A pesar de que Ramón ya conocía la zona, aquellas vacaciones optamos por una ruta en tren por Bélgica y Holanda. En una primera semana recorreríamos las que pueden ser las ciudades más bonitas de Bélgica: Brujas y Gante para después dedicarle algún día a Bruselas y Amberes.
Teniendo que elegir muy bien las regiones a visitar entre ambos países, nos decantamos finalmente por la zona Oeste de Flandes en Bélgica (Brujas-Gante-Bruselas-Amberes) y Holanda: Rotterdam, escapada al mar del norte para disfrutar de una de las islas Frisias, que al final decidimos que sería la isla de Texel, para acabar en Amsterdam. Haríamos la ida a Bruselas desde Alicante para volver en vuelo desde Amsterdam.
Qué ver en Brujas y Gante
El alojamiento por esta zona no es precisamente barato, lo mínimo por una habitación doble medio decente que encontramos son 40-50€, y en Amsterdam, todo el doble. Otra opción es meterse en habitaciones compartidas, que sale algo más barato. Además, queríamos ir cogiendo los alojamientos sobre la marcha, como habíamos hecho en otras ocasiones, pero conforme íbamos mirando se iban agotando, y no quisimos arriesgarnos, porque las opciones que quedaban eran las caras.
Cómo llegar hasta Bruselas Charleroi y el tren a Brujas
Cogemos el bus Lunes 16 Junio a las 6:45 (es el primero que sale) dirección al aeropuerto de Alicante, compramos los billetes por internet previamente. Una vez llegamos al aeropuerto, facturamos, pasamos el control y nada mas entrar en la zona de embarque, ¡Horror!, previsto para salir a las 09:50, se ha retrasado hasta las 16:40!!!! Hablamos con la chica de información, muy maja,volvemos a salir a la zona de mostradores de facturación acompañados por un Guardia Civil. Echamos la cruz a JetAirFly, primera vez que volamos con ellos y retraso de tres pares de narices. Nos recoge un autobús y nos llevan al Meliá Alicante, donde nos ofrecen refresco en la terraza de la piscina y la comida. No hay mal que por bien no venga 🙂 .
Después de leer las guías, e informarnos un poco, decidimos pasar días entre semana en Brujas y fin de semana en Bruselas, intercalando con Gante, ya que sale mejor de precio (Brujas es más caro los fines de semana y Bruselas entre semana), sobre todo en cuanto a alojamiento.
Una vez en Charleroi, hay autobuses que directos hasta Bruselas por 5€, también a Lille en Francia, y a Gante y Brujas, con la compañía Flibco (los horarios en la web). Tuvimos que esperar una hora hasta la salida del siguiente autobús, y aprovechamos para comernos unas patatas fritas (por 5€) que vendían en un puesto justo en la puerta del aeropuerto.
Compramos el ticket del bus hasta Brujas por 20 € en el mismo autobús, algo caro pero merece la pena ya que te lleva directo en 2 horas. A las 12 de la noche el autobusero nos deja perdidos de la mano de Dios en una rotonda en obras, y ahí os las apañáis! Con el reventón en el cuerpo, y las mochilas encima echamos a andar entre las obras, sin saber muy bien hacia donde. De repente se pone a llover, por si faltara algo, y llegamos a la puerta del Hospital Psiquiátrico, donde nos damos cuenta de que vamos justo en la dirección contraria, pero claro, no hay nombre de las calles, indicaciones, taxis, y no tenemos Internet! como se echa de menos Google maps en estos momentos…. Inteligentemente volvemos sobre nuestros pasos y caemos en la cuenta que el autobusero nos ha dejado a pocos metros de la estación de bus y tren de Brujas. Le preguntamos a un señor (es difícil encontrar a gente por la calle después de las 11 de la noche entre semana en Brujas) muy amable que dónde podemos coger un taxi, y nos indica que justo al otro lado. Tan contentos nos montamos en uno, (estaban todos escuchando el fútbol en la plaza de la estación), que nos lleva hasta la misma puerta del hostel.
