamos leído, pero buscando alguna playa donde refrescarnos creíamos que podía ser una buena parada.
Entramos por el Sur y cruzamos algunas playas abiertas donde intentamos el baño, como la de Merewheter, pero probablemente sea mejor playa para surfear que para el baño. A ambos lados existen piscinas llamadas aquí oceánicas y que pueden servir para un baño más tranquilo pero las pillamos en fase de limpieza. No hay que olvidar que el verano tocaba a su fin aunque la playa estaba de bote en bote.
Finalmente y ya en la misma ciudad probamos un chapuzón en los conocidos Ocean Baths de Newcastle, una enorme piscina excavada en la roca y que se llena de agua de mar. Probablemente con falta de una manita de pintura y algo de cuidado, no perdería otro día en volver si no fuera por caer en mi camino.
De Newcastle poco que contar, pasamos de largo por el centro de la ciudad pero como preveíamos no nos llamó la atención. La ruta marcada nos llevaba hacia Barrington Tops National Park a unos 200 km de Sydney en dirección norte.
El Parque Nacional, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1986 cuenta con alguna de las cumbres más altas de Australia, en torno a los 1500 metros y durante el invierno leímos que es frecuente encontrarlo con nieve en su zona norte. En realidad la amplia extensión del parque abarca dos zonas más o menos diferentes, al sur un área más baja de bosque húmedo y menos accesible en caravana como era nuestro caso y al norte las zonas más altas de paisaje subalpino que a priori estaban mejor acondicionadas para conducir una caravana. Este era el extremo que más nos angustiaba, pues en numerosas guías y foros habíamos leído acerca de la necesidad de conducir un 4×4 para entrar en el parque dado que la mayoría de rutas no estaban asfaltadas.
Decidimos por la cercanía entrar al PN por el pueblo de Dungog y ese fue otro error pues nos dimos cuenta en el punto de información, tipo peculiar por cierto, de que este acceso era más complicado para nuestro vehículo. El señor que aunque particular era simpático nos aconsejo, de quedarnos en la zona, emprender dos alternativas posibles: hacia Jerusalem Creek para acampar junto al río pero con más difícil acceso y hacia Rocky Crossing donde podíamos llegar en unas dos horas según nos dijo.
Estudiado el mapa y vistas las posibilidades decidimos seguir hasta Gloucester, a 60 km al Norte y abordar el parque nacional desde aquí. A posteriori, decir que probablemente una opción muy factible sea entrar por Scone, la tercera población que lo circunda, en el Oeste y cruzar el PN hacia el Este terminando en Gloucester. Pero nosotros llegamos a Gloucester y decidimos hacer noche en el pueblo. Era Viernes tenía muy buena pinta y acabamos finalmente en el Gloucester Holiday Park a unos escasos 500 metros del pueblo.
Por cierto que la carretera está dentro de una de las rutas moteras más conocidas del país (Bucketts Drive) y nos sorprendió la cantidad de moteros con sus Harley llegando. Tomamos de hecho un buen café en un bar más que recomendable por su decoración, Roadies Café, con antiguas motos en su interior.
Después de cenar, la tentación de una buena cerveza en alguno de los 3 pubs del pueblo puede con nosotros. Caminamos hasta el Avon Valley Inn y nos mezclamos entre la gran cantidad de gente que disfruta de su birra viendo el partido de fútbol australiano del Viernes…
Día 2. Gloucester – Parque Nacional Barrington Tops – Scone (150 Km)
Parece que el tiempo no va a acompañar pero a pesar de que gran parte de la noche estuvo lloviendo decidimos acercarnos al punto de información y preguntar. La señora que nos informa no ve nada claro la excursión que queremos emprender al Parque Nacional. La carretera que cruza hasta Scone tiene 140 km y tan solo los tramos inicial y final asfaltados. Nosotros hacemos oídos sordos, nos conectamos un rato a la wifi allí mismo y tras hacer la compra en el Woolworts del pueblo nos lanzamos hacia el área protegida.
