Lección de vida, lecciones de viaje

Todos los martes desde hace más de ocho años, llevamos compartiendo nuevos diarios de viaje. Ningún martes faltamos a este compromiso, ¡menuda obsesión!. A nosotros nos gusta llamarlo pasión… Pero hoy no tocaba uno de esas bitácoras cargada de recomendaciones. ¿O tal vez si? Desde luego una lección os llevareis si seguís leyendo, una lección como la que yo he tenido la suerte de recibir, una lección de vida.

Y es que la vida debe vivirse como una pasión y viajar puede convertirse en una pasión añadida a la vida. De la mezcla de las dos nace viajefilos, de la pasión sin medida por la vida y el viaje como su complemento. Hay gente que no comparte esa afición por viajar de una manera tan desaforada y es entendible. Lo que no se puede entender es no vivir con toda la pasión que exige la propia vida. Ya lo de combinar ambas pasiones va, como se dice, por barrios. Y el maestro en esto de combinar las dos pasiones lo tuvimos: Jaume García González. Lo tuvimos y lo tenemos.

Jaume bajo el agua

Viajefilos lo soñé, pero no lo soñé solo. Mucha gente ha soñado conmigo en este viaje. Carmen por supuesto, más de la mitad de esta aventura. Y muchos más, muchos de los que escribís y compartís aquí vuestros mejores momentos y muchos de los que sin hacerlo, nos preguntáis, nos seguís, nos leéis. Pero si hay alguien que lo soñó conmigo y que se volcó en empujarme a crearlo, alimentarlo, mimarlo… fue él, Jaume. Nadie como Jaume sabía vivir con más pasión, y nadie como Jaume sabía de viajar “con todo”.

Con él aprendimos lo bonito que puede resultar un amanecer, si, un amanecer. Incluso esos que te obligan a levantarte a las dos de la madrugada en Sri Lanka para alcanzar el pico de Adam, solo por ver nacer el sol desde su cima un día más. Aunque eso suponga un terrible esfuerzo. Cuanto nos costó esa cumbre ¿eh amigo? Y si le sumas que tuviste que dormir abrazado a “una ratita”.

Jaume en China

También aprendimos a programar nuestros viajes, a leer de viajes. Si, ¡leer! No conoceréis a nadie capaz de devorar tanta información antes de partir. Las comidas, los detalles de sus monumentos y visitas, la bibliografía de sus personajes, las tradiciones… todo cuanto fuera posible para mejorar esos días fuera y todo cuanto pudiera compartir para enseñarnos a disfrutarlos. Te acuerdas Jaume de los cabreos que pillabas porque “no íbamos leídos”. “Claro, es que no leéis”, decías. Cuanto aprendimos contigo. Que guías de viaje nos preparabas, no era difícil aprender, que fácil lo ponías. En serio, si queréis visitar un lugar, conocer, más que visitar, no os perdáis ni una línea de lo que nos escribió en viajefilos. En el Caúcaso, en Israel, en Corea, en Sudáfrica, en Uganda… nunca dejaba su libreta de viaje quieta.Jaume en Atacama

Aprendimos aquello de que viajar no era caro, que el mejor hostel, esos que tanto te gustaban, eran mucho más baratos y mucho mejores. Que eran los mejores lugares donde dormir y pasar el mejor de los ratos después de una jornada de viaje, rodeado de más viajeros. Más jóvenes, si, tal vez más jóvenes, pero mucho mejor, nos gustaba estar rodeados de esa nueva savia y a ellos, de nosotros.

Sobre todo de ti. Nos enseñaste como eras capaz de meterte en el bolsillo a cuanta gente te rodeaba en el viaje, a cuanta gente tenía la suerte de tropezar contigo. Era imposible que cerraras la boca y fuera lo que fuese que dijeras, siempre era bienvenido y en pocos minutos habías ganado un nuevo puñado de amigos. Jóvenes o viejos. Amigos que nos ayudaban y a los que nos gustaba ayudar. Cuantas veces has corregido la ruta de otros viajeros que no habían leído lo que tú.

Y como nos enseñaste a montar una fiesta de la nada. Cuantos momentazos maquinaste. Todos los que tuvimos la suerte de aquel Sri Lanka contigo, todavía nos preguntamos cómo conseguiste que montáramos la mejor fiesta de disfraces que recuerdo con lo que arrastrábamos en nuestras mochilas desde nuestra partida, dos semanas antes. Increíble, como surgieron el delfin o la ballena, la cebra o el tigre… y como hiciste de nuevo esa magia que convirtió nuestra última noche de viaje, la que podía ser la más triste, en la mejor. Y como sabías mejor que nadie que las avispas de Sigiriya eran un peligro real, mucho antes de que pasara lo que pasó. ¡Si es que lo habías leído! Que hubiéramos hecho sin tu botiquín…

Jaume en Sudafrica

Contigo se aprendía en cada paso, en cada kilómetro, en cada momento. Aprendimos a organizar cuarenta y cinco días de viaje cruzando media Asia con todo atado y sin que fallara ni un solo minuto el plan trazado. ¡Que capacidad!. Discutí contigo tantas veces que, aún hoy, me fastidia que tuvieras razón. Que tres meses más tarde de nuestra reserva, estaría nuestro coche dispuesto para cruzar la frontera con Kirguistán en Sary Tash y estaba; que el horario de los buses para llegar a Ulán Bator aconsejaba comprar el asiento muchas semanas antes y lo conseguías. Capaz de reservar un restaurante en Chiang Mai para un cumpleaños con meses de antelación y ¡vaya cumpleaños! Montar un gran Pekín Expres en la ciudad cargado de risas corriendo por la vieja ciudad era coser y cantar para ti. Nadie sabe montar un viaje como tú lo hacías. Si es que cruzar Europa siguiendo la ruta del Orient Expres y visitar más de 20 ciudades en tren, ¿no debe ser fácil de organizar?. Pero lo hacías, ¡que pasión!. Tan inusitada y enfermiza que hasta el pobre Jaime Rojas todavía se acordará de ti y tus mails desde Guatemala.

Aprendimos a mezclarnos sin miedo con la gente del lugar por el que pasábamos, a pecho descubierto, con tu mejor arma, tu sonrisa. Te daba igual India, China o Colombia. El idioma nunca fue un problema. “All the people here” (bueno tampoco es que sonara así cuando lo decías…) y te sobraba para convencer a todo el personal y los clientes de una pastelería en Andijan para que se pusieran en la foto. Fotos que no terminaban de cuadrarte pero que aguantabas sonriendo. Cuantas sonrisas has regalado y como todo el mundo ha sabido que eran sinceras.

Jaume en Uganda

Supimos que eras un tipo de bien, que te asustabas como todos pero que perdonabas como nadie. ¿Recuerdas ese incidente en un bus público en Rusia? Ruskie, ruskie… y te llevaste la peor parte. Un golpe de un pobre borracho cuyo dolor te duro lo justo para que después fuera la mejor de las anécdotas y la que más risas nos ha traído tanto tiempo.

Aprendí que lo compartido sabe doble. Nuestro lema, ese que las chicas, de risa, nos recuerdan que no, que sabe mitad. Pero no saben que dicen. A ti te enseñaron que sabe dos veces y supiste enseñárnoslo. Que grande eres enseñando. Tener poco te enseño lo importante que era recibir y tu generosidad infinita supo cómo aplicarlo en tu vida como un lema, en todo lo que hacías y por supuesto en tus viajes.

Pero si hay algo que supiste enseñarnos, es la verdad del amor. El querer no podía ser más fácil para ti. Por tu familia, por tus amigos, por tus compañeros… pero el que realmente no tenía parangón: El amor que sentías y derrochabas por Pedro. Ni eras capaz de esconderlo ni nunca lo pretendiste. ¡Que barbaridad tete! Que manera de buscar un rato para los dos, como veíamos que os escaqueabais del grupo tan solo unos minutos en el viaje y sabíamos que os hacían falta. Como nos gustaba saberlo, como nos gustaba que lo hicierais, como no dejaba de sorprendernos. Un rato a solas y volvíais cargados de nuevo para soportar reproches y quejas, las pocas que pudieran surgir, del grupo. Que bien se os daba buscaros, y que fácil os encontrabais.

Jaume en Bolivia

Y cuantas cosas más nos enseñaste. A que sabe el buen caviar en Novosibirsk, a que huelen las especias en Mahabalipuram, dónde se come buen kimchi (si, ya se que no te gustó), donde se bebe el mejor spritz, ese de tu querida Venecia… ¡Que máquina tenías en esa cabeza y que grande era ese corazón!

El otro día, cuando comenzaste ese nuevo viaje, me preguntaba una y otra vez cómo recordarte, cómo hacer para no olvidarte. Muy pronto di con la respuesta: no puedo olvidarte mientras siga viajando, mientras siga viviendo. Me lo has enseñado todo, me has enseñado lo mejor, me has enseñado a vivir. La mejor de tus lecciones, toda una lección de vida.

Hoy es Martes, tu ya sabes que pasa los martes… ¿A donde nos vas a llevar en el próximo viaje?

Seguro que a algún lugar donde sonríes. Pero ya lo sabes, para volver a volar necesitamos tus alas.

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32 comentarios en “Lección de vida, lecciones de viaje”

  1. Tu jose Luis sabias de su valía. Solo de tu corazón, la estima, el respeto y el amor se puede expresar y semblar a Jaume ….. Ya no nos podrá “embarcar y embaucar “ en un viaje y aún si “él” nos guiará para saber dónde ir y disfrutar.

    Gracias Bau, gracias Jau

    1. Se me ocurren mil formas y maneras de explicar como era Jaume para mi y aún así no encontraré nunca las más adecuadas. Su huella quedará para siempre en nuestros corazones y hay que seguir viviendo con ello, al menos nos queda ese recuerdo, su sonrisa. Estoy seguro que va a dar para tantos momentos que nunca dejará de venir adonde vayamos. Cuenta con ello.

  2. Piedad Real Puerto

    Yo tuve la gran suerte de conocer a Jaime hace muchos años ya ,era ,es y será una persona especial y maravillosa, gracias por compartir esta gran historia .

  3. asuncion salazar rodriguez

    Nunca viajé con Jaume; de hecho ni siquiera lo conocí en persona. Pero desde que tuve referencias de su persona, de su forma de organizar y disfrutar de los viajes, se convirtió para mi en un referente y modelo para esta tarea. Gracias a él me atrevi a organizar “por mi cuenta” el viaje soñado de mi vida: “Hurtigruten el viaje por mar más bello del mundo”.
    El diario de este viaje que espero pueda ser publicado pronto está dedicado a él y a todos los que le amaron

  4. Me has emocionado Bau, que bonitas palabras para una gran persona que trasmitía luz a todo el que estuviera a su alrededor. Esa luz no se apagará mientras viva en nuestro recuerdo . Mucho ánimo .

  5. Muchas gracias Jose Luis por tu capacidad para describir a Jaume y por hacernos más fácil este momento de nuestro viaje de la vida. Gracias a todos los VIAJEFILOS, por vuestro corazón bueno, acogedor y generoso, y vuestra mente abierta, universal, y al servicio de los demás.

  6. Me has emocionado, Jose Luis. Habéis tenido una gran suerte de haber podido disfrutar de tantos buenos momentos (y otros no tan buenos). Apenas lo conocí y enseguida me di cuenta de que era una de esas personas que te gusta tener a tu lado porque te alegra el día. ¡Un abrazo enorme!

  7. Me ha encantado porque se lo merecía todo y se ganaba la amistad con solo mirarlo.y vosotros viajefilos sois un buen equipo y buena gente un abrazo para todos y en especial para el ángel que acaba de subir al cielo

  8. Una experiencia de vida apasionante. Mención especial para Pedro, gran cuidador hasta el final del viaje. Mucho ánimo y fuerza para la familia. Adiós, Jaume

  9. Cuánto nos ha enseñado……solo va a existir en este mundo una persona tan especial como el!!!!
    El mejor post para el mejor!!
    Viaja y vuela alto!!!!
    Adiós Jaume!!!

  10. Maravilloso post J. L. Bauset, agradecido por mostrarnos a conocer algo más a nuestro gran compañero JAUME!! Para los que lo conocimos lo aromatiza y endulza un poco más y para el que no lo conoció se puede imaginar que gran SER nos regaló la vida.

  11. Bau en estas palabras has plasmado todos los sentimientos que nos generaba esta gran persona, ánimo para superar su pérdida y sabes que todos los que te queremos estamos para ayudarte en este objetivo. Un abrazo

  12. Qué bonito post y qué gran homenaje!! Cuánto mundo conoció y nos hizo conocer con sus diarios!! Gracias por todo Jaume!! Te echaremos mucho de menos!!

  13. Un post maravilloso, igual que él!
    Muy emotivo, muy sincero y muy cierto! Solo se pueden tener bonitos recuerdos de Jaume, un abrazo grande a todos!

  14. Lo mejor? Tu forma de querer, tu sonrisa, tus ganas…Qué suerte haberte conocido, haberte compartido. Precioso artículo para una preciosa persona. No mereces menos

  15. Qué bonito! Qué de verdades. Yo nunca viajé con Jau. Pero todo lo que describes, se puede trasladar a la vida ” normal”. Es simplemente una actitud, una manera de ser que lo impregna todo en su vida, aunque no esté de viaje. Así es. Mucho que seguir aprendiendo. Gracias Jaume por esas lecciones.
    Gracias Bau por emocionarme recordándolas.

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