El alojamiento de Brujas fue el St Christopher’s Inn Hostel at The Bauhaus, un hostel en el centro histórico de Brujas, en mitad de sus calles de cuento, por 150€ 3 noches en habitación doble con baño compartido. Hay que pagar 11€ por el depósito de la llave. Totalmente recomendable, un ambiente muy agradable y multicultural y tranquilo a pesar de que justo debajo hay un bar, muy auténtico. Después del check-in bajamos al bar a tomarnos la primera cerveza belga, muy bien merecida, después de este largo larguísimo día. En la puerta conocemos a unos chicos mejicanos, que están de tour europeo 3 meses (envidia máxima!), cervecita y a dormir, que ya no podemos más con nuestros cuerpos!. Sobra decir que el ambiente del bar del hostel merece mucho la pena.
Qué ver en Brujas
Brujas es una ciudad muy bonita y con muchos atractivos para disfrutar, así que nos levantamos relativamente temprano. Nuestra habitación está en un apartamento de 3 habitaciones y un salón-cocina muy chulo, compartiendo el baño. Nos incluye el desayuno, que es en el bar de abajo, y está bastante bien. Tras el desayuno (café, cereales y pan con varios productos para untar), salimos a recorrer la ciudad. Andar por el centro de Brujas significa hacer un viaje al medievo, eso sí, acompañados por individuos de todas las nacionalidades y países. Aún así, merece la pena tomárselo con calma y disfrutar de la arquitectura y los rincones escondidos de esta ciudad.
Tras dos horas de paseo, decidimos hacer una parada para tomar un refresco (CERVEZA -sí, con mayúsculas-), en el Eetcafé De Vuyst. Huelga decir que la cerveza en cualquier bar de Brujas es una auténtica pasada! Igual que en el resto de Bélgica, pero eso lo iremos descubriendo poco a poco.
Tras esto, paseamos un poco más hacia la plaza del Markt, centro histórico de Brujas, ya haciendo estómago para comer algo. A unos 20 metros, en un callejón lateral de la torre-campanario de la plaza del Markt, nos topamos con un sitio llamado Soupercalifragilisticoespialidoso (Soup, para los amigos), donde hay un menú cojonudo por 7€ por persona: sopa caliente con tropezones, fruta y medio panini. La dueña es encantadora, y el sitio es muy agradable, aunque algo pequeño, pero entre semana parece que no goza de mucha popularidad entre los turistas, más acostumbrados, quizá, a dejarse llevar por el marketing de otros restaurantes. En cualquier caso, muy recomendable este Soup.
Después de la comida, una buena siestecita para ir recuperando la energía perdida durante el viaje, y tras reponer, vuelta a la calle, a ver la parte norte del casco histórico de la ciudad, la plaza de la logia de los burgueses, donde nos encontramos con canales preciosos con casas de colores y bastante menos gente.
Paseamos por los canales, hacemos algunas fotos, y paramos a repostar en la calle “De Garre”, un callejón sin salida, muy angosto, situado entre la plaza “Burg” y la plaza del “Markt”, donde sirven una cerveza única y tremenda, con 11º, que solamente se puede probar en este sitio. Es un bar agradable, donde se puede degustar su exquisita cerveza mientras se escucha música clásica (en este sentido, nada que ver con el resto de cervecerías de la ciudad). Continuamos nuestro paseo por el centro, callejeando por las bonitas calles de Brujas, y llegamos a un sitio que es más restaurante que cervecería, y hay unos cuantos guiris cenando (a las 8 de la tarde), aquí pedimos una Paljas, con un logo muy original.
Día de partido, Bélgica ha ganado a Argelia, los belgas salen a la calle. En España salen los hinchas con el coche a pitar en las rotondas, y aquí se montan en bici con una peluca roja negra y amarilla…y salen a pedalear y tocar el timbre como locos con las bicis!
