Tras aprender a que nuestra foto quede con la correcta exposición en las nociones I, nociones II y nociones III (Apertura, Tiempo e ISO), conseguir aumentar o disminuir la profundidad de campo (en nociones IV) según el efecto que pretendamos en nuestra imagen (de nuevo jugando con la apertura) y por fin llegar incluso a conocer como y donde medir la luz de nuestra escena para una correcta exposición y variar la zona que queremos enfocar (nociones V)… ya nos van quedando menos cositas. Algo que a priori opinaba es muy personal, pues siempre he pensado que la composición de nuestra foto, es decir, donde ponemos el motivo principal, donde cortamos el horizonte…, termina como nosotros queramos, no es tan así cuando aprendes alguna regla básica de composición. Y es verdad que cuando adquieres la costumbre de usar estas pocas reglas a la hora de componer tu fotografía, los resultados son mucho más satisfactorios y desde luego más espectaculares.
La regla de los tercios
Y en definitiva la composición no es más que la situación de los objetos en la escena de una fotografía, buscando una mejor vista y armonía entre los mismos. Ello incluye por supuesto aprender según lo que pretendamos en añadir o eliminar elementos de nuestra escena. La regla básica es la regla de los tercios (y ya os digo que no tiene nada que ver con la Estrella Levante…). A modo de curiosidad, la regla viene de muchos siglos atrás y se basa en “la regla Aúrea” también conocida como “divina proporción” o número de oro, atribuido en última instancia a Leonardo da Vinci (casi nada). Y la regla de los tercios lo que viene a aplicar es esta regla aúrea de la divina proporción a la fotografía, de modo que si aproximamos los objetos más importantes de nuestra escena a la sección aúrea obtendremos una imagen más llamativa y equilibrada.
La mayoría de las cámaras, compactas incluidas, tienen estas líneas visibles en el display (la pantallita) y para que aparezcan si no están sólo tenemos que buscar su visualización en nuestro menú. El acostumbrarnos a tenerlas visibles ayudará a que nuestra composición sea más sencilla y vistosa. Lo que hacemos realmente es dividir el espacio de la foto tanto vertical como horizontalmente en tercios, haciendo que los elementos más importantes se ajusten en los tercios. Recordar que no siempre seguiremos esta regla básica, en ocasiones una foto con una perfecta simetría es una buena foto… (a mi me lo vais a decir, todo un fan de la simetría…)
Al igual que nos sirve para colocar nuestros objetos nos ayudará a que el horizonte se mantenga recto (¿hay algo peor que un mar cayendo hacia un lado en nuestra foto?) y lo colocaremos según nuestra intención: si queremos simetría, caerá justo en el centro, si buscamos una mayor importancia en el suelo, lo colocaremos en el tercio superior y si, al contrario, queremos dar mayor importancia al cielo, ajustamos el horizonte en el tercio inferior.
La aplicación de la regla de los tercios nos permite descentrar los objetos horizontalmente. Esto lo podemos ver continuamente aplicado en el cine. Fíjate en las películas que las personas nunca aparecen centradas, sino en un tercio u otro. Se nos puede plantear la duda de si es mejor ajustar un sujeto a un tercio izquierdo o derecho, superior o inferior. Al descentrar un objeto hay que tener muy en cuenta qué está haciendo el sujeto. Si por ejemplo el sujeto es una persona trataremos de acompañar su mirada y dejar espacio hacia la zona donde mira. Igualmente, si el sujeto es un objeto en movimiento (p.ej. un coche) suele ser mejor dejar el espacio libre hacia donde se dirige el sujeto. Esto le da más sensación de movimiento y profundidad a la foto. Todo depende de la sensación que queramos transmitir.
En la intersección de nuestras líneas imaginarias situaremos los puntos fuertes de nuestra escena. Imaginar por ejemplo la fotografía de un caballo en posición estática y queremos hacer una foto de todo el animal. La cabeza debería quedar situada como el punto fuerte en una de las intersecciones superiores, derecha o izquierda, dependiendo hacia donde esté mirando el bicho…
Y si todavía os parecen poco útiles, probar siempre a colocar los ojos del motivo en vuestros retratos siguiendo la línea superior de las horizontales y veréis como aparecen más llamativos.
Igualmente importante es la proporción de los objetos que estamos fotografiando, seguro que recordáis una escena donde en una inmensa catedral, nuestro querido acompañante se pierde en la escena como un reducido punto irreconocible. Siempre será mejor tener a la persona cerca de ti, encuadrarla bien, que se le distinga, y ajustar el monumento al fondo, aunque se corte el monumento ligeramente o no se vea en todo su esplendor. Así que si una persona y un monumento no son compatibles en una misma fotografía, entonces haz dos fotografías distintas.
Otro aspecto importante es la altura desde la que estáis haciendo la fotografía, un elemento más de la composición, y la misma fotografía puede variar mucho en función de la altura desde la que que disparamos, así que hay que acostumbrarse a agacharse o, ¿por que no? subirse a algún sitio si la foto lo merece.
La orientación de la fotografía
Y por último, la orientación de nuestras fotografías: En la mayoría de los paisajes utilizo el formato horizontal, ya que es el que más se adapta en estas condiciones, permitiendo mostrar tanto el cielo como la tierra. El formato horizontal o apaisado da más sensación de asentamiento y resulta muy natural. Eso no significa que todos los paisajes tengan que ir en horizontal. También podemos utilizar una orientación vertical para darle más profundidad a la escena o para incluir un objeto en un primer plano. En retratos se suele utilizar el formato vertical porque éste se adapta mejor a la forma alargada del cuerpo y de la cara.
Y si os parece poco… empezar a probar, ya sabéis, si hay que tirarse al suelo, subirse a una silla, moverse hasta encontrar el encuadre o la composición adecuada, pues a ello, nunca dije que resultara fácil tirar una buena foto…
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10 comentarios en “La composición en fotografía”
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Haraganes?… Casi mato a mis padres por Toledo de desesperación…
Abre diafragma, cierra un poco, dale tiempo… leche!!, me ha salido movida… saca el trípode… Ah! Y casi din tocar la ISO que si no…..
Paciencia les ha dado Dios….
Eso si, tengo que decir que tras muchos intentos me gustan mas algunas fotos mías en modo M que las automáticas…
Gracias maestro (Bau). 😉
Se aplica a la persona que no quiere trabajar o no cumple con su trabajo por pereza o falta de atención e interés. gandul, holgazán, vago… Seguro q piensas mas y mejor que tu cámara!
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Te diré que me quedé empezando el tercero… No vayas tan rápido!
Dentro de poco empezamos con el retoque…
Pues no tengo yo claro si aprenderemos algo… ¡pero empeño no falta! Quiero ver vuestras fotos… ¡haraganes!
Pues no tengo yo claro si aprenderemos algo… ¡pero empeño no falta! Quiero ver vuestras fotos… ¡haraganes!