Nuestro viaje a Chile comenzaba, como no puede ser de otra manera, con la visita de su capital: Santiago de Chile. Aunque teníamos poco más de dos semanas para nuestro viaje, incluimos tres días en Santiago de Chile y Valparaíso. Algunos piensan que tal vez carezca del atractivo de otras escalas más espectaculares en el país. Nosotros somos bastante urbanitas y no podíamos renunciar a estos días, “más tranquilos”, después de las horas que supone el vuelo transoceánico.
La capital chilena es una ciudad grande aunque lo mejor de Santiago de Chile se aglutina en no demasiada extensión. Los alrededores del centro histórico, en torno a la plaza de Armas, con el Metropolitano y los barrios de Bellavista, Lastarria, Providencia e Italia son, probablemente los más turísticos. Para nosotros es cierto que no es una ciudad, arquitectónicamente hablando, a la altura de Quito o La Habana en Latinoamérica, pero desde luego es interesante en un viaje a Chile.
En los días que teníamos quisimos incluir Valparaíso, la otra de las ciudades imprescindibles en el centro chileno. Sus cerros con vistas al mar, sus paredes plagadas de arte callejero y su importancia histórica y, por qué no, gastronómica, son suficientes motivos.
Ahora bien: Tanto Santiago como Valpo son dos ciudades que actualmente adolecen el problema de la crisis mundial. La pobreza y la necesidad, nos tememos, se sienten en la calle y hay que ir con mucho cuidado. Realmente, hoy día, solo recomendamos la visita a viajeros con experiencia. Si te animas, lee acerca de seguridad en nuestro post de consejos para no tener problemas viajando.
Tres días en Santiago de Chile y Valparaíso
Los post de nuestras 2 semanas en Chile por libre
Si buscas más información para montar viaje a Chile a tu aire escribimos los siguientes artículos a la vuelta de nuestro viajazo. Un país que merece mucho más tiempo y con lugares que no tuvimos tiempo de visitar pero que siempre merece la pena un nuevo viaje.
> Cómo organizar un viaje de 15 días a Chile por tu cuenta
> Tres días en Santiago de Chile y Valparaíso
> Cuatro días en el desierto de Atacama en coche
> Lo mejor de la región de los Lagos a tu aire
> Nuestros cuatro días en la Patagonia chilena
> Qué hacer y cómo organizar los días en el PN de Torres del Paine
El alojamiento en Santiago de Chile
Los barrios donde alojarse en Santiago de Chile
El centro de Chile es el lugar elegido por la mayoría de viajeros para buscar un alojamiento en la capital. Los barrios preferidos, más o menos en este área, son:
> El casco histórico en los alrededores de la Plaza de Armas, conocido como Centro Metropolitano.
> El barrio Bellavista a los pies del cerro San Cristóbal y muy animado en cuanto a bares y restaurantes por las noches. Fue el que elegimos para nuestras tres noches. Actualmente tiene peor fama y es el lugar donde muchos jóvenes buscan la diversión. No tuvimos problema pero es verdad que por la noche procuramos no pasear más allá de una hora prudencial.
> El barrio Bellas Artes y el barrio Lastarria, puerta de entrada al cerro de Santa Lucía, plagado de museos y con un ambiente cultural muy de moda en Santiago. Nos gustó mucho por este ambiente, de día animado con puestos de artesanos y terrazas. Los restaurantes que probamos y algunos por los que pasamos, son muy recomendables. Sin duda sería el lugar elegido de haberlo visto antes.
> Providencia, más alejado, un barrio de clase media-alta e igualmente con buena oferta hotelera. Se ha puesto de moda entre los viajeros pero puede que quede algo más lejos de los principales lugares de interés en Santiago de Chile.
> El barrio Italia, un distrito bohemio famoso por los anticuarios y también un buen lugar donde hospedarse en Santiago. Sin duda otro de los lugares que está de moda, pegado a Providencia y que debe entrar en vuestras búsquedas de alojamiento en Santiago de Chile.