Cenamos en un kebab belga, cerca del hostel (como en todas las ciudades turísticas, existen variados locales de comida rápida). Menú por 14€ para dos personas, y de nuevo al bar del hostel (Sacré Coeur), a degustar una magnífica cerveza de barril: Bourgogne, cerveza tostada, con un tinte de vino, y aroma ligeramente afrutado para finalizar en un trago exquisito (valoración 4* sobre 5* en nuestra clasificación). Nos encanta el ambientado del bar.
Tras un merecido descanso, volvemos a la calle, a pasear por Brujas. Como viene siendo habitual, amanece nublado y, al poco de pisar la calle, comienza a llover, lo que trunca nuestro plan de realizar una ruta en bici hasta Damme, localidad que se encuentra a unos 8 km al norte de Brujas. Así que nos quedamos en Brujas. La ciudad no es muy grande y, realmente, lo más interesante no se encuentra en museos, está en patear las calles y perderse por sus callejones y canales.
Aunque ayer vimos gran parte, al dedicar la tarde a la cata de cervezas, nos quedan algunas cosillas por ver. Desde la puerta del hostel, caminamos hasta una de las puertas de entrada a la ciudad antigua, donde justo al lado hay un parque con césped, al lado de un canal y fotogénicos molinos. Aunque cae llovizna, es soportable, y paseamos un rato por este lugar tan agradable. Nuestra intencion era bordear la ciudad por el canal que la rodea, hasta llegar al parque Minewater, pero a mitad de camino se pone a llover más intensamente, y cambiamos el rumbo hasta el centro. La alternativa es visitar sitios cerrados, así que llegamos al centro, al museo Historium, pero vale 11 €, lo que nos parece algo caro, aunque tiene buena pinta, museo interactivo que cuenta la historia de Brujas. Tiene una cerveceria en el primer piso (Duvelorium), con un balcón que ofrece vistas de la Markt, así que subimos y probamos la Duvel. El sitio es turístico, pero agradable, y las vistas desde la terracita son muy chulas. En este alto hojeando la Lonely decidimos ir a ver la fábrica de la cerveza Brugze Zot (traducido como “El tonto de Brujas”), y a ver si mientras mejora el tiempo…
Comemos en un sitio muy barato de bocadillos y nos dirigimos a visitar la De Halve Maan (Traducida como “La media luna”), la única fábrica de cervezas que queda en Brujas. La entrada cuesta 7,5€ por persona e incluye una cerveza a la salida. Las visitas guiadas salen cada hora, duran 45 minutos, pero solo en ingles, francés y Neerlandés. Nosotros las compramos en inglés, y nuestra guía es muy divertida, aunque en algún momento no nos enteramos de lo que dice, va explicando el proceso de fabricación de la cerveza, mientras recorremos la fábrica. El recorrido incluye la subida a una terraza que ofrece unas vistas increíbles de la Iglesia de Nuestra señora, y de los tejados rojos de las terrazas de la ciudad. Alguna subida por escaleras dificultosa y un chichón en la cabeza más tarde, acaba nuestra visita degustando la deliciosa Brugse Zot en el patio. Ha salido el solete y se está de lujo.
Desde aquí paseamos hasta el Beginhof, donde se respira tranquilidad, una especie de monasterio con jardines, donde vivían religiosas en su época (en casi todas las ciudades que visitamos de Bélgica y también en Amsterdam pudimos ver esta especie de minibarrio-monasterio). Continuamos bordeando el canal, hasta el parque Minewater, y después bordeando el canal que rodea la ciudad, nos metemos por Katelijnestraat, y paramos en un local que en principio parece una tienda de cervezas, a tomar unos cafés. Tiene un patio muy chulo, donde nos sentamos a planificar el día de mañana, y se pone a llover otra vez, con lo que entramos dentro y pedimos unas cervezas, y charlamos un rato con el dueño, todo un experto en cerveza belga (en el local vende unos 400 tipos diferentes; según el propietario, hay unos 2.350 tipos de cerveza belga distintos y, los que él tiene, son los mejores -por supuesto-). Un poco más adelante, por la misma calle encontramos un muro expositor, casi como un monumento a las cervezas, donde tienen expuestas varios cientos de botellas de esta grandiosa bebida belga.