Una densa niebla nos acompaña gran parte de la subida a pesar de lo cual nos quedamos embobados con el maravilloso paisaje, un denso bosque húmedo. Los primeros 30 km cruzando la Reserva de Copeland Tops son una carretera asfaltada en perfecto estado, a partir de ahí empieza la zona no asfaltada pero que es totalmente transitable con nuestra motorhome. En este sentido los australianos nos están pareciendo muy exagerados en las recomendaciones e insistimos, la ruta principal entre Gloucester y Scone es perfectamente circulable sin necesidad de un 4×4.
Llegamos a uno de los miradores del que hablan maravillas en los folletos que nos dieron en el Centro de información, Thunderbolts loockout así que a pesar del mal tiempo decidimos caminar los 30 minutos hasta el mismo. El mirador ha perdido su función, la densa niebla impide que veamos más allá de 10 metros, pero el camino hasta el mismo es imprescindible, imaginamos que las vistas serán increíbles.
Seguimos ruta y en poco tiempo llegamos hasta una de las dos zonas de camping marcadas, la de Polblue, acondicionada con barbacoas, servicios y zona para acampar. La anterior, la de Devils Hole parece que también está en muy buenas condiciones. Desde aquí hacemos la caminata circular de aproximadamente una hora que circunda parte de la altiplanicie del parque.
Aunque la idea inicial era haber hecho una noche aquí arriba el tiempo es demasiado malo para planteárselo así que después de una buena hamburguesa emprendemos el camino de bajada hacia Scone. Todavía nos da para desviarnos por un camino a la derecha, Tubrabucca, y visitar un pequeño mirador, sobre las Polblue Falls.
En la ruta hacia el Norte desde Sydney, adentrarse unos km hacia el interior desde NewCastle puede llevarte hasta uno de los mejores parques nacionales australianos. El Barrington Tops National Park es sin duda un buen sitio donde hacer una parada un par de días, permite la acampada libre en las zonas habilitadas y cuenta con fascinantes senderos perfectamente señalizados y accesibles |
La bajada hacia Scone es más pronunciada, con una carretera muy estrecha y en la que hay que ir con mucho cuidado pero se hace sin problemas. Las vistas al atardecer son impresionantes.
Al llegar a Scone nos damos cuenta de que hay algún problema en los frenos de la motorhome, es Sábado y es imposible que los revisen, así que decidimos pasar la noche aquí mismo. Elegimos sin pensarlo demasiado un parking de caravanas a la salida del pueblo, una señora rara, un lugar extraño y desde luego una mala elección.
Huyendo del tétrico ambiente del parque nos acercamos andando hasta la población y entramos en el primer local que vemos animado. Se llama Hotel Belmore y reúne probablemente a todos los jóvenes del pueblo en un Sábado. Música en directo, cervezas a 5 dólares y buenas pizzas… Unas 3 horas más tarde hay cosas que tenemos claras, en este pueblo la gente tiene los brazos más cortos, piden los cubatas de 4 en 4 para meterse dos de golpe y pillan unas trompas importantes, evidentemente. Todo ello bromas por supuesto, pero que podían hacer un par de españoles adentrándose en el viejo Oeste australiano salvo observar…
Día 3. Scone – Tamworth (128 km)
A pesar de haber enfriado los frenos por la noche, siguen sonando bastante mal. La posibilidad de que hoy Domingo en Scone pueda haber un taller es nula, así que decidimos recorrer la distancia que nos separa de la ciudad de Tamworth al Norte. Nos viene de camino para nuestras siguientes etapas y tal vez tenga más posibilidades para el Lunes de solucionar nuestra avería.
Poco más de una hora conduciendo por la New England Higway número 15 nos llevan a la conocida capital del country en Australia. La primera parada en la oficina de información al llegar nos lo confirma. Una enorme guitarra dorada anuncia su ubicación. Súper amables nos informan de todas las posibilidades en la ciudad. Para quien viaje en Enero es imprescindible acudir al festival internacional de country. Bien pudiéramos estar en Iowa o Kentucky por decir, el ambiente del Oeste americano lo impregna todo, sombreros, anuncios de rodeos, vaqueros por doquier.