> El barrio Paris Londres, un pequeño barrio con bastantes opciones o el barrio Brasil Yungay, también con posibilidades. En ambos casos, todavía más lejos de los puntos de interés aunque bien comunicados por metro. La verdad es que después de haberlo visitado no podríamos recomendar alojarse por allí.
El alojamiento en el barrio de Bellavista de Santiago
Tras una concienzuda búsqueda y sabiendo que nos gusta un lugar con cierto ambiente para una cerveza nocturna después de patear la ciudad, optamos por Bellavista. El barrio es animado y encontramos un hotel a precio inmejorable, justo lo que queríamos: La Casona Emilia. Por unos 50 € por noche teníamos una habitación doble en un establecimiento cuidado al detalle. En el patio interior, una piscina, barbacoa y alguna tumbona.
El check-in era a las dos de la tarde pero no hubo problema para entrar en la habitación a las 12. En la espera la mujer que nos atendió nos ofreció café y un confortable lugar para aguardar. Muy amables desde luego. El desayuno era abundante y variado: embutidos, pan, zumos, yogures, huevos…
Hasta ahí los pros. El principal contra su localización, que sin ser mala, da un poco de rollete para volver de noche. Bellavista es un barrio con muchas opciones pero tratad de buscar algo más cerca de El Patio (la zona de ocio nocturno) si os decantáis por este distrito. Además puede que sea demasiado ruidoso si caes en una habitación junto a la calle.
Dos buenas opciones en Lastarria
Si lo pilláis con tiempo pues se agota pronto, en Lastarria, Hostel Boutique Merced 88. Aún sin desayuno el edificio es una maravilla. Y al lado, para un presupuesto mayor: Hotel Luciano K, un edificio modernista que llegó a ser el más alto de la ciudad de Santiago de Chile y al que, al menos, debes subir a su terraza para un pisco sour. En ambos casos estás frente a la estación de metro de Baquedano y cruzando el puente en el animado centro de El Patio con muchas opciones para cenar.
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La Casona Emilia en Bellavista, Santiago de Chile
Cómo llegar desde el aeropuerto a la ciudad
El aeropuerto de la capital, Comodoro Arturo Merino Benítez, es uno de los mayores de Suramérica y se encuentra a unos 15 kilómetros de la ciudad. También es conocido en Santiago como el aeropuerto de Padahuel, el distrito donde se localiza.
Tranfer de llegada al aeropuerto de Santiago de Chile
Una opción muy cómoda para recorrer esa distancia será contratando un transfer a la llegada. La compañía local que los gestiona es Transvip. Cuenta con un punto de venta en la terminal de llegadas. Además también puedes reservar online e incluso bajarte una App por si quieres utilizarla para más transportes en la ciudad.
El precio dependerá del destino final al que te dirijas y de si compartes el vehículo o prefieres contratar un transporte privado. También puede variar según los bultos de equipaje. En el caso de compartir transporte sale entre 8 y 10 €, para el caso de que no compartas, sobre 25-30 €. Lo de elegir otra compañía u otros taxis no lo hicimos al llegar, no gozan de muy buena fama en los foros que consultamos. Para nuestro transfer en vehículo compartido (llevará algo más de tiempo llegar): 9 € cada uno. Íbamos a Recoleta-Bellavista con una mochila cada uno.
Una vez contratado, desde la T2, la terminal internacional, se camina hasta T1, para vuelos nacionales. Justo enfrente, son pocos minutos. En la puerta 5 esperas y van llenando los vehículos según el destino. El máximo que esperarás en caso de no llenarse es de 20 minutos según nos dijeron.
En 10 minutos se ponía en marcha. Siete pasajeros y en principio a destinos cercanos unos de otros, todos en el centro. Unos 30 minutos de trayecto, siendo los penúltimos “en desembarcar”.
Bus desde el aeropuerto de Santiago de Chile
Si quieres un método barato pero más lento, tu mejor opción es el bus. Serán unos 45 minutos para llegar al centro. Dos compañías operan el trayecto: Turbus y Centropuerto. Sobre dos euros por trayecto, aunque según adonde te dirijas, te puede obligar a enlazar el metro hasta tu alojamiento. Puedes pagar directamente en el bus al conductor según leímos. En función del barrio en el que te alojes deberás elegir entre una u otra compañía.
Civitatis: lo más cómodo
Para los que buscan comodidad máxima: Civitatis. Cuestión de echar números y decidirse. Desde luego, si lo contratas con ellos, tendrás el chofer en la puerta de salida esperándote con un cartelito con tu nombre… De los taxis, como digo, habíamos leído malos comentarios y no barajamos la posibilidad para salir del aeropuerto. De hecho, hay muchos taxistas en la puerta: “oficiales”, “autorizados”, “legal”… se afanan en demostrártelo, por algo será.
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Uber, también funciona en Chile
Sólo una última opción, bueno dos: Uber, ya establecido en Santiago de Chile. A la vuelta desde la capital para volar a Calama en el norte, optamos por un Uber aconsejados por el dueño del hotel. Definitivamente más barato y cómodo: un vehículo para los dos en la hora establecida por 15000 pesos (16 €). Además se puede pagar con PayPal, siempre más seguro. Así que bajad la aplicación antes de venid a Santiago de Chile y explorar la posibilidad de viajar con Uber tanto al llegar como al salir.
En la misma terminal internacional de llegadas sacamos en un cajero del Banco Santander junto a Transvip. Nuestra N26 no tuvo mayor problema en darnos los 200.000 pesos solicitados. Con la comisión, unos 220 €.
El mapa de las visitas imprescindibles en Santiago de Chile
El free tour en Santiago de Chile
Elegimos por tratarse de una guía local santiaguina, el tour con Tina. Además comenzaba por la tarde, a las tres, perfecto para después de habernos acomodado en el alojamiento y habernos dado esa gloriosa ducha que sucede tras 24 horas de viaje. Para nuestros tres días en Santiago de Chile y Valparaíso era un buen comienzo.
El recorrido por Santiago de Chile comienza, como no podía ser de otra manera, en la Plaza de Armas de la ciudad. Justo junto al famoso cartel con las siglas de la capital nos esperaba Tina. Bueno, eso esperábamos nosotros… ¡no apareció! La segunda vez que nos dejan tirados los muchachos de Gurú Walks. Creo que no tendrán tercera oportunidad.
Pero no hay mal que por bien no venga y muy cerca, conocimos a Darinka, una muchacha que esperaba comenzar su free tour en español a esa misma hora y con otra empresa. Además, no tenía a nadie y accedió encantada a guiarnos. Nosotros, mucho más encantados, ¡un tour solo para nosotros! +56984158894
Enfrente del mencionado cartel comenzábamos con la estatua ecuestre de Pedro Valdivia, el gran capitán fundador de la ciudad en 1541. Un caballo sin riendas, que alegóricamente representa la fortaleza del pueblo chileno al no ser doblegado. Orgullosa, nos lo explicaba nuestra improvisada guía. Entre los edificios históricos en la plaza: el museo de Arte Precolombino y el museo Histórico Nacional, el ayuntamiento y la casa de Correos, además de la catedral metropolitana de Santiago. Es festivo, está cerrada y la dejamos en lista de pendientes para otro día.
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En el interior además de los restos de los arzobispos que han pasado por la ciudad, los corazones de los hermanos Carrera. Cuatro miembros de la misma familia promotores junto a Bernardo O’ Higgins en la independencia del país aunque con distinta suerte. Nuestra amiga Darinka se centra especialmente en la figura de Javiera Carrera, la única mujer de los cuatro hermanos y que participo muy activamente en el proceso y guerra de la independencia hasta su exilio. Llegó a bordar la primera bandera nacional de Chile, muy apreciada en la nación.
La plaza también es conocida como el kilómetro cero en Chile. Aquí nació la incipiente población española en Chile, al parecer sobre un asentamiento inca previo. En una esquina una escultura recuerda el origen, el monumento al pueblo Indígena. Darinka también nos habla de la cápsula del bicentenario, enterrada para ser abierta dentro de otros cien años. Lo que se escondió en su interior se decidió en votación telemática del pueblo chileno.