Salimos de la cervecería, con la sonrisa en la cara, porque a las 18:00 horas cierran la mayoría de los comercios de la zona, y los autóctonos salen corriendo en sus bicis hacia sus casas. Esto parece raro, pero es así; y más raro aún, cuando no anochece hasta las 23:00!
Nos encaminamos hacia el hostel, para darnos una ducha y hacer la previa del segundo partido de España en el mundial de Brasil, contra Chile. Nos pedimos unas cervezas Jupiler de barril en el bar del hostel, y un par de pizzas, a muy buen precio y muy ricas. Coincidimos con un grupo de chicas chilenas muy majas que nos iban a dar la noche, pues España perdió 2-0 y caímos eliminados del mundial. A dormir con el bajón, para madrugar al día siguiente y dirigirnos a Gante.
El tren entre Brujas y Gante
Nos levantamos a una hora prudente para desayunar y dejar el hostel de Brujas. Nos dirigimos caminando hasta la estación de tren, que está a unos 20 minutos andando, por lo que realmente no merecer la pena coger un bus o taxi si no vas muy cargado con las maletas. Además, hay que cruzar el centro de Brujas y merece la pena un último vistazo.
Tomamos un tren hasta Gante, por 13 € los dos billetes, y en media hora llegamos al destino, amenizados por un chico que toca el ukelele 🙂
La estación de tren de Gante se encuentra en un edificio histórico reconstruido. A continuación, compramos un par de billetes de tranvía para ir hacia el hostel, pues la estación está algo retirada del centro (1,30 € cada billete para un viaje). Para ir al centro se pueden tomar los tranvías número 1 y 24.
Nos bajamos del tranvía en pleno centro de Gante, y en 5 minutos estábamos en el hostel. Y, todo hay que decirlo, ¡qué gran acierto! El hotel de Gante lo reservamos desde Hostelbookers, el Hostel Uppelink, en el centro de Gante, de cuento, en un edificio antiguo restaurado, con bar dentro. 60€ habitación doble con baño compartido. Con vistas al canal y los campanarios de las principales iglesias del centro. Además, el personal del hostel es muy agradable, gente muy joven. El bar del hostel abre a las 16:00 hasta las 22:00, y sirven todo tipo de cerveza belga, a muy buen precio. Con las vistas y la situación que tiene, es un sitio muy recomendable para alojarse y tomar algunas cervezas.
Como hasta las 15:00h no podemos hacer el check-in, dejamos las maletas en el hostel, y nos vamos a recorrer la ciudad, con un mapa que nos da el amigo de recepción.
Qué ver en Gante
¿Dispuestos a conocer lo mejor de Gante?. Pasamos por la Iglesia de San Nicolás, muy bonita por fuera, pero con poco interés en el interior. Un poco más adelante se encuentra el campanario, donde por 6€ puedes subir hasta arriba (nos pareció un poco caro y no subimos). Lo más visitado de Gante es la catedral de San Bavón, en cuyo interior se encuentra un famoso cuadro de Rubens “La adoración del cordero”. La entrada a la catedral es gratis, y merece la pena, estilo gótico con numerosas vidrieras y capillas, y también bajar a la cripta, donde se exponen los tesoros de la catedral. Para ver el cuadro de Rubens, hay que pagar 6€ y hay mucha gente, así que decidimos no entrar a verlo. Hay una réplica en una de las capillas a la derecha del altar mayor.
