Siempre que podemos nos escapamos a Irlanda. Es la ventaja de tener buenos amigos y alojamiento en Cork. Organizamos aquella escapada de cinco días con la intención de escribir acerca de qué ver en Cork y alrededores.
No son pocos los atractivos de la ciudad y ya teníamos un post completo con las 12 mejores visitas de Cork. Esta vez queríamos ir más allá y visitar otros lugares emblemáticos y cercanos a Cork. Uno sería la destilería de Jameson en Midleton. También quisimos acercarnos a la historia más reciente del país en Cobh, aquella ciudad portuaria desde donde partieron millones de inmigrantes irlandeses hacia Estados Unidos.
Qué ver en Cork y alrededores
Cómo llegar a Cork desde Alicante
Tan solo 24 horas después de que el huracán Ophelia hubiera tenido el deseo de cruzar Irlanda de sur a norte, aterrizábamos en Cork. El caprichoso fenómeno meteorológico, al que no estábamos nada acostumbrados en Europa había mantenido en jaque Irlanda durante 24 horas y nuestro vuelo peligró hasta el último momento…
Aer Lingus y Ryanair ofrece varios vuelos semanales que conectan Alicante con la ciudad del sur irlandés, y esas tres horas de vuelo, facilitaban todavía más una buena escapada a Cork. Viajar a casa de alguien en el extranjero, modifica cualquier plan de viaje al uso, te dejas llevar, tal vez planificas menos la ruta y desde luego, el destino es lo menos importante. Con estas premisas de incertidumbre, emprendíamos aquellos próximos cinco días para conocer los alrededores de Cork.
Hacia ya al menos tres años de nuestra anterior estancia en Irlanda. Fueron dos buenos meses en los que aprovechamos para hacer un curso de inglés en Dublin, una inmersión al inglés en toda regla, y dos meses en los que no dejamos ni un rincón de la isla por recorrer.
Nuestros fines de semana libres eran así empleados y emprendimos durante aquel tiempo bonitas rutas en todos los sentidos. Belfast y el norte, Galway y los acantilados, Killarney y el anillo de Kerry o las cercanas costas a Dublin, eran lugares más o menos conocidos, así que esta vez la ruta no la marcaríamos nosotros.
La visita de la destilería de Jameson en Midleton
Aquel primer día en que pretendimos salir a hacer alguna ruta de trekking, diluviaba. Una buena opción fue la visita de la destilería de Jameson en Midleton, el famoso wiskhy irlandés. El precio del recorrido: 20 €.
Fundada en 1780, desde sus comienzos destacó por la inversión en mejorar la calidad del producto final. El lema de la empresa, impreso en todas sus botellas, “sin miedo”, habla del espíritu emprendedor de John Jameson.
El recorrido por la vieja destilería Jameson nos lleva por todas las etapas de la elaboración: el almacenamiento del grano de cebada, su germinación y malteado, la molienda y maceración, hasta la fermentación y destilación. Esta etapa final en la que se separa el alcohol y el agua en los tradicionales y enormes Pot Stills de cobre, es la que da la calidad del Jameson, tras pasar por tres destilaciones consecutivas que aumentan la calidad del mismo. El envejecimiento final corresponde a los toneles de roble, en los que se mantiene hasta 18 años.
Lo peor, toda la visita fue en inglés, inglés de Irlanda a toda velocidad… Comimos allí mismo, en mi caso una magnífica hamburguesa cocinada con el propio whiskey.
Visita de la destilería de Jameson
Cobh, la antigua ciudad de Queenstown
Aprovechamos otro de los lluviosos días de Irlanda para dar una vuelta, sin muchas pretensiones por la bahía de Cork y alguna de las islas de su interior. Llegamos en concreto hasta Cobh, antigua Queenstown, la bonita ciudad costera en la que hizo su última escala en tierra el malogrado Titanic.
Cuenta con un museo sobre la historia del coloso pero que no llegamos a visitar. Desde aquí partieron multitud de emigrantes irlandeses en busca del sueño americano, 2.5 millones de personas de los seis millones de irlandeses que salieron en los 100 años de hambruna más duros. Australia, Canadá y Estados Unidos, sus principales destinos.
En el puerto, una estatua de bronce recuerda a Annie Moore, la primera mujer irlandesa que partió en 1892 hacia Ellis Island, con tan solo 15 años. Si visitamos el Cobh Heritage Centre (9.5 € por persona) dedicado a la historia de la ciudad y la masiva migración que desde allí se produjo en los primeros siglos de creación del estado americano. La visita, con audioguía en castellano, resulta interesante.
El tiempo nos empujó de nuevo otro día a buscar alternativas a cubierto. En el puerto y en una enorme nave, el National Kart Centre, NKC, un local donde disfrutar de una divertida carrera de karts. Pasamos un rato de lo más emocionante, aunque alguna costilla quedó maltrecha en el camino…
Los mejores pubs de Cork
Para todo el tiempo, y con el buen clima dándonos la espalda, como corresponde a estos lares, le dedicamos muchos minutos y horas a los pubs de Cork.
Como dice una amiga, los pubs irlandeses son como para quedarse a vivir, y en Cork, como no podía ser de otra manera, los hay por cientos y es casi imposible decidirse por uno como el mejor. Aquí va un listado de algunos que vivimos y en los que no nos hubiera importado echar raíces…
> The Oliver Plunkett, clásico pub siempre lleno y donde se pueden comer los clásicos platos de comida irlandesa como el irish stew. Seguro que si paseas por la famosa calle, no podrás resistir entrar y probar una buena Irish Sout. Allí echamos un buen sábado con la mejor música y unos buenos mejillones con crema al vino blanco…
> Cork Coffee Roasters, una pequeña cafetería donde probar uno de los mejores cafés de la ciudad. El sitio perfecto para parar en la sobremesa y pasar un rato ajeno al frío del exterior.
> English Market, no un pub, se entiende, sino el tradicional mercado inglés con buenos productos a la venta y algunas cafeterías donde hacer un descanso. Aprovechamos uno de los días para comer allí mismo, unas ostras, unas ensaladas, unos bocadillos… productos frescos que compras y comes allí mismo.
El Toons Bridge, frente a la pescadería que venden las ostras a 80 céntimos, es uno de esos lugares donde sentarse. Para el café y un postre, merece la pena subir al primer piso desde donde se obtienen buenas fotos del artesonado y la plaza cubierta del mercado.
> Thomond, otro de los habituales pubs irlandeses. Televisores con deportes por doquier, muchos tiradores de cerveza y una carta a base de fish and chips y hamburguesas. Como en muchos, música en directo por la tarde.
> Arthur Maynes. Aparentemente pequeño y desde luego coqueto, perfecto para cenar. Construido en 1720 y farmacia desde 1826. Carta amplia, vinos y un envidiable ambiente. Terminada la cena, en un simulacro de calle junto al local, Cranelane Theater, puedes seguir con una copa. El nombre Stage Door, para tomar algo y, como siempre, para echar una pinta con buena música.
> Mardyke, un gran local, muy grande, plagado de pantallas donde ver fútbol, carreras de caballos y rugby, de hecho cuenta con una cuidada decoración con dibujos aborígenes y motivos ausies. Lo más difícil, decidir qué televisor quieres seguir…
> Rising Sons Brewery. Precioso pub irlandés presidido por enormes alambiques de cobre, en el que producen sus propias cervezas, galardonadas en numerosos certámenes. Como siempre, imposible decidir en la carta de pintas.
> The Shelbourne Bar, si lo que buscas es tradición y whiskey, este es uno de los pubd más antiguos de Cork y con una carta del preciado licor irlandés totalmente envidiable, dicen que la más larga. La combinación ha resultado dar un lugar verdaderamente entrañable. Algo más alejado del centro y al otro lado del río. Excavando en nuestra memoria y releyendo nuestro anterior diario, aquí habíamos cenado hacía ya muchos años…
> Electric, un gran local de varias plantas junto al río, lo que hace que goce de unas privilegiadas vistas. La atractiva fachada pintada en azul invita a entrar, una vez dentro, comer es una muy buena opción. Le dedicamos un buen aperitivo con ostras y cerveza.
> Sin é, el más clásico de los clásicos (traducido, Adiós, en gaélico). De esos donde los locales tocan sentados en una esquina sus violines y banyos. Están en una esquina y se turnan entre ellos de manera que la música nunca acaba, literalmente, nunca. No creo que falte un minuto de auténtico ambiente irlandés allí dentro. Pasada la fiebre cervecera, tal vez un Jameson con ginger ale.
> Rearden’s, que decir que no hayamos dicho ya de un buen pub irlandés…
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