Nos cuenta la tradición de los chinchineros, artistas que tocan sus instrumentos mientras dan vueltas sobre sí mismos. Delante de la catedral se pueden ver con sus bártulos preparados.
Salimos junto al paseo Ahumada, una peatonal tradicional de Santiago. Llegamos al palacio de la Real Audiencia donde se encuentra el actual museo Precolombino con más de 5000 piezas exhibidas, desde estelas mayas hasta tótems mapuches en una particular distribución nos cuenta Darinka. Junto a este edificio, el ex-Congreso Nacional con una construcción muy accidentada en su época y el palacio de Justicia. De un lado, el paseo Banderas, otra de las famosas peatonales santiaguinas.
Adelante, la plaza de la Constitución, con estatuas de diferentes presidentes del país. Un lateral lo constituye la fachada trasera de la Casa de la Moneda. Entre las esculturas destaca la figura de Salvador Allende, con los brazos pegados a los lados. Una posición que no gustó a todos. Fue diseñada por un escultor demasiado a la derecha y quiso representar cierta sumisión o indefensión del dirigente. Nada que ver con la figura real del político, que se negó a abandonar el palacio de la Moneda, muriendo allí mismo en el 73.
El palacio de la Moneda, sede del gobierno desde 1845 hasta el golpe de estado en 1973. Una lección de historia atesorada en décadas desde su construcción. Las dependencias del presidente se encuentran en el palacio si bien, tras el golpe, los sucesivos mandatarios elegidos democráticamente no han vivido allí. La plaza al frente, la plaza de la Ciudadanía. Desde un balcón del palacio, se celebran visitas, victorias y cualquier evento que represente el orgullo nacional.
El recorrido sale por la antigua avenida de la Alameda de las Delicias. El edificio principal de la Universidad de Chile y enfrente el Club de la Unión, un exclusivo local para los políticos y culturetas en su época. Giramos a la izquierda, hacia el distrito financiero. Una calle peatonal con edificios muy interesantes como la bolsa de Comercio y el ex-hotel Mundial (ahora sede del BBVA).
A la derecha, la iglesia de San Agustín importante lugar donde se rindió honor a los desaparecidos en la dictadura. Nos dirigimos hacia el barrio de Lastarria. Pasamos por la calle Tenderini junto al edificio del Teatro Municipal y la Ópera de Santiago. Tenderini fue el primer bombero fallecido en el gran incendio de la ciudad. Los bomberos son muy apreciados en Santiago de Chile y el mismo Tenderini cuenta con un busto tallado en piedra en la calle. Al frente el palacio Varsovienne, de una familia adinerada que quiso vivir frente al teatro.
Antes de llegar a Lastarria, el cerro de Santa Lucía. En lo alto, el castillo Hidalgo. Tal vez subamos otro día.
En el distrito, como visitas, la iglesia de la VeraCruz y del otro lado se cruza la feria en la calle de antigüedades y libros. En una bocacalle, el museo de Artes Visuales.
El parque Forestal, junto al río Mapocho cruza a Bellavista. El parque es uno de los pulmones verdes de Santiago. Antes de cruzar el museo nacional de Bellas Artes y el museo nacional de Arte Contemporáneo restaurados por Vicuña en 1910. Ambos se unen por una pasarela posterior.
Paseamos por el parque junto al actualmente cerrado, teatro del Puente hasta la fuente Alemana, regalada por el gobierno alemán en el centenario de la independencia. Al frente el edificio que fue el más alto de la ciudad en 1996 en plaza Italia o plaza Baquedano. Más allá, Providencia. Es el epicentro de celebraciones y manifestaciones y donde simbólicamente se separan las clases sociales de la capital.
El barrio Bellavista fue anteriormente conocido como el barrio La Chimba, zona indígena y de mestizaje. La emblemática casa Chascona donde vivió Pablo Neruda es uno de los edificios más visitados. El poeta dedicó este nombre a su eterna amante y finalmente tercera esposa, cariñosamente “la greñuda” Matilde Urrutia.
El barrio de Bellavista es famoso por “el carrete”, la fiesta loca santiaguina. La calle Pio Nono parece poco recomendable a determinadas horas. Mucho alcohol y juventud pueden ser una mezcla explosiva de noche. Para los más carcas se aconseja una calle paralela, calle Constitución, sin problema por la noche y con buenos sitios donde comer o cenar. Entramos en el Patio Bellavista, espacio de ocio con restaurantes, tiendas de artesanía y locales de música. Detrás, el cerro San Cristóbal. Éste también lo dejaremos para otro día. Con este paseazo nos despedimos de Darinka. Tres horas muy intensas y aprovechadas dedicadas a situarnos en la ciudad de Santiago. ¡18000 pasos bien empleados!
Comer y beber en Santiago de Chile y Valparaíso
En tres días en Santiago de Chile y Valparaíso tuvimos tiempo de probar algunos buenos platos de gastronomía chilena. Como siempre entre algo que habíamos leído, los horarios en que nos apetecía comer o beber y la intuición fuimos probando distintos locales.
Ten en cuenta que al precio de la cuenta se sumará un 10% de propina opcional. La mayoría de veces aparecerá en la nota y te preguntarán antes de cobrar. Tu decides si quieres dejar esa cantidad, más o menos en función del servicio, evidentemente. Ojo porque pueden no preguntarte y cargarlo directamente.
Los locales que probamos en Santiago de Chile
> Bocanariz Vinobar, en Lastarria, un barrio con buenas terrazas y muchas opciones. El local es una pasada. En el lugar, además de una buena vinoteca probamos algunos de sus entrantes. Las papas bravas al estilo Bocanariz, el ceviche de cochayuyo, la terrina de pernil con salsa tártara y mostaza casera y los bastones de pesca frita. ¡Como suena! Y sabe mejor. En la clasificación de Carmen: espectacular, y no es fácil llegar a ese número de estrellas. Con las cervezas de barril locales: 25 € con la propina.
> Restaurante Tres Valles, en Lastarria. Un lugar muy chulo cerca de la iglesia de la Vera Cruz. Un ceviche con salmón, una provoleta con lomo salteado y el risotto de champiñones con filete grillado junto a un par de pintas por 28 € cada uno. Caro para lo comido.
> El Patio Bellavista, un complejo cerrado con muchas opciones para comer y tomar algo en el barrio del mismo nombre. Tal vez lo más recomendable y más seguro en este distrito. Tienes muchas posibilidades. Probamos las pizzas del Vendetta. Uno de esos primeros días en que no podíamos andar más después del free tour. Las pizzas entorno a los 10 € para compartir y las pintas de cerveza local unos 5 €. Una noche pedimos en Uber Eats dos sanguches de lomito para nuestro alojamiento en Fuente Chilena. A buen precio además de rápido a pesar de ser cerca de las once de la noche. Por recomendación de Darinka, nuestra guía en el free tour, tratamos de probar el asador Los Buenos Muchachos pero nunca llegamos con ánimo de meternos el atracón calórico de su carta. Pintaza.
> La azotea del Hotel Luciano K en la séptima planta puede ser un buen sitio para un pisco sour con vistas al cerro San Cristóbal al atardecer. Por 5000 pesos por el cocktail merece la pena subir.
> Restaurante Casa Vander en Valparaíso. Saliendo del ascensor Reina Victoria en el cerro Concepción con vistas espectaculares y un menú por unos 16 €. Crema de zapayo de primero, pescado o carne de segundo y postre. Solo por sentarse en la antigua casa después de subir y bajar todas las escaleras de Valpo, mientras un señor toca el piano podríamos volver una y cien veces. La comida servida en el menú, justita.
> Café Entre Cerros, en Valparaíso. Perfecto para un café, y como dice su nombre entre el Cerro Concepción y el cerro Alegre, los dos patrimonios de la ciudad. Lo más difícil será encontrar una mesa libre. Si os cabe un alfajor deberíais probarlos. En la galería Casa Amarilla también cuentan con una buena terraza con vistas. Además un par de tiendas de artesanía y pintura realmente interesantes.
Visitando Valparaíso en un día
La historia de Valparaíso en Chile
Aunque la ciudad se funda en 1536 no alcanza una verdadera importancia hasta el siglo XIX cuando se convierte en el puerto de referencia del Pacífico en Suramérica. Toda la mercancía proveniente y con destino al norte pasaba por allí. Con los años de explotación del oro de California en aquellos febriles años aumentó la demanda de productos chilenos a través de Valparaíso.
Su decadencia, al igual que la de muchas otras capitales costeras de este lado del continente, llegó con la apertura del Canal de Panamá. Un terremoto en 1906 la acabó de hundir. La ciudad dejó de ser “útil” y si bien no se puede menospreciar su importancia política en las siguientes décadas con la independencia chilena, hoy ha quedado como una visita para el turismo local y extranjero y un colorido escaparate del moderno arte callejero.
La peculiar mezcla de marineros, artistas de todas las materias, prostitutas y viajeros ha creado esta ciudad. En palabras de Neruda, que vivió unos años en la ciudad, una población disparatada que nunca tuvo tiempo de ponerse el vestido y nunca acaba de peinarse, sorprendida siempre por la vida. En 2003 entra a formar parte de la lista de Patrimonios de la Humanidad de la UNESCO.
Con esta carta de presentación, como para no visitarla. Aquí va cómo llegar a Valparaíso y lo mejor de la visita en un día: los murales, escaleras y los cerros de Valparaíso.
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Cómo llegar a Valparaíso desde Santiago
La ciudad está a unos 200 kilómetros de la capital y la única opción si no dispones de coche será el bus. Los buses que enlazan Santiago de Chile con Valparaíso y su vecina Viña del Mar son frecuentes y hay distintas compañías que realizan el trayecto. Para llegar, primero tomaremos el metro.
El metro de Santiago de Chile
El metro De Santiago cuenta con seis líneas actualmente, en el 2022. Para utilizar el metro tienes que hacerte con una tarjeta recargable. Se expiden en máquinas en todas las estaciones. El precio de la propia tarjeta es de 1550 pesos (poco menos de dos euros). El precio por trayecto es de 700 pesos, probablemente uno de los más caros de Suramérica pero que funciona a la perfección por lo que leemos.
En la máquina podrás elegir cuanta carga haces inicialmente a tu tarjeta: 2300, 3000, 4000, 5000, 6000 u otras cantidades. Te devolverá un máximo de 2000 pesos, en monedas.
Nosotros compramos la de 6000 pesos, incluía los 1550 de la tarjeta y 4450 pesos en billetes (unos seis trayectos). Se puede utilizar para más de una persona.
Desde nuestro alojamiento en Bellavista teníamos cerca las estaciones de Baquedano y de Santa Lucía. En las dos, la línea uno, la roja, que lleva hasta la estación de Pajaritos desde donde salen los buses a Valparaíso. Hay que tomar dirección San Pablo.
Los buses a Valparaíso desde Santiago
Desde la estación de metro de Pajaritos se llega a los buses. La misma estación sirve como intermodal y allí mismo puedes comprar los billetes. Elegimos Turbus. Pullman bus y Cóndor también hace el recorrido desde allí mismo. Es feriado y nos aconsejan coger ida y vuelta para no correr el riesgo de que estén llenos. Cada 10-15 minutos hay buses. El trayecto se lleva una hora y veinte minutos. Finalmente compramos ida y vuelta por 18200 pesos los dos (9 € cada uno). La estación intermodal es nueva, muy tranquila y cuenta con cafeterías para la espera. Y los buses, ¡muy cómodos y con asiento asignado!
Por cierto nos pidieron el pasaporte para la compra. Menos mal que siempre llevamos una copia.
Llegando a la estación de buses de Valparaíso, hay que salir a la avenida principal y subirse a cualquiera de los pequeños buses que llevan al centro. No tienen parada y basta con levantar la mano. 320 pesos que se pagan directamente al conductor. Lo mejor de Suramérica es que todavía se viaja preguntando y en español. Son dos kilómetros y medio hasta plaza Aníbal Pinto.
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Lo mejor de Valparaíso, “Valpo” si quieres
Aunque inicialmente quisimos hacer un free tour como el día anterior en Santiago de Chile, los horarios no cuadraban. Salen a las diez de la mañana y a las tres de la tarde, ninguno bueno para nosotros. Optamos por hacerlo por nuestra cuenta ayudados por Lonely Planet y la información de otros blogs de viaje. Os contamos la principales paradas y fotografías de Valparaíso, al menos las que nosotros hicimos.
Desde la plaza Aníbal Pinto ascendemos unos metros pero no acaba de convencernos el camino decidido y gíranos hasta el ascensor Reina Victoria. El precio de estos ascensores es de 100 pesos y realmente sorprende que siga funcionando. Al salir, parece que todo cambia. De entrada dos restaurantes bastante lujosos para el lugar que acabamos de dejar y que vienen recomendados: El Internado y Fauna. Para nosotros es temprano. Caminamos por el paseo Dimalow. Se alternan cafeterías y restaurantes de decoración y nivel alto con fachadas y casas en ruinas propias de una película de terror donde da la impresión de que serás atracado por el mismo Freddy Krueger.
A la izquierda siguiendo Almirante Montt y de inmediato entras en el cerro Alegre, uno de los dos incluidos en el patrimonio de la UNESCO. Hacia la derecha, cerro Concepción, el segundo. Prácticamente en los alrededores es por donde deambulamos y donde seguimos los pasos de los pocos turistas despistados que por allí pasean. Seguramente no alejarse de estas dos colinas es lo más prudente.
Cruzamos el estrecho pasaje Templeman, termina en la escalera Gálvez y a la izquierda un pequeño pasaje con el mismo nombre cargado de graffitis en todos los rincones. Desde aquí la escalera 13 con un mensaje hilado en cada uno de sus contra peldaños y una de las fotos más habituales. En cualquiera de los callejones que salen, más y más pinturas. No queda ningún hueco y unas se superponen sobre otras. Desde aquí, el paseo Yugoslavo sube hasta otra de las pinturas más famosas: “La niña negra”. La misma calle del mural baja hasta el museo palacio Baburizza y buenas vistas del puerto. Se puede bajar por el ascensor El Peral hasta allí.
Nosotros deshacemos el camino y bajamos de nuevo por el cerro Concepción. Identificamos nuestros pasos por el paseo Atkinson y el paseo Gervasoni hasta llegar al ascensor Concepción, de 1883. Desde el cerro Concepción se llegan de nuevo a buenas vistas del puerto y los mercantes. Basta con localizar el Gran Hotel Gervasoni. Abajo, el famoso reloj Turri.
Comeremos junto al ascensor Reina Victoria, en el restaurante Casa Vander. Las vistas son un espectáculo y sirven un menú completo por 15.500 pesos (16 €).
Nos quedaba tarde hasta la vuelta. Seguimos paseando, aprovechamos para parar en algún puesto de artesanía, tomar café… ¡vivir!
Valparaíso es, en nuestra opinión, una visita obligada para un día extra en Santiago. Cómodo para llegar, pasar el día y volver. No invita a quedarse aunque para la gran cantidad de hoteles de mayor o menor nivel sea una mala noticia. No es agradable tener que estar pendiente en cada esquina de tu espalda. Con ojo y con experiencia en viajes no hay mayor problema pero es incómodo. Fueron unas seis horas de visita. Seguramente dejamos mucho por ver pero nos pareció suficiente para conocer su ambiente. Venid y, simplemente, tened sentido común con la calle que elegís.
A media tarde volvemos a Santiago de Chile. Llegamos de noche y no tuvimos ganas de salir a cenar tan tarde. Uber Eats sirvió la cena en casa.
¿Buscas más información sobre cómo organizar un viaje a Chile por tu cuenta? Los alojamientos, las escalas, las distancias, los transportes y visitas… > Haz click en nuestro post: Cómo organizar un viaje a Chile (2022) |
Un día más en Santiago de Chile
Al día siguiente sería día laboral y aprovechamos para alguna visita que quedó en el tintero.
El cerro San Cristóbal de Santiago de Chile
Tras el desayuno decidimos subir al cerro San Cristóbal. El que es el cuarto punto más alto de la ciudad alcanza los 280 metros de altitud ofreciendo buenas vistas de la misma si la neblina provocada por la contaminación lo permite. El cerro está incluido dentro del parque Metropolitano de Santiago, el mayor parque urbano de Latinoamérica. La entrada está controlada aunque es gratuito el ingreso. Esta entrada está al final de la calle Pío Nono desde Bellavista si bien hay otros accesos. Abre todos los días entre las 6 y las 20:30 en verano, salvo para ciclistas que sólo permite este horario de lunes a viernes. Los fines de semana solo se puede acceder en bicicleta por la mañana. No está permitido el acceso con coche.
Quisimos subir a la cima en el funicular para hacer la bajada caminando. Pero estaba en mantenimiento así que tuvimos que subir en bus. El funicular comenzó a operar en 1925. El precio del funicular cambia según las opciones pudiendo combinar con el teleférico y con los buses panorámicos. El teleférico enlaza con otros sectores del parque. El teleférico hace tres paradas o estaciones en el parque: Cumbre (hasta donde llegas con el funicular), Tupahue y Oasis.
Solo la ida con el funicular cuesta 1400 pesos (1850 en finde). La ida y vuelta: 1995 pesos (2600 para festivos y fines de semana). El funicular no comienza a funcionar hasta las diez de la mañana y hace la última bajada a las ocho de la tarde. El bus, un pequeño vehículo turístico abierto, cuesta 3250 pesos por ida y vuelta.
Con el funicular, igual que con el bus, se llega a la virgen, visible desde muchos puntos de la ciudad. En 1908 se colocó la estatua de la virgen del Cerro, la virgen de la Inmaculada Concepción, una figura de 12 metros de altura que se ha convertido en uno de los iconos de Santiago. Frente al santuario de la virgen un roble que creció a partir de un esqueje del Árbol de Guernica plantado en 1931. La plaza se conoce como la plaza Vasca. Además dentro del parque se puede visitar un jardín japonés, sus piscinas públicas, un gran parque infantil y algunos senderos.
Desde la salida del parque en Pedro de Valdivia se puede cruzar hasta el edificio Costanera, el rascacielos más alto de Suramérica. Previo pago se puede subir a una terraza panorámica.
El barrio Brasil Yungay y el barrio Italia
Después del cerro decidimos visitar el barrio Yungay, según leemos un barrio bohemio que se puso de moda. En plaza Baquedano tomamos la línea 5 (verde) dirección plaza Maipú hasta la parada de Cumming. Damos un paseo hasta el parque Quinta Normal. Allí el museo de la Educación Gabriela Mistral o el museo de la Memoria. Este segundo está dedicado a los desaparecidos durante los años de la dictadura. Una exposición sin maquillajes de los años de tortura y asesinatos para la que no estamos preparados y preferimos saltarnos. Leyendo parte del post de nuestro amigo Jaume decidimos que tal vez en otro momento. Definitivamente volvemos en metro. Yungay es muy prescindible.
Hasta aquí nuestras recomendaciones para pasar tres días entre Santiago de Chile y Valparaíso. Tal vez Santiago, 20 años después de nuestra anterior visita había cambiado para mal. Aquella ciudad vibrante y cosmopolita pedía a gritos una inyección de seguridad en sus calles. No nos sentimos cómodos en demasiados momentos y nos hubiera gustado aprovechar más el patear tranquilamente como nos gusta en cualquier ciudad. Definitivamente nos sobró un día. Al día siguiente ¡salíamos para San Pedro de Atacama!
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