Tras la visita a la catedral, callejeamos un poco por una de las calles de compras de Gante, y nos encontramos con el Cañón Rojo, que para nosotros no tiene demasiado interés. Muy cerca de aquí, paramos a comer en el Soup Lounge, un local de sopas que recomienda Lonely Planet, y menudo acierto. Un bol de deliciosa sopa con picatostes, pan, fruta y bebida por 6€. Además pillamos una mesita en la puerta, con vistas al canal y ha salido el solete, así que comemos tan agustico.
Continuamos la ruta hasta la zona del Patershol, el antiguo barrio donde vivían los curtidores y algunos monjes, con casitas pequeñas con mucho encanto, actualmente centro gastronómico de la ciudad. Tras atravesar el mini barrio, llegamos al Graveensteen, el castillo y lugar de residencia de los Condes de Flandes. La entrada vale 10€, algo cara en nuestra opinión, pero decidimos entrar, y nos gusta la visita. 4-5 turistas más realizan la visita con nosotros, y la señora que vende los tickets nos da una mini-guía en español. Dentro hay una exposición de armas de la Edad Media, y también instrumentos de tortura (muy tétrico todo). Lo mejor sin duda son las vistas desde lo alto de la torre principal, donde se pueden divisar las torres de las iglesias de Gante, y los tejados de las casas. Tras una horita subiendo y bajando escalones por el castillo, caminamos hasta la Vrijdag Markt, donde se realiza los viernes un mercado, y que contiene un edificio precioso estilo Art Nouveau, el que fue el primer hospital de la ciudad.
Va siendo hora de ir al hostel a hacer el check-in, y de camino pasamos por la antigua lonja de la carne, un edificio ahora moderno reconvertido en una especie de mercado-restaurante, con jamones colgando del techo, y también pasamos por la lonja del pescado, que contiene la oficina de turismo y un restaurante cuya terraza ofrece unas vistas únicas del canal, los puentes y las iglesias. Bajando unas escaleras justo al lado de la puerta de la oficina de turismo, llegas a una pasarela, desde donde se pueden admirar las vistas.
Hacemos el check-in con el simpático recepcionista, nos da la llave de la habitación (hay que subir unas cuantas escaleras), muy chula, no muy grande, con dos camas en litera (nos habría gustado más sin litera, pero ninguna queja del hostel), y después de darnos una ducha nos bajamos a tomar una cerveza al bar del hostel, donde desde el comedor tenemos unas vistas increíbles de la ciudad. Recomendable 100%!!! Queríamos reservarla para catarla en Bruselas pero le toca el turno a la Delirium Tremens. Mientras la disfrutamos, echamos un vistazo al mapa-guía que nos ha dado el chico de recepción, con toda la oferta de pubs, restaurantes…. modo no-turístico, y nos echamos a la calle a disfrutarlos. El primero de ellos está muy cerca, el Het Spijke, situado en un antiguo granero en uno de los edificios más antiguos de la zona, con una terraza delantera, y otra pequeña que da al canal. Tienen muy buena música y nos quedamos un buen rato allí tan a gusto.
Menudo ambientazo que hay en la ciudad! Nos encanta.
Esta noche tras la cena, continuamos engordando nuestra lista de cerveza belga en un local curioso y con buen ambiente que recomienda Lonely Planet, el Hotsy Totsy, muy cerca del hotel, y después, una tanda de fotos nocturnas del canal y la ciudad iluminada.
Seguro que volveremos a esta ciudad en algún momento.
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2 comentarios en “Qué ver en Brujas y Gante. Las ciudades más bonitas de Bélgica”
muy interesante ,esclarecedor por la informacion que nos ofrecen…gracias
Gracias Isa por inaugurar nuestra sección de viajes a Bélgica de una manera tan atractiva. Viajar en tren es siempre agradable y en este país resultó una gozada por lo que veo. Conocí Brujas hace un tiempo y me fascinó, Gante ya es otra de mis “ciudades pendientes” por tu culpa. Y a ver si te animas con un par de buenos past en cervezefilos, veo que dejasteis pocas por catar! Como toca… Fotazas!