Como principales atractivos turísticos un mirador y una pequeña reserva donde ver canguros, emús y otros animales. Nuestro plan, llegar al Paradise Caravan Park, un Big 4 inmejorable con wifi gratuita y pasar la tarde tranquilamente.
Día 4. Tramworth – Armidale – PN Oxley Wild Rivers
Finalmente y tras mucho esfuerzo telefónico conseguimos una solución para el problema de frenos. El tremendo desgaste de los mismos obliga a su recambio en un taller cercano, 475 dólares que correrán de cuenta de la empresa. ¡Unas 4 horas más tarde hemos podido solucionarlo! Aprovechamos la mañana para organizar alguna compra en el centro de Tamworth y esperar tranquilamente en la fabulosa biblioteca municipal. Decir que la extensa red de bibliotecas hace que cualquier pequeña población cuente con una perfectamente acondicionada como es el caso, entrada libre, acceso a multitud de documentación y wifi gratuita, de las mejores del país.
Mediodía y tras comer (probamos por primera vez un pollo asado de la omnipresente cadena Red Rooster por 20 AUD los dos), salimos en dirección a Armidale. Los 120 km por la higway número 15 nos llevan algo más de una hora, una parada para un café en el pueblo de Uralla tiene la culpa. Y es que el ambiente extremadamente del “far west” de la zona merece la pena el rato.
A media tarde llegamos a Armidale, ciudad conocida por albergar la Universidad de Nueva Inglaterra además de algunos edificios del XIX con buen estado de conservación. Aquí es donde te das cuenta de lo difícil que es casar expectativas y realidades cuando se viaja. Habíamos leído maravillas de la pequeña ciudad… pero desde luego estaría bien que conocieran alguna otra ciudad universitaria que nos viene a la cabeza. La iglesia de San Pedro, la catedral de San José y María, el Ayuntamiento, la Oficina de Correos, llevan poco menos de una hora de visita en el centro.
La Oficina de información cercana a estos lugares de interés nos facilita de nuevo estupenda info acerca de la ruta a seguir. Nuestro plan seguir la Tourist Drive 17, conocida como la Waterfall Way, una carretera que en 168 Km llega hasta Dorrigo atravesando varios parques nacionales declarados patrimonio de la humanidad.
Para el atardecer decidimos seguir camino y siguiendo la mencionada carretera llegamos tras 40 Km al desvío que conduce a las Wollomombi Waterfalls, las segundas en altura del país. La caída de agua de 260 metros puede apreciarse desde un mirador accesible sin ningún esfuerzo, la pena es que la estación seca de la que salimos no muestre su magnitud. Un breve paseo por uno de los muchos senderos marcados y finalmente decidimos probar por primera vez la dudosa capacidad de la batería de nuestra motorhome. Acampada libre en la zona de Chander Falls junto a las cataratas. Encendemos un fuego en las pequeñas zonas acondicionadas al igual que otras gentes que por allí andan y nos disponemos a pasar la noche. La tranquilidad del bosque cerrado en el atardecer resulta enormemente relajante…
Día 5. Waterfall Way – Dorrigo (146 Km)
Amanece tras una noche tranquila, muy tranquila. Tras un breve desayuno salimos de nuevo hacia la Waterfall Way. Nuestra primera parada a unos 30 km desde nuestro punto de partida en el New England National Park, el segundo más antiguo de los PN australianos declarado allá por 1937. Tras el desvío quedan 11 km para entrar en el parque, de nuevo un impresionante bosque húmedo en el que toda la gama de verdes concebible se superpone uno sobre otro.
Cuatro kilómetros más circulando en el parque por una carretera sin asfaltar pero en condiciones para nuestra motorhome y paramos en el Point Lockout a 1500 metros y con unas vistas de impresión que recomiendan en las guías para el amanecer. Vemos la indicación de algunas cabañas que ofrecen alojamiento, debe ser una buena experiencia dormir dentro del parque.
Deshacemos los quince km y estamos de nuevo en la carretera que nos conducirá a la costa. Tan solo 5 km más adelante el Cathedral Rock National Park, al igual que el anterior un nuevo parque protegido por la UNESCO, y es que son varios los patrimonios de la Humanidad que vamos cruzando en este camino de menos de 200 km.
Desde el desvío, 8 km para acceder al parque, en este caso un paisaje subalpino en el que multitud de grandes rocas de granito aparecen desperdigadas entre el bosque de árboles centenarios y cubiertas de musgo. Emprendemos una ruta circular de 5,8 km que parte desde la zona de picnic de Barokee. El sendero entre helechos, musgos y las fotogénicas rocas nos lleva al centro del parque donde una mayor aglomeración de las moles de granito dan nombre al parque. Ascendemos unos 400 metros de dura subida hasta las mismas obteniendo buenas vistas del parque en su conjunto.
Salimos del parque y continuamos la ruta hacia el Este. Primero Ebor y una nueva senda hasta las cascadas del mismo nombre que decidimos no emprender y tras 60 km el pueblo de Dorrigo donde pasaremos la noche. Anclado en el siglo pasado, curioso como casi todos los de la zona, mantiene un ambiente que de nuevo nos recuerda al viejo oeste americano. A un kilómetro y medio un parking de caravanas que nos servirá para descansar. Mañana, acometemos el Dorrigo Rainforest National Park.
Aprovechamos la tarde para un breve paseo por la localidad de Dorrigo, como siempre desierta más allá de las cinco de la tarde. Encontramos abierto el viejo Hotel Dorrigo, que da para una cerveza y poco más mientras se observa el tranquilo devenir de las horas en este lugar.
Día 6. Dorrigo – Byron Bay (331 Km)
Un desayuno, un buen café con wifi en una recomendable cafetería del pueblo, Dorrigo Wholefoods, con la australiana obsesión de los alimentos ecológicos y nos ponemos en marcha. A unos 2 Km de la población, las Dangar Falls, unas pequeñas cascadas que se pueden ver prácticamente desde el mismo parking. Hay una caminata de 20 minutos hasta las mismas pero la desestimamos. Preferimos aprovechar la mañana para la visita del Rainforest National Park de Dorrigo, igualemente protegido por la UNESCO.
Junto al parking, el cuidado centro de información del parque. Dos dólares como donación que reconozco nos escaqueamos y entrada libre. Lo primero con que te tropiezas, una pasarela construida sobre el tupido bosque húmedo que merece la pena cruzar. Para los más perezosos, desde allí mismo se pueden emprender acondicionadas rutas que te introducen por completo en el bosque y que en pocos cientos de metros te ayudan a disfrutar del entorno.
Nosotros decidimos emprender desde el área de picnic conocida como Glade Picnic, un sendero de 2,8 km que en aproximadamente una hora y media, ida y vuelta, nos lleva hasta la catarata de atrayente nombre, Crystal Shower Falls. En nuestra opinión, imprescindible. El trayecto entre árboles milenarios que pelean con la densa vegetación por los escasos rayos de luz que consiguen penetrar, se vuelve una maravilla a cada paso. Fácil de realizar, termina sobre un puente colgante que da acceso a una pequeña gruta tras las cascadas. Aconsejable llevar calzado cerrado, las sanguijuelas propias de este habitat harán su agosto contigo en caso contrario.
Con la satisfacción de un par de buenas rutas emprendidas en la Waterwall Way y después de haber atravesado cinco Parques Nacionales Patrimonios de la Humanidad, seguimos carretera en busca de nuestro siguiente destino, Byron Bay. Antes de alcanzar de nuevo la Pacific Higway número 1 que nos conducirá hasta el conocido destino turístico de Nueva Gales del Sur, un buen café en la vistosa localidad de Bellingen a unos 30 Km de Dorrigo. Esta parada si merece la pena, y la población tiene para un corto y agradable paseo y buenas fotos. El stop en la agradabilísima cafetería Hyde, un encanto de decoración y ambiente.
La Waterfall Way atraviesa en menos de 100 km hasta cinco parques nacionales diferentes, todos ellos Patrimonio de la Humanidad. Buenos senderos para cruzar increíbles bosques húmedos en Dorrigo y su Rainforest National Park, el paisaje subalpino del Cathedral Rock National Park o las vistosas Wollomombi Waterfalls. Al menos un par de días se merece esta maravillosa ruta |
Los casi 300 km que nos separan de Byron Bay y la costa terminan por no ser las tres horas que ingenuamente calculamos, cruzamos Coffs Harbour entre otras poblaciones y aquí las autopistas pasan a ser travesías con semáforos y atascos. Sobre las 8 de la tarde llegamos a Byron Bay. El primero de los parking de caravanas previstos está lleno y allí mismo nos aconsejan el Discovery Caravan Park. Un engaño, alejado del centro y que cuesta 50 AUD para pasar la noche…
Día 7. Byron Bay
Las atractivas credenciales de la localidad, no me atrevo a llamarlo pueblo ni mucho menos ciudad, pasan por: ser el extremo más septentrional de Australia, contar con uno de los faros más grandes y potentes del país, ser un famoso enclave hippie en la década de los sesenta o tener el topónimo del abuelo del famoso y atormentado escritor… Con tantas evidencias de prestigio, raro es que el sitio no haya crecido. Y ahí está su perdición… Ha crecido desmesuradamente. Sobre todo se nota en el tráfico al llegar.
Nosotros aprovechamos para descansar y simplemente perder el tiempo que es lo aconsejable en estos casos. Salimos del anterior camping de caravanas y esta vez si, dimos con el más recomendable de ellos. El First Sun Caravan Parking, en la rotonda más famosa de Byron Bay, la que sirve de vistas al Balcony (un pub al que parece que hay que ir), es el mejor sitio donde aparcar la motorhome. Con excelentes instalaciones, inmejorable localización y acceso directo a la playa, nada más se puede pedir aquí.
Para la playa, pues más vale que te hagas con una tabla para bajar, y en caso de no controlar el tema, como era nuestra situación, mirar al horizonte en plan “no me gustan las olas de hoy”. Fuera de coñas, las playas merecen la pena para un baño, si bien no es mentira que están atiborradas de surferos neo hippies que me temo no tienen muy claro su futuro…
Con todo el trabajo hecho, tarde libre, las imperdonables coladas como único trabajo (5 AUD lavar y 5 AUD secar) y a conocer algo de la marcha australiana en la famosa costa surfera…
Día 8. Byron Bay
Y es que como leímos en “la otra guía” en Byron Bay corres el peligro de engancharte, no por nada en especial, pero es que estábamos muy a gusto y decidimos que en vez de un día de asueto serían dos. La noche anterior, habíamos disfrutado de un buen concierto reagge rodeados de surferos, hippies y, en general, todo tipo de gente, que apoyaba un proyecto de defensa oceánica, muy de la zona todo. El enorme local, bar, restaurante, sala de fiesta y lo que sea, Beach Hotel junto al mar, buen sitio.
Y finalmente, como digo, nos dejamos llevar un día más por el pausado ritmo de la zona y aprovechar la buena localización del parque de caravanas frente a la playa. Poco que contar de un día relajado…
First Sun Caravan Parking, el mejor parque de caravanas de Byron Bay, por precio, calidad de sus instalaciones y sobre todo por su perfecta ubicación con acceso directo a una amplia playa y a pocos metros del centro de la ciudad. Un sitio que puede servir de descanso para unos días en el trayecto entre Sydney y Brisbane y que te costará abandonar… |
Día 9. Byron Bay – Brisbane (180 Km)
Salimos de Byron Bay en dirección al Norte por la mañana. A los pocos kilómetros de nuevo circulábamos por la Pacific Highway. El plan era hacer una corta escala en la famosa ciudad de Paradise Surfers y ver que se cocía allí para tanta publicidad como le dan. Y ¿qué se cuece? Pues ni más ni menos que una copia no mejorada de nuestro Benidorm de toda la vida con enormes rascacielos frente a una playa saturada de cafeterías y sitios donde comprar y gasta dinero… Para nosotros nada atrayente así que nos llevó unas dos horas recorrer los 90 km hasta allí, una hora de estancia y salimos por piernas.
El camino hasta Brisbane poco diferente, unas poblaciones costeras se superponen a otras y no se nos ocurrió meternos en otra. Para Brisbane llegamos al mediodía, además nuestro reloj se había retrasado una hora como corresponde al estado de Queensland, y teníamos localizado el único parque de caravanas cercano al centro. El Newmarket Gardens Caravan Park se encuentra a unos 4 km al Norte y lo mejor es que está perfectamente comunicado con bus para poder visitar la ciudad. Así que tras el aparcar la casa y comer nos fuimos a pasar la tarde en la ciudad.
La señora del parque nos aconsejó tomar el bus 345 que pasa con una frecuencia de quince minutos y te deja en el centro, en Southbank. El precio del billete de 5,60 AUD por trayecto parece abusivo, pero si aprovechas al llegar para, en las siguientes dos horas, tomar uno de los ferries del río, puedes hacer un mini crucero por el mismo y ahorrarte eso. Con el paseo tendrás buenas panorámicas del skyline de la ciudad. Y así lo hicimos.
Brisbane es la capital del estado de Queensland además de la tercera ciudad más grande de Australia con un millón seiscientos mil habitantes pero el centro se recorre fácilmente a pie en una tarde. Toda la zona de interés y los escasos edificios del XIX que sobrevivieron al auge de los rascacielos se encuentran en un meandro del río Brisbane.
El City Cat, que tomamos en la plataforma 1 de SouthBank, nos dejó en el Noreste de la ciudad y desde ahí fuimos recorriendo los principales edificios que nos recomendaba la guía del País Aguilar:
– Customs House, junto al río, desde donde se pueden tomar algunas buenas fotos del Store Bridge, del otro lado.
– La Catedral de St. Stephen, flanqueada al lado de una pequeña capilla, The Chapel, y rodeada de enormes edificios acristalados que la han dejado pequeña.
– Los Jardines Botánicos, con el Parlamento al frente y el Queensland Club en una de sus esquinas.
– The Mansions, un edificio de ladrillo rojizo que es un superviviente de la especulación.
– El Ayuntamiento, con una bonita torre del reloj.
Así que las siguientes 3 horas estuvieron dedicadas al pateo de las calles del centro, curiosamente llamadas con los nombres de los varones de la familia real inglesa de este a oeste y los de las mujeres de norte a sur, o ¿era al revés…?
El recorrido nos llevó finalmente al epicentro de la ciudad y arteria comercial de la misma, la peatonal Queen Street, abarrotada de gente. Un agradable sitio donde sentarte a tomar un café, una cerveza o simplemente sentarte si gasto alguno y disfrutar de la wifi gratuita del ayuntamiento.
Para la cena una buena hamburguesa que repusiera lo consumido, un café en la bonita Brisbane Square y fin de la ruta. Una ciudad grande en números pero visitable en una agradable tarde.
Desde Brisbane nuestro camino seguiría en los días siguientes hacia el Norte, el destino final la ciudad de Cairns, otro buen desafío de kilómetros, pero esto será otra historia…
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2 comentarios en “Viajar desde Sydney a Brisbane en caravana”
¡Qué diferencia de cómo se pasan las fotos ahora a cómo se hacía antes! Las de los hierbajos con gotas de agua y de los bosques con niebla, uhmmmmm.
¡Buenos paseos!
besos
Sonia
Espectacular, fotos preciosas.