Tras la visita de las ciudades de Brujas y Gante que nos habían encantado, nuestro próximo destino era la capital Bruselas. Por delante, la visita de la ciudad para después tomar de nuevo el tren y conocer lo imprescindible de Amberes, la que completaba nuestro particular póker de ases en el viaje por Bélgica. Viajar en tren por el país es la mejor manera de conocerlo y hasta ahora todo iba rodado. ¿Os animáis a que os contemos de primera mano qué ver en Bruselas y Amberes? Seguid leyendo.
Qué ver en Bruselas y Amberes
El tren entre Gante y Bruselas
Para Bruselas, dejamos el fin de semana y nos alojamos en un hotel Low Cost, el Max Hotel, por 120 € las 2 noches, en ubicación muy céntrica, a 10 minutos a pie de la estación central de tren y de la Grand Place. Tras hacer el check in en una máquina (el hotel no tiene personal, salvo una persona de limpieza y otra a modo de auxiliar para resolver todas las dudas). Tampoco tiene bar. Solamente hay una especie de comedor en la primera planta, con wifi y máquinas expendedoras.
Después de acomodarnos, salimos a hacer ruta por el centro de la ciudad: Grand Place, Catedral, Museo de la cerveza (no nos gustó nada,un timo por 5€ por persona, con una birra gratis que no se la beben ni ellos), almuerzo rápido, Museo del cómic (muy recomendable, más si eres un entusiasta de este género, pues está muy bien explicada la historia y los distintos movimientos y tipos de cómic). Bruselas es una ciudad extraña, pues por un lado parece que quiere conservar sus signos de identidad (arquitectura medieval y gusto por la buena cerveza), y por otro lado, no paras de toparte con inmensos edificios de cristales, que parece más bien que han quedado en un intento de modernizar la ciudad, pero eso, un intento.
Después nos dirigimos a ver el Maneken Pis, y para lo mejor de su visita, es un puesto de gofres que hay justo enfrente de la diminuta figura infectada de turistas. Dado el éxito de la mini estatua han hecho un par más,a las que no fuimos, preferimos dedicar el tiempo a otras cosas, a nuestro parecer, más interesantes. Una parada obligatoria para dos amantes de la cerveza como nosotros, y casi a modo de peregrinaje era el Delirium Café, y aunque está lleno de gente y casi han convertido ese edificio y los alrededores en una mini ciudad para turistas, merece la pena. Unos 20 grifos cada uno con un tipo de cerveza diferente. Allí probamos la Delirium Tremens de barril. El sitio en sí está muy chulo decorado, la música es buena, aunque hay que estar atento porque puede ser complicado encontrar mesa. Después y continuando con nuestra peregrinación de locales míticos de cerveza, paramos en otra cervecería “A la Mort Subite”, donde probamos la cerveza del mismo nombre, la mía la que tiene un toque de frambuesa (por cambiar, sigo prefiriendo la normal)
Va siendo la hora de cenar, aunque sigue siendo muy raro que haya tanta luz a estas horas. Consultamos la Lonely Planet, ya que nos apetecía una cena un poco más “especial”, y decidimos ir a un restaurante llamado “le cercle des vouyeaurs”, demasiado caro en nuestra opinión para lo que ofrece. Volvemos al hotel cansados del pateo del día entero, y sigue sin ser de noche. Creemos que no vamos a ver Bruselas iluminada.
Qué ver en Bruselas
Al día siguiente, marcamos ruta por el barrio europeo (Comisión, parlamento, etc.). Realmente, merece la pena el paseo por los barrios de alrededor, pues hay un ambiente multicultural increíble, y siempre te encontrarás con algo interesante (mercado, música en directo, pasacalles, etc.). Los fines de semana no se pueden visitar los edificios, están cerrados al público.
De lo más bonito de la ciudad, quizá se encuentre en el paseo hasta el Parque del Cincuentenario, pasando por la zona del Parque del Palacio Real. La Plaza Sabon, el imponente edificio del Palacio de la Justicia con la enorme cúpula dorada, y el mirador que hay al lado desde donde se puede disfrutar de las vistas de la ciudad.
El parque del cincuentenario es una extensión verde enorme, donde disfrutar del sol (hemos tenido suerte), y la gente se reúne con los amigos para hacer picnics y beber vino. Además, coincidimos con un festival de música al aire libre, gratuito, con 3 escenarios, dentro del parque, por ser el día internacional de la música. afortunados nosotros!!! allí pasamos unas cuantas horas tirados en el césped disfrutando de los conciertos en el parque del cincuentenario, bailando a ritmo de batukada con el arco del triunfo de fondo…. una pasada!!! Aunque es una gran caminata! Los belgas llenan las plazas y los parques cuando hay eventos de estas características.
Por la noche, salimos a la zona de Sainte Catherine donde hay multitud de locales especializados en cocinar pescado y marisco y cenamos algo típico de la zona: mejillones y ternera con salsa de cerveza (como no!). Queríamos haber ido al Atomium, pero está lejillos, nos da pereza y la caminata de hoy nos ha dejado para el arrastre…. así que para la siguiente!
Al día siguiente, hacemos el check out en la maquinita, y de nuevo al tren, esta vez hacia Amberes.
Tip: Una escapada muy cercana a Bruselas y que seguro que agradecerás si te gusta huir de la gran ciudad es la visita de Lovaina. La ciudad cuenta con un ambiente universitario envidiable y seguro que probarás algunas de las mejores cervezas belgas… |
La ruta en tren entre Bruselas y Amberes
Un último paseo por Bruselas hasta la Estación Central, donde cogeremos el tren hasta Amberes. Nada más llegar sale uno a los 15 minutos (hay unos 2-3 cada hora), y cuesta 7,30 por persona. En unos 40 minutos llegamos a nuestro destino (muy eficaz la red de trenes belga). Nada más bajarnos del tren, alucinamos con el edificio de la estación, y parece que no somos los únicos. Hay un montón de pasajeros con maletas haciendo fotos al imponente edificio!!
Damos un paseo hasta el hostel (aunque hay metro y tranvías que nos dejan muy cerca). Nuestro alojamiento de hoy no tiene pérdida. Justo justo al lado de la catedral, el Hotel Postiljon, reservado desde la web de Hostelbookers, habitación doble con baño compartido 50€ la noche. No podíamos estar mejor situados, de hecho tras hacer el check-in subimos a nuestra habitación y tenemos justo enfrente de nuestra ventana una de las vidrieras de la catedral. Nos encanta!!!
Mientras limpian la habitación, ya que hemos llegado antes de la hora del check-in (muy amable la chica por dejarnos entrar antes), bajamos a tomar una cerveza justo en el bar de al lado, en una terraza adorable, con vistas a la torre de la catedral a celebrar nuestra elección. Después iniciamos la ruta por la ciudad.
La visita de Amberes es uno de los imprescindibles en cualquier viaje a Bélgica. La idea era comenzar por la catedral, muy bonita por fuera, estilo gótico con muchas vidrieras, pero cuando vamos a entrar hay cola, y vemos que vale 6€ la entrada! Nos parece demasiado caro, por mucho cuadro de Rubens que tenga dentro, así que no entramos.
Al lado de la catedral está la Plaza del Stadhuis (Ayuntamiento), donde están preparando unas pantallas gigantes y barras para ver el partido de la selección Belga contra Rusia (menudo despliegue!), continuamos hasta la zona del rio, donde hay un mirador con vistas estupendas de la catedral y su enorme campanario.
Continuamos hasta el “castillo” (que es poco más que una puerta) y un paseo por la orilla del río muy agradable, hace solecito y se está muy a gusto en esta ciudad.
La Iglesia de San Pablo (Pauluskerk) nos sorprende muy gratamente, ya que en Lonely Planet apenas dicen nada de ella, y nos gusta mucho. Para empezar en el jardín tienen como una especie de capilla al aire libre, con varias esculturas dispuestas en diferentes alturas, como si estuvieran encima de una cueva…. La iglesia en sí es preciosa, los confesionarios están tallados en madera, cada uno diferente, con esculturas a tamaño real. También hay varios cuadros de Rubens ( y la entrada es gratuita). Por 0,50€ compramos un folleto donde explican muy por encima los cuadros y esculturas que hay.
Continuamos la ruta hasta la Iglesia de San Antonio, y de camino nos cruzamos con una especie de rastrillo-festival muy divertido, con música en directo, puestos de ropa de segunda mano y utensilios de todo tipo, barras con camareros haciendo mojitos, y hasta un concierto de una banda de abuelillos!!! Este país nos tiene enganchados 🙂
Nos perdemos un rato por este mercadillo, y al llegar a la Iglesia nos decepciona un poco, además está cerrada, por lo que continuamos hasta la de St Jakob, que también está cerrada, es lo que tiene venir en Domingo. Callejeamos un rato largo, por las calles de la zona antigua de Amberes, y hacemos parada técnica en el hotel para darnos una ducha y descansar un ratín.
Tooooooooda la ciudad está en la plaza del Ayuntamiento viendo el partido Bélgica-Rusia, así que, después de dar una vueltecilla por allí y ver el ambiente, nos damos un paseo por la ciudad a buscar una terracita donde tomar una cerveza. De casualidad encontramos un bar muy chulo, con una terraza en un parque, justo lo que buscábamos! En el “In de Gloria” (Grote Koraalberg), vemos la segunda parte del partido. Ha ganado Bélgica así que los tenemos contentos 🙂
Va siendo hora de cenar, así que paseamos en busca de algún sitio para zamparnos unos mejillones, ya que es nuestra última noche en Bélgica, y son típicos. Aunque son todos turísticos, los restaurantes de la zona de la catedral son muy chulos, y no están mal de precio (a diferencia de lo que hemos visto en Bruselas). Elegimos uno cerca de la plaza del Ayuntamiento con muy buena pinta y una camarera muy amable. Pedimos sopa de tomate, unos mejillones y un plato de pasta y madre mia! Traen una olla con 2-3kg de mejillones y un plato de pasta para 2-3 personas! Todo esto y unas cervezas por 40€, menudo cenote!!!
Para bajar la comida damos un último paseo por las callejuelas de la zona antigua. En el bar de abajo están dando un concierto, vemos un ratito y a dormir. Los belgas siguen de fiestón (no sé que pasará si ganan el mundial